Una herida en la luna silenciosa

Capítulo 8: Merezco felicidad?

3 meses después…

-Yaaaamiiii!!- exclamó Yugi, mirando con enojo al joven, quien estaba ignorándolo por completo. –Yami, ya, no molestes!-

-Hnmm… muy… cómodo… mucho… sueño- susurró el joven, escondiéndose entre las sábanas.

El asunto en realidad era que Yugi había llegado 15 minutos atrás, con la intención de despertar al joven, pero este al parecer no quería despertar…

-Yami, no me hagas llamar a Kaiba para que venga a despertarte- amenazó el chico.

-Eso estaría… bien… mi… Seto…- murmuró Yami, sonriendo mientras ocultaba su rostro contra la almohada. El rostro de Yugi se puso rojo de furia, de alguna manera iba a hacer que el joven saliera de la cama. Y es que todos los días era lo mismo, la primera vez había tardado una hora para despertar a Yami.

-YAMI, SAL DE LA CAMA AHORA!!- exclamó con todas sus fuerzas. Lo único que logró, sin embargo, fue que Yami le tirara la almohada en el rostro. –Bien, esto es guerra!- gritó, lanzándose a la cama.

-Yugi qué…?- Una almohada en su rostro le cortó sus palabras. Su semblante cambió por uno de furia. Yugi, al verlo, no pudo evitar reír.

-No entiendo por qué es tan gracioso… por si no lo notaste estaba muy tranquilo durmiendo- le dijo con falso reproche.

-Vamos Yami, no seas vago, son las 11 de la mañana! Pero bueno, está bien, si quieres seguir durmiendo no te detendré, aunque tendría que decirle a Kaiba que regrese luego- dijo divertido, esperando la reacción de Yami ante el último comentario.

Esta no se hizo esperar. Yami prácticamente saltó fuera de la cama, empujando a Yugi en el proceso, quien cayó al suelo mirando luego a Yami con enojo. –"Bueno, al menos lo desperté"- Rió con burla mirando al joven correr nervioso de un lado a otro.

Y es que Yami y Kaiba llevaban ya tres meses de ser pareja, así que la sola mención del ojiazul hacía que Yami se pusiera como loco, literalmente…

-Que me pongo! Tengo que bañarme! Ra, por qué no me desperté antes! No puedo hacerlo esperar!- exclamó el joven, paseándose con rapidez alrededor de la habitación. Sin embargo, paró sus acciones al escuchar la risa de Yugi. No… su aibou no se atrevería a… Miró con furia al menor. Ra, el chico de verdad estaba muerto…

Se acercó con furia. –Seto… está… aquí… CIERTO?- preguntó, levantando el tono de voz con cada palabra que pronunciaba.

-Jeje, al fin descubrí la manera de despertarte, mou hitori no boku- contestó el chico. Pero al ver el semblante asesino de Yami, decidió explicar la situación, después de todo aún apreciaba su vida. –En fin, no estoy mintiendo, Kaiba está esperándote abajo- afirmó. Yami lo miró con incredulidad, pero al ver que Yugi no mentía, salió en menos de un segundo del lugar.

-15 minutos, aibou!- exclamó, desapareciendo luego de la vista del menor.

Yugi sonrió. De verdad, Yami había cambiado mucho. Y todo gracias a Kaiba.

Aunque en realidad, no había sido nada fácil. Aún después de haberse convertido en la pareja de Kaiba, Yami había seguido sufriendo. Más de una vez lo habían encontrado cortándose o con los brazos ensangrentados. Y es que cualquier cosa que dijeran, ya fuera Yugi o Kaiba, parecía afectar a Yami.

Pero bueno, eso había sido dos meses atrás, ahora todo parecía estar mejor. Yami ya no tenía pesadillas, y al parecer tampoco estaba triste. Y sobretodo, ya no se cortaba…

Suspiró con melancolía, saliendo luego de la habitación. Bajó las escaleras en silencio, llegando hasta donde estaba Kaiba. Este, al escuchar los pasos del menor, se dio la vuelta.

-15 minutos- susurró Yugi, mostrando una sonrisa. Kaiba asintió, sentándose luego en uno de los sillones.

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-"No lo entiendo"- pensó Yami, mirando al frente con confusión y tristeza. Todos los días hacía lo mismo, se paraba frente al espejo y miraba su figura desnuda. El punto de su atención, eran las cicatrices que cubrían su piel. Miraba cada una, recordando el momento en que las había hecho.

Pero, de verdad no lo entendía. Ra, no tenía ni idea de cuál era la razón.

Por qué Seto lo amaba? Cómo podía amarlo? A él… de todos a él, por qué? Estaba seguro de que ahí afuera había miles de personas mucho mejores que él que querían estar al lado del CEO. Pero… él? De todos… él?

Alejó su mirada del espejo. Seto nunca miraba sus cicatrices… nunca… ya que siempre llevaba una camisa larga, o una chaqueta, y sus pantalones cubrían a la perfección las de sus piernas.

-"Pero están ahí… tal vez si las viera todos los días… tal vez dejaría de amarme…"- se dijo con tristeza. Claro, era bastante obvio, quien querría a un ser lleno de marcas? Además, Seto le había dado todo, y él que le había dado a cambio? Simple, nada… nada…

No podía darle nada… lo único que tenía… era su cuerpo… Un sollozo escapó de su boca. No podía, no podía darle su cuerpo. No le gustaba el sexo, había sido virgen cuando Joey había abusado de él, así que su primera vez no fue la mejor. Era normal que tuviera temor…

-"No lo merezco, Ra, no lo merezco"- se dijo. Miró su rostro, notando algo que antes había pasado desapercibido. No había cicatrices, su rostro estaba… limpio. –"Así no soy yo"- pensó. Cerró sus ojos, creando una imagen en su mente. Los abrió y miró al espejo. Sonrió al ver la imagen frente a él. Era su rostro, pero este estaba cubierto de cicatrices.

Si Kaiba lo viera así, dejaría de amarlo, y eso sería lo mejor. La verdad era que él solo era una carga para el CEO. Lo sabía, pero había decidido ignorar el sentimiento, aún así, ahora entendía que estaba siendo egoísta. Kaiba merecía a alguien mejor.

Abrió una de las gavetas del mueble del baño y sonrió. No sabía cómo pero había logrado conservar el cuchillo que había sido su mejor amigo por mucho tiempo.

Lo tomó con cuidado, llevándolo hasta su mejilla. No podía ser egoísta, no iba a ser una carga para Seto…

-Te amo… de verdad, eres lo mejor que me ha pasado- susurró, llorando con tristeza. No volvería a cortarse, jamás. Esta sería la última vez…

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-Voy a abrir la tienda, Yami debe de bajar en unos minutos- afirmó Yugi, antes de salir del lugar.

Kaiba se quedó en silencio, mirando al vacío. Sus pensamientos se dirigieron hacia Yami. La verdad él no creía que el joven había cambiado. Sí, tal vez tenía tiempo ya sin cortarse, pero, podía ver claramente la tristeza e inseguridad en esos ojos carmesí. Sabía que algo andaba mal, y le desesperaba el saber que Yami estaba sufriendo y que él no sabía cuál era la razón.

Cómo podía hacer feliz a Yami si el joven no era honesto? Acaso aún no le tenía la confianza suficiente? –"Es muy pronto"- se dijo. La verdad, ese día había planeado hacer algo especial… pero ahora que lo pensaba, aún era muy pronto. Y al parecer, lo que Yami necesitaba más en ese momento, era tiempo.

Suspiró, escondiendo su cabeza entre sus manos. Tenía que seguir intentando, no iba a dejar a Yami solo, no otra vez.

-Seto- Levantó el rostro, esperando encontrar a Yami; sin embargo, no había nadie. Miró sus alrededores con confusión, estaba solo. De seguro solo fue su imaginación.

Bajó la mirada nuevamente, solo para levantarla de nuevo al escuchar unos sollozos. Abrió sus ojos en impresión al ver una figura humana recostada a una de las paredes. Era Yami, y estaba llorando, con sus piernas colocadas contra su pecho y su rostro escondido entre ellas.

Se acercó con preocupación. –Yami?- preguntó. Caminó hacia el joven, solo para parar en seco al ver cómo Yami levantaba el rostro, el cual estaba ensangrentado.

-Ayúdame- susurró, su voz llena de desesperación. Kaiba no pudo evitar caer al suelo de la impresión, al mirar de nuevo hacia el lugar donde debía estar Yami, comprobó que no había nadie.

Y algo dentro de él le dijo que tenía que encontrar al joven…

Se levantó sin dudarlo, subiendo luego las escaleras, buscando con rapidez la habitación del joven. No había nadie adentro, sin embargo, escuchó unos sollozos. Su preocupación aumentó. Se dirigió hasta el baño, que era de donde provenían los sonidos.

Entró, solo para encontrarse frente a frente con un joven sorprendido quien tenía una gran herida en la mejilla la cual estaba sangrando.

-Que estás haciendo!- exclamó, su preocupación transformándose en furia. Otra vez?? Que no había sido suficiente ya?

-Se…Seto…- susurró Yami. –Yo… yo…-

-Tú? Tú que maldita sea! Ya estoy harto de esto Yami, ya estoy harto! Crees que con esto vas a solucionar todos tus problemas! Lo único que consigues es que todos te tengan lastima!- exclamó, intentando quitarle el cuchillo al joven, quien retrocedió, negándose a entregar el objeto. –Dame eso, con un demonio!- gritó, empujando al joven con fuerza hacia unos de las paredes.

Fue tan fuerte el golpe que el cuchillo cayó de la mano de Yami al suelo. Este intentó recogerlo, pero Kaiba lo tomó por ambas muñecas con toda su fuerza.

-Seto… por favor… me lastimas…- susurró Yami, sintiendo un dolor fuerte en sus muñecas. Sin embargo, lo único que consiguió fue que el ojiazul el llevara las manos hasta la pared, sin dejar de sostener las muñecas del joven.

-Estoy seguro que no te molesta… niño suicida- murmuró el CEO, su voz como veneno de serpiente. No sabía lo que hacía, había perdido completamente el control sobre sí mismo.

Yami, al escuchar las últimas dos palabras de Kaiba, no pudo evitar sollozar aún más.

-Seto…-

-Qué demonios quieres?! Vas a decir que lo sientes y que no volverás a hacerlo!? Cuantas veces me has dicho eso? CUANTAS!!- exclamó, empujando nuevamente al joven contra la pared. Esta vez el joven dejó escapar una exclamación de dolor.

-Por favor… me duele…-

-Te duele? TE DUELE!! Y esa maldita herida que? Ahh no, esa sí no te duele… sabes qué, me tienes harto. Eres un maldito egoísta!- Yami negó con su cabeza. –Claro que sí lo eres… solo piensas en ti mismo! Estoy cansado…- Miró el rostro de Yami, quien estaba temblando, aunque no sabía si de sollozos o de miedo. Sus ojos se suavizaron. No era cualquiera quien estaba frente a él… era Yami. Dejó libre una de las muñecas del joven, y llevó su mano hasta la lastimada mejilla. Una exclamación de temor escapó de la garganta del joven.

-Te amo- susurró el ojiazul. –Tienes que entender que me preocupo por ti… cómo crees que me siento al verte así? Solo mira lo que me has hecho… dónde está el Kaiba frío y arrogante? Mírame ahora, mostrando mis sentimientos… y solo por ti. Ahora entiendes lo importante que eres para mí?- preguntó. Yami abrió sus ojos en impresión. Era verdad, Seto había cambiado, y mucho… pero, por él? Solo… por él? Una lágrima cayó de sus ojos.

-Lo siento… lo siento Seto- susurró. Sintió el agarre del ojiazul debilitarse, y aprovechó esto para abrazar al CEO. –Yo solo… es que… mereces a alguien mejor que yo…, yo… yo no tengo nada que darte-

-Con tu amor es más que suficiente- Yami lo miró, y sonrió.

-Gracias- le dijo, sin dejar de abrazarlo. –Seto… cómo supiste que algo sucedía?- preguntó. La verdad, no había esperado que el ojiazul llegara.

-No lo sé… solo… sentí que algo andaba mal-

-Me escuchaste?- preguntó. Podía ser, de verdad podía ser? Antes de cortarse, había llamado a Kaiba en silencio. Acaso lo había escuchado?

-Algo así- contestó el ojiazul. Yami sonrió, Seto lo había escuchado. El CEO de verdad lo amaba…

-Bueno, vamos a limpiarte esa herida. Antes de que venga Yugi- comentó el ojiazul. Yami asintió.

-Es muy profunda?- preguntó. Kaiba la observó, notando que no era tan profunda como él había creído.

-No, al menos no creo que deje ninguna cicatriz- respondió.

-Que bueno- susurró el joven, sonriendo ligeramente.

-Y será mejor que descanses luego, porque esta noche quiero invitarte a cenar, que dices?- preguntó. Yami asintió.

-Gracias Seto… yo… yo…- Un pequeño beso cayó sus palabras.

-Te amo- El joven sonrió.

-Yo también te amo… y… prometo que no volveré a hacerme daño- susurró. Kaiba asintió. A pesar de que Yami había pronunciado esas palabras varias veces, sabía que esta vez sí se iban a cumplir…

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Kaiba miraba hacia la ventana, mirando cómo las imágenes pasaban con rapidez. Sintió un ligero movimiento a su lado. Miró a Yami, quien estaba recostado a él, mirando también a través del vidrio.

La limosina se detuvo de pronto, al parecer ya habían llegado.

Era un restaurante normal, nada complicado ni lujoso. Después de la primera cita que había tenido con Yami, había aprendido que al joven no le gustaban las comidas sofisticadas. No le molestaba por supuesto, se había acostumbrado con rapidez.

Salió del lujoso automóvil. Tomó la mano de Yami, guiándolo hasta la entrada del lugar.

Entraron y se sentaron en silencio. Y es que la verdad, Kaiba tenía algo muy importante en qué pensar…

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-Y cómo están Kaiba y Yami?- preguntó la joven.

-Bien, Yami aún no se recupera del todo, pero ya está mejor- contestó Yugi, sonriendo ligeramente.

-Que bueno, además ahora tiene a Kaiba… ya se recuperará- comentó Tristan.

-Tú crees que nos haya perdonado?- preguntó Tea.

-Claro, Yami dijo que lo había hecho-

-Sí, pero…-

-Conozco a Yami, y créanme que ya olvidó todo lo que pasó- les dijo Yugi. Dos meses atrás, Tea y Tristan le habían pedido perdón a Yami. La verdad nunca pensaron que su actitud estaba afectando al joven de esa manera. Y cuando Yugi les había contado lo que había sucedido… bueno, estaban muy arrepentidos.

Y claro, Yami no había dudado en perdonarlos, llegando a decir que en realidad no había nada que perdonar.

De quien aún no había noticia era de Joey. Era como si el joven hubiera desaparecido. Aunque la verdad, eso era lo mejor…

-Veamos las noticias… no hay nada más que hacer- propuso Tristan. Yugi asintió, antes de prender el televisor. Varios minutos pasaron, hasta que una noticia logró llamar la atención de todos los presentes.

Tea llevó sus manos hasta su boca, suspirando con sorpresa, mientras que Tristan y Yugi miraban la pantalla sin creer lo que la reportera decía…

-Joey Wheeler falleció esta tarde tras ser atropellado…- La foto del rubio apareció en la pantalla… no había duda… era… él.

-…Joey…- susurró Tea, sin poder evitar derramar lágrimas. Yugi solo alejó la mirada del televisor. Miró al vació, su mente en blanco. Las ganas de llorar se apoderaron de él. No podía evitarlo, el rubio había sido su amigo por muchos años… pero… lo que había hecho simplemente era imperdonable.

-Creen que debamos decirle a Yami?- preguntó Tristan, mirando al suelo, al parecer también triste.

-No, no necesita saberlo…- susurró Yugi. Sonrió ligeramente. Lo único que necesitaba Yami ahora… era a Kaiba…

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-Te gustó?- preguntó el ojiazul. Yami asintió.

-Sí, muchas gracias Seto- le dijo. El CEO no respondió. Alejó su vista del joven, mirando nervioso sus alrededores. –Pasa algo?- Escuchó que le preguntaban.

-No…nada…- respondió en un susurro. La verdad era que sí pasaba algo. Y algo muy importante. Y ese algo lo hacía sentirse nervioso…

Suspiró, intentando calmarse. No era común para él sentir nervios, pero todo lo que tenía que ver con Yami parecía hacerlo sentir cosas que jamás había sentido.

Buscó en su bolsillo, encontrando lo que buscaba en solo segundos. Miró a Yami, quien lo veía con curiosidad. Sonrió ligeramente. De verdad, Yami era el joven más hermoso que había conocido.

Este pensamiento le dio la valentía que necesitaba. Se levantó de la mesa, notando como el joven frente a él miraba sus acciones con curiosidad.

Se acercó a Yami, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, se arrodilló frente a él. Su corazón latía con rapidez, y sus manos parecían temblar.

-Yami- le dijo, ganándose la completa atención del joven… y no solo la de él, sino también la de todos los presentes. Genial, mucha atención dirigida hacia él… Suspiró intentando calmarse y continuó. –Eres lo mejor que me ha pasado, eres el ser más hermoso que he conocido… y… quiero compartir mi vida contigo- Sacó una pequeña caja de su bolsillo, y, abriéndola, reveló un hermoso anillo de oro con pequeños rubís incrustados en él. –Te casarías conmigo?- preguntó.

Por un momento, Yami pareció que no iba a responder, ya que solo miraba a Kaiba con sorpresa. Pero pronto, lágrimas de felicidad cayeron de sus ojos… Ra, que había hecho para merecer este regalo?

Asintió sin dudarlo.

-Sí… sí Seto, quiero casarme contigo- respondió. Miró con ansias cómo el ojiazul colocaba el anillo en su dedo. Y apenas hubo terminado, se lanzó a sus brazos, llorando de alegría.

Varios aplausos se escucharon. Kaiba miró divertido como Yami se sonrojaba. Al parecer se habían ganado la atención del público.

Besó a Yami con cariño, acariciando con su mano la mejilla de seda del joven.

-Te amo- susurró.

-Yo también te amo… me has hecho la persona más feliz del mundo- le dijo Yami. Kaiba sonrió, había esperado mucho tiempo para escuchar finalmente esas palabras. –Pero… yo… no creo que pueda…-

-Tranquilo, eso no importa-

-Pero… eso significa que… no habrá Luna de Miel- susurró Yami, al parecer avergonzado.

-Y?- preguntó el ojiazul. –Eso no importa. Esperaré todo el tiempo que necesites, si nunca te sientes listo no importa- le dijo. Yami estuvo a punto de reprochar, pero al ver los ojos azules del otro, encontró sinceridad. Varias lágrimas cayeron. De verdad, qué había hecho para merecer algo como esto?

-Gracias Seto… te amo…-

-Espero que pienses eso por algún tiempo, porque pronto estarás conmigo hasta que la muerte nos separe, y estoy seguro que pasarán muchos años antes de que eso pase- le dijo. Yami rió feliz.

-Nunca dejaré de amarte, eres el mejor regalo que me ha dado la vida- afirmó el joven, antes de unir sus labios con los del ojiazul en un hermoso beso.

Era verdad, ese día, Seto lo había hecho la persona más feliz del mundo…

--FIN--

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Magi: T.T que romántico… que sentimental… que horrible final!! OwO Yo quería mi funeral!! BUAAAA!! T-T

Ya, ya, me calmo, es que… no sé, me gustan los finales tristes XD En fin, siempre puedo hacer otro fic en donde mate a Yami mwahahahahahaha!!

Bueno, a lo importante, GRACIAS A TODOS POR SUS REVIEWS!! nOn Espero que les haya gustado el final de este fic!

Espero sus comentarios sobre este último capítulo… creo que de todos los capítulos este fue el que más me costó hacer o.O Terrible bloqueo mental me dio pero bueno, lo solucioné sentándome frente a la pantalla de mi laptop durante 5 horas. Y después de esas 5 horas, que creen? Ya pude escribir!! ¬¬ Y es enserio, no estoy mintiendo, es más por eso no dormí en toda la nochie T.T Aunque, al fin terminé el fic… y… eso es bueno v.v

Mejor ya no los aburro con mis tonterías.

Hasta la próxima!

Matta ne!