La inalcanzable
Por Katsumi Kurosawa
Capítulo 1"Húmedo"
No… no… no…
"Vamos… si te acercas un poco más… verás de lo que soy capaz, Anna…" murmuró el castaño mirando a la atrevida rubia que se había girado para verlo indiferente después de que esta saliera de la ducha.
—Que haces aquí Hao… precioso —la mujer, conciente de que su sensual voz le provocaba, mojó sus labios con su lengua.
"Kami-sama ten piedad de mis lujuriosos pensamientos cuando vayas a castigarme…"
Divina… Aquellas divinas curvas…aquellos pechos grandes pero no exagerados…como a el le gustaban…sus deliciosas piernas bien torneadas… sus prominentes caderas ¡ahhhh! Su boca… su dulce boca…
—Me encantas —susurró dando un paso al frente.
—Anna —sí; eso hacía válida su amenaza. Se acercó a grandes zancadas hasta apoderarse del cuerpo de aquella mujer.
—Qué brusco eres Hao —susurró fingiendo ser una dama a sabiendas de que era una golfa deseosa por el cuerpo del muchacho.
La acorraló en la pared y levantó sus piernas para tener un mejor acceso.
—Con tu permiso Anna —jadeó lujurioso. Con un movimiento deshizo la bragueta de su pantalón.
—Eres un cobarde… hasta pides permiso—se burló ella mirando cómo el candente muchacho acomodaba su miembro.
—Entonces no te quejarás de esto… —una sonrisa maniática se dibujó en su rostro para luego introducirse brutalmente en la chica, quien gritaba enloquecida.
Hao…
Se sentía en el paraíso… pero que abrasador se sentía ahí dentro.
¡Hao…!
Que delicia…gritaba de una manea excitante
¡HAO!
Sintió cómo se corría exquisitamente.
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡HAO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
¡¡¡DESPIERTA DE UNA BUENA VEZ!!!
Se sobre saltó horriblemente.
— ¡Me lleva la…!—no terminó su frase. Su vista se había fijado entre sus piernas y sintió pronto el frío provocado por la humedad a su vez provocada por el sueño…
—Ya recordé por qué le dicen húmedos —susurró algo frustrado.
¿A su edad? ¡Ya no frecuentaba aquellos sueños de treceañero! ¡Ya tenía…! ¿dieciséis años?
— ¡Hao! ¡A la escuela! —decía su madre algo harta de que no le hiciera caso.
— ¡Ya te oí! ¡Arigatou! —le dijo todavía frustrado. ¡¿Cómo se atrevía su madre a arruinar cuando él quería darle un nieto?!
Se talló los ojos con pereza e intentó muy a su voluntad tomar un baño. Hacía unos tres días que había estrellado su reloj despertador en la pared. Su teléfono celular no era confiable porque siempre podía apagarlo y dormir más (el sonido de un despertador es más… molesto y te mantiene despierto).
Sintió el agua caliente recorrer su cuerpo con desesperación… con la misma desesperación con la que deseaba a la chica de su sueño.
Realmente quería tomar aquel divino cuerpo entre sus manos. Quería tomarla y penetrarla violentamente…
— ¡Hao! —Le tocó la puerta, esa molestia… ese hijo de Satán… esa maldita copia barata—: Yo también quiero bañarme.
— Yoh… hay un baño en tu cuarto… —susurró molesto puesto que la ducha su voz se amplificaba.
—Pero ¡sabes perfectamente quien averió apropósito mi calentador!
Hao rió por lo debajo. Le encantaba molestar a su hermano gemelo. Un recuerdo vino a su cabeza: él, con unas pinzas; él, frente al calentador y luego él riendo ante el grito de: "¡Mamá, se acabó el agua caliente!"
—Y mamá lo sabe y por eso me manda a molestarte en TU baño—OH, fallo del plan… Yoh lo molestaba día a día… para intentar tener una ducha caliente.
Después de una hora, Hao Asakura desayunaba tranquilamente hasta que vio bajar a su hermano.
— ¿Qué significa esto? —siempre… siempre irritable pero ¿Realmente era eso el colmo?
—Que mamá me obliga a ir a tu colegio —la sonrisa de Yoh se hizo notoria ante la furia de su hermano.
El menor de los gemelos llevaba puesto un pantalón negro, un saco negro con vivos grises, dentro de este, una camisa blanca y como siempre, no se ponía las corbatas de sus uniformes, sino, traería una negra.
Pero sobre todo eso que bien ordenado debía ser un elegante uniforme, tenía su suéter favorito, que más parecía una gabardina y tenía una capucha. En el brazo derecho se hacía notar una hoja de marihuana que se veía muy bien.
—Tu jugo de naranjas, amor —le sirvió su madre junto con su desayuno.
— ¿Por qué no te ahogas y mueres, querido Yoh?—la sonrisa cínica apareció de nuevo en sus deleitables labios—. Morirás con tus tan amadas naranjas.
— ¿Por qué hoy estás más hostil que de costumbre? —soltó una de sus risitas características.
—Porque tuve un sueño delicioso interrumpido—se aseguró de que su madre no los oyera.
—Sueño húmedo —levantó la vista y le dedicó la primera mirada pervertida, jamás conocida de Asakura Yoh.
—Con el amor de mi vida —completó el castaño recordando su orgasmo tan pronunciado.
Dicen que recordar es volver a vivir…
El camino a la escuela fue silencioso.
El menor de los gemelos y como siempre, se ponía a oír música con sus enormes audífonos naranjas… y se había puesto la capucha.
La mitad de su rostro se cubría por una sombra y sólo se alcanzaban a distinguir los preciosos labios del chico.
Mientras tanto Hao miraba la ventana algo perdido en el mar de sus pensamientos. En ella… la mujer más hermosa que hubiera visto… aquella que era la dueña de la mirada más hechizante jamás vista.
Era Anna, Anna Kyouyama.
Continuará
Notas del autor
Corto… raro mi primer universo alterno…
Ñoñadas que pasan por mi cabeza en las vacaciones de invierno… tengo algo de tiempo porque al estar en el Colegio de Bachilleres mis clases comienzan el primero de febrero o algo así.
Ciao ¡Que los ilumine la eterna luz!