¿Cómo lidiar con tu ex y no morir en el intento?
Capítulo uno: Mi vida sin ti.
NI LOS PERSONAJES NI LOS LUGARES ME PERTENECEN Y CON ESTE FF NO PRETENDO LUCRAR.
CONTIENE SPOILERS DEL SEXTO LIBRO.
Ya no lo podía soportar. Realmente no podía. Acababa de pasar la peor vergüenza de su vida y todo por la misma causa que lo venía molestando desde hacía un largo mes: una mujer.
El muchacho, de alrededor de 26 años, pelo negro azabache y muy revuelto y hermosos ojos verde esmeralda, se desplomó en la silla de su oficina, con la cara completamente roja y ardiendo de ira. Ese inconveniente probablemente le costaría su puesto o, por lo menos, la buena reputación que se había forjado hasta el momento. Ahora todo el mundo comentaría que "el niño que vivió" o "el Elegido que nos salvó del Innombrable", como lo llamaban ahora, era un incompetente a la hora de planear una misión a la que enviaría a sus mejores aurores, incluida entre ellos "su peor pesadilla", la más capacitada de todo el departamento, la única que, siendo menor que él, había llegado a compartir su puesto, su mano derecha, la persona que más lo molestaba pero, a la vez, en la que más confiaba.
Harry Potter, el joven en cuestión, tomó un pergamino y se puso a escribir una larga carta, tachó varias veces y volvió a escribir pero, luego de 20 minutos, ya estaba respondiéndole la carta a la persona en cuestión, pero él no lo estaba haciendo a través de un howler, por lo menos era un poco más disimulado. Cuando terminó, llamó a Hedwig, su fiel y ya anciana lechuza y la envío a llevar la carta a un lugar lejano, precisamente al desierto de Sahara.
El muchacho se levantó de su silla y se paró frente a la ventana, a observar que pasaba allí afuera. Había cambiado mucho desde que había salido de la escuela. Había crecido varios centímetros, sus músculos se habían formado y ya se había convertido en un hombre hecho y derecho aunque, según su "querida compañera de trabajo" sólo era "un niño caprichoso que no sabía lo que quería", pero según la revista "Corazón de Bruja" y las mujeres y algunos hombres de la comunidad mágica era "el hombre más sexy", durante 6 años consecutivos. Su cabello, ahora más largo, estaba un poco menos alborotado, pero igualmente lo seguía estando. Sus ojos habían recuperado el brillo y desde que él, junto con la Orden del Fénix y sus fieles amigos, habían derrotado a Voldemort hacía casi 8 años, se había convertido en la persona más feliz del mundo. Había seguido la carrera de auror y ahora era el jefe del departamento. Desde el primer momento amó su carrera y se dedicó de pleno a ella, logrando una excelente reputación, todo eso hasta el día de hoy, hasta que le habían mandado aquel howler en medio de una importante reunión con todos los aurores del departamento.
Él se encontraba dándoles los planes de una nueva misión y todo estaba por terminar cuando de repente una lechuza, con un sobre rojo escarlata, entró zumbando en el departamento y le depositó una carta sobre sus rodillas. Aquella lechuza, que era tan conocida para él, no le dio tiempo a nada, ya que voló del lugar tan rápido como había llegado.
Su cara se tiñó del mismo color del sobre cuando vio de qué tipo de carta se trataba. Él sabía bien que si no la abría algo peor podría pasar. No tenía ni tiempo para salir corriendo así que no le quedó más remedio que abrirla. Sentía todas las miradas puestas en él, pendientes de lo que la carta tenía para decir.
Rápidamente, porque como dicen "al mal trago darle prisa", desenvolvió la carta y ésta se desprendió de sus manos al momento.
De inmediato una voz de mujer, que muchas veces podía ser suave y clara, ahora se escuchaba alterada y entrecortada. Se notaba que la persona que la había enviado no estaba muy contenta y tranquila que digamos.
Escúchame bien Potter, ésta es la última vez que planeas una misión tú solito.
Aún no puedo creer como llegaste a jefe si ni siquiera eres capaz de enviar a tus aurores al lugar correcto. La próxima vez que tengas que hacer una misión la planearé yo y te enviaré a un desierto mucho más caluroso que en el que yo estoy parada ahora.
No hay ni un solo rastro de mortífagos, ¿me oíste bien, o te lo repito?, ni uno solo. Ni un mortífago, nunca pasaron por aquí ni lo harán. Creo que no son tan idiotas para esconderse en el medio de un desierto, donde no hay sombra y la temperatura asciende a los 60° durante el día y baja a menos de 0° durante la noche.
Afortunadamente no todos somos tan incompetentes como tú, asi que ya estamos en el lugar correcto, gracias a mí y a la gente que me acompaña.
En este lugar sí que están escondidos los mortífagos. Creo que voy a empezar a pensar que me enviaste allí a propósito, para no tenerme cerca durante algún tiempo.
Pero eso ahora no interesa, tengo cosas más importantes que hacer que seguir hablando contigo.
Adiós, y espero que esta carta no haya llegado en un momento inoportuno.
Luego que el howler finalizó todos trataron de no reírse, pero no lo podían evitar ya que habían reconocido la voz como la de la jefa de aurores, la persona que compartía el puesto con Harry Potter.
Como todos sabían, ellos siempre se habían complementando muy bien en el trabajo pero, desde hacía un mes, las cosas no estaban andando muy bien en el departamento de aurores y mucho menos entre ellos dos. Y es que la idea de compartir el trabajo y también la vivienda no era la más indicada y finalmente estaba mostrando sus consecuencias.
Ella era la persona más capacitada para compartir el puesto con él y él para compartirlo con ella. Siempre habían tenido muy buena química y nunca habían tenido una sola discusión en los dos años que compartían el puesto. Habían trabajado juntos desde que ella, un año después que él, había comenzado a trabajar en el Ministerio y desde ahí habían empezado a escalar juntos.
Ambos eran muy competentes y extremadamente complementarios a la hora de tomar una decisión. Pero desde hacía un mes la conexión tan especial entre ellos se había roto. Desde hacía un mes las cosas se habían complicado tanto entre ellos que ya no sabían como manejarlo. Peleas y discusiones todo el tiempo, hasta la más mínima tontería era motivo para discutir, ya parecían Ron y Hermione en la época de Hogwarts. Por supuesto había períodos de paz, en los que todo era calma y tranquilidad, pero era contados con los dedos de una mano. También había momentos de indiferencia y frialdad. Pero esos eran aún peores comparados con las peleas. Porque, muy de vez en cuando, esas peleas terminaban mejor que como empezaban...
Ambos trataban de sobrellevar la situación de la mejor manera posible, pero ya se les estaba yendo de las manos. Las cosas en el Cuartel no funcionaban tan bien como antes, y mucho menos la relación entre ellos.
Y lo peor de todo es que, esta vez, Harry tenía que admitir que ella tenía razón.
Él la había enviado al lugar incorrecto, pero no porque no se hubiera dado cuenta o porque quisiera robarle el crédito de la misión. Habían otras razones de por medio... aunque él jamás lo admitiría, y mucho menos frente a ella.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la llegada a su oficina de un joven pelirrojo, un poco más alto que Harry y de su misma edad. Se trataba de Ronald Weasley, el mejor amigo de Harry desde los once años. Éste llevaba una elegante y sobria túnica de color negro, que contrastaba con su cabello rojo fuego.
Él trabajaba en el Departamento de Deportes y Juegos Mágicos, como director del Cuartel General de la Liga de Quidditch, cargo al que había accedido hacía sólo dos meses. Desde hacía dos años estaba casado con Hermione Granger, luego de 5 años de noviazgo. Tenían una preciosa niña, de un año de edad, llamada Emma. La Sra. Weasley se encargaba de cuidarla durante las horas en las que sus padres estaban trabajando. Vivían en una hermosa casa en las afueras de Londres, en un pueblo pequeño habitado sólo por magos. Ella también trabajaba en el Ministerio, pero en el Departamento de Regulación y Control de las Criaturas Mágicas. Dentro de ese departamento era la jefa y fundadora de la oficina de Control de abusos cometidos contra Licántropos, Elfos Domésticos y otros seres Mágicos.
-¿Qué hay amigo?, veo que no has tenido un buen día-le dijo Ron, entrando en la oficina y sentándose en una de las sillas.-¿Mucho trabajo?.
Harry negó con la cabeza y se sentó en una silla enfrente de su mejor amigo.
-No, ha sido peor que eso.-y a continuación le contó todo lo relacionado con el howler.
Cuando Harry terminó con su relato, Ron le contestó:
-Por lo que me dices las cosas van de mal en peor. Esta cuestión ya se extendió en el ámbito laboral. ¿No pensaste en tomarte unas vacaciones?.
-Sí, ya lo pensé. Pero me tomé unas vacaciones hace menos de dos meses. No queda bien que lo haga nuevamente-le contestó el pelinegro, derrotado.
Su amigo asintió.
-Tienes razón, ¿y si la mandas a ella de vacaciones?, quizás eso les sirva a ambos.
Harry negó con la cabeza. Sentía que ya no había solución para su problema.
-Ella también se tomó vacaciones hace menos de dos meses. Además si yo se lo sugiero lo más probable es que se ofenda. Sabes bien que ella jamás haría lo que yo le diga, y menos bajo estas circunstancias.
-Tienes razón en ambas cosas, me había olvidado que ella también se había tomado vacaciones.
-Yo no, fue la semana más solitaria para mí en éstos últimos años-le contestó Harry, contemplando sus zapatos como si fueran lo más importante en el mundo.
-Por cierto Harry, ¿cuándo crees que vuelva?-le preguntó Ron.
-No lo sé. Por el howler sé que ahora están en el lugar correcto, pero ella no me ha reportado nada. Espero que no haya ningún inconveniente. Si en unos días no tengo noticias iré a ver qué está sucediendo-respondió Harry, un poco preocupado por la situación.
Ron, notando la preocupación de su amigo, le dijo:
-No te preocupes Harry, ella va a estar bien, siempre lo está, sin importar la situación en la que se encuentre.
Harry le sonrió levemente y le contestó:
-Tienes razón. Por cierto, hoy Hermione me envió una carta, diciéndome que no llegue tarde a cenar. ¿Ha sucedido algo en especial?.
-No, nada en especial que yo sepa. Pero hoy sale antes de trabajar y, dado que es su turno de cocinar, querrá preparar algo más que comida enlatada-le contestó su amigo, bromeando.
Ambos rieron, pero en un momento Harry le dijo:
-Ron yo les agradezco mucho por su hospitalidad pero en unos días me mudaré. Ya empecé a buscar algún lugar, ha pasado un mes y ya me parece demasiado.
Ron lo miró serio y le contestó:
-Harry, eres mi hermano. Jamás serías una molestia, ni para mí ni para Hermione. Siempre estaremos unidos, los tres, en las buenas y en las malas.
Y, que yo sepa, tú no estás pasando el mejor momento de tu vida-hizo una pausa y luego, en tono de broma, le dijo.-Aunque si lo comparamos con otras épocas estás mejor que nunca.
Éste comentario arrancó una sonrisa del rostro del joven.
-Gracias Ron, pero es hora de que decida que voy a hacer de mi vida. No puedo seguir así para siempre.
Ron se levantó de su asiento, ya que debía volver al trabajo.
-Bien, pero mientras decides te quedas en nuestra casa. Y no te olvides, llega temprano para cenar, nos veremos más tarde, ya debo irme. Adiós amigo.
Y de este modo Ron se fue de la oficina de Harry, dejándolo nuevamente perdido en sus pensamientos.
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Ese mismo día Harry salió antes del trabajo y se apareció a un par de cuadras de la casa de Ron y Hermione, para poder caminar por el bello lugar en donde vivían. Se trataba de un apacible pueblo, completamente habitado por magos. Era un lugar muy parecido a Hogsmeade y él se sentía muy a gusto allí. Pero sabía que su estadía en ese lugar no duraría para siempre y que ya era hora de que decidiera que iba a ser con su vida. Por supuesto, esa era una decisión que él no podía tomar por sí sólo. Sabía que, tarde o temprano, tendría que tomar fuerza y hablar con ella, tratando de mantener la calma y sin discutir. No podía ser que luego de tanto tiempo juntos, en las buenas y en las malas, no pudieran tener una conversación civilizada.
Iba caminando por el pintoresco pueblo, admirando la belleza del sol, poniéndose por detrás de las montañas, tiñendo el cielo de tonos rojizos y anaranjados. Mientras caminaba, muchas personas lo saludaban con cariño y admiración, como si se tratara de una estrella de cine. Algunas niñas se sonrojaban cuando lo veían pasar, pero la mayoría de los habitantes de aquel pueblo ya estaban acostumbrados a su presencia, dado que él siempre iba a visitar a sus mejores amigos.
-Harry, espera-le gritó una voz de mujer, que corría por la acera para alcanzarlo.
Harry se dio vuelta y recibió con una sonrisa a su mejor amiga, Hermione Granger. Ella había cambiado un poco desde la época de Hogwarts, pero en esencia seguía siendo la misma. Siempre responsable y dedicada, salvado a Ron y a Harry tantas veces como le fuera posible. Se acercaba caminando rápidamente, cargando varias bolsas y tratando de mantener la estabilidad, por el peso y los zapatos de taco alto que llevaba. Vestía elegantemente, con una sobria túnica negra, entallada en la cintura que le llegaba hasta por encima de la rodilla, combinando con pantalón y zapatos del mismo tono. Iba levemente maquillada y llevaba su espeso cabello castaño atado en una coleta alta.
-¿Qué tal Herms?, dame esas bolsas-le dijo Harry, cuando ella llegó a su encuentro.
-Gracias Harry, ¿cómo has estado?-le preguntó ella, alcanzándole dos bolsas y abrazándolo cariñosamente a modo de saludo.
Comenzaron a caminar hacia la casa de ella, mientras charlaban.
-Bien, salí antes del trabajo, por eso estaba caminando por aquí-le contestó él, mientras admiraban el paisaje.-Ron me dijo que debía llegar temprano porque hoy cocinarías. ¿Ha sucedido algo en especial?-le preguntó él, en tono jocoso.
Ella lo miró, alzando sus cejas y lo golpeó levemente en el hombro.
-Claro que no, ¿estás insinuando que nunca cocino, Harry Potter?-cuestionó la joven, entre desafiante y bromista.
-Jamás insinuaría algo así Herms-bromeó Harry y ambos rieron. Pero luego Harry se puso serio de repente y le dijo:
-Hablando en serio Herms, yo jamás te cuestionaría algo así, y menos después de lo bien que se están portando conmigo. Hoy hablé con Ron y le dije que pronto me buscaré un lugar, aunque mi situación aún no esté resuelta.
Hermione también se puso seria y le contestó:
-Ron ya me lo dijo. No digas más tonterías, ¿quieres?, tú no te vas a ningún lado. Te quedarás con nosotros. Por lo menos hasta que tú y mi querida amiga resuelvan su situación y, por lo que tengo entendido, ella está en una misión y aún no se sabe cuando vuelve. Así que tendré que seguir soportándote por un tiempo más-terminó ella, bromeando.
Harry le agradeció con la mirada, pero luego clavó sus ojos verdes en el suelo y se quedó callado.
-¿Y Harry?-le dijo Hermione.-No te preocupes, ya van a arreglarse las cosas entre ustedes. Han pasado tantas cosas juntos que no creo que por tonterías todo se termine.
Sin despegar la vista del suelo, él le contestó:
-No lo sé Herms. Todo se está tornando demasiado complejo. Ya no soportamos estar en el mismo lugar, discutimos todo el tiempo, hasta por la más mínima idiotez. Parecemos tú y Ron en la época de Hogwarts, pero mucho peor.
Su amiga le sonrió.
-Tú mejor que nadie tiene que saber que todo en la vida se soluciona. Ya verás como todo termina bien.
Él asintió, deseando que su sabia amiga tuviera razón una vez más. Sin mediar una palabra más, continuaron caminando tranquilamente hasta la casa de Ron y Hermione, mientras la noche comenzaba a caer lentamente sobre el pueblo.
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Hola a todas y a todos !!!
Soy LunitaBlack y aquí me encuentro nuevamente, publicando un nuevo intento de historia.
Hace tiempo que la vengo escribiendo pero no lograba darle los retoques finales ni encontrar el título adecuado.
Será un ff no muy largo, aún no sé cuántos capítulos tendrá, pero serán menos de diez. Trataré de hacerla un tanto cómica, no quisiera caer nuevamente en el drama, pero siempre lo termino haciendo.
Espero que les guste y que me dejen rr´s.. ya sea para decirme que les gustó o que lo odiaron...
Saludos!!!
Lunis!
29/12/06