Notas iniciales: Aparte de todo el rollo de que X-Men no me pertenece (excepto algunos personajes, que en seguida notaréis que no son de la MARVEL xD), explicar que este fic está situado DESPUÉS de la tercera película, con todo lo que ello conlleva. Y sin más, a leer...

ULTIMATE X-MEN

"Mutants Freedom Now"

1º capítulo

Comienza la tormenta después de la calma

La luz del sol se filtraba desde hacía ya unas horas por los grandes ventanales de la mansión, tornando de verde brillante toda la fachada recubierta de hiedra que resplandecía por el contacto con la luz. El edificio se erguía como un gigante ante la explanada de terrenos sin construir que rodeaban la parcela, con la misma solemnidad de siempre, sin tener en cuenta el bajo estado de ánimo de los que estaban dentro. Incluso el cielo parecía no sentir la nube de tristeza que, a pesar del esfuerzo de todos por ocultarlo, se podía notar a simple vista. Un día luminoso, azul, agradable, con nubes de algodón; que parecía querer traer buenos tiempos.

Aún así, nadie se empapó de ese estado de ánimo, y desayunaron y se encaminaron a las clases como zombies autómatas; igual que los últimos días. Dicen que después de la tormenta viene la calma, y eso era en lo que debían –y querían- pensar. Debían aprovechar esta calma que quizá no tardaría mucho en desaparecer, visto lo visto.

La placa dorada que rezaba "Escuela de Charles Xavier para jóvenes con talento" a la entrada le recordaba a Tormenta porqué estaba haciendo esto. Por qué seguía con las clases, a pesar de todo lo ocurrido. Por qué debía guardar las apariencias mejor que nadie. Todo, por los niños, a pesar de que a algunos ese nombres les quedara algo pequeño.

Con un suspiro, dirigió la mirada a la ventana que daba a su despacho, donde ahora era ella quién hacía el trabajo de su antiguo tutor. A veces sentía que nunca podría hacerlo como el Profesor, que los alumnos nunca la verían como ella quería. Pero, al menos, tenía gente a su lado. Sí, no eran ni Jean ni Scott, a los que echaba de menos mucho más de lo que hubiera imaginado, pero la ayudaban mucho. Se obligó a echar de su mente a su amiga y compañera pelirroja y a su marido de lentes de rubí, puesto que las lágrimas comenzaban a amenazar con brotar de sus ojos de nuevo.

Se encaminó a la casa, donde seguramente se encontraría a Hank leyendo cualquier documento perfectamente acomodado en alguna viga del techo. Sonrió al recordar esa extraña costumbre de su viejo amigo azul. Logan seguramente estaría entrenando en la sala de PELIGRO o buscando desesperadamente algo que no fueran batidos o refrescos por la cocina, como siempre. La verdad es que él también ayudaba, a su manera.

Una vez llegó a su despacho se sentó y se intentó relajar un poco. Hank le había anticipado que seguramente recibiría nuevos alumnos, puesto que los padres de mutantes preferirían tener a sus hijos a salvo en la Escuela, donde ni Magneto ni nadie peligroso pudiera intentar tenerles en sus filas.

Eso le hizo acordarse del joven Warren, Ángel, que se había unido al alumnado haría cosa de un mes, y que había intervenido en el combate en el que se destruyeron todas las existencias de la "cura". Era un chico reservado y serio, y quizá le costaba un poco acostumbrarse a un lugar donde su mutación era algo completamente normal y no algo de lo que avergonzarse.

Tormenta estaba un poco preocupada por no saber tratar a los nuevos alumnos, aunque en el fondo le gustaría que hubiese nuevos integrantes; puesto que eso significaría que la gente seguía confiando en ella y en la Escuela, a pesar de no ser el Profesor.

Por otra parte, a partir de ese momento el único modo de encontrar nuevos alumnos sería porque ellos fuesen por su cuenta, porque no quedaba nadie para usar a CEREBRO.

Se asomó a la ventana. Con algo de nerviosismo, vio bajar de un pequeño autobús a cuatro personas, dos chicos y dos chicas, que se acercaban lentamente a la mansión. Se apresuró a bajar y se encontró con ellos en la puerta.

Por las horas que eran no había nadie en los terrenos de la Escuela, y seguramente nadie los había visto aún. Pensó en sorprender al resto de los alumnos con estos cuatro nuevos "reclutas", y quizá eso subiría el ánimo general. Les echó un vistazo rápido y les subió a su despacho.

"Bien… podéis sentaros ahí" –dijo intentando ocultar los nervios.

Los cuatro le obedecieron.

"Os iré llamando de uno en uno para que me digáis vuestro nombre, y luego el Profesor… eh…" –lo había dicho prácticamente sin darse cuenta, e intentó remediar su error rápidamente. Pero alguien se le adelantó.

"Y luego yo, el doctor Henry McCoy, os haré unas preguntas para conocer un poco mejor vuestros poderes, ¿de acuerdo?" –dijo Bestia, entrando de repente.

Tormenta le agradeció el gesto en silencio con una sonrisa.

"En fin, vamos a comenzar. Acércate" –le pidió al primer chico, ése que no había parado de moverse en el asiento durante toda la espera.

Se levantó rápidamente y se acercó. Era un chico alto y moreno, bastante delgaducho y que no se podía estar quieto. Una sonrisa pícara no abandonaba su alegre rostro, acompañada por un par de alegres y dicharacheros ojos verdes. Tenía el pelo corto y revuelto, una camiseta de manga corta de marca y unos pantalones marrón claro con bolsillos a la altura de la rodilla. Esperaba impaciente las preguntas.

"¿Cuál es tu nombre de pila?"

"James"

Tormenta alzó una ceja.

"Apellido, por favor"

"Kudrow, James Kudrow"

"Bien. Y ahora tu nombre de mutante, James"

"Spider. ¿Tengo que irme ya con el azulete?"

Bestia se sonrió.

"Sí, hijo. Aunque creo que ya conozco tus poderes"

"No hay que ser muy inteligente…" –dijo Spider, y de un salto se enganchó al techo y lanzó una telaraña que pasó por delante de los otros. Una de las chicas intentó ocultar un escalofrío.

"Espero que comprendas que tendrás que limpiar eso" –dijo sonriente Bestia.

"Sí, sí…" –bajó de las alturas y le dio un poco con el pié hasta que no se vio nada a simple vista.

Tormenta suspiró. Pues vaya uno que les había tocado.

"Bueno James, puedes sentarte. El siguiente"

Un chico algo más alto que Spider, con el pelo un poco largo y de un tono ligeramente azulado se acercó. Con cara de querer pasar de todo y con un deje de chulería de chico de la calle se levantó. Tenía los ojos negros, pero sin ese brillo azul que caracterizaba su pelo. Llevaba una camiseta azul marino y unos pantalones vaqueros de color negro.

"Nombre de pila, por favor"

"Dash Wash"

Se oyó una risilla ahogada desde el asiento de James. Dash le lanzó una mirada de enfado bastante evidente.

"¿Nombre de mutante?"

"Dash"

Otra risa, esta vez acompañada de un pequeño comentario casi inaudible que decía algo así como "Qué original…".

"Bien, Dash, ¿en qué consisten exactamente tus poderes?" –preguntó Hank.

"La densidad de mi cuerpo es mucho menor que la del agua…"

"Por lo que puedes caminar sobre ella, ¿no? Interesante" –le cortó Hank.

"Sí, eso… " –Dash miró molesto a Hank por haberle interrumpido-. "Y puedo crear agua. Crearla, no controlarla. Y como oiga una risa más, arácnido, espero por tu bien que sepas nadar"

Spider se hizo el ofendido.

"Uuh, qué humos…"

Tormenta volvió a preguntarse por qué le tocaban alumnos así…

"Siguiente, por favor"

Con una mirada reprobatoria hacia Dash y un ademán de darle una colleja se levantó. Tenía una larga melena lisa por media espalda y de un color azul brillante, con la ralla a un lado y el pelo recogido detrás de las orejas. Era algo más baja que los chicos. Tenía los ojos azules, del mismo tono marino que su pelo, que parecía cambiar de color según cómo le diese el sol. Tenía una chaqueta de cuero negra y unos pantalones de campana morados. A pesar de tener el mismo deje de chulería que Dash, parecía algo más dispuesta a colaborar.

"¿Nombre de pila?"

"Dylan Wash. Soy la hermana de Dash"

"Bien" –Tormenta lo apuntó-. "¿Tu nombre de mutante?"

"Aqua" –le dirigió una mirada a Bestia, antes de que éste preguntara-. "Mis poderes consisten en el control del agua" –con una mirada que se tornó ligeramente melancólica, añadió- "Sólo puedo controlarla… no sé crearla"

Bestia asintió, pero a Tormenta esa última frase le recordó mucho a alguien…

"Bien Dylan, puedes sentarte. Siguiente"

Cuando la última chica iba a levantarse, una cabellera castaña rojiza apareció a través de la pared. Instantes después, el cuerpo de una muchacha se materializaba perfectamente. Estaba algo pálida y parecía resfriada o algo parecido. Mirando directamente a Tormenta y sin fijarse siquiera que había más gente en la habitación, se acercó a ella.

"Tormenta, no me encuentro muy…" –al ver la cara de circunstancias de su profesora, se volteó. No se esperaba encontrar con cuatro adolescentes que no había visto en su vida. Todos parecían sorprendidos ante su aparición menos James, que ya estaba preparando algún comentario.

Kitty enrojeció de repente. Entre que se encontraba mal y aquel incidente, sólo tenía ganas de tumbarse.

"Eh… lo siento, no sabía… bueno… ya me voy" –con una mueca de disculpa atravesó de nuevo la pared.

"Pero qué maleducada" –dijo Spider, fingiendo voz pija.

"Bueno, luego iré a ver si está mejor… Venga, sólo quedas tú" –dijo Tormenta, refiriéndose a la última chica.

Ésta tenía el pelo moreno algo ondulado, más o menos por debajo de los hombros. Tenía los ojos de color muy claro, casi blanco, y con la palidez de su piel parecía que estaba enferma. Con una pinza sujetaba parte del pelo. Tenía una camisa anaranjada y unos pantalones blancos. Apenas se había movido de la silla, y se levantó con algo de nervios.

"¿Nombre de pila?"

"Kathleen Roser"

"Muy bien. ¿Nombre de mutante?"

"Medusa…"

Bestia se acercó despacio. Kathleen era mucho más reservada que los otros anteriores.

"Bien Kathleen, ¿puedes decirme en qué constan tus poderes?"

"Curación… puedo sanar pequeñas heridas a otras personas… si me esfuerzo, puedo incluso cerrar heridas muy profundas. Incluso puedo sanar…" –se cayó de repente, como si fuese a decir algo fuera de lugar-. "eh… no, nada más…"

Bestia alzó una ceja. Evidentemente, ocultaba algo.

"Muy interesante. Me gustaría que otro día, si es posible, me hicieras una demostración. ¿Te parece?"

"Sí, claro…" –Kathleen bajó la mirada, enfadándose consigo misma por no saber mentir mejor.

"Bien, ahora os asignaremos una habitación; pero podéis salir a ver la mansión por dentro" –dijo Tormenta.

James se lanzó como un rayo al techo y comenzó a "caminar" (si es que podía decirse así, puesto que más bien parecía que escalaba horizontalmente) hacia fuera del despacho. Bestia salió tranquilamente, dispuesto a empezar un programa de mejora de los poderes de los nuevos alumnos. Dash se levantó con desgana y salió fuera, seguido por Kathleen, que caminaba cabizbaja. Dylan se quedó, y le hizo una seña a su hermano para que saliera. Éste se extrañó, pero decidió que ya averiguaría más tarde qué era lo que tenía que preguntar. Quizá algo que ver con lo emocionada que había estado por llegar.

Medusa cerró la puerta, y Aqua se quedó con Tormenta dentro del despacho.

"Estoy buscando a un mutante…" –comenzó Aqua hacia Tormenta, con aire serio y un leve rubor en las mejillas.

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James siguió avanzando por el techo y la pared, fijándose en todos los recovecos, aunque sin ver a nadie. Por fin, al acercarse a una de las habitaciones, oyó la televisión.

Tenía la puerta abierta, de modo que se coló aún reptando por el techo y se plantó justo encima del sofá. Con una sonrisa comprobó que quien estaba tumbada mirando la tele no era otra que la chica que había irrumpido antes en el despacho.

Calculó para caer justamente a su lado, y bajó del techo.

Kitty ahogó un grito y se tapó la boca con las manos.

"¡Hola! Encantado de volver a verte. Soy James, ¿y tú? Pareces enferma, ¿qué estás viendo?" –todo esto lo dijo muy rápido, cogió el mando de la tele, puso las piernas cruzadas encima de una mesa y cambió de canal.

Kitty frunció el ceño y se abrazó a un cojín.

"Hola. Bastante disgustada de volver a verte. Soy Kitty. Sí, me duele la cabeza y me encuentro mal. No estaba viendo nada en especial" –tosió y se acurrucó, intentando echar del sofá a Spider dándole con los pies.

James soltó una risita por haber conseguido hacerla rabiar e intentó acomodarse, pero no era fácil porque ella no paraba de darle patadas. Al final, le lanzó una telaraña a los pies para que quedaran unidos.

Kitty se miró a los pies asqueada, intentando quitarse esa masa blanca y viscosa de las piernas.

"Qué asco… ¿cómo se quita esto?"

"No te preocupes, no estaba muy cargada. En un rato habrá dejado de ser pegajosa"

GataSombra le dedicó una mirada de asco profundo y se volvió a tumbar con el cojín entre los brazos y los pies unidos por la telaraña.

Al cabo de unos 10 minutos ésta empezó a reblandecerse y acabó por desprenderse del todo.

"¿Ves? Ya está. No era tan terrible, ¿eh?"

Si las miradas matasen, Spider hubiera muerto en ese instante.

"Escucha tío, no te conozco de nada y no estoy bien, así que ¿te importaría mucho largarte?" –lo dijo con la voz un poco ronca y tosió.

"Tranquila, ya veo que no estás bien, vaya cara; ¿te has mirado esta mañana? Creo que ni te has peinado…" –James se rió de su propio chiste y cambió otra vez de canal. Kitty gruñó, se incorporó y le lanzó el cojín a la cabeza.

James lo recibió de pleno. Con una sonrisa de medio lado se lo devolvió, pero Kitty fue más rápida e hizo que el cojín la atravesase.

"¡Ja!"

James lanzó una telaraña y recuperó el cojín. Lanzando otra cogió un cojín alargado de otro sofá y los unió. Después, se subió al techo, y lanzó el nuevo proyectil.

Kitty lo esquivó fácilmente, pero Spider lanzó otra telaraña a la velocidad del rayo, atrapó el cojín en pleno vuelo y estiró hacia sí mismo, de forma que éste le dio a GataSombra en la espalda.

Kitty puso cara de ofendida, y sin venir a cuento se empezó a reír. James sonrió, ya no parecía enferma. Bajó del techo y volvió a acomodarse en el sofá. Sombra hizo lo mismo y se tumbó. Aún le dolía la cabeza, pero se había animado un poco.

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Dash salió seguido de Kathleen. Con una mirada pensativa, dejó a su hermana en el despacho, preguntándose qué demonios le querría preguntar. A decir verdad, había estado muy emocionada con el viaje, y de hecho casi lo había propuesto ella. Algo se traía entre manos, y lo iba a averiguar…

Un pitido le sacó de sus pensamientos, y al rato comenzó a aparecer gente por los pasillos. La mayoría se les quedaba mirando, seguramente preguntándose quién eran. Una figura se paró cerca de Dash con expresión sorprendida.

"Vaya, pero si es el tío más duro de los suburbios de la ciudad… ¿qué has hecho con tu pelo engominado?"

Dash se giró bruscamente, tanto que Kath dio un respingo. La dueña de la voz era una chica más bajita que él, morena, con rasgos chinos y sonrisa de superioridad. Tenía el pelo liso recogido en una especie de moño sujeto con una pinza, que ahora estaba medio deshecho. No era otra que Jubilation Lee, más conocida como Júbilo.

"Me cansé de llevarlo hacia atrás. ¿Y qué ha pasado con tus gafas rosas y tu abrigo amarillo? Y que yo recuerde, llevabas el pelo corto"

"Ahora llevo otro look" –dijo con una sonrisa-. "¿Y la señorita Wash Junior?" –dijo, buscando alrededor.

"Dylan está dentro aún"

"Ya veo…" –se giró hacia Kathleen con expresión pícara-. "¿Y quién es tu nueva compañerita?"

Dash miró un momento a Kath, previendo los pensamientos de Júbilo y poniendo los ojos en blanco.

"Otra nueva estudiante" –miró a Júbilo detenidamente-. "Estás hecha una mierda, ¿vienes de una pelea o qué?"

"Algo así. Venimos todos de la sala de PELIGRO" –dijo como si fuese lo más obvio del mundo.

Dash alzó una ceja dando a entender que no tenía ni idea de qué demonios era eso.

"Es una sala para entrenar. Algo así como peleas… se juega limpio porque sólo puedes usar tus puños, aunque claro, eso cambia si de tus puños salen, por ejemplo, fuegos artificiales" –dijo, riéndose de su propio chiste. Se colocó mejor el recogido del pelo y se apoyó en la pared.

"No pensé que dejaras el atraco de supermercados para venir aquí"

"En realidad, fue el Profesor quien me trajo" –dijo con una sonrisa, que al momento se volvió una mueca de tristeza-. "Supongo que no hubiese tardado en encontraros" –añadió rápidamente para cambiar de tema.

Júbilo se miró las manos, y señalando con el dedo un punto en el aire, provocó unos pequeños fuegos artificiales color rojo.

"Al final no entendí muy bien en qué consistían vuestros poderes, os mudasteis enseguida"

"No son tan llamativos como los tuyos" –dijo Dash, estirándose. No le gustaba mucho hablar de eso.

Medusa observaba como conversaban los otros dos. Nunca se le había dado muy bien entablar conversación con gente que no conocía, y tampoco sabía qué decir en esos momentos. Podría haber comenzado con un "Hola, ¿cómo te llamas?", pero quedaría como una estúpida puesto que ya se habían presentado todos antes. Sí, desde luego hacer amigos no era lo suyo, cosa que en cambio a Júbilo se le daba de miedo.

"No pareces dispuesta a presentarte. Me llamo Júbilo…" –Iba a darle la mano, pero Dash le cortó.

"¿Por qué no le dices tu verdadero nombre?" –dijo entre risas.

Júbilo frunció el ceño y le fulminó con la mirada.

"¿Me lo dice el gran Dash Wash?" –dijo, poniendo especial énfasis en el nombre.

Ahora fue Dash quién miró a Kathleen, casi esperando que se riera para protestar; cosa que al final no sucedió.

"Puedes llamarla Jubs" –murmuró entonces Dash para vengarse.

Júbilo amenazó con una buena tanda de fuegos artificiales si no retiraba lo dicho, pero Dash se irguió y la enfrentó. Le sacaba casi una cabeza a la chica morena, quien no se amedrentó lo más mínimo.

En ese momento apareció una pareja cogida de la mano. Se quedaron mirando, cuando el chico se acercó.

"¿Qué haces, Júbilo? ¿Y quiénes son estos?" –preguntó Bobby.

Pícara miraba desde la puerta. Desde que se había "curado", su relación con Bobby iba mucho mejor. Después de todo, ella tenía razón: Bobby era un chico y, aunque no lo hiciese a propósito, sólo pensaba en "eso". La gente podría pensar que ya que no tenía poderes debía irse, pero por otra parte, allí se encontraba a gusto y todos sus amigos de verdad estaban allí. Le sorprendía lo poco que echaba de menos su casa.

Aunque, Pícara debía admitirlo, había otro motivo: no se fiaba ni un pelo de Kitty. Aunque Bobby había perdido evidentemente el interés por ella, aún entonces a veces les veía conversar animadamente. Puede que sólo fuese eso, una conversación, pero los celos son muy malos y hacen que pienses cosas que en realidad no son.

Júbilo miró hacia ellos.

"Sólo era una broma… vamos, no le iba a hacer nada" –miró como una niña pequeña que se disculpa ante su hermano mayor, esperando que éste dejara de fruncir el ceño-. "Ellos son nuevos alumnos; él es Dash Wash" –señaló al susodicho disfrutando de las caras a punto de reírse de Bobby y Pícara-. "Ella es… eh…"

"Kathleen Roser" –dijo ella con un hilillo de voz.

"Eso. Y dentro del despacho está la hermana de este macarra, Dylan Wash" –terminó Júbilo.

"Y queda un tío, no se por dónde andará… se llamaba James, o algo así" –dijo Dash.

Bobby miró hacia los nuevos un poco sorprendido. Al final relajó el gesto y les tendió la mano.

"Soy Bobby, y ella es Pícara. Espero que estéis a gusto en la Escuela"

"Aún ni siquiera tenemos habitaciones… la tía del pelo blanco dijo que nos iba a asignar los dormitorios ahora, pero mi hermana se ha quedado dentro hablando con ella"

Bobby y Pícara se sentaron para esperar junto con ellos.

"No creo que tarde mucho en salir"

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Tormenta miró a Dylan un poco sorprendida. Le indicó que podía sentarse, aún con algo de torpeza, deseando no meter la pata.

"Bien, eh… ¿cómo se llama? De todos modos, no sé si podré ayudarte… el Profesor era quien usaba a CEREBRO, y ahora que ni él ni Jean… bueno, dime"

Aqua bajó la mirada, como disculpándose por lo que le estaba pidiendo.

"Él me dijo que iba a venir aquí, estoy segura. Tiene que conocerle… pero sólo conozco su nombre real. Cuando le conocí intentaba por todos los medios olvidarse de su mutación y, bueno, lo último que quería era usar un nombre que se lo recordara continuamente…"

Tormenta suspiró. No iba a ser muy fácil, entonces…

"Bien, no importa. Dime su nombre"

Aqua cogió aire como si lo que iba a decir fuese secreto de sumario.

"John Allerdyce"

Tormenta abrió los ojos.

Justamente él. Él, el único que… pues vaya suerte que tenía. ¿Y ahora qué iba a hacer? No podía contarle la verdad. Dylan ya era un manojo de nervios y no paraba de mirar a la puerta, como si temiera que su hermano entrase y descubriese lo que estaban discutiendo.

Dudó si decirle lo que realmente había pasado, pero… se la veía muy ilusionada, esperando con todas sus fuerzas una respuesta positiva. Una respuesta positiva que, desgraciadamente, no llegó. Quizá decirle todo no era lo mejor. Tampoco iba a decirle su nombre de mutante por si lo oía en las telenoticias, cosa que sería muy probable puesto que estaba en paradero desconocido. Al final, decidió inventarse cualquier cosa.

"Sí, es cierto que estuvo aquí, pero… se fue. Lo siento Dylan, no puedo ayudarte" –Tormenta intentó decirlo de forma suave, aunque no sabía muy bien cómo lo había hecho.

Aqua bajó la mirada de nuevo. Con lo que le había costado llegar…

"Bueno, ya le buscaré por otros sitios, no se preocupe. Ahora iba a asignarnos las habitaciones, ¿no?" –cambiar de tema fue lo mejor que se le ocurrió para no pensar en ello. Con una sonrisa un poco falsa, se levantó.

Tormenta sonrió.

"Sí… puedes decirme Tormenta, Dylan. No hace falta que me trates de usted" –Dylan asintió-. "Bien, será mejor que salgamos, ¿de acuerdo?"

Ambas salieron. Fuera, Dash; Medusa; Bobby; Pícara y Júbilo esperaban. Tormenta les saludó a todos y les presentó a Dylan. Ésta, en el mismo momento en que salió del despacho, recuperó su humor habitual para no despertar sospechas en su hermano.

"Bien, ya tengo las habitaciones… ¿y James?" –preguntó, mirando extrañada.

"Se ha ido a explorar mundo, yo qué sé" –dijo Dash, señalando el pasillo por el que se había ido.

Tormenta suspiró.

"Bobby, por favor, ¿quieres ir a buscarle? Que Dash te acompañe y te diga quién es"

"OK" –Bobby se levantó se alejó, seguido por Dash.

Ambos iban caminando con un silencio bastante incómodo. Bobby intentó romper el hielo.

"Em… Bueno, y… ¿cuántos años tienes?" –al momento estuvo a punto de darle con la palma de la mano en la cabeza. Vaya una estupidez que se le había ocurrido preguntar.

"19" –Dash miró a Bobby-. "¿Y tú?"

"18"

Y, de nuevo, ese incómodo silencio.

"De modo que esa chica es tu novia, ¿no?" –preguntó Dash, refiriéndose a Pïcara.

"Sí, sí…"

"Ajá…"

Se estaban acercando a la sala de la televisión que, por cierto, estaba encendida. Dash y Bobby entraron.

Dentro, en el sofá, estaban Kitty y un chico al que Bobby no conocía de nada.

"Puf, ¿has visto a ese tío? Vengaaa, si no sabes ni hacer la O con un canuto. ¡Inútil!" –Spider le gritaba a un concursante que había fallado una pregunta de cultura general que, seguramente, él tampoco conocía.

Kitty se había sentado, y se estaba riendo de los comentarios de James. Al principio no se acostumbraba a las continuas bromas, pero al final acabó acompañándole. Era increíble cómo en cuestión de minutos había conseguido que se sintiese mejor.

"Ése es" –dijo Dash.

- "¿James?"

El susodicho se giró, al igual que Kitty.

"Tormenta te está buscando para la asignación del dormitorio" –dijo Bobby, sin poder evitar fruncir el ceño al verle con GataSombra; un gesto que le sorprendió incluso a él.

"Ey, tío, ¡a ti no te conocía!" –se levantó de un salto y se acercó-. "Me llamo James, ¿y tú? ¡Espera, tú eres el de las greñas!" –dijo, esta vez refiriéndose a Dash.

"Se llama Bobby" –dijo Kitty desde el sofá, aún con la voz ronca.

"Sigues siendo Garganta Profunda. ¿Qué tal un caramelito de menta para aclarar la voz?" –dijo James-. "Bueno venga, que me entretenéis y al final el que se lleva las broncas soy yo, ¿dónde está la tía esa? Me he venido hasta aquí y ahora no sé volver" –como siempre, lo dijo todo muy rápido y acabo riéndose de lo que acababa de decir.

"Sígueme…" –Bobby, aún algo crispado por la actitud de James, le indicó que le siguiera.

Éste hizo lo propio, igual que Dash. Kitty se volvió a tumbar, cuando Spider se dio la vuelta.

"Ey, Garganta Profunda, ¿te vas a quedar animando al inútil de la 3º ronda? Si sabes que no va a conseguir el premio…" –dijo refiriéndose al concurso que estaban viendo.

Kitty soltó una risilla y se levantó, un poco mareada, y les siguió.

"No has ido a la sala de PELIGRO Kitty, ¿te encuentras mal?" –preguntó Bobby, intentando no mostrarse muy preocupado.

"Sí… pero ya estoy mejor. Debe ser un resfriado" –dijo con una sonrisa.

"Me alegro"

Dash apartó la mirada.

"Menos mal que tu novia era la otra…" -susurró, lo bastante alto como para que lo oyese Bobby, con una sonrisa de medio lado.

Éste le fulminó con la mirada.

Una vez que llegaron con los demás, Tormenta carraspeó para atraer su atención.

"Bien, escuchad: James, Dash, vosotros compartiréis dormitorio con Bobby, Warren y Piotr. Bobby, tú les enseñas el camino." –Bobby asintió-. "Dylan y Kathleen, vosotras compartiréis dormitorio con Júbilo, Kitty y Pícara. Los dormitorios de las chicas están a la izquierda y los de los chicos a la derecha. Hay 5 camas por habitación. ¿Alguna pregunta?"

"Sí" –dijo James inmediatamente-. "¿Hay algún camino o algo que comunique las dos zonas?"

"No" –dijo Tormenta rotundamente.

"Uff, menos mal… imagínate que viene alguna de estas depravadas con complejo de viuda negra… ¿te lo imaginas, no? Y ya sabes que las viudas negras se comen al macho después. Puaj, no quiero morir así…" –Tormenta alzó una ceja ante la semejante tanda de sandeces que podía llegar a decir en tan poco tiempo.

"Quédate tranquilo, James…" –fue lo único que pudo decir Tormenta.

"Aún así no estoy tranquilo…" –haciendo una pausa para sonar interesante, prosiguió-. "¡No tenéis nada para defenderme de ella! ¡Garganta Profunda! Ella puede atravesar la puerta…" –acto seguido, comenzó a simular que era una señorita indefensa ante un malvado acosador.

Kitty no pudo evitar otra carcajada (ronca, de nuevo) por lo payaso que podía llegar a ser.

Tormenta puso los ojos en blanco. Por último, les mandó dejar sus cosas (que habían dejado a la entrada) a sus respectivos dormitorios. Las chicas se fueron hacia la izquierda, y los chicos hacia la derecha.

"No creo que Warren y Piotr aguanten semejante personaje" –dijo Bestia, que había vuelto a aparecer de repente. Tormenta dio un respingo.

"Si le aguantan, habrá quedado demostrado que Warren es un Ángel y Piotr un Coloso" –dijo, entre risas.

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Notas finales: Tenía este proyecto en mente desde hace bastante, y al final conseguí que me llegara la inspiración para escribir. Los cuatro alumnos nuevos son invención mía (Kath) y de mis hermanitas del alma Gilraen (James y Dylan) y Eámanë (Dash). Quien haya leído "X-MEN: La nueva generación" encontrará ciertas similitudes, ya que son los mismos personajes xD.

Me gustaría que me dierais vuestra opinión sobre los nuevos (y sobre el fic en general, claro), para poder seguir mejorando. Gracias por leer .

Este capítulo va dedicado a Pablo, mi Maestro Jedi xD, por haber sido mi beta y haberme aconsejado. Y por supuesto, por seguir siendo un científico loco que buscar la explicación del Universo en una ecuación; por seguir soñando con ver un UFO y por aguantarme en esas largas conversaciones por msn xD. ¡Un beso!