Nota de la autora: 27 de diciembre de 2006.
¡Buenas!. Espero que estéis bien. Como hace un mes que no aparezco por aquí, permitidme que me enrolle en esta primera nota de autora.
Tal y como os prometí al terminar el epílogo de "Pegado a ti" aquí os traigo mi nueva historia. Quería que fuese un Oneshot pero al final se me ha convertido en serie, aunque no creo que me lleve más de tres capítulos. Ya es raro en mí. ¿Verdad?. Pero es que el tema que tiene no da para más.
Esta serie surgió tras ver el cap catorce de la primera temporada de "Roswell". Que se llama igual al título del fic "Cita a ciegas". Me he visto las dos temporadas de Roswell y puedo decir que todas las parejas me encantan, pero en especial la protagonista, Liz Parker y Max Evans.
En este fic veréis a un Harry y una Hermione distintos a los de los libros. Bueno, es que están en una situación que nunca han salido en los libros. De todos modos yo siempre procuro poner cosas de ellos que al leerlas vosotros/as sí podáis pensar aquello de "esto sí se ve en los libros. Esto no".
Ah, sí, me he inventado para el fic un personaje nuevo que se llama Luke. Es el chico por el que suspira Lavender Brown. También os diré que en este fic comento algunas cosas del sexto libro pero también me invento otras que nunca han salido en ninguno de los libros de Harry Potter. Pero de eso tratan los fics. ¿No?. De cambiar lo que uno/a quiere.
Una última cosa os digo, aquí no hay malos malísimos y si encontráis situaciones tensas entre alguno de los personajes, será porque lo crea necesario para la historia. ¿Ok?. Pensad que no es porque quiera dar mala imagen de ellos o porque les odie (como a veces me han dicho en los reviews) sino porque repito, es necesario para el fic. De todas maneras las discusiones son algo más que normal entre personas que se relacionan entre sí. Da igual que sean los mejores amigos del mundo. Siempre hay algo o más de una cosa, con la que no estén de acuerdo al cien por cien. Sin añadir nada más, os dejo con el primer cap. Espero que lo disfrutéis. Un beso fuerte. RAkAoMi. ;-)
Simbología:
- Con letra normal y guión: diálogo de los personajes.
- Con letra cursiva y comillas: pensamientos internos.
- Con mayúsculas, vayan o no con signos de admiración: enfado grandísimo. Vamos, al borde de la histeria.
Música Recomendada:
- La que queráis. A mí es que me encanta la música instrumental, pero la cantada también pega.
"Cita a ciegas."
Cap.1. "Un libro que muchos quieren."
Era febrero, faltaban tan sólo dos días para el famoso San Valentín, y prácticamente todas las chicas de Hogwarts, estaban ilusionadísimas ante la perspectiva de disfrutar ese día especial con sus parejas o con el chico que les gustaba en secreto.
El castillo era un revuelo de susurros femeninos, risas entre amigas que tramaban planes para ayudarse mutuamente a conseguir "el chico de tus sueños" y charlas sin fin sobre la mejor manera de atraer a ese chico perfecto.
La habitación femenina de las alumnas de séptimo curso de la casa Gryffindor, no era una excepción.
Todas las féminas de la habitación, cuchicheaban entre ellas sobre lo que esperaban les sucediera. Bueno, todas no, porque una chica en particular, de pelo castaño y alborotado, ojos marrones y figura estilizada, leía un libro sentada en su cama intentando concentrarse en él e ignorar aquél gorgojeo que producían sus compañeras de habitación.
- ¡Hey Hermione!.- dijo Lavender acercándose con una sonrisa propia de una Miss.- ¿Qué estás leyendo con tanta atención, algún libro de hechizos y pócimas amorosas?
La castaña rodó los ojos antes de responder moviendo la cabeza de un lado a otro.
- ¿Y de qué va?. Tiene que ser muy interesante para que no quieras hablar con nosotras.
- Es una edición nueva de "Historia de Hogwarts".
- ¿Otra vez?. Llevas siete años releyendo el mismo libro. No sé cómo no te cansas.
- Porque siempre descubro algo nuevo. Además, te he dicho que es una nueva edición. ¿Eso no te dice nada?
- Sí, que por muchas veces que lo reediten, seguro que sigue siendo aburridísimo.
- A mí no me lo parece.
- Ya…ya. Eso lo sabe todo el castillo. En fin… ¿Cuáles son tus planes para San Valentín?
- ¿Perdón?
- San Valentín, Hermione. El famoso día de los enamorados, es dentro de dos días. ¿Tienes planes o no?
- Si los tuviera, no te los diría. No tengo ganas de que se entere todo el castillo.
- Aguafiestas…
- Discreta, que es distinto.
- Vale, como quieras. Pero luego no vengas a buscarme para pedirme consejo amoroso si el chico que te gusta no te hace caso.
- Créeme, Lavender. Tú serías la última persona de este castillo, a quien le pediría ayuda para algo así.
- No sé para qué me molesto en hablar contigo.
- Chao Lavender. Que disfrutes tus cotilleos y planes disparatados antes del "gran día".- dijo ella con ironía.
- Algún día, Hermione, te darás cuenta que eres una chica. Y cuando sepas eso, también te darás cuenta que te preocuparán las mismas cosas que al resto de las chicas de este mundo. ¿Y sabes qué?. Los chicos, es algo que a todas nos preocupa.
- Ya…ya.
- ¿Quieres dejar de leer ese libro y mirarme mientras te hablo?
- No, gracias. Esta conversación no me interesa nada. Lo que me cuenta el libro, sí.
- ¡Es imposible hablar contigo de algo importante!
- Te equivocas, Lavender. Es sólo que tus temas de importancia no despiertan mi interés. Cuando tengas algún asunto que de verdad te cause ansiedad vital, entonces te ayudaré.
- ¡Pues no pienso contar contigo!
- Bueno, tampoco voy a cogerme un trauma por eso.
- ¡Antipática!
- Hey.- Ella miró a Lavender.- No vuelvas a insultarme. Yo no te he faltado al respeto en ningún momento. Si me lo faltas tú otra vez, dejaré de ser amable y verás una cara de mí que no te va a gustar nada.
- ¿Amable, tú?. Por favor, no me hagas reír. Eres la persona más…antipática, antisocial y sosa que he conocido en toda mi vida.
- Yo también te adoro, Lavender.
- Me voy. No te soporto ni un minuto más. Espero que disfrutes mucho tu lectura… ¡Y que ese libro se te atragante en el cerebro!
La cotilla más famosa de Hogwarts, abandonó la habitación dando un fuerte portazo. El resto de chicas que aún quedaban allí, terminaron de arreglarse y también se marcharon, dejando sola a Hermione con su lectura. Ella no tenía prisa por salir. Ya había terminado sus deberes de clase y como no había quedado con Harry y Ron, se permitió el lujo de pasar la tarde como más le apetecía. Leyendo, algo que siempre le apasionó y de lo que no se cansaba jamás.
- Esa…esa…
- ¿Quieres calmarte, Lavender?.- dijo su mejor amiga, Parvati Patil.- Llevas media hora gruñendo. Se te va a poner cara de amargada. ¿Quieres que Luke te vea así?
- Por supuesto que no.
- Entonces cálmate. No sé por qué dejas que ella te afecte tanto. Ni si quiera es amiga nuestra.
- Es que no puedo comprender cómo puede ser una chica tan… ¡Antichica!
- Bueno, Hermione siempre ha sido así. Todas sabemos que no es una chica normal y corriente pero…eso no es malo para nadie. ¿Verdad?
- ¡Pero cómo es posible que a sólo dos días de San Valentín, todas estemos de los nervios por lo que pueda ocurrirnos con los chicos que nos gustan y ella esté tan tranquila. Ni si quiera tiene planes!
- Eso no lo sabemos. Ella te dijo que no te los contaría si los tuviera, pero en ningún momento te dijo que no los tuviera.
- ¿Eh?
- Da igual, olvídalo. Hoy estás demasiado estresada para que entiendas mis juegos de palabras.
- ¿Estresada?. ¡Lo que estoy es amargada. Qué más puedo hacer para que Luke se de cuenta de que existo!. ¿Ponerme un letrero de purpurina mágica que diga "Hey, que estoy aquí y me gustas, hazme caso."?
- No sé…a lo mejor le gusta otra chica…
- ¿Cómo?. Imposible. Su mejor amigo me dijo el otro día que Luke estaba por mí. En dos días no ha podido cambiar de opinión.
- ¿Qué no?. Lavender, tú sabes que sí es posible. Los chicos son mucho más…indecisos que nosotras. Sobre todo en cuanto a los temas amorosos.
- Qué asco de vida. ¡Odio ser una adolescente!
- Pues yo creí que te encantaba.
- Bueno sí, pero cuando el chico que me gusta no me hace ningún caso, lo odio.
- Eso también le ocurre a la gente adulta.
- ¿Qué eres, mi psicóloga?
- No, sólo tu mejor amiga. Intento hacer que te sientas mejor.
- Lo sé. Lo siento mucho Parvati. Es que estoy…
- De los nervios y más que estresada, lo sé. Llevas diciéndomelo todo el santo día. En fin… ¿Te apetece dar una vuelta por los terrenos del lago?
- Bueno.
- ¿Has traído la crema bronceadora para la cara?. La mía se ha terminado.
- Por supuesto. Tú sabes que siempre la llevo encima.
- Genial, Lavender. Seguro que cuando Luke te vea la cara bronceada, se le caerá la baba.
- Eso espero.
- Vamos amiga, démonos prisa antes de que se vaya el sol.
- Gracias Parvati.
- De nada.- Dijo su mejor amiga sonriéndole dulcemente y regalándole un beso en la mejilla.
Con una sonrisa alegre, Lavender y Parvati salieron al exterior del castillo, dispuestas a capturar todos los rayos ultravioletas que les fuese posible.
Situando el señala-páginas por donde se había quedado, Hermione cerró el libro y salió de la habitación. Era la hora del almuerzo y se moría de hambre. Cuando llegó a la mesa de Gryffindor, tomó asiento junto a Parvati y Lavender, pues era el único sitio que quedaba libre.
- Vaya, se os ha pegado el sol en la cara. ¿Eh?.- dijo la castaña mientras se servía ensalada.
Lavender y Parvati le dedicaron una sonrisa brillante.
- Seguro que así no habrá chico que no os mire. Eso sí, os aconsejo que os echéis también aftersun. Sobre todo tú, Lavender. Me temo que tu nariz está algo colorada. Eso indica que se te ha quemado. Hazme caso y ponte la crema en cuanto termines de comer sino quieres que se te despelleje la nariz.
- ¡Oh no, qué horror!. ¡Parvati, dime que tienes aftersun!
- Se me ha terminado.
- ¡Y a mí. Ahhh!
- Deja de gritar.- le dijo Hermione por lo bajo.- Te está mirando todo el colegio.
- ¡Ahhh!
- ¿Quieres calmarte?.- volvió a pedirle la castaña.- Una nariz despellejada no es el fin del mundo. ¿Sabes?
- ¡No lo será para ti, que eres lo más antifemenino de todo nuestro género. Pero a mí, mi nariz me preocupa lo bastante como para no querer que se quede sin piel!
- Sin piel no se va a quedar, te saldrá piel nueva. Sólo será una piel…un poco más clara que la del resto de la cara.
- ¡Y eso irá desacorde con mi bronceado. Ahhh!
- Siempre puedes maquillártela para intentar disimularlo.- Propuso Parvati. En cuanto Lavender la escuchó, dejó de gritar.
- De verdad, Lavender.- Volvió a decir Hermione.- A veces no sé qué tornillo exactamente es el que te falla. Mira que reaccionar así por una nariz quemada…
- A veces te odio cordialmente.
- Pues bienvenida al club.
- Eres una…mejor me callo.
En ese momento, las lechuzas encargadas del correo hicieron su aparición. Todo el mundo recibió algo, menos Harry, Ron y Hermione. Aunque sin duda, el paquete más voluminoso fue el de Lavender, que aterrizó en su cabeza. La chica más presumida del colegio, volvió a gritar.
- ¿Estás bien?.- preguntó preocupada su mejor amiga.
- Maldición. Ahora, además de una nariz pelada, tendré un chichón enorme en la cabeza.- Pronunció frotándose con la mano.- ¿Qué rayos me habrán enviado?
- Ábrelo y lo averiguaremos.
Una vez quitado el envoltorio, Lavender vio que era un libro. No uno cualquiera, sino uno que trataba sobre la magia antigua y los métodos que podían hacerte más poderoso en cuanto a la lucha mágica se refería. Hermione no pudo evitar mirar aquél libro con los ojos más que abiertos.
- Menudo regalo.- Dijo la castaña.- Qué suerte tienes, Lavender.
- ¿Suerte?.- Dijo parpadeando dos veces.- Querrás decir lo contrario. Éste no es el libro que pedí. Mi abuela se ha equivocado. Yo quería la edición especial de los "hechizos y pociones amorosas" que traía este mes la revista "Corazón de bruja". Pero como siempre, mi más que despistada abuela ha confundido el título y me ha traído este libro tan…soso.
- ¿Soso?.- Ahora además de tener los ojos abiertos de forma exagerada, Hermione la miraba como si Lavender fuese alienígena.- ¿Cómo puede ser soso un libro que habla sobre la manera de convertirte en una bruja fuerte y poderosa?. A ver, Lavender, explícame por qué consideras tú que este libro es soso. Yo diría que ha de ser apasionante.
- Tú encuentras apasionante hasta los libros que hablan sobre el crecimiento de los gusarajos.
- Y tú no reconocerías un buen libro ni aunque te lo dijera el más experto en literatura.
- Déjame tranquila un rato. Menudo diíta me estás dando.
- ¿No vas a abrir el libro?
- No. Ni si quiera voy a leer la introducción.
- Ohhh.- pronunció la castaña sin ocultar su decepción.- Eres la chica más…poco intelectual que he conocido en toda mi vida.
- Y tú la más sosa, aburrida y antifemenina que he conocido yo. ¿Cuál es el problema?
- Tu problema, Lavender, es que no sabes apreciar un buen regalo ni aunque te lo digan con una pancarta.
- ¿Buen regalo?. Perdona Hermione, pero…qué consideras tú que es un buen regalo. No espera, no me lo digas. Yo al menos, considero un buen regalo uno que encaja con lo que me gusta. Pero este libro…esta cosa tan…poco propio de mí o mis gustos, no creo yo que sea un buen regalo.
Mi abuela sabe de sobras que no me interesan los libros de este estilo. Cualquiera diría que me lo ha regalado porque no se le ocurría otra cosa mejor.
- Eres la chica más…desagradecida que jamás he visto, Lavender Brown. Puede que el regalo de tu abuela no sea el que tú querías pero al menos podrías apreciarlo simplemente por venir de ella. ¿Y sabes qué?. De este libro no existen muchos ejemplares en el mundo mágico. Si tu abuela lo ha conseguido ha sido porque se ha molestado lo suficiente en buscártelo. ¡Y tú lo desprecias de esta manera sólo porque no era el libro que tú esperabas!. ¡Desagradecida y mil veces desagradecida!
-¡Hermione te estás pasando!
- ¡Y más que pienso pasarme!
- ¡Pero qué leches te pasa conmigo!
- ¡Es que no puedo soportar a la gente como tú. Eres una niña egoísta, mimada y consentida. Superficial, materialista y de lo más inmadura!
- ¡Como me insultes otra vez te hechizo!- pronunció la morena sacando la varita y apuntando con ella a la castaña.
- ¡Inténtalo!.- dijo Hermione apuntándola también.- Aunque no creo que te de tiempo ni a pronunciarlo.
- Señoritas, por favor, cálmense.- Pronunció McGonagall apuntándolas también.- Esto no es un buen ejemplo de comportamiento. Siéntense y terminen su almuerzo con tranquilidad o me veré obligada no sólo a quitar puntos a su casa sino además a castigarlas.
- Perdón, profesora.- Dijo Hermione tomando asiento de nuevo pero sin dejar de mirar a Lavender con cara de pocos amigos.- No volverá a ocurrir.
- ¿Señorita Brown?
- Sí señora, prometo comportarme adecuadamente. Discúlpeme.
Minerva McGonagall esperó un tiempo prudencial antes de volver a sentarse, donde terminó su almuerzo sin que ocurriese otro incidente en el gran comedor.
- ¿Quieres contarnos de una vez a qué ha venido todo eso?.- preguntó Ron mientras caminaba junto a Hermione y Harry hacia la primera clase de la tarde.
- Es sólo que no soporto lo egoísta que es Lavender.
- Ni que eso fuese algo nuevo.- Dijo Harry.- Todos sabemos cómo es.
- Igualmente está buena.- Dijo Ron.
- Por qué será que no me extraña nada que digas algo así. El día en que madures y sepas apreciar a las chicas por algo más que por su belleza exterior, te aseguro que te daré un premio.
- Déjame en paz, Hermione. No tengo ganas de discutir ahora.- pronunció el pelirrojo abriendo la puerta de la clase de Encantamientos.
Ron y Harry se sentaron juntos mientras que Hermione elegía un sitio un poco más alejado de ellos. Eso extrañó a Harry, pues ellos tres siempre se sentaban juntos ya que la clase de Flichwick tenía los asientos en fila.
- ¿Tan enfadada está que prefiere mantener las distancias?.- preguntó el moreno al pelirrojo por lo bajo.
- Se ve que sí.
- De verdad Ron. No entiendo por qué tienes siempre que sacarla de quicio. Con lo fácil que es llevarse bien con ella…
- Será fácil para ti. A mí me quema los nervios la mayoría de las veces.
- Pues yo creí que te gustaba un poco…
- ¿Cómo?. Ni hablar, Harry. Reconozco que hubo una época en la que me sentí atraído por ella. Pero se me pasó pronto. Créeme, Hermione Granger sería la última chica con quien me gustaría salir.
- Menos mal que no te escucha. Ese comentario haría estallar una nueva guerra.
- ¿Y a ti qué?.- pronunció el pelirrojo mientras empezaba a practicar el nuevo hechizo que acababa de explicar el profesor.- ¿No te gusta nada?
- ¿Perdona?
- Me has entendido perfectamente.
- Pues no pienso contestarte. Pásame otra pelota pequeña, la que tenía no sirve ya.
- Para ser el salvador del mundo mágico, hoy estás de lo más torpe. Venga Harry, confiesa que te gusta nuestra mejor amiga.
- Todos tenemos días malos. Y no, no pienso decirte nada al respecto. Eso no es asunto tuyo. Además, no sé qué te hace pensar que Hermione pueda gustarme. No fue con ella con quien salí el curso pasado.
- ¿Y qué?. Eso no impide que pueda gustarte ahora. Como sigas moviendo la pelota así, la harás estallar otra vez.
- Eso es problema mío. Sabes de sobra que no puedo salir con nadie. No es un buen momento.
- ¿Ves?. Ya te la has cargado otra vez. Déjate de tonterías, Harry. Vencimos al innombrable hace sólo un mes. Los mortífagos están en Azkaban. ¿Cómo que no es un buen momento?. Ya no tienes de qué preocuparte. Puedes vivir tu vida como te de la gana. Yo diría que ahora es tan buen momento como cualquier otro. ¿Volverás con mi hermana?
- Maldita pelota y maldito encantamiento. No, de momento no tengo intención de retomar nuestra relación.
- Porque te gusta Hermione.
- Pero qué pesadito estás con eso…
- Harry, admítelo. No voy a enfadarme contigo. Si no te gusta mi hermana puedo entenderlo. Pero no me niegues lo obvio.
- ¿Y qué es lo obvio para ti?
- Que en realidad, no dejaste a mi hermana porque quisieras protegerla de ese loco psicópata o del peligro que podría correr ella sólo por estar contigo. Puede que ésa fuese la excusa que le pusiste hace tres meses, pero yo sé que en realidad la dejaste porque ya no te gustaba. Es Hermione quien te gusta.
- De verdad Ron, eres más pesado que una tonelada. ¿Te quedan pelotas?
- Esta es la última, así que ten cuidado. Aunque lo niegues, yo sé que te gusta Hermione. Y de verdad que no me importa. Ni eso, ni que pases de mi hermana. Aunque reconozco que me habría encantado tenerte de cuñado.
- Como sigas con este tema te juro que me levanto y me siento con Dean.
- Si quieres que te estalle su pelota en la cara vete con él.
Eso sí, Harry, ten al menos la delicadeza de buscar a Ginny y decirle que ya no sientes nada por ella. Se ha pasado el verano suspirando por ti. Está totalmente convencida de que este curso volveréis a salir. Sobre todo porque como te dije antes, él y compañía ya no existen. Así que hazme el favor y a ti también, de aclarar las cosas con ella cuanto antes. Puede que no me importe que ya no estéis juntos, pero no me gusta verla triste.
- Te prometo que hablaré con ella esta misma tarde. ¡Sí, por fin!. Ya era hora de que me saliera. Tanto meterte conmigo y al final, lo he conseguido antes que tú.
- Es posible, pero mi pelota tiene mejor aspecto que la tuya. Cuéntame luego qué tal se lo ha tomado Ginny.
- Ya te lo contará ella, por algo es tu hermana. No, Ron, cambia el movimiento, la pelota se te está deformando.
- No creo que Ginny me lo cuente. Le vas a romper el castillo de ilusiones que se ha hecho. La dejarás hecha polvo y cuando ella está así, no habla conmigo ni con nadie. Maldita pelota…
- Puedo ayudarte si quieres.
- No, gracias. Prefiero conseguirlo por mí mismo.
- ¡Diez puntos para Gryffindor!.- dijo la voz de Flichwick.- ¡Muy bien, señorita Granger. Ha sido la primera en realizar el encantamiento a la perfección!
- Como siempre.- Dijo Ron por lo bajo.- El día en que Hermione haga algo mal, ni yo mismo me lo creeré.
- Eso no sucederá.- Dijo Harry desde su asiento.- Siempre ha sido una fuera de serie en todo.
- Pues sí, es tan perfecta que hasta me da rabia.- pronunció el pelirrojo poniéndose en pie.- Llevemos las pelotas a Flichwick para que nos de puntos también. Puede que las nuestras no sean tan perfectas como las de Hermione, pero al menos tienen un aspecto decente. ¿No?
- Supongo que al menos nos merecemos un aceptable.
- ¡Hey Hermione!.- Gritó Ron echando a correr para darle alcance.
- ¿Qué?.- dijo la castaña mientras le veía recuperar el aire.
- ¿Estás disponible ahora?. Necesito que me ayudes con la redacción para Historia de la Magia.
- Ayudarte sí, hacértela no.
- Nunca te he pedido que me hicieras las redacciones.
- ¿Nunca?
- Bueno vale, pero sólo lo hice una vez, porque estuve enfermo.
- Bueno sí, es verdad.
- ¿Me ayudarás o no?
- Vale, nos veremos en la biblioteca dentro de quince minutos.
- De acuerdo. Le diré a Harry que se venga. Quizás él también necesite ayuda.
- Cuándo dejareis de pedirme ayuda con los deberes. Ya sois mayorcitos para hacer las cosas por vosotros mismos…
- Oh vamos Hermione, no te quejes. Sabes perfectamente que podemos hacerlo sin ti. Pero es mejor contar contigo. Tus ideas siempre son mejores que las nuestras.
- Por supuesto. Soy la única de los tres que siempre se informa antes de empezar a redactar algo…
- Por eso no lo hacemos nosotros.
- Ohhhh…
- No te enfurruñes ahora. Tómatelo como un cumplido más bien. Nos vemos allí. ¿De acuerdo?
Ella asintió con la cabeza y él salió corriendo otra vez.
- ¿No iba a venir Harry contigo?.- preguntó ella desde su asiento en la biblioteca.
- Está hablando con mi hermana.
- Ah, vale. ¿Me pasas el libro de "Hechizos avanzados de defensa"?
- Toma. No es por nada pero…la redacción va sobre la rebelión de las banshees.
- Ya, pero es que tengo mucho interés en consultar este libro. Este otro va sobre el tema de las banshees. Puedes empezar a mirarlo cuando quieras.
- Pe…Pero Hermione…tiene 1000 páginas.
- Razón de más para que empieces cuanto antes.
- Creí que ibas a ayudarme…
- Lo estoy haciendo. Te he dado el libro donde encontrarás la clave de todo.
- Tardaré horas…
- Es tu problema, no el mío.
- Desde luego, cuando te pones en este plan no hay quien te aguante.
- Ron, no me toques las narices, hazme el favor. De acuerdo en que viniste aquí para que te ayudara, pero no pienso decirte lo que tienes que poner en la redacción. Si no, no sería un trabajo tuyo y creo que no tengo que explicarte más. ¿Verdad?
- Ya sabía yo que no me lo pondrías fácil…
- ¿Sabes cuál es tu problema?. Que siempre dejas todo para el último momento y sólo entonces te acuerdas de mi existencia para sacarte del apuro. Bueno, pues ya me he cansado. Empieza a leerte el libro y si de verdad me demuestras que no encuentras la información, entonces y sólo entonces, te diré lo que necesitas saber.
- Maldición…está bien. Me leeré este libro enorme.
- No te preocupes, antes de que llegues a la página doscientos, encontrarás más de un dato que te será útil.
- ¿Y el más importante dónde está, al final del todo?
- Más o menos. Pero no te recomiendo que empieces por el final, también hay cosas interesantes por la mitad del libro.
- O sea, que tengo que leérmelo todo sin pasar por alto nada. ¿Verdad?
- Me temo que sí.
- Jolín…
- Hola chicos.- pronunció Harry sentándose al lado de Ron, que estaba maldiciendo por lo bajo mientras leía con rapidez pasando página tras página.
- Hola Harry.- saludó Hermione con su característica sonrisa amigable.- Ron, como sigas leyendo a esa velocidad, no serás capaz de enterarte de nada. Y ya te cuesta en circunstancias normales…
- Olvídame.
- ¿Otra vez estáis discutiendo?.- dijo el moreno.- De verdad, el día en que no os vea enfurruñados, creeré que alucino.
- ¿Qué tal la charla?.- preguntó el pelirrojo apuntando algunos datos en su pergamino.
- Ah, bien. Ya está todo resuelto.
- ¿Qué está resuelto?.- quiso saber Hermione mientras apuntaba cosas del libro de defensa.
- Mi situación con Ginny.- respondió Harry mientras agarraba el primer libro que tenía a su alcance y empezaba a ojearlo.
- ¿Tu situación con Ginny?.- preguntó su mejor amiga.- Creí que eso estaba resuelto desde el curso pasado.
- Sí, pero…tenía que hablar con ella. Acuérdate que habíamos roto por lo de Voldemort.
- Ah, sí, es verdad. Entonces qué. ¿Volvéis a salir?
- No.- Dijo Harry dejando el libro a un lado.- Lo único que os diré, es que ella sabe que ya no me gusta como antes. Hemos quedado como amigos.
- Eso está bien, Harry.- dijo Hermione mientras movía el pergamino para seguir escribiendo.
- Dime sólo si se lo ha tomado bien.- Quiso saber Ron sin mirar aún a Harry.
- Pues sí.- contestó el moreno mientras cogía otro libro y comenzaba a ojearlo.
- ¿Y por qué no iba a reaccionar bien?.- preguntó la castaña.
- Pues porque es una chica.- Dijo Ron como si fuese la cosa más obvia del mundo.- Las chicas enamoradas a menudo reaccionan mal cuando el chico al que ellas quieren, las dejan.
- No todas las chicas reaccionamos así. Cada una es distinta.
- Tú desde luego eres una chica bastante distinta. Eres la única chica que conozco, que no se parece en nada a una chica corriente…
- ¿Qué quieres decir?.- preguntó Harry con curiosidad.
- Creo que está claro. Hermione no es femenina, no se pinta, no presume, es capaz de dar puñetazos cuando se enfada de verdad, como el que le dio a Malfoy cuando estábamos en tercero. Nunca la verás cotilleando o usando hechizos amorosos y desde luego, jamás la veremos tonteando con los chicos o hacerse la interesante para llamar la atención de alguno…en fin, creo que son claros ejemplos que nos demuestran que de chica normal tiene sólo el cuerpo físico.
Antes de que Harry dijese algo más, Hermione echó su cuerpo hacia delante y le propinó un coscorrón a Ron en la cabeza que le produjo un chichón más que visible.
- ¡Te has pasado!.- Dijo el pelirrojo poniéndose en pie. Estaba a punto de decirle a su amiga tres o cuatro barbaridades, pero entonces vio que ella le miraba de forma airada y que le temblaba la barbilla. Eso sólo podía significar una cosa. Estaba a punto de llorar.
- ¿Sabes qué, Ron?.- dijo la castaña con voz temblorosa por la tristeza que no quería dejar salir delante de él.- A veces eres un auténtico imbécil, como ahora.
Y es en esas veces en que me pregunto por qué llevo siete años soportándote y siendo tu amiga. Cuando tú lo único que haces es hundirme la moral una y otra vez con tus comentarios. Te voy a decir una cosa bien clarita.
Es verdad que tú y yo no siempre estamos de acuerdo en todo, y es cierto que discutimos a diario por mil y un motivo distintos, pero nunca, jamás, se me ha ocurrido decirte algo sabiendo que te dolería. Pero tú…tú…tú sabes de sobras qué cosas me hacen daño. Llevas siete años sabiéndolo.
Muchas gracias Ron, gracias por haberme dado donde más me duele. Y ahora…me largo de aquí. Necesito perderte de vista. Pero una cosa te digo, no intentes disculparte ahora o dentro de un rato. En lo que a mí respecta, hoy no te conozco y nunca he hablado contigo. ¿Me has entendido?
- Hermione yo…
- Ahórratelo, Weasley. Esta vez no pienso perdonarte.
Ella tenía ganas de salir corriendo, pero se contuvo. Con toda la dignidad que se creyó capaz de mostrar, comenzó a andar hacia la salida de la biblioteca sin llamar la atención en ningún momento. Sin embargo no fue capaz de salir en silencio, porque antes de salir por la puerta, dejó escapar un sollozo, que a pesar de ser discreto, fue perfectamente audible para sus dos mejores amigos.
- Esta vez la has hecho buena.- Dijo Harry mirando a Ron de manera acusatoria.- ¿Por qué siempre tienes que hacerla rabiar tanto?
- Ella también lo hace conmigo.
- Pero ella, nunca, te ha hecho llorar. Y te digo otra cosa, tenía razón en algo que te dijo.
- ¿En qué?
- En que le has dado donde más le duele.
Puede que yo no sea un experto en temas femeninos, pero sé perfectamente que a Hermione le hace mucho daño que la gente no la considere una chica corriente. Quizás ella no sea una de esas chicas que se pintan, presumen o cualquiera de las cosas que tú nombraste antes pero…tienes que reconocer, que a pesar de eso, sigue teniendo algo que la hace especial.
Además, Hermione siempre ha sido así. Nosotros la conocemos así y también la aceptamos así. ¿Por qué has tenido que meterte con ella criticándola de esa manera?. Le has echado en cara que sea como es. De verdad Ron, esta vez te has pasado un mucho muy grande.
- Quizás sí, pero me da igual. Ella se lo buscó. No debería haberme pegado el coscorrón. No veas la fuerza que tiene para ser una chica. Será bruta…
- Como la vuelvas a insultar, seré yo quien te producirá otro chichón más grande aún que el que te ha hecho ella.
- Y luego dices que no te gusta. Por eso mismo estás saliendo en su defensa. ¿Verdad?. Porque no te gusta nada de nada.
- Ron, no me toques las narices. ¿Quieres?. La defiendo porque creo que has sido un imbécil con ella. Y la defiendo porque además es mi mejor amiga. Y sólo para que te quede claro, si llega un día en que Hermione me guste como algo distinto a una amiga, créeme cuando te digo, que serás el último en saberlo.
- ¿Por qué?
- Porque no me gustaría que te burlaras de eso o que salieras con alguno de tus "ocurrentes" comentarios.
- Eso ha dolido, Harry.
- ¿Sí, verdad?. Ahora sabes lo que ha sentido Hermione.
- ¿Dónde vas?- preguntó cuando le vio levantarse.
- Por ahí. Ella no es la única que necesita perderte de vista durante un rato.
Como sabía que no podía acceder al dormitorio de las chicas, Harry esperó pacientemente en la Sala Común a que Hermione volviese a bajar las escaleras, pues gracias a que Padma Patil se había cruzado con él, supo que se había encerrado en su habitación.
Harry se sentó en el amplio y cómodo sofá rojo, repasando mentalmente lo ocurrido en la biblioteca.
Puede que Ron creyese que a él le gustaba Hermione, pero no era eso. Aunque tenía que reconocerse para sí mismo, que cuando había visto a Hermione intentando no llorar delante de ellos, algo se había movido dentro de su cuerpo.
Algo que no había sentido nunca antes, y que se intensificó en el instante en que intentó hacer entrar en razón a Ron y escucharle decir que Hermione se lo había buscado. Por primera vez en toda su vida, Harry sintió ganas de darle una paliza a su mejor amigo y eso era algo, que nunca antes había sentido.
Cuando él escuchó pasos descendiendo la escalera, se levantó del sofá con rapidez. Esperaba que fuese Hermione y cuando vio que lo era, sintió otra cosa nueva, un alivio inmenso unido a la alegría de ver que presentaba un buen aspecto. Tenía los ojos algo rojos e hinchados, pero por lo demás, estaba perfectamente bien.
- Harry. ¿Qué haces aquí?. Creía que estabas con Ron en la biblioteca.
- Lo estaba. Pero me enfadé con él y decidí quitarme de en medio. ¿Te sientes mejor ahora?
- Sí. Me voy a dar un paseo.
- ¿Puedo acompañarte?
- No deberías. Aún tienes que hacer la redacción. Yo la hice hace dos días.
- A la redacción que le den por ahí. Prefiero estar con mi mejor amiga.
- ¿De verdad?- cuando ella le miró, volvieron a empañársele los ojos.
- Pues claro.- Harry pudo ver que rompería a llorar de un momento a otro, lo que no esperaba ver fue la reacción que tuvo ella.
Hermione se echó en su pecho llorando de forma sentida y sonora mientras que entre sollozos le daba las gracias. Harry no entendía por qué le decía gracias, tampoco entendía por qué estaba abrazándole, y entendía aún menos por qué empezaba a sentir una extraña calidez dentro de él.
No había habido muchas ocasiones en que él hubiese visto llorar a Hermione, tampoco estaba habituado a que ella llorase en su pecho y mucho menos que ella usase su cuerpo como apoyo. Él sabía que ella sólo estaba descargándose, pero no sabía por qué empezaba a sentir que le gustaba
el simple hecho de tenerla en sus brazos. Porque el hecho era que él la estaba abrazando también. Y puede que eso no fuese algo habitual en él, pero en el momento en que ella le abrazó, él sintió que debía devolverle el abrazo. Que eso era lo correcto. Lo que nunca llegó a sospechar, es que en el instante de hacerlo, él mismo se sintió reconfortado, y eso que no era él quien más necesitaba el consuelo.
- Hermione.- Dijo suavemente sin soltarla ni un instante.
- Qué.- Contestó sin levantar la cara del pecho de Harry.
- ¿Estás mejor ahora?
- Algo sí.
- Y… ¿Qué hay de ese paseo?
- Puede esperar.
- Quizás te siente bien.
- No. Me siento bien ahora. Me siento bien contigo.
Harry no fue capaz de responder nada. Era la primera vez en toda su vida, que alguien, le había dicho que se sentía bien estando con él. Ni si quiera Ginny, que había sido su novia el curso pasado, le dijo ni una sola vez durante nueve meses de curso escolar, que se sentía bien estando con él. Él no sabía qué debía decir o hacer al escuchar algo así, pero sí sabía que lo que le acababa de decir su mejor amiga, le hacía sentirse bien, muy bien.
- ¿Quieres que nos sentemos?.- propuso él sin abandonar el tono suave.
- Bueno.- Respondió mientras caminaba hacia el sofá rojo sin apartarse de él lo más mínimo.
- Aquí se está mejor. ¿Verdad?.- pronunció Harry cuando vio a Hermione sentada a su lado.
- Aquí o en cualquier parte. El lugar no importa, lo que importa es la compañía.- Dijo ella volviendo a cobijarse en su pecho.
Harry volvió a quedarse sin palabras. Y en el instante en que vió cómo Hermione se acurrucaba en su pecho, notó que el corazón comenzaba a latirle más rápido de lo normal.
Ella también lo notó, pues tenía la cara de lado y uno de sus oídos estaba apoyado justo en el corazón de él, pero sabiendo las circunstancias de Harry y la poca vida afectiva que siempre había tenido, no pensó que esos latidos pudieran intensificarse por estar con ella, sino porque ella estaba haciendo algo que seguramente él no había experimentado con nadie antes.
- Tranquilo.- Dijo Hermione usando también el tono suave.- No pasa nada. Que me acurruque en tu pecho no es malo, es una muestra de cariño, Harry.
- Ginny…nunca lo hizo. Ella y yo…nunca estuvimos así.
- Me extraña.
- ¿Por qué?
- Porque esto que estoy haciendo contigo…es más propio de una pareja de novios que de dos simples amigos como nosotros. Pero lo hago porque cuando me siento deprimida como ahora, necesito calor humano. Y tú eres quien me lo está dando. Así que…de nuevo gracias.
- No…no hay de qué, Hermione. Tú también…me das calor humano de ese cuando lo necesito.
- Y nunca dejaré de dártelo, Harry. Mientras tú lo busques, siempre lo encontrarás en mí.
- No sé qué decir.
- Pues no digas nada. No hace falta. ¿Podrías abrazarme, por favor?. Necesito un abrazo.
Él se lo dio, comprobando de paso que volvía a sentir la misma calidez que había sentido cuando ella se cobijó en su pecho y le abrazó fuerte.
Durante un rato, se limitó a esperar que ella se calmara. Cuando dejó de escuchar su llanto, Harry la miró y se dio cuenta que tenía los ojos cerrados. Tras llamarla y no obtener respuesta, supo que se había dormido. Un poco después, a él también le entró sueño, así que cerró los ojos, mientras escuchaba la respiración suave y rítmica de Hermione.
Despertó una hora después, y se dio cuenta que tenía la cara en uno de los hombros de ella. Quizás la puso allí de forma inconsciente, porque él recordaba haberse dormido con la cabeza apoyada en el respaldo del sofá. Aunque lo que más le llamó la atención, fue el hecho de no ser capaz de recordar lo que había soñado y eso no era algo que le sucediese a menudo.
Hermione dijo algo intendible para él, cosa que le hizo sonreír. Nunca la había visto dormir y mucho menos escucharla hablando en sueños. Pero eso fue algo que a él le gustó. Aunque no tanto como verla despertar. En el instante en que aquellos ojos marrones volvieron a mirarle, la sonrisa de Harry se acentuó más.
- Hola.
- Hola.
- ¿Estás bien?
- Sí.
- Me alegro.
- Harry yo…ya sé que antes te di las gracias pero…quiero dártelas otra vez.
- No hace falta, Hermione.
- Sí la hace. El simple hecho de haberte quedado conmigo todo este tiempo y también que hayas soportado mi llanto…bueno, para mí ha significado mucho, de verdad. Eres un buen amigo, el mejor que tengo.
- Lo mismo digo.
- Creí que era Ron el que ostentaba el título de tu mejor amigo.
- Puede que a ojos de los demás sea eso lo que parece. Pero hace mucho tiempo, cambié de opinión respecto a eso.
- ¿A qué te refieres?
- A que tú, llevas años demostrándome una amistad tan pura, leal y honesta como él no ha hecho. No quiero decir con esto que no aprecie la amistad de Ron, porque sí que la aprecio muchísimo. Es sólo que tú…bueno, tú has dado muestras con creces, de ser una amiga mucho mejor que lo que ha sido él.
- Entiendo.
- Tú nunca me has fallado, Hermione. Él sí, y más de una vez. Pero eso no quita que sea un buen amigo, porque sé que lo es.
- Estoy de acuerdo con eso.
- ¿Tienes hambre?
- Un poco.
- Falta una hora para cenar, si quieres podemos ir a las cocinas para picar algo. Dobby estará encantado de sacarnos aperitivos.
- ¡Harry!.- dijo ella dándole un suave pellizco en el pecho.- Sabes que no me gusta que te aproveches de Dobby de esa manera.
- Sí bueno, pero es por una buena causa. ¿No?.- Dijo él con esa sonrisa traviesa que sólo enseñaba en contadas ocasiones.
- No pienso molestar a un elfo sólo porque tengo hambre. Prefiero esperar a la cena.
- Como quieras.
- Pero si tú quieres comer algo ya, por mí puedes irte.
- Comer a escondidas y solo no es nada divertido. Prefiero hacerlo acompañado.
- Pues entonces te quedarás con las ganas porque yo no me muevo de aquí.
- Entonces yo tampoco voy.
- ¿Prefieres quedarte conmigo?
- Pues claro.
Hermione le dedicó una sonrisa que a él le resultó preciosa, la más bonita que nunca le había visto.
- Cuando quieres, eres un encanto, Harry. Un auténtico encanto.
- Es un cumplido. ¿Verdad?
- Sí.
- Entonces gracias.
- De nada.
- Así que estabais aquí.- pronunció Ron entrando en la Sala Común y viéndoles en el sofá.- No sé por qué no me extraña veros así.
- Me voy.- pronunció Hermione apartándose de Harry y poniéndose en pie rápidamente.- Te veré en la cena, Harry.
Él la llamó, pero ella no hizo caso, abandonando la Sala Común con una rapidez pasmosa.
- Me mentiste.- Dijo Ron sin ocultar su enfado.- Me mentiste cuando dijiste que Ginny se lo tomó bien. No está nada bien, lleva una hora llorando sin parar.
- Cuando hablé con ella, no lloraba. Si lo hizo después de irme… no es cosa mía.
- Por supuesto que sí. Tú eres quien le ha roto el corazón.
- Perdona pero…te recuerdo que fuiste tú quien me aconsejaste que hablase con ella y le aclarase las cosas.
- Pensé que lo harías con tacto. Pero ella me ha dicho que le dijiste "no te quiero y tampoco quiero estar contigo como antes". Eso, Harry, es no tener ningún tacto.
- Pues lo siento, Ron. Sólo fui sincero. Creí que eso era algo bueno.
- Sí, pero a mi hermana le has hecho daño, mucho daño. La única razón por la que no voy a partirte la cara es porque eres mi mejor amigo. Pero créeme cuando te digo que me muero por romperte algo más que la nariz.
- Como se te ocurra pegarme, no respondo de lo que te haré.
- Qué miedo.- dijo el pelirrojo de forma burlona.
Antes de que Ron se lo esperase, Harry le agarró del cuello de la camisa y le estampó contra el sofá. Cuando Ron vio la expresión que tenía, tuvo que tragar saliva.
- Que sea la última vez que te burlas de mí así. Entiendo que estés enfadado conmigo por haber hecho llorar a tu hermana. Pero te aseguro, que no pienso volver a consentirte que me trates de esa manera otra vez. Si vuelves a provocarme, Ron, te arrepentirás de haberlo hecho. Hermione tenía razón, a veces no hay quien te aguante y yo desde luego, no tengo ninguna gana de soportarte más. Me largo.
Cuando le perdió de vista, Ron no pudo evitar temblar de ira durante un instante. Luego se tranquilizó, pero en vez de olvidar su enfado, sintió cómo se acrecentaba al recordar que Harry había estado a punto de pegarle.
En todos los años que llevaban siendo amigos, Ron nunca pensó que Harry pudiese querer agredirle o intentarlo siquiera. Y el sólo hecho de que el moreno le hubiese amenazado con hacerlo, provocó en Ron una ira tan grande hacia él, como nunca antes había sentido.
Por segunda vez desde que lo conoció, Ron decidió que lo mejor era dejar de hablar con Harry durante un tiempo. Porque desde luego, no tenía ninguna gana de pelearse con él. Sabía que perdería y ése era un gusto que no pensaba darle a Harry Potter. Bastante tenía Ron con que Harry fuese famoso y el salvador del mundo mágico, como para que encima todo el castillo supiera que Harry le había dado una paliza.
Con paso firme y decidido, abandonó la Sala Común mientras se dirigía a los terrenos del lago. Quizás un buen paseo le sirviera para relajarse. Porque en aquellos momentos, lo necesitaba bastante.
- ¿Qué es lo que ocurre?.- Preguntó Hermione a Padma Patil, que estaba al final de una multitud numerosa.
- Mi hermana y Lavender han organizado un concurso.
- ¿De qué?
- De parejas para San Valentín.
- ¿Cómo has dicho?
- Lo que has oído. Como sabes, Lavender ha recibido un libro que no le gusta nada. Quería deshacerse de él e intentó tirarlo pero entonces se dio cuenta que había mucha gente que lo quería. Así que ha decidido regalárselo a quien más se lo merezca.
- ¿Y eso qué tiene que ver con San Valentín?
- En realidad nada. Es sólo que Lavender quiere divertirse. Ha considerado que es mejor entregar el libro el día de San Valentín y para hacerlo más emocionante, ha decidido hacer un concurso de parejas.
- Esta mujer cada día está peor de la cabeza.
- Considerando que tú y Lavender nunca habéis tenido cosas en común, entiendo por qué dices eso. Pero créeme, Hermione, seguro que la gente se lo pasa bien.
- Lo que no entiendo es por qué ha organizado un concurso de parejas cuando sólo piensa dar el libro a una persona en concreto.
- Es que no era capaz de decidir a quién se lo regalaría y como había varias parejas que lo pidieron, ella pensó que lo mejor era organizar un concurso de parejas. Además, haciéndolo en San Valentín, es de lo más adecuado. Al fin y al cabo, ése es el día de los enamorados.
- ¿Y qué pasa si yo quiero el libro pero no tengo pareja para poder concursar?
- Que no puedes participar.
- Pues menudo fastidio.
- No te preocupes. Lavender y Parvati han pensado en todo. Hay mucha gente que como tú, no tienen una pareja para el concurso. Así que ellas han inventado un sistema por el cuál, todo el mundo tendrá su pareja.
- Explícamelo.
- Hay dos urnas de cristal. Cada una con el mismo número de bolas y todas de colores.
Una urna es para los chicos y otra para las chicas. Un chico y una chica se acercan a la urna y cada uno de ellos saca una bola, pero no pueden enseñarla.
Dentro de dos días, la bola se abrirá y revelará en qué punto de Hogwarts y a qué hora empezará el juego. Como hay dos bolas iguales, aunque tú participes sin pareja, en el momento de empezar a jugar, un chico aparecerá donde tú estés. Él llevará la bola del mismo color que tú y tendréis que recorrer ciertos sitios del castillo hasta llegar a la meta.
- ¿Cuál es la meta?
- No lo sé. Cada bola tiene su propia meta.
- ¿Y cómo van a saber Lavender y Parvati quiénes son los ganadores si cada pareja estará en un punto distinto de Hogwarts?
- Te lo diré pero no reveles el secreto. ¿De acuerdo?
- Sí.
- Verás, lo importante no es el lugar de la meta. Porque la verdadera meta es encontrar a la pareja perfecta. Ésa será la que obtenga el libro.
- No consigo entenderlo del todo.
- Ya me extraña tratándose de ti.
- Padma, hazme el favor de aclarármelo.
- Decía, que la verdadera meta es encontrar a la pareja perfecta. O sea, que mi hermana y Lavender vigilarán a las parejas concursantes sin que ellas lo sepan y cuando Parvati y ella consideren que hay una pareja que es ideal, el concurso se acabará y ellas dos entregarán el libro.
- Ahora lo pillo. De todos modos sigo sin entender por qué tienen que ser parejas cuando se supone que los libros no suelen compartirse.
- Bueno, es que ellas consideraron que así sería más romántico. Además, Hermione. ¿Qué más da conseguir o no el libro?. Al fin y al cabo, San Valentín es para estar con esa persona especial para ti. Conseguir un aburrido libro de defensa no creo yo que sea lo más interesante de ese día.
- No lo será para ti.
- ¿Vas a concursar?
- Por supuesto. Por ese libro haré lo que sea. Hasta apuntarme a este estúpido concurso y tener que soportar los comentarios "encantadores" de Lavender cuando me vea en la urna.
- Seguro que algo te dirá, después de todo, le has dado una mañana bastante desagradable.
- Pues lo siento mucho. Pero como tú bien dijiste antes, ella y yo nunca hemos tenido cosas en común. Sería raro que no discutiésemos. ¿No te parece?
- Pues sí.
- ¿Sabes Padma?. Puede que seas la gemela de Parvati, pero no tienes nada que ver con ella en cuanto al carácter.
- Gracias Hermione. Pero no te confíes, yo también soy bastante…presumida y superficial como tú has dicho más de una vez. Es sólo que también me preocupo de otras cosas además de mi aspecto.
- ¿Te pones en la cola?
- No. Yo no voy a concursar. Estoy aquí para tomar nota de cuántos aspirantes hay.
- Pero si estás al final del todo…
- Es que yo controlo el final de la cola y mi hermana y Lavender el principio. Ah, Hermione, se me olvidó decirte una cosa.
- ¿El qué?
- Cuando vayas a sacar la bola, piensa en el chico que pueda gustarte.
- ¿Por qué?
- Porque las bolas están preparadas para emparejar a personas que se complementen. Bueno, al menos ésa es la intención.
- ¿Y si no me gusta nadie?
- Te lo inventas. Hazme caso y piensa en ese chico…ideal para ti. Quizás dentro de dos días, te sorprenda el resultado.
- Lo dudo.- Dijo la castaña por lo bajo.
Tras guardar una hora de cola, Hermione llegó a la urna de las chicas.
Cuando se acercó para sacar su bola, se dio cuenta que Ron estaba en la que había justo al lado de la de ella.
Como aún estaba enfadada con él, rezó interiormente porque él no sacase una bola del mismo color que la suya. Lo último que le apetecería sería tener una "cita de ensueño" con un amigo con el que se había peleado. Además, ella sabía que él y ella nunca serían "la pareja perfecta". Pasaban más tiempo discutiendo y enfadándose, que disfrutando la compañía del otro.
Hermione pensó que si debía concursar en un estúpido juego para conseguir un libro más que deseado por ella, y si encima el concurso trataba de encontrar a la "pareja ideal", debía pensar muy bien cómo tenía que ser ese chico con el que se sintiese a gusto al cien por cien, antes de sacar la bola. Decidió tomárselo en serio y concentrarse en imaginar todo lo que tendría aquél chico, porque de no hacerlo así, podría llevarse más de un disgusto. Podría tocarle Malfoy, por ejemplo. Ella sintió un escalofrío con sólo imaginarse llegando al lugar del comienzo del juego y ver al Slytherin con la misma bola que ella.
Sacudió la cabeza para quitárselo de la mente, y una vez delante de la urna, cerró los ojos durante unos segundos pensando en ese hombre perfecto. Pero no podía imaginar nada, porque eso no era algo que considerase ella lo suficientemente importante como para desearlo de verdad.
Así que se puso a repasar los nombres de los chicos con los que se sentía a gusto, sin contar con Ron. Los nombres que le vinieron a la mente fueron los de Seamus, Dean, Colin, Neville y por último Harry.
Al pensar en él no pudo evitar que una sonrisa apareciese en su cara.
Con Harry siempre se había sentido bien, y podía ser ella misma al cien por cien sin temor a que él se burlase de ella o la hiciese rabiar.
Sin sacarse a su mejor amigo de la cabeza, ella metió la mano en la urna y sacó una bola.
Preguntó a Lavender si debía enseñársela, pero la morena le dijo que no. Antes de que Hermione se fuese de allí, tuvo que escuchar más de un comentario burlón por parte de Lavender y Parvati, pero eso a ella le dio lo mismo.
Lo único que le importaba era conseguir aquel libro y ella se encargaría de lograrlo. Siempre conseguía todo lo que quería, y si para tener aquél libro se veía obligada a participar en un estúpido concurso en el que tuviera que comportarse como la "chica perfecta" de un chico desconocido aún, pues bien, lo haría. Después de todo, fingir no podría ser tan difícil. ¿Verdad?
Continuará.
Nota de la autora:
Bueno, pues aquí tenéis el primer cap.
Repito, el que yo ponga a Harry y Ron peleándose (en este cap) o a Ron y Hermione discutiendo (como si fuese algo nuevo para nosotros) no es porque les odie o porque quiera dar una mala imagen de ellos. Simplemente lo hago así porque es necesario para la historia. De todos modos vuelvo a decir lo que os comenté en la primera nota de autora. Incluso los mejores amigos del mundo pueden pelearse más de una vez y eso no quita que sigan queriéndose mucho como amigos que son. En fin, ya está todo dicho por el momento. Os mando un beso fuerte y un gran abrazo. Nos vemos. RAkAoMi. ;-)