Holas... nueva historia... Espero ke sigan leyendo mis historias como hasta este minuto lo han hecho... gashias por siempre darme su apoyo...

Ya saben Esta historia no me pertence sino ke asu autora Nora Roberts, y obviamente los personajes de RK tampoco me pertenecen yo solo los mezclo y los adapto...

yaps nos vemos abajooo


Afrontar el Fuego

¡Oh amor¡oh fuego! Él antes sacaba

Con un gran beso mi alma por los labios

Como la luz del sol bebe rocío

Alfred Lord Tensión

(Traducción: Antonio Rivero Taravilla)

Prólogo

ISLA DE LAS TRES HERMANAS

SEPTIEMBRE DE 1720

Tenía roto el corazón y sus astillas afiladas se le clavaban en lo más profundo del alma hasta hacerla desdichada cada instante de su vida. Ni siquiera sus hijos eran un consuelo; los hijos que había llevado en su vientre, los que había llevado para sus hermanas perdidas.

Ella, con gran dolor de su corazón, tampoco era un consuelo para ellos.

Los había abandonado, como lo había hecho su padre.

Su marido, su amor, su vida, había vuelto al mar y con él se fueron lo que ella tenía de esperan­za, amor y magia.

En ese momento, él no recordaría los años que pasaron juntos; la felicidad que compartieron. No la recordaría a ella, ni a sus hijos, ni a sus hijas, ni a la vida en la isla.

Él era así. Ése era el destino de ella.

Y el de sus hermanas, se dijo mientras miraba los embates del mar desde el acantilado que tanto amaba. Ellas también habían amado y habían per­dido.

La llamada Aire se había quedado prendada de un rostro hermoso y unas palabras amables que se tornaron en un monstruo. Un monstruo que la de­sangró. La mató por ser lo que era y ella no utilizó sus poderes para impedirlo.

La llamada Tierra había sufrido y se había encolerizado hasta levantar un muro piedra a piedra, un odio imposible de derribar. Usó sus poderes para vengarse, abandonó la Hermandad y se refugió en la oscuridad.

Ahora la oscuridad se había cerrado y ella, Fue­go, se encontraba sola con su dolor.

La oscuridad le susurraba por las noches con una voz maligna llena de mentiras. Aunque las co­nocía bien se veía tentada por ellas.

Su círculo se había roto y no podría resistir sola.

Lo notaba, notaba que se le acercaba sinuo­samente como si fuera una neblina hedionda que avanzaba pegada al suelo. Era insaciable. Su muer­te la nutriría y, aun así, no podía afrontar la vida.

Levantó los brazos y la melena llameante ondu­ló al viento que había conjurado con el aliento. To­davía le quedaban esos poderes. El mar aulló como respuesta y el suelo tembló bajo sus pies.

Aire, Tierra y Fuego, y Agua, que le había da­do su gran amor para llevárselo de nuevo.

Era la última vez que podría conjurarlos.

Sus hijos estarían a salvo, se había ocupado de ello. La niñera los cuidaría, les enseñaría y el don: la sabiduría, tendría continuidad.

La oscuridad la lamía con un beso gélido.

Vacilaba en el borde del acantilado. Los de­seos se debatían como bramaban la tormenta que sentía en su interior y la tempestad que había con­jurado.

Pensó que se perdería la isla que sus hermanas y ella habían creado para protegerse de quienes querían capturarlas y matarlas. Se perdería todo.

«Estás sola», le murmuró la oscuridad. «Sufres. Acaba con la soledad. Acaba con el sufrimiento.»

Lo haría, pero no abandonaría a sus hijos ni a los hijos de sus hijos. Todavía tenía poderes y la fuerza y la sabiduría necesarias para emplearlos.

—Durante trescientos años, la isla de las her­manas será un refugio seguro —la luz brotó de los dedos extendidos y dibujó un círculo dentro de otro círculo—. Tu mano no alcanzará a mis hijos. Vivirán, aprenderán y enseñarán y cuando mi sortilegio pierda su fuerza, surgirán otras tres para hacerse una. Un círculo de hermanas que resistirán y se enfrentarán a la hora más oscura. Valor y confianza, justicia y compasión, y amor sin ataduras, ésas son las lecciones de ellas tres. Por voluntad propia, se unirán para hacer frente a sus destinos. Si una u otra no lo hicieran la isla se hundirá en el mar, pero si ahuyentaran a la oscuridad, este lugar nunca llevará tu sello. Este es mi último sortilegio. Que se haga mi vo­luntad.

La oscuridad intentó atraparla cuando saltó, pero no lo consiguió. Mientras se acercaba al agua como una red de plata irradió su poder alrededor de la isla donde dormían sus hijos.

Continuara...


Yaps... aki les dejo el prologo de esta historia... la de nuestra ultima hermana...

espero ke la disfruten..

matta nee