Disclaimer: Inuyasha y Kagome nio me pertenece solo lo hago por animo de lucro y porque os debo esto más que nada en el mundo.
Lemon en menos de lo que pensáis y espero que me salga del bueno!!!!
Todo está narrado por Inuyasha.
A través de la ventana
Llevé Kagome hacía la ventana y ella la movió a un lado cuidadosamente.
"Date prisa perra" Le susurré "¡No tenemos tiempo! ¡El rastro de Naraku está desapareciendo!"
"Shhhhh!" Protestó detrás de mí. "Si mi mamá nos oye, ¡tardaremos más en irnos!"
"¡Entonces entra rápido!" La empujé un poco más, oyendo sus latidos dispararse al golpearse contra el suelo. "¡Mierda!" Salté adentro de su dormitorio para encontrarla en el piso. Me coloqué encima de Kagome para cerciorarme que se encontraba bien. Al oír algo en pasillo nos congelamos, y mientras esperábamos para ver si ocurría algo o no, sentí como su respiración caliente rozaba mi cuello. Me di cuenta entonces que mi mano estaba en su pecho donde lo había puesto accidentalmente. En menos de un segundo me olvidé de Naraku.
"Inuyasha, quita la mano" Susurró después de algunos segundos en el que el silencio nos invadió. Miré hacía abajo para encontrármela ruborizada, nuestros labios estaban a escasos centímetros, y por suerte no estaba asustada.
Sus sonrosada boca, su olor a sakuras y el olor a mujer estaba impregnado el cuerpo de ella, haciéndome perder la cabeza. ¿Cuánto hacía que no teníamos un momento a solas? ¿Un momento donde pudiéramos…?
"No puedo Kagome." Sentí mi corazón latir como si estuviera en una carrera, y una oleada de calor recorrió todo mi cuerpo cuando nuestras miradas se cruzaron. Los ojos azul grisáceos, chocaron contra mis lagunas doradas.
¡Se sentía tan débil, tan caliente entre mis dedos – y suave!
"Kagome" Apenas oía mi sangre en una carrera frenética en todo mi cuerpo hasta llegar a mi verga, sus senos suaves contra mi pecho. Su perfecta cadera en contacto con la parte más sensible de mi cuerpo. "Uh… Lo siento." ¡No lo siento!
"No, no lo sientas" Su mirada había cambiado y ahora parecía… traviesa. El olor a excitación emanó de ella como si de un río de lava se tratará. ¿Oh, kami, en qué me he metido?
Ella subió sus manos hasta mis mejillas y su mirada atrevida me mostró lo que ocurriría en breve. Me atrajo a un beso increíblemente excitante y mojado. Comenzó con su lengua caliente en busca de la mía y terminó con mi cara debajo de su camisa rasgando su sujetador, para continuar el beso en cada uno de sus pechos, eran dulces y sabrosos. Las puntas se endurecían cada vez que chupaba con más fuerza, y con la ayuda de mis dientes los mordía oyendo los gemidos de Kagome y sintiendo sus manos moverse frenéticamente por mi pelo y mis orejas. Saciando la sed de ella que había ido creciendo sin darme cuenta. Cuando creí que esos dulces pechos ya habían sido besados como se merecían volví a subir para besarla, Kagome gimió mi nombre desesperadamente y nuestros labios se juntaron en un beso húmedo y tórrido. Ahora nada podría hacerme parar.
"Kagome" Gemí mientras tiraba de su camisa por sobre de su cabeza, me levanté de mis rodillas para desatarme mi haori. Quería su piel desnuda contra la mía. "No tengo ni idea de lo qué estoy haciendo, ¿y tú?"
"Nop." Jadeó mientras se deslizaba su falda abajo y se levantaba un poco hasta poder llegar a la parte frontal de mis pantalones y desatarlos, yo aún estaba tirando hacía atrás las mangas de mi haori. ¿Quién coño hizo estas cosas tan largas, maldición?
En menos de un minuto habíamos conseguido desnudarnos, estábamos arrodillados uno enfrente del otro, y mi dura excitación permanecía entre nosotros, demandando atención. Me ruboricé mucho al mirar abajo y ver como palpitaba, Kagome miraba muy excitada mi duro martillo, incrementando mis deseos de entrar en ella.
Kagome oyó su llamada y disminuyó el espacio entre nosotros hasta la mitad. En seguida sus dedos lo rodearon, un gemido profundo de lujuria pura y deseó escapó de mi cuando ella movió un poco su mano. Me agarró más fuerte y lancé mi cabeza de nuevo hacía atrás, dándole total libertad.
Al cabo de un minuto mire hacía abajo, Kagome seguía moviendo su mano hacía arriba y hacía abajo. Se acercó a mí lentamente y empezó a besar mi cuello, lo lamía y lo mordía al mismo ritmo que movía su mano.
"Kagome… ya no… ahh"
Una gota de un líquido blanco salió de la punta de mi verga, de repente se apartó de mí y extrañado la miré, al rato pensé que iba a desmayarme de placer cuando vi como acercaba su cara a mi verga y su lengua empezó a lamerme.
Sentir su lengua, y su humedad en mi extremidad me volvía loco. Moví mis rodillas hacía delante y me senté encima de mi trasero. Kagome tuvo que doblarse hacía adelante para poder seguir lamiendo con su boca mi eje, lo lamió un par de veces por todos los lados, serpenteándola lentamente con su lengua. Se la metió hasta el fondo de su boca, y sentía que cada vez estaba perdiendo más y más la conciencia al mismo tiempo que el movimiento de mis caderas crecía más y más: quería besarla en sus labios apetitosos, en su cuello níveo, en sus pechos vírgenes, en su estrecha cadera… quería saborear cada parte del cuerpo de Kagome. Joder, solo deseaba follar cualquier cosa y rápido.
"Kagome," Apenas podía oír mi propia voz "Um… En verdad deseo… mmm… Necesito…"
"¿Qué?" Ella me miró directamente con una expresión totalmente peligrosa en su cara. Mi necesidad de ella aumentaba hasta llegar a mí limite, pero de repente ella dejó de mover la mano. Nunca me había sentido tan frustrado como en ése momento.
"Um, vete a la mierda en el siglo próximo." Intenté tranquilizar mi respiración para ver lo que ella haría. Si no movía la mano otra vez me volvería loco…
"De acuerdo, lo siento, vas a tener que esperar un minuto o dos" Suspiré resignado y esperé, pero enseguida sentí como ella se colocaba encima de mis rodillas, y me hacía estirar hacía atrás al instante que acercaba más su cuerpo al mío. Finalmente sus pies estaban al lado de mis rodillas y presionaban al mismo tiempo en mis caderas. Me pegué todavía más a ella, y al fin volvió a rodearme y acariciarme con su mano.
"¿Esperar?" Oí la desesperación en mi voz. "¿Esperar para qué?"
"Para mí, tonto" dijo. Colocó su otra mano encima de uno de sus pechos y después lo movió abajo hacía su sexo, y vi como introducía su dedo adentro a la vez que un olor maravilloso me envolvía. Ella siguió moviendo su dedo adentro y hacia fuera entre sus piernas. No entendía qué estaba haciendo, nunca antes había visto la entrepierna de una mujer, aún así amé el efecto que tenía en ella: sus ojos cerrados y su respiración acelerando cada vez más. "Venga, Inuyasha," gimió. Me miró furtivamente a los ojos, cogió mi mano y la colocó en lugar de la suya, Kagome empezó acariciarse ella misma su pecho. "Tú también. Tócate y déjame mirarte."
Lo hice y lo hice rápidamente. Cogí mi martillo tieso y comencé a mover mi mano en él, mientras miraba con los ojos entrecerrados el movimiento que ella entregaba a sus pechos, bombeando sus propios dedos en su entrepierna rizada. Sus caderas comenzaron a moverse más rápidamente contra sus dedos.
Oía los gemido salir de mis propios labios al mover mi mano de una manera frenética hasta el final de la extremidad hacía arriba repetidamente, ella se arqueó hacía atrás, sus rodillas se apretaron más alrededor de mis caderas, intentando cerrarse para poder llegar hacía algo maravilloso que nacía de entre sus piernas. Cuanto más duro e hinchado se volvía mi eje, más movía mi mano, obscureciendo mi vista ya que la sangre de mi cerebro se escapaba - debajo de mí, en el mismo campo visual - sus caderas no paraban de menearse encima de mí, sabiendo que me quedaban segundos para irme…
"Ahmm!" sollozó.
"¿Ahora?" Pregunte, esperando un sí desesperadamente.
"¡Ahora!" jadeó.
Sin saber que es lo que estaba haciendo coloqué mi excitado miembro entre sus piernas y el resto se solucionó sólo. Guardando mi mano en mí, me coloque otra vez encima de Kagome y ella trajo sus rodillas hasta sus hombros. Se acercó más a mí y me aferró otra vez, tirando de mí hacía el lugar en donde yo deseaba estar. Empujé mi verga dentro de ella, ella se arqueó de placer y sentí como una barrera se rompía; pero Kagome no pareció darse cuenta. Intenté ir despacio pero algo demasiado fuerte parecía controlarme haciéndome penetrar en ella cada vez más profundamente. Me acerqué a y la besé tiernamente, mordiendo sus labios y abriendo su boca, lamiendo cada rincón de su húmedo interior, al mismo tiempo que una de mis manos le acariciaba fuertemente un pecho, con desesperación y la otra se agarraba fuertemente en sus muslos. Del placer enterré mis garras en ella, el torbellino estaba volviéndome loco, y sus gemidos no sabían si eran de placer o de dolor.
"Inu… Ahh…yasha…"
Lo siento, Kagome – estoy fuera de mi control.
A ella parecía no importarle así que empujé hasta el final adentro, salí y volví a empujar hacia adentro, y salí y empujé y bombeé y gemí y entré de golpe y la penetré hasta que sentí apretar sus piernas alrededor de mi, clavándome sus uñas, gimiendo su nombre mientras oía el mío salir de sus labios entrecortadamente, haciendo que no pudiera salir de dentro de ella fácilmente otra vez. En algún momento dado mis labios dejaron de besarla, para descansar en su cuello… Mis caderas golpearon más fuerte y más fuerte hasta que sentí una explosión de líquido saliendo de la extremidad de mi verga, seguido por una explosión caliente del líquido en ella que emparejó la exhalación ruidosa del aire de mi garganta. "¡Kagome! ¡AAhhh!" Los músculos de mis caderas apretaron más empujándose como si quisieran llegar a lo más hondo y profundo de ella, Kagome apretó su cuerpo entero alrededor de mí y enterró su cabeza en mi cuello para amortiguar su propio grito. "Inu…" Sentí sus dientes cerca del músculo de mi hombro y amé la sensación de su mordedura en ése lugar, esperando que se quedará dibujardo con sangre y luego permaneciera una marca. Justo como lo había yo hecho en ella segundos antes.
Nos abrazamos, sin movernos por un momento, sintiendo la respiración y los latidos del corazón entre nosotros. Oí su lucha para respirar y pensé que tal vez mi peso era demasiado para ella, así que me moví apoyándome en mis codos y bajé mi mirada hasta ella. Su cara estaba sudorosa y la piel de sus pechos relucían con la luz que venía de de la ventana.
"Kagome… Creo que… no ha sido muy romántico…," Deseaba disculparme por ello. Fallo mío. "Y pienso que ha sido ago torpe y doloroso, también."
"Callate…" Me dijo y me tiró abajo en otro beso hambriento.