Agradezco a todos los que han leido esta historia. Me hubiese gustado tener la inspiración para seguir y seguir, pero no la tuve. Lo siento.

Espero que aún así disfruten de este, el último capítulo.

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Gaara fue el primero en despertar, embriagado de la sorpresa de si quiera haber podido dormir. Era consciente de que tal suceso solo era posible por la criatura que yacía, aún inconsciente, recostada sobre su pecho.

El kazekage le contempló por un largo momento, en silencio. Observo sus largas pestañas, el oscuro color de su cabello, adornado con cintas de colores pasteles, sus pequeños y suaves labios, levemente entreabiertos, su pequeña mano descansando sobre su pecho descubierto.

Era irreal.

Porque el chico sabía que tan pronto saliesen de aquella habitación, todo habría acabado. Ya no sería suya, sería –y un sentimiento terrible le inundó al pensarlo- de otro, llamado Neji. El cuerpo del chico se tensó por unos momentos, mientras éste trataba de controlarse.

Una de sus manos sujetaba a la Hyuuga contra él, tan diminuta y frágil en su desnudez. La mano que estaba libre removió un juguetón mechón que caía sobre la frente de Hinata, colocándolo con suavidad detrás de su oreja. Su mano, imantada por la piel de la chica, siguió acariciando su rostro.

El pulgar del pelirrojo acarició el labio inferior de la Hyuuga, teñido de un rojo inusual.

Un gemido escapó sus labios, aún en sueños, mientras se pegaba más a él. "…Danna-sama…" Gaara sonrió. Aquello le convenció de que era hora de que ambos estuviesen despiertos.

Con una dulzura que desconocía en si mismo, el kazekage se colocó en una posición adecuada, y tomo posesión de los labios de la Hyuuga.

La conciencia fue invadiendo la mente de Hinata, y ésta respondió el gesto del chico cuando recordó la situación.

Gaara rompió el beso cuando le abrumó la sensación de vulnerabilidad. Los serenos ojos de la chica le examinaban con timidez, y Gaara no pudo evitar compartir la sensación. Sin embargo, hizo lo mejor que pudo por controlarla.

"Te casarás con tu primo Neji." No era una acusación. Hinata no lo sintió de esa manera – o al menos Gaara notó que no lo hizo. Entonces ella le comprendía. Ella sabía que el solo lo había dicho porque era algo que tenía un buen tiempo rondando en su cabeza.

"Eso es lo que desea mi familia."

Los dos permanecieron callados por unos momentos, hasta que Hinata abrazó a Gaara, escondiendo su rostro en el cuello de este.

"¿Es eso lo que tu deseas?"

Hinata permaneció en silencio por unos momentos. Por el estremecimiento de su cuerpo, Gaara podía notar que ésta sollozaba.

"¿Si quiera importa?" Dijo al fin, un suave susurro. "A nadie le preocupa eso. Cumplir con mi deber como heredera de la familia Hyuuga es más importante que cualquier deseo."

Gaara le estrechó aún más contra sí, una de sus manos acariciando sus cabellos, deshaciendo con suavidad los pequeños nudos que la actividad del día anterior había dejado en estos. En aquel momento había perdido toda la razón. ¿Y qué le importaba ya su sanidad, cuando tenía a aquella criatura llorando en sus brazos?

"Sí." Respondió el chico a la pregunta de la chica. "A mi me preocupa."

Gaara trató de controlar su respiración, de que aquellas palabras no llevasen un rubor a sus mejillas, pero le era imposible. "Si tuvieses otra opción, no importase cual fuese, ¿la tomarías?"

Gaara esperó la respuesta de la chica, su cuerpo tenso. Era probable que ella lo sintiese. "No." Hinata titubeó, sin saber si debería de continuar. "Podría ser mucho peor. Por lo menos Neji es alguien a quien conozco y quiero, aún si no es… es…" Hinata respiro profundo, un tanto sorprendida con lo directa que podía ser si estaba en los brazos del pelirrojo. "…como debería de ser, como a un amante. Él me quiere. No podría romperle el corazón por cualquier opción que apareciese."

Gaara saboreó el dolor que le causaron aquellas palabras. Hinata sentía algo por su primo. No lo dejaría por cualquier cosa. Eso está bien. No quita que vaya a intentarlo. Gaara sonrió mentalmente. En realidad es mejor así.

Era difícil saber que existía algo que podía herirle con tanta facilidad. Entonces tenía que aprender a tragárselo como hacían todos los demás.

Así que eso querían decir todos con que sentir les hacía fuertes. Que idiotez. "Hinata…" Gaara respiró profundamente. "¿Escaparías conmigo?"

La chica se despegó del kazekage con lentitud, parándose un tanto. Su rostro estaba alineado con el del chico. Gaara podía sentir como una de las más largas cintas acariciaban sus mejillas.

El ardor de las mejillas del pelirrojo era comparable al de las de la Hyuuga. Sus miradas estaban fijas, cada uno observando los ojos del otro. "Sabes que ayer vinieron. Ayer era el día con la seguridad más alta, así que no pudieron entrar. Podrán hacerlo en el futuro; si ya me localizaron no les tomará mucho atacar."

Hinata permaneció en silencio, obviamente preocupada. "Sé que te diste cuenta. No puedo durar más aquí. Demo…" El pelirrojo se detuvo por un momento, sopesando sus próximas palabras. "…tampoco te puedo dejar atrás."

"Estás bromeando."

"No." Hinata mordió su labio inferior, aún mirando a los ojos del chico. "Aún sigues atada a tu familia."

"Si."

Eso era un problema. Era peor que simplemente dejar a Neji. Era dejar su hogar, su pasado, su hermana y su padre. No importaba lo que ellos pensasen de ella siempre que ella estuviese atada a ellos.

"…mi familia tiene poder sobre mí, porque sigo siendo de ellos." Dijo de repente La Hyuuga, aunque parecía haber premeditado lo que había dicho.

"Ya no serías de ellos. Serías tu misma, y si así lo deseas…" Y de nuevo aquel extraño sentimiento de tener las mejillas ardiendo. "…mía."

Pero aquello no quitaba que para ello dejase a todo atrás. Sus mentores, sus compañeros de la villa. A Naruto, a el chico que andaba con el perro, y al amigo del que le había hablado pero no le había presentado.

Probablemente no había forma de que esta se fuese con él.

Pero Gaara no podía simplemente dejarle ir con Neji. Era peculiar, y totalmente extraño para él, pero tenía la suficiente energía y motivación por pelear por ella cuanto fuese necesario.

¿Qué había cambiado en él? Era como si todas las piezas hubiesen encajado finalmente. Como si todo lo que antes había pasado por fin tuviese sentido, como si realmente hubiese encontrado el significado a las muchas palabras que otros predicaban con convicción.

No, ya no podría dejarle ir.

Hinata bajó lentamente su rostro, hasta que su frente chocaba con la del chico. Sus claros ojos estaban llenos de emoción, y sus labios tropezaron un tanto con sus próximas palabras.

"Iré contigo, a donde sea que vayas."

La sorpresa solo duró unos segundos en Gaara, reemplazada por un gran sentimiento de felicidad. Era, claro, incomprensible que la chica sacrificase todo en una decisión tan rápida. Ella no lo dejaría todo por cualquiera.

Gaara volvió a tomar posesion de los labios de la chica, con la pasión que delataba su emoción.

Quizás...

...quizás así era como debía de ser.

Incomprensible.

Así lo pensarían los Hyuuga cuando descubriesen que habían dos habitaciones deshabitadas.