Dos caras
(Two Faced)
Por Rozefire
Traducido por Inuhanya e IR-CHAN
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Capítulo 24
El Día de la Oscuridad
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Había sido una salvaje casería de gansos… todo desde el comienzo. Un loco tonto había sido tan críptico para engañar a algunas de las mentes más geniales en el país, incluyendo a Kagome. La solución había estado bajo su nariz todo el tiempo…
Y por este anciano loco… Inuyasha estaba muerto…
Hubo un pequeño golpe en la puerta, haciendo a Kagome hundir más su cabeza en su almohada. No estaba de humor para hablar con nadie. Después de unos momentos de no recibir respuesta, Miroku abrió levemente la puerta y metió su mano, sosteniendo una botella del Doctor Pepper. "Quieres un sedante?"
Kagome se asomó antes de bajar su cabeza de nuevo. "Vete."
"No me hagas entrar ahí y darte esto." Fue su respuesta.
"No lo quiero! Pepper siempre me hace feliz-"
"Es la morfina, no el sedante - así que demándame!" él abrió completamente la puerta y Kagome se tensó. Avanzó hacia la cama y con un siseo, abrió la botella y la extendió. Kagome se rehusó a moverse.
"No puedes llorar aquí para siempre."
"Sí puedo." La voz de Kagome tembló. "Y quién dice que estoy llorando."
Miroku colocó la botella en la mesa de noche y metió sus manos en sus bolsillos. "Debes estarlo - de lo contrario Sango no estaría llorando también."
Kagome se agachó más contra su almohada. "Sólo vete."
"No hasta que tomes un feliz sorbo del viejo Doctor P." Le dijo él firmemente.
"Vete y lo haré."
"Por qué no le das un sorbo ahora y pongo a descansar mi mente."
"Porque…"
"Porque qué…"
"Probablemente mi cara se ve horrible y no quiero que tú la veas." Dijo ella con un leve puchero en su tono.
Miroku giró sus ojos. "No puedes estar mucho peor que Sango - tiene salidos sus ojos, tu papá no confía lo suficiente para enviar al Doctor Pepper con ella…"
"Pero tampoco confía en ti exactamente." Señaló Kagome.
"Qué significa exactamente?" Miroku se infló indignado.
"Nada en lo absoluto." Dijo Kagome cortamente.
Él suspiró y de repente se sentó en la cama, haciéndola botar por un momento. "Sólo siéntate y toma un sorbo." Él le extendió de nuevo la bebida.
"No."
"Tómala!" Gritó él en semejante orden militar que tuvo que obedecer a regañadientes.
Ella se sentó lentamente y pasó sus manos por su rostro para intentar limpiar algo de la humedad en sus mejillas. Levantó rápidamente la mirada hacia Miroku quien estaba sonriendo. "Si Inuyasha estuviera aquí te diría que estás hermosa…"
Esto obviamente no fue lo correcto de decir, porque después de unos latidos de repente comenzó a derrumbarse de nuevo y se aferró a su hombro para otra vez esconder su rostro. Miroku, perdido, tocó su hombro, cuidadoso de no intentar cargar un sentimiento, especialmente en un momento como este.
Eventualmente Kagome logró controlarse y se separó, su respiración temblorosa e inestable. "Estoy bien… no tienes que quedarte conmigo."
Miroku tuvo que contenerse de suspirar con alivio. Una llorona Sango era más de lo que podía manejar. Él se levantó y se movió hacia la puerta, antes de recordar el mensaje que el Sr. Higurashi había enviado con él en primer lugar. "Tu papá dice que necesitas recuperarte para esta noche… tienes que hacer una aparición publica… es el día de la oscuridad, recuerdas?"
"Lo sé…" Kagome se sonó y se precipitó ante sus ojos. Para ella, era oscuro porque Inuyasha había muerto el día anterior. Maldita profecía…
"Puedes manejarlo?" preguntó Miroku evidentemente.
Kagome inhaló profundo, y por un breve segundo pensó que sí podría. Antes el sentido común la dominó y le dijo que no sería capaz… "Sí, puedo hacerlo." Dijo ella. No era que tuviera mucha opción.
Miroku no lo creyó más que ella, y titubeó un momento antes de irse y cerrar la puerta tras él. Kagome se hundió en la cama y deseó que el dolor desapareciera. Tal vez esto era por qué había tenido tanto miedo de enamorarse de él… porque eventualmente LA lastimaría, incluso de esta manera…
Ella levantó la mirada ante la botella abierta del Dr. Pepper y mordió su labio. Tomaría más que sólo una bebida gaseosa para ser feliz de nuevo. Sintió que iba a estar deprimida para siempre.
"Por qué?" ella escuchó su voz.
"Porque estás muerto… nunca seré feliz otra vez…" respondió ella, murmurando las palabras en su almohada.
"Por qué?"
"Nunca podría ser feliz con alguien más, en la forma que fui feliz contigo." Ella se sonó, hablándole a esa extraña voz en su cabeza que sonaba igual a Inuyasha.
Una leve caricia rozó contra su cabello y de repente levantó su cabeza. Pero no había nadie ahí, sabiendo que no lo habría. Se estaba enloqueciendo? Eso era lo que te hacía la angustia? Hey, tal vez tenga suerte y se enloquezca para saltar por la ventana para reunirse con Inuyasha en el otro mundo?
Con un gemido cayó de espaldas y cubrió sus ojos con su brazo, deseando que pudiera haber sido diferente…
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"Ella dará un discurso a las siete esta noche." Les informó Sesshomaru a los otros. "Ahí es cuando espero que comenzará la verdadera profecía…"
"Entonces es ahí cuando le disparo?" preguntó Kagura, levantando un rifle, contenta de estar de nuevo en el norte rodeada por armas modernas.
"No - ahí es cuando Kouga le dispara." Sesshomaru espetó cortamente, arrebatándole su arma y alcanzándosela al joven. "Es muy importante para que lo arruines OTRA VEZ esta vez!"
Él se retiró y Kouga lo observó irse confundido. "Qué lo carcome?"
Kagura le disparó una sucia mirada. "Su pequeño hermano fue asesinado."
"Y?" Kouga se encogió, jugueteando con el rifle. "No es eso lo que te ordenó hacer?"
"Sí, pero no es como si estuviera feliz por eso." Kagura frunció. "Son de sangre…"
"Cierto y-" Kouga se calló cuando el arma se disparó en su mano, clavando una bala en el piso de madera, a pulgadas frente a los pies de Kagura. Ella se tensó mientras Kouga se paralizaba con una expresión llena de horror. "Ups…"
"Dame eso!" Ella se la arrebató y la tiró sobre la mesa. "Voy a hablar con Sesshomaru sobre este arreglo del asesinato…"
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"Oh, Nabika seguro está adentro…" el doctor en la morgue murmuró llevando otra palomita de maíz a su boca mientras miraba la pequeña pantalla instalada sobre su archivador.
Después de unos minutos la pantalla comenzó a zumbar y la señal comenzó a fallar. Él se levantó de su silla con un suspiro y se movió para mover la antena.
"Vamos…" respiró él… hasta que un suave sonido afuera de la oficina lo distrajo. Se paralizó de repente y escuchó atento - podría haber jurado que escuchó ese suave ruido otra vez.
Rápidamente, apagó el TV, caminó hacia la puerta y la abrió lentamente. Ahora no podía escuchar nada… pero imaginó que sólo eran unos estúpidos niños haciendo bromas en la morgue de la ciudad - no sería nada nuevo, pero tenía que asegurarse de que no hubiese ningún niño dentro de la morgue o habrían problemas. Mayormente de padres aterrorizados…
El doctor rodeó las mesas conteniendo unos pocos de los recién fallecidos a los que había estado haciéndoles la autopsia, y se dirigió hacia la entrada. Sacó su cabeza y miró alrededor. Nop… nada de niños.
Un golpe más fuerte lo hizo girar, y miró tras él rápidamente, escaneando el salón por el origen del ruido. No había nadie ahí, salvo por los muertos y los muertos en los gabinetes a lo largo de las paredes. Usualmente no iban por ahí golpeándose…
Él rodeó el salón, mirando alrededor un poco más pero sin encontrar nada… aunque estaba seguro que podía escuchar un suave sonido de movimiento en algún lugar. Tal vez uno de los niños se había encerrado en uno de los gabinetes?
De repente una de las puertas de los gabinetes a su derecha comenzó a temblar cuando un fuerte y repetitivo golpeteo comenzó. "Auxilio! Sáquenme! No puedo ver! Soy claustrofóbico!"
"Qué de…" el doctor miró rápidamente la puerta y se movió. La abrió y sacó la tabla corrediza. De una vez el niño acostado saltó rápidamente.
"Eso te enseñará a molestar en la morgue!" Gritó él después de que el niño volara por las puertas… Qué tonto! Encerrarse en un gabinete…
Él se giró para regresar a su oficina cuando un fuerte golpe lo asustó. Otro niño?
Pero ningún grito pidiendo auxilio le siguió, sólo un sonido que se asemejaba a un metal chirriante o estrellándose contra otro metal - definitivamente dentro de los gabinetes, estaba seguro. Pero cuál?
De repente gritó cuando una de las puertas salió de sus bisagras delante de él y retrocedió, inseguro de cualquier fuerza en la tierra que pudiera lograr un tipo de fuerza como esa. La cama salió desde dentro del gabinete… y lo que era peor… el cuerpo dentro estaba moviéndose…
"Santo dios…" el doctor cayó de rodillas y comenzó a rezar.
Tan pronto como la cama estuvo a la vista un joven con rígido y enredado cabello blanco se sentó tan rápido que casi desencaja la mesa, luchando con la sábana blanca que había estado cubriéndolo. Estaba respirando en cortos jadeos y apretando una mano con garras en su pecho, ignorando el dolor que esas garras debían estar causando. "Qué… Qué…" jadeó él, mirando alrededor antes de ubicar al pobre doctor en el piso. "Oiga…"
"Por favor, no se coma mi cerebro!"
"De acuerdo…" Inuyasha asintió y comenzó a deslizarse de la mesa, asegurándose de ajustar la sábana blanca alrededor de su cintura. "Dónde estoy? Dónde está el hospital?"
"Dios… no estabas muerto después de todo… verdad." El tembloroso hombre frunció. "Pero… has estado aquí doce horas… no tenías pulso ni… ni nada!"
Inuyasha ubicó una pequeña mancha de sangre en la sábana blanca alrededor de su cintura. Rápidamente, se miró, intentando localizar la herida, pero no encontró ninguna. Además, la sangre no se parecía a la suya… era muy oscura… casi negra. "Estuve muy muerto… creo…" Susurró Inuyasha y miró alrededor. "Qué día es hoy?"
"Sábado…"
"Debo irme!" Inuyasha caminó hacia las puertas. "Necesito encontrar mi ropa antes de buscarla…"
Cuando se fue, el doctor miró tras él por largo rato. Eventualmente se levantó y fue por ahí apagando todo y recogiendo su abrigo y sombrero del usual gancho. Realmente necesitaba un descanso del trabajo - unas agradables vacaciones a China lo harían.
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"Estás lista?" Le preguntó el Sr. Higurashi a su hija mientras se paseaba por el foyer del hotel.
"No."
"Sólo di que lo estás," le dijo él gentilmente.
"No hay caso en pretender nada, papá." Dijo ella en un tono apretado, girando en sus talones y caminando de regreso, deteniéndose, jugueteando, y luego girándose otra vez para repetir las acciones en secuencia. Estaban siendo retrasados unos minutos extra porque el edificio al otro lado de la calle no había sido asegurado de francotiradores y asesinos. Unos pocos de los guardaespaldas se estaban demorando más de lo esperado revisando el edificio, pero en cualquier momento estarían de regreso con el visto bueno… entonces Kagome tendría que hablarle al público…
Ella nunca había estado tan nerviosa en su vida. Principalmente, temía por su vida. Nunca había hecho una programa aparición ante personas, usualmente era muy peligroso. Estar al aire libre por más de treinta segundos era pedir ser disparado… pero esperanzadamente, si ella decía lo correcto dentro de los primeros treinta segundos entonces tal vez no sería asesinada por francotiradores.
Esperanzadamente…
Pero entonces, realmente no le importaba si lo era…
Con esa depresiva, se giró de nuevo y comenzó a pasearse ante su padre, Sango y Miroku. Justo entonces las puertas al foyer se abrieron cuando unos pocos guardaespaldas entraron. Pero tan pronto como las puertas se abrieron un ensordecedor rugido de voces podía escucharse desde afuera. Y tan pronto como las puertas se cerraron las voces desaparecieron. Aquello a prueba de ruido era una maravilla estos días.
Kagome comenzó a morder su labio cuando los guardaespaldas le asintieron a su padre quien a cambio le asintió a Kagome.
"Iremos también." Ofreció Miroku.
"En cualquier oportunidad podrías pararte en frente mío?" preguntó Kagome, no moviendo un músculo en dirección de las puertas.
"Bueno, entonces cómo hablarías en el micrófono?" señaló él.
"Vamos, Kagome, vamos a terminar con esto." Sango sonrió gentilmente. "Luego todo este sufrimiento terminará."
"De acuerdo…" ella aún no se movió.
Después de un momento se dio cuenta que estaba asustada. Mariposas recorrían todo su cuerpo, no sólo su estómago. La idea de enfrentar a tantas personas en la ciudad… y esto sin duda iba a ser transmitido en vivo por televisión. Y la simple idea fue suficiente para hacerla estallar en sudor frío.
"Vamos, querida." Su padre la tomó gentilmente por el hombro y la guió hacia las puertas. Kagome lo dejó llevarla, viendo que no tenía voluntad propia para hacerlo.
Las puertas se abrieron y casi se tambalea hacia atrás de la fuerza casi sólida del ruido. El volumen del sonido lastimó sus oídos, pero su padre se vio lo tranquilo suficiente, y la hizo pasar por las puertas. De repente fue mucho peor para Kagome, sus nervios de repente se nublaron y sus piernas se hicieron gelatina.
"Oh dios…" gimoteó ella para que sólo su padre pudiera escuchar mientras era llevada por un corredor lleno de guardaespaldas hacia un podio que había sido instalado frente a la entrada del hotel.
Ella lo alcanzó y se contuvo de colocar sus manos sobre sus oídos para bloquear el sonido de la gente gritando. Había tanta, no podía distinguir nada sino un asombroso sonido. No tenía idea si estaban lanzando amor y adoración, o sólo insultos y disgusto. Su padre soltó su brazo y se detuvo al lado del podio, indicándole que ahora tenía que continuar sola.
Por un momento entró en pánico y quiso derrumbarse y llorar. Después de su corta estadía en el sur donde nadie sabía su nombre, fue un repentino regreso a la fama que la hizo tambalear. Con un paso a la vez subió al podio, mirando a su padre y a sus amigos por alguna motivación. Dio el paso final y miró ante ella cuando alcanzó el lugar.
El ruido se hizo más fuerte, si eso fuera posible, y todo lo que pudo ver era un mar de cabezas que se extendían por toda la cuadra ante ella, nublándose en la distancia. El edificio que los guardaespaldas habían estado revisando que era el 'opuesto' al hotel, estaba prácticamente a media milla. O tal vez eso era lo que dilataban los ojos de Kagome.
Ella casi colapsa ahí y entonces… pero logró reunir algo de fuerza escondida para componerse un poco más. Necesitaba hacer esto por Inuyasha… se lo debía viendo lo que esto le había costado.
Levantando la mirada pudo ver una enorme pantalla de plasma que había sido colocada en el edificio del hotel sobre ella… y pudo ver todas las cámaras a su alrededor. El pánico la inundó más fuerte que antes. "Oh dios… oh dios… oh dios… oh dios…"
Un momento - probablemente no debería estar haciendo eso. Esa pantalla era horriblemente grande - posiblemente todos podían ver lo que estaba murmurando.
Después de un tiempo el rugido de voces bajó a un gentil murmullo, todos esperaban a que hablara. Ella miró el discurso que le había dado su padre y de repente encontró que se había vuelto disléxica… oh dios…
A medio camino, en medio de la multitud, Sesshomaru, Kouga y Kagura se preparaban para estar listos. Estaban completamente rodeados por varias otras células bajo las órdenes de Naraku. Ningún humano iba a ver a través del pequeño grupo y notaría las armas. Kagura tenía control del rifle, pero habían decidido esperar un poco en el discurso (para dramático efecto en los espectadores). Kouga miró a Kagura justo a tiempo para verla intercambiar una significativa mirada con Sesshomaru… no entendía qué sabían que él no.
Mientras tanto, Kagome aún seguía disléxica y después de unos momentos de nerviosa hiperventilación tomó un profundo respiro y se dijo que esto no era nada nuevo… todos en el mundo habían visto su cara antes, sólo que ahora estaban viéndola al mismo tiempo. Y qué? Quería pasar con los nervios destrozados.
Con un rápido movimiento, tiró el discurso del podio ante ella y agarró fuertemente la plataforma metálica, mirando la multitud y calmando esas mariposas con más fuerza. Después de un momento habló con su línea abierta.
"Um… Puedo preguntar… alguien aquí ha conocido realmente a un demonio… de verdad?" preguntó ella tímidamente, su voz poniéndola nerviosa mientras hacía eco a su alrededor.
Hubo un completo silencio. Kouga estuvo por levantar su mano, pero Kagura rápidamente golpeó su brazo con una dura mirada. Pero aparte de eso, nadie dijo una palabra o levantó sus manos.
Con una sensación levemente más relajada continuó. "Entonces… cómo pueden estar tan seguros de que los demonios son completamente malos?"
Hubo un repentino murmullo o ruido cuando la gente comenzó a vociferar sus propias opiniones y preocupaciones sobre esta declaración. Kagome mordió su labio antes de acercarse más al micrófono. "Lo que estoy tratando de decir es… si nunca han conocido un demonio entonces cómo pueden estar tan seguros de que todos merecen morir."
El agarre de Kagura en el rifle se aflojó levemente mientras un rugido sonó de las personas que no habían querido que murieran todos los demonios - las personas que habían odiado a Kagome con sentimiento desde el comienzo.
"Y-" dijo Kagome rápidamente. "Cómo pueden estar tan seguros, si nunca me conocieron, que soy mala y merezco morir."
Sesshomaru giró sus ojos. "Oh por favor… Creo que voy a ahogarme en mis propias lágrimas."
Pero esto había tranquilizado a la multitud.
"Puedo comenzar con leer la profecía?" ella miró a su papá. "La VERDADERA profecía."
Él la miró rígidamente por un momento, obviamente nada complacido con su cambio de planes, pero reluctante accedió y sacó el doblado pedazo de papel de su chaqueta y se la alcanzó.
"Bien…" Kagome aclaró su garganta, inconsciente de que dos personas lentamente estaban avanzando entre la multitud desde los bordes hacia ella.
"La tierra ha estado y siempre estará dividida en luz y oscuridad, una barrera de madera siempre será el divisor, como siempre los oscuros dividen a los blancos y puros, hasta que el día de la oscuridad se levantará en las regiones más oscuras de los más oscuros. El gris llegará llevando el nombre que cada hombre, mujer y niño ha escuchado y cantado. Y en las horas más oscuras de la era el gris caerá en la oscuridad y prevalecerá en las manos del mal… y prevalecerá sobre la libertad y prevalecerá sobre el dolor y hasta que el día más oscuro se levante… por eso será el día en que todas las tierras se desharán de la oscuridad y del mal, el mundo entrará a la luz y el mundo será limpiado del GRIS y el negro."
Le tomó un momento para que esta profecía se asimilara. Esas personas nunca antes habían escuchado esta versión.
"Todo es un completo desastre metafórico que todos en el mundo han interpretado mal." Dijo Kagome en voz alta.
"Qué?" Sango saltó visiblemente. "Kagome?!"
Kouga movió su cabeza levemente. "Esto era parte del plan… cómo puede estar mal?!" él miró a los otros dos miembros de su célula y encontró que ambos estaban observando intensamente a Kagome.
Kagome ahora estaba en un rollo. "El hombre que escribió este pedazo de basu - quiero decir - esta profecía era un genio, pero tal vez esto es un poco simple de entender."
"Qué demonios significa entonces?!" ella escuchó a alguien cercano gritar.
"Significa…" ella estuvo por continuar cuando vio un destello de blanco en la multitud. Ella desvaneció su discurso y febrilmente escaneó la multitud por otro vistazo de cabello blanco… pero no encontró ninguno. Sus ojos estaban jugándole bromas. Así que continuó cuando la multitud comenzó a impacientarse. "Esta profecía no hace asociación directa con demonios… sólo humanos… esto es por nosotros."
Nadie entendió lo que quiso decir.
"De acuerdo, puedo explicarlo mejor," ella miró el papel ante ella. "La tierra ha estado y siempre estará dividida en luz y oscuridad, una barrera de madera siempre será el divisor… significa que nuestra gente siempre estará dividida en buena y mala… aquellos que quieren a los demonios muertos y aquellos que no. No tengo idea de lo que es la barrera divisora… supongo… que es una separación entre esos dos tipos de humanos."
Una vez más, recibió completo silencio mientras procesaban esto, todos estaban pendientes de cada palabra suya. De alguna forma eso la hizo sentir mejor, porque al menos ahora estaban escuchando.
"Como siempre los oscuros dividen a los blancos y puros…" ella tradujo otra vez. "Creo que esto sólo significa que nuestros líderes que quieren a los demonios muertos siempre dividirán a los que no los quieren muertos. Los blancos no serán capaces de reunir su propio poder, supongo."
Ahí estaba de nuevo! Otro destello de blanco en la distancia. Ella logró fijarse en el dueño del cabello, pero sólo por una fracción de momento cuando otra vez perdió vista de él. Tenía que continuar con la charla, de lo contrario se vería dudosa de nuevo.
"Hasta que el día de la oscuridad se levantará dentro de las regiones más oscuras de los más oscuros." Ella levantó la mirada. "Ese es hoy. Esta es la región más oscura… llena de gente oscura buscando sangre de demonios."
Ella recibió un leve gruñido en general, así que continuó rápidamente.
"El gris llegará llevando el nombre que cada hombre, mujer y niño ha escuchado y cantado - ese sería yo." Kagome sonrió levemente. "Y en las horas más oscuras de la era el gris caerá en la oscuridad y prevalecerá en las manos del mal… y prevalecerá en la libertad y prevalecerá sobre el dolor y hasta que el día más oscuro se levante…"
Ella titubeó un momento.
"No hay necesidad de entrar en detalle… pero básicamente, así es como pueden tomarlo literalmente." Ofreció Kagome antes de mirar otra vez la profecía. "Por eso será el día en que todas las tierras se desharán de la oscuridad y del mal, el mundo entrará a la luz y el mundo será limpiado del GRIS y el negro."
Kagura levantó levemente el rifle, pero notó la mirada de advertencia de Sesshomaru.
"Esta no es una referencia para matar demonios. El día de la oscuridad es el día en que la verdad saldrá y el mundo tendrá un poco de claridad de la situación. La profecía es una metáfora en realidad… nos llevó a creer que los demonios debían morir, y creó una guerra la cual debe resolverse hoy. Así que podrían decir que si este hombre no hubiese escrito esta profecía entonces todo esta ruptura entre demonios y humanos no existiría como resultado."
"No puedo entender esto del todo…" Miroku frotó sus sienes.
"Pero - ahora todos lo saben. Odiar a los demonios es un sentimiento falso - ellos estarán aquí por tanto tiempo como nosotros, así que no hay caso en entrar en guerras con ellos." Kagome flexionó sus manos levemente, buscando en la multitud el blanco. "El negro será limpiado porque es una emoción, no una raza de demonios. El gris será limpiado porque se refiere a la emoción dudosa - no a mí! Esto desaparecerá en el día de la oscuridad - y las personas aprenderán a aceptar a los demonios."
Completo silencio.
"Tienen que hacerlo." Dijo Kagome en el silencio.
Luego alguien habló de repente. "Cómo es que eres el gris y no el blanco?" gritó una mujer.
"Soy gris porque he tenido experiencia con demonios cara a cara, a diferencia de la gente blanca. Sé lo que ellos pueden hacer… y supongo que no soy lo inocente suficiente para ser un blanco. Pero sé dónde estoy parada. Algunos demonios son buenos - algunos son malos, pero sólo parecemos notar a los malos. Probablemente hay quinientos demonios en esta multitud - los buenos - quienes nunca causarían problemas."
Todos de repente comenzaron a mirarse con sospecha.
"No esperen que levanten sus manos ni nada." Dijo ella cuando de nuevo un ruido gradual se levantó.
Kouga se estaba impacientando. "Podemos dispararle ahora?"
"Espera…" dijo Sesshomaru cortamente.
"Y quiero decir… me retiro de la posición de ser su Mesías…" dijo Kagome con un suspiro. "He soportado esto por dieciséis años, y ahora se termina oficialmente. El pequeño gris se irá. No esperen que me quede."
Ella estaba tan cerca… no podía creerlo. Inuyasha se abrió paso entre la multitud, no muy gentilmente en su carrera por alcanzarla. "Kagome!"
"Esta profecía fue creada para curar la ruptura entre todos nosotros." Kagome continuó, inconsciente. "Fue creada para que yo los guiara a la luz… lo cual espero haber hecho realmente."
Unos pocos segundos de silencio siguieron, hasta que un enorme rugido de la multitud irrumpió, asustando a Kagome. Por un momento pensó que estaban muy molestos, antes de darse cuenta que estaban aplaudiendo y animándola… todos al mismo tiempo, por primera vez. La hizo sentir extrañamente bien por dentro.
Inuyasha, sin embargo, estaba levemente más frustrado. "Kagome!" su voz de ninguna manera sobresalía de la algarabía a su alrededor, y de repente era dos veces difícil avanzar. Tuvo que empujar con más fuerza. "Kagome!!"
Pero ahora todos estaban repitiendo su nombre, y su voz no hacía la diferencia. Entonces de repente sus ojos cayeron sobre él y toda plácida expresión se desvaneció de su rostro mientras lo miraba y él lo mismo, sosteniendo su mirada.
Sango tocó el hombro de Kagome tras ella, sacándola de su trance. Kagome la miró brevemente antes de mirar a la multitud… no… se había ido… otra vez había estado viendo cosas… pero se había visto tan real…
"Lo hiciste niña!" Exclamó Sango feliz mientras Miroku sonreía orgulloso, igual que su padre.
"Lo hice." Ella asintió, pero por qué no se sentía tan genial?
"Bien hecho Kagome…" dijo su padre, notando que sus ojos estaban fijos en la jubilosa multitud. Qué estaba buscando?
Inuyasha gruñó frustrado mientras se acercaba más, ella estaba mirando en el lugar equivocado… típico de ella. Pero tenía que alcanzarla ahora o nunca tendría la oportunidad de verla otra vez. "Kagome, estúpida perra! Deja de ser tan ciega y mira!"
Kagome tenía un radar natural para los insultos, o al menos debe haberlo tenido para ubicarlo de repente empujando a su paso. Ella quedó boquiabierta, notando finalmente que no podía estar viendo cosas… Inuyasha ESTABA vivo!
Ella no se atrevió a quitarle sus ojos mientras bajaba los escalones del podio y se dirigía hacia la multitud. Sus guardaespaldas se adelantaron para intentar detenerla, pero los pasó y presionó sus manos contra la pantalla de plástico transparente que había sido instalada para contener la multitud. Aún podía verlo… no podía ser una ilusión. "Inuyasha!"
"Espera!" gritó él, pasando a las últimas personas y saltando las bajas barricadas para alcanzar el divisor plástico. Él se detuvo y la miró. "Hola!"
"Oh dios mío!" ella quería atravesar el plástico y caer sobre él, pero eso era imposible. No podía acercarse más que esto. Inuyasha presionó sus manos contra el plástico, directamente sobre las suyas y sonrió mientras fruncía sus labios para besar la pared. Kagome sonrió, todo su ser rebozaba con felicidad y alivio. Ella también se inclinó y besó el mismo lugar, casi imaginando que podía sentir la calidez de sus labios.
Él se separó y se dio cuenta que estaba llorando, pero eso estaba bien porque no eran más lágrimas de tristeza.
"A dónde fuiste?!" gritó ella, casi acusadora.
"A la morgue!" gritó él y recostó su frente contra el plástico. "Kagome?"
"Sí?" ella no podía desviar sus ojos de él, como si al hacerlo pudiera desaparecer otra vez.
"Te amo!"
Kagome sintió un gran nudo subirse a su garganta mientras comenzaba a llorar con propios sollozos. "Yo… también te amo!" ella se sonó. "GRANDÍSIMO IDIOTA!!"
"Qué?"
"Espera a que te ponga las manos!" ella golpeó la pared, medio enojada, pero medio alegre. "Me asustaste! Realmente pensé que tú… y luego… eso fue horrible de ti!! Y las cosas que dijiste cuando eras humano! Bastardo!"
De acuerdo… tal vez era algo bueno que estuvieran divididos. No le gustaban sus opciones con ella en ese momento.
La quijada de Kouga estaba colgando en algún lugar en la misma región que sus pies. Sus agudos ojos podían ver lo que la mayoría de los humanos no. "Él está ahí… Inuyasha está vivo…"
Yura finalmente llegó con el pequeño grupo, habiendo hecho su recorrido desde atrás. Se acercó a Sesshomaru y susurró para que nadie más pudiera escuchar. "Hice lo que dijiste - Tomé la sangre y la derramé sobre él cuando la chica estuvo distraída. Otra vez tiene sangre de demonio en sus venas…"
Sesshomaru apenas asintió.
"Entonces… les disparamos a ambos ahora?" preguntó Kagura esperanzada, acariciando su rifle.
Él sacudió su cabeza. "No van a hacer nada para lastimarnos. Tal vez la chica nos ayudó un poco…?"
"Pero Inuyasha nos traicionó!" Siseó Kouga. Kagura lo agarró de la oreja.
"Y qué?" Espetó ella. "Se casará con grillete y cadena - ese es un destino peor que la muerte en mi libro."
Sesshomaru asintió cortamente. "Dejemos este lugar, el hedor humano está enfermándome."
Ellos lo siguieron reluctantes, pero sabían que su vida en la célula se había terminado… todo ahora se había terminado terminado.
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Kagome otra vez se paseaba por su habitación. No podía creerlo. Él realmente estaba vivo… pero todavía tenía que tocarlo.
Hubo un golpe en la puerta y ella inhaló un fuerte respiro y la enfrentó. "Adelante." Dijo ella vacilante.
La puerta se abrió e Inuyasha dio dos pasos, a punto de decir algo cuando Kagome se lanzó hacia él en una ráfaga. Al principio se preocupó, viendo que le había hecho varias amenazas de muerte, y sus manos parecían estar buscando su cuello. Pero se relajó rápidamente cuando sólo lanzó sus brazos alrededor de su cuello y lo apretó fuertemente.
"Me extrañaste?" él suspiró, felizmente tomándose su tiempo al rodear sus brazos alrededor de su pequeño cuerpo para abrazarla fuerte contra él. Recostó su mejilla contra el lado de su cabeza e inhaló profundamente para tomar el dulce aroma de su cabello… un aroma que había extrañado mucho mientras no pudieron tocarse. Sabía que ella estaba haciendo exactamente lo mismo.
"Olvidé lo grandioso que olías," ella rió feliz mientras se acurrucaba en su cuello e inhalaba. "Nunca me dejes otra vez!"
"Lo prometo," él acunó su cabeza gentilmente.
"Eso fue lo que dijiste la última vez." Le recordó ella, aflojando levemente su agarre para poder separarse y ver su rostro.
"Sí, pero lo digo en serio esta vez." Él se sonó. "Además, hueles a Miroku… No te dejaré pronto."
"Eso podría ser un problema." Ella se separó completamente. "Me voy esta noche…"
"A dónde?" preguntó él rápidamente.
"A casa de mamá… está cerca al límite del bosque…" ella sonrió levemente. "Voy a ver otra vez a mi hermano y abuelo - y también voy a asistir a la escuela."
Inuyasha la miró un momento antes de cubrir su mejilla y halarla hacia adelante para un lento beso que envió ese conocido escalofrío por su cuerpo. "Lo siento," dijo él mientras se separaba. "Qué estabas diciendo?"
Kagome suspiró. "Voy a irme a vivir con mamá esta noche… Me iré para bien."
Él frunció levemente antes de sonreír. "Alguna habitación disponible?"
"Estarías dispuesto a dejar a tu padre?" Kagome ladeó su cabeza. "Pero este es tu hogar!"
"Y?" él se encogió. "Mi hogar está a donde quiera que vayas, Kagome."
"Eso es tan dulce… No puedo creer que saliera de tu boca." Ella sonrió.
"Pero es la verdad." Él sonrió. "Iré contigo… nunca podría dejarte otra vez."
"Bien," Kagome se levantó de puntas y lo besó en la nariz. "Ahora que todo se terminó y está hecho, puedo vivir una feliz vida normal con mi feliz novio normal."
"Que es mitad demonio y un zombi." Él hizo una mueca. "No entiendo esa parte…"
"Creo que sé por qué estás vivo…" ella sonrió. "Te lo diré en el tren - ahora debemos ir a ver a Sango y a Miroku."
Ella lo sacó de la habitación y comenzó a caminar con él hacia el elevador, deleitada con la oportunidad de apoyarse contra su costado y envolver su brazo alrededor de su cintura. Era tan natural, no podía creer que se hubiese enfrentado con mantener su distancia antes.
"No puedo creer que terminara." Dijo ella distraída. "Toda mi vida, he estado escondiéndome de los demonios y la gente mala… y ahora puedo vivir con mamá…"
"Pero eres feliz, verdad?" preguntó él, apretando gentilmente su brazo alrededor de su hombro.
Kagome sonrió y recostó su cabeza contra él. No podía haber sido más feliz. Sintió como si se hubiese ganado la lotería y se hubiese vuelto la chica más famosa del mundo, lo cual era así, pero esto se sentía cien veces mejor porque en vez de ganarse la lotería, se había ganado un Inuyasha, y haría que no se fuese a ningún lado de ahora en adelante.
"No podría ser más feliz." Suspiró ella.
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Fin.
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N/A: Awwww… ven? Un final feliz.
Nota de Inu: Sniff… se acabó. Siento mucho haber demorado tanto en terminar de publicar esta historia, lo confieso, fue descuido mío aún cuando la traducción estaba terminada desde hacía mucho tiempo, lamento haberlos hecho esperar tanto pero finalmente aquí tienen el desenlace de este interesante fic, espero de todo corazón que les haya gustado y que lo hayan disfrutado al máximo… Muchísimas gracias por todo el apoyo, por sus lindos comentarios, por su interés y por supuesto, su paciencia… y especialmente a Rozefire por escribir historias tan maravillosas y cautivadoras como esta… pero un momento, no se preocupen que esta no es una despedida, sólo un pequeño hasta luego… Aún queda mucho por leer!!!… Así que los espero próximamente con otro trabajo de esta excelente escritora… Hasta pronto!!!