A/N: Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas, de la cuál esta es su última entrega. Por favor, quienes dejan reviews anónimas, dejen un mail de contacto para que pueda responder sus comentarios con más agilidad, dado que no volveré a poner estas respuestas en mi profile.
¡MONTÓN DE GRACIAS A MIS LECTORAS DE PRUEBA¡Gracias Firts Ayanami y Sonomi por el tiempo que se dieron para leer y corregir mis locuras!
Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. Lo mismo ocurre con algunos de los personajes del fic, que no son originales y que sí pertenecen a otro manga, pero sólo para mantener la sorpresa, develaré a su debido tiempo. No estoy sacando beneficio económico de este escrito: nada más hago esto para relajarme y entretener a mi imaginación, eso es todo.
ADVERTENCIA.
Del Manual del Villano Para la Malvada Conquista de la Galaxia, Artículo Tercero: Mi noble medio-hermano, cuyo trono usurpé, debe ser asesinado, no encarcelado secretamente en una celda olvidada de mis calabozos para morir de hambre. El hambre es un excelente motivador para salir de aquella celda.
Se pide criterio y discreción por parte de los lectores. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.
"Omnia Disce!"
(¡Aprende Todo!)
Apertura:
Nuevas Rutinas.
Comedor Principal.
Desayuno. 08:57 am.
Idril bebió un sorbo de su té en silencio. No estaba usando la máscara, por lo que podía verse su tranquila expresión… o más bien prudente. Niké también desayunaba sin chistar: ya había dado cuenta de una rebanada de pastel y unas tostadas francesas que habían llegado misteriosamente a su plato. Desde que le habían crecido las alas que la pequeña tenía un hambre voraz y no le hacía asco a absolutamente nada con tal de comer. Ahora la pequeña de ojos celestes bebía a sorbitos lentos de su taza de Minnie Mouse, que sujetaba con sus dos manitos. Hacía poco había aprendido a beber en una taza y se lucía con sus nuevas habilidades. Intentaba imitar la elegante postura de su mami, Idril, pero no le resultaba mucho. Estas dos eran las únicas que mantenían un silencio prudente.
Es que Saori no paraba de hablar. Rebalsaba entusiasmo por cada poro. No había diosa más contenta que ella en ese minuto, excepto quizás por algunas divinidades alegóricas, pero de eso no estoy segura. Como contraparte, Shion tenía la cara de 8 metros de largo y no podía estar de peor humor. Intentaba disimularlo, pero no le resultaba mucho. Lo bueno es que en su entusiasmo, Saori no se daba cuenta que su Patriarca no saltaba precisamente de gusto.
Y al igual que Shion, Zeus estaba de un humor parecido, pero eso es otro cuento.
"¡Ya No Me Puedo Esperar! Ayer Le Pedí A Tatsumi Que Me Llevara A Comprar Mis Útiles. ¡FUE MUY DIVERTIDO! Compré Casi Todo Lo Que Necesitaré Y…"
"¿Me trajizte algo?" Preguntó la niña con ojos grandes. Saori le sonrió.
"Sí. Te traje esa paleta de colores¿No lo recuerdas?"
"Sipi. Aunke Mami Idril no me dejó komerla toda." Explicó Niké con un mohín en la cara.
"Al menos así la pequeña señorita tendrá mucha paleta para comer por muchos días." Le explicó Shion con calma.
"ZÍ."
Idril disimuló una sonrisa con la taza. Prefirió continuar en silencio. Es que si llegaba a emitir un comentario a lo mejor estallaría en risas, lo cuál no era conveniente. A Shion no le estaba resultando disimular su mal humor. Athena, ignorando toda esta situación, siguió hablando.
"Me faltó comprar unos libros que no encontré, pero Tatsumi me dijo que los vio en la biblioteca justo aquí. Del uniforme lo encontré todo, excepto parte del equipo para gimnasia. Tengo que comprar los zapatos. ¡Es que el tiempo se me fue volando!"
Hastiado, Shion se sopló el flequillo y se masajeó las sienes. La última semana había sido caótica. Es que el mes anterior, y después de mucho rogar, por fin la diosa había logrado convencerlo a él y a Zeus para que la dejaran asistir a un colegio normal, pero tan solo la semana antes habían encontrado un establecimiento que la admitiese con tan poco aviso previo… pues en un mes más se iniciaban las clases y había tenido que correr para ajustar los papeles, convalidar cursos y toda esa suerte de trámites que atañen a ministerios de educación en Grecia y Japón. ¡Condenadas sean TODAS las mañas de la burocracia!
Es que como la joven había sido educada en casa, hacía que todo esto fuera casi imposible… sin mencionar que era una diosa y como tal, no podía meterla a cualquier sitio.
"Veo que la Princesa está muy contenta." Comentó de pronto Idril, llamando la atención de Saori. "¿Puedo ser directa?" Le preguntó con dulzura.
"Ay, Idril, sé todo lo directa que quieras." Le sonrió la diosa. Shion apretó los dientes al ver que Idril agudizaba un poco los ojos.
"Aquí se la ha proveído de una buena educación y pese a que Aries siempre dice que está muy atrasada en algunas materias, estimo que tenéis un buen nivel." Comenzó la elfa con calma. "No me explico porqué la Princesa desea ir a una institución fuera del Santuario. ¿No se siente cómoda aquí?"
"No Idril… no es eso. Yo sé todo eso, es verdad: no me quejo, pues me han dado una educación increíble… pero… es otra cosa." Saori se mordió el labio, mientras se refregaba las manos. "Es que tengo ganas de vivir un poquito como alguien normal."
"No eres normal. Eres la diosa a quien debo mi lealtad." Le dijo Idril.
"Y Como tal, tiene más responsabilidades y derechos que muchos jóvenes de su edad." Añadió Shion muy serio. "Princesa, usted es la persona más querida para todos nosotros, sus santos. Todos daríamos la vida por usted sin dudarlo dos veces y…"
"¡Pero Shion!"
"Su felicidad y bienestar son nuestra prioridad. Por eso estamos todos preocupados. Una secundaria es entrar a un mundo que usted no conoce y…" Shion recibió una patada por debajo de la mesa. Su señal para quedarse callado.
"¿Está segura de querer hacer esto?" Intervino Idril con presteza. Saori puso los ojos brillantes por unos segundos, antes de sonreír de oreja a oreja con sano entusiasmo.
"¡Claro que estoy segura! Sé muy bien que nunca seré una chica normal, pero… pero… tengo ganas de hacer esto y estoy decidida. Es mi deber proteger la tierra y a los hombres, pero ¿Cómo puedo hacer esto desde arriba de un pedestal y sin conocer la…?"
"Hasta ahora lo ha hecho muy bien." Chistó Shion, pero recibió un segundo puntapié.
"Quiero ponerme en el lugar de las personas a quienes protejo. Y tener amigos… quizás ir a una fiesta, o a una pijamada, o hacer tarea en grupo. Quiero convivir con gente de mi edad, que no tiene nada que ver con el Santuario…" Athena se interrumpió sola. "También quiero saber… qué se siente ser uno de ellos."
"Me parece lógico." Idril le sonrió, ignorando a propósito la severa mirada de Shion. Niké aplaudió con sus manitas.
"¿Niké podrá ir a la ezkuela?"
"Claro que sí." Aseguró Idril.
"Claro que no." Aseguró Shion.
"Claro que sí puede: quiero inscribirla en un kindergarten."
"Claro que no puede¿Cómo explicarás las alas?"
"Ya me las ingeniaré."
"Quisiera ver como lo haces."
Una gota orbitó la cabeza de Saori cuando vio a su Patriarca y a la elfa cruzando miradas llenas de cortocircuito. Se apresuró a actuar: dejó su servilleta a un lado, y con una sonrisa, se puso de pie.
"Si me disculpan, Le prometí a Marin que iría a hacerle compañía esta mañana." Dijo con premura, como queriendo salir de la línea de fuego. "¿Puedo llevar a Niké conmigo?"
"Sí, pero le ruego que tengan cuidado en los escalones. Ranita ya se dio un buen suelazo el otro día, no se olvide." Pidió Idril sin dejar de mirar a Shion.
"Lo mismo digo."
"Niké¿Vienes? Iremos a ver a Tía Marin." Athena le ofreció la mano a la pequeña diosa, quien se puso de pie enseguida.
"¿Podemos Saludad A Tío Kamus o Tía Sacia?" Preguntó Niké, tomando la mano de Athena. La pequeña tenía un inmenso favoritismo por el santo de Acuario y su esposa.
"Si los encontramos en Acuario, seguro que sí. Vamos… y levanta más las alas al caminar, que las puedes pisar y te puedes caer."
Ambas diosas hicieron abandono del Comedor casi con elegancia, dejando a sus tutores solos con su competencia de miradas. Niké ya no hacía berrinches seguido, lo cuál podía considerarse un logro… o un golpe de suerte. Es que ahora la niña tenía dos figuras de autoridad, lo cuál la hacía sentir más tranquila y segura, ergo… las ganas de probar las paciencias de sus diferentes niñeros ya no se le hacía atractiva. Idril suspiró y se bebió lo que quedaba de su té.
"Estás hecho un viejo aprehensivo y gruñón, Aries. ¿Lo sabías?"
"No hay nada de malo en ser un poco previsor. ¿Y sí le pasa algo a la Princesa mientras está en ese colegio?"
"Athena tiene buenas razones para querer ir allí a estudiar. Por otro lado, habrá dorados y plateados en aquél recinto que no dejarán que nada malo le pase."
"La pueden secuestrar, drogar, golpear, molestar, humillar, se pueden reír de ella, se puede caer, tener un accidente¡Vayan a saber los dioses qué otras calamidades!"
"¿Me estás escuchando, Shion?"
"Claro que sí, pero estoy siendo realista."
"Estás siendo alarmista." La elfa miró al lemuriano con fijeza. "No puedes mantenerla dentro de una burbuja toda la vida. Mi maestro siempre me decía: si te cierro la puerta, saltarás por la ventana." Shion dejó caer la cabeza.
"Sé que tienes razón, pero no puedo evitarlo. Necesito relajarme más… aunque si hago eso me pondré a pensar en todo lo malo que puede pasarle a la diosa en tanto esté en el colegio." Se lamentó el lemuriano realmente compungido. Un par de manos comenzaron a masajearle los hombros. ¿En qué momento Idril llegó detrás de él? Nunca lo supo.
"Mejor piensa en lo bien que le puede ir. Yo también estoy preocupada, pero me consuela saber que la diosa estará bien protegida. Los santos saben bien qué hacer y no dudarán en actuar consecuentemente." Shion miró hacia arriba, esperando ver a Idril con el rostro descubierto, pero no tuvo tanta suerte. Sin embargo, la máscara de mithril le mostraba una pícara sonrisa. El Patriarca le tomó la mano y le sonrió.
"Tienes razón. Mejor dejo de preocuparme."
"¡Claro que tengo razón!" Idril le dio la espalda y se dispuso a alejarse.
"Cáncer¿A dónde vas?" Preguntó Shion algo decepcionado.
"Voy a entrenar con Shaina y las demás. ¿Se te olvidó que ayer no pude ir por tu culpa?" Anunció la elfa antes de cruzar la puerta y desaparecer.
"¡No recuerdo que te hayas quejado!" Gruñó el lemuriano al ver las puertas cerrarse tras de su esposa. El Patriarca se sopló el flequillo y se apoyó la espalda contra el respaldo.
Todo quedó en silencio. Shion volvió a suspirar; tras permanecer unos momentos solo, se puso de pie, le avisó al mayordomo que ya se retiraba y se marchó hacia su despacho, caminando con lentitud. La verdad, de todo el asunto, lo único que lo consolaba es que con la diosa en la secundaria, tendría más tiempo libre para usar en otras cosas, como terminar papeleo o mimar a su elfita (que por cierto, cumplirían dos semanas de casados recién al día siguiente). De hecho, éste había sido el gran argumento usado por Saori para convencerlo. No tenía ni la más remota idea de cómo lo había hecho para convencer a Zeus, pero al menos con él, el cambio en la rutina diaria que le favorecía de esta manera había hecho el truco.
No, no le importaba en lo más mínimo pasar más tiempo con Idril, lo que lo tenía como gato de espaldas era saber que Athena no estaría en el Santuario para ser protegida como era debido.
Eso y sin mencionar la pesadilla logística que eso significaba.
Como ya dije, el lío que había sido convalidar los papeles estudiantiles de Saori había sido toda una guerra burocrática, pero inscribirla en un colegio… fue toda una odisea. De las pocas vacantes que había en los establecimientos sugeridos por Zeus, Saori no pudo acceder a la mitad, y la otra mitad que se mostró dispuesto a aceptarla, subió demasiado las exigencias y la colegiatura, sólo por aprovechados.
De hecho, el colegio que había aceptado a Athena como su alumna ni siquiera estaba en la lista sugerida por Zeus. Sí, era un colegio privado y no de los baratos, pero que recibía alumnos especiales. A este establecimientos concurrían alumnos problemáticos (expulsados de otros colegios y rechazados en todo lado), niños que habían sido educados en sus casas con institutrices, demasiado introvertidos o activos hasta el hartazgo, hijos de diplomáticos, etc., cuyos padres podían pagar la colegiatura.
Era un colegio estricto, con un alto rendimiento académico, con una malla curricular completa y en cierto modo, excéntrica. Por lo general, sus alumnos eran buenos estudiantes, aunque ni el más recalcitrante quisiera reconocer que estudiaba. Sin embargo no era tan elitista como se podría sospechar, pues también daba becas y trataba de incentivarse el compañerismo y la humildad. No se transaba con la disciplina, menos porque había alumnos problema que sabían que si llegaban a ser expulsados, ningún otro colegio los aceptaría e intentaban portarse bien. Padres, Profesores y Alumnos estaban concientes de esto. Pero, por muy bonita que suene la teoría, de todas maneras la práctica era muy diferente y el cada día era una verdadera lucha de egos.
Esto llegaba a tal punto que muchos profesores no duraban ni el año.
Shion había llegado a este colegio por sugerencia de Rea. Hacía una semana y media, por motivos de una reunión diplomática de dioses en la Mansión Solo, y tras enterarse casi por accidente, Leonor Solo, la madre de Julián, encarnación de la diosa Rea, le sugirió a Shion que inscribiese a su nieta en el mismo colegio al que había asistido Poseidón, dándole muy buenas recomendaciones del mismo. Así fue como el Patriarca se contactó con el Rector del Establecimiento, el Señor Tersites Yannos, quien gustoso aceptó a Saori en su colegio… claro que… con una condición…
Necesitaba maestros de reemplazo y un nuevo conserje… que saldrían de entre las filas de los santos dorados y plateados. ¿Qué sería muy fuera de lugar o que provocaría problemas? Nada de eso, que perdiera cuidado. Seguro sus santos se las arreglaban.
Shion abrió la puerta de su despacho y avanzó hasta su escritorio. Se dejó caer en la silla, derrotado. Así como Tersites había impuesto condiciones para aceptar a la diosa, el Patriarca también esgrimió las suyas. Nadie en el colegio debía saber que Saori era la encarnación de Athena y que habría santos dorados y plateados infiltrados cuidándola. El Patriarca apoyó el codo encima del escritorio y su cabeza encima de su mano con todo el desgano que la situación le provocaba. Se sopló el flequillo y miró la hora.
"Son las 10:30 am… el concurso de plateados es a mediodía." Suspiró en voz baja, para luego apoyarse en el respaldo de su silla. "Espero que no protesten demasiado."
El lemuriano entonces fijó la mirada hacia la pila de papeles que esperaban por su firma, pero pronto desvió sus ojos hacia la ventana. El día estaba agradable, ya no hacía tanto calor y lo mejor de todo es que podría retirarse antes de su trabajo a descansar. Como no le estaba dando las lecciones a Saori, estaba disfrutando desde ya las ventajas del cambio de rutina. Quizás invitaría a Idril a cenar o algo. Sonrió entonces: y al día siguiente ambos podrían anunciar que se habían casado de una buena vez.
Sin embargo, de pronto, otra preocupación le golpeó de pronto en la cabeza y comenzó a carcomerle los nervios. Shion se pasó las manos nerviosamente por el cabello y puso los ojos largos al cielo.
"¿En el kindergarten? Elfa Loca. ¿Por qué quiere inscribirla en un kindergarten? Se puede pescar alguna infección o algo. ¿Qué pasa si se cae y se rompe un ala? Por todos los dioses¿Por qué sólo yo pienso en esas cosas?"
Bah. Con razón este se nos enfermó del corazón.
Fin de la Apertura.
Continuará.
Por
Manquehuito (Misao–CG)
Próximo Capítulo: El Sorteo.
…
… En el entretecho, algo se movió con un sigilo parecido al de un gato. Una delgada silueta se deslizó sin ser detectada… o al menos eso creyó. Antes de salir del Salón, Idril y Shion miraron hacia atrás por unos segundos, sin encontrar nada.
"Nuestro espía regresó." Comentó Shion muy serio.
"Hmpf."
Como ven, el Gran Salón no estaba tan vacío del todo.
…
PS: Faltas de ortografía, de gramática y redacción no son intencionales y si descubren alguna, por favor, sean buena leche y avísenme para poder corregirla, lo mismo si tienen quejas o críticas respecto de la historia, para poder ver como lo soluciono (en tanto sean educadas y civilizadas) ¡GRACIAS POR HABER LEÍDO LA APERTURA!