Este Fic esta dedicado a KeaLangrey, puke es una persona hermosa y este es su regalo de Cumpleaños ¡felicidades pkño!

:Foolish Games:

Capitulo 1 El reto

-¡Rei por favor!

Fue el enésimo llamado de un suplicante Tyson al joven chino que cansado, sólo atinaba a respirar profundamente y masajear sus sienes en un intento por tranquilizarse. Algunas veces lidiar con el talentoso muchacho no era nada fácil y era en momentos como este, en que Rei admiraba la capacidad del capitán del equipo para mantener al peliazul a raya… y hablando de Kai ¿en dónde demonios estaba cuando se le necesitaba?

-Tyson…- replicó el pelinegro en un intento por evitar que el otro siguiera su tormento.

-¡Anda Rei, di que sí!

-¡Pero Tyson, aun no sé que es lo que quieres que haga!

-Rei…- llamó el pequeño geniecillo de las computadoras, interrumpiendo al dueño de Dragoon antes de que comenzara otra inteligible plegaria de convencimiento.

-Los chicos y yo… bueno, es que… estamos algo cansados del excesivo entrenamiento de Kai, creemos que debería relajarse un poco. Es decir, ni siquiera estamos en un torneo, esta es sólo una gira de exhibición.

-Sí Rei, tienes que admitir que últimamente ha estado más mandón y amargado que de costumbre, especialmente conmigo ¡No me da ni cinco minutos de descanso! – se quejó resentido Tyson, refunfuñado algo inteligible que sólo hizo a los demás sonreír ligeramente, todos sabían del extraño placer que Kai encontraba en mortificar al menor.

-No puedo negar eso, pero él…

-¡Pero nada Rei! La verdad es que lo que sea que le pase, se está desquitando con nosotros... bueno, excepto…

-¿Excepto? – presionó Rei al escuchar la duda en el menor, mirándolo inquisitivo cuando Tyson evitó el contacto de sus ojos y rascó su cabeza nervioso. El instinto de Rei despertó de inmediato, algo le decía que no le gustaría conocer el final de aquellas palabras.

-Contigo. –concluyó Kenny ganándose de inmediato la confusión del ojiámbar, antes de que mutara en ofensa por la aseveración. Kai no era el tipo de persona que hacía diferencias a la hora de entrenar, bah! No mostraba preferencia por nada que no fuera el beyblade; la única razón por la que el ruso no estaba tras él a cada segundo, era por su propia disciplina de trabajo. No era un experto en artes marciales por nada.

-Eso no es cierto.

-¡Sí lo es! –Replicó Tyson de inmediato- ¡por eso eres perfecto para esta misión!

-¡¿qué misión! – exigió exasperado, ¡tenían mas de media hora pidiéndole hacer algo, que aun no terminaban de pedir!

-¡Hacerlo feliz!

-¿¡Qué?

-¡Tyson, no lo digas así! – intervino Max, quien había estado callado y sólo escuchaba la conversación, hasta que el peliazul con esa última frase, logró que todos los colores se fueran del rostro del chino.

-Mira Rei, sólo te pedimos que hables con él para que deje de presionarnos tanto, que aproveches su agrado por ti para abogar por nosotros.

El chino enarcó una ceja ante la última frase del rubio, miró a los otros dos para asegurarse que ambos pensaban exactamente lo mismo. Su rostro se arrugó un poco mientras cruzaba sus brazos frente al pecho, no le gustaba ha dónde estaba fluyendo esta plática.

-¿Qué les hace creer que yo le agrado más que cualquiera de ustedes?

-¡Oh vamos Rei! Nunca te grita, te contesta con más de dos palabras… ¡de hecho te contesta, no comparte cuarto si no es contigo, te deja al mando cuando no está y tus rutinas de ejercicios nunca son tan pesadas como las nuestras.

-Además… - continuó Max a las razones expuestas por Tyson- … eres el único al que realmente tolera, más que eso, el pasa su tiempo libre contigo por voluntad propia.

El rostro de Rei se mantuvo impasible, pero sus ojos amenazaban con la creciente furia que estaba en su interior ante las insinuaciones que los dos menores le soltaban. Si es que en verdad había otro tipo de trato entre ellos, era porque él se lo había ganado por su esfuerzo y dedicación al equipo, respetaba al peliazul y acataba comandos cuando era necesario, a diferencia de los tres presentes.

-Independientemente de eso, Kai necesita relajarse. Luego de todo lo que hemos vivido estos tres años, de lo que sabemos que vivió en la abadía con su abuelo… Kai necesita de un amigo, uno real al que pueda recurrir por apoyo y confidencia.– complementó Kenny, nuevamente tomando la palabra para mostrar una razón más imparcial que las expuestas por los otros dos, quienes ahora cabeceaban afirmativamente a sus palabras; mientras Rei parecía estar evaluándolas por primera vez.

-Él sabe que cuenta conmigo – replicó el chino luego de varios minutos de silencio, aun irritado por lo que insinuaban sus compañeros.

-Él cuenta con todos nosotros Rei, pero necesita algo más y sabes bien que ni Kenny, Tyson o yo seremos capaces de pasar sus barreras, para él sólo somos compañeros de equipo. Pero tú podrías llegar a tener una verdadera relación de amistad con él.

Los cuatro jóvenes callaron. Tres de ellos atentos a cada mínimo gesto y parpadeo que su compañero chino efectuaba, mientras éste realizaba una introspección valorando lo que se le había dicho. Rei resopló pesadamente meneando la cabeza en negación de la inverosímil situación en la que de pronto se encontraba.

-Hablaré con él sobre el entrenamiento. –

-¡Genial Rei! – exclamó aliviado Tyson, satisfecho con la idea de que sus entrenamientos serían menos severos.

-Sí, genial… pero, hablar con él sobre un asunto en particular no es suficiente – intervino de nuevo Kenny, volviendo a atraer sobre sí la seria mirada del nekojin.

-Lo que… lo que de verdad queremos pedirte es… es… - el castaño de ocultos ojos agachó la cabeza con un gran sonroje en sus mejillas. Rei le miró, mordiendo su lengua para no presionar al menor y conocer el final de esa frase. La suave y nerviosa risilla de Max le hizo voltear la vista sobre él, quien de igual forma, evitó mirar al pelinegro, codeando a Tyson en las costillas para que concluyera por ellos.

-Ehm… pues como ya te había dicho, queremos que lo hagas feliz.

Una delgada y definida ceja negra se elevó inquisitiva dándole a su dueño un aire de fuerza imponente. Rei apretó los puños haciendo rechinar sus dientes mientras esa vocecilla en su cabeza se burlaba de él por la propuesta. ¿Qué demonios estaban pensando al hacerle semejante petición? De verdad, sino fuera por su carácter templado y disciplina…

-Rei, no te enfades – murmuró Max al ver la frialdad en los ambarinos ojos del mayor, tan amenazantes como los del mismísimo Kai Hiwatari. Esos dos, tenían mucho más en común de lo que creían.

-Escucha, no es sólo la petición egoísta de que si él se siente infeliz nosotros pagaremos por ello. Realmente creemos que Kai necesita ayuda. Se está lastimando a sí mismo con la actitud que tiene, no es saludable su aislamiento ni ese resentimiento y desconfianza con todos y para todos, se está perdiendo de disfrutar experiencias… de vivir. A pesar de su carácter fuerte, Kai necesita comprensión y cariño, la clase de afecto que no tuvo de niño porque su abuelo le negó una vida normal en la abadía.

Rei desvió la mirada, cada palabra dicha por Kenny tenía una dolorosa verdad en ella. Muchas veces él se había preguntado de dónde Kai sacaba la fuerza para mantener ese carácter frío y distante. Ahora tenía una idea de qué sucedió con él y saberlo, le despertaba una enorme necesitad de querer ayudarle…

-Entiendo Kenny pero… ¿qué podría hacer yo? –

-¡Rei por favor!- volvió a suplicar Tyson- Esto no es sólo por el bien de Kai, es por el equipo. Si continuamos de esta manera, no podremos aguantar mucho y esta gira será un verdadero infierno.

Sólo inténtalo. -concluyo lastimero.

-Tienes razón Rei, no es justo lo que te estamos pidiendo. Entendemos que tengas miedo, no cualquiera podría manejar a Kai… ¿Hey Tyson, que tan bien te llevas con Tala?

Los ojos de Rei relampaguearon con furia hacia el de lentes. No era tonto. Kenny lo estaba provocando y lo sabía. Kai no le desagradaba, al contrario desde que conoció al ruso, sentía por él un profundo respeto; con el tiempo y todo lo que habían superado, esa inicial simpatía se transformó en un real sentimiento de amistosa admiración.

Sin embargo Kai era un desafío difícil, qué tan capaz sería de lograr doblegar al reacio ruso despertó su innata curiosidad y la mención del pelirrojo capitán de los ex-Demolution Boys alertó su orgullo e instinto de competencia.

Incrédulo de a dónde le llevaban sus pensamientos, se gruñó a si mismo. Pero su boca decidió abrirse y hablar antes que se arrepintiera.

-Bien lo haré. – dijo de pronto, asombrando a los tres menores por su abrupta respuesta. El chino se había quedado mudo mientras ellos pensaban en su plan B.

-Me deberán una muy grande por esto.- concluyó frustrado, mirando en advertencia a los otros que ahora pintaban una ensoñadora y satisfecha sonrisa en el rostro y se mostraban dispuestos a celebrar su victoria.

··

Entró molesto, tanto que la puerta resonó un poco demasiado fuerte y cuando un par de pupilas carmesí se encontraron con las suyas Rei se petrificó. El indirecto causante de su actual humor estaba justo frente a él y no era algo que hubiera previsto.

En el momento que abandonó a los otros, todo lo que cruzaba por su mente era alejarse de ellos lo más posible, para evitar acabar con su propio equipo si es que se atrevían a pedirle una insensatez más… ahora sin embargo, no parecía haber sido tan buena idea, pues enfrentar al ruso tan de golpe le recordaba lo que había aceptado hacer.

Tragó saliva difícilmente, sintiendo un inesperado calor abrazarle las mejillas.

-Err… lo siento, no quise interrumpirte – murmuró con rapidez, para de similar forma dirigir sus pasos a la cama y tenderse sobre ella, ocultando el rostro en su almohada.

Kai le miró inquisitivo, no perdiendo detalle del repentinamente nervioso comportamiento del pelinegro. Algo no estaba en su lugar, a pesar de que el chino era amable y honesto, él sabía que Rei no solía mostrar tan abiertamente sus emociones; era sumamente cauteloso. Dedujo sin temor a equivocarse que la guardia baja del asiático venía de sus tres compañeros de equipo, con quienes había estado la última hora. A veces admiraba la paciencia que les tenía, aunque nunca lo admitiría en voz alta.

Una mueca en forma de sonrisa apareció en los labios del peliazul bicolor cuando escuchó un ahogado y cansado suspiro provenir del pelinegro. Kai volvió su vista al libro que tenía en las manos, ignorando al otro, para darle espacio a que se tranquilizara.

A veces, no sabía si agradecer el amor al silencio del ruso o exasperarse por ello. Cualquier otra persona ya le habría cuestionado qué le sucedía; pero no, Kai no era cualquier persona y era obvio que no le importunaría para preguntarle nada. A veces deseba que lo hiciera, él solía cuidar su privacidad casi tanto como el ojirojo, pero no rehuía a contestar si se le hacía una pregunta directa y en este momento tenía ganas de desahogarse.

Resopló nuevamente desenterrando el rostro de su almohada y girando lo suficiente para mirar al capitán de los BladeBreakers permanecer cómodamente sentado en su cama, con la espalda recargada en la cabecera y las piernas extendidas cruzadas ligeramente por los tobillos. Su atención clavada en la lectura de un grueso libro que tenía entre las manos.

Rei lo admiró por un momento, recordando algunas de las cosas que Kenny había mencionado antes. Sí, era cierto que Kai había tenido una vida sumamente difícil, probablemente más de lo que ellos sabían, y seguro siempre sentiría la carga de ser el heredero de Voltarie y último Hiwatari. No podría esperarse nada más que su conducta huraña y esquiva ¿cierto? Pero Kai no era solamente eso, él era un excelente y habilidoso beyjugador, inteligente y enigmático, culto y sofisticado en su muy peculiar forma de ser; además era sin dudas, un chico atractivo, estaba comprobado que era quien más miradas féminas atraía en todas sus presentaciones, aunque el ruso jamás prestaba atención a ninguna de ellas. Tyson comentó en una ocasión que el peliazul capitán era asexual, pues nunca había mostrado interés en nadie, fuese quien fuese. Y aunque lo creía imposible, probablemente tenía razón.

-¿Qué?

-¿huh? –Rei despertó de su introspección al escuchar la firme y ligeramente irritada voz del ruso resonar de pronto en la habitación. Enfocó su perdida mirada para encontrarse, otra vez, con los agudos ojos de Kai escudriñándole.

-Tienes diez minutos mirándome fijamente. ¿Por qué? –respondió serio el ruso, dejando claro en su tono seco que esperaba una respuesta rápida y satisfactoria. El nekojin tragó nervioso, y se reacomodó en su cama, adoptando una posición casi de meditación para quedar frente al otro.

-Sólo pensaba –murmuró con una sonrisa conciliadora en los labios- Oye Kai, demos una caminata.

Ahora fue el turno del ojigrana de lucir inesperadamente confundido, aunque sólo por cuestión de segundos, pues su rostro y mirada rápidamente volvieron a lucir indiferentes. Encaró una ceja interrogante, Rei entendía perfectamente qué significaba ese gesto, por lo que sólo se encogió de hombros y volvió a sonreír.

-La tarde esta deliciosa como para estar encerrado en un cuarto de hotel, además no hemos conocido nada de la ciudad y mañana partiremos de nuevo. –explico con suavidad, usando un tono de voz tan elocuente como hipnotizante, uno que sabía pocos podían evadir con éxito.

-Hn –

Claro, Kai siempre tendía a ser una excepción en todo. El ruso, con su clásico gruñido, había desestimado su invitación volviendo a concentrarse en su libro. El chino arrugó ligeramente el rostro, se levantó de la cama y tras dar los dos pasos que le separaban del reacio vecino, se plantó frente al peliazul.

-No seas amargado y acompáñame.

Dos intensas pupilas granas se clavaron en Rei plenamente inescrutables, haciendo sentir al asiático completamente petrificado; lo había presionado más de lo debido y si no se replegaba ahora, probablemente mañana tendría una rutina de ejercicios realmente pesada. Suspiró abatido, no podía echarse para atrás, su promesa a Tyson, Max y Kenny lo detenía.

Rei, para nueva sorpresa del soviético, no se intimidó con su advertencia y al contrario, ahora tomaba asiento en su cama y utilizaba sus felinos y expresivos ojos ámbar como una emotiva y silenciosa petición de consentimiento, reforzada por una dulce voz.

-Anda Kai por favor, significaría mucho para mí si vienes conmigo.

El peliazul permaneció inmutable. Sus ojos fijos en el joven frente a él que parecía realmente deseoso de su compañía; por un eterno minuto ninguno dijo nada y todo en la habitación desapareció salvo las pupilas del otro, parecían estar envueltos en una pequeña batalla que ninguno quería perder.

Finalmente Rei cedió, desviando sus ojos y resoplando derrotado. Una quebrada sonrisa en sus labios fue lo único que el capitán de los Bladebreakers distinguió antes de que le diera la espalda.

-Como sea

Mañana, seguramente Rei tendría un espasmo en el cuello de lo rápido que levantó la cabeza por la respuesta del ruso. Él sabía que esa sencilla frase era su indiferente forma de aceptar; la más enorme y contenta sonrisa del nekojin apareció en sus labios iluminando su rostro. El peliazul contuvo su aliento ante la visión.

-Gracias Kai.

El aludido hizo un asentimiento de cabeza y se levantó de la cama, sus pasos seguros y elegantes dirigiéndose a la puerta; tras él un muy satisfecho pelinegro no podía dejar de sonreír, se sentía ganador del primer asalto de la operación: Hiwatari.

Continuará…