Cap 4: Las rosas del Azafrán.
La tarde parecía desolada y melancólica, el cielo se veía opacado por las nubes que lo cubrían, todo a su alrededor se estaba muerto y desgatado, el suelo, los árboles, incluso el aire parecía haber perdido la vitalidad de antes…
- Link… - volvió a suspirar el nombre del chico al mismo tiempo que apretaba con fuerza sus puños.
Su mirada se perdió en el lento y perezoso volar de las amarillentas hojas, provenientes de los cansados árboles del jardín, que caían solitarias y abandonadas, ya sin fuerzas.
- Link… - suspiro nuevamente, esta vez en un tono suplicante y entristecido.
La mujer observó a la distancia la silueta de la joven, sentada en uno de los bancos del jardín, completamente sola y ensimismada. Decidió acercarse, le preocupaba su mirada perdida en un horizonte que no existía y se sentía aún más alarmada por el hecho de haber visto la extraña y rápida salida del joven hace ya unas horas.
- ¿Qué habrá sucedido? – se pregunto sospechando en parte los sucesos acontecidos durante la tarde.
Zelda siguió el recorrido de una pequeña hoja ocre hasta el suelo y ahí se quedo observándola.
- Soy una tonta – murmuro al mismo tiempo que una solitaria lágrima recorría su mejilla, bajando lenta y dolorosamente, hasta caer y estrellarse sobre una de sus manos, que se encontraban en su regado.
- ¿Qué sucede princesa? – le pregunto la mujer quién se había acercado hasta el lugar donde la chica se encontraba.
La joven limpió apresuradamente el rastro que había dejado la lagrima y levanto su mirada hacia la imponente mujer que se encontraba frente a ella, notando inmediatamente la preocupación en su mirada.
- Impa…- susurro el nombre de su tutora -… estoy bien, no te preocupes… no pasa nada… - le dijo fingiendo una sonrisa.
La sheikah se hinco, al mismo tiempo que una de sus manos se posaba sobre las que la joven tenía en su regazo y la otra acariciaba suavemente la mejilla de la chica.
- No puedes mentirme Zelda – le dijo suavemente – tu mirada refleja la angustia de tu alma, no puedes ocultarlo… puedes confiar en mi, dime que es lo que es lo que te esta haciendo ese daño – su mirada era dulce y comprensiva.
Era cierto, ella no podía ocultarle nada a Impa. La mujer la había cuidado desde muy pequeña y la conocía a la perfección.
- Impa… yo… - comenzó bajando su mirada.
La mujer espero pacientemente a que ella continuara.
- ¡Me siento muy arrepentida! – exclamo al mismo tiempo que se arrojaba a los brazos de la mujer.
Impa sintió como la joven sollozaba sobre su pecho, le partía el corazón verla sufrir de ese modo. Acaricio con suavidad los cabellos de la princesa, tratando de consolarla.
- Mi pequeña… ¿Discutiste con Link? – le pregunto abrazándola con fuerza.
La chica asintió con la cabeza.
- Pero… ¿Cómo… lo supiste? – le pregunto con voz entrecortada a causa del llanto.
- Hace una horas, vi salir a Link muy extraño del castillo – le explico sintiendo como la chica se separaba un poco de ella para mirarla – parecía estar abstraído en sus pensamientos, tanto que ni siquiera se percato de mi presencia.
- Fue mi culpa… - le dijo bajando la mirada arrepentida – ni siquiera le di la oportunidad de explicarse…
FLASH BACK
Zelda se encontraba en el pueblo del castillo Hyrule, esperaba sentada en la pileta del centro de la cuidad la llegada del joven, habían quedado de acuerdo en reunirse hoy en ese sitió, pero Link ya llevaba dos horas de retraso.
- Princesa, se hace tarde, será mejor que regresemos al castillo, la señorita Impa podría enfadarse… - le dijo uno de los dos guardias que la acompañaban.
- Espere, por favor, solo… unos minitos más – le suplico la chica.
Fue entonces cuando vio como se acercaba un rápido corcel hacia la cuidad. Estaba segura se trataba de Epona.
- Es Link – dijo levantándose de un salto, corriendo hacia la entrada de la cuidad.
Zelda se detuvo de golpe, justo en el lugar donde el puente comenzaba, ahora que Epona se encontraba más cerca pudo notar que el chico no venía solo, la joven que lo acompañaba parecía viajar muy a gusto abrazada a la espalda de Link.
- Regresemos al castillo – le dijo a los guardias, dando la vuelta y comenzando a caminar apresuradamente hacia el norte.
Los guardias se miraron confundidos, pero sin decir una palabra siguieron a la princesa.
Sin darse cuenta había llegado hasta el jardín del palacio, en estos momentos solo un pensamiento llenaba su cabeza, solo una imagen daba vueltas una y otra vez por su mente…
- ¡NO PUEDO CREERLO! – exclamo, tratando de calmarse, aunque su intento fue en vano.
Estaba furiosa, no podía creer que Link la hubiera hecho esperar durante tanto tiempo y cuando al fin se dignaba a aparecer, lo veía en la placida compañía de otra chica… ¡Era un descarado!
- ¡¡Zelda!! – la llamo el chico, quien al parecer ya la había alcanzado.
Ella no se movió de su lugar, ni siquiera volteo para poder mirarlo.
- ¿Por qué regresaste al castillo tan rápido? – le pregunto - ... alcance a verte en la entrada de la cuidad, pero cuando llegue ya habías desaparecido ¿qué fue lo que sucedió? – en su voz se denotaba cansancio, al parecer había corrido para llegar hasta allí.
- ¿Qué, que había sucedido¿Cómo es posible que me pregunte una cosa como esa? – pensó enfureciéndose aún más.
Al notar que la chica parecía no tener la intención de responderle y aún le daba la espalda, se acerco más, colocando una de sus manos sobre el hombro de ella.
- ¿Zelda? – la llamo preocupado.
- ¡¡No me toques!! – le grito apartando bruscamente la mano del chico al mismo tiempo que giraba, para quedar frente a él.
- Pero…
- ¡¡LARGATE!! – le volvió a gritar interrumpiéndolo - ¡¡No quiero verte nunca más en mi vida!!
Link observo más que confundido a la chica, no podía entender el porque de su reacción.
- Zel… - no pudo continuar hablando, la chica le había dado una fuerte bofetada en el rostro.
- ¡¡VETE!! – le insistió sin poder contener las lágrimas.
El chico entendió el mensaje, no quería marcharse y dejar a la joven en ese estado, pero si se quedaba seguramente empeoraría las cosas.
- Esta bien Zelda – le dijo retrocediendo – pero antes de marcharme – dijo deteniéndose en medio de su camino – quiero que sepas que no comprendo tú actitud y si yo soy el responsable, te pido disculpas, nunca fue mi intención herirte – le dijo con notable preocupación y muy dolido por lo sucedido.
Después de eso se marcho, dejándola sola.
- Link… - aún miraba el sitio por donde el joven había desaparecido, ahora se sentía culpable, ni siquiera le había dado una explicación, ni mucho menos una oportunidad para que él pudiera hablarle.
Debía reconocerlo, los celos la habían traicionado y ahora no solo ella se encontraba confundida y herida, si no, que sin querer había lastimado al joven, que en verdad no tenía la culpa de lo sucedido.
- ¿Qué hice? – se pregunto acercando a su rostro la mano con la que había golpeado al chico para luego llevarla hasta su pecho, empuñándola con fuerza.
El frió viento de otoño, soplo con fuerza, agitando en el aire las secas hojas que estaban esparcidas por el suelo, haciendo que el cielo se tiñera de ocre.
FIN FLASH BACK
Después de relatarle todo lo sucedido a Impa, la mujer comprendió al fin el motivo por el cual Link se había marchado del castillo tan ensimismado, seguramente él estaba tremendamente confundido por lo sucedido.
- Yo… trate muy mal a Link… - continuo aún con voz entrecortada – seguramente él… no querrá volver a dirigirme la palabra…
- No pienses eso Zelda… estoy segura que Link te escuchara… - trataba de convencerla la mujer.
- Debí detenerlo antes de que se marchara…
- ¿Y por qué no vas ha buscarlo? – dijo más como una propuesta que como una pregunta.
- ¿Me dejarías salir del castillo sin guardias? – le pregunto esperanzada.
- Es peligroso que vallas tú sola, pero yo te acompañare – le respondió sonriéndole.
- Pero… creí que estarías muy ocupada ahora que mi padre no se encuentra… - le comentó sorprendida.
- Tal vez, pero… para mi es mucho más importante verte feliz y tranquila – le dijo limpiando el rostro de la joven – ya no llores, ha Link no le gustaría verte triste.
- Gracias Impa – le dijo abrazando a la mujer con todas sus fuerzas.
Epona avanzaba lentamente, siguiendo el camino, hace minutos que Link no estaba guiando sus pasos, por lo que la yegua se desplazaba por donde ella creía que era correcto. Los árboles que rodeaban el camino se encontraban cubiertos de hojas amarillentas que caían una a una al suelo, cubriendo el oscurecido sendero.
- No lo comprendo Epona… - le dijo acariciando la cabeza de la yegua – Zelda estaba muy dolida por algo, pero… no recuerdo haber hecho algo que pudiera disgustarla tanto…
"¡¡LARGATE¡¡No quiero verte nunca más en mi vida!!", la voz de la joven aún hacia eco en su mente y no solo eso, también aún podía sentir un leve ardor en su mejilla derecha, producto de la bofetada que ella le había propinado.
- ¡¿Qué fue lo que hice?! – se pregunto comenzando a desesperarse – tengo que pensar en algo… si no la vuelvo a ver no se que haré… no puedo vivir sin ella…
Desde hace meses toda su vida había girado en torno a la joven. Cuando no estaban juntos no podía dejar de pensar en ella, aún cuando dormía, sus sueños siempre lo llevaban hasta ella… después de mucho tiempo había descubierto que sin la joven no estaba completo, había algo que le faltaba, un vacío que solo ella podía llenar.
- Zelda… - suspiro el nombre de la joven.
¡NO!, no podía seguir con esto, debía pensar que era lo que había hecho enfadar a la joven, debía recordar que era lo que había sucedido momentos antes de que su encuentro con ella, las cosas no podían quedarse así.
- Se que iba retrasado por mucho tiempo… pero… ¿habrá sido eso lo que le molesto tanto?
FLASH BACK
Estaba retrasado, lo sabía y era por eso que galopaba sobre Epona a gran velocidad.
- Zelda va ha matarme – dijo mirando fijamente el camino, que ahora le parecía interminable.
De pronto diviso la silueta de una joven que se encontraba en medio de las praderas, al ir acercándose se percato que la joven se encontraba en problemas, al parecer había caído de su caballo, rompiéndose un hueso. Link detuvo a Epona.
- Señorita… ¿se encuentra bien? – le pregunto bajando de la yegua, hincándose frente a la joven.
- Si, estoy bien, pero no puedo levantarme… creo haberme roto algo – le respondió angustiada.
- Eso no es bueno, déjeme ayudarle – le ofreció amablemente – mi nombre es Link y ahora me dirigido hacia el castillo, pero puedo llevarla hasta su casa o a algún sitió donde puedan atenderla.
- Es muy amable de su parte… pero si va al castillo no deberá desviar su camino, mi hogar se encuentra dentro del pueblo.
- En ese caso, no será ningún inconveniente llevarla hasta ahí – le dijo sonriéndole.
Ya podía divisar la entrada del pueblo del castillo Hyrule y segundos más tarde, la silueta de la joven princesa. Su corazón dio un vuelco de alegría, ya hacían dos días desde la última vez que se vieron y… la necesitaba… deseaba más que nunca sentirla cerca, embriagarse con el exquisito sabor de sus labios, tocar su tersa y blanca piel, tan suave y pura como la porcelana, perderse en el profundo y claro mar de sus ojos.
Estos pensamientos fueron interrumpidos por la rápida y repentina desaparición de la joven, en tan solo un parpadeo se había perdido entre la gente… pero ¿Por qué?... ¿Acaso no lo había visto?... Tal vez… ella no deseaba tanto como él volver a reunirse, tal vez… ella no lo necesitaba…
- Zelda… - la llamo en un suspiro sin darse cuenta.
- ¿Le sucede algo joven? – le pregunto la chica al escucharlo.
- ¡No… nada! – le dijo muuuy avergonzado.
- Me dio la impresión haber escuchado que usted llamaba a la princesa Zelda… - le dijo tratando de indagar en los pensamientos del joven, que parecía como ido.
- Debí estar soñando despierto – le respondió riendo nervioso.
- Entonces… ¿A usted si le gusta la princesa?- lo volvió a interrogar.
Demonios, lo había descubierto¿ahora que le diría?... ella no le creería si le decía que Zelda era su novia¡¿Cómo iba a hacerlo?!... la hermosa princesa Zelda y él… eso no era algo creíble ¿o si?, después de todo¿Quién era él?
- ¿Se encuentra bien? – volvió a interrogarlo.
- Yo amo a la princesa – le dijo finalmente con voz firme y segura.
No podía mentirle y de ninguna forma negaría la relación que tenía con la chica, no podía hacerlo.
- ¡¿Está enamorado de la princesa?! – exclamo sin creer lo que escuchaba – ohh, lo siento… creo que eso no es de mi incumbencia – se disculpo la chica.
Link no respondió, ya estaban llegando al hogar de la joven.
Se sentía preocupado, por alguna razón tenía el extraño presentimiento que algo andaba mal, no era común de Zelda desaparecer así como así, sin dar ninguna explicación.
Atravesó rápidamente los pasillos del castillo y llego hasta el jardín, sabía que encontraría a la joven ahí. Al divisar su silueta sonrió, no podía creer lo bien que la conocía.
- ¡¡Zelda!! – la llamo mientras se acercaba.
Pero la joven no se movió de su lugar, ni siquiera volteo para poder mirarlo. Esto aumento su sospecha de que algo no andaba bien con ella.
- ¿Por qué regresaste al castillo tan rápido? – hizo una breve pausa para recuperar algo de aire - ... alcance a verte en la entrada de la cuidad, pero cuando llegue ya habías desaparecido ¿qué fue lo que sucedió?
Se encontraba candado, había corrido hasta el jardín del castillo en busca de la joven. Al notar que la chica parecía no tener la intención de responderle y aún le daba la espalda, se acerco más, colocando una de sus manos sobre el hombro de ella.
- ¿Zelda? – la llamo preocupado.
- ¡¡No me toques!! – le grito apartando bruscamente la mano del chico al mismo tiempo que giraba, para quedar frente a él.
- Pero…
- ¡¡LARGATE!! – le volvió a gritar interrumpiéndolo - ¡¡No quiero verte nunca más en mi vida!!
- ¿Qué? - Link observo más que confundido a la chica, no podía entender el porque de su reacción - Zel… - no pudo continuar hablando, la chica le había dado una fuerte bofetada en el rostro.
- ¡¡VETE!! – le insistió sin poder contener las lágrimas.
El joven entendió el mensaje, no quería marcharse y dejarla en ese estado, pero si se quedaba seguramente empeoraría las cosas.
- Esta bien Zelda – le dijo retrocediendo – pero antes de marcharme – dijo deteniéndose en medio de su camino – quiero que sepas que no comprendo tú actitud y si yo soy el responsable, te pido disculpas, nunca fue mi intención herirte – le dijo con notable preocupación y muy dolido por lo sucedido.
Luego de eso se marchó tan rápido como había llegado, había visto a Impa en uno de los pasillos, pero no estaba de humor, ni tenía el suficiente ánimo para detenerse a saludarla. Se sentía mal, muy mal y no precisamente por el hecho de estar enfermo o algo parecido, ahora un sentimiento indescriptible oprimía su pecho, deseaba llorar, pero no lo haría.
FIN FLASH BACK
Sus pensamientos y recuerdos se vieron interrumpidos por el ayudo grito de auxilio de una niña a la distancia.
- ¿Qué habrá sucedido? – se pregunto alarmado, tirando un poco de las riendas de Epona, para que esta se dispusiera a correr.
Segundos más tarde ya se encontraba frente a una escena algo alármate, una pequeña niña se encontraba en el suelo y frente a ella una enorme Deku Baba se movía peligrosamente buscándola, por suerte la pequeña del miedo no se había movido y era esta la razón por la que la planta carnívora no la había atacado aún.
- ¡No te muevas! – le grito, advirtiéndole.
Link bajo rápidamente de Epona y tomando sus espada se acerco al monstruo, con cautela, era una verdadera suerte que acostumbrara a salir siempre con su espada.
- Maldición… esta demasiado cerca… debo llamar la atención de la Deku Baba para que ella pueda escapar – pensó acercándose aún más – es ahora o nunca – se dijo mentalmente, notando que la criatura ya había percibido su presencia.
El joven comenzó a correr hacia el monstruo, este quien estaba muy alerta, se movió amenazante abriendo su enorme boca repleta de filosos dientes, dejando que la venenosa baba púrpura cayera al suelo, dejando pequeñas posas burbujeantes.
- ¡¡¡Huye!!! – exclamo Link, esperando a que la pequeña reaccionara.
La niña se levanto del suelo como pudo, pero inmediatamente la Deku Baba puso toda su atención en ella, ahora la pequeña se encontraba más asustada que antes, la monstruosa criatura se acercaba peligrosamente hacia ella.
Link corrió hasta el lugar donde la niña se encontraba detenida y se interpuso entre esta y el monstruo, deteniendo su ataque con la espada. La pequeña chillo asustada y se cubrió con ambas manos el rostro. La Deku Baba retrocedió un poco, solo para volver a embestir al chico.
- Debo cortar el tallo – se dijo acercándose más al monstruo agitando su espada una y otra vez.
Al fin consiguió que la filosa hoja de su arma cortara el tallo de la planta monstruosa, pero lo que siguió a continuación nunca se lo espero. La Deku Baba comenzó a avanzar por el suelo, moviéndose a una velocidad increíble, impulsándose con lo que le quedaba de tallo.
- ¿Pero qué…?
Demasiado tarde, el monstruo ya se había abalanzado contra él, enterrando sus filosos dientes en su torso, dejando que el veneno entrara por sus hendidas. Link ahogo un grito de dolor, antes de reaccionar y clavar su espada en medio de la cabeza de la planta, matándola al fin.
Luego de eso calló de rodillas al suelo, respirando agitadamente. La niña seguía llorando.
- ¿Estas… bien? – le pregunto llevando una de sus manos hasta la cabeza de la chica.
- S…si… gra… gracias – le respondió limpiando sus lágrimas.
- ¿Dónde… vives? Si lo deseas… puedo llevarte con tus padres… - no entendía porque, pero se sentía tremendamente cansado y los parpados comenzaban a pesarle.
- No te preocupes, vivo muy cerca de aquí – respondió la pequeña levantándose – muchas gracias por todo – le volvió a agradecer haciendo una leve reverencia.
La niña comenzó a correr alejándose del lugar, agitando su pequeña mano en el aire despidiéndose del joven. Link sonrió satisfecho al mismo tiempo que se levantaba con algo de dificultad.
- Bueno Epona… creo que será mejor que volvamos a casa – le dijo a la yegua, sosteniéndose de ella.
Epona lo observo con algo de preocupación, notando que las heridas que el joven tenía en el torso comenzaban a sangrar. Acerco su cabeza hasta que pudo sostener con su hocico la manga de Link, tiro suavemente de ella, tratando de llamar su atención.
- ¿Qué sucede Epona? – le pregunto.
La yegua relincho y agito su cabeza, para luego golpear el estomago de Link con su hocico.
- Ohh… no te preocupes… estoy bien – le dijo sonriéndole – estas heridas sanaran en unos días.
Las palabras del joven no calmaron demasiado a Epona, la verdad es que él no se veía nada bien, parecía que en cualquier momento se desplomaría. Link no le presto mucha atención a los extraños síntomas que empezaban a manifestarse, y como si nada sucediera monto nuevamente a Epona y continúo con su camino.
Estaba a punto de anochecer, la luz anaranjada de la tarde estaba comenzando a declinar y el viento soplaba con más y más fuerza, agitando las secas hojas de los senderos.
Se detuvieron, al fin habían llegado a su destino.
- ¿Deseas que te acompañe? – le pregunto la mujer viendo como la joven bajaba del corcel.
- No es necesario Impa, estaré de regreso muy pronto… - le contesto la chica, quien ya avanzaba hacia la entrada de la casa.
La joven se detuvo a observar durante unos segundos el rosal que aún se encontraba en medio del pequeño jardín que Link tenía junto a su casa, ahora todas las plantas parecían haber perdido la vitalidad que antes habían tenido, pero de seguro, cuando la primavera volviera a reinar, todas esas plantas y flores renacerían con renovadas fuerzas y llenarían de colorido y vida el lugar.
Sus recuerdos divagaron en esos hermosos días de primavera en los que había pasado junto al chico, en ese entonces aún creía estar viviendo en un sueño… un sueño del que no deseaba despertar.
- Será mejor que me apresure… - se dijo volviendo a la realidad.
Acercándose a la entrada en la casa noto algo extraño, la puerta estaba entreabierta.
- Tal vez Link no este en casa… - pensó tomando la manilla de la puerta, empujándola para poder ingresar en la estancia.
La casa estaba bastante oscura, la única luz que iluminaba el lugar era la que alcanzaba a colarse por las ventanas circulares de la casa, pero como estaba anocheciendo por lo que muy pronto, todo quedaría cubierto por las sombras.
- ¿Link? – lo llamo la joven, no estaba segura de él pudiera encontrarse dentro de este lugar - ¿Qué podría estar haciendo entre tanta oscuridad? – se pregunto dispuesta a no seguir avanzando y volver con Impa.
Pero no lo hizo, algo se lo impidió, una extraña fuerza o presentimiento le decía que el joven se encontraba allí dentro. Siguió avanzando, teniendo sumo cuidado de no chocar contra algo, ni votar nada en la casa.
Se detuvo al sentir el peculiar sonido producido por vidrios rotos al pisarse.
- ¿Pero qué…? – comenzó a preguntarse, pero sus palabras fueron interrumpidas por una peculiar silueta en el suelo, que diviso en medio de la penumbra.
Rápidamente busco encima de los muebles algo con lo que pudiera alumbrar, encontrándose con unas velas a medio usar.
- Esto me servirá – se dijo tomando una de a velas y encendiendo la llama con sus poderes.
Al instante todo el cuarto quedo iluminado por la anaranjada luz de la vela, de inmediato, la chica vio lo que antes había pisado, se trataba de un vaso completamente destrozado, y el líquido que anteriormente había contenido, se encontraba derramado por el suelo.
- ¿Qué fue lo que sucedió? – se pregunto al mismo tiempo que levantaba un poco la mano sobre la que sostenía a vela, para poder observar a su alrededor - ¡¡¡LINK!!! – exclamo con notable preocupación y alarma, al ver el cuerpo del joven tirado sobre el suelo, boca abajo.
De inmediato se acerco hasta el chico y dejando la vela sobre uno de los muebles cercanos se hinco junto al joven.
- ¡Link, por favor responde! – lo llamo al mismo tiempo que con cuidado giraba su cuerpo.
Recostó la cabeza del chico sobre su regazo, acariciando con suavidad su mejilla derecha, recordando que horas antes lo había golpeado.
- Link… - dijo esta vez casi en un susurro, sin poder contener sus lágrimas – lo siento tanto...
Ahora no solo esta arrepentida, sino que además, se sentía culpable. Recorrió lentamente el rostro del chico, notando que sus mejillas estaban sutilmente sonrojadas, sus labios se encontraban entreabiertos y respiraba con gran dificultad.
- Su temperatura esta muy elevada… - dijo aún más preocupada, al mismo tiempo que limpiaba sus lágrimas, sabía que llorando no lo ayudaría en nada – y… está herido – ahora por primera vez noto la manchas rojizas sobre la túnica verde del joven.
Con algo de esfuerzo trato de sostenerlo entre sus brazos, de tal manera que él quedara sentado sobre el suelo. Apoyo la cabeza del joven sobre su pecho, ahora podía sentir aún más su entrecortada respiración y el calor de su afiebrado cuerpo.
En ese momento Impa ingreso al cuarto, Zelda estaba tardando demasiado, temía que los jóvenes hubieran vuelto a discutir, pero al ver la escena se quedo paralizada… la joven sentada sobre el suelo, abrazando con fuerza el cuerpo del inconciente chico...
- ¡¿Qué sucedió?! – le pregunto acercándose a la pareja, hincándose junto a ellos.
- No lo sé… pero… Link esta herido… - le respondió mirando a la mujer, la voz de la chica denotaba la gran preocupación que sentía -… creo que esta inconciente… se ve muy mal Impa… no se que es lo que tiene- casi podía sentir como su voz se quebraba.
Impa se acerco un poco más y observo con cuidado el rostro del joven.
- Tengo que examinar mejor esa herida… pero por los síntomas que presenta, al parecer Link esta envenenado… - le dijo tratando de conservar la calma – debemos recostarlo, yo lo llevare hasta la cama… busca algún tieso y llénalo de agua, hay que bajarle la fiebre.
Zelda, muy a su pesar, se vio obligada a separarse del joven. La mujer lo tomo como pudo y lo traslado hasta el cuarto en donde se encontraba la cama de Link. La joven princesa ingreso segundos más tarde en el cuarto, llevando consigo un tiesto lleno de agua.
- Esto no se ve nada bien Zelda – le informo la mujer examinando la herida del chico.
Link se encontraba recostado sobre la cama, Impa le había quitado las botas, el gorro, túnica verde y la camiseta blanca que acostumbraba a traer, dejando su torso completamente desnudo, ahora la chica podía ver claramente las profundas marcas que habían dejado los dientes de la planta carnívora.
- Una Deku Baba fue la que causo esta herida y por lo visto, inyecto demasiado veneno en el cuerpo de Link… no estoy segura si el pueda resistirlo por mucho tiempo… - continuo la Sheikah, levantándose de la cama, hasta el momento había permanecido sentada junto al joven.
- Pero… no podemos dejarlo así… - le dijo la chica, sintiéndose ahogada por la noticia – yo… yo no soportaría perderlo – le confeso.
Impa comenzó a caminar hacia la salida del cuarto sin decir palabra alguna. La chica la detuvo, tomándola del brazo.
- Debe haber algo que podamos hacer… - le insistió, sintiendo como su cuerpo comenzaba a temblar, a causa de todas las confusas emociones que estaba sintiendo.
- Vamos a ir por medicina… - le dijo rápidamente – solo espero que podamos volver a tiempo.
- ¡NO! – la contradijo la chica mirando a la mujer con gran determinación.
Impa observo sorprendida a la princesa, pero no alcanzó a decir nada, ya que la joven volvió a tomar la palabra.
- No dejare a Link aquí solo… no en ese estado – le dijo dirigiendo su mirada hacia el chico.
Link comenzaba a jadear, aforrándose con fuerza a las sabanas, agitando su cabeza de un lado a otro, como si estuviera teniendo una horrenda pesadilla, al mismo tiempo que un sudor frió perlaba su frente.
- Pero… Zelda, no puedo abandonarte aquí sola… - comenzó a decir la mujer.
- Yo no pienso moverme de este lugar… Link me necesita, ahora más que nunca… - le dijo interrumpiendo a su tutora – además… - bajo su mirada entristecida – nada de esto hubiera ocurrido de no ser por mis infundados celos… yo soy la responsable de esto…
La sheikah observo sorprendida a la joven y luego le dedico una sonrisa enternecida, tomando suavemente su mentón, la obligo a levantar su mirada.
- Si crees que eso es lo correcto, yo no me interpondré a tus deseos – le dijo de manera compresiva – iré por la medicina, tratare de regresar tan pronto como me sea posible, se que cuidaras bien de Link, pero por favor, descansa…
- No te preocupes Impa, yo estaré bien…- la tranquilizo – que las Diosas te acompañen en tu viaje.
- Nos veremos… - le despidió finalmente la mujer, dedicándole una última sonrisa.
Zelda pudo oír como la puerta de la entrada se cerraba, ahora un fuerte viento azotaba las ventanas de la casa, casi completamente oscura. El cuarto donde Link y Zelda se encontraban estaba iluminado por una linterna, que Impa había encendido momentos antes.
- Link… - volvió a susurrar su nombre sentándose junto al joven.
Primero que nada, debía curar las heridas del chico. Quitándose los guantes, tomo un paño y lo humedeció en el tiesto con agua y luego lo paso suavemente sobre las heridas ensangrentadas del joven. Link se quejo al sentir la fría agua sobre su piel afiebrada y malherida.
- Lo siento Link… - dijo posando una de sus manos sobre el rostro del joven -… debo limpiar tus heridas… - ahora miraba al chico afligida, no quería hacerle daño.
Volvió a remojar el paño, para poder pasarlo nuevamente por su abdomen, Link volvió a quejarse, inclinando su rostro hacia atrás, tratando de soportar el dolor. El veneno de la planta monstruosa seguía quemándole la piel.
- Muy pronto pasara Link… resiste un poco más… debo retirar el veneno… - le dijo acariciando suavemente su rostro con una de sus manos, mientras que con la otra seguía limpiando las heridas – esto es mi culpa... – dijo bajando la mirada, intentando contener las lágrimas, no podía soportar ver sufrir al joven de ese modo.
- No… te preocupes… estoy bien – le dijo él de manera entrecortada, llevando una de sus manos hasta la que la joven tenía aún puesta sobre su abdomen.
Zelda levanto la mirada sorprendida… Link había despertado, se sentía infinitamente feliz por ello y si el chico no se hubiera encontrado herido, seguramente ella ya lo estaría abrazando con fuerza.
- Link… - susurro su nombre – cuanto lo siento… yo… ¿te desperté?
El chico estrecho suavemente la delicada mano de la joven con la suya.
- No es tu culpa Zelda… no sabes lo feliz que soy al volver a verte… al sentir tu presencia… creí que estaba soñando… y si es así… no quiero despertar… no quiero… volver a perderte… - le confeso, haciendo un gran esfuerzo para hablar.
- Esto no es un sueño… yo estoy aquí… junto a ti… - le dijo dulcemente, apartando algunos mechones de cabello que cubrían los ojos del joven.
- Júramelo… - le pidió esforzándose para mantener sus parpados abiertos.
La chica se inclino hacía adelante, acercando su rostro al del joven, hasta que sus labios se rozaron sutilmente. Link suspiro complacido al sentir nuevamente el suave contacto con los labios de la chica contra los suyos, si otras hubieran sido las circunstancias o si el tuviera algo de energía, en estos momentos la estaría besando con verdadera pasión, aún no podía creer que la joven se encontrara junto a él...
- Te lo juró… - le susurro, antes de unir definitivamente sus labios, había notado el deseo que Link sentía tan solo con el roce de su labios y ella, no se negaría a dejarlo probar sus labios, sabiendo perfectamente que ella tampoco podía soportar un segundo más.
El beso fue lento y cariñoso, Zelda guiaba cada uno de los movimientos, de manera pausada y profunda. Link hacia su mejor esfuerzo por corresponderle, había apoyado una de sus manos sobre la nuca de la joven, asegurándose de esa manera que ella no se escaparía tan fácilmente. La princesa trato de profundizar un poco el beso, pero al sentir un leve quejido de parte del joven se separo de él.
- Discúlpame… estas herido, debí tener más cuidado – le dijo algo arrepentida, se había dejado llevar por la agradable sensación que la inundaba cada vez que lo besaba y había olvidado las heridas del joven.
- No te…disculpes… si yo no me hubiera confiado… en estos momentos… te demostraría… lo mucho que me hacías falta… en verdad lamento haberte hecho… esperar tanto tiempo… - se disculpo cerrando sus ojos, completamente agotado.
- Link… no digas eso, por favor… yo… fui una tonta… me deje llevar por los celos y… me cegué a la verdad, no sabes cuanto lamento haberte gritado de esa manera – le dijo acariciando sus rubios cabellos con una de sus manos, mientras que con la otra, recorría lentamente su pecho.
- ¿Estas… celosa? – le pregunto sonriéndole – eso significa que… ¿no has dejado… de quererme… verdad?
- No digas tonterías Link, yo te amo… y te seguiré amando hasta el final de mis días… no sabes cuanto necesito tenerte a mi lado, y ahora que estas mal herido, me siento tan culpable… no soporto verte en este estado.
- Ninguna herida… es tan profunda y dolorosa… como la de creer… que te había perdido… para siempre… - le dijo casi susurrándole.
Zelda sonrió enternecida por las palabras del joven, él había vuelto a dormirse.
- Debo vendar tus heridas – le dijo suavemente para no despertarlo.
Antes de vendarlo, esparció sobre su piel dañada una especie de pomada, que serviría para cicatrizar las heridas y luego con sumo cuidado las cubrió con los vendajes, procurando que estas no quedaran demasiado apretadas, ni muy sueltas.
- Con eso será suficiente…
Ahora las heridas de Link ya no sangraban y sanarían rápidamente con un poco de reposo, pero el seguía respirando con dificultad y a cada minuto que pasaba su fiebre iba en aumento, el veneno que recorría su sangre seguía haciendo su efecto.
La joven cambio el agua del tiesto y volvió rápidamente junto a Link. Usando una pañoleta que traía consigo, trataba de disminuir la temperatura del chico, humedeciendo la tela y colocándola sobre la frente del joven. Pero al parecer esto no estaba dando resultados.
Link comenzó a temblar, la chica sostuvo una de sus manos, percatándose de lo frió que estaba el cuerpo del joven y lo peor es que la fiebre no disminuía. Rápidamente lo cubrió con las mantas y siguió con el trabajo de colocar la tela húmeda y fría sobre su frente.
- Zelda… - la llamo entre sueños.
- Estoy aquí Link… - le susurro al oído, sosteniendo con fuerza una de las manos del joven – no me apartare de tu lado… necesita beber algo… - pensó notando lo reseco de sus labios.
Con cuidado trato que el joven se incorporara, acomodando la almohada detrás de su espalda para que pudiera apoyarse. Llenando una pequeña taza con agua la acerco hacia el rostro del chico.
- Link… debe un poco de agua – le pidió.
El joven tomo un poco del líquido y Zelda espero a que lo tragara, para volver a acercarle la taza a los labios. Luego volvió a recostarlo y cubrirlo con las mantas.
- Resiste un poco más… Impa llegara en cualquier momento… o por lo menos… eso espero – le dijo tratando de alentarlo.
El tiempo siguió avanzando, las horas se hacían eternas y la fiebre de Link seguía en aumento al igual que la frecuencia de su pulso y respiración.
- Zelda… puedo… ¿pedirte algo? – le pregunto entreabriendo sus ojos, sintiendo el peso de sus parpados.
- Lo que quieras Link… haré lo que me pidas…
- Podrías… acercarte… un poco más… - le volvió ha hablarle, haciendo pausas para poder respirar.
- Si eso en algo puede ayudarte… - le dijo inclinándose hacia delante, acercando so rostro al del chico.
Link hizo un esfuerzo y colocando una de sus manos detrás de la nuca de la chica y acorto la distancia que los separaba, uniendo nuevamente sus labios. En un principio Zelda no supo como reaccionar, no se esperaba esa acción de parte del joven, pero luego correspondió a la suave que él le otorgaba.
- Link… - pronunció su nombre dulcemente al separarse solo por escasos centímetros del joven – deberías descansar… - le dijo al mismo tiempo que besaba la aún sonrojada mejilla del chico.
- Recuéstate a mi lado… - le pidió manteniendo sus ojos cerrados.
- ¿Qué? – le pregunto algo confundida por su petición.
- Por favor… solo… será un momento…
- Todo el que quieras… - le dijo ella, acariciando el cabello del chico al mismo tiempo que besaba su frente.
Zelda se acomodo junto al joven y este se acurruco junto a ella, abrazándola por la cintura, recostando su cabeza sobre el vientre de ella.
- Se ve tan encantador… - pensó sonriendo enternecida.
La fiebre aún no bajaba, pero Link parecía estar mucho mejor, sobre su rostro se dibujaba una complacida sonrisa, incluso respiraba más pausado. La joven seguía acariciando los cabellos del chico con una de sus manos, mientras que con la otra, masajeaba suavemente su espalda, escuchando satisfecha, los suspiros del joven.
Finalmente el cansancio termino por vencerla, quedándose dormida, sin dejar de abrazar al joven Hylian.
La mujer ingreso nuevamente a la casa, al amanecer, ahora traía consigo un frasco con una poción roja, la cual serviría para combatir el veneno que la planta carnívora había inyectado en Link.
- Al parecer, ambos se encuentran bien – se dijo acercándose a la cama, en donde Link y Zelda dormían placidamente, ambos con una sonrisa en el rostro – se ven muy tiernos…
La princesa sostenía al joven de manera protectora, entre sus brazos, apoyando su mentón sobre la cabeza del chico, mientras él permanecía acurrucado sobre su pecho, abrazándose al cuerpo de ella. La manta casi se encontraba completamente sobre él suelo, pero ninguno de los dos parecía notar este hecho.
- Zelda… - le susurro la mujer, moviéndola suavemente para despertarla.
La joven abrió perezosamente los ojos, encontrándose con la penetrante mirada de la Sheikah, quien inmediatamente le dijo.
- Veo que tú presencia a sido suficiente para apaciguar el dolor de Link…
Zelda se sonrojo ante el comentario de Impa, pero aún así no se separo del joven.
- Toma – le dijo extendiéndole en frasco con el líquido carmesí – esto de seguro le ayudara.
- Gracias Impa – sostuvo el frasco, dirigiendo su mirada hacia el chico.
Impa le ayudo a la joven a incorporar a Link, ahora el se encontraba sentado sobre la cama. Zelda aún lo sostenía con uno de sus brazos, para mantenerlo cerca de su cuerpo.
- Link… ¿me escuchas? – le pregunto acariciando su mejilla – está poción te ayudara a eliminar el veneno… - volvió a hablarle suavemente, acercando la boca del frasco a los labios del joven.
Link bebió lentamente el espeso líquido, sintiendo como este le producía un alivió inmediato al pasar por su garganta. La princesa se levantó y volvió a recostar al chico, acomodándole la almohada.
- ¿Con eso será suficiente? – le pregunto a su tutora, sin dejar de observar al joven.
- No se preocupe princesa, ahora Link esta fuera de peligro – le respondió posando sus manos sobre los hombros de la joven – y nosotras deberíamos partir…
- Quiero quedarme – le dijo volteándose para poder mirar a la mujer – por favor… déjame permanecer un momento más junto a Link…
La Sheikah la observo durante unos segundos, meditando con cuidado su respuesta.
- Esta bien, Zelda – le dijo suspirando resignada, rindiéndose ante la mirada suplicante de la princesa – solo por esta vez.
- ¡¡Eres la mejor, Impa!! – exclamo feliz abrazando efusivamente a su tutora.
La mujer correspondió el abrazo y al separarse acaricio cariñosamente la cabeza de la joven.
- Ya estuvo bueno Zelda, debo regresar al castillo – le informo – cuídate… ¿si?
- Dalo por hecho – le respondió aún sonriente.
Impa volvió a marcharse, debía llegar al castillo antes de que el rey lo hiciera, sino, estaría en problemas. Ahora Zelda y Link volvían a estar solos, aunque el chico seguía durmiendo. La joven se acerco nuevamente hasta la cama y se inclino un poco, solo para tocar con una de sus manos la frente de Link.
- Que alivio… la fiebre esta bajando – dijo por lo bajo, para no despertar al chico.
Luego de comprobar que Link se estaba recuperando, salio del cuarto y se acerco a una de las muchas ventanas circulares de la casa, abriendo una de ella, admirando el lindo amanecer.
- Creo que después de todo… los días de otoño me parecen hermosos… - susurro observando el paisaje coloreado de ocre, sepia y oro.
- Y son aún más bellos con tu encantadora presencia – le susurró el joven, quien ahora la abrazaba cariñosamente por la espalda.
- ¡¿Link?! – dijo entre sorprendida y alarmada, el chico la había tomado completamente desprevenida – pero… ¿Cuándo despertaste? – le pregunto.
El chico hundió su rostro el cuello de la joven, sintiendo el exquisito perfume de su piel. Zelda se estremeció al sentirlo.
- Acabo de hacerlo y al levantarme me sorprendí al ver junto a mi ventana a la única flor a la que parece no afectarle ni el tiempo, ni las estaciones… estás más hermosa que nunca…- le respondió besando la piel desnuda de su cuello.
- Deberías estar recostado – lo regaño la chico separándose de él para poder voltear y enfrentarlo con la mirada – aún estas herido, tienes que reposar.
- Pues… yo me encuentro perfectamente – le dijo acercándose peligrosamente a la chica, atrapándola nuevamente entre sus brazos – me siento como nuevo…
- Link… - paso sus brazos por los hombros del joven y colocándose de puntillas logro alcanzar el rostro del joven – estoy muy feliz de verte bien nuevamente – le susurro para luego besarlo.
El joven correspondió inmediatamente, atrayendo el cuerpo de la princesa hacia el suyo, colocando sus manos sobre su estrecha cintura, disfrutando cada segundo de esa deliciosa caricia, que solo podía otorgarle la joven.
- Quiero… mostrarte algo… - le susurro al separarse.
Link se vistió rápidamente y sosteniendo una de las manos de la joven la guió hasta afuera.
- ¿A dónde vamos? – le pregunto avanzando por el sendero cubierto de hojas secas.
- Ya lo veras… - le respondió sonriéndole dulcemente.
El joven aparto algunos arbustos resecos que interrumpían su camino y ingreso por una especie de túnel, con las paredes cubiertas de enredaderas, al salir Zelda se detuvo sorprendida, no podía creer lo que veía.
- ¿Qué te parece? – le pregunto pasando sus brazos por la cintura de la joven – ¿no crees que es un lindo espectáculo?
- Es… maravilloso… - dijo aún sin salir de su asombro – pero… ¿Cómo?
El lugar era cercado por enormes árboles de hojas amarillentas, pero al centro del claro, justo frente a ellos había una gran extensión de tierra cubierta de flores de seis pétalos alargados, de un color lila intenso, verdaderamente hermosas y en el centro de cada flor sobresalían brillantes estambres anaranjados.
- Estas plantas florecen en esta época del año – le explico atrayéndola aún más hacia su cuerpo.
- Son hermosas…
Era increíble que en medio del otoño existieran flores tan frescas y bellas como aquellas.
- No tanto como usted princesa… - le susurro.
Zelda sonrió ante el comentario del joven. Ambos se sentaron sobre el suelo y admiraron abrazados durante largo rato las bellas flores otoñales… porque las flores más hermosas y especiales son aquellas que florecen en medio de la tempestad.
Ahora que se encontraban juntos, admirando ese espectáculo, ambos sentían que sus corazones ardía más que nunca el fuego de su amor… ese que había sido revelado una tormentosa noche de invierno y que ahora volvía a renacer con más fuerza que nunca en esta clara mañana de otoño…
FIN
¡¡TERMINE!! Después de mil siglos XD!!, tal vez me demore pero… ¡¡al fin termine este fic!!, en verdad lo lamento, pero últimamente no había estado muy inspirada para escribir romance y creo ¬o¬ que aún no le estaba -.-UU quedo terrible TOT, pero bueno… hice el intento ¿no? n.nU.
Si se están preguntando, que relación tiene el título con el capi, pues… el cólquico o la rosa del azafrán, es el nombre que reciben las flores del Azafrán XD!!, las flores que describo al final de este capi, que por cierto ;D son muy lindas n.n.
Antes de despedirme le quiero dar las gracias a todos los que leyeron, leerán o hicieron el intento de leer este fic XD!! TOT en verdad no tengo palabras para agradecérselos, ni tampoco las tengo para disculpar mi GRAN demora TOT. Agradezco los reviews dejados por Dialirvi , Fox McCloude, Savyna, Guenhwyar, navi-the-fairy, Naruto Ikari de Hyrule…. nOn en verdad gracias por la molestia ;D.