Título: Razón de vida

Autor: chibineko

(Miembro de la Orden Sirusiana)

Disclaimer: Los personajes de esta historia, pertenecientes a la serie "Yu Gi Oh!", son propiedad de su respectivo autor Kazuki Takahashi.

Advertencia: Este es un fic yaoi, lo que quiere decir relación chico-chico; si no es de su agrado este tipo de lectura por favor no sigan

Dedicatoria: Este fic va dedicado con cariño para mi Randa amiga mía de mi, - tan fanática de esta pareja como yo y la verdad no la puedo culpar u-u es inevitable amar a estos dos cuando están juntos. Así que Randita, aquí va el primer cap de un regalo que hago para ti de corazón, espero que te guste y recuerda que te quero mucho mucho MUCHO!.

Capítulo I: Lo que destruye, lo que salva...

Joey miró una vez más el asiento vacío y suspiró... al parecer ese día tampoco iba a ir Kaiba a la escuela; y eso significaría que... Joey bajó la vista apenado ante sus propios pensamientos, pero de ese día no podía pasar el asunto ya no aguantaba más la situación por la que pasaba y menos aún de escuchar lo que escuchó la noche anterior.

Flash Back noche anterior

Joey llegaba cansado a casa luego de terminar sus trabajos de la tarde, tanto así que ni fuerzas tenía para entrar a la casa haciendo ruido como usualmente sucedía cuando se quitaba el abrigo y los zapatos, así que su padre no se dio cuenta de aquella llegada y se mantuvo hablando por teléfono como si nada... lo que Joey escuchó le heló la sangre.

Flash Back interrumpido

Joey parpadeó al ser sacado de sus pensamientos por una mano que tironeaba de su hombro.

- "¡Hermano!... Joey, ¿que te pasa? ¿estás bien?."- fue lo que una preocupada voz le preguntó.

Joey miró hacia arriba y vio a Tristán parado al lado de su asiento, se obligó a esbozar una sonrisa enorme, una muy propia de él, todo para no levantar sospecha sobre lo mal que andaba todo últimamente.

- "¡Ey Tris, compadre!. Lo siento viejo, andaba pensando en otras cosas ¡Pero ya estoy de vuelta!. ¿Querías algo?."

Tristán miró a Joey de manera profunda, el pensamiento de que algo estaba mal no lo dejaba en ningún momento, más ante la luminosa sonrisa de su amigo pensó que lo mejor era desechar aquellos pensamientos negativos que seguramente no tenían ningún fundamento, porque sino seguro que Joey hubiese dicho algo... ¿Cierto?.

- "Pues no mucho, sucede que más tarde Ryou nos invitó a todos a su casa, su padre volvió por unos días y tienes unas cosas buenísimas para enseñarnos antes de tener que llevarlas al museo... más bien yo creo que lo que Ryou quiere es que mantengamos controlado a Bakura para que nada desaparezca jejeje. Como supondrás el señor Solomon fue el primero en apuntarse, así que Yugi y Yami estarán allí; Tea también va, y por supuesto yo voy ¿Que dices amigo? ¿Vienes?."- terminó de preguntar el castaño con una gran sonrisa, que a Joey le dolió tener que borrar... pero no podía retrasar su plan ni un solo día.

- "No lo sé viejo... tengo trabajo para hoy en la tarde y sabes lo que me cuesta conseguir un trabajo. Creo que paso, prefiero no arriesgarme. Lo siento Tristán."

Efectivamente la sonrisa se borró del rostro de Tristán casi e inmediato, al tiempo que suspiraba en entendimiento.

- "Si, sé lo que te cuesta, y no es justo que tengas que hacer todo lo que haces Joey. Deberías tener una adolescencia más normal..."- terminó de decir el otro ahora un poquito enojado.

A Joey le costó mantener la sonrisa ante lo dicho por Tristán, pero igual fue lo suficientemente convincente y parándose le pasó un brazo por los hombros a su amigo y lo instó a ir con el resto... la verdad era que deseaba pasar junto a su grupo cada segundo que se pudiese.

Esa noche Joey llegó a casa lo más tarde posible, conciente de que si todo le había salido bien su padre debería estar profundamente dormido para ese momento; no en vano se había tomado todo el esfuerzo que requirió meter somníferos en todas y cada una de las botellas de cerveza de la refrigeradora.

Entró con sumo cuidado y dio una mirada a todo... silencio. Agudizó un poco más el oído y entonces lo percibió... un ronquido que llegaba desde la sala, y el alma volvió a entrarle al cuerpo.

Con cuidado y sin hacer ruido, por si acaso, se acercó a la sala y vio a su padre desparramado en el sofá, con un par de botellas vacías en el suelo y una medio derramada aún en su mano. Trató de rememorar la época en la cual su padre era aún un verdadero padre y ser humano, no quería recordarlo como estaba en esos momentos. Tras un breve suspiro se encaminó hacia su cuarto.

Tomó un bolso viejo y comenzó a meter la poca ropa buena que tenía, así como el dinero que escondía bajo el tablón suelto protegido por la pata de su cama, y sus tesoros más importantes... su baraja de duelo de monstruos, una foto de sus amigos y de él mismo el primer día de clases de ese semestre... y una foto de aquella persona que tenía su corazón.

Dio una última mirada a su habitación antes de salir de ella, y sin mirar una sola vez atrás salió de aquella casa dejando atrás todo su pasado, tanto las cosas malas... como aquello que había sido lo mejor de su vida. Simplemente no podía arriesgarse ni arriesgar a los demás, no después de escuchar lo que su padre habló por teléfono.

Retomando el Flash Back

Joey se acercó a donde sonaba la voz de su padre cansado, pero al oír el tono se preocupó, y al oír lo que su padre decía se horrorizo... por completo.

- "Si... si... juro que encontraré la manera de pagarle Sr. Yashio."

Sr. Yashio... Joey había escuchado antes ese nombre, y sabía que no traía nada bueno; así que decidió mantenerse en silencio y seguir escuchando.

- "¿Mis posesiones?... pero... yo no tengo nada valioso en este momento señor."

Otro silencio tenso.

- "¿El chico rubio en mi casa?... es mi hijo."

¿Por qué lo metían a él al tema?.

- "¿En serio Sr. Yashio?."- de pronto su padre sonaba medio nervioso y más tranquilo... y ello intranquilizaba por completo a Joey- "¡Pues por supuesto, el chico no me sirve de mucho, pero si con él cancelo todas mis deudas supongo que me servirá más de lo que pensé."- una risa socarrona afloraba de los labios del que se suponía era su progenitor, mientras que a él se le helaba la sangre en las venas.

¡Lo estaban vendiendo! ¡Y de seguro a la Mafia de Domino City!. No había otra explicación, y Joey tuvo que hacer un gran esfuerzo para no lanzar el grito de ira que se agolpaba en su garganta.

La conversación continuó mientras tanto, detallando todo sobre la 'transacción' que pagaría todas las deudas de Jayson Wheeler, y para cuando la conversación terminó Joey se obligó a si mismo a permanecer tranquilo en su rincón y sin dar señales de vida, a pesar de las ganas de gritar que tenía y del torrente de lágrimas que caían silenciosas por sus mejillas.

Esperó hasta que su padre se fue a su cuarto para atreverse a caminar y poder encerrarse en su propia habitación, para poder por lo menos llorar toda la pena que sentía en aquellos momentos en su pecho.

De lo único que estaba seguro, era del hecho de que tenía que salir de allí lo más rápido posible... dejarlo todo atrás, tal vez para siempre.

Fin del Flash Back

Jadeando por haber corrido durante casi dos horas y de noche por los callejones más oscuros de Domino City, Joey llegó a un callejoncito solitario y separando una caja grande del resto de la misma basura se acomodó y se dispuso a pasar la noche.

Si de algo estaba seguro era de que por lo menos por un tiempo debía de desaparecer por completo, y eso significaba incluso no tomar buses o estar bajo la luz del día o reflectores puesto que una sola toma de su rostro por una cámara sea de un cajero de banco o de control vial significaría que la mafia caería sobre él y eso no podía permitirlo.

Con esos pensamientos Joey terminó de acomodarse, sabiendo que esa sería solo la primera de muchísimas noches frías y solitarias que vendrían para él en el futuro.

Amanecía en Domino City, Joey se desperezó y trató de acomodar los músculos de la espalda que ahora lo mataban por la mala noche pasada; no que durmiese siempre como un príncipe, todo lo contrario; pero ahora se la estaba pasando incluso peor y para adornar el pastel eso era algo a lo que se tenía que acostumbrar.

Suspiró tratando de pensar en positivo sobre su estado actual de vida, cosa difícil... casi imposible, si es que no era del todo imposible. Las lágrimas volvieron a agolparse en sus ojos, estaba solo y perdido en un mundo que no se iba a apiadar de él. Por un segundo pensó que tal vez ser el pago de una deuda no fuese tan malo, la verdad era que con la vida que tenía cualquier cosa podría no ser tan mala.

Pensando en aquello se levantó de mala gana de su improvisado refugio sin estar muy seguro de a donde ir, caminando apenas unos pasos hacia adelante del contenedor de basura contra el cual se había acurrucado durante la noche cuando de pronto una persona chocó contra él, ambos cayendo al suelo. Cuando Joey levantó la vista, vio a una chica de largos cabellos negros y la mirada algo enturbiada, como enloquecida; traía puesta una bata de hospital y estaba por completo desaliñada y sucia, aunque con tan poco tiempo apenas y reparó en la suciedad de aquellas ropas.

Todo pasó demasiado rápido... Joey se levantó presto a ayudar, pero la joven solo se zafó de la mano que Joey le tendía y salió corriendo de allí. Todo fue demasiado extraño y descolocó al rubio, que al final decidió no tomarle demasiada importancia al hecho, en lugar de eso volvió a sumirse en sus pensamientos pesimistas... o trató de hacerlo, hasta que un ruido lo sacó de ellos de nuevo... un ruido que venía del interior del contenedor de basura, y Joey siendo curioso como solo él podía llegar a serlo, no se aguantó las ganas de saber que era lo que pasaba y acercándose abrió suavemente la tapa para averiguar lo que estaba pasando. Lo que vio lo dejó sin aliento, aquello no podía ser real ¡¿Cómo había sucedido aquello! se preguntó el rubio lleno de horror y malestar.

Pasaba de la media tarde en Domino City, y dentro de un cuarto privado en una de las clínicas más exclusivas de la cuidad se desarrollaba una escena pocas veces acontecida y que hacia a muchos desear nunca pasar por algo igual.

Rodeados de una docena de detectives de la policía y varios médicos y enfermeras, se encontraban los bastante famosos hermanos Kaiba junto a una joven que hacía poco había sido recapturada.

Tratando de controlarse a duras penas, Seto Kaiba volvía a acercarse a la joven que lo miraba con desdén, burla y furia; apretando los dientes volvía a preguntar por enésima vez

- "Contesta Viena, dime donde esta... ¡HABLA MALDITA! ¡DONDE ESTA MI BEBE!."

La aludida solo sonrió de lado y miró con un aire de superioridad a Kaiba por el cual muchos corroboraron sus pensamientos iniciales acerca de que la lucidez mental de la chica no era tan buena.

- "¡RESPONDE!."- perdió la paciencia el CEO, teniendo que ser detenido en su afán de matar a la susodicha con sus propias manos, tanto por Mokuba como por varios de los enfermeros.

Y es que Seto Kaiba estaba al borde de perder los pocos nervios que le quedaban, los últimos meses habían sido una verdadera tortura y cuando creyó que el mal trago por fin iba a pasar, todo pasó a convertirse en una pesadilla que se inició ocho meses y medio atrás, en una maldita fiesta a la que Seto deseó luego nunca haber asistido.

Fue en esa fiesta donde Viena Jarret, una niña rica de alta sociedad que no entendía lo que era un NO y estaba totalmente encaprichada con Seto, le jugó a Kaiba la peor jugada que le habían hecho en su corta pero agitada vida.

Viena era mayor que Seto, con sus 20 años era cuatro años y medio largamente mayor que el CEO, quien acababa de cumplir los 16; y estaba muy bien atribuida físicamente así que no le entraba en la cabeza que un niño con las supuestas hormonas alborotadas se haya negado cuando ella le salió con una proposición bastante directa y clara para ir a la cama juntos y tener según Viena lo que sería una increíble y ardiente noche de sexo.

Así que hizo lo único que creyó que podía hacer, por supuesto para demostrarle a Seto Kaiba que era ella quien tenía la razón y así quizás luego podría convertirlo en un amante de temporadas. Drogó al CEO con un fuerte estimulante que no dejaría uno solo de los sentidos del pobre chico en su lugar, pero si lo dejaría listo para 'disfrutar del placer'.

El resultado de la droga: Seto Kaiba cayó en sus garras esa noche, e hizo con el chico lo que quiso.

El resultado de esa noche: Seto Kaiba despertó entre un lío de cuerpos y sábanas y le escupió a la chica todo su desprecio y el asco que sentía por ella.

Por supuesto se vengó, se hizo un análisis completo lo más pronto posible y presentó cargos, los cuales de una manera discreta ante la sociedad, la sometieron a cargos por violación de un menor y todo lo que ello conllevaba.

Por su lado Kaiba sentía más que asco, pero no se iba a dejar amilanar por aquella desagradable experiencia, había sobrevivido a Gozaburo Kaiba y se iba a sobreponer a aquello... pero para su desgracia, su primera vez se la había robado aquella mujerzuela, una primera vez que ya había sido hacía mucho tiempo separada para cierto chico de ojos melados que había robado por completo su corazón mucho tiempo atrás. ¡Oh, y es que Kaiba tenía en claro hacía ya mucho tiempo que las chicas no iban con él, sino los chicos... en especial los rubios y fieros que lo sacaban de sus casillas, mejor aún si se llamaban Joseph y se apellidaban Wheeler... y como para su desgracia ya lo habían estrenado (aunque él no lo recordase) decidió un reestreno que si recordara con su elegido... por lo cual era hora de preparar el terreno, porque la verdad ya se iba demorando demasiado.

De pronto comenzó a darle un mayor doble sentido a todo lo que le gritaba a su cachorro en sus peleas diarias, comenzó a lanzarle miradas cargadas de pasión y a usar un lenguaje corporal más sensual... para su satisfacción notó como comenzaba a aparecer un ruborcito adorable en las mejillas del rubio, y pensó que por fin la vida le iba a dar algo realmente bueno.

Fue quizás entonces que todo se le vino al suelo, y sus sueños se desmoronaron cuando el señor Jarret, quien apenas y había tenido el valor de mirar al CEO a los ojos durante las últimas semanas, vino a anunciarle a Seto que su hija había quedado en cinta y que el bebé era suyo, pero que debido a las circunstancias él mismo sentía que no tenía derecho a reclamarle nada al CEO, aunque también confesó que sentía miedo de lo que su hija pudiese hacerle al pequeño ser que crecía en su vientre.

Lo que nadie imaginó fue que Kaiba reclamase derechos absolutos sobre el niño no nato, recluyese a Viena en la mejor clínica privada y la obligase a quedarse allí hasta que el bebé naciese.

Seto por su parte comenzó a retraerse, pensando en lo que sería su futuro... todo le preocupaba al principio, todo lo hacia gritar o saltar. Comenzó a faltar al colegio, tenía a todo el mundo en vilo en la empresa y no fue hasta que hizo llorar a Mokuba que se dio cuenta de lo que hacia. Fue entonces que comenzó a tranquilizarse un poco, aunque por el tiempo que pasaba en el hospital sus faltas en la escuela eran cada vez más seguidas... y sin embargo comenzó a cambiar en su forma de pensar, a relajarse y comenzar a pensar a futuro.

Sin quererlo un día seleccionó el cuarto que fungía como su segundo estudio y que estaba justo al lado de su cuarto como el cuarto para el bebé, cada vez que pasaba frente a una tienda para bebés o de peluches o juguetes no podía evitar comprar algo, desde la cuna más bonita hasta el dragonsito de peluche más tierno... y su mente no tardó mucho en dibujar escenas donde su nuevo hogar feliz lo constituían Mokuba, su bebé y su cachorro de ojos melados.

Desgraciadamente su sueño volvía a desmoronarse y de la peor manera. Cuando Viena sintió los dolores de parto y la enfermera de turno fue a avisar al doctor, la chica escapó. Y cuando volvieron a hallarla con la ropa sucia y ensangrentada y una malévola sonrisa en los labios, el bebé ya no se encontraba en su vientre y Kaiba perdió lo poco positivo que había poblado sus sueños los últimos meses. En unas pocas horas lo había perdido todo.

- "Dime... donde... esta..."- repitió Seto una última vez, jurándose estrangular a la mujer frente a él de recibir otra indirecta.

Viena por su parte, lista para disfrutar del final de su venganza tan solo dijo con gran tranquilidad y sangre fría.

- "Pues donde va todo lo inútil que no sirve para nada... en la basura, sirviendo de alimento a las ratas."

De pronto Seto sintió como si le hubiesen dado un golpe justo en la boca del estómago que le hubiese quitado todo el aire.

No notó como todos perdían el aliento junto a él, incluyendo al padre de la chica quien avergonzado había presenciado todo el proceso y ahora entraba también en shock; no notó el momento en que tuvo que ser sostenido, no se dio cuenta cuando todo comenzó a perder claridad para él; y obviamente pasó inadvertido el arresto de Viena Jarret por filicidio en primer grado que se efectuó casi de inmediato.

¿Para que molestarse en ver que había en el mundo?. El mundo no existía, acababa de terminarse para él... ya no tenía nada

Joseph Wheeler volvió a darle una mirada al edificio frente a él, mientras estaba aún metido en un callejón entre las penumbras, el mismo callejón donde llevaba escondido la última hora preguntándose que era lo que debía de hacer. Estaba asustado, si había algo de lo que estaba seguro era de que el primer lugar donde la mafia trataría de rastrearlo sería con la policía, y era el cuartel de policía frente al cual se encontraba. Volvió a aspirar hondo y... miró al bebé que dormía con tranquilidad entre sus brazos.

Apenas y podía creer las condiciones en las cuales la había encontrado, porque resultó ser una niña; una bella bebita sonrosada, con negra pelusita en la cabeza y un poco pequeña para ser una recién nacida... o eso era por lo menos lo que pensaba Joey, no que él hubiese visto muchos bebés recién nacidos tampoco.

En fin, encontró a aquella adorable bebita tratando de llorar en defensa propia mientras una fea y enorme rata estaba a punto de lanzársele encima, todo dentro del contenedor de basura que le había servido de soporte durante la noche.

El como se deshizo de la rata y salvó a la pequeñita ni lo recordaba, había actuado por puro instinto y luego había corrido junto a su preciada carga hasta ponerse a salvo los dos... de eso hacía varias horas ya, más de doce; apenas y había logrado comprar un biberón y fórmula para darle de comer a la niña, acudiendo a la caridad de un puesto de comida ambulante para conseguir el agua hervida caliente; y aún no se explicaba como la habían dejado sin nada de ropa, ni un pañal... solo envuelta en un sucio trapo. De suerte había conseguido también pañales y le quedaban aún 8 en la bolsa que compró.

Volvió a suspirar... por fin se decidió, él no tenía nada que ofrecerla a la bebita.. más fue entonces que sucedió, la pequeña abrió lenta y dificultosamente sus ojitos, dejando ver unas orbes grises que Joey estuvo seguro serían a la larga unos impresionantes ojos azules...

Azules... como los ojos azules de cierto ricachón engreído que desde hacía meses lo traía de cabeza y le había robado el corazón; azules como los ojos de Seto y de Mokuba Kaiba, dos huérfanos que al ser adoptados sufrieron mil y un penalidades y transformaron a Seto en el hombre frío que era ahora...

Y la pequeñita entre sus brazos también era huérfana, iba a ser colocada en un orfanato y quien sabía que futuro le esperaba... pero Joey no podía hacer nada por una pequeñita como aquella... ¿o si?. Es decir, no tenía siquiera un futuro para él mismo.

Andaba en esos nuevos pensamientos, mirando sin ver realmente a la bebita, cuando sintió algo chiquito y cálido cerrarse alrededor de unos de sus dedos, y al observar pudo ver un puñito cerrado alrededor de ese dedo, mientras la nena bostezaba y cerraba sus ojitos de nuevo. Una cálida sensación, como algo derritiéndose en su interior lo llenó y su corazón quedó prendado mientras algo le decía que si no tenía futuro pues habría que crearse uno, esa pequeñita no merecía terminar en quien sabe donde.

- "Bueno peque... pues tendremos que hacer que funcione. No sé como le haremos... pero tendrá que funcionar."- Joey suspiró mientras pensaba que tendría que darle un nombre a la niña, y de la nada un nombre acudió a su cabeza, tal vez lo había escuchado por allí, no tenía ni idea, pero era un buen nombre- "Bien Darla, no podemos quedarnos aquí, cogerás frío... buscaremos donde dormir, mañana te conseguiré ropita y alimento... espero."- le dijo Joey a la pequeñita, hablando más para si mismo que a la bebita dormida en sus brazos, una pequeña que de un momento a otro le había salvado la vida, dándole una nueva razón para continuar luchando y viviendo.

Fin del primer capítulo.

Notas de la autora:

Alouuuu! n.n ¿Y?... espero que les haya gustado (en especial a ti Randita) y ya se que por lo general no hago sufrir tanto en mis fics... pero bueno, así tenía que ser el primer cap, luego mejora... y mejora... y sigue mejorando... o por lo menos eso espero yo ¬.¬ ejem.

Como siempre, si les gustó me encantaría sus comentarios; si no les gustó también me gustaría saberlo. Cualquier cosa, estoy lista para recibir comentarios constructivos, tomatazos, apreciaciones y todo lo que venga (menos virus, todo esta bien) así que animense y dejenme un review!.

Bien, nosh vemosh en el segundo cap... sea cuando se que salga ese cap.

Beshos y apapachos gatunos para todos. Nosh vemosh!

chibineko chan

(Miembro de la Orden Sirusiana)

(Alumna de la casa de Hufflepuff en Media Noche en la Torre de Astronomía)

Campaña de NO AL PLAGIO

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