1.
Harry miró como su mamá gritaba a su papá, que no dejaba de correr por la habitación buscando osas raras y metiéndolas en el bolso azul que su mamá había estado preparando; no sabía que era lo que pasaba, solo que su mamá sufría mucho y él no quería que sufriera. Su papá acabó de recogerlo todo y se dirigió a su mamá para llevarla hasta la chimenea, pero su mamá le volvió a gritar enfadada.
- ¡James¡No dejes aquí solo a Harry!
- No, claro que no…- Dijo su papá mientras lo cogía en brazos.- Ahora vamos, Lily… No podemos esperar más.
- Si cuando te pones nervioso no fueras tan condenadamente patoso, ya haría rato que estaríamos en St. Mungo.- Le recriminó su mamá mientras lanzaba algo a la chimenea y gritaba.- ¡St. Mungo!
- Y yo que pensé que el mal genio del parto no se repetiría.- Murmuró su papá mientras imitaba a su mamá y gritaba.- ¡St. Mungo!
Era la primera vez que Harry iba a ese lugar, normalmente su mamá nunca lo llevaba a sitios que estaban lejos, y no pudo evitar tratar de verlo todo. Era extraño, había mucho blanco por todas partes y mucha gente¡Nunca había visto tantas! Vio como unas personas se llevaban a su mamá y empezó a intentar salir de los brazos de su padre.
- Mami… Mami…
- Eh, Prongslet,- Dijo su papá.- no te preocupes, mamá ha ido a un lugar donde nacerá tu hermanito, pero luego podrás volver a verla… ¿Bien¿Tienes ganas de ver a Brian?
- Ti.
- Vale… entonces tienes que comportarte como un niño grande y esperar a mamá. Cuando venga tío Padfood y tío Moony te quedarás con ellos para que yo pueda entrar y estar con mamá. ¿Vale?
Harry asistió alegre y miró como una mujer vestida de blanco se acercó a su papá y comenzó a hacerle preguntas; no entendía casi nada pero parecía que todo eso era muy importante, y por eso no dijo nada y esperó que su papá acabara. Recordaba que mamá siempre reñía a su papá y a tío Padfood por interrumpir a tío Remus y no quería que lo riñeran a él.
Cuando la señora de blanco se fue, su papá comenzó a pasear de un lado a otro nervioso y mirando la puerta con impaciencia. Lo había dejado en el suelo y le había dado su peluche preferido para que jugara, pero igualmente no se alejaba mucho de él.
- Disculpe señor. - Dijo una de las señoras de blanco.- Si lo desea podría dejar al niño en nuestro servicio de guardería… de esa forma podría unir a su esposa.
- Muchas gracias por la oferta, pero no será necesario. Su padrino está por llegar y podrá ocuparse de él mientras estoy con mi esposa.
- Como quiera señor.- Dijo antes de alejarse.
Su papá miró otra vez la puerta en donde había desaparecido su mamá, y estaba a punto de volver a comenzar a pasear de un lado a otro, cuando una mano en la espalda de su papá le hizo parar en seco y girarse para ver quien era. Detrás de él había dos hombres, uno era alto y moreno, y los miraba con unos ojos pálidos y sonrientes; el otro era de estatura media, tenía los ojos ambarinos y el pelo castaño claro, tenía todo el aspecto de estar muy cansado, pero parecía feliz.
- ¡Prongs, Prongslet!- Dijo el moreno bastante feliz.
- ¡Padfood, Moony!- dijo su papá contento.- Os estaba esperando…
- Oh, Prongs, me siento tan adulado… nos has estado esperando a pesar de que Lily está de parto… soy tan feliz…
- ¡Sirius!- Le riñó Moony.- No seas así… anda James, dame a Harry y entra.
- Gracias.- Dijo pasándole al niño.
- ¿Y que tal Lily¿Está del mismo humor que la última vez?- Preguntó Sirius.
- Peor. No sé porqué, pero está de un humor realmente malo. Bueno deseadme suerte...
- Vale… que no te despelleje.- Rió Sirius.
Ante eso Moony le dio una mirada desaprobadora mientras señalaba al niño con la cabeza, que miraba a su padre entre asustado y curioso, mientras este entraba en la habitación donde un rato antes había entrado su madre.
- ¡James Michael Potter¡Maldito seas, te mataré con mis propias ma…! Se escuchó la voz de su esposa cuando abrió la puerta provocado una mirada asustada de su hijo.
- Tú tranquilo, Harry, no le pasará nada a tu papá, ni a tu mamá.-Dijo Moony.
- ¿No?
- No… ya lo verás.
Albus Dumbledore suspiró mientras subía por la escalera plateada que llevaba al territorio de la profesora de adivinación Sybil Trelawney. No tenía más remedio que hablar con ella porque no podía seguir de esa forma.
- ¿Sybil? Tengo que hablar contigo.
- Director… le estaba esperando…- Dijo la mujer con voz suave y misteriosa.- Por favor, siéntese… ¿le apetece una taza de té?
- Sí, gracias, Sybil.
La mujer se levantó y comenzó a preparar un poco de té con los utensilios que ya tenía en el aula para sus clases de adivinación. Una vez lo tuvo listo, le ofreció una taza azul con el líquido humeante y un poco de azúcar. Taza que el anciano aceptó antes de ponerle dos cucharadas más de azúcar.
- ¿A que debo el placer de su visita, director?
- ¿Acaso no lo sabes?- Le preguntó el anciano divertido.- Creí que con tu don podrías saberlo.
- Por supuesto que podría,- Dijo la mujer orgullosamente.- Si quisiera saberlo. Director, no podemos permitir que el destino guíe nuestra mano.,.. Mi don me ha mostrado que vendría a verme… aunque no le permití mostrarme el porqué.
- Bueno… en ese caso hablemos Sybil, no puedes seguir con esa manía de predecir la muerte de tus alumnos… no creo que esa sea la mejor forma de llevar a cabo tu clase.
- Si es lo que los hados me muestran¿Quién soy yo para negarlos? Es mi deber el comunicárselo a la persona desdichada que le ha tocado tal destino.
- Sybil, date cuenta que los asustas.- El anciano trató de razonar con ella.- Son solo unos muchachos y en la condición actual los hace temer que Voldemort se aparezca en Hogsmeade la próxima vez que tengan una visita.
- Deben saber la verdad.
- Sybil, date cuenta de que cada vez que le dices a un alumno que va a morir, no solo repercute en tu clase y en sus excursiones, también en su carácter y resto de clases. El curso pasado hubo unos meses de histerismo en todos los cursos ante tus declaraciones y este año pasará lo mismo… Te estoy pidiendo que no les digas nada de todo eso.
- ¡Pero director, es mi deber de vidente…!
El anciano no quería volver a escuchar toda esta tontería de ser su obligación y estaba por levantarse e irse cuando vio como su maestra se ponía rígida y su respiración erradica… asustado de que le estuviera pasando algo que se acercó a ella.
- ¿Sybil?
- El Fénix Blanco… Aquel con el poder de derrotar al Lord Oscuro… aquel que posee el poder de hacer lo imposible… nacido del amor, llevado por quien desafiaron cuatro veces la muerte… Aquel con el poder de derrotar al Lord Oscuro ya está aquí.
La voz de la profesora había sido grave y fuerte; tan diferente de la que utilizaba habitualmente… aquello le hizo dar un bote por la sorpresa… ¿Qué era lo que acababa de pasar¿Tal vez…¿Tal vez Sybil Trelawney acababa de realizar una profecía?
- Perdón… ¿Qué estaba diciendo?- dijo la mujer otra vez con su voz mística.- Lo siento, director, creo que me quedé dormida.
- No… no pasa nada. Ahora, si me disculpa, tengo cosas que hacer
- Claro, director.
El anciano salió a toda prisa del aula de Trelawney y se dirigió a su propio despacho, pensando en lo que acababa de pasar. Una ve allí, sacó su pensadero y tras sacar el recuerdo de lo ocurrido, entró en él para volver a verlo.
Sí, era una profecía, eso estaba claro… pero era necesario descifrar quien era este niño que acababa de nacer… aunque las probabilidades eran pocas... la única pista que tenía era que sus padres habían desafiado la muerte cuatro veces… ¿Cuántas parejas jóvenes habían logrado tal hazaña? Que él supiera solo una: Los Potter… además, si no se equivocaba el bebé que estaban esperando estaba por nacer… sí, no cabía duda, el más joven de los Potter era el destinado para derrotar a Voldemort…
- Fawkes… creo que voy de visita.- Murmuró el anciano antes de levantarse y salir de su oficina.
En la sala de maternidad de St. Mungo, Remus miraba como dormía el niño que estaba en sus brazos. Era normal que se hubiera dormido, ya llevaban casi cinco horas de de parto y aquello para un niño de poco más de un año era demasiado tiempo. Suspiró levantando la vista cuando escuchó un fuerte ruido a unos metros de él.
- ¡Sirius¿Quieres estarte quieto? Si sigues armando tanto escándalo despertarás a Harry.
- ¿Está dormido?- Preguntó asombrado.
- Lleva más de una hora dormido… ¿Dónde tienes la cabeza?
- Pues encima de mis hombros, por supuesto.- Dijo el hombre risueño.- Me pregunto cuanto más durará el parto…
- No creo que dure mucho más… no creo que James tarde mucho en salir con el bebé.- Un leve movimiento en sus brazos le hizo mirar hacía abajo donde Harry lo miraba con ojos somnolientos.
- ¿Bian?
- No, Harry, aún no.
El hombre sonrió ante la mala cara que adoptó el niño ante su respuesta… Si él fuera el niño, también estaría cansado de esperar… sobretodo contando la gran diferencia que había del concepto temporal entre un niño y un adulto.
- ¡James!- el grito alborozado de Sirius.
- ¡Shhh! No grites, Padfood.- Le reprendió el aludido mientras acunaba un bulto en sus brazos.- ¿Y Harry?
- Aquí.- Dijo Remus acercándose con el niño.
- ¡PAPI!
- Eh, Prongslet…- Rió su padre.- ¿Quiénes conocen a tu hermanito?
- ¡Ti!
El hombre sonrió mientras apartaba un poco la manta que envolvía al bebé y dejaba ver al pequeño. El niño miró asombrado a su hermanito menor, mientras el resto de adultos también lo miraban atentamente.
- Veo que no ha heredado tu pelo, sino el de Lily.- Rió Sirius.- Me alegro… Ya es suficiente que pobre Prongslet tenga esa terrible cruz.
- ¡Sirius!- Se quejó James.
- ¿Y como se va a llamar?- Preguntó Remus.
- Brian Leonard Potter.- Respondió el padre
- Buen nombre.
- Gracias. Bueno, creo que será mejor que entre y deje a este pequeño a la enfermera para que se ocupe de él. Además, Lily ya tiene que estar en la habitación.
- ¿Mami?
- Sí, Harry, ahora iremos a ver a mamá.- Rió su padre antes de entrar a la habitación y dejar al bebé con la enfermera.- Anda vamos.
El grupo abandonó la sala de espera, para dirigirse a la habitación donde Lily ya se encontraba descansando y esperando a ver a sus hijos. Cuando abrieron la puerta de la habitación, Lily ya les esperaba, muy pálida pero sonriente y con ojos brillantes de alegría.
- ¡MAMI!- La voz del niño recorrió la habitación mientras trataba de salir de los brazos de Remus para correr a los de su mamá.
- Mi niño.- Dijo Lily, alargando los brazos.- ¿Me has echado de menos?
- ¡Ti!- Dijo el niño abrazándose a su mamá.
- Yo también mi vida. Dime¿has visto a tu hermanito?- A esa pregunta respondió asintiendo muy entusiásticamente la cabeza de forma afirmativa.- ¿Y te ha gustado?
- Ti.
Mientras hablaban, una enfermera entró a la habitación trayendo al bebé y sonriendo ante la escena de la madre junto con su hijo mayor; en su profesión había visto muchas cosas, incluido el que los padres se olvidaban completamente de sus otos hijos cuando nacía el pequeño; siempre era una alegría ver a padres concienciados, que no dejaban de lado al mayor de sus hijos, sobretodo cuando es tan pequeño.
- Señora Potter… aquí tiene a su hijo.- Rió la enfermera antes de colocar al lado de su cama una cunita con un pequeño bebé pelirrojo en su interior.- Si necesita cualquier cosa no dude en llamarnos.
Lily sonrió y asintió antes de coger a su hijo pequeño en brazos y lo mostraba orgullosa a sus amigos de escuela; si bien se sentía un poco triste de que su hermana mayor no hubiera venido, al menos con Harry sí que había estado allí.
- ¿Se puede?- dijo una voz amable, provocando que todos miraran hacía la puerta.
- ¡Profesor Dumbledore!- Fue la exclamación general.
- Por favor, he dicho muchas veces que ya no soy ni vuestro profesor, ni vuestro director. Ahhh… ese es el pequeño Potter. ¿Cómo se llama?
- Brian.- Contestó Lily.
- ¿Puedo cogerlo?- Dijo el anciano y esperó a que la mujer lo pusiera en sus brazos.- Ahhh… es un niño precioso.
- ¿Cómo sabía que Lily estaba de parto?- Preguntó James.
- Fui primero a vuestra casa, pero como no había nadie he probado suerte aquí en St. Mungo… Quería hablar con vosotros.
- ¿Ha ocurrido algo?- Preguntó Lily asustada.
- Nada malo, nada malo…- Rió el anciano.- Ya sabéis que el curso pasado contraté a Sybil Trelawney para el puesto de adivinación ¿verdad?- Ante las cabezadas asintiendo añadió.- Hoy fue a verla… tenía que discutir con ella una manía algo fastidiosa que ha desarrollado en sus clases… Bien, la cuestión es que mientras hablando, entró en un trance y realizó una profecía auténtica… y tengo la completa seguridad que la profecía de Trelawney habla sobre el pequeño Brian.
- ¿Qué es lo que dice la profecía?- Susurró James.
- Anuncia la llegada del "Fénix Blanco"; la persona que tendrá el poder para derrotar a Voldemort.
- Pero ¿por qué Brian?- preguntó Lily a su vez.
- Porque da una pequeña descripción de sus padres y esos sois vosotros. Vosotros sois quienes concuerdan con las condiciones de la profecía.
- Entonces Brian…- Comenzó Sirius.
- Se convertirá en el salvador del mundo mágico.- Dijo Dumbledore muy serio.- Es muy importante que esta información no salga de esta habitación y que Brian sea protegido en todo momento… cuando alcance una edad conveniente comenzaremos a enseñarle todo lo que necesite para cumplir su destino.
James le sonrió a su esposa que a su vez también le sonrió mientras abrazaba a su pequeño bebé contra su pecho, y se dejaba abrazar por su marido y reía sus payasadas excitadas de Sirius y las regañinas silenciosas que Remus le daba al alegre alborotador.
Era una escena feliz, pero nadie se dio cuenta de que sin querer había dejado a un lado el pequeño Harry, que desde su posición en el suelo (donde su padre lo había dejado cuando Dumbledore nombró la profecía) los miraba con ojos tristes, al ver que ya no le dejaban participar en la alegría ante la llegada de su hermanito; sus padres se habían olvidado de él.
N.A: Bueno… aquí voy con una nueva historia… jejejeje… Espero que esta guste tanto como las anteriores… sobretodo pq ya os aviso que me da mucho juego.
Debo reconocer que estoy algo nerviosa ya que es la primera vez que hago una historia que califico como angustia… lo mismo no me queda como tal, aunque si bien Silverstar, la que durante mucho tiempo ha sido mi beta no oficial (aunque ahora se está pillando un periodo de vacaciones con respecto al tema) me dijo que tal vez se trataba de mi historia más cruel debido al tema que estoy adoptando.
Un beso a todo el mundo, y si queréis saber sobre van mis historias o si voy a actualizar pronto, pasaros por mi livejournal (Solo debéis clickar el vínculo que hay en mi profile) y lo sabréis.
Irethy