Summary: Joey, después de muchos intentos, al fin le gana a Seto Kaiba. Tal es su humillación, que el CEO no encuentra nada mejor que vengarse con lo que el cachorro más quiere… su hermana, quien ha estado enamorada desde siempre de él. Pero no sabe que las consecuencias de sus actos no se harán esperar… ¿Es que no te enseñaron que la venganza nunca es buena, Kaiba?

Pairings: SxJ (la otra es sorpresa)

Disclaimer: Yo no poseo a los personajes de Yu-Gi-Oh, pertenecen a sus creadores y respectivos socios comerciales.

Advertence: Es un fic yaoi (chicoxchico), así que si no te gusta este género, será mejor que huyas. Espero que lo acepten, es mi primer fic, no tengan duda de criticar lo malo, eso me hace mucho mejor como escritora. Y lo último, esto es aproximadamente cuando nuestros protagonistas tienen 20 años

JUEGOS DE VENGANZA

By Darling Kitty

Capítulo 1: Blanco fácil

¡TE GANE!

Nadie podía creerlo. Todos estaban tan estupefactos que cuando Joey Wheeler gritó, nadie pudo ni siquiera mover la boca… Ni siquiera la seriedad andante de Yami pudo evitar una mueca ante tal acontecimiento.

Es que era histórico.

Al fin Joey le había ganado a Seto Kaiba en un duelo de monstruos.

Ok… admitámoslo que la suerte había tenido mucho que ver en esto.

Y ni para que decir la cara del CEO… una mezcla entre "mi peor pesadilla ha llegado" y "¿cuál será la forma más lenta y dolorosa para matar a un perro rubio". Incluso podía vivir con eso de que Yugi y Yami fueran mejores duelistas que él, aunque tardó mucho tiempo en superarlo.

Pero que Joey Wheeler le ganara, era prácticamente imperdonable, era la peor humillación que podía recibir.

- ¡Gané, gané! – repetía a cada rato lo mismo, como un niño en navidad - ¡le gané al bastardo ricachón, le gané al bastardo ricachón, yupiiiii! – saltaba desde su lugar.

- ¿Nos perdimos de algo? – preguntó Duke incrédulo.

- Hoy se acaba el mundo – murmuraba con cierto miedo Tristan.

- ¡Muy bien, Joey! – gritó Yugi, quien lo había tomado de mejor manera que todos.

Aparte del chico tricolor, nadie podía reaccionar aún, hablaban casi por inercia. Sin embargo, Serenity no sabía como sentirse ante esto. Por un lado, estaba feliz por su hermano, quien celebraba victoriosamente, nadie más que ella sabía los esfuerzos que el muchacho empleaba en todo lo que realizaba, esto era sólo parte de sus frutos; pero por el otro, sentía un peso en el corazón, estaba triste por el… por el… hombre que amaba…

Que secretamente amaba…

Desde los trece que secretamente tenía este sentimiento. Había pasado de todo desde el "me gusta porque es lindo", muy clásico de esa edad, hasta desarrollar un sentimiento mucho más profundo, llegar a amarlo tal cual era, a admirarlo porque a pesar de todo lo había vivido, podía seguir de pie. Era todo un luchador y estaba orgullosa de él, sin importar que él nunca correspondiera sus sentimientos.

- ¡Te gané, bastardo ricachón! – Joey se lo sacaba en cara – ya sabía que no me humillarías para siempre.

- Cállate, Wheeler – lo retó el ojiazul – lo tuyo es sólo suerte – prefería pensar que sólo era eso.

- ¿A sí? – preguntó con falsa curiosidad el rubio – entonces¿por qué te ves tan mal humorado, amigo? – fue mordaz.

- "…" – no le respondió nada, ya había pasado el tiempo que podía darse el lujo de pelear con Wheeler ¡Por Ra, tenía que madurar, ya tenía veinte años!

- ¿Dónde quedó tu inteligencia de millones de dólares?... ¿no me contestas nada acaso?

- No pierdo el tiempo con un estúpido perro que cree que la suerte es sinónimo de inteligencia – rió sarcásticamente.

- ¡Juguemos otro duelo entonces!

- ¿Para humillarte otra vez? – le respondió Kaiba, por qué ese tipo le era tan exasperante - ¿eres tan masoquista que quieres convencerte que sólo fue un milagro?

- ¡Maldito, Kaiba! – lo iba a golpear pero una mano en su hombro lo detuvo.

- Joey, no lo hagas.

- Pero sis, este tipo siempre se burla de mí, ya estoy aburrido.

- No lo hagas, por favor – le pidió Serenity – si nos disculpa, nos vamos – se dirigió tímidamente a Kaiba, el tiempo no hacía que los efectos de aquel hombre disminuyeran en ella.

- Oyela, tu hermana heredó la inteligencia y sensatez que tú no tienes – y con eso, el castaño se fue.

- ¡Odio a Kaiba! – protestó el rubio haciendo un berrinche – es que ese tipo no va a reconocer nunca que yo también puedo ser bueno.

- Joey – habló Yugi – tú sabes que Kaiba es orgulloso, pero sabes que se le pasará… si en el fondo es una buena persona.

- Si tú lo dices – contestó Joey no totalmente convencido.

- ¡Ahora vamos a celebrar el triunfo de Joey! – sugirió el ojiverde.

- Tú sólo piensas en fiestas, Duke – lo retó Tristan.

- No – contestó – sólo le quiero caer bien a mi cuñado y crear una oportunidad con Serenity – esto último se lo susurró al moreno.

- ¿Qué dijiste, Deblin? – preguntó ardiendo de celos.

Esos dos de nuevo estaba peleando, ya todos sabían la causa. Hasta la misma Serenity.

¿Qué se creen? Ella no era un trofeo y su corazón ya tenía dueño.


Era su vigésimo cigarrillo del día. Si había adquirido una mala costumbre en todo este tiempo era su adicción por el tabaco. Ser el presidente de una gran corporación y prácticamente un padre de familia durante tanto tiempo ha dejado sus estragos. Ni siquiera Seto Kaiba podía huir de las ansiedades que le ocasionaba el ajetreo del día a día, si hasta Mokuba en la adolescencia le había salido más inquieto, más de alguna vez le ha pillado salir de casa a escondidas para volver a altas horas de la madrugada y con algunas copas de más.

Su cuerpo había llegado al límite. Así no pudo despegarse del cigarrillo nunca más.

Al principio, uno cada vez que tenía una reunión importante o una discusión fuerte con su hermano; luego, uno antes de trabajar. Ahora no podía levantarse ni acostarse si no se fumaba religiosamente un cigarrillo.

Y más encima ahora, que tenía su orgullo herido. Cuando perdió con Yugi, hasta quería dejar la duela pero ahora, con Wheeler, esto ya no era tocado su orgullo como duelista… sino algo personal…

Muy personal…

"¿Dónde quedó tu inteligencia de millones de dólares?"

Lo había ofendido… al menos Motou era tenía clase para jugar…

Wheeler, no…

- ¡Maldición! – golpeó con ambos puños la mesa de su escritorio, ese maldito duelista de cuarta se las pagaría por el ridículo que le hizo pasar aunque sea lo último que haga.

- Seto, tranquilízate – habló Mokuba al entrar a la oficina - ¿o quieres que te traiga otra cajetilla?

- ¿Qué te he dicho de golpear las puertas antes de entrar? – preguntaba molesto.

- Pues no importa, no hay secretos para mí… ¿supongo? – señaló el moreno y se tiró al sillón, con un obvio gesto de malestar por parte del castaño – hasta sé que estas de mal humor porque perdiste con Joey¿verdad? – levantó una ceja al ver que Seto fruncía el ceño, él estaba en lo cierto – aunque no lo quieras reconocer, él es un muy buen duelista.

- Sí, seguro – ironizó mientras prendía otro cigarrillo. A Mokuba no le gustara que fumara, pero si quería salir el viernes, era mejor no criticar a su hermano.

- Hermano, no es el fin del mundo porque perdiste un duelo con Joey – se arrepintió decir eso, después que Kaiba apretara los puños – después le das la revancha y ganarás como siempre.

No… un revancha no bastaba, quería al perro humillado, que sufriera donde más le duela…

- Ahora la gente va a pensar que puedo ser vencido por cualquier idiota – replicó.

- ¿Por qué? Sé que no te gustará lo que te voy a decir, pero cada día, Joey se está haciendo más conocido en el ambiente y ya tiene uno que otro club de fans.

"¿Ese idiota con fans?... Y yo soy Obelisk, el destructor"

- Además – continuó el moreno – que hayas perdido una vez no te hace más malo y… - no pudo continuar, Seto lo miraba juiciosamente.

- Mukuba… ¿qué es lo que tienes en la boca? – preguntó el CEO sospechando saber que es lo que era.

Oups, al parecer ya lo habían descubierto.

- Bueno yo…

- Mokuba, abre la boca.

- Pero yo…

- No te lo repetiré otra vez, abre la boca – "ahora que vengan las penas del infierno", pensó el chico al obedecer al mayor.

- ¡MOKUBA! – no era tan volátil como antaño pero esto había pasado de la raya - ¡esto es un…!

Efectivamente, Mokuba Kaiba de quince años, se había puesto un pearcing en la lengua.

¡Cielo Santo!

¿Cuándo su hermano había cambiado tanto? Se responde a sí mismo, desde que la testosterona llegó al pequeño, de ahora, uno ochenta de estatura.

Bueno… ya pensará cómo hacerle pagar a Wheeler…


Tres días después…

- Seto me contó que te burlaste de él porque le ganaste el duelo – le comentó Mokuba – Joey, así ni en cien años…

- Lo sé, pequeño, pero prefiero resignarme… ¿me podrías dar un consejo de cómo conquistar a Kaiba sin morir en el intento?

- No – en ese aspecto, el presidente de KC era prácticamente la misma dimensión desconocida.

- Y eso que tú eres su hermano – protestó el rubio – oye… ¿no te molesta esa cosa, chibi, para comer? – cambió el tema radicalmente al ver comer al menor galletas.

- Me dijeron que al principio sí, pero que después me acostumbraría a él – le dijo Mokuba de lo más relajado, en los últimos años se había dado cuenta que se sentía más cómodo hablando con el rubio de ciertos temas que con su hermano, él lo comprendía.

- ¿Y qué cara puso Kaiba? – se imaginaba que eso fue de antología.

- No quiero ni recordarlo – el resultado: no pudo salir el viernes y el sermón de dos horas de Seto.

- Jajajajajaja – la cara del chico le dio a entender todo.

- Además que me dijo "te pones cosas raras, pareces una chiquilla, igual que la niña de Wheeler" – el moreno estaba aludiendo al arete plateado que Joey tenía en la oreja izquierda, hasta ahí le llegó la risa del rubio.

- A mí me importa un pepino lo que diga ese bastardo ricachón.

"Sí, claro, estoy que te creo", pensó el menor

- Deberías tomar en cuenta las opiniones que importan – dándole poca importancia al de Kaiba, pero tenía un razón oculta – mi sis me dijo que eso te daba estilo.

- ¿En serio dijo? – todo se le olvidó al instante, la cara le parecía iluminada.

- No lo disimules tanto, jajajaja – se burlaba el rubio.

- No te burles de mí…

- Jajajajajaja – Joey se estaba matando de la risa mientras se oye el timbre y se oye de lejos un "yo voy".

Esa era Serenity, quien iba a abrir la puerta, ni qué decir del casi ataque que le dio al ver al mismo Seto Kaiba en la puerta. Se imaginaba para lo que era, no había que ser tonta, tenía que tener los dos pies "bien" puestos en la tierra.

- B-Buenas noches, Kaiba – saludó la chica cortésmente pero con un cierto temblor. El castaño pensó que esto iba a ser más fácil de lo que parecía, ese brillito en los ojos la delataba.

Sabría cómo podría manejar con eso, no tenía idea de tener una relación, pero si era un maestro en cuestiones en esto de la "ciencia del flirteo", tenía que convivir a diario con eso para que las víboras no se lo comieran a él y su imperio… y seguir con la misma expresión en el rostro.

- Buenas noches – fue distante pero cordial - ¿está Mokuba? – la pelirroja sabía que era para eso.

- Sí, inmediatamente lo iré a buscar… yo – iba a llamar al menor de los Kaiba, pero…

- ¿Serenity? – la chica se dio inmediatamente vuelta¿había oído bien? – Serenity es tu nombre¿verdad?

- S-Sí… yo… – Dios Santo¿cuándo dejara el tartamudeo de lado? Si seguía así, él se daría cuenta.

- Tranquila, yo no muerdo – sonreía levemente. La voz de su conciencia le decía que este era el último momento para arrepentirse, pero no le hizo el más mínimo caso – sé que tú y yo no nos conocemos salvo por Wheeler, pero quería agradecerte lo que hiciste el otro día por mí, más que mal, él es tu hermano… te lo agradezco mucho… si no fuera por ti estaría en el hospital y mi casa estaría convertida en la nueva discoteca de moda – no supo si la risa de la pelirroja era de nervios, de relajo o una extraña mezcla de ambos.

- No-no fue n-nada… – ¿es que se murió y nadie le avisó, es que no creía en lo que Kaiba le decía.

- Entonces, no lo tomes a mal, pero… ¿quieres salir conmigo? – la chica se sobresaltó – es una forma para agradecértelo, tomaremos un café y vamos a una muestra de pinturas a la que me invitaron… ¿qué te parece?

- "…" – la chica no podía modular palabra, ni en su fantasía más infantil se llegó imaginar esto.

- Lo tomaré como un sí… mañana a las siete…

Serenity se sintió que ese día se había sacado la lotería…

Sin embargo, dos chicos que escucharon detrás de las paredes, sentían que sus corazones se rompían a pedazos…


Bueno, ese es el primer capítulo, que lo centré más bien en los cambios que han sufrido los chicos, menos el de Joey, que lo profundizaré en los siguientes capítulos; es que Mokuba ya no podía seguir venerando a Seto como antes, tampoco Seto tan correctito ni mucho menos Serenity tan llorona. También le diré de cómo Seto llegó a la conclusión de lo peor que le podían hacer al rubio bonito era andar de conquista con su hermana. Supongo que entendieron cuando me refería a los "dos corazones rotos", ese koneko no sabe la que le espera.

Espero sus revis ansiosa, aunque sea sólo a la crítica. Hasta el próximo capítulo.

Se despide.

Shabi (Sabrina o Darling Kitty, como gusten)

PS: Próximo capítulo… Secretos y pactos…