QUE ENREDO Y TODO POR EL ALCOHOL

Por Mary Martín

CAPÍTULO 24

¿PADRE SOLO HAY UNO?

Sé que me van a querer matar pero lean todo el capitulo y luego me dicen.

La reacción de todos había sido evidente. Jamás en la vida se hubieran esperado semejante sorpresa. Tuvieron que traer una ambulancia para el señor Flores que movía su pierna en un extraño espasmo involuntario mientras el resto de su cuerpo permanecía inerte, hasta que, con el resucitador, lo trajeron de vuelta al mundo de los vivos. Al nuevo papi lo despertaron a base de cachetadas y uno que otro cubetazo de agua helada, cortesía de Camus. No podían salir de su estupor y es que esto simplemente no cuadraba… si no era Kanon, ni el alacrancillo, ni el hielito andante… sólo quedaba…

– ¡¿Máscara de la Muerte? – exclamaron los otros dorados a coro

– ¿Acaso estás borracha o qué te pasa? – gritó Hyoga cuando al fin pudo reaccionar – si esta es una más de tus mentiras, te juro que…

– Ella está diciendo la verdad – salió Shun al rescate de la chica puesto que Hyoga estaba que ardía del coraje – Máscara de la Muerte… es el padre de Albi

– No puede ser… ¿tú eres esa chica? – dijo MM con voz temblorosa

– ¿Ahora si ya te acordaste de dónde la conoces? – preguntó Camus inocentemente mientras le daba una palmada en el hombro

– ¡Cállate hielucho!

– ¡Oh, qué carácter! Qué ejemplo le das así a tu hija – reclamó ofendido

– ¿Mi… hija?… – dijo examinándola de lejitos con la mirada – pero si no se parece a mí

– ¡Gracias a Dios! – murmuró Milo entre dientes ganándose una mirada maligna

– pero si Trem y yo sólo… bueno… fue un ratito y ya

– ¡Wow! Que efectivo el muchacho ¡Bien hecho, tigre! – comentó Kanon como que no queriendo

– ¡Ondas infernales! – sobra decir que el gemelín salió volando por los aires

Al escuchar esto y darse cuenta de que no era broma, Hyoga salió más que furioso de la casa azotando la puerta. Shun de inmediato fue tras él para evitar que hiciera una locura. Aunque los paramédicos ya se habían retirado, le dejaron un resucitador de regalo al papá de Trem por si acaso. Aunque penas recuperaba el aliento, tomó por los brazos a Trem mientras la sacudía con las pocas fuerzas que le quedaban

– ¡Ahora mismo me vas a explicar cómo estuvo este asunto! ¿Ese hombre es el papá de mi nieta? pero… ¿Cómo pasó esto?

– ¡Otro! – exclamó Milo fastidiado – ¿Qué nadie fue a la escuela para que les explicaran lo de las abejitas y florecitas? – preguntó ganándose que todos los presentes le aventaran lo que estuviera a la mano, incluso un sillón que le cayó encima

– Sólo fue un encuentro sin importancia durante una fiesta hace ya mucho tiempo… – dijo Trem tratando de explicar un poco el asunto – No había sentimientos de por medio ni nada que se le parezca, solo pasó y ya. Hubiera sido así de simple si no fuera porque de ahí nació mi linda bebita que es completamente inocente y a la cual no quiero arruinarle la existencia.

– ¿Entonces quieres que MM reconozca a la niña y viva contigo para que tu papá no te la quite? – preguntó Camus temeroso ya que su amigo seguía en shock

– ¿Segura? – interrumpió Milo antes que ella dijera algo – porque mira que "Albi de la Muerte Flores" no se oye muy bonito que digamos

– ¡Quieren callarse de una buena vez! No me dejan pensar… – regañó, casi fulmino con su potente voz, ojos rojos diabólicos y grandes colmillos… – ¿Cómo creen que me voy a casar si apenas la conozco?

– ¡Por supuesto que sí! Usted va a casarse con mi hija – lo señala acusador con el dedo

– Errr… si yo fuera usted no lo amenazaría a menos que quiera irse de vacaciones al limbo – aconsejó Camus, pues el señor no sabía con quién se estaba metiendo

Trem dejó muy en claro que no esperaba absolutamente nada por parte de MM. No quería unir su vida a un completo desconocido sólo porque tenían una hija. Ella quería y necesitaba un verdadero papá para Albi, no sólo alguien que la haya engendrado. Fue por eso que no le vio caso decirle la verdad desde el principio pues estaba más que claro que él no estaba listo para formar una familia… sin contar que el tipo estaba completamente loco y trastornado, recordando que su templo estaba decorado con un montón de rostros muertos y olía a rata muerta… así que era mejor estar sola con su hija, que al lado de alguien que se quedaba con ella tan sólo por compromiso.

– ¡Pues me vale mangos si es Saddam Hussein en persona! – sentenció el papa de Trem – O ustedes dos se casan y le dan una familia y una vida decente a Albi, o ahora mismo me la llevo a un lugar muy lejano y no vuelven a verla nunca jamás

– ¡No! Papá, por lo que más quieras ¡No me la quites!... – se arrodilló frente a él – si te la llevas, te juro que me muero…

– Ya es demasiado tarde… la niña se viene conmigo y punto

Aunque usted no lo crea, tanto estas palabras como el llanto de Trem, resonaron en la cabezota del buen MM, que por un momento se enterneció al ver que la bebé le sonreía mientras le ofrecía un poco de lechita de su mamila. Así que volteó lentamente hacía donde estaba el señor Flores, pero con una cara de loco que no podía con ella, caminó sigilosamente hasta quedar frente a él, lo encaró haciendo que el señor Flores ahora necesitara un cambio de pantalones urgentemente

– Usted no se lleva a mi hija a ningún lado ¡Maldito infeliz!, a menos que quiera pasar a formar parte de mi colección de cadáveres, da la casualidad que recientemente inauguré la sección vejestorios donde usted encajaría perfectamente… si quiere, con mucho gusto se la enseño y hasta dejo que escoja el lugar que ocuparían sus miserables restos por toda la eternidad – dijo muy seriamente y con aparente calma provocando un escalofrío, no sólo en el papá sino en todos los presentes

Fue un momento de tensión absoluta. MM emanaba fuego vivo con su mirada. Trem estaba más que sorprendida por esa reacción, aunque muy a su modo, bastante dulce por parte del caballero de Cáncer. Los dorados ya estaban preparando el resucitador porque al parecer iba a hacer mucha falta. Pero el papá, contrario a lo pensado, se echó a reír de buenas a primeras…

– ¡Changos! Ya se volvió loco – comentó Camus

– ¿Yo? ¿Llevarme a la niña? Para nada – dijo con una risita nerviosa y a punto del colapso – No aguantas una bromita, muchacho ¿Cómo crees que me voy a llevar a tu hija? Sería incapaz de hacer algo que te molestara. Así que si no te quieres casar con Trem ¡No importa! Por mi no hay problema… es más, me voy ahoritita mismo para ya no molestarlos. Prometo no volver por aquí nunca jamás de los jamases, hagan de cuenta que no existo, que no estoy, nunca estuve ni estaré… – mientras hablaba, retrocedía de pasito en pasito justo hacia la salida – … y si algún día la niña pregunta por sus abuelos, juro por mi madrecita santa que le pueden decir que se los comió un oso, les dio la lepra o lo que mejor les parezca, así que… adiós… – se aventó despavorido por la ventana pese a que Kanon le había abierto la puerta para poder salir. De inmediato, Trem se lanzó a abrazar al caballero y llenarlo de besos

– ¡Gracias! En verdad no sabes lo mucho que significa que hayas hecho esto por nosotras, estoy segura que mi papá no volverá a darnos problemas y todo gracias a ti… la verdad no sé cómo podré pagarte

– Vamos, no es para tanto – dijo MM algo sonrojado

– ¡Bravo! ¡Bellísimo! ¡Le enseñaste quién manda! – June, que hasta ahora se había mantenido al margen de todo escondida en la cocina con Yeiden, llegó junto al resto aplaudiendo al caballero

– No exageres, aunque… lo hice muy bien ¿Verdad? – dijo dándose aires de grandeza e inflando el pecho mientras desparramaba una sonrisa de galán de cine barato

– Bien es poco, estuviste fabuloso – comentó June dándole un golpecito en el brazo

– ¿Y ahora qué va a pasar con Albi? – preguntó Camus un tanto preocupado

– Ella va a tener al mejor papá que puedan imaginar, lo prometo – dijo MM sonriendo mientras le acariciaba la barbilla a la bebita con su dedo haciéndola reír

Mientras tanto, en otra parte de la ciudad. Shun había recorrido el parque como cinco veces sin lograr encontrar a Hyoga. Se sentó un momento bajo el árbol para pensar dónde se había podido esconder, cuando sintió que le cayó algo desde arriba, y era nada más y nada menos que un cubo de hielo como de medio metro de espesor que le dejó tremendo chichón que en vano sobaba para que no doliera

– Si viniste a sermonearme, será mejor que tú y tu lástima se vayan a otro lado – dijo bajando de aquella rama

– No es cómo tú crees, sólo vine a decirte que si realmente amas a Trem tanto como dices… entonces no la dejes ir

– ¿Qué acaso no escuchaste? ¡Tiene una hija con otro! ¿Cómo puedes creer que sigo amando a esa niñita tonta y mentirosa que no ha hecho otra cosa más que verme la cara de idiota?

– ¿Me vas a decir que al oír esa noticia se te fue así de fácil todo el amor que sentías por ella?... si es así, entonces te aseguro que nunca la amaste de verdad – el rubio iba a replicar pero al voltear se topó con la mirada seria de Shun y ya no dijo nada – ¿Cómo crees que me sentí cuando me enteré que el padre de Yeiden pudo haber sido Kanon? ¿La abandoné acaso? ¿Le reclamé siquiera? ¡No! y eso es porque la amo más que a mi propia vida. Afortunadamente el bebé resultó ser mío… pero llegó un momento que pensé que no importaba si no lo era, yo quería estar con June por el resto de mi vida si ella me aceptaba… pensé que lo que tú sentías por Trem era mínimo la mitad de hermoso de lo que yo siento por June… pero veo que me equivoqué… y creo que estoy perdiendo mi tiempo aquí contigo – dio la media vuelta y comenzó a alejarse dejando a Hyoga con ese dolor en su pecho y un par de lagrimas empañando sus cristalinos ojos.

Las palabras de su amigo le habían dolido bastante y eso era porque tenía razón. No podía quedarse sin hacer nada, tras pensarlo un poco más, se encaminó a casa de Trem todavía no estando seguro de lo que estaba haciendo. Al llegar abrió la puerta de golpe pero se detuvo en seco al ver que ella, MM y la niña estaban juntos y al parecer muy felices.

– ¿Hyoga? ¿Pero qué…?

– Trem – la interrumpe acercándose y pasando cautelosamente junto a MM que se había cruzado de brazos y lo miraba con desconfianza – tenemos qué hablar…

Pasaron varias semanas y la pequeña Albi nada más no se acostumbraba a su nuevo papi y eso era más que comprensible. Trem hacía un gran esfuerzo, pero a la bebé le era muy difícil aceptar ese cambio tan drástico y creo que no era para menos, ese caballero le daba miedo pues todo el tiempo estaba junto a ella y le incomodaba. Pero poco a poco, muchísima paciencia, lograron equilibrar las cosas y ahora todo estaba bien… bueno, no siempre…

– Casco, guantes, lentes protectores, talco marca "Oso Oloroso", paquete de primeros auxilios…

– ¿Vas a cambiar a Albi? – preguntó Shun dudoso

– Voy a cambiar a Albi – respondió muy serio bajando su casco protector

– Día 21. 3:50 de la tarde. El nuevo papi entra en acción… – esa era June que con cámara en mano documentaba todo lo que ocurría – nótese que el sujeto tiene cara de no tener la menor idea de qué rayos está haciendo…

– ¿Es necesario que hagas eso? – pregunta indignado mientras pegaba el pañal con cinta adhesiva y una grapa

– ¿Qué tiene? Es lindo grabar cada momento que pasas con tu hija, a mi me hubiera encantado tener en DVD la de veces que Shun fue bañado por Yeiden cada vez que lo iba a cambiar, o la vez que a media noche salió del cuarto por leche y rodó por las escaleras puesto que todavía estaba medio dormido, o cuando por error a su cereal le echó leche materna y le dio un dolor de estómago que…

– Creo que ya entendió, amor… – la interrumpió algo apenado

– Oigan ¿Dónde están todos? Ya tengo todo listo – escucharon que los llamaba Trem desde afuera

Ambas familias se dirigieron al parque donde iban a realizar un día de campo. Extendieron una manta bajo un árbol y sacaron la canasta de comida. Shun era el encargado de asar salchichas en la parrilla mientras vemos a June persiguiendo a su sonriente niñito que se escondía entre los árboles para no ser atrapado y ella dejándolo escapar. Resultó así que Trem y su familia tuvieron un momento para ellos. No podía creer que ahora estuviera tan enamorada de este caballero con el cual compartía una hija pero no sólo eso, también un gran amor. Estaba por sellar esta reciente unión con un beso, pero alguien llego a molestar gente…

– ¡Oye pato! Tranquilízate que hay niños presentes, no me hagas echarte agua helada – dijo Ikki llegando de pronto e interrumpiendo el momento mágico, ganándose una mirada asesina por parte de Hyoga

– ¿Podrías por favor una vez en tu mísera vida dejar de llamarme pato, inmundo pajarraco flameado?

– Está bien ganso, no es para que te enojes

Ahora sí que ya lo quería meter en un ataúd de hielo pero se contuvo porque no tenía ganas de armar pleito frente a su bebita. Así que tuvo que calmarse y… ¿Mmm? No, no leyeron mal… ¿Apoco no se habían dado cuenta? ¿Acaso me creyeron capaz de ser tan cruel con el pobre pato? Bueno, ahí les va lo que sucedió en la casa de Trem. Hyoga fue a decirle que no le importaba que Albi no fuera su hija, que la amaba a pesar de todo. Justo cuando él estaba haciendo un dramón espectacular tipo telenovela, ella lo interrumpió confesándole la verdad: que él era el verdadero padre de Albi. La reacción inicial fue obvia, él estaba enojado porque ella lo había engañado una vez más… pero esta vez Trem lo hizo callar al recordarle que él fue el que decidió terminar la relación… pero más que nada le dijo sobre el daño que la había causado tiempo atrás sin saberlo… cuando le preguntó qué pensaba sobre tener hijos y él respondió que serían un estorbo, que todavía era muy joven y quería disfrutar la vida, las fiestas y sus amigos… sin saber que ella estaba por decirle que estaba esperando una bebita de ambos. Ella se sintió morir al escucharlo, pero le dio la libertad que tanto anhelaba y lo exoneró de una responsabilidad que no quería. Por eso se fue sin decir nada.

¿Por qué mintió? Muy simple, si a su papá le hubiera dicho que Hyoga era el padre, hubiera creído que era otra mentira más… ¡Ah! Pero cómo dudar y sobretodo llevarle la contraria al padre si este era un psicópata asesino como Máscara de la Muerte, al cual Trem le suplicó que la ayudara. ¿Cómo conoció a MM? Pues eso fue gracias a Shun que un día cualquier los presentó y entonces le vino la idea a ella, de ahí que Shun se sorprendiera al verlo entrar en su casa sabiendo que Trem había elegido esa opción que empeoraría las cosas antes de mejorarlas. ¿Por qué no informar a los demás del plan y ahorrarle ese mal momento a Hyoga? En primera porque se lo merecía y para poner a prueba su amor, y en segunda era para que los dorados no echaran todo a perder como siempre. Pues como le dijo Hilda a Sigfrid en el capítulo noventa y tantos: si quieres engañar a tu enemigo, tienes que engañar primero a tus amigos… o algo así (Apuesto que alguien fue corriendo a ver dicho capítulo en la compu, o por lo menos pensó en hacerlo)

– Y a todo esto ¿tú qué haces aquí, pollo rostizado? – preguntó Hyoga al verlo tan peinadito, con camisa de manga larga, pantalones de vestir y una fina chaqueta negra

– Pues… – no fue necesario que dijera nada ya que en ese momento llegó Shina echando chispas

– ¡Pajarraco del mal! ¿Dónde rayos te metiste? Llevo 20 minutos esperándote ¿Crees que no tengo nada mejor que hacer que estar viendo a qué hora llegas?

– ¡Qué raro! La viborita está enojada. Ya, no es para tanto… – dijo hastiado – no hagas tanto drama y toma… – le da de forma algo brusca un ramo de flores que estaba algo maltrecho ya que las había escondido dentro de su chaqueta – hoy te ves más o menos, no como otras veces – dijo mirando el pronunciado escote de la amazona

– Y tú no estás tan tirado a la calle… aunque claro, con esa cara no se te puede exigir tanto – respondió tratando de disimular que se veía guapísimo

– Bueno ¿vamos a ir a ver una película o qué diablos?

– Pues esa es la idea de ir al cine, baboso

– Pero yo escojo la película porque de seguro tu vas a querer ver "Amor primaveral" – dijo con voz burlona

– Ah no, eso sí que no. No quiero ver una de tus estúpidas películas de mutantes y monstruos horribles… como si no tuviera ya suficiente con tener que verte a ti… – y así se fueron discutiendo y dejándolos con la boca abierta. Nadie se esperaba que esos dos terminaran siendo pareja… muy poco usual… pero pareja al fin.

Una vez libres de interrupciones, volvieron a disfrutar su tiempo juntos. Él la abrazaba con tanto amor, depositando de vez en vez un beso sobre su frente. Albi se acercó con su muñeca y se acomodó en el regazo de él. Sintió que su vida era perfecta cuando la niña se acercó a darle un besito en la mejilla y le sonrió con dulzura.

– Todavía no me cabe en la cabeza que algo tan lindo pueda ser parte de mí – dijo extasiado mirando a su nenita dar pasitos dudosos tratando de alcanzar a Yeiden que se veía muy divertido jugueteando con unas mariposas – No puedo creer lo estúpido que fui. Todo este tiempo lo he desperdiciado pudiendo estar contigo y con la niña, y todo por ser tan imbécil y no darme cuenta de las cosas, de todo lo que tuviste que pasar tú sola y yo como un maldito todavía voy y te reclamo… yo sé que te fallé, pero te juro que…

– Sht, no digas nada – dijo posando un dedo en sus labios – lo importante es que ahora estás aquí con nosotras y ya nada nos podrá separar

– Te amo Trem y lamento no habértelo demostrado antes – dijo mirándola con adoración infinita

– Yo también te amo… pero ya no te pongas tan sentimental o me vas a hacer llorar – le sonrió con ternura antes de acercarse para unir sus labios con los de él

Al parecer todo había salido bien. Los papás de Trem jamás volvieron a molestar. Saori ofreció a Shun un préstamo, el cual muy a su pesar tuvo que aceptar prometiendo devolver cada centavo, para que pudiera abrir su guardería. Pero él pensó en algo mejor que eso y puso su propio consultorio pediátrico donde iba mucha gente rica sabiendo que él prometía ser uno de los mejores doctores, pero también daba atención gratis a los niños que no tenían cómo pagar, ganándose así el afecto de muchos. Tanto Trem como June le ayudaban con los pequeños pacientes, así que podían trabajar y cuidar a su retoños al mismo tiempo. Todas las mujeres de la colonia querían que sus hijos fueran examinados por el lindo y apuesto pediatra. Es más, no faltaba la que le inventaba enfermedades raras a su pobre hijo sólo para poder estar cerca de Shun… ¡Ah! Pero tampoco faltaba June que, enfurecida y con escoba en mano, cuidaba a su maridito hermoso.

– ¡Otooto!

Al oír esa vocecita, Shun de inmediato dejó lo que estaba haciendo y se arrodilló para recibir con los brazos abiertos a su pequeñito que venía corriendo entusiasmado, pero este se le abalanzó con tanta fuerza que ambos terminaron en el suelo. Tras de él llegó June bastante agitada y se tumbó junto a ellos en el pasto. Shun la atrajo hacia él y la acomodó en su pecho. El niño se tiró sobre ellos rodeándoles el cuello con sus bracitos mientras los apretaba con todas sus fuerzas, fue recibido con un par de besos en su cabecita. No fue necesario que se dijeran nada, tan sólo disfrutaban de estar así, de poder sentirse, de poder amarse. No se dio cuenta en qué momento se inclinó para besarla, lo que sí sabía era que no quería parar. Pero el niño no pensaba igual pues, aburrido de que ya no jugaran con él, se incorporó un poco notando que sus papis estaban muy ocupados y se sintió solito

– Otooto… – llamó quedito sin recibir respuesta – ¿otooto?... ¡Papá! – gritó al fin para que le hiciera caso. Al escucharlo se separaron sorprendidos

– ¿Qué dijiste, chaparro? – preguntó sentándose, creyendo no haber oído bien

– ¡Papá! – dijo bastante entusiasmado

– ¿Oíste eso? Me llamó papá – de inmediato se incorpora con el niño en brazos al cual le empieza a dar vueltas en el aire – ¡Me llamó papá!

June se enternece con la hermosa escena de su esposo y su hijo riendo tan felices. Mira también a unos cuantos metros, algo similar: Hyoga, con rodilla en tierra, espera emocionado a su bebita que pasito a pasito avanzaba sonriente hacia él y Trem. Ambas parejas tuvieron que superar muchas pruebas, pero al final su amor pudo más que la adversidad, la cual lejos de separarlos, hizo más intenso ese hermoso sentimiento.

En el horizonte, el sol se oculta lentamente y a lo lejos puede verse a una dulce niña y a un tierno niño que caminan muy contentos tomados de las manos de sus padres.

Fin.


"Gracias" no es palabra suficiente para expresar lo que significa para mí el apoyo y la paciencia que me han brindado durante estos casi 5 años. Espero que se hayan divertido leyendo esta historia porque para mí fue un gran reto que disfruté a cada instante. Deseo de corazón que esto no sea un "adiós" sino un "hasta luego".