Es ist der Traum, der sich selbst erfindet
Es ist das Wort, das sich mir verschließt
Es ist die Glut, die uns zwei entzündet
Es ist der Strom, der für immer fließt

(oomph! - Der Strom)


No creo en el amor. Nunca he creído en el.
Por que es precisamente tu cercanía, lo que me obliga,
a pensar acerca de mis principios?

Había tratado de entretenerse escribiendo cartas. Pero no había funcionado y se había descubierto varias veces pensando en Harry. Y cada vez su estomago se había encogido nerviosamente y su corazón había empezado a palpitar rápidamente.

Draco no era tan frió y controlado, como fingía. Normalmente no le resultaba difícil esconder sus emociones. Pero aquí era diferente. Tenia la sensacion de que era un juego fácil para Harry, observar detrás de la fachada y en su interior. Y aquel pensamiento le causaba miedo. No estaba acostumbrado dejar a otras personas tan cerca.

Pensativo, hundió la pluma en la tinta y elimino la tinta que estaba de mas cuidadosamente. Aun no podía creer que Harry le hubiera permitido besarlo. Había sido un error hacerlo?

Tan solo había hecho, lo que un Malfoy siempre hacia: Había usado la posibilidad que se le había ofrecido. Sin pensar en las consecuencias. Solo después lo llenaron las dudas, había sido lo correcto. Pero cuando pensaba en la dulce ola del placer, que lo cubrió, le resultaba difícil lamentar algo. Sobre todo porque era claro, que Harry había sentido lo mismo. A pesar de todos los sucesos dolorosos.

Empujo los recuerdos violentamente hacia un lado. La pluma sobre el pergamino emitió un extraño sonido, cuando formulo la usual despedida. Finalmente enrollo la carta y se puso de pie.

El cielo había oscurecido tras las altas ventanas. Los arboles sobresalían como sombras en el crepúsculo. Por un momento observo su reflejo en la ventana. Sus gestos eran tan serios e inexpresivos como siempre. Las manos estaban escondidas en los bolsillos de su pantalón. Finalmente se alejo, alzándose de hombros, y salio al jardín, siguiendo a un instinto.

El aire tibio acaricio su rostro, cuando entro a la terraza. En algún lugar pudo oír a un grillo. A lo lejos se veía una luz entre los arboles.

La curiosidad lo hizo avanzar. Sus pasos no producían sonido alguno sobre el camino arenoso. La luz entre los arboles se iba aumentando, con cada metro que avanzaba.

Solo hasta que estuvo a punto de llegar al lago, se dio cuenta, que la luz provenía de una fogata que Harry había creado. Las chispas se disipaban a lo alto en el aire. La madera crujía levemente. El antiguo Gryffindor estaba sentado en la arena y hojeaba un libro, cuyas paginas eran alumbradas por las llamas. Alzo la cabeza, cuando Draco se paro frente a la fogata.

"No sabia que eras romántico, Potter", se burlo levemente. De alguna manera, no podía dejar de provocar al moreno. Por que deshacerse de antiguos rituales?

Los ojos de Harry brillaron de manera extraña. "Lo dices tu, Malfoy", respondió divertido. "Con los libros que lees."

Draco reconoció muy tarde, que Harry sostenía en las manos el libro de Sonetos de Shakespeare, que él había olvidado en la tarde. Antes de que pudiera evitarlo, Harry ya había aclarado su voz y leyó con un temblor fingido en su voz:

Veo mejor si cierro más los ojos
que el día entero ven lo indiferente;
pero al dormir, soñando te contemplan
y brillantes se guían en lo oscuro.
Tú, cuya sombra lo sombrío aclara,
si ante quienes no ven tu sombra brilla,
¡qué luz diera la forma de tu sombra
al claro día por tu luz más claro!

¡Ay, qué felicidad para mis ojos
si te miraran en el día vivo,
ya que en la noche muerta, miro, ciego,
de tu hermosura la imperfecta sombra!

Los días noches son, si no te veo,
y cuando sueño en ti, días las noches.

Por un momento estuvo allí, como paralizado y sintió el calor que subía a su cabeza, mientras que Harry empezó a reír.

"En quien piensas, cuando lees esto?" se atrevió a preguntar atrevidamente e hizo rebasar la copa.

"Devuelvemelo!" medio molesto y medio divertido se tiro sobre Harry, quien aun riendo se giro, para cubrir el libro con su cuerpo. El auror solo vestía una camiseta. Draco podía sentir sus músculos bajo sus dedos. Y el calor de su cuerpo. La "pelea" duro solo unos segundos. Cuando sintió la arena en su boca y las gafas de Harry hicieron un sonido extraño, decidió apartarse de Harry.

Harry respiraba con dificultad. Sus manos aun abrazaban el libro. Mientras que lo miraba como hipnotizado a los ojos, la sonrisa desapareció de su rostro. La antigua tensión había vuelto, estaba entre ellos y era palpable.

"En que piensas ahora, cuando ves mi rostro?" pregunto Draco, con voz ronca. Cada fibra de su cuerpo deseaba a Harry. Le resultaba difícil controlarse. "En la violación o en el beso?" su pulso era aun demasiado rápido y la adrenalina paseaba por su cuerpo.

Aun en la oscuridad, pudo ver como Harry se sonrojaba. "En el beso" confeso contra su voluntad, mientras que su mirada se dirigía al lago.

Por un momento reino un silencio nervioso entre ellos, que solo fue interrumpido por el crujido de las llamas y el chapoteo del agua. Las primeras estrellas aparecían en el firmamento. Pensó que parecían dos naufragos, que estaban en una isla solitaria. Sin esperanza a ser salvados proximamente.

"Que sucedió luego de la violación?" Harry atrapo algo de arena con su puño y la dejo fluir entre los dedos. "No recuerdo absolutamente nada."

Pudo sentir la piel de gallina, que se formo en sus brazos, y se acerco un poco mas a la fogata. El calor quemaba su rostro y él cerro los ojos. "Los aurores llegaron a la capilla.

Harry suspiro resignado. "Justo a tiempo." Su voz sonó tan amarga. Draco pudo ver como su hueso maxilar se destacaba.

Prefirió no hacer ningún comentario ante el reproche. "En pocos segundos el caos se apodero de la capilla. Te tome debajo de mis brazos y te lleve a una esquina, para que no te hirieran." Los recuerdos, los sentimientos se despertaron de nuevo en él. Sobretodo el sentimiento de culpa, que había sentido y que no lo había abandonado hasta ahora.

La cabeza de Harry se giro abruptamente. "Me llevaste a un lugar seguro?" Sus ojos estaban abiertos debido a la incredulidad. "Pero... te revelaste, para que ningún hechizo me encontrara?"

Los labios estaban levemente abiertos. Agacho su mirada, observo sus manos. "Por que lo hiciste?" pregunto en voz muy baja.

Draco se alzo de hombros y se acomodo un mechón detrás del oído. Observo el fuego, sin detallarse de el. "Porque me pareció lo correcto en la situación. Porque no pensé que vendría después."

"Por eso estas aquí." No fue una pregunta. "Dumbledore no te podía enviar de vuelta como espía. Sabes que eres un traidor."

Suspiro suavemente. "Ya habían presumido, que tenia contactos prohibidos con la Orden. No me tenían mucha confianza."

"Por que?" La luz del fuego se reflejo en las gafas de Harry.

Los rostros de Severus y su padre aparecieron en su mente. Sintió como sus entrañas se encogían. "Eso... te lo contare en otra ocasión", aclaro con una sonrisa triste. "Es una historia larga."

Harry se dio por contento con la respuesta. "Y que mas sucedió?" pregunto cuidadosamente.

Encogió la frente. "Los mortifagos fueron vencidos relativamente rápido. Remus, Ginny y Tonks te llevaron de vuelta a Hogwarts, mientras yo vomite hasta mi alma. Dumbledore me encontró en la mañana en el Bosque. Ni idea que hice todo ese tiempo."

Pudo ver, como el cerebro de Harry trabajaba. Pensativo se mordió el labio. "Por que te volviste un mortifago?" quiso saber finalmente. "Tu padre te obligo?"

La ultima pregunta fue como un pinchazo. "Crees de veras, que mi padre me golpeo hasta volverme mortifago?" pregunto, con la ceja en alto.

El moreno se alzo de hombros. "No lo conozco bien", replico algo apenado.

Draco rió sin alegría. "No me podía tocar, ni siquiera alzarme en sus brazos. Como se supone que podría haberme golpeado?" respiro profundamente, trato de evitar que sus sentimientos se hicieran visibles. "Recibí la oferta de servirle al Lord Oscuro, al salir de Hogwarts, y la acepte. Mi padre no me animo a hacerlo, ni me lo prohibió. Solo cuando murió, me di cuenta de que había cometido un error."

Observo a Harry directamente en los ojos verdes. El antiguo Gryffindor lo miraba tenso. Le resultaba difícil leer su mirada.

"Lo siento", susurro.

Draco tan solo asintió. No quería hablar, por nada en el mundo, sobre la muerte de Lucius. Se puso de pie silenciosamente, se limpio la arena de la ropa y dio dos pasos en dirección al agua. Entretanto todo estaba completamente oscuro. Cerro los ojos y respiro el aire nocturno. Un pájaro empezó a cantar.

"Estabas equivocado." Una voz suave, indecisa, que sonó a sus espaldas. Algo le impidió, ver a Harry a la cara. "No... no fue una reacción del cuerpo en la capilla." Noto lo difícil que era para el otro pronunciar las palabras. "Era el momento, en el que te desee. Aunque no me se explicar, por que. Y creo que aun te deseo."

Sintió la ola cálida, que aquella confesión creo en él. Pareció expandirse en segundos por todo su cuerpo. Arremolino la arena y miro a Harry.

"Puede que estar extraña tensión entre nosotros siempre haya existido. La ignore o la interprete mal. Y no tengo idea de como seguir." Se interrumpió, sus mejillas estaban ardiendo, y empezó, con sus dedos a dibujar círculos en la arena.

Draco no sabia que decir o hacer. Estaba allí, como si lo hubieran sembrado en ese punto. Hubiera querido tomar a Harry y besarlo hasta la inconsciencia. Pero esta vez estaba seguro, de que ese era el camino equivocado.

"Me repugnas y me atraes al mismo tiempo", siguió Harry torturado. "Una parte de mi te desea, pero no se si pueda ceder algún día. Pues la otra parte tiene miedo de tu cercanía. No me puedo imaginar, que no... que no haya dolor en el amor... entre dos hombres."

No sabia que iluminaba mas, si el fuego o las mejillas de Harry. Se acerco cuidadosamente a él, se paro tras él y se arrodillo. Sus manos tocaron los hombros de Harry suavemente. Sintió, como el cuerpo debajo de él tembló y se puso tenso. "Shhh", dijo cerca al oído de Harry, antes de que sus labios se presionaran, con tanta ternura sobre la delgada y sensible piel de su cuello. Harry suspiro. Sus ojos parpadearon varias veces.

"No te voy a obligar a nada", susurro él. "No te voy a volver a obligar a nada."

Los músculos empezaron a relajarse bajo las manos despacio, muy despacio. El calor de la piel parecía atravesar la tela de la camiseta. Por un momento sus recuerdos volvieron a la noche en la capilla y de alguna manera pudo sentir, que Harry pensaba en lo mismo.

"Draco?"

"Hm?" Aun le parecía extraño, que Harry lo llamara por su nombre.

"Me alegro que hayas sido tu y no uno de los otros." Pareció dudar algunos momentos. Pero después se recosto contra el pecho de Draco.

Sus brazos se apoderaron del cuerpo cálido. No pudo hacer nada en contra.