No hables con extraños

por Noriko Ukai

Disclaimer: Los personajes de la serie Gundam Wing no me pertenecen, esto ya todos lo saben pero no está de más recordárselos

Parejas: 1 x 2

Géneros: Yaoi

Categoría: Romance, Drama, Angst

Clasificación: PG-13

- Diálogos -

/ Como saben, éste fic es dedicado a Forfirith, gracias por tu apoyo!! /

Capítulo 12

Engaño

El encierro de Duo ahora se llevaba a cabo en uno de los mejores Hoteles de Punta del Este, propiedad de Dorothy, ahí les tenían reservada la mejor Suite, pero a pesar de que el Hotel era lujoso y bastante cómodo, la mente de Duo no tenía lugar para algo tan trivial como aquello, era ya de noche y no tenía aún noticias de Heero y eso le preocupaba bastante, además que ahora ya sabía de la relación que tenían él y su jefe, por lo que en ese sentido tampoco se sentía cómodo

- ¿Tampoco Dorothy ha llamado? - pregunta el trenzado a su guardián que miraba la televisión

- Hace menos de media hora te dije que no ¿acaso oíste el teléfono o algo así? - responde molesto

- Ay que genio - también enojado decide ignorar a Wufei y marcharse a la habitación para acostarse. Minutos después el teléfono móvil de Wufei suena y segundos antes de que él conteste, Duo ya había salido corriendo de la habitación para estar cerca de él

- Si ¿diga? -

- Hola cariño ¿todo bien? - se trataba de Dorothy que llamaba desde algún número que Wufei no tenía registrado

- Todo bien señorita Dorothy - antes de que la rubia pudiera contestar algo, Duo arrebata el teléfono móvil, para disgusto de Wufei por la descortesía

- Dorothy, sácame de aquí - suplica Duo en tono suave, la rubia suelta una carcajada

- Lo siento mi vida, ahí estás seguro - contesta tranquilamente, pero Duo se inquieta aún más

- Me siento enclaustrado ¿puedo irme contigo? - nuevamente la chica ríe por el tono infantil de Duo, pero él realmente estaba desesperado

- No se puede mi vida, Treize me descubrirá, además yo estoy en Montevideo, no podrás ver a Heerito como quieres - contesta histriónicamente, como si quisiera convencer a un niño, su respuesta pone triste a Duo, pero a diferencia de cuando Wufei quería hacerlo entrar en razón, a Dorothy la entiende desde el inicio, no teniendo más remedio que aceptar el encierro

- Está bien, al menos lo intenté -

- Si te hace sentir mejor, pronto haré una importante alianza con el joven Treize, pero él no sabe que tengo un As bajo la manga y te prometo que gracias a ello, Heero será libre y ustedes podrán huir - explica la chica para satisfacción de Duo, cuyos ojos pronto se iluminan, no podía creer lo que oía, pero el simple hecho de oírlo le hacía sentir feliz

- ¿De verdad? es increíble, Dorothy eres lo máximo - expresa feliz, casi dando brincos, Dorothy también se siente contenta de oírlo, nada le agradaba más que ser útil cuando de amor se trataba, además que el trenzado había sido de su total agrado

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Volviendo las cosas un poco a la normalidad, Treize pide de nuevo a Heero trabajar con Trowa, situación propiciada por un fin en común entre jefe y empleado, de esa forma, Trowa podía continuar investigando acerca del amiguito secreto del chico estoico. Ambos iban dentro del auto de Trowa, y como siempre, entre ambos no había realmente una conversación

- ¿A dónde vamos? – preguntó secamente Heero, y Trowa solo le contestó con un gruño, sin apartar su mirada del camino - ¿Estás sordo? -

- ¿Tienes alguna prisa? – su sonrisa cínica le molestó, pero hizo oídos sordos a la pregunta – Tú tienes algo – el comentario no le pareció adecuado sabiendo que podía ponerlo en alerta, sin embargo no se había aguantado, Heero ya no parecía el mismo, antes no mostraba ninguna expresión en su rostro, salvo el enojo en algunas ocasiones, pero ahora incluso se le podía notar inquieto

- Limítate a hacer tu trabajo – responde molesto, cruzándose de brazos

- ¿Así como lo haces tú? – aún cuando Heero no responde a su pregunta, Trowa se molesta, frenando el auto de forma violenta, casi logrando que un auto tras él se estrelle, pero logra rebasarlo no sin insultarlo con un sonido del claxon

- Idiota – frunciendo el ceño duramente, continúa de brazos cruzados mirando al frente

- No puedo soportarlo, que él te toque y tú lo permitas – furioso comienza a golpear el volante, pero Heero permanece inmóvil sin decir nada, hasta que Trowa se cansa y deja de golpear el volante, respirando agitado – Te he jurado antes que serás mío, no me importa si tengo que matar a Treize – pensando en voz alta, aunque a Heero no le sorprende que crea que puede deshacerse de su jefe

- Has a un lado tus ataques y vámonos – dice indiferente, Trowa sonríe levemente y se gira hacia él

- ¿Tú no sientes nada por mí? – pregunta seriamente, mirándolo fijo

- Absolutamente nada – contesta fríamente, y aunque pudiera parecer que será desfavorable para Trowa, él sonríe retorcidamente

- Perfecto – animado por la respuesta, arranca el auto y nuevamente continúan en silencio, para Heero no era sorpresa que su compañero era un chiflado, pero le preocupaba que pudiera hacerle algo al trenzado

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Al igual que Trowa, Relena se había dado a la tarea de investigar más sobre Heero, a quien le seguía la pista desde hace varios años, y aunque hacía lo mismo que el chico de ojos verdes, sus razones eran completamente distintas, ya que en la vida no había alguien a quien odiara más que a Heero, porque él le había arrebatado a lo que más quería, frente a sus atónitos ojos, y lo peor de todo, es que a ella la había dejado con vida, y aunque no le importaba jugarse todo por su venganza, agradecía que Heero no la hubiese matado aún, así ella podía vengarse de lo sucedido, por el honor de los Peacecraft. Ni siquiera le importaba romper las reglas de la Organización para la que trabajaba, sobre todo al haber perdido a su mejor amigo, a quien Heero también había matado

- Parece que todo ha estado tranquilo - tenía un par de días sin saber nada, aunque no se sentía desesperada, deseaba tener más pistas. Y sus deseos no estaban lejos de cumplirse, pues cuando se disponía a leer el periódico de esa mañana, recibe una llamada de algún superior - ¿Qué me tienes? - pregunta seria

- Salió de la ciudad, le vimos salir de una cabaña hace días - responde enseguida

- Basura, eso no me sirve - contesta molesta, levantando un poco la voz

- No parece relevante, pero hay algo que no sabes - su incitación le llama la atención, aunque no parecía ser muy importante

- Habla -

- OZ ha hecho importantes alianzas y ha comenzado a moverse -

- Me importa un comino lo que haga OZ, mi objetivo es otro -

- Lo sé, pero no me has dejado terminar - dando su aprobación, Relena hace una pausa solemne - Dorothy Catalonia llegó a Uruguay hace un par de días después de haber estado en Valdivia Chile, por un par de años. Y al parecer quiere cumplir la promesa de alianza que alguna vez Romefeller tuvo con OZ - concluye el superior de la chica, aunque ella continuaba sin sorprenderse

- Les hemos pisado los talones a ambas organizaciones desde hace tiempo, y en los últimos años han cobrado fuerza, era de esperarse que si no se destruían entre ellas terminarían aliándose. Ustedes están cerca de obtener a su presa, yo no - contesta algo irritada, al parecer sus jefes no terminaban de entender que ella solo buscaba venganza, pero en esa ocasión se equivocaba

- Estimada Relena, sé que nuestros objetivos distan mucho de ser los mismos, pero si te tenemos entre nuestro equipo es por tu capacidad y porque tu falta de temor a la muerte te hace una fuerte aliada, así que tampoco nos importa tu venganza - la respuesta de aquel hombre la hace molestar, pero permanece al teléfono sin decir algo - Sin embargo, te hemos apoyado, así que continuemos trabajando juntos como hasta ahora, te he enviado un paquete, lo recibirás mañana por la tarde, te será útil, adiós - sin decir más y sin esperar respuesta, cuelga el teléfono, Relena hace un gesto de desagrado y también cuelga, esperaría el paquete antes de llegar a una conclusión, porque hasta ahora, sus superiores le seguían pareciendo unos inútiles

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Casi al final de la tarde, Trowa y Heero llegan a su destino, ahí les esperaban dos hombres vestidos de trajes color negro que permanecían recargados a los costados de un auto también color negro

- Quédate aquí – ordena Trowa a Heero, a éste no le parece bien que le ordenen pero obedece, mientras su compañero saca un portafolio del auto y después se acerca a los hombres, en tanto camina, se descubre con la mano libre una parte del saco que traía puesto, signo de que no portaba ninguna arma – Estoy limpio – informa tranquilo, uno de los hombres, el más alto, avanza hacia él haciendo el mismo ademán que Trowa

- ¿Qué me tienes? – pregunta de forma fría, observando el portafolio

- Lo acordado ¿tú que piensas? – responde con burla, pero permaneciendo serio, el hombre que le había hablado chasquea sus dedos y enseguida el auto se abre de las portezuelas traseras, saliendo dos hombres vestidos igual, con traje negro – Muchachos ¿vamos a ponernos violentos? – pregunta tranquilo, como si su vida no corriera ningún peligro

- Ábrelo – ordena el más alto, Trowa lo mira unos momentos antes de acceder, acercándose al cofre del vehículo pero sin dar la espalda a ninguno de los presentes, coloca ahí el portafolio y lo abre, mostrando así un cargamento de millones de dólares en billetes de alta denominación

- Es solo una parte, lo demás se les dará concluido el trabajo, para nosotros, Dorothy representa un peligro – para los hombres vestidos de negro aquello no era algo que no supieran, pero no estaba de más para Trowa decírselos, pero para su mala suerte, Heero había alcanzado a oír, no podía creer que Treize fuese a traicionar a su aliada y futura esposa, y era obvio que él no iba a quedarse sin hacer nada

- Eso lo sabemos – dice otro de los hombres que permanecía cerca de la puerta del vehículo aún abierta

- Bien, nos retiramos – viendo Heero que Trowa va a dar la espalda a los hombres para dirigirse al auto, saca su revólver y les apunta, dándoles a entender que si atacaban a Trowa por la espalda les iba a pesar, su compañero llega hasta él

- Baja esa arma – pasa de Heero y entra al auto, los hombres suben al suyo y éste arranca, entonces baja su arma y sube al auto

- Explícame que acaba de pasar – pide Heero cuando el automóvil comienza a avanzar. Era raro que su jefe le ocultara esa clase de información, Trowa tarda en contestar, haciéndolo de forma cortante

- Treize quiere el monopolio del negocio, y para ello quitará cualquier obstáculo – responde

- Eso no me dice mucho ¿y por qué no he sabido nada del asunto – pregunta enojado

- ¿Para que quieres tú saber de eso? Además, te acuestas con él ¿no puedes tú preguntarle algo tan simple? – sin responder al comentario de su compañero, Heero solo se cruza de brazos y fija su mirada al frente, no sabía que planes tenía su jefe, pero si hacía más preguntas podía resultar sospechoso, sin embargo, debía informar de ello a Dorothy

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En la parte trasera del auto en que viajaban los hombres vestidos de negro, uno de ellos se quita las gafas oscuras y el bigote postizo, amarrándose el cabello en una pequeña coleta, se trataba de Wufei, que se veía molesto

- Ese maldito de Treize, sospechábamos que haría esto - expresa furioso, frunciendo el ceño tanto como le era posible

- Así es, pero la señorita Dorothy nunca confió en él, y lo que Treize no sabe es que nosotros somos aliados de ella - contesta otro de los hombres, quien había recibido el dinero

- Pero no se saldrá con la suya - dice otro de los hombres, que iba al lado del chofer. Esta vez ninguno de los presentes hace otro comentario, mientras que Wufei al recordar ver a Heero en la escena, se cruza de brazos

- Ese sujeto, me pregunto que tan fiel es al tal Treize - no sabía mucho de Heero y Duo, ni la relación de ambos con su jefa, pero de ser necesario para protegerla, les mataría sin pensarlo, aunque le hubiese tomado cariño al escandaloso trenzado

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Cada vez que Heero se sublevaba a sus ansias su piel ardía en deseo, y le poseía salvajemente, como su mente retorcida le permitía, pero para él aquello se estaba convirtiendo más que en satisfacción o calvario, en algo sin importancia, a pesar de que sus pensamientos no abandonaban la imagen que de Duo estaba arraigada, sin embargo estaba ahí en ese momento, fingiendo ante aquel que por muchos años consideró como su padre. Aferró las manos a su espalda, emitiendo en su oído aquel agradable sonido que volvía loco a Treize, y aunque su cuerpo se incendiaba, su mente estaba fría, sintiendo el aliento en su frente, después los besos en su rostro y el toque de una tibia mejilla acariciándole con un roce la nariz, sus labios se encontraron instantes después, soltó su espalda y su jefe le contempló luego, posándose a su lado

- Cada vez te siento menos cerca – comenta Treize con poca seriedad

- No sé porque – respondió Heero, apartándose algunos cabellos en la frente que le estorbaban y después se sentó, dejándose la sábana hasta la cintura y doblando una pierna para apoyar en ésta un brazo – Ahora te pertenezco ¿no es así? – los ojos de su jefe se posaron en él y después éste sonrió, sentándose también para besar los labios de Heero

- ¿Es eso verdad? – preguntó escéptico, acariciándole la mejilla a su amante

- Lo es – respondió frío

- Entonces ¿harías lo que fuera por mí? – de nuevo sonrió

- Sí –

- ¿Morirías por mí? –

- Sí –

- ¿Morirías conmigo? – su mirada penetrante le inquietaba, al igual que su mano acariciándole la mejilla y después la oreja

- Sí – la última respuesta causó en Treize la sonrisa más amplia, mirando a Heero con dulzura, pero después le sujetó con fuerza la oreja y parte del cabello, atrayendo más su rostro al suyo, notando que su subordinado no se preocupaba

- Y yo moriría contigo, por eso si me traicionas te quitaré la vida y después te seguiré hasta el infierno, esa es mi forma de amarte – sentencia con firmeza, mostrando fuego en los ojos, y aunque él era frío, en esos momentos por primera vez, Heero sintió un escalofrío, quedándose sin palabras - ¿Qué pasa? No te agrada mi idea? Piensas traicionarme? O acaso ya lo haces? – mirándolo fijamente le sujetó con más fuerza, robándole un beso salvaje, subiendo su mano izquierda hasta el cuello de Heero al dejar de hacerlo

- Ugh – Treize apretó con más fuerza pero no sintió resistencia, Heero le miraba también, no temía por su vida en esos momentos, nunca le había importado morir, pero la idea de que en el infierno que le esperaba con Treize no estuviera Duo, le causó un fuerte dolor en el pecho que jamás había experimentado, nunca le había importado nadie ni él mismo, pero en ese instante decidió oponerse, sujetando con fuerza el brazo de su jefe – N.. no – la mano que le sujetaba se ablandó y recibió una sonrisa por parte de él

- Di que me amas, di mi nombre – ordenó de forma obsesiva

- Te amo Treize – dijo indiferente, pero a pesar de ello su jefe lo sintió con real júbilo, tal vez sabía que era una mentira, pero oírlo le hacía perder la razón – Te amo… - por la satisfacción que aquellas palabras le causaron, no resistió un segundo más y cubrió el cuerpo moreno con el suyo, llenándolo de besos, pero Heero tenía sus ojos abiertos, los cuales poco a poco comenzó a cerrar, respondiendo al abrazo posesivo de Treize – Te amo, Duo - en su pensamiento desahogó toda debilidad que le delataba como auténtico ser humano, no la máquina de matar en que aquel ser le había convertido, y por aquella debilidad mostraría su mayor fortaleza

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Cuando Wufei llegó al Hotel de regreso, Duo le esperaba molesto, frente al televisor buscando noticias interesantes, pero a pesar de que aquellas sobraban, no lograba interesarse en alguna. En cambio Wufei seguía molesto, odiaba a Treize más que a nadie en el mundo, jamás le había hecho nada malo, pero solo de pensar que Dorothy corría peligro por su causa, le provocaba una terrible furia. Observó la mirada dura del trenzado sobre la suya pero la ignoró por completo, entrando a la habitación, dejando en cualquier sitio sus zapatos, estaba tan molesto que no tenía ni ganas de pelear con el chico

- Y ahora me ignoras – dice Duo al entrar a la habitación, tenía los brazos cruzados

- No estoy de humor – contesta molesto, sin mirarlo siquiera, Duo sonríe sarcástico

- ¿Tú enojado? No Dios, el mundo está al revés – ahora la mirada dura era de Wufei, pero al igual que él había hecho, Duo no se inmuta ni un poco – Vamos hombre ¿Qué sucedió? El negocio no va bien? No te creo, este oficio es redituable –

- No es eso – contesta por fin, bajándole un poco a su mal humor – Dorothy está en peligro – aquella noticia deja helado al trenzado, que pronto siente la sangre en los pies, Wufei lo mira un poco pálido y se levanta de la cama donde estaba sentado - ¿Estás bien? – Duo niega con la cabeza y se acerca a la cama para sentarse, un tanto lejos de Wufei

- Es que me preocupa tanto, Heero también corre peligro cada día – responde preocupado, tanto el chico misterioso como la loca de Dorothy le preocupaban, Wufei sonríe un poco y lo mira fijamente

- ¿Y qué esperabas de éste negocio? –

- Lo sé – ambos se quedan callados unos momentos. De pronto el celular de Wufei comienza a sonar, éste se encontraba dentro del saco que el chino se había quitado, por lo que se levanta de la cama y al tomarlo del bolsillo contesta, tras unos momentos, aparta el teléfono de su oído y se lo entrega a Duo

- Es tu novio – le informa con burla, pero lejos de molestarse con él por eso, Duo se levanta de la cama con el vigor que hace unos momentos no tenía y arrebata el teléfono

- Heero ¿estás bien? Quiero verte – dice preocupado, sintiendo un nudo en la garganta

- Estoy bien, en dos días te veré – contesta pasivamente, Duo suspira un poco aliviado y sonríe con desgano, realmente no se sentiría tan tranquilo si no veía a Heero

- Cuídate mucho ¿sí? – pide de forma infantil, tratando de parecer convincente, pero eso solo hace que Heero intente sonreír un poco, la verdad es que le parecía que el trenzado exageraba muchas veces

- Lo intentaré, y tú ten cuidado con el tal Wufei – más preocupado que Duo por su seguridad, a Heero le preocupaba que Wufei fuera a intentar algo con su trenzado

- Jajaja, lo sé – la mirada que Duo desvía hacia Wufei le da a entender a su custodio que estaban hablando de él, pero eso no parecía molestarle

- Voy a colgar, adiós – sin más despedida que eso, Heero cuelga el teléfono dejando a Duo con su Adiós en la boca, pero al menos el trenzado estaba seguro de que él estaba por el momento con bien

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Al colgar el teléfono público que Heero había utilizado para llamar a Duo, el chico misterioso regresa al auto donde viajaba con Trowa, quien había entrado en un mini súper por unas bebidas para ambos, rato en el cual Heero había aprovechado para llamar a Duo sin que su molesto compañero se diera cuenta

- ¿Tú cual quieres? – pregunta a su compañero mientras muestra las dos bebidas que portaba, una en cada mano, Heero señala la del lado derecho y entonces Trowa vuelve al auto – Treize parte mañana a Nicaragua y yo iré con él – como si le hubiesen dado una excelente noticia, Heero levanta la mirada y observa a Trowa que destapaba su bebida

- No sabía que iría él – contesta confundido

- Sí, necesita ver un asunto por él mismo – explica sin darle mucha importancia, bebiendo de lo que había comprado, después deja el envase en el porta vasos del auto y emprenden de nuevo hacia el Hotel, y mientras se encaminan, Heero piensa en una y mil posibilidades del porque su jefe iría personalmente a Nicaragua por algún asunto que en principio se lo iba a encargar a él ¿acaso estaba perdiendo la confianza de su jefe? O quizás poco a poco le relegaría responsabilidades para dejarlo como amante de tiempo completo. Ninguna razón le parecía conveniente, sobre todo la segunda, ya que así resultaría más difícil verse con Duo – Tú te ves incrédulo, pensé que al ser tú el amante de Treize, sabrías muchas cosas – comenta Trowa cuando llegan por fin al Hotel y bajan del auto, pero Heero no hace caso a provocaciones y se limita a ignorarlo como siempre – Que duermas bien, como siempre – se despide su compañero con sarcasmo, Heero gruñe un poco y sin hacer más caso entra a la habitación que compartía con Treize, él no se encontraba de momento ahí, lo cual le resulta extraño pero no hace ningún intento por buscar una razón para la cual no esté

Trowa entra a su habitación, no esperando que su jefe se encontrara dentro de ella, mirando por el amplio ventanal que daba hacia la alberca del lujoso Hotel, ya que a diferencia de la suya, esa no tenía vista al hermoso Mar. Pero a pesar de la sorpresa que se había llevado, al cerrar la puerta, Trowa se acerca a donde está Treize, quien enseguida voltea

- ¿Has sabido algo? – pregunta a su subordinado, mostrándose serio

- Hay registro en video de que estuvo en una cafetería de Perú con un chico, parece de procedencia norteamericana – aquella información llena de fuego la sangre de Treize, pero permanece sereno, mirando duramente a Trowa

- ¿Y ya sabes quien es ese? –

- Se llama Duo Maxwell, tiene 22 años, vive en Chicago, tomó el mismo vuelvo que Heero a Perú y después se fue a Montevideo cuando Heero vino a Punta del Este – explica Trowa con seriedad, casi mostrando enojo, él a diferencia de Treize, sabía que Heero antes seducía jovencitos para llevarlos a la cama y después matarlos, sabía también que cuando había llamado al celular de su compañero durante su estancia en Lima, Heero se encontraba con alguien y no le cabía duda que era Duo aquel jovencito con quien Heero pretendía continuar con aquel mal vicio, y si Duo seguía vivo, quería decir que Heero no se había atrevido a matarlo y que detrás de eso había una razón de mucho peso, quizás su compañero había encontrado el amor y la sola idea lo llenaba de ira. Sin embargo, esa información no la daría a su jefe

- ¿Es todo? –

- Aún hay más, esto le va a gustar – sonriendo retorcidamente, Trowa mira a Treize unos momentos antes de responder – el vuelo que Duo tomó a Montevideo fue el mismo en que viajó Dorothy Catalonia – aquello último deja sorprendido a Treize

- ¿Dorothy viajó en un avión comercial? – pregunta extrañado

- Sí, pero no es eso lo más extraño – comenta Trowa – Ella estuvo antes de eso en Chile, pero no viajó de Chile a Uruguay, sino de Perú a Uruguay – culmina satisfecho

- ¿Uso vuelos comerciales y estuvo en Perú? – se pregunta en voz baja, había investigado a su futura esposa y no sabía que conexión podía tener con su estancia en Lima - ¿Será que ella intenta destruir nuestros nexos ahí? – se responde dudoso, mirando hacia cualquier punto menos a Trowa, que comenzaba a sonreír satisfecho

- Sin duda su reunión en Nicaragua no puede modificarse o cancelarse señor – comenta con sarcasmo, burlándose del aprieto en que posiblemente pudiera caer Treize, que comenzaba a ponerse nervioso y más molesto

- Es verdad, mañana mismo parto hacia Managua. Te voy a pedir que vigiles a Heero, es probable que el tal Duo esté en Punta del Este – indica su jefe

- Claro que sí, usted cuente con ello – riendo para su adentros, a Trowa le carcomen las ansias porque Treize se vaya. Desde un inicio, él sabía que Treize no quería que fuera con él a Nicaragua, pero había dicho a Heero lo contrario para que no se diera cuenta tan fácilmente que él iba a seguirle, pues al igual que su jefe, Trowa estaba seguro de que Duo se encontraba en Punta del Este, por lo que jugaría bien sus cartas y atraparía al maldito que había logrado en Heero lo que él durante años jamás había podido

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El plazo de dos días que Heero le había dado a Duo para que se volvieran a ver llega, por eso el trenzado se encontraba impaciente en la habitación del Hotel, se había bañado y arreglado especialmente para el chico misterioso. Wufei lo observaba y reía para sus adentros, era divertido ver al chico perder la paciencia, aunque también le daba envidia que Heero tuviera a alguien como Duo esperando por él. Al notar la sonrisa de su guardián, voltea enseguida hacia él, bastante molesto

- ¿De qué te burlas? – pregunta enojado

- No me burlo, solo creo que te ves adorable – su respuesta hace sonrojar a Duo, pero haciéndose el digno, se cruza de brazos y le voltea la cara. Momentos después tocan la puerta, así que recobrándose enseguida, corre hacia ella y la abre. Como esperaba, se trataba de Heero, por lo que se lanza a sus brazos, casi llorando de la felicidad

- ¡Estas aquí! Apenas lo puedo creer – separándose de él le muestra una gran sonrisa a la que el chico misterioso no se puede resistir. Wufei les mira besarse por unos momentos y después les da la espalda, dirigiéndose a su chamarra que colgaba del perchero

- Avisen cuando acaben – ninguno de los dos presta atención al chico, que sale de la habitación, pasando muy cerca de ellos. Después que se separan, el trenzado mira hacia dentro del cuarto pero su guardián no se encontraba

- ¿A dónde se fue ese tipo? - la pregunta no agrada a Heero, por lo que enseguida frunce el entrecejo, separándose del trenzado para entrar

- ¿Te importa? – después de cerrar la puerta, Duo va tras Heero

- Claro que no – volteando hacia él, Heero lo mira de forma fría sin decir algo – Vamos, no me digas ahora que estás celoso – comenta con ironía, sonriendo burlonamente

- Idiota – le responde secamente, decidido a no perder el tiempo en estupideces, se acerca a él y de forma violenta se posesiona de su cuerpo, robándole un beso, pero más que robado, el trenzado no tarda en corresponderlo, había pasado tanto desde que no probaba sus labios que ahora necesitaba de ellos, devorándolos sin medida. En esa ocasión, el deseo de Heero por poseer al trenzado sobrepasaba cualquier límite anteriormente impuesto, sus sesiones de pasión con Treize eran tan desagradables que siempre moría por probar aquel sabor que solo el cuerpo de Duo tenía, por eso aquel día se había saciado hasta más no poder, agotando hasta el último gramo de energías, sin importarle lo violento que podía llegar a ser con el trenzado, aunque a él no le importara mucho, jamás ejercía queja alguna sobre la forma de hacer las cosas de Heero, mucho menos en esos momentos, porque hacía mucho que no veía al chico misterioso, por eso al igual que él, Duo necesitaba calmar todas sus ansias. Rendidos por completos se dejan caer sobre la cama, nunca antes se habían agotado tanto, pero también, nunca antes se habían deseado como minutos atrás. El silencio que se adornaba con sus respiraciones agitadas, pronto ve su fin cuando Duo se abraza al cuerpo de Heero

- ¿Qué ha pasado? Ésta vez te tardaste – reclama de forma sutil, no demostrando la impaciencia que sentía por no enterarse de lo que sucedía

- He estado ocupado, pero Treize se fue ayer a Nicaragua – explica serio, pero a Duo la sola mención del dichoso Treize le revuelve el estómago, molestándose enseguida

- Ah ya veo, tenías que atender a ese señor, supongo que la has pasado muy mal – el comentario irónico de Duo pone a Heero en alerta, no toleraba que le hablaran en ese tono, le recordaba a Trowa y eso lo ponía mal

- Si es demasiado para ti, abandona entonces – de forma violenta, Heero se quita a Duo de encima y se levanta de la cama, comenzando a vestirse, el trenzado lo mira horrorizado y siguiendo sus pasos se pone de pie

- No, no te vayas – desesperado se acerca a él, colocándole ambas manos sobre los hombros para detenerlo, pero entonces Heero lo avienta con fuerza, haciéndolo caer sentado al suelo. Los ojos de Duo lo miran con tristeza y sin decir nada se levanta, Heero lo mira fijamente también en silencio, ahora ya no estaba tan molesto, pero no se arrepentía de haberlo hecho – Perdóname, yo sé que no es fácil para ti – comenta apenado, agachando su cabeza, eso ablanda el corazón de Heero, que se acerca a él y con su mano derecha levanta el rostro del chico

- Así es, no es fácil – afirma con completa seriedad, besándolo después, Duo se alegra de haber hecho las pases y de lograr que Heero no se fuera, por eso le recompensaría como solo él podía hacerlo. La cama estaba cerca y el chico misterioso apenas había logrado colocarse la camisa, la cual Duo no tarda en quitar mientras avanza, haciendo que Heero de pasos hacia atrás, dejándose guiar nuevamente hacia el placer

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Wufei miraba su reloj, paseándose por los pasillos del piso donde se encontraba la Habitación donde en esos momentos se encontraban Heero y Duo, seguramente sumergidos en un acto que envidiaba no haber hecho en algún tiempo, aunque las situaciones de su trabajo no se lo permitían

- Es demasiado ¿aún estarán en eso? – cavilando sobre aquella situación, Wufei se da cuenta que le observan y rápidamente voltea hacia su lado izquierdo, que es donde sentía que le miraban, sin embargo no ve a nadie ahí. Desconfiando avanza hacia el final del pasillo, de forma lenta, al llegar se asoma sutilmente hacia el lado izquierdo de ese nuevo pasillo, pero al igual que antes no había nadie, sin embargo cuando voltea hacia el lado derecho, antes de que pudiera ver la identidad de su atacante, siente un golpe en la cabeza que le hace perder la conciencia

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Agotado por completo, Duo se había quedado dormido, justo al lado de Heero, su trenza estaba del todo desordenada y se veía tan apacible que resultaba tierno a la vista, era obvio que le hacía falta esa parte de su vida a la que Heero lo había convertido en adicto, él lo sabía y se sentía satisfecho de que fuera así. El chico misterioso observaba a Duo, llevaba así varios minutos, pero parecía que apenas pasaban lentos segundos, estaba completamente perdido ante la imagen, y aunque aún no se lo decía al chico, estaba completamente enamorado, sensación que le resultaba extraña y hasta cierto punto incómoda, había descubierto en él una debilidad, la cual tenía justamente en esos momentos enfrente suyo, como la más cruel prueba de que ya no era el mismo de antes

- ¿Teléfono? – el celular de Heero sonaba en alguna parte de la habitación, así que se levanta de la cama y lo busca entre su ropa, pero no estaba ahí – Diablos – no mucho después de haber revuelto la ropa en el suelo, divisa su teléfono en el suelo, cerca de la cama, no sabía como demonios había llegado ahí, pero se apresura a tomarlo y contestarlo enseguida para no levantar sospechas si es que se trataba de Treize. Pero su suposición estaba errada, ya que no se trataba de su jefe, sino de su compañero

- ¿Qué estabas tú haciendo? – pregunta con burla, pero Heero ignora su comentario

- ¿Qué sucede? Volvieron tan pronto? – para el chico misterioso, Trowa estaba en Nicaragua con su jefe, pero eso no era así

- Que va, pero el jefe quiere que tú hagas algo – molesto porque tendría que irse y dejar a Duo, el chico solo emite un pequeño sonido de disgusto y se calla para que Trowa le diga todo lo que tiene que decirle. Ni tardo ni perezoso acude

- De acuerdo, iré enseguida – colgándole el teléfono al molestoso de su compañero, Heero junta su ropa y después se viste, mirando por última vez a Duo acostado en la cama, durmiendo como un pequeño. Después sale de la habitación sin dejar una sola nota al trenzado. Al cerrar la puerta mira hacia ambos lados asegurándose que no le vean salir, y después se va hacia la derecha para dirigirse al otro pasillo, perdiéndose por fin de vista, pero sin contar con que alguien observaba del otro lado, sonriendo nocivamente

- Por fin te tengo – dice en voz baja Trowa, caminando después hacia la habitación donde había visto que Heero salía. Después de varios días de investigación daba con el paradero de aquel chico que había vuelto loco a su amado compañero, por fin ahora le tendría enfrente para poder matarlo, ese era el primer paso, después le seguiría Treize, y no le importaba el maldito negocio, él solo quería tener a Heero para él solo, aunque él no le quisiera, aunque le odiara, no le importaba con tal de tenerlo

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Continuará

¡Hola! Espero que les haya gustado, me habría agradado hacerlo más largo, pero siguiendo la forma en que lo he estado publicando desde el inicio pues me pareció muy inadecuado, pero aún así creo que ha avanzado aunque sea un poco XD (risas nerviosas) pero sé que ustedes son muy pacientes, por eso solo me resta agradecerles la espera y por leer, también por los Reviews, cuídense y hasta pronto