La mayoría de los personajes que aparecen en esta historia son creación de J.K. Rowling, el título es un homenaje a la canción de Oasis (mi favorita!), todo lo demás es creación MÍA por el puro gusto de hacer algo 'bonito'. ¡Disfrútenlo!
Para:
Zafiro Potter , HuesosPotter, Nimue-Tarrazo, MipSy-07, gweasley4l, FabyDePotter , Oromalfoy, Chechi, Rosycarmen, Ghysella, Candy, Shezid, Katryna, Lady Eamane, Olimpia, Lord Xolur, Cecyleonor, Estivalia, Little innonce, Quid Morgan, Eliii, Lalwens, Fabiola Malfoy, Neckna, Jozee, Mademoiselle.Weasley, Martha, Nadia, Jafi Black, Albem,Magdalena, Marianaradcliffe, Andie, Jose y en especial a mi horcruxa-betora Victoria que estuvo conmigo paso a paso de este capítulo!
No tengo nada más que decir GRACIAS POR SU LECTURA y disculpen la kilométrica espera… ¡ah! Advertencia, capítulo con contenido no apto para menores… jajaja bueno ustedes me lo dirán.
Capítulo 19. El sol de medianoche
æ æ æ æ æ
Sabe Dios qué es lo que te dio,
para provocar tanto amor...
Sabe él, sí alguna vez tu magia me haga bien.
Mañana lo sabré...
æ æ æ æ æ
Fue en la mañana del primer día de septiembre de 1991. En la estación, lo recordaba bien. Esa fue la primera vez…
Las personas caminaban de prisa. Los portaequipajes circulaban de un lado a otro. Y el característico sonido que anunciaba la salida de y llegada de los trenes, sonaba fuerte por encima del murmullo de los viajeros y de quienes como ella, sólo iban a despedir a alguien.
Su madre, sostenía fuerte su mano mientras avanzaban rápidamente. Sus hermanos, a unos pasos adelante de ella, reían y se veían emocionados. Pero ella estaba triste. No quería quedarse sola en casa.
Al llegar al andén, su madre apresuró a sus hermanos para cruzar la barrera. Primero Percy, después Fred ¿o fue George? Finalmente fue el turno de Ron. Y entonces sucedió…
Pequeño, flaquito, con el cabello negro (¡muy despeinado!) y con unos graciosos lentes redondos que enmarcaban sus ojos… tan verdes. Con gran esfuerzo empujaba un carrito con su equipaje y con una bonita lechuza blanca. Pero, estaba solito.
Entonces el niño habló:
- Discúlpeme...- dijo con voz temblorosa dirigiéndose a su madre.
- Hola, querido – lo saludó su madre-. Primer año en Hogwarts ¿no? Ron también es nuevo, y señaló a su hermano quien sonreía mostrando todos sus dientes.
- Sí- respondió el niño de los lentes con más seguridad. – Lo que pasa es que… no sé cómo…-
- ¿Cómo entrar en el andén?- le preguntó su madre cariñosamente, ella también se había dado cuenta de que estaba solo. Él asintió tímidamente, haciendo un gesto lindo que a ella le pareció encantador.
- No te preocupes – lo alentó su madre.- Lo único que tienes que hacer es andar recto hacia la barrera que está entre los andenes. No te detengas y no tengas miedo de chocar, eso es muy importante. Lo mejor es ir de prisa, si estás nervioso. Ve ahora, ve antes que Ron.-
- Hum… De acuerdo – respondió otra vez con su voz nerviosa, pero con una expresión más firme, desafiante. Y entonces sus ojos brillaron, mostrando la inocencia de un niño que estaba a punto de conocer realmente al mundo. (a)
Ese día conoció a Harry Potter.
Ahora, 14 años, 10 meses y 23 días después, volvía a encontrarse frente a aquel niño… Con muchos años más encima. Con las marcas tangibles, que en él fue dejando el tiempo. Con la misma cicatriz que significaba las batallas peleadas, algunas vencidas y muchas más ganadas. Con la experiencia del hombre que había probado el mundo. Y con la inocencia del niño que sólo deseaba volver a casa…
Harry se encontraba ahí… de pie frente a ella. Con su cuerpo delgado. Con su cabello negro y siempre desordenado. Con sus anteojos redondos. Y con la poderosa magia que siempre emanaban sus maravillosos ojos verdes.
Después de un momento, Ginny recordó respirar.
Mientras que él, implorando en silencio su permiso para acercarse, sólo la miraba. Hipnotizado por la forma en que Ginny lo miraba. Sintiendo esa misma magia irradiando de los ojos de ella.
Con indecisión, Ginny dio un paso hacia él. Harry simplemente la contemplaba... esperaba. E insegura de sí se trataba de un sueño o sólo el producto de su loca necesidad por tenerlo a su lado, Ginny tocó muy despacio su cara.
Necesitaba tanto sentirlo... Saber que era cierto.
Harry de inmediato cerró los ojos y dejó que trazara sus facciones con la punta de sus dedos… Y muy despacio Ginny lo tocó. Primero su cara, después su cuello. Vagó por su pecho y continuó con sus brazos. Deslizando las yemas de sus dedos por encima de la ropa. Buscando lentamente el calor de sus manos. Encontrando el enlace perfecto con la fuerza de sus dedos…
Sí. Era él.
Se mordió el labio y no pudo reprimir una lágrima que rodó silenciosamente por su mejilla al notar la expresión de tranquilidad y placer que Harry mantenía, aún con los ojos cerrados.
Al sentir sus manos, Harry abrió los ojos.
En ese momento volvió a perderse. A envolverse y hundirse en aquella mirada, que le decía todo lo que él no podía expresar con palabras. Odiándose un poco por haber comenzado a perder la esperanza de volver a verlo, cuando siempre supo que de alguna forma, Harry volvería.
Él continuó mirándola, esperando el permiso necesario para romper ese diminuto espacio. Ginny sonrió. Y sin esperar más, Harry la besó.
Con la desesperación que provoca una larga espera. Con la necesidad de sentir cada milímetro de ella. Con la fuerza de la vida que les volvía a dar otra oportunidad. Y con toda el hambre de un amor que había esperado ya, demasiado tiempo.
Ginny sólo pudo corresponder esa misma locura. Aferrándose a la cintura de Harry, mientras hacía lo mismo con sus labios. Perdiéndose en su aroma y confirmándose a sí misma, que no era un sueño.
Porque Harry había vuelto a ella...
æ æ æ æ æ
Y Cuando miro en tus pupilas
sé que Dios no dejo de existir,
tú lo haces vivir...
Eran más de las 10 de la noche, pero el sol continuaba iluminando el pequeño lago frente a ellos. Ginny balanceaba sus pies desnudos, dejando que la tibieza del agua acariciara su piel. Harry sentado junta a ella, la observaba.
Sin embargo, un profundo silencio también se había sentado entre ellos. Sólo el sonido del agua estrellándose suavemente contra el muelle en el que se encontraban, penetraba aquella elipsis.
Y aunque las miradas robadas, las sonrisas tímidas y los ahogados suspiros, también tomaban parte, no eran suficientes.
- No fue fácil…- dijo Harry con voz ronca después de un momento. Ginny lo miró sin entender. – Llegar aquí.- aclaró. Ella sonrió.
- Sirius nunca ha sido un buen dibujante.- continuó tranquilo.- Pero recuerdo bien este lugar.- suspiró.
- Debió haber sido un viaje muy largo.- Ginny dejó de mirarlo y dirigió su vista hacia la danza que el agua mantenía con las tonalidades del sol.
- Sí, muy largo… - Harry la miraba.- Pero ya estoy aquí- Ginny sonrió, aun sin mirarlo.
- Gin…- Y algo dentro de ella se revolvió de alegría al volver a escucharlo, llamándola así. Sólo Harry. – Gin… tus cartas.- continuó Harry buscando el valor para seguir. – Las leí todas… y… bueno, de alguna forma me hicieron el camino más fácil para llegar aquí.-
Ginny volvió a mirarlo.
- Para volver…- terminó Harry mirándola con devoción. Ella volvió a sonreír.
- Prometiste escribir una carta todos los días… y así lo hiciste... – Siguió hablando, cuando Ginny se quedó observándolo. - … hasta que perdiste la esperanza conmigo ¿no es así? – Bajó la mirada.-… hasta que supiste no volvería…- confirmó más para él que para ella.
- Por alguna razón Harry…- Ginny habló determinada, segura pero tranquila.- Nunca perdí las esperanzas de volver a verte. – Harry levantó la mirada y encontró a Ginny sonriéndole tranquilamente. - No sabía ni cómo, ni cuándo… pero por alguna extraña razón… estaba segura de que volverías. – y le sonrió mostrando cuan segura estuvo. – Me alegró de no haberme equivocado…-.
Y de repente una sensación de intenso calor, que muy poco tenía que ver con el sol, cubrió cada parte del cuerpo de Harry.
- Esa nunca fue mi intención al irme Ginny…- aseguró Harry. – Lo sabes¿no?-
- Lo sé. - respondió Ginny tranquila.
- Pero después de mucho tiempo me sentí perdido… Ya había dejado muchas cosas atrás. Y era muy difícil- soltó un largo suspiro. – Fue un día después de Navidad… hacía mucho, mucho frío.- dijo bajito, recordando.- Ese día me di cuenta de que talvez ya era muy tarde para volver…- sin ser capaz de enfrentar su mirada, Harry contempló sus rodillas.
- Unos días después… en año nuevo, recibí una carta de Ron y Hermione. De alguna forma lograron encontrarte a través de unos contactos con el Ministerio de Estados Unidos, quienes dos años atrás habían registrado mi ingreso a ese país.-
Ginny lo escuchaba atenta. Sabía que era el momento de escuchar a Harry.
- Ellos me pedían que volviera… porque todos me necesitaban.- continuó sin alzar la mirada.- Y lo pensé Ginny… pensé que talvez no todo estaba perdido y que quizá podía regresar… - la miró.- Ese día hice mis maletas y estaba dispuesto a volver… pero no pude porque.- Y se detuvo de pronto sintiendo impotencia y mucho coraje.
- No pudiste porque ya estabas con ella…- completó Ginny. No era una pregunta, era una afirmación. Harry se tensó y asintió ligeramente.
Estúpida nobleza, pensó Ginny.
Volvieron a pasar unos minutos en silencio y con un nudo en la garganta y la voz semiahogada Harry habló.
- No hubiera querido que te enteraras así… - él se disculpó son sinceridad, recordando la carta en donde Ginny relataba cómo se había enterado de la existencia de Samantha.
Ginny se encogió de hombros ligeramente.
- Ellos tampoco planeaban decírmelo, yo me enteré por casualidad. – Harry se sintió peor.- Sí… fue después de año nuevo- recordó confirmando las palabras de Harry.- Mi madre me había enviado al pueblo a comprar unas cosas para la cena y cuando volví, Ron y Hermione estaban hablando en la cocina.- hizo una pausa y continuó.- Hermione sollozaba y pensé que era porque otra vez Ron se había burlado de ella, por la su nueva forma de leer de abajo hacia arriba.- sonrió.-… pero entonces escuché que hablaban de ti.- y su sonrisa se desvaneció con tristeza.
- Ron por supuesto no quería decirme nada… pero de alguna manera lo convencí.- y volvió a sonreír, señalando con su mirada su varita que yacía junto a ella sobre el piso de madera del muelle. – Entonces me contó sobre la carta que les habías enviado a ellos, donde… - hizo una pausa.- …donde les pedías que no te buscaran más… que estabas bien y que no ibas a volver ya.- hizo una pausa más larga, después continuó.- Fue difícil aceptarlo.-
Harry permaneció inmóvil, escuchándola.
- Pero Ron ayudó mucho…- sonrió con nostalgia.- Un día, cuando menos lo esperé, se apareció en la puerta de la Academia en Paris y esperó a que terminaran mis clases... caminamos mucho y comimos mucho.- volvió a sonreír recordando.- pero también hablamos mucho…-suspiró-… sabía que para él también era difícil aceptar que su mejor amigo se había ido y no pensaba regresar. Creo que después de esa conversación, Ron y yo hicimos un pacto silencioso… porque en el fondo, él también sabía que regresarías…-
Ginny estiró una mano y Harry de inmediato la tomó entre las suyas. Esta vez Harry se permitió sonreír, aunque tímidamente. Después de un momento ambos volvieron a quedarse en silencio, pero había algo que Harry deseaba saber desde hace mucho…
- Uhmm, Ginny…- Ella lo miró.
- Quiero preguntarte algo… - Ginny asintió con la cabeza para que Harry hiciera su pregunta.-… yo. - Hizo una pausa.-… durante mucho tiempo tuve un sueño… - Ginny se movió un poco de su lugar. – Era raro… porque siempre soñaba con lo mismo.-
- Bueno… sé que siempre he tenido sueños raros.- dijo mientras forzaba una sonrisa y acariciaba con sus dedos los dedos pequeños de Ginny. – Pero este… no sé.- Harry hizo un movimiento con la cabeza, de verdad no entendía.
- ¿Qué soñabas, Harry?- preguntó dándole un apretoncito a su mano.
- Soñaba contigo… - la miró. – Escuchaba tu voz… llamándome. Y yo corría siempre por unas calles largas y muy oscuras siguiendo tu voz y a veces la de los demás… pero yo sólo quería encontrarte a ti, Ginny - ahora él apretó la mano de Ginny.- Quería encontrarte porque… porque siempre escuchaba tu voz…- y la voz de él se contrajo notablemente.-… siempre me llamabas y yo sólo quería verte.- suspiró.- Y cuando por fin te alcanzaba, siempre te desvanecías…- Ginny sintió como Harry temblaba un poco mientras apretaba más su mano, como temiendo que el sueño se hiciera verdad.
- No sabía que había resultado… - dijo Ginny entre consternada y sorprendida. Harry la miró.
- ¿Eras tú, Ginny¿En verdad estabas ahí?- Ginny asintió.
- Es decir… eso creo.- elevó un poco más su postura sin apartar su mano derecha de las de Harry, mientras que con la otra se llevó un mechón de cabello atrás de la oreja. Siempre hacía eso cuando se ponía nerviosa.
- Después de que te fuiste.- Harry volvió a tensarse.- En uno de esos días en los que nadie sabía nada de ustedes, yo me sentía muy mal… por eso me gustaba subir a dormir al cuarto de Ron, porque ahí me sentía… bien. – Se encogió ligeramente de hombros.- Me gustaba pensar que tú habías dormido ahí.- se mordió el labio, sus mejillas y orejas se ruborizaron.- Esa noche, mientras intentaba dormir, el fantasma del ático comenzó a molestar y hacer ruidos… después de un rato, llegó a mi límite y fui a callarlo. Cuando subí le arrojé un florero que se encontraba cerca de mí, aunque después pensé en que fue algo estúpido porque eso no le haría nada siendo que es un fantasma y eso…- ambos sonrieron.- pero cuando al arrojar el florero, golpeé una caja y de esa caja cayeron muchos libros.- e inmediatamente se dibujo en su cara, una expresión que a Harry le pareció irresistible.
- ¡Eran libros hermosos Harry! Pero eran tan viejos que las hojas casi se deshacían entre mis dedos cuando comencé a verlos… después supe que habían sido de la hermana del bisabuelo de mi padre… La última Weasley antes de mí.- volvió a sonreír.
Harry también sonrió para que Ginny continuara. – Eran libros de magia, por supuesto… pero algunos eran sobre leyendas de magos y brujas que vivieron hace cientos de años, en poco tiempo y sin casi nada que hacer – agregó – los había leído todos. Pero hubo uno que por alguna extraña razón dejé hasta el último. Y me alegra haberlo hecho porque fue el mejor.- suspiró y no pudo ocultar una tímida sonrisa.
- Nunca me habían gustado las historias de amor que mi madre solía leer en las revistas del corazón… ¡pero no pude resistirme a esta! De noche vienes, Danielle así se llama el libro.- Harry continuaba mirándola ansioso.- Era la historia de Gareth, un mago joven que en tiempos de guerra conoció a Danielle, una bruja sin gran nombre y sin muchos talentos, pero de un gran corazón… …- Y rodó los ojos con una sonrisa, al tener que hacer referencia a ese cliché de las novelas románticas.
- Te estoy aburriendo¿verdad?- ¡NO, NO! Por favor continúa…- le aseguró Harry con una sonrisa, mientras aprovechaba para acercar más su cuerpo al de Ginny.
- Bien… - continuó.- Gareth y Danielle se enamoraron. Por algún tiempo fueron tan felices como ninguno de los dos creyó poder serlo.- miró a Harry, y él notó un brillo en los ojos de Ginny.-… pero después de algún tiempo Gareth fue llamado al frente de batalla.- Harry tragó fuerte.-… por supuesto tuvieron que separarse, aún cuando ninguno de los lo quería, pero también ambos sabían que era necesario salir y pelear… para poder tener un lugar mejor en donde vivir.-
- Gareth prometió volver.- Harry se movió incómodo.-… nunca dijo cómo, ni cuándo, pero prometió volver…- Ginny apretó la mano de Harry.-… pero ella lo extrañaba demasiado, sobretodo por las noches. Eran un infierno…- Y Harry en ese momento pensó en sí Ginny había dejado de hablar de Danielle.- Pero entonces Danielle recordó algo que él le había dicho tiempo atrás, Búscame en tus sueños… Y como su deseo porque Gareth volviera era tan grande, convocó un hechizo… aún más antiguo que su propia era. - Ginny suspiró y Harry se dio cuenta de que ella temblaba un poco.
- Ginny, no tienes que...- pero ella lo ignoró y continuó su relato. – De esa forma consiguió entrar cada noche en los sueños de Gareth. Porque sólo en sus sueños lo podía ver, sólo en ese lugar… en sus sueños, podían estar juntos. Y así cada noche, lo buscaba en sus sueños… en los sueños de ambos. Rogando porque en cada intento, él de alguna forma pudiera volver… a salvo. Poniendo todo su amor y su esfuerzo para que él supiera que ella siempre estaba con él… siempre y a través de cualquier batalla, a través de la desesperación que siempre traía la distancia… a través del dolor que siempre causaba la muerte… e incluso a través de todo lo que destruía lentamente el tiempo… Porque ella nunca se rindió con él, en verdad nunca lo hizo…- Ginny lo miró intensamente sintiendo como las lágrimas que habían aparecido en quien sabe qué momento, atravesaban silenciosamente sus mejillas.
Harry se sintió sacudido por la forma en que Ginny lo miraba.
- ¡No puedo creer que esta historia todavía me ponga así!- Ginny soltó una risita y se limpió las lágrimas con el dorso de su mano.- Pero bueno, ya casi termino… Un día Danielle, recibió la noticia de que Gareth había desaparecido. Fue devastador. – Ginny hizo una pausa larga y aclaró su garganta para seguir. - Danielle se ponía peor cada día sin tener noticias de Gareth y cuando ya no pudo más se acostó y pidió que no la despertarán hasta que él volviera.-
Harry limpió otra lágrima que se escapó de los ojos de Ginny. – ¿Y el final, Ginny?- la voz de Harry se entrecortó.
- Bueno, el final no es lo que esperas… - Ginny se limpió con su mano izquierda las lágrimas. – Danielle nunca despertó.
- ¿Gareth no volvió?-. Preguntó cautelosamente Harry.
- Sí… después de mucho tiempo Gareth volvió, aunque no de la forma en que Danielle hubiera deseado. – dijo triste.
- Entonces… ¿él m…? - Pero ella consiguió que volviera ¿no? – Ginny lo interrumpió, sin dejar que Harry terminara. – Eso es lo que importa Harry… que al final de la historia él volvió… sin importar cómo, ni cuándo… pero él volvió. – Ginny sonrió abiertamente y Harry no necesito saber más acerca de Ginny en sus propios sueños. De noche vienes, Ginevra. De noche. (a)
Después de un largo momento en el que volvieron a quedarse en silencio. Harry sintió la necesidad de hablar.
-No soy bueno con las palabras... pero tampoco con el silencio.- Ginny revoloteó sus pies más fuertes dentro del agua. Sonrió. Eso fue todo lo que Harry necesitó para acercarse a ella completamente. Sus manos soltaron la mano de Ginny y tomaron su cintura. Muy despacio se inclinó hasta que su cabeza quedó sobre el estómago de ella. Se sentía suave y calientito.
Ginny soltó una risita nerviosa cuando sintió los labios de Harry sobre su vientre.
- Te extrañe mucho...- dijo Harry en voz bajita, con su boca pegada al estómago de Ginny.
Ginny hundió sus manos en el cabello de Harry. - ¿La querías Harry?- soltó de repente y él se giró para mirarla. Era algo que no había esperado. Suspiró y recostó su cabeza sobre las piernas de Ginny. Ella continuó acariciando su cabello, sin dejar de mirarlo.
- Con Samantha…- Ginny se tensó al escuchar el nombre de ella.- Fue raro Gin… porque de alguna forma sólo nos hacíamos compañía.- respiró fuerte.- Y supongo que llegó un momento en el que me acostumbre a eso… y esa fue la razón por la que me quedé tanto tiempo con ella…-
Ginny continuaba mirándolo, pero no había reproche en su mirada. Más bien tranquilidad. Toda la seguridad, que Harry necesitaba.
- ¿Qué hay de él?-
- ¿Él?- Ginny sabía a quien se refería, pero no pasó por alto la expresión y el dejo de celos que mostraba la voz de Harry. ¿Te refieres a Erick?- Harry asintió.
El turno de soltar un largo suspiro fue de Ginny.
-Erick es una de las mejores personas que he conocido en mi vida Harry…- el estómago de él se revolvió.- Él me quería… y nunca quise hacerle daño- bajó la mirada, triste.- Realmente es un gran hombre… y espero que encuentre a una mujer que lo haga feliz como él merece serlo.-
- Ah...- fue lo único que dijo Harry. Acarició su estómago sobre el vestido que ella usaba, sin ir más lejos. - Me encanta…- dijo después de un momento, desviando su mirada hacía las montañas que acunaban al imponente sol. El lago. La cabaña. El bosque. Y el hermoso cabello de Ginny. Todo bañado por la luz dorada de ese increíble sol.
- En este lugar se fundó una de las comunidades de magos más antiguas…- comentó Ginny.-… y aunque con el tiempo todos emigraron y los más viejos murieron, supongo que su magia aun permanece aquí… ¿Puedes sentirlo?- Ginny llevó una de su manos hasta el pecho de Harry. Justo por encima de su corazón. Inclinó su cabeza hacía atrás y colocó la mano de Harry sobre su propio corazón. Después, cerró los ojos.
Y cada parte de su cuerpo, fue tocado por el sol. Harry también lo sintió… El viento comenzó a soplar sobre ellos. Cálido, lento… tentador. El ritmo del agua bajo sus pies se sincronizó. Entonces sucedió otra vez…
El tiempo se había detenido una vez más para ellos.
Harry sintió como un repentino calor tomó por sorpresa su cuerpo. Pero no, no era ninguna magia antigua, ni sagrada proveniente de aquel lugar. Era la magia de Ginny. Era Ginny. Siempre había sido Ginny.
- Te amo…- dijo esperando que Ginny pudiera sentir lo mismo que él estaba sintiendo.
Ginny abrió los ojos y sonrió. Se inclinó hasta que sus labios rozaron los de él. – Lo sé.- respondió en un susurro, para después juntar sus labios con los de él. Fue apenas un roce. Un segundo. El beso más inocente. Pero para Harry pudo ser el beso más maravilloso de su historia, de no saber que adelante vendrían aún mejores.
- ¿Te quedarás Harry?- La pregunta de Ginny lo sorprendió demasiado. Sintió su respiración tibia sobre él y miró a sus ojos que estaban sólo a centímetros de los suyos.
Sabía que la inseguridad de ella era producto de la inestabilidad de él. Lo entendió, porque era lo mismo que él necesitaba que ella supiera.
- Te he fallado muchas veces Ginny... - Harry- ... no por favor.- Harry puso sus dedos sobre su boca para silenciarla.- Esta vez no será así.-
Después volvió a besarla.
æ æ æ æ æ
Vuelves a ser mi sueño, mi dulce sirena
Vuelves a ser el sol que quema las estrellas,
Vuelves a ser el universo de repente.
Tal vez hoy, seré yo quien pueda descifrarte...
æ æ æ æ æ
Volvió a correr por la misma calle oscura, desierta e interminable... Otra vez siguiendo el sonido de su voz. Porque esta vez, sólo era su voz. Aunque no… Una vez más, tampoco podía verla.
- Harry…- susurraba su voz, confundiéndose entre el viento que azotaba la calle. Siguió avanzando. Su voz se acentuaba. No otra vez… pensó mientras volvía a acelerar su paso.
Estaba cansado, pero no podía detenerse ahora que la había encontrado. Había llegado al final de la calle y mirando hacía todos lados, se preguntó ¿Dónde estás?... ahogando sus suplicas en el silencio. Sin embargo, esta vez había algo diferente. No tenía frío, ni tampoco prisa. Sólo esa terrible y desesperante necesidad por verla… tenerla.
Tomó otra calle y siguió caminando lentamente, internándose más y más en la oscuridad de aquella calle. Cuando llegó al final de la calle, sabía lo que vería… Otra calle igual de larga, sombría y desierta, que volvía a imponerse ante él, retándolo a adentrarse en ella. La miraba exhausto, pero con la esperanza de por fin hallarla seguía corriendo, alertando todos sus sentidos para intentar captar la dirección de donde su voz lo llamaba.
- Harry… estoy aquí… - su voz seguía llamándolo.
Pero sus pasos no hallaban rastro de nadie. Aunque sabía que estaba muy cerca. Un poco más, se repitió y continuó con su búsqueda. Atento siempre ante cualquier señal visible que le indicara hacía donde ir, cuando de pronto escuchó su voz. Cerca, muy cerca. La reconoció al instante. Y de pronto sintió como una cálida sensación brotaba desde su pecho y recorría cada centímetro de su cuerpo renovando todas sus energías. Al mismo tiempo, en un extremo de la calle, empezaba a distinguirse una pequeña y brillante luz que resplandecía dibujando un camino hacía él. Sin pensarlo caminó hacía allí.
Poco a poco todo fue quedando inmóvil…en silencio. La calle se desvanecía mientras él se acercaba y todo era iluminado por el maravilloso resplandor que emanaba aquella fuente de luz. Volvía a sentirse en paz e indescriptiblemente tranquilo. La luz se hacía más grande, más cálida y más radiante. Quería tocarla, tenerla cerca... Comenzaba a cegarlo, pero ya no podía, no quería parar. Cuando al fin estuvo cerca de ella, se detuvo. –Ginny…- dijo bajito. Se acercó y la miró, ella sonrió.
Sí, era ella... Radiante, con su característica sonrisa llena de vida. Tan hermosa. Las piernas de él temblaron cuando ella extendió sus brazos hacía él, invitándolo a terminar con el pequeño espacio que aún los separaba. En ese momento Harry, olvidó todo... ¡qué importaba la misma vida en ese momento, si ella estaba ahí!
Mientras ella lo miraba y sonreía, Harry sentía que el aire le faltaba, pero tampoco importaba. Se aproximó a ella sin perder el contacto con sus ojos, no hacían falta palabras. Y sin esperar un segundo más, la abrazó. La sostuvo entre sus brazos, como sí en ello se le fuera la vida. Por la tenía con él… sólo para él.
-Quédate conmigo- Le dijo en un susurro apenas perceptible, mientras la apretaba contra él. Permanecieron así unos segundos, o quizá fueron horas, no lo sabía, pero el tiempo nunca sería suficiente para estar con ella.- Por favor. – Sabía que no era una petición, era una suplica.
Al no tener respuesta por parte ella, se separó unos centímetros para poder mirarla. Ginny le devolvió una mirada llena de deseo y amor. -Siempre estoy contigo, siempre- respondió; volvió a sonreír y justo cuando esperaba el momento en que ella se desvanecería entre sus brazos, como siempre lo hacía, esta vez no sucedió.
▪▪▪▪▪
Harry abrió los ojos con la luz del sol envolviendo toda la habitación. Tras un momento en el cual sus ojos se acostumbraron a aquella iluminación, pudo observar; aun sin lentes, como las copas de los árboles de afuera, se movían guiadas por un viento tranquilo que permitía que la luz que se filtraba a través de las amplias ventanas, brillara en matices dorados y naranjas que cubrían centímetro a centímetro todo el lugar.
Hundió su cabeza en la almohada, volvió a cerrar los ojos e hizo un sonido gutural al percibir el aroma que inundaba el espacio junto a él. Sonrió. Respiró profundamente y dejó que el perfume a flores lo llenara por completo. Entonces la escuchó reír despacito. Y Harry también rió.
Rápidamente sintió el mismo calor intenso tomar su cuerpo, como horas antes. Pero no, él sabía que éste, tampoco había sido provocado por el sol. Tan sólo un segundo después, contuvo la respiración al sentir la mano de ella tocando lentamente su piel…
Harry abrió nuevamente los ojos. Y con una simple sonrisa, Ginny consiguió despertar en él, los más profundos, locos e insaciables deseos por ella. ¡Merlin, era hermosa!
Y el calor que sintió Harry en su cuerpo, aumentó.
Esa forma de mirarlo… Esa manera de tocarlo… ¡Iba a perder la cordura de un momento a otro! Sí Ginny seguía rozando las yemas de sus dedos, sobre los labios de él de ese modo… Harry tragó fuerte.
Se concentró cuanto pudo en disfrutar de la sensación que le producía simplemente estar con ella. Sin embargo, no pudo evitar que aquella parte de su anatomía que aún se encontraba semidormida, despertara completamente cuando uno de los finos tirantes del camisón de Ginny, resbaló sobre su hombro. Conteniendo la respiración, Harry la observó…
Y con una fuerza magnética, la tocó... Maravillado una vez más por la suavidad de la piel pálida y adornada de pecas, que cubría la perfecta redondez del pecho de Ginny que había quedado apenas expuesto. Tenía que hacer algo ya.
Un segundo después, tomó la mano de Ginny que aún continuaba acariciándolo y besó sus dedos. Se incorporó y cambió sus posiciones hasta que la espalda de ella tocó la cama. Y con una lentitud que la parte más sensible de su cuerpo no aprobaba, Harry besó la frente de Ginny, después su nariz y por último sus labios… deteniéndose en ellos para probar hasta la última gota del sabor de Ginny.
Las manos de Ginny recorrían la longitud de la espalda de Harry, mientras que las manos de él hacían lo mismo con las piernas de Ginny, que se habían separado para recibirlo mejor.
Y tras un muy largo rato en el que sus manos volvieron a familiarizarse con sus cuerpos y sus labios redescubrieron su sabor, Harry y Ginny se separaron. Con la respiración agitada e intentando controlar el frenético impulso que vibraba a través de ellos.
Harry se hundió en el cuello de Ginny apretándola fuerte contra él, depositando besitos desde su hombro hasta su cuello, mordiendo suavemente su oreja y susurrándole al oído cuanto la necesitaba. Y Ginny podía sentir perfectamente la necesidad de Harry presionándose sobre su vientre. Entonces buscó su mirada.
Ella le sonrió y los ojos verdes de Harry se oscurecieron de deseo por Ginny. No había porqué esperar más…
Harry entonces, comenzó a besarla despacio.
El recorrido de los labios de Harry, abarcó cada centímetro de piel que el camisón de color lila que usaba Ginny le permitió tocar. Los suspiros, las risas ahogadas y la forma en que repetía su nombre, fueron el motor de Harry. Un momento después volvió a buscar sus labios. Ginny entendió, alzó los brazos sobre su cabeza y Harry deslizó poco a poco el camisón fuera de su cuerpo. Descubriendo para su beneplácito que no había nada más de ropa, de la cual deshacerse.
Tras deleitarse con la sensación de su piel bajo sus dedos, Harry volvió a recostar a Ginny sobre la cama, permitiendo que la luz de ese maravilloso sol que sólo brillaba durante la noche, bañara el cuerpo de Ginny. Él se incorporó para contemplarla en todo su esplendor. Y solamente para él…
Se sentó sobre la cama junto a ella y se tomó todo el tiempo necesario para admirarla. Absorto en la forma en que su cabello rojo esparcido sobre la almohada, destellaba furiosamente contra el sol. Maravillado en como sus pechos sonrosados y desnudos subían y bajaban, acompañando su respiración. Seduciéndose completamente por ese cuerpo pequeño y aparentemente frágil, que ya había sido parte de él mismo.
Y sus manos volvieron a cobrar vida a través del calor de la piel de Ginny. Pero Harry continuó despacio.
Ginny lo miraba esperando.Sonriendo mientras volvía a ver el brillo que sus ojos verdes habían perdido. Estiró una mano hacia él, y acarició su mejilla. Desde su posición, podía vislumbrar perfectamente las delgadas líneas de expresión que ya surcaban el rostro de Harry.
Harry la miró a los ojos.
- Te amo...- dijo Ginny intentando corresponder la intensidad de lo que Harry le decía con su mirada.
Y de pronto, el niño que había conocido en el andén volvió a aparecer en la sonrisa de Harry. El deseo, la seguridad y hasta ese toque de inocencia que había en su expresión la hizo estremecer.
Harry se inclinó sobre ella y besó su frente una vez más. Ginny soltó un largo suspiro debajo de él. Y con su ayuda poco a poco se levantó hasta quedar a la altura de sus ojos. Hasta ese momento, Ginny pudo percibir que se encontraba completa y convenientemente desnuda, frente a un hombre que se encontraba completa e inconvenientemente vestido.
Ginny lo besó y bajó sus manos hasta la cintura de él para quitar la camiseta con la que Harry había dormido. Y una conocida sensación en el estómago la tomó por sorpresa, cuando el torso de Harry quedó al descubierto. Se mordió el labio y comenzó a recorrer su piel… dejando que sus dedos vagaran libremente por sus pectorales, deteniéndose un poco en la delgada y pequeña cicatriz escondida entre el vello de su pecho. Ginny se inclinó y la besó.
Harry entonces tomó su cara, la miró fijamente y la besó asegurándole que todo estaba bien.
Los hombres también eran hermosos, pero Harry les ganaba a todos. Ginny sonrió separándose un poco de los labios de él. Sintiendo como Harry cerraba los ojos y contenía la respiración, mientras sus dedos comenzaban a trazar la delgada línea de oscuro cabello que nacía en su abdomen y se perdía dentro de sus jeans.
- Ginny…- dijo Harry con voz ahogada al sentir la mano de Ginny llegar más abajo.
- Quiero sentirte Harry…- pidió Ginny con una voz que hizo erizar la piel de Harry. Asintió y lentamente se deshizo del resto de su ropa ante la hambrienta mirada de Ginny.
Y así, desnudos bajo la luz del sol que entraba por la enorme ventana de la cabaña, comenzaron a tocarse lentamente... Probando y reconociendo el sabor de la piel de cada uno. Redescubriéndose uno a otro entre risas, suspiros y sonrisas. Enloqueciendo poco a poco, mientras las manos y la boca de Harry recorrían con lentitud casi demente el cuerpo de Ginny, descubriendo y despertando sensaciones que sólo con él podía sentir. Siendo recompensado con la misma intensidad por los labios y las manos de Ginny sobre cuerpo, casi subiéndolo al cielo.
Pero aún, no era suficiente.
Después de que ambos recobraron sus sentidos, una simple y maravillosa sonrisa fue la autorización para culminar con el maravilloso reencuentro que esa noche de sol les había regalado.
Harry se incorporó hasta quedar sentado sobre la cama. Ginny lo siguió y se envolvió alrededor de él, quedando casi al nivel de sus ojos. Permitiendo que sus miradas fueran el alimento necesario para complementar su conexión.
Él se encontró hipnotizado y perdido en la profundidad del color de sus ojos, que brillaban rogando por él. Y con un movimiento, Harry regresó a ella... Entrando lenta y profundamente en su cuerpo.
Ambos jadearon al contacto y cerraron los ojos al contacto. Permanecieron así unos brevísimos, pero maravillosos segundos.
Un momento después, Ginny comenzó a moverse. Primero despacio, después más rápido al encontrar el ritmo. Aferrándose con sus piernas a la espalda de Harry, balanceándose lentamente con la ayuda de sus brazos, para disfrutar milímetro a milímetro de él. Saboreando la exquisita fricción de sus pechos contra él. Subiendo y bajando, contrayendo su cuerpo hacía él. Deseaba tanto sentir a Harry más… más… y un poco más…
Justo ahí, donde nadie más que él podía llegar.
Harry la devoraba con su mirada. Totalmente concentrado en prolongar tanto como pudiera aquel encuentro… Enterrando sus yemas en la piel caliente y sudorosa de las caderas de Ginny. Acompasando los movimientos de ella sobre él. Enamorando hasta la última célula de su cuerpo de la expresión con la que Ginny le decía cuanto lo amaba. Excitado cada vez más, al sentir la estrecha bienvenida con la que el cuerpo de Ginny recibía al suyo…
Ginny era la perfección para él. Sí, lo era. Y Harry amaba cada milímetro de ella… Sus mejillas sonrosadas, su cabello vibrantemente rojo, suelto y revuelto sobre sus hombros, sus labios rosas e hinchados y su preciosa carita cubierta de finas gotas de sudor.Y hundiéndose más y más dentro de ella, Harry confirmó a través del brillo en sus ojos que le decían a él, que sólo a ese lugar pertenecía.
Y con la misma mirada de locura y amor reflejándose en los ojos del otro. Ambos entendieron lo que necesitaban.
Con la misma intensidad con la que todo había empezado, Ginny cerró sus brazos alrededor del cuello de Harry. Él sintió absolutamente todo el cuerpo de Ginny apretarse contra su propio cuerpo. Era la más extraordinaria tortura del universo. Y en un instinto puramente salvaje, se besaron de la forma más hambrienta…
Sólo bastó sentir la lengua de Harry dentro de su boca, para que Ginny le diera la bienvenida a esa intensísima sensación que comenzó justo donde Harry se unía a ella y se expandía bajo su cuerpo, sacudiéndola y haciéndola temblar. Harry experimentó esa misma maravillosa sensación unos segundos después, dejando una vez más a Ginny, llenarse de él completamente.
- Te amo Ginny… te amo, te amo, te amo…- Harry la abrazó con tantas fuerzas que por un momento creyó lastimarla, pero no fue así. Y con sus cuerpos aún temblando, Ginny buscó las manos de Harry y entrelazaron sus dedos.
- Lo sé mi amor, lo sé…- Y Ginny dejó que Harry se hundiera en cuello, aspirando su aroma, mientras ella acariciaba y besaba su oscuro y muy, muy revuelto cabello.
Permanecieron en esa posición por varios minutos, hasta que el cuerpo de ambos comenzó a acalambrarse.
- Necesito moverme…- dijo Harry despacio. Ginny se levantó y sus cuerpos se despegaron.
Ambos se recostaron sobre la cama mirándose.
- Te amo…- Harry la besó. Ginny rió como niña. - ¿Vas a abrazarme toda la noche? – le preguntó Harry rozando su nariz con la de ella.
- Hasta que el sol nos despierte…- Harry y Ginny sonrieron, mirando al imponente sol que como ellos, también seguía brillando.
Harry se recostó sobre el pecho de Ginny. Minutos después ambos quedaron dormidos, abrazados.
Entonces el tiempo, que se había detenido para ellos en aquella parte alejada del mundo, volvió a avanzar. Y Harry y Ginny tomaron la oportunidad para comenzar de nuevo…
(a) El nombre real es "De noche vienes, Esmeralda" una película mexicana de 1997, que está basada en el libro de Elena Poniatowska, "De noche vienes", que por supuesto nada tienen que ver con la historia que Danielle y Gareth.
æ æ æ æ æ
Y así llegaste tú, devolviéndome la fe.
Sin poemas y sin flores,
con defectos, con errores.
Pero en pie...
æ æ æ æ æ
1.- Mañana, Gloria Trevi.
2.4.- En tus pupilas, Shakira.
3.- Tornasol, La Gusana Ciega.
æ æ æ æ æ æ æ æ
¡Lo sé, lo sé! Han pasado muchos meses desde la última vez, pero bueno han pasado muchas cosas en todo este tiempo, entre las principales mi trabajo y por supuesto tener en línea a la única página en español de Harry y Ginny… por supuesto ¡Amortentia! Que sí aún no la conocen¡qué esperan! Pueden encontrar el link en mi perfil, y aunque hemos estado desparecidas unos días pronto habrá muchas, muchas sorpresas así que quienes quieran publicar sus fics o bien convertirse en betalectores, estén pendientes de Amortentia.
Por otro lado, respecto a este fic, realmente me costó mucho trabajo escribir este capítulo por infinitas razones! Pero creo que tener un año más de vida me aclaró las ideas jajaja! Y no… ESTE NO ES EL FINAL. Falta un capítulo nada más, que debo decir que es sólo por capricho mío, por lo cual será mucho más pequeño que los demás capítulos, pero que tengo muchas ganas de escribir para cerrar, este mi primer fic ( Al cual ya estoy empezando a extrañar. Ojala les guste este capítulo porque aunque creo si fue el más cursi que he escrito, al final fue lo que esperaba. ¿Ustedes qué opinan:P Y aunque ya se publicó DH y todos los H-G fans tuvimos nuestro final feliz! Esta historia terminara como yo lo había planeado antes del último libro, pero quizá en Amiga Mía, mi otra historia que tengo también abandonada pero que una vez que coordine mis tiempos me sentaré a escribir, en esa sí agregué pequeñisímos spoilers, no lo sé aún...
Pero de verdad, MUCHAS, MUCHAS GRACIAS POR SU LECTURA, POR TODOS SUS REVIEWS, POR SU PACIENCIA Y POR HABER APOYADO ESTA LOCURA DESDE EL PRINCIPIO! Aún falta un pasito, y de verdad me gustaría mucho contar con ustedes hasta el final. Y prometo que no pasarán otros 7 meses para que podamos leerlo!
GRACIAS ENORMES también, a quienes apoyan a Amortentia, de verdad manténganse sintonizados porque vienen cosas muy buenas y si tienen sugerencias, quejas, comentarios, chismes o algo que me quieran contar jajaja pues espero sus reviews! Y también, gracias a mi horcruxa argentina Victoria por obligarme a escribir!
¡Ah! Y una última cosa, mi otro fic Amiga Mía, por supuesto que lo voy a seguir sólo necesito coordinar mis tiempos para poder sentarme a escribir como se debe, pero gracias por leer esa también.
Un abrazote hasta cualquier parte del mundo donde estén.
Sandra.