Hola a todos!! He vuelto y con el ultimo capitulo de este fic!! Ahora solo me queda actualisar dos mas, creo, y un pequeño descanso antes de seguir escribiendo, jeje. Bueno, la verdad de por que tarde tanto con este capitulo es porque no encontraba el final adecuado, pero lo encontre hace unas dos horas y no tarde en esribirlo.

Bueno, aqui les dejo el fic, espero que les guste este ultimo capitulo. Y no olviden sus reviews!!


Previamente…

El grupo siguió hablando de los días de su adolescencia animadamente y comentando lo mucho que algunos habían cambiado para mejor, llámese Taichi y Daisuke; todos estaban de acuerdo que la madures les había hecho bien, aunque hay viejos hábitos que son difíciles de olvidar, como lo era el apetito de esos dos. Con toda aquella conmoción: los sermones, los recuerdos de su adolescencia y la fiesta de cumpleaños; tanto Yamato como Sora olvidaron decirle a sus amigos la buena noticia que les tenían.

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Capítulo VI

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La tarde siguió avanzando y, finalmente, llegó la hora de abrir los regalos. Todos se encontraban en la sala de la residencia Ishida, viendo a la festejada abrir sus regalos. Fue solo entonces que las mujeres (con excepción de Sora) notaron algo extraño en la niña. Haruko parecía abrir los regalos solo por abrirlos, como si lo hiciera más por compromiso que porque quisiera. Los abría, los veía un momento, sonreía, dando las gracias educadamente a quien se lo hubiera regalado y seguía con el siguiente. Sora estaba junto a su primogénita, dando ocasionales comentarios acerca de uno u otro regalo, haciendo que la pequeña sonriera más.

Miyako y Hikari se acercaron a Mimi lentamente, para no llamar la atención y se hicieron a un lado con ella, alejándola de Taichi para hablar sin que este las escuchara.

"Oye, Mimi…"- dijo Miyako.

"¿Si, dime?"- le contestó esta, sin apartar la vista de la pequeña niña rubia.

"¿No crees que Haruko está actuando un poco, no sé, extraño?... Digo ¿no debería estar más entusiasmada con sus regalos, como la mayoría de los niños lo estaría?"- dijo la peli morada, mirando a la niña de reojo.

Mimi asintió levemente. "Ahora que lo mencionas, si, la encuentro muy poco entusiasmada. Y actúa de forma muy educada, es cierto que siempre lo ha sido, pero… es demasiado. Es como si estuviera abriendo lo regalos porque debe hacerlo en lugar de querer hacerlo."- dijo.

Hikari asintió. "Bueno, veamos que pasa…"- dijo y se acercó a la pequeña, agachándose hasta quedar casi a su altura. "¿Qué pasa, Haruko? No te veo muy animada."- le dijo tiernamente a la pequeña.

El resto de los adultos (con excepción de Mimi y Miyako) prestaban mucha atención a lo que Hikari le había preguntado a la niña, curiosos por saber la respuesta de ella y el por qué de tan extraña pregunta.

Haruko la miró con una expresión de absoluta confusión, adornada con una linda sonrisa. "¿Ah?"- dijo.

Hikari sonrió ante la ingenuidad de su sobrina. "¿No te gustaron tus regalos?"- volvió a preguntar.

Ahora sí que los ex elegidos, no familiarizados con la que pensaba hacer Hikari, estaban confundidos. ¿Qué la había llevado a preguntar eso?. ¿Y por qué la pequeña Haruko no iba a estar contenta con sus regalos, si era casi todo lo que ella había pedido (no sutilmente)? Todos querían hacer esa pregunta, pero fue Takeru el que la formuló.

El rubio menor se acercó a su esposa. "¿Por qué le preguntas eso a Haruko, Hikari? Claro que le gustaron sus regalos…"- dijo, volteando hacia su sobrina. "¿Verdad?"

"Por supuesto si me gustaron, me gustaron mucho."- dijo Haruko, comenzando a sospechar de sus tíos.

Yamato, notando la inquietud de su hija se propuso a hablar, pero fue detenido antes de siquiera pronunciar una palabra. Sora, quien se había levantado, puso una de sus manos en el brazo de su esposo haciendo que este la mirara y luego negó ligeramente con la cabeza. Para ese entonces, los hombres (excepto Yamato) habían notado que solo Hikari, Mimi y Miyako insistían en saber lo que sea que pasara con la niña, cosa que no entendían, ya que para ellos, la niña no podía estar mejor.

"Ves, Hikari, a Haruko le gustaron sus regalos, así que no tienes…"- comenzó a decir Takeru, pero fue interrumpido.

"¿Entonces, por qué no estás más emocionada con tus nuevos juguetes? Digo, te regalamos todo lo que tu pediste, mejor dicho, casi todo lo que tu pediste."- dijo Mimi.

"Mimi, princesa, ya no sigas…"- dijo Taichi.

"Pero…"

"Chicas, Taichi tiene razón, será mejor que paren con su interrogatorio."- dijo Daisuke. "Además, Haruko si quiere está emocionada, si quieres no lo está, es su cumpleaños, después de todo."- agregó.

Todos asintieron.

Yamato se acercó más a Sora. "¿Estás segura que no quieres que intervenga?"- susurró en su oído.

Sora asintió. "Sí, estoy segura. Ella se as puede arreglar solita."- respondió, luego lo miró sonriente. "Además, si puede con tus interrogatorios, podrá con los de las chicas ¿no?"

"Si, tienes razón."

Mientras que el resto de los adultos seguía discutiendo el comportamiento de las mujeres, Haruko solo esperaba por una oportunidad de poder hablar.

"¿Pero no creen que debería estar un poco mas emocionada, como cualquier otro niño?"- dijo Miyako.

"Pero Haruko no es como cualquier otro niño."- acotó Ken.

"Es cierto, partiendo de la base que sacó el carácter de Yamato, ella es especial."- comentó Taichi, tratando de poner algo de humor a la situación, pero solo recibió una mirada severa de su mejor amigo. "Es verdad."- le dijo.

"Si, pero, ahora que lo pienso, las chicas tienen razón, Haruko debería estar más emocionada, ya que nunca se ha comportado así de tranquila cuando abría sus regalos antes."- dijo Iori.

Todos voltearon a verlo, pensando en lo que él había dicho (menos las chicas). Incluso Yamato y Sora tenían que estar de acuerdo con él, su hija siempre era muy entusiasta a la hora de abrir regalos, fuera o no su cumpleaños. Yamato empezó a dudar si realmente debía permanecer al margen de la situación, pero en cuanto volteo hacia Sora, viéndola sonreír en dirección a su hija, decidió que haría lo que esa le había dicho. El resto volteó a mirar a la pequeña, esperando una respuesta.

Haruko, viendo su oportunidad de hablar, decidió dar su respuesta a la pregunta antes formulada por su tía Mimi. "Lo que pasa es que yo ya tengo el mejor regalo del mundo."- dijo alegremente.

Eso definitivamente llamó la atención de todos, incluso de los pequeños. ¿Qué era ese mejor regalo del mundo que Haruko tenía? Yamato también tenía curiosidad a que se refería su hija, además que no entendía por qué su esposa solo sonreía ante cada pregunta que sus amigos le hacían a la niña y ante cada respuesta que ella daba.

"¿El mejor?"- preguntó Hikari, creyendo que, quizás, su sobrina había exagerado un poco, mientras se ponía lentamente de pie.

"Si, tía Hikari. Mi papi y mi mami me dieron el mejor regalo del mundo. No hay nada en este mundo que se le pueda comparar."- dijo la pequeña.

Yamato quedó realmente sorprendido ante la respuesta de su hija. ¿El mejor? Pero si ellos no le habían regalado nada aun, ya que no habían tenido tiempo con toda esa confusión que había ocurrido. ¿Entonces, a qué se refería su primogénita? Se agachó un poco hacia su adorada esposa.

"Sora… ¿Acaso tu le regalaste algo a Haruko? Porque yo no recuerdo haberle dado nada."- susurró lo suficientemente fuerte para que solo ella le escuchara.

"No le he dado nada."- respondió ella, en el mismo tono de voz.

"¿Entonces, qué…?"

"Solo pon atención."- interrumpió Sora.

Yamato solo asintió, aun muy confundido.

El resto, por su parte, ya entendían a que se debía el comportamiento tan tranquilo de la niña y era obvio. Sus padres, nuevamente, le habían consentido, regalándole el mejor regalo para ella, como pasaba para cada cumpleaños y para cada Navidad. Claro, ahora todo encajaba en su lugar. Taichi y Takeru rieron ligeramente y, no queriendo dejar la pequeña conversación hasta ahí y deseando molestar al rubio mayor por un momento, decidieron preguntar algo que ambos tenían en mente. Se acercaron a la niña, agachándose para quedar a su altura.

"Muy bien, Haruko, linda… ¿Qué extravagancia te compró Yamato esta vez, eh?"- preguntó Taichi.

Haruko miró a Taichi, no comprendiendo a lo que se refería. "¿Qué me compró?"- dijo.

"Si. ¿Acaso fue ese auto a baterías que viste hace un tiempo en la televisión o fue algo más costoso?"- dijo Takeru, sonriendo.

"Hey…"- protestó Yamato.

Todos comenzaron a reír de buena gana, incluso Sora no pudo evitar soltar una pequeña risa, ya que los ex elegidos sabían perfectamente como era Yamato en cuanto a su hija se refería, mas ya no la podía consentir; siempre le compraba lo mejor, que también resultaba ser lo más costoso. Pero lo que dijo la pequeña hizo que todos cesaran su risa.

"No me compró nada."- dijo seriamente, una seriedad que les hizo recordar a Yamato.

Eso los tomó por sorpresa a todos, menos al matrimonio Ishida, que obviamente sabían a lo que se refería la niña, puesto que ellos aun no le habían comprado su regalo, pero era eso precisamente lo que dejaba a Yamato aun mas confundido.

"¿Nada?"- preguntó Miyako.

Haruko negó con la cabeza. "No. Lo que me regalaron no se compra…"- dijo, haciendo una pausa.

Yamato vio eso como su oportunidad de intervenir. "Muchachos, ya es suficiente de interrogatorios, déjenla tranquila para que vaya a jugar."- dijo.

Sora, nuevamente, le sonrió, negando suavemente con su cabeza. "No, está bien, Yamato. Deja que responda, confía en mí."- dijo.

"Muy bien…"

Hasta ese momento, los adultos creían que Haruko se refería a la reconciliación de sus padres, ya que eso no se compraba…, además de que la Sra. Takenouchi les había mencionado que ella le había dicho a la pequeña lo que había sucedido entre sus padres por accidente. Por lo tanto eso era lo único que se les pudo ir a la mente. Sin embargo, lo que dijo Haruko luego, dejó a todos los presentes desconcertados, con excepción de Sora, quien parecía saber exactamente lo que pensaba su hija.

"…Creo."-dijo algo dudosa.

"¿Crees?"- preguntó Taichi.

Haruko asintió. "Sí, creo… que lo que mi papi y mi mami me regalaron no se compra, pero… no sé."- dijo.

"Haruko, preciosa… ¿Qué te regalaron, entonces?"- preguntó Mimi.

Haruko sonrió ampliamente y solo entonces, Yamato comprendió cual era el regalo misterioso y él también sonrió, solo que fue una sonrisa inadvertida.

"Un hermanito."- dijo la pequeña Ishida alegremente.

'Ya veo… Con que era eso…' pensó Yamato, mirando de reojo a su mujer, quien al parecer, sabía desde un principio la respuesta de su hija. 'Tendré que preguntarle luego.'

El resto de los antiguos elegidos se quedaron helados, sin mover un solo musculo, mirando a la hija del portador de la Amistad y de la portadora del Amor. Los niños miraron a sus padres, no comprendiendo por qué de un momento a otro se quedaron callados, no que les preocupara, solo lo encontraban extraño.

Haruko se volteó hacia sus padres. "Mami, Papi."- dijo, haciendo que sus padres se voltearan hacia ella. "¿Podemos ir a jugar a mi habitación?"- preguntó.

"Seguro, princesa, pero no desordenen mucho."- dijo Sora.

"Y tengan cuidado con los gemelos y con Touma."- agregó Yamato antes de que los niños se fueran a jugar.

"No se preocupe, tío Yamato, yo cuidare de los gemelos."- dijo Minami, tomando la mano de Tenchi y Hikaru.

"Y yo me ocupare de mi hermano."- dijo Daichi, tomando la mano de Touma.

Y seguidamente, Haruko salió corriendo hacia su habitación con sus juguetes en mano, seguida muy de cerca por Osamu, quien llevaba más juguetes, más atrás iban Minami y Daichi con los más pequeños.

"¡Espéranos, Haruko!"- gritó Daichi, perdiéndose de la vista de los mayores.

Yamato esperó un momento y se inclinó hacia Sora. "Va a estallar el caos."- le susurró.

Sora solo asintió, anticipando lo que vendría. Y tal y como el rubio lo había predicho, estalló el caos y un grito al unísono se escuchó por toda la casa.

"¡¿QUÉHHHH!?"

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Había pasado ya un buen tiempo desde el inicial shock y los antiguos elegidos estaban sentados en la sala, bebiendo un trago.

"Cielos, amigo, es increíble, aun me cuesta creerlo… Embarazada."- comentó Taichi, teniendo a todos los demás de acuerdo. "Bueno, hagamos un brindis."- dijo, levantando su copa.

Todos le imitaron.

"Por Sora y su futuro bebé."- dijo el moreno.

"¡Salud!"- recibió en coro.

Momentos atrás, justo después de la respuesta de la niña, la conmoción no se había hecho esperar y las felicitaciones empezaron a caer para el matrimonio Ishida mas rápido que cuando cae la lluvia. Era de esperarse que Taichi, Daisuke y Takeru aprovecharan esto para abrir una de las botellas de vino más costosas que tenía Yamato en una pequeña bodega de la casa, diciendo que ese tipo de noticias merecía una celebración y que debido a la importancia de esa celebración, tenían que abrir esa botella de vino: su Don Melchor, Cabernet Sauvignon, dos mil cuatro, de la viña Concha y Toro; su vino de importación, el mismo que le había pedido de favor a Akira que se lo enviara de América del Sur, mientras visitaba Chile, por el cual tuvo que pagar mucho dinero, uno de los mejores vinos de exportación que tenía aquel remoto país… El mismo que estaban bebiendo en esos instantes.

Yamato observó su copa de vino detenidamente, como si esta se burlara de él. Es cierto que el embarazo de Sora era algo de festejar, por lo menos para él, pero no era una escusa para que su hermano y sus amigos aprovecharan para sacar sus mejores vinos. Suspiró resignado. Y pensar que había pensado que una botella de Champagne sería suficiente. Que ingenuo de su parte. Sora notó su melancólico comportamiento y sonrió apenada.

"Alégrate, Yamato, solo será esa botella. Y sé que a Akira no le importara enviarte otra."- le dijo, mientras apoyaba su cabeza sobre aquel fuerte e imponente hombro. "Además, tú tenías pensado festejar mi embarazo, después de todo."- agregó.

Yamato volvió a suspirar, apoyando su cabeza sobre la de su mujer. "Si, pero yo tenía en mente una cena agradable, una botella de champagne… los dos solos…"- dijo con resignación. "Los chicos no estaban en mis planes… Y, definitivamente, mi botella de vino Don Melchor, Cabernet Sauvignon, dos mil cuatro, tampoco."- agregó algo molesto, mirando a los culpables de aquel atentado.

"Lo sé, pero no te enfades."- le dijo Sora, besándolo suavemente.

"No, si no me voy a enfadar, solo estoy un poco molesto, pero se me pasará."- le respondió Yamato, dándole un corto, pero tierno beso en los labios.

"¡Oye, Yamato!"- le llamó Taichi, haciendo que su amigo mirara en su dirección. "Excelente vino, debo admitirlo, tienes buen gusto para estas cosas."- dijo, sonriendo.

Yamato arqueó una ceja ligeramente. "Tengo buen gusto para todo, Taichi… Además, te recomiendo que lo disfrutes, porque será lo último que probarás de mi bodega."- dijo tranquilamente.

Todos comenzaron a reír, en especial Daisuke y Takeru, pero lo que dijo Yamato luego hizo que la risa se prolongara y que esos dos (llámese Daisuke y Takeru) dejaran de reírse, colocando la misma expresión desvalida que Taichi.

"También lo decía por ustedes… Daisuke… Takeru…"

"Oh, vamos, Yamato…"- protestó Daisuke.

"Si, hermano, es natural que quisiéramos festejar una ocasión como esta. El bebé será mi sobrino(a) después de todo."- dijo Takeru.

"Lo que pasa es que tu hermano, el muy tacaño, planeaba festejar la ocasión con una botella de champagne únicamente. ¿O me equivoco, Yamato?"- dijo Taichi, mirando de forma desafiante al rubio.

Yamato le devolvió la mirada con la misma intensidad.

"Muy bien, es suficiente. Siéntate, Taichi."- dijo Mimi, jalando a su esposo hasta volver a sentarlo a su lado.

El resto de los adultos agradecieron silenciosamente a Mimi por calmar a su esposo, ya que ellos ya veían las típicas peleas del portador del Valor y el portador de la Amistad regresar en ese momento.

"A propósito, Sora."- dijo Hikari, llamando la atención de todos. "¿Fue tu embarazo la razón de su reconciliación?"- preguntó.

Se hizo un silencio inmediatamente, todos esperando la respuesta del matrimonio Ishida. Fue Yamato quien habló, rompiendo el silencio.

"No…"- dijo, atrayendo todas las miradas hacia él. "Y a decir verdad, yo no tenía ni idea sobre el embarazo cuando le pedí a Sora otra oportunidad… Lo supe horas después… muchas horas después."

"Eso es bueno."- dijo Miyako.

Comenzaron a, nuevamente, recordar sus años de juventud, sus aventuras en el Digimundo, recordando anécdotas que vivieron en aquel extraño lugar; hablaban animadamente. Solo Sora se encontraba algo ajena a la conversación, reía en ocasiones, cuando alguien mencionaba una de las tantas locuras que ambos ex líderes de los elegidos habían hecho durante sus estadías en el mundo digital; pero su mente estaba aun en la conversación anterior.

Y es que, si no hubiera sido porque Yamato había llegado aquella noche a la casa diciendo que necesitaban hablar, ella jamás hubiera considerado la opción de hablar con el rubio acerca del embarazo, por ningún motivo, ya que ella hubiera pesado que eso solo sería un inconveniente mas para Yamato (puesto que ella daba por asumido que Yamato quería el divorcio); pero… pero, afortunadamente, las cosas no resultaron como ella había imaginado… Resultaron ser mucho mejor.

"¿Sucede algo, Sora?"- preguntó Yamato de repente, sacando a su mujer de su pequeño trance.

Sora negó levemente con la cabeza, mostrando una tierna sonrisa. "No, nada de qué preocuparse."- dijo. 'Ahora ya no hay nada de qué preocuparse…' pensó, acariciando su vientre.

La conversación se siguió extendiendo y, antes de los que los antiguos elegidos imaginaron, se les hizo muy tarde. Así, uno a uno se fueron retirando, siendo los solteros los primeros en marchar. El resto de ellos, llámese, los que eran padres y Daisuke, se fueron momentos después. El matrimonio Ishida los acompaño a la salida para despedirse y luego de un bastante curioso (y gracioso) comentario de Daisuke, quien sin proponérselo del todo expresó abiertamente que Quería tener hijos y los quería tener ya, el grupo se marchó.

"¿Crees que Daisuke haya dicho eso en serio?"- preguntó Yamato, mientras entraban nuevamente a la casa.

"Si… Después de todo, Daisuke jamás dice algo sin tener una buena razón."- respondió la pelirroja, comenzando a ordenar y a limpiar los restos de la pequeña fiesta que habían hecho.

Yamato ayudó a su adorada a limpiar. "Tienes razón… Aunque la mayoría de esas razones solían ser bastantes estúpidas."- comentó, luego de uno minutos.

La pareja observo divertida como su primogénita bajaba apresuradamente la escalera, solo para correr hacia la sala y arrojarse sobre el sofá más cercano a la televisión. Acto seguido, cogió el control remoto, encendiendo el aparato y ahí se quedó. Tanto Yamato como Sora pudieron notar que su pequeñita estaba a un paso de rendirse al sueño, pero seguía rehusándose, por motivos que ellos desconocían.

Yamato volteó hacia la pelirroja. "A propósito, Sora… ¿Por qué no me dejaste intervenir cuando los chicos empezaron a interrogar a Haruko?"- preguntó, la curiosidad ya casi comiéndolo por dentro.

Sora mostró una sonrisa que decía algo como Yo sé algo que tu no y se limitó a responder. "Porque no me pareció necesario."- dijo simplemente.

Yamato la observó de manera suspicaz y luego comprendió la situación. "Tú ya sabías su respuesta."- dijo.

Sora amplió su sonrisa y asintió, mirando a su hija fugazmente. "Si, me lo dijo en la cabaña, mientras te bañabas."

El rubio solo asintió. 'Así que el regalo perfecto…'

Luego de unos minutos él sonrió seductoramente, casi de forma arrogante, una arrogancia encantadora, claro está. Sora no se percató de eso, hasta que lo vio caminar en su dirección con una bolsa llena de basura en las manos, no se imaginó el motivo de aquella repentina sonrisa, sonrisa que no veía desde que se casaron (y que la había hipnotizado cuando eran jóvenes, cosa que no había cambiado); observó como Yamato se acercó a ella (cosa que tenía que suceder, ya que el rubio se dirigía a la cocina y ella se encontraba de paso a ese lugar) muy lentamente, casi como si se tratara de un león acercándose a su presa, deteniéndose brevemente junto a ella, lo suficiente como para susurrarle algo al oído. Y lo que oyó de su esposo, le hizo ruborizarse rápida y profundamente, como si de una quinceañera se tratara. Acto seguido, el rubio siguió su camino hacia la cocina, para botar la basura, dejando a una Sora incapaz de pensar en otra cosa que no fuera aquellas palabras susurradas. Sora supo enseguida que el calor de sus mejillas no se iría hasta dentro de un buen tiempo. La insinuación y el tono seductor y sugerente de Yamato no pasaron desapercibidos por ella, nunca lo hacían…

"Pues… deberíamos darle más seguidos esos regalos perfectos… ¿no te parece, Sora?"

La pelirroja se volteó lentamente a ver a su hija. La niña ya estaba durmiendo tranquilamente.

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Yamato suspiró de forma casi imperceptible. Oh cuanto había extrañado esa hermosa vista que le proporcionaba la ubicación de su casa, más preciso, la ubicación de su habitación. Pero más importante aún, cuanto había extrañado su hogar. A pesar de parecer, ante la vista de otras personas, estar observando detenidamente el hermoso paisaje de Odaiba que se podía apreciar desde el ventanal de su habitación, eso era lo último en que podía concentrarse.

Hacía ya unas horas que Sora y él habían ido a acostarse, puesto que estaban sumamente agotados después de su pequeña reunión con sus amigos y la fiesta de su pequeña Haruko, y ambos tenían cosas importantes que hacer al día siguiente o, mejor dicho, dentro de unas horas. Desde que se recostaron el dios Morfeo parecía reacio a hacer su trabajo con él y ponerlo a dormir, ya que, a diferencia de su adorada esposa, quien se había rendido al sueño en el momento de poner su cabeza sobre la almohada, él no había podido pegar un ojo. Simplemente no podía dormir, estaba presa del insomnio. Y, después de darse un par de vueltas, tratando inútilmente de dormir, y observar a Sora dormir, decidió levantarse a observar el hermoso paisaje que le ofrecía su ciudad natal. Pero nada más acercarse al ventanal, empezó a reflexionar la pregunta que había hecho su cuñada.

¿Fue el embarazo la razón de su reconciliación?

Bueno, la respuesta era más que obvia, esa no había sido la razón de su reconciliación, pero sin duda le hubiera dado más confianza a la hora de aclarar las cosas con Sora, aun así, no se quejaba, las cosas al final habían salido bastante bien… mejor de lo que esperaba.

Sintió movimiento proviniendo de la cama matrimonial, pero no se movió, no lo creyó necesario. Escuchó atentamente como Sora se incorporaba hasta quedar sentada sobre la cama, para luego pararse perezosamente. La escuchó caminar con lentitud hacia él, hasta quedar a sus espaldas y seguidamente, casi de forma involuntaria, Yamato se volteó sobre sus talones, quedando de frente a la pelirroja, al momento en que esta se abrasaba a él, rodeándole el cuello con sus brazos. Yamato correspondió el gesto, pasando sus brazos alrededor de su fina cintura. Y el rubio esperó a que ella hablara.

Sora soltó un suspiro de satisfacción y luego hablo calmadamente, el sueño aun presente en su voz. "¿Hasta qué hora pretendes estar despierto?"- preguntó con suavidad, arrimándose más a él, apoyando su cabeza sobre su fuerte pecho.

Yamato la apegó mas a él, comenzando a acariciar suavemente su espalda. "No lo sé, pero… a decir verdad, no tengo sueño…"- dijo con el mismo tono suave que ella empleó.

"Mmm… Pero yo si tengo sueño… mucho sueño…"- dijo Sora, cerrando sus ojos.

"Entonces no debiste haberte levantado…"- dijo. "Lamento si te desperté…"- agregó, sonriendo apenado.

Sora alzó su cara un poco, abriendo sus ojos perezosamente, y le sonrió de una forma que a Yamato le pareció demasiado adorable como para ser verdad; acercó sus labios a su oído un poco. "No fuiste tú quien me despertó… solo sentí un poco de frío, por eso desperté…"- le susurró.

Yamato sonrió nuevamente. "Entiendo… Bueno, ve a acostarte de nuevo, sacaré una mantas extra y las pondré para que no sientas frío."- dijo.

Sora sonrió levemente, su marido no había captado el mensaje. "No quiero mantas extra…"- dijo.

"¿Por qué no?"- preguntó el rubio confundido.

"Porque no es eso lo que quiero…"

"¿Qué quieres, entonces?"

Sora sonrió aun mas antes su pregunta, soltó un pequeño bostezo, el sueño volviendo a hacerse más notable. "A ti…"- murmuró. "Te quiero a ti, no unas mantas extra… Quiero que tú me des calor, quiero que tú me abraces, quiero… sentirte a mi lado…"

Yamato sonrió, sabía que su mujer se quedaría dormida en cualquier momento, y tras meditar la situación, decidió que la proposición de Sora era mucho más tentadora y acogedora que seguir mirando el paisaje.

"Será como tú quieras, mi Cielo…"- murmuró, alzándola en sus brazos.

Como respuesta, Sora se acurrucó mas a él, Yamato camino hacia la cama y, con sumo cuidado, depositó a Sora sobre esta, luego se acomodó a su lado, abrasándola posesivamente. La pelirroja se acurrucó más a él y seguidamente se abandonó al reino de Morfeo. Yamato pasó las siguientes horas cuidando el sueño de Sora, acariciando su cabello, observándola dormir. Y solo cuando faltaba una hora para el amanecer, pudo conciliar el sueño.

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Yamato alzó su vista de su escritorio, viendo el reloj que colgaba de la pared, este indicaba las cuatro de la tarde en punto. Suspiró pesadamente, estirando sus brazos y flexionando un poco su espalda, que le dolía terriblemente de tanto estar inclinado. Se había pasado las últimas cuatro horas revisando los informes de los últimos viajes que se habían hecho que su jefe le había dado el día anterior cuando se preparaba para irse. Y solo ahora, después de revisarlos completamente por segunda vez para asegurarse de que no hubieran errores, se dio el lujo de descansar un rato, sin embargo aun debía enviarlos, pero eso podía esperar.

Salió del pequeño estudio que había construido no hace mucho, dirigiéndose hacia su habitación. Y pensar que tendría que remodelar la casa nuevamente, después de todo, su hija merecía una habitación propia, así como también el pequeño estaba en camino. Esperaba que fuera niño, aunque otra niña no le molestaría tampoco. Sora y él habían decidido que el sexo de la criatura, una vez más, fuera sorpresa, ya que eso solo aumentaba la emoción del momento. Sonrió tiernamente. Pensando que mientras el bebé naciera saludable, no importaba si era niño o niña. Aunque él en serio quería que fuera niño…

'Aunque tener otra niña igual sería lindo… Aun así…' dejó divagar a su mente.

Ese tipo de pensamientos abarcaban su mente desde el mismísimo instante en que su adorada Sora le había dicho que estaba embarazada… de nuevo. Jamás se imagino que su familia se agrandaría aun mas después del nacimiento de su primogénita, pero bueno… Es como decían por ahí: Uno propone, Dios dispone.

Entró cuidadosamente en su, ahora, muy amplia habitación. Caminó silenciosamente hacia la figura de su esposa, que estaba recostada sobre la cama, dándole, por el momento, la espalda. Al pasar junto al ventanal que daba al balcón, vio una pequeña comenta elevarse sobre el patio trasero de su residencia, sonrió, sabía perfectamente de quien era esa comenta, después de todo, él mismo la había hecho para dársela a la pequeña criatura que jugaba con esta en ese momento. Siguió su camino hacia su Sora, hasta un gato habría hecho más ruido que él, no que eso importara ahora de cualquier manera, ya que desde que Sora había entrado en el último trimestre de su embarazo, tenía el sueño más pesado que Taichi y Daisuke juntos, y eso era mucho decir. Sonrió divertido mientras se sentaba con delicadeza sobre la cama, junto a la pelirroja. La observó. Definitivamente, la vida no podía ser más perfecta para él.

'Bueno, quizás no perfecta, pero no me quejo…' pensó con satisfacción, soltando una pequeña risa, que solo se pronunció mas al ver a Sora murmurar algo en su sueño y voltearse sobre la cama hasta quedar recostada de espaldas.

Estaba consciente de su matrimonio no era perfecto en todos los sentidos de la palabra, pero… ¿qué matrimonio lo era? Además, y a pesar de todas la penurias que vivieron juntos, estaba seguro que, si se lo ofrecían, jamás cambiaría nada de lo que han vivido. Sora soltó un suspiro y Yamato sonrió ampliamente, mostrando un infinito amor hacia ella, estiró su mano y acaricio suavemente su vientre abultado, sintiendo como la criatura que estaba adentro respondía a aquello golpeando contra las paredes que lo rodeaban. Yamato sonrió aun más.

De pronto, escuchó una alegre risa provenir del jardín trasero y, no mucho tiempo después, escuchó un llanto, que conocía demasiado bien, acallando la risa. Y luego, hubo silencio, y supo inmediatamente lo que vería si se asomaba por el ventanal. Yamato se inclinó, besando los labios de Sora y luego descendió sus labios al vientre de esta, besándolo también. Se puso de pie y caminó hacia el ventanal, abriéndolo, para ver una escena a la que ya se había acostumbrado y que se repetía desde hace ya cuatro años.

Ahí afuera se encontraba su primogénita, Haruko, de ahora diez años, arrodillada junto a su hermano pequeño, Akiko, quien solo tenía cinco años. La niña acariciaba tiernamente una herida que el pequeño se había hecho al caer, la misma ternura con la que su madre lo hacía cuando alguno de los dos se encontraba en esas circunstancias. El pequeño pelirrojo de ojos carmesí ya había dejado de llorar, pero aun sollozaba, aunque se notaba que su hermana hacía un excelente trabajo calmándolo.

La primera vez vio esa escena, Akiko tenía un año y había aprendido recién a caminar, el pequeño se había caído en un intento de correr y antes de que él o su esposa pudieran hacer algo, Haruko ya estaba junto a su hermano consolándolo.

Yamato sonrió al ver que, una vez más, Haruko había conseguido calmar al pequeño Akiko. Los observó mientras sus pequeños volvían a jugar con la cometa que les había regalado, hasta que una suave voz lo sacó de su ensoñación.

"Yamato…"

El aludido se volteó hacia Sora, encontrándola sentada sobre la cama, sonriéndole adorablemente. "¿Alguna vez te he dicho que eres adorable?"- le preguntó caminando hacia ella.

Sora amplió su sonrisa. "Si… creo que si lo has hecho."- dijo.

Yamato la ayudó a ponerse de pie y ambos caminaron hacia el balcón de la habitación (otra de las remodelaciones que había hecho el rubio). Una vez detuvieron sus pasos, Yamato abrazó a Sora inmediatamente por la cintura. Observaron en silencio a sus hijos, hasta que el rubio rompió el silencio.

"¿Sabes, Sora?"- dijo suavemente, haciendo que la pelirroja lo mirara por sobre su hombro. "Me gustó mucho lo que resultó del problema que tuvimos hace unos años, aunque me hubiera gustado más si nos hubiéramos ahorrado todo el sufrimiento."- susurró.

Sora asintió levemente. "A mí también me gustó el resultado y creo que el sufrimiento fue necesario… Además, como dicen por ahí, del sufrimiento también se vive."

Yamato le miró seriamente unos segundos y luego le regalo su sonrisa más encantadora. "Te amo, Sora."- dijo simplemente.

Sora lo miró y le devolvió el gesto. "Yo también te amo, Yamato."- y le besó.

Un beso tierno, dulce y lleno de amor.

"Yamato."- dijo la pelirroja al terminar el beso.

"¿Si?"

"Tengo hambre."- y sonrió.

Yamato rio levemente ante eso y la volvió a besar.

Oh, sí. Su vida, al menos para él, no podía ser más perfecta.

Aun así, seguía pensando que prefería que su tercer bebé fuera niño… ¿o mejor niña?

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It's not that I can't live without you

No es que no pueda vivir sin ti

It's just that I don't even want to try

Es solo que ni siquiera quiero intentarlo

Every night I dream about you

Cada noche sueño contigo

Ever since the day we said goodbye

Desde el día que dijimos adiós

If I wasn't such a fool

Si no fuera tan tonto

Right now I'd be holding you

En este momento estaría abrazándote

There's nothin' that I wouldn't do

No hay nada que no haría

Baby if I only knew

Baby, si tan solo supiera

ºº

Chorus:

The words to say

Las palabras que decir

The road to take

El camino que tomar

To find a way back to your heart

Para encontrar una forma de vuelta a tu corazón

What can I do

Qué puedo hacer

To get to you

Para llegar a ti

And find a way back to your heart

Y encontrar una forma de vuelta a tu corazón

ºº

I don't know how it got so crazy

No sé cómo llegó a ser tan loco

But I'll do anything to set things right

Pero hare lo que sea para dejar las cosas bien

'Cause your love is so amazing

Porque tu amor es tan maravilloso

Baby you're the best thing in my life

Baby, tu eres la mejor cosa en mi vida

Let me prove my love is real

Déjame probar que mi amor es real

And make you feel the way I feel

Y hacerte sentir de la forma en que me siento yo

I promise I would give the world

Prometo que daría el mundo

If only you would tell me girl

Si solo me dijeras, niña

ºº

Chorus - repeat

ºº

Give me one more chance, to give my love to you

Dame una oportunidad más, para darte mi amor

'Cause no one on this earth loves you like I do,

Porque nadie sobre esta tierra te ama como lo hago yo

Tell me

Dime

ºº

Chorus - repeat

ºº

I'd turn back time

Retrocedería el tiempo

To make you mine

Para hacerte mía

And find a way back to your heart

Y encontrar una forma de vuelta a tu corazón

I beg and plead

Ruego y suplico

Fall to my knees

Caigo de rodillas

To find a way back to your heart

Para encontrar una forma de vuelta a tu corazón

ºº

(Background)

These arms of mine

Estos brazos míos

Are open wide

Están abiertos

From now until the end of time

Desde ahora hasta el final de los tiempos

You are my world

Tú eres mi mundo

What can I do?

¿Qué puedo hacer?

This heart of mine belongs to you

Este Corazon mío te pertenece

ºº

Chorus - repeat


:Finito:


Bueno, eso es todo. Muchas gracias a todos los que han seguido este fic, me dio penita terminarlo, pero asi tenia que ser.

De nuevo, no olviden sus reviews!! Hagan click en el boton GO que esta ahi abajo!! XD

Edit: 09.29.08