Él sabía que ella estaría ahí, pero cuando la vio emerger de entre las sombras de la ventana, su respiración se detuvo por un momento. Se la veía tan diferente. Seis años atrás, él ya había visto su gran potencial cuando entró al Gran Salón para ser seleccionada para su Casa. Él supo que ella sería especial, más brillante que los otros y extremadamente valiente, pero nada lo había preparado para la graciosa majestad, la silenciosa determinación que llenaba ahora sus ojos.

"Profesor Dumbledore", finalmente ella reconocía su presencia con un leve movimiento de cabeza.

"Señorita Granger", respondió él, sin una huella de sonrisa en sus ojos, "Por favor tome asiento. ¿Qué es lo que deseaba decirme con tanta urgencia?"

Ella eligió una silla de cuero con un respaldo alto, se sentó y cuidadosamente arregló su túnica a su alrededor. Su carta había sido extraña – había acentuado con urgencia la necesidad de hablar con él de inmediato, todo en su clara y precisa escritura, que no delataba nada de su prisa.

"Quería informarle", comenzó ella con calma tras un momento de silencio, "que esta noche me he unido a las filas de los Mortífagos. Con el fin de ganar la confianza de Voldemort, le he dicho que Severus Snape ha estado trabajando como doble agente los últimos años. En consecuencia, no sería prudente dejarlo asistir a otra reunión, al menos no si desea sobrevivir. Por mi parte, cualquier información que obtenga se la reportaré a usted de inmediato, pero debo pedirle que mi identidad como espía permanezca en completo secreto. Nadie debe saberlo, en especial el Profesor Snape".

Su bien estructurado pequeño discurso, pronunciado con una voz controlada y tranquila, había dejado al Director sin palabras.

"Puedo ofrecerle un dulce, querida?" le preguntó, mas bien perdido, para evitar que el silencio se hiciese demasiado grande.

"Sí, gracias". Ella tomó un sorbete de limón, lo desenvolvió y lo puso en su boca.

El Director observó como ella se inclinaba hacía atrás en su silla, su cara ilegible. ¿Qué cosa, por los dioses, había hecho?

"Me temo que no comprendo completamente, señorita Granger" dijo finalmente.

"No hay nada que entender, señor Director. Tampoco hay nada que discutir. Me pareció prudente informarle lo más pronto posible, aun cuando sea sólo para mantener al Profesor Snape fuera de peligro. Ahora que todo está dicho, me retiraré a mi cuarto"

"Pero yo no puedo permitirle hacer esto, mi querida niña". Ella ya se había puesto de pie cuando él contestó, y la forma en que lo miró hacia abajo lo hizo sentirse frío en su interior. Se había vuelto tan hermosa, pero su cara parecía una máscara, bañada en una fría indiferencia.

"No tiene elección, Profesor. Gracias a mi uso del giratiempo tengo 18 años, legalmente adulta, y puedo elegir lo que deseo hacer. Si decide no permitirme asistir al colegio mientras espío para usted, abandonaré Hogwarts. Si no me permite reportarle, encontraré a alguien más que estará más que dispuesto a usar mi información. Ahora soy una Mortífaga, y usted no puede cambiarlo. Considere bien si quiere desperdiciar sus ventajas. Y no olvide informar al Profesor Snape."

"Pero, señorita Granger…"

"Buenas noches, señor Director."

Se retiró sin una mirada atrás. Pero él la siguió con su mirada, sin pensar, sin creer, y, por vez primera, sin la más mínima idea acerca de qué estaba pasando. En sólo un minuto ella había quebrado todo el control que él mantenía, y ahora no tenía idea de cómo recuperarlo.


Nota de la traductora: Esta es una traducción del espectacular fic de kayly silverstorm titulado "When a Lioness Fights", publicado originalmente en inglés. Kayly me dio su autorización para publicar esta traducción al español, espero que disfruten esta historia tanto como yo lo he hecho, y obviamente, todo el crédito va Kayly, por su genial creación.

A quienes lo lean, les pido que comenten todo lo que les parezca bien o mal, yo he leído todos los libros de HP en inglés, así que si hay algún termino que use mal, les agradecería muchísimo que me lo dijeran, para así poder hacerle toda la justicia que se merece esta historia.

R&R!