Disclaimer.- Ninguno de los personajes de Kyou Kara Maou son de mi propiedad.

Warning.- Fic de relación SHONEN AI (chico-chico) si el tema no te agrada, abstente de leer ya que después tendrá un contenido YAOI.

Ubicación temporal.- Todo ha terminado, las tierras de los Maou están a salvo y en total paz, Wolfram y Yuuri no han avanzado más en su relación.


Agridulce Simpatía

I

¿Historias?


El suave amanecer comenzaba a alumbrar cada una de las casas pertenecientes a las tierras de los Mazoku.

En las habitaciones del palacio, por la luz que se filtraba en una habitación en específico, cierto joven pelinegro comenzaba a abrir los ojos, percatándose de que estaba sobre algo muy suave y cálido.

Abriendo los ojos y tratando de enfocar mejor, se dio cuenta que estaba sobre el pecho de alguien, se levantó rápidamente palideciendo de pronto.

En medio del escándalo de repente dado, un guapo niño comenzaba a abrir los ojos, revelando las bellas esmeraldas que miraban sin entender al joven pelinegro.

- Tú… yo… ¿qué estábamos…?... ¿qué diablos haces aquí? –logró completar el joven rey señalándolo con la mirada acusadora-

- Es mi habitación –respondió encogiéndose de hombros- Tú llegaste anoche a disculparte y a pedirme que te dejara dormir conmigo.

Eso bastó para que el poco color que le quedaba, se esfumara de repente del rostro del Maou.

- ¿QUE YO QUÉ? –exclamó despertando seguramente a todo el palacio-

- Eso hiciste… -respondió entrecerrando los ojos, tratando de calmar el coraje que comenzaba a sentir- ¿Que no lo recuerdas?

Yuuri sintió que el tono de Wolfram era demasiado calmado para provenir del joven guardián y la sola idea de pensar que Wolfram podía ser más peligroso de lo que había mostrado hasta ahora, hizo que un escalofrío le recorriera por completo y, haciendo a un lado su desconcierto, forzó a su mente a recordar qué diablos había hecho.

Recordaba que el día anterior, había reñido con Wolfram ya que éste le había celado de nuevo, dejándolo en vergüenza ante sus visitas y le había soltado cosas como "No soy un niño para que decidas con quién debo estar y con quién no" y tras la respuesta de Wolfram de "Eres ajeno a este mundo y demasiado inocente para comprender lo que te rodea", él había soltado algo que seguramente había lastimado mucho al joven Mazoku… "No eres nadie para decidir eso, no quiero que te vuelvas a meter en lo que no te importa"

Esas palabras sí que las recordaba, y de verdad no había sido su intención pero es que era tanta la presión que de pronto no tenía otra opción más que explotar.

Pero intentó recordar cómo fue que llegó a la cama de Wolfram, aunque por el tono de éste… se notaba que aún andaba enojado, y quizá peor que el día anterior debido a su falta de memoria de la disculpa…

Entonces recordó algo que seguramente tenía mucho que ver… después de su discusión, se había encerrado en su habitación diciéndoles a todos que no quería ser molestado.

Unas horas más tarde, Gunter había llegado para darle la cena y lo último que recordaba, es que algo tenía de especial esa sopa…

Seguramente Gunter y Conrad habían acudido a la magia de Anissina para intervenir en el asunto…

- ¿Qué esperas? –preguntó de mala gana Wolfram, sacándolo de sus cavilaciones-

Quizá Gunter y Conrad se merecerían un buen castigo por andar de traidores metiches, pero si no se hubieran metido… quizá ni siquiera estaría hablando "civilizadamente" con Wolfram y al castillo no le convenía tener que ser reconstruido por una batalla interna…

- ¿Acerca de qué? –preguntó de vuelta, haciendo que Wolfram frunciera el ceño-

- ¿Despertaste más idiota que de costumbre? –

- ¡Oye! Está bien que no recuerde qué demonios hice anoche pero no tienes derecho a hablarme de ese modo –replicó de pronto olvidando su supuesto deseo de paz-

Wolfram suspiró pesadamente, levantándose de su cama mientras Yuuri lo veía acercarse cada vez más con una serenidad que nunca antes había visto en él…

Y entonces… el rubio lo pasó de largo, como si no existiera... mientras abría la puerta y se colocaba a un lado de ésta.

- Tiene razón, Alteza… no tengo derecho a inmiscuirme en sus cosas, después de todo¿son sólo suyas o no? –dijo con tal indiferencia que Yuuri por un momento creyó que no se trataba del Wolfram que siempre había estado con él pese a todo- Será mejor que se marche, tendrá muchos deberes pendientes y yo debo vestirme.

Yuuri se giró y no vio más que indiferencia en los ojos de Wolfram. Por alguna extraña razón, de pronto se sintió muy enojado al ver que Wolfram le ignoraba de tan elegante modo.

- Sí tienes razón, tengo cosas más importantes qué hacer. –dijo indignado pasando de largo mientras sus ojos destilaban ira pura-

Wolfram cerró la puerta suavemente mientras se dejaba caer lentamente de rodillas sobre el piso.

Una lágrima le copiaba a otra rodando por sus mejillas, mientras su garganta trataba de contener los angustiados sollozos que tanto le había costado retener por todo ese tiempo.

Intentaba controlarse pensando que él mismo ya sabía que eso ocurriría tarde o temprano, después de todo Yuuri nunca se podría fijar en él siendo que era un chico. Pero de algún modo tonto, siempre aguardó que sucediera lo contrario.

Tal vez todo debía comenzar a ser como debió serlo en un principio, sin compromisos y cada quién por su lado.

Él obedeciendo las órdenes de su Rey protegiendo las tierras y Yuuri… fungiendo sus labores como líder sin tener que preocuparse por los celos de su "prometido"; o quizá, hasta estaría casado con una hermosa noble…

Cabizbajo, se dirigió a su cama donde se dejó caer pesadamente.

No se sentía para nada animado, pero sabía que tenía un deber qué cumplir y que no era sólo para servirle a Yuuri, sino a la gente que dependía de sus habilidades…

Un poco más reconfortado, se dirigió a su guardarropa para ponerse el traje de Caballero Mazoku.

Quizá el día de separar caminos había llegado…

-:-

Dando un fuerte portazo tras entrar en su habitación, el joven pelinegro se tiró sobre su cama, escondiendo el rostro enfadado entre las mullidas sábanas.

Le enfadaba tanto que todos en el reino le trataran como una pieza frágil que no podía hacer nada por sí sola y debido a su inestabilidad momentánea, nunca medía las consecuencias de las cosas que soltaba estando furioso.

Pero reacciones como aquellas, definitivamente iban en contra de todo lo que podía llamarse paciencia.

Estaba acostumbrado a que Wolfram siempre le hablara ya fuera a gritos e insultos, pero le hablaba de tal forma que le daba a entender que de verdad contaba en su vida.

Y que de repente se dirigiera a él en ese tono de tanto respeto… de tanta frialdad…

"¡Maldito soberbio! –pensaba completamente ajeno a lo demás-

Nunca le había ignorado, por más que ambos se enfadaran, siempre estaban bien en unos cuantos días…

Aunque seguramente ese había sido su error, creer que todo se solucionaría sin que él tuviera que hacer algo…

¿Pero qué diablos debía hacer?

Wolfram lo sacaba de sus casillas por completo y… es que llegaba a estar tan necesitado de la atención del rubio… que tal frialdad le dolía y su orgullo hablaba por su corazón.

¿Una excusa?

Posiblemente lo fuera… pero también era la verdad…

Algo más calmado, se levantó de la cama y se puso la ropa que le aguardaba en la silla de a lado.

Más el toque en su puerta le hizo mirarse en el espejo por última vez tras murmurar un quedo "Adelante"

- El desayuno está listo, su Majestad –dijo la muchacha del servicio obteniendo la sonrisa del joven y un "Enseguida iré"

Cuando estuvo a punto de salir de la habitación, un toque en su ventana le hizo girarse.

- ¡Huesos! –dijo de repente yendo al encuentro de la criatura- ¿Qué traes ahí?

Cuando hubo agarrado el sobre que Huesos le ofrecía, éste se fue tal y como vino, dejándole con aquello que parecía ser una carta.

- La dejaré para después del desayuno –y dicho esto, se dirigió al comedor-

Cuando hubo llegado ahí, se topó con que Gwendal y Gunter batallaban en una discusión al parecer muy importante, Cecile hablaba con Conrad y Wolfram… Wolfram estaba comiendo demasiado callado y al parecer muy absorto en sus pensamientos.

- Ah qué bueno que has bajado –dijo Cecile ofreciéndole una sonrisa- A ver si puedes hacer que Wolfram quite esa cara de coronel mal pagado.

Yuuri sonrió nerviosamente mientras Wolfram miraba con diversión a su madre.

- La elocuencia jamás se irá de ti¿cierto madre? –respondió de forma tan amable, que todos se quedaron perplejos ante el gesto-

- Bueno, cuando menos sirve para quitarte la seriedad que no te va –respondió cariñosa-

- Sí, seguro –respondió levantándose de la mesa- Con su permiso, tengo cosas qué hacer

El rubio salió del comedor en dirección a los jardines, dejando un silencio tenso atrás.

Ninguno preguntó nada, seguramente era una de las típicas peleas entre ambos, aunque la actitud de Wolfram era realmente extraña…

Yuuri suspiró y apenas y probó bocado en todo el rato, aunque los demás habían vuelto a sus habituales discusiones, sabía que en cuanto se volteara, comentarían acerca del hecho.

Sin mucho ánimo de nuevo, se levantó de la mesa, excusándose con que tenía que arreglar los permisos del día y diciéndoles a Conrad y a Gunter que los quería en su "oficina" cuando terminaran de desayunar.

Con pesar, se dirigió a su habitación para recoger el sobre que Huesos le había dado y desde la ventana, pudo observar que una silueta montada en un caballo, iba de un lado a otro.

Era Wolfram…

-:-

- Esos dos… ¿nunca dejarán de pelearse? –preguntó Cecile con el semblante preocupado-

- Lo único que necesitan es madurar –respondió Gwendal levantándose de la mesa- Tengo que ver algunos asuntos en el Castillo, trataré de venir sin Anissina

- Que tengas suerte, querido, y no te enfades más o si no, parecerá que tienes más años de los que tienes y serás confundido con un horrible hombre severo y sin gracia –comentó Cecile con inocencia-

Gwendal salió del comedor más que avergonzado, dejando a los tres en completo silencio.

- Haremos que no sabemos ni sospechamos nada –le dijo Gunter a Conrad-

- Sí, será lo mejor… yo por lo mientras iré a hablar con Wolfram, no me gusta para nada esa actitud –dijo Cecile levantándose de la mesa, seguida de Gunter y Conrad.

Después de todo, Yuuri tenía razón… pero todo era por el bienestar de ambos.

-:-

Mientras tanto, Yuuri se encontraba en su "oficina" revisando los dichosos asuntos del día, sin poder concentrarse mucho, ya que la imagen de Wolfram ignorándole por completo, venía a atacar una y otra vez a su mente.

- ¿Su Majestad? –preguntó Gunter desde la puerta, con Conrad detrás de él-

- Pasen… -indicó mientras sus dos amigos entraban- Ni crean que no sé ya que todo aquello ustedes lo planearon

Gunter iba a estar a punto de disculparse pero Conrad le detuvo.

- Yuuri, si no hubiésemos hecho nada, ambos no se hubieran vuelto a hablar hasta dentro de muchos años después. Además, debo suponer que al final lo arreglaron todo¿o no? –preguntó afligiéndose al momento en que Yuuri sonrió de forma triste-

- Lo arruiné todo… -murmuró con la voz apagada-

Gunter se preocupó y miró a Conrad, como pidiendo una solución al problema.

- Mmm… bueno, cuando se le pase habla con él –dijo sonriendo, pero conteniéndose de hacer un comentario al ver que la mueca triste de su rey no desaparecía- ¿Te hizo algo?

- Ese es el problema… -dijo bajando la mirada- Ni siquiera se enojó, tan sólo me ignoró…

- Ya veo… -dijo Conrad rompiendo el silencio de la habitación- Por lo que veo está muy enfadado y quizá ha empezado a madurar, descuida, lo único que necesita es un poco de tiempo a solas para pensar un poco. Creo que de paso, a ti también te serviría un poco estar separado de él por un tiempo.

- Quizá tengas razón… -accedió el pelinegro volviendo a los asuntos del día- Por cierto, también los llamé porque quiero que me cuenten qué relación tenemos con el reino del Oeste.

Gunter abrió los ojos sorprendido y Conrad giró su mirada hacia la ventana.

- ¿Por qué lo pregunta, su Majestad? –preguntó el consejero tratando de sonar casual-

- Porque he recibido esto por Huesos esta mañana –respondió con simpleza tendiéndole un sobre blanco con el sello de un reino en el frente-

Conrad y Gunter reconocieron el sello de inmediato, consistía en dos espadas entrelazadas por una serpiente, en colores plata y negro.

La carta contenía lo siguiente escrito en una exquisita letra cursiva:

Estimado Rey:

Le deseo tenga buenos días, su Majestad, mi nombre es Belgant von Hassen, soy el gobernante del reino de Queríblez, al Oeste de su reino.

Mi padre, ha muerto hace unas semanas y fue mi deber y placer, asumir el cargo como cabecilla de mi gente; es por ello que como primera demostración de las buenas intenciones de mi pueblo, quisiera acordar un convenio de paz entre nuestros reinos.

Deseo pueda acceder a mi petición, mientras tanto, esperaré pacientemente su respuesta.

Atentamente.

Belgant von Hassen

- No sabía que teníamos diferencias tan marcadas con el reino del Oeste –cortó Yuuri con una sonrisa, sin notar el temor en los ojos de Gunter-

- Sí es verdad que nuestros reinos tienen sus diferencias –aseveró Conrad-

- Entonces no se diga más, si lo que queremos es traer la paz y ellos piden cordialmente venir a establecerla, no veo el menor problema en que realicemos un banquete para darles la bienvenida –respondió con una gran sonrisa mientras firmaba los permisos del día-

Gunter y Conrad se miraron alternativamente, estando tan callados que Yuuri no tardó en darse cuenta de que había algo más que desconocía…

- ¿Hay algo más que deba saber? –preguntó mirándolos con escrutinio-

- Su Majestad… -murmuró Gunter siendo cortado por la mano de Conrad-

- Yo te lo explicaré Yuuri… -respondió el castaño ante la mirada asustada de Gunter- El reino de Queríblez era un aliado nuestro hasta hace 10 años atrás. El ahora rey, era entonces el príncipe de la nación y él junto con sus padres, venían de visita cada que las estaciones cambiaban. Trece años atrás, Wolfram tenía escasos dos años y el príncipe Belgent, 3 años y junto con él, se llevaban de maravilla. Así, cuando el príncipe cumplió los 6 y Wolfram los 5, todos en el reino apostaban a que terminarían comprometidos, y ese era el plan de mi padre y el padre de Belgent para hacer válida la paz entre ambos reinos…

- Pero desafortunadamente el Rey de Queríblez supo acerca de que el Maou verdadero había reencarnado en otra persona y, acusando a nuestro Rey de traidor y mentiroso, rompió los lazos de paz entre las naciones y llevándose a Belgent con él. No volvimos a saber de su nación sino hasta ahora –terminó Gunter con la mirada dudosa- Yo… hubo algo que el Rey me ordenó hacer

Conrad le miró atentamente, mientras Yuuri asimilaba la palabra "Comprometidos"

- Lo que me ordenó hacer fue cortar por completo la comunicación entre Wolfram y Belgent… -respondió con la mirada baja-

- ¿Y lo hiciste? –preguntó Yuuri más serio de lo normal-

Gunter asintió lentamente, más el sonido de una pieza de porcelana rompiéndose, les alertó de que no sólo eran ellos tres los que habían estado escuchando aquello.

Conrad salió corriendo, abriendo la puerta por completo mientras Gunter palidecía al ver lo que se revelaba tras esta.

- Wolfram… -susurró Yuuri viendo el rostro asustado y desconcertado del rubio-


CONTINUARÁ…


Hola, me presento, soy Naomi Eiri, fanática de esta serie aunque no he podido verla completa, pero esta pareja me parece muy linda y por ello decidí escribir un fic de ellos. La mayor parte del tiempo, es Wolfram quién siempre se pone celoso y a veces Yuuri, no entendiendo el punto, lo llega a hacer sufrir bastante; por eso, he decidido cobrar venganza y hacer las cosas diferentes para que este Rey se de cuenta de lo que tenía a su lado incondicionalmente.

Espero la idea les guste y de antemano gracias por leer.

Besos.

Naomi Eiri.