Después de dejar la habitación lo más ordenada que pudo y ocultando las cosas de la bebé en el clóset, salió sigilosamente del hotel con la niña oculta bajo su chaqueta (no era nada disimulado ¬¬). Una vez afuera suspiró tranquilo y pensó en dónde podría divertirse una niña de ocho meses.

-Veamos: puede sentarse, balbucea, tiene dos dientes, aun escupe al comer, no avisa para ir al baño –analizó Hikaru- Creo que así, mejor te llevo al museo OO

Y dicho y hecho, se la llevó al museo. Al final ninguno de los dos encontró diversión allí, excepto por la joven que lo miraba con insistencia, creyendo reconocer en él a "alguien famoso". Así que después de salir del museo se compró un par de lentes negros para él y la niña, se acomodó bien la gorra y siguió con su camino. Como ya le había dado hambre, entró a un restaurant de comida rápida. Hizo su pedido, pero olvidó un detallito: no había comida rápida apta para bebés. Pensando, pensando, llegó a la conclusión que un "milk shake" forzosamente tenía que tener leche, así que pidió uno sin cubierta encima y se lo dio a la niña, que muy gustosa por lo dulce, casi se lo acabó. Como ya había aprendido, luego le sacó "los chanchitos" XD. Miró su reloj y notó que no faltaba mucho para que terminara el entrenamiento. Mientras, para perder algo de tiempo, iba por la calle con dirección a la cancha de entrenamiento mucha gente los miraba con ternura, ya que era un lindo detalle el ver a un muchacho joven con pinta deportiva agarrando a una pequeña y linda bebé con unos mini lentes negros; eran al menos el dulce de las muchachas que pasaban junto a ellos con comentarios como "quién será la madre afortunada" o "yo los adoptaría a ambos" XD. Apenado por lo que decían Hikaru apresuró el paso. Al fin llegaron a la cancha, entonces recordó la advertencia de Kojiro, no podía llegar a verlo aun con la niña. Dio media vuelta y con la duda que le carcomía el corazón fue en busca de una comisaría. Le dijeron que la más próxima quedaba a unas 10 cuadras, y como ya estaba cansado, decidió tomar un taxi. En su corto trayecto la niña se quedó dormida, siendo velada por la atenta mirada del Águila del Norte, que en el fondo de su corazón deseaba no separarse de ella, porque en ese poquito tiempo se había encariñado con esa pequeñita.

Llegaron, Hikaru pagó y salió, quedándose unos segundos mirando la fachada del edificio. Suspiró profundamente, miró a la niña en sus brazos y armándose de valor entró. Allí había todo un lío de gente, entre policías, familiares y delincuentes, armaban tal bullicio que Shouri se despertó algo irritada. El jugador se acercó a uno de los escritorios cercanos, donde un policía escribía sin tiempo.

-Disculpe, eh, disculpe

-Sí, sí, diga –contestó el hombre torpemente, sin siquiera mirarlo

-¿Dónde se hacen las denuncias de niños extraviados?

-Segundo escritorio del fondo –indicó el policía con una mano, poniéndose de pie y entrando por una puerta de su derecha

Hikaru fue hacia el lugar indicado y vio a una mujer bastante obesa con cara de urraca, limándose las uñas, haciendo reventar el chicle de su boca en "globitos".

-Disculpe señora –dijo Hikaru tímidamente

-Señorita –corrigió la mujer molesta, pero luego cambió el gesto a uno coqueto al notar a Hikaru- Dígame, buenmozo

El muchacho miró a un lado y a otro preguntándose "¿me habla a mi?" y cuando la respuesta le llegó del cielo puso cara de resignación y continuó.

-¿Es aquí donde se hacen las denuncias de niños perdidos?

-Ahá, ahá, ¿quieres hacer una denuncia corazón? –hablaba la mujer melosamente

-Eh, sí, supongo, digo...¿cómo es la hermenéutica?

-Si extraviaste un niño entonces sientas la denuncia y ésta se archiva –contestó la mujer, sonriéndole exageradamente, logrando que se ponga incómodo

-¿Y qué pasa con los niños que son encontrados?

-A menos que la denuncia esté puesta, no sirven de nada –aclaró tranquilamente

-O sea que si no hay denuncia, ¿no se puede dejar a los niños aquí?

-¿Bromeas lindo? –se carcajeó la mujer- Esto no es un orfanato, si encuentras un niño botado en la calle y no hay quién lo reclame, entonces para eso están esos lugares

Y fue en ese momento que la mujer como que entendió el asunto que tenía a Hikaru allí, miró detenidamente a la niña y luego a Hikaru.

-¿No me digas que ésta niñita...?

-¿Ella? ¡Claro que no! –mintió Hikaru- Es mi hermanita menor, mi madre tiene cosas que hacer hoy en la peluquería y me pidió que la cuidara

-¿No es mucha la diferencia de edad? –preguntó curiosa

-Psss, me tuvo muy joven...

-¿Entonces qué haces aquí guapo?

-Vine a averiguar cómo es todo el asunto, es que mi amigo extravió a su hermanito en el parque y no lo encuentran

-¿Sentó denuncia?

-Sí, pero no en esta comisaría, y como soy algo curioso, quise saber cómo manejan las cosas –siguió Matsuyama nervioso- Bueno, señorita, gracias por la información, no la molesto más

-Si no es molestia, vuelve cuando quieras...

-Je, gracias, adiós

Más que caminando, Hikaru salió corriendo del lugar, pensando que sería mala idea dejar a Shouri en un lugar como ése.

-¿Y ahora qué haremos contigo Shouri? –murmuró el capitán del Furano, viendo con ternura y preocupación a la pequeña bebé, que dormía chupándose el pulgar.

No le quedó otra que regresar al lugar de concentración y entrar nuevamente en la habitación de Kojiro. Se sentó sobre la cama pensativo, colocando antes a Shouri junto a él, aun dormida. No supo cuánto tiempo pasó, hasta que lo sorprendió el sonido del picaporte y la puerta abriéndose, quedándose a la expectativa.

-¿Matsuyama? –preguntó Kojiro extrañado viéndolo ahí sentado, junto a la bebé- Pero...

-Ni me lo repitas –lo interrumpió Hikaru aburrido- Fui a la comisaría, allí dicen que no la puedo dejar a menos que haya una denuncia de extravío, y por lo visto no la hay, no por esta zona

-¿Y ahora qué piensas hacer? –volvió a preguntar Kojiro, mientras dejaba sus cosas en el clóset

-No lo sé –dijo Hikaru suspirando profundamente, viendo a la niña con tristeza- No puedo dejarla sola, pero tampoco puedo quedarme con ella

-Respuesta lógica...

-Eh, ¿tú qué piensas?

-¿Yo? –se extrañó Kojiro, ya que jamás habría esperado que el capitán del Furano pidiera su opinión para nada- Creo que tendrás que iniciar una campaña de búsqueda de sus padres

-¿Crees que funcione?

-Sólo lo sabrás si los encuentras –contestó el capitán del Toho tranquilamente- Mientras tendrás que pensar dónde dejarla y con quién, porque no puedes faltar a los entrenamientos de hoy y mañana

-Ésa es la cuestión, estuve pensando en cómo llevarla al entrenamiento conmigo sin que se den cuenta

-¿Bromeas? –se indignó Kojiro- ¿Dónde la piensas dejar en la cancha?

-Si le pido el favor a Sanae...

-Mientras menos personas sepan del asunto mejor, y por lo que sé Sanae aun no vino

-¿Y qué me dices de la prima de Genzo?

-¿Paola? –preguntó Kojiro echándose a reír ¬¬- Jajaja, ¿en verdad pensaste en ella?

-De qué te ríes, es una de las pocas mujeres que conozco que se me vinieron a la mente

-Jajaja, no sé, la verdad puede ser buena idea, pero no creo que acepte, no eres lo que digamos su amigo para hacerte un favor tan grande, además ella no es una dotada de paciencia... ¬¬

-¿Y si se lo pides tú? Sé que no te negaría nada

-¿Eh? ¿Por qué lo dices? –se extrañó Kojiro, por un momento Hikaru notó que parecía haberse ruborizado

-¡Vamos! Tú eres su amigo, uno de sus mejores amigos, ¡pídeselo!

-Ya te dije que mientras menos sepan del asunto, mejor –concluyó el delantero japonés seriamente

-Entonces qué solución me das

-Ni modo, tendrás que llevarla a la cancha y allí ver dónde la dejas

-Ja, a menos que la sede, no sé dónde poder dejarla sin que se ponga a llorar y nadie se dé cuenta

-Ya veremos, ahora será mejor ir a almorzar –le dijo Kojiro, saliendo de la habitación

-Claro, vete –refunfuñó Hikaru- De ayuda no me sirves de mucho

Miró a la bebé que seguía durmiendo. No tardaría mucho, así que la acomodó bien entre dos almohadas y salió sigilosamente de la habitación. Llegó al comedor, donde unas bromas pesadas de sus amigos lo recibieron, mientras él trataba de ignorarlos. Se sentó junto a Oda que lo veía extrañado.

-¡Ya deja de quejarte Aoi! –le pidió Taki impaciente, sentándose frente a Oda y Hikaru

-¡Es que no puede ser! –se indignó el pequeño japonés- Hay un ladrón en este hotel y nadie se preocupa

-¿Se te perdió algo? –preguntó Takeshi curioso

-Alguien me robó mi lata de leche –se quejó Aoi cruzándose de brazos- Ayer al volver creí que la había dejado en otra parte, pero hoy me tomé la molestia de buscar en toda la habitación ¡y mi lata no está!

Ante tal afirmación Hikaru, que tomaba un largo trago de agua, se atoró y tuvo que ser auxiliado por Oda. El almuerzo pasó sin mayores sobresaltos, aunque de cuando en cuando el capitán del Furano sentía sobre él la mirada fustigante de Kojiro, sentado unos asientos más allá. Cuando terminaron corrió a la habitación de sus compañeros y se encontró con la niña llorando desesperada.

-¿Se te ocurrió dejarla sola sobre la cama? –lo regañó Kojiro, entrando tras él

-Qué querías, ¿que la lleve conmigo y se la presente a los muchachos? –ironizó Hikaru, levantando a la niña y tratando de tranquilizarla

-Dámela –exigió Kojiro, tomándola entre sus brazos y aplacando su llanto- Ni siquiera puedes hacerla callar, cómo pude creer que podías cuidarla

-¡Ella no es tuya! –se exaltó Hikaru impaciente- ¡Ella es mi...!

-¿Tu qué? –indagó Kojiro entre divertido y curioso- Ella no es nada tuyo, no lo olvides...

Hikaru lo miró con rabia y salió de la habitación dando un portazo. Sus compañeros lo vieron extrañados cuando se fue del hotel con un humor de los mil demonios. ¿Por qué tal afirmación lo había puesto así? Había algo en esas palabras que lo lastimaban por alguna razón.

-Es cierto –pensó Hikaru abatido, deteniéndose de pronto en la plaza donde había encontrado a Shouri el día anterior- Me encariñé tanto con ella en este corto tiempo que por un momento creí que ya me pertenecía y que podía quedármela, pero...ella también se irá

De vuelta al hotel, ya más resignado, se detuvo frente a una tienda de ropa, al que entró automáticamente a buscar ropa de bebé. Tal y como le "había hecho recuerdo" Kojiro, Shouri era una niña y necesitaría ropa adecuada para ella, además si sus papás la encontraran no les gustaría verla vestida de varón. Como mucho no sabía de tallas de ropita, le pidió a una empleada que la ayudara con la selección del vestuario apropiado para una bebé de 8 meses de edad. Cuando salió llevaba dos bolsas repletas de ropa de bebé y algunos juguetes, muy orgulloso de sí mismo. Tan contento iba que entró al hotel como si nada, sin percatarse en la presencia de Genzo, que al verlo entrar con bolsas que decían "Chicocco" se acercó curioso a él.

-Hikaru –preguntó Genzo- ¿Dónde estabas?

-Fui a comprar unos juguetes y ropa de bebé –respondió muy sinceramente, percatándose ya tarde de su metida de pata

-¿Qué haces tú comprando ropa de bebé? –preguntó el portero extrañado

-Ah...¡se la compré a tu prima! –mintió Hikaru rápidamente, entregándole una bolsa a Genzo y marchándose de a como pudo- Felicítamela de mi parte

-¡¡QUÉEEEEEE! –vociferó Genzo rojo de rabia- ¡¡Wakashimazu voy a matarte! XD

Entró casi sin aire a la habitación de Kojiro, y descubrió que éste no estaba, tampoco Shouri. Preocupado los buscó por donde se le ocurrió, pero no estaban.

-¡Horror! –exclamó Hikaru entre triste y enojado- ¡¡Se la llevó!

Ya sin saber qué hacer, y muy alicaído, tomó con desgano su maletín de entrenamiento y se fue con dirección a la cancha de entrenamiento, que quedaba a dos cuadras de allí. Cuando llegó descubrió que casi todos estaban allí, y reunidos alrededor de un círculo, entre murmullos de preocupación y gritos que eran ininteligibles entre dos de sus compañeros. Sin prestar importancia fue a cambiarse y se topó con Kojiro que salía del vestuario. Ambos se ignoraron de plano. Hikaru murmuraba todo tipo de maldiciones en contra de su compañero, tenía ganas de agarrarlo a golpes por haber sido tan cruel con él, pero quizá...había sido lo mejor. Cuando terminó de prepararse salió y notó que aun no empezaba el entrenamiento, se acercó al "punto" de reunión central donde estaban ya incluso entrenadores y médico y recién se percató que el objetivo de todos allí era evitar que Genzo y Ken se tranzaran a golpes.

-¡Suéltenme, voy a matarlo! –gritaba Genzo, tratando de zafarse de Mikami, Mamoru, Kisugi y Ryo

-¡Te volviste loco o qué! –decía Ken molesto, mientras era agarrado por Jito, Kazuki y Takeshi- ¡No sé de qué diablos me hablas!

-¡Cómo es eso de que Paola está embarazada!

-Ups –pensó Hikaru de pronto, sintiéndose avergonzado por haber creado tal problema- Creo que debí haber inventado otra mentira

-¡Qué! –exclamó Ken sorprendido- Estás demente o qué, hasta es insultante para ella que lo digas

-¡Hikaru me lo dijo!

Como era de esperar, todos voltearon a ver al capitán del Furano, que tragó saliva y se limitó a mirarlos con una sonrisa nerviosa.

-Je, Genzo, ya no te alteres –dijo entrecortadamente, ignorando la sonrisa de burla de Kojiro que estaba cerca suyo y que de seguro ya se imaginaba el por qué del lío - Me entendiste mal, creo

-¿Cómo que te entendí mal? –preguntó Genzo irritado- ¿Acaso no fue eso lo que me dijiste?

-Fue...fue una broma

-¡Qué! –exclamaron ambos porteros japoneses a la vez

-¿Te parece gracioso inventar algo así? –lo espetó Ken enojado- ¡Todos saben muy bien que él y yo nos llevamos mal y peor desde que Paola y yo salimos juntos!

-Lo siento, no era mi intención...

-¿Por qué mentiste? –preguntó el portero del Hamburgo, zafándose y arreglando su arrugada ropa

-Quería ver tu reacción –contestó Hikaru avergonzado de tanto mentir- Creía que estabas exagerando respecto a tu prima y Ken...

-Bonita broma Matsuyama –lo regañó Mikami- Ahora, olviden este horrible incidente y pónganse a entrenar

Aun entre murmuros de desaprobación los jugadores japoneses se pusieron de a poco a trotar alrededor de la cancha. Pensativo, más en la partida de Shouri que en el problema de minutos antes, trotaba perezosamente. Casualmente dirigió su mirada hacia uno de los bancos de suplentes, donde un hombre mayor cuidaba pacientemente a una bebé pequeña que estaba sentada sobre uno de los asientos. Hikaru se quedó estupefacto y se acercó lentamente a ellos.

-Sho...Shouri –murmuró conmovido, sintiendo luego un golpe por detrás, como si alguien tropezara con él a propósito

-Qué ¿creíste que me la llevaría así nada más? –murmuró Kojiro en un tonito burlón, siguiendo con su ejercicio

Hikaru sonrió y se acercó a la niña, que al reconocerlo sonrió divertida.

-Eh, buenos días –saludó el muchacho- ¿Es su hija?

-¿Ella? No –contestó el hombre tranquilamente- Es la sobrina del señor Hyuga, me pidió que la cuide

-¿Sobrina? –pensó Hikaru divertido- Así que el gran tigre japonés después de todo tiene una buena imaginación para mentir

Cuando el entrenamiento concluyó Kojiro fue por "su sobrina" y se la llevó con él. Le había contado a todos sus compañeros que una "prima lejana" le había pedido que la cuide y que no le quedaba de otra. Obviamente Mikami se resistió a tener a una bebé molestando, pero por alguna razón desconocida y sorprendente para todos, Hikaru intercedió por Kojiro y le suplicó que aceptara. Ya en la cena, Shouri compartía su primera comida oficial fuera de la tina de baño XD, con los seleccionados japoneses, que estaban enternecidos con ella.

-¡Miren! –exclamó Ryo orgulloso- Come de la papilla que le doy

-No le queda de otra –ironizó Ken- Aunque se la dé un chimpancé, si tiene hambre, se la comerá

-Idiota –murmuró Ryo ofendido, mientras los demás se reían

-Gracias –dijo Hikaru seriamente, mirando su plato de comida, sentado junto a la improvisada silla de Shouri

-Por nada –respondió Kojiro- Ya solucioné uno de tus problemas, ahora espero que resuelvas el encontrar a sus padres

-Lo haré...

Cuando la cena concluyó, Hikaru "se ofreció" a llevarse a la niña, ya que seguramente Kojiro estaría cansado por haber llegado recién y sería bueno que descansara. Todos los miraron con cara de susto, porque bien sabido era que no se llevaban nada bien desde pequeños. El capitán del Toho "agradeció" el gesto y permitió que el Águila del Norte se llevara a su sobrina. Oda tenía por seguro que la niña no le permitiría descansar y buscó asilo en la habitación de Mitsuru.

-Mucho mejor –dijo Hikaru, sonriéndole a la bebé, que bostezaba- Así no harán preguntas ridículas...

Le puso un pijama enterizo amarillo con un patito bordado en el pecho, le dio su biberón y se puso a contemplarla mientras veía cómo se dormía. Inconscientemente vino a su mente la imagen de Yoshiko y sin razón aparente se sonrojó levemente. Luego de haber hecho dormir a la bebé, decidió dormir él también. Acomodó bien a la niña junto a él, cerró los ojos y se sumergió en un profundo sueño.

Al día siguiente bajó temprano a desayunar, con Shouri que estaba jugando entretenida con una sonaja que le había regalado su "tutor", recargada contra el pecho de Hikaru, que la traía en uno de esos porta bebés que se cuelgan y se pone uno por delante. Aun sus compañeros se preguntaban el por qué Kojiro, que desayunaba más allá de lo más tranquilo, permitía que alguien de su familia pasara tanto tiempo con un extraño XD.

Con ayuda de sus compañeros luego fue a repartir por la zona unos volantes donde se colocaba el deseo de encontrar a los padres de una niña abandonada en el parque, quizá alguien la conociera y pueda ayudarlos en devolverla a su hogar. Sus amigos ni le preguntaron a qué niña se refería él, creyeron que quizá era una obra de buena voluntad a favor de alguien que Hikaru conocía, sabiendo cómo era él, no era nada raro creer algo así, porque en su ciudad natal lo conocían por su buen y desinteresado corazón. Felizmente el resto de ese día pasó sin mayores sobresaltos, excepto la interesante situación en la que Aoi se llevó a Shouri a un parque cercano, se la puso entre los brazos y jugó con ella un buen rato en la resbaladilla, siendo observados por la atenta mirada de Hikaru.

-También tendré que acostumbrarme cuando ella se vaya –pensaba el muchacho melancólico- Igual que cuando Yoshiko se fue...

Como estaba muy agotada, a Hikaru no le costó mucho hacer dormir a la bebé aquella noche. Recibió la llamada de Yoshiko, pero no sabía cómo contarle a grandes rasgos de Shouri, además ella no tenía mucho tiempo en aquella ocasión para hablar con él.

-Debo salir ya –le dijo Yoshiko entristecida- Así que sólo llamé para escuchar tu voz, aunque sea unos segundos (cursi ¬¬)

-Me alegra hablar contigo –le dijo Hikaru, mientras miraba con ternura a Shouri- Me pasaron muchas cosas en 2 días

-Quisiera escucharlas con lujo de detalles –se lamentó Yoshiko- Pero debo irme ya

-Sólo una cosa más –le pidió el muchacho- Prométeme que si regresas y decidimos no separarnos nunca, me darás el honor de ser el padre de una hija tuya

-¿Hija? –preguntó la joven ruborizada

-Y que le pondremos Shouri

-No sé por qué lo dices, pero...te lo prometo –finalizó Yoshiko con cariño- Adiós Hikaru, cuídate mucho

-Adiós...

El día del partido contra los suecos había llegado. Infelizmente esa mañana Shouri había amanecido de mal humor y nadie encontraba la forma de hacerla callar, ni siquiera Kojiro con su vasta experiencia en niños chiquitos. Aoi hasta tuvo que ponerse unos algodones en los oídos para desayunar tranquilo.

-¿No puedes callarla? –refunfuñó Jito, que ya tenía un tremendo dolor de cabeza

-Si Kojiro no puede, dudo que alguien más lo logre –afirmó Takeshi, tapándose los oídos con los dedos

-Parece un polluelo llorón –comentó Ryo de mal humor- A menos que tenga a su madre, no se va a callar, ¡ya denle un gusano!

El capitán del Toho ya estaba impacientándose, con la bebé en los brazos, y sin lograr que se calme, sumado a los comentarios fastidiados de sus compañeros, que tenían fija la idea de que era su sobrina.

-A ver, dámela –le pidió Hikaru dudando, recordando vagamente una canción de cuna que su abuela le cantaba cuando era niño

La puso entre sus brazos y comenzó a cantar una canción inventada por él, que trataba de angelitos futbolistas que jugaban en el cielo y cosas así XD. Al principio nada ocurría, hasta que poco a poco notaron que Shouri se quedaba callada, mirando con interés al capitán del Furano que seguía cantando con ternura. El muchacho concluyó y la bebé sonrió.

-¡Vaya! Se calló –dijo Mamoru admirado

-Danos el secreto Hikaru –se burló Kisugi- ¿O fue sólo la canción?

-Me la inventé –contestó Hikaru complacido, encogiéndose de hombros

-Deberías patentarla –sugirió Oda bromeando- Ponle un título y regístrala

-Yo le pondría "La canción calla niños molestosos" –satirizó Ryo- ¿Ustedes qué creen?

-Ja, "el arrullo del Águila" –dijo Kojiro irónico, saliendo luego del comedor algo sentido por no lograr él el cometido de callar a la bebé

-¿El arrullo del Águila? –repitió Aoi pensativo- No está mal ¿eh, no está mal...

Llegaron al partido, digamos que era algo peculiar ver a un jugador japonés calentando con una bebé cargada en el pecho.

-Eh...Hikaru –lo llamó Mikami

-¿Sí señor?

-Me parece loable tu intención de cooperar a Kojiro con su sobrina, pero ¿no te parece que debes dejársela a alguien para poder prepararte?

-Tiene razón –coincidió el muchacho- Gracias señor

Y antes de que pueda refutar, Hikaru dejó a Shouri con Mikami XD. Todas las cámaras se dirigían hacia el entrenador japonés, cargado de la niña y con la sonaja en la mano, moviéndose de aquí para allá de lo más avergonzado. Levin y sus compañeros miraron con extrañeza tal situación y creyeron que los hombres en Japón se habían apartado tanto del machismo que solía caracterizarlos antes, hasta el punto de ir a trabajar con sus hijos. XD

Ni el bullicio ni los gritos exasperados de los japoneses pusieron nerviosa a Shouri, que jugaba entretenida sentada en el piso, con un balón de fútbol. Hikaru dividía su concentración entre el partido y el vigilar a Shouri. Cuando terminó el primer tiempo corrió rápidamente y la metió con él al vestuario para darle su papilla de media mañana. Obviamente Mikami y sus compañeros lo regañaron por su desconcentración, sumada a la ausencia de Ozora, que aun no llegaba. El Águila del Norte salió del vestuario con la idea fija de callarles la boca anotando un gol.

El segundo tiempo había iniciado, Japón perdía por diferencia de un gol a cero. Los japoneses se estaban poniendo nerviosos. Shouri seguía jugando divertida con su balón, cuando se le escapó y fue detenido por el pie de un joven muchacho que le sonreía con ternura.

-¿Qué hace una niña tan chiquita aquí? –le preguntó, inclinándose a sonreírle

Shouri sonrió y se acercó al balón gateando, entonces el muchacho le cedió el esférico.

-¡Ozora! –exclamó Mikami más tranquilo- Menos mal que llegaste

-Disculpe la tardanza entrenador, estoy listo para entrar (fresco...)¬¬

Ozora entró y junto a Kojiro anotaron un magnífico gol. Sin embargo la presencia del ahora jugador del Sao Paulo no era suficiente para enfrentar a Levin, y el partido estaba por acabar, un empate no servía, Japón debía ganar. Hikaru sacó fuerzas del interior de su corazón y con fiereza fue en busca del balón. Kojiro y Ozora vieron en sus ojos una gran determinación y decidieron que tenían la misma meta: defensor y delanteros querían anotar el gol del triunfo. Tras una serie de geniales pases y gambeteadas el capitán del Furano quedó a metros de la portería contraria, acomodó el balón y remató con toda la fuerza que tenía, anotando al fin el tanto deseado.

Japón ganó aquél partido por la mínima diferencia, pero lo importante era la victoria. Lo primero que hizo Hikaru al concluir el juego fue ir a buscar a Shouri, abrazarla, darle un beso en la mejilla y festejar con ella la victoria.

-Kojiro tenía razón –le dijo- Tú serías nuestro amuleto...

Los japoneses salían muy contentos del estadio, cuando Hikaru se topó con Mikami y Kojiro acompañados de un hombre joven que aparentemente lo esperaba a él.

-Hikaru –lo llamó Mikami- Ven y trae a la niña

El corazón del Águila del Norte se estremeció, porque imaginaba quién era aquél hombre. Apretó a Shouri contra su pecho y caminó con firmeza.

-Hikaru –siguió Mikami- Este hombre que está aquí trajo este volante

El hombre se limitó a mirar a Shouri, a sonreír con alegría y tratar de tomarla, pero Hikaru se hizo el quite y asustada la bebé se puso a llorar.

-Ella es mi hija –afirmó el hombre- Mi esposa, desesperada por nuestra situación, la abandonó para que encontrara una familia que pueda criarla bien, pero no pude permitirlo, ella es mi hija y mi deber es cuidarla

-¿Y su esposa? –preguntó Hikaru a quemarropa, molesto por alguna razón con aquel hombre, recordando entonces con sorpresa a aquella mujer con la que había chocado en el parque antes de encontrar a Shouri

-Ella y yo nos separamos –contó el hombre entristecido- Ella se dedicó al alcohol, ya nada le importaba, ni siquiera nuestros hijos, me dijo que cambiaría, pero no ocurrió, yo tenía a los niños conmigo

-¿Entonces cómo dejó que la abandonara como si fuera un animal cualquiera? –le reclamó Hikaru, ignorando a la niña que lloraba con fuerza

-Estaba trabajando, sólo mis hijos pequeños y una vecina la cuidaban, cuando descubrieron que ya no estaba en casa: sólo se les ocurrió creer que ella se la había llevado –contó a punto de llorar- No sabía qué hacer cuando me enteré, ¿cómo iba a encontrarla en una ciudad tan grande? La busqué por todas partes, hasta que casualmente hoy encontré este volante, en el que menciona a una niña de meses que busca a sus padres, algo dentro mío me dijo que era Amai y acudí al lugar señalado, cuando llegué al hotel me dijeron que el autor de aquél volante era usted señor Matsuyama y que estaría en estos momentos jugando un partido, así que no lo pensé más y decidí venir a esperarlo, por favor...déme a Amai

¿Cómo negarse? Tal parecía que ése hombre era el padre de Shouri, bueno Amai, sin embargo no podía permitir que se la quiten hasta no gastar el último de sus vanos recursos.

-¿Y hay algo que me compruebe que es el papá? –preguntó Hikaru escéptico

-Tengo el certificado de nacimiento y tengo una fotografía –dijo el hombre buscando rápidamente en uno de sus bolsillos, extendiéndole luego una fotografía, quizá tomada hace unas semanas, donde se veía a aquél tipo rodeado de 4 niños pequeños y en sus brazos la inconfundible imagen de Shouri- Es mi hija...

Nuevamente el capitán del Furano sintió que su corazón se estremecía. ¿Qué más podía inventar para darle largas al asunto? Miró con tristeza a Shouri, que hipaba de tanto llorar ya con los ojos enrojecidos, apenado por verla así se puso a cantarle otra vez, haciéndola callar al instante.

-Je –murmuró Kojiro mirándolos conmovido- El arrullo del Águila

-Tómela –dijo Hikaru, descolgándose a la niña y entregándosela- Cuídela mucho y no permita que vuelva a ocurrir

-Gracias señor –dijo el hombre, con una profunda reverencia, recibiendo a su hija- Amai, me tenías muy preocupado hijita

Con ternura la abrazó y le dio un beso, aparentemente la niña lo reconoció y sonrió contenta. Al final era cierto, él era su padre. Unos oficiales habían ido con el hombre, enterados de la desaparición de la niña, y debían llevarlo con ellos para aclarar todo en la comisaría. Cuando ya se marchaban, después de volver a agradecer y despedirse, Shouri, que iba en los brazos de su padre, volteó a ver a Hikaru y le extendió los bracitos. Su padre se detuvo.

-¿Quieres despedirte? –le preguntó, acercándose al defensor japonés

Hikaru le sonrió con ternura, tomándola entre sus brazos y dándole un abrazo.

-Cuídate –le murmuró entristecido- Y perdona por la ropa de varón...

-¡Hey! –dijo Tsubasa tras él- Déjame darle un regalo

Le alcanzó su balón de fútbol, el que la niña abrazó como pudo (este Tsubasa, obsesionado con los balones... ¬¬). Kojiro le sonrió como despedida y le puso los lentecitos negros que Hikaru le había puesto días antes.

Los jugadores, que estaban rodeando aquella escena, se despidieron de la bebé, que les sonreía. Finalmente llegó el tiempo de marcharse, Hikaru le dio una última caricia en la mejilla y la vio marcharse para siempre.

Tan triste lo vieron luego que intentaron vanamente animarlo. Llegaron al hotel y Hikaru fue a encerrarse en su habitación, donde aun estaban algunas cosas de Shouri. Estaba pensativo, jugando con una sonaja entre los dedos, cuando tocaron a la puerta.

-Por favor váyanse, quiero estar solo –pidió el muchacho de mala gana, pero segundos después volvieron a insistir

De mal humor fue a abrir la puerta bruscamente, quedándose atontado al descubrir frente a él a Yoshiko.

-Hola

-Yo...Yoshiko

-Quería darte una sorpresa –le dijo la joven sonriéndole tímidamente- Ayer que hablamos estaba en un aeropuerto de Italia, dirigiéndome a Japón, por eso no pude hablar mucho contigo

Hikaru sonrió conmovido y la abrazó fuertemente.

-Te extrañé –confesó el joven, sin soltarla

-Y yo a ti –contestó ella complacida- Por cierto ¿por qué mencionaste el tener una hija?

-¿Eh? -murmuró él confundido y sonrojado, separándose

-Ayer, lo que me dijiste acerca de tener una hija y ponerle Shouri –siguió ella avergonzada

-¡Ah eso! –respondió él llevándose una mano a la cabeza- Es que creo estar listo para ser papá

-¿En serio? Y qué te hace pensar eso –preguntó Yoshiko divertida

-Que ya sé cambiar pañales, preparar biberones, comprar ropa y arrullar niños chiquitos –confesó orgulloso

-Jajaja, tendrás que contarme cómo aprendiste

-Te lo contaré con lujo de detalles, ¿quieres ir a tomar algo?

-Eh...mejor más tarde, porque allí afuera estaba Paola, la prima de Genzo, que por no sé qué asunto quiere matarte –contó Yoshiko preocupada- ¿Qué hiciste Hikaru?

-¿Yo? Nada malo, te lo aseguro

-Eso también tendrás que contármelo

-Te lo cuento aquí ya que no podemos salir –dijo el muchacho, notando entonces el tarro de leche de Aoi XD- ¿Quieres una taza de leche? Aoi invita...

OWARI

Bueno, un fic corto inspirado en el Águila del Norte. Estuve buscando el protagonista para el fic, y de pronto pensé en Hikaru, porque quiérase o no ¿quién se lo imaginaría tan tiernito? Dejen reviews! Saludos…