EL ARRULLO DEL ÁGUILA
-¡Vamos muchachos! –animaba Ryo Ishizaki a los del Furano para quedarse a ver una película de terror en el estar del hotel
-Yo paso –dijo Matsuyama algo aburrido- Prefiero ir a dar una vuelta por la plaza
-¿Tú qué dices Oda? –le preguntó Kisugi, comiendo un puñado de palomitas de maíz
-Eh...yo sí me quedo –dudó el muchacho, viendo a Hikaru
-Bueno, entonces voy solo –concluyó Matsuyama, saliendo del lugar
Iba caminando por el frío de la noche de Tokyo, pensando en qué estaría haciendo Yoshiko en ese momento, no podía evitarlo, pese a hablar con ella casi a diario la extrañaba, y mucho. Se había acostumbrado a tenerla con él cuando menos lo esperaba y cuando más la necesitaba, pero ya no estaba, se había marchado hace ya 3 años y no la había vuelto a ver más que en aquél campeonato en Estados Unidos. Tarde se había dado cuenta que estar sin ella no sería igual, pero al menos lo reconfortaba la idea de haber sido sincero sobre sus sentimientos. El viento soplaba cada vez más fuerte, ya no había mucha gente caminando por allí, quizá porque serían más de las 10 de la noche o porque simplemente el clima no llamaba a nadie a estar fuera de su casa. Pese a todo el águila del norte no quería regresar al hotel, estar encerrado en él no era nada agradable para un alma libre como la del capitán del Furano, así que siguió caminando. Parejas de enamorados pasaban por su lado y él trataba de ignorarlos, porque no quería traer a él más recuerdos tristes. Tan ensimismado estaba que fue repentino el golpe de una humilde mujer que la miró algo asustada, y pidiéndole perdón rápidamente se marchó. Hikaru se quedó extrañado por la cara de tristeza de aquella mujer, pero volvió a divagar.
Sea porque ya era muy tarde o porque finalmente el frío lo caló, sorprendente si fue así, si se considera su lugar de origen, Hikaru decidió dar una última vuelta a la plaza y regresar. Fue entonces que escuchó un extraño ruido, quiso ignorarlo y seguir su camino, sin embargo mientras más avanzaba el ruido se hacía mayor, semejándose entonces a una especie de llanto. Matsuyama creyó estar volviéndose loco, nadie en su sano juicio sacaría a un bebé ni a un niño chiquito siquiera a esas horas y con ese clima. Sin embargo el llanto fue cada vez mayor. Curioso buscó el origen de aquél y notó que algo se movía tras unos arbustos, cerca de un árbol de sakura sin flores. Se acercó, algo nervioso, y vio un pequeño envoltorio que se movía insistentemente. Miró a todos lados creyendo encontrar al dueño del paquete, pero no había nadie ya en ese momento. Estiró un brazo y jaló el envoltorio hacia la luz: era la frazada de un bebé con "algo" adentro, que ya en ese instante no emitía ningún sonido. Extrañado y curioso Hikaru se acercó más, se puso de cuclillas y abrió la frazadita: había un bebé allí que seguramente cansado de llorar estaba durmiendo plácidamente.
Se quedó más que sorprendido, tocó una mejilla del bebé y estaba muy fría. Asustado lo destapó, felizmente aun respiraba. Instintivamente lo recargó contra su pecho y lo levantó, nuevamente miró hacia todos lados, no había nadie allí. Pensó en ir a dejar al bebé a una comisaría, seguramente alguien lo buscaría, quién sabe y podía ser un bebé extraviado. Pero otra idea pasó fugaz y él entonces creyó que a esa hora nadie en una comisaría querría cuidar a un bebé y menos ponerse a buscar a sus padres, además que una comisaría no era el lugar apropiado para una criatura. Así que así sin más, y sorprendiéndose mucho a sí mismo, decidió llevarse al bebé al hotel, ya vería allá qué hacer con él, aunque claro, nadie debía enterarse que pasaría la noche con la gran selección japonesa de fútbol.
-Veamos –pensó Hikaru- Ahora qué hago contigo
El bebé comenzó a mover los ojitos y los abrió lentamente, dedicándole una sonrisa a su nuevo tutor. El muchacho no pudo evitar sino corresponder al gesto. Tapó bien su carita y reanudó su camino, con una gran confusión en la mente acerca de lo que haría con esa criatura, pero estaba decidido a no dejarlo solo.
Las luces de un micro market cercano llamaron la atención del capitán del Furano, fue entonces cuando cayó en cuenta que necesitaría de un biberón y pañales para el bebé. Entonces entró y felizmente el lugar estaba vacío, digamos que no sería agradable el que lo reconocieran. Al parecer el dueño de la tienda mucho interés no le prestó, porque siguió mirando atentamente la televisión y el corriente programa de concursos que estaba en boga durante esa época. Llegó a la sección pañales y no sabía qué tamaño elegir, así que disimuladamente puso al bebé sobre un espacio vacío del mesón de los quesos y lo fue descubriendo, para poder atinarle a la talla de pañales.
-¡Vaya! –dijo sorprendido el joven- Así que eres una niña
Como respuesta obtuvo una sonrisa tierna de la bebé, bastante tranquila por cierto. Miró a la niña, después de cubrirla de a como le salió, luego fue analizando qué pañales le harían y escogió un par de bolsas esperando acertar. Luego fue a escoger un biberón que tenía una tapita con forma de balón de fútbol.
-Ni modo nena, éste me gusta a mi –le dijo Hikaru sonriendo, mientras la niña lo miraba seriamente
Ya estaba decidido a irse, pero de pronto pensó que no sería adecuado llevar todo en una común bolsa nylon ni de papel, además que le faltarían manos, por eso compró un bolso de bebé que estaba en rebaja.
-Al fin que es por muy poco tiempo –pensó el muchacho, encogiéndose de hombros y metiendo sus compras en el bolso, además de un par de conjuntos de bebé (de varón por cierto) que le habían gustado, ya que creía que no sería adecuado dejarla en una comisaría sin un poco de ropa, porque podrían tardar en encontrarla.
Salió del lugar después de pagar. Se cubrió bien y con más cuidado cubrió a la niña, que para ese momento había vuelto a dormir. Poco a poco se acercaba al hotel, en eso distinguió que también llegaban al mismo tiempo Genzo y Taro.
-¡Me cae! –murmuró Hikaru, ocultándose tras un árbol cercano como si fuera un delincuente o algo así- No podré entrar si ellos están ahí
Y como caídos del cielo, o surgidos del infierno (ñaca, ñaca) aparecieron Ken y Paola, la prima de Genzo, para crear uno de los tantos líos entre ellos y el portero del Hamburgo.
-Eso más –refunfuñó Hikaru preocupado por la bebé- Si siguen ahí tardaremos mucho en entrar
Pero felizmente el problema acabó pronto, Paola se despidió de Ken y se marchó, mientras su primo la miraba con el entrecejo fruncido y Taro trataba de contenerlo. Al ver que sus compañeros ya habían ingresado, Hikaru salió de su escondite e ingresó rápidamente en el hotel. Rezaba porque el ascensor llegara de una vez, ya que felizmente hasta ese momento nadie lo había descubierto, ni el encargado del hotel estaba por allí. El ascensor se abrió y Hikaru entró, pero el aparato no subía, sino mas bien volvió a abrirse porque aparentemente alguien más deseaba entrar y lo había alcanzado a tiempo. Hikaru abrió los ojos de par en par al descubrir que Genzo y Ken, que seguían discutiendo, querían entrar en el ascensor, así que sólo atinó a presionar el botón para que la puerta se cerrara justo en el instante que ambos miraban hacia el interior de la máquina. Suspiró relajado y por fin llegó al quinto piso. Antes de salir, con la bebé bien cubierta entre sus brazos, miró hacia un lado y otro y corrió, literalmente, hacia su habitación. Entonces cayó en cuenta que la compartía con Oda y que sería imposible tener a la criatura allí, así que se puso a pensar y rápidamente una idea le llegó a la mente: había una habitación vacía, la que debía ser ocupada por Kojiro y Ozora (aunque usted no lo crea...iban a compartir habitación XD). Pero ¿cómo conseguiría la llave? Dejó a la niña a buen resguardo en el depósito de material de limpieza y se fue en busca de un empleado. Felizmente lo encontró, el cansado portero se estaba marchando cuando Hikaru le dio alcance y le pidió que le prestara las llaves de aquella habitación ya que Oda roncaba mucho y lo tenía harto. El hombre lo miró extrañado, pero como no le podía negar algo así a tan "ilustre" huésped (según él), se las prestó, contento de haberle hecho un favor al Águila del Norte. Hikaru regresó y notó que la niña estaba comenzando a irritarse, así que lo más veloz que pudo se dirigió a la habitación de los mencionados compañeros suyos. Una vez adentro se sintió más tranquilo, hasta que la niña comenzó a llorar. La levantó, le hizo pucheros (qué tierno...), trató de entretenerla con su llavero, hasta le hizo el "¿'on ta bebé? ¡Aquí 'tá!", pero nada funcionaba. De pronto una horrible idea cruzó por su mente: ¿no estará mojada? Con cara de fuchi comenzó a descubrirla y notó que la niña estaba seca sequita, lo que lo dejó más sereno, sin embargo, si no lloraba por estar mojada, entonces...tenía hambre. ¡Ah, horror! Hikaru compró el biberón, pero no compró la leche.
-¿Y ahora qué hago? –pensó Hikaru- Soy un idiota
Metió a la bebé al baño, la dejó dentro de la tina, al fin que estando allí no la escucharían. Y salió nuevamente hacia el micro market, topándose en el camino de salida con Oda, que somnoliento se iba a dormir.
-¿A dónde vas capitán? –le preguntó curioso
-Eh...voy...¡por unos cigarros! –mintió Hikaru, desapareciendo después, dejando atónito a Oda
-¿Y desde cuándo se hizo vicioso? –murmuró extrañado el jugador del Furano
Llegó y notó que el micro market había cerrado.
-Oh no, y ahora qué hago –pensó Hikaru- Veamos...
Caminaba rápido mientras su mente trataba de ir más rápido que él.
-Yo le calculo unos 8 meses –pensaba- Así que ya puede recibir otro tipo de alimentos, pero la leche es lo común...¡Aoi!
De pronto recordó que el jugador del Inter siempre tomaba una taza de leche calientita antes de dormir, tal y como su madrecita le había acostumbrado. Así que se dirigió a su habitación. Tocó y Takeshi le abrió.
-Hikaru –lo saludó bostezando- ¿Qué haces aquí? Es más de media noche
-¿Y Aoi? –preguntó Matsuyama ignorándolo
-No está, seguro siguen en lo de sus películas
-Eh, ¿puedo pasar? Es que le presté a Aoi unos CD's y no me los devolvió
-¿Y los buscas ahorita? –volvió a preguntar Takeshi algo indignado
-Es que quiero escucharlos, no puedo dormir
-Bueno, pasa –le indicó el mediocampista del Toho, yéndose luego a continuar con su siesta
Hikaru buscó en la mesa de luz de Aoi y felizmente encontró el tarro que buscaba.
-¿"Nido crecimiento"? –leyó extrañado a punto de echar la carcajada- No creo que ahora le sirva de nada
Ocultó el tarro y salió, siendo ignorado por el dormido Takeshi. Corrió a la habitación donde estaba la bebé y la encontró aun llorando.
-Sí que me paso de idiota –refunfuñó Hikaru- ¿Y el agua?
Nuevamente salió y se dirigió a la cocina del hotel, alguien debía de haber dejado un poquito de agua caliente. Estaba por darse por vencido cuando descubrió al encargado del hotel, con un termo junto a él. El jugador japonés se le acercó e indagó acerca del contenido del termo.
-¡Ah! Es sólo agua, verá, en un viaje a Argentina adopté la costumbre del mate –le contó el hombre
-¡Qué suerte! –pensó Hikaru- Y ¿podría invitarme un poco de su agua?
-¿Sólo agua?
-Sí, es que se me antojó agua caliente XD
-Bueno –aceptó extrañado- Si quiere llévese el termo, al fin que yo ya me tomé un buen par de mates
-Gracias –dijo Hikaru, regresando con la niña
Seguía llorando. Tomó el tarro de leche y leyó las indicaciones, así que preparó la leche como decía "Nido" XD.
-¡Momento! –dijo, teniendo una vez preparado el biberón y recordando sus zapping por "Discovery health" y el programa "Historia de un bebé"- Antes debo saber si no está demasiado caliente
Cuidadosamente dejó caer unas gotas de la leche en el dorso de su mano...tuvo que aguantar un grito de dolor ¡estaba muy caliente!
-¿Y ahora cómo lo enfrío?
Entonces reparó en el lavamanos. Le puso el tapón y lo llenó de agua para después sumergir el biberón. Esperó unos minutos impaciente y lo sacó, probó una vez más, ahora sí estaba perfecto. Sacó a la niña de la tina (hombres...¬¬) y la llevó a una de las camas. Ávidamente la criatura comenzó a beber la leche. Él sonreía, sin saber por qué, al verla alimentarse. Quizá pensó en que sería muy lindo tener un hijo, bueno, en un futuro, y que cuidar de él sería algo maravilloso, porque sería de él y sólo de él, sería su hijo...
Al día siguiente...
-Oigan, ¿no vieron a Hikaru? –preguntaba Oda preocupado a todos sus compañeros en el desayuno
-Felizmente no –contestó Ken irónico, logrando las risas de sus compañeros del Toho
-Ayer lo vi subiendo en el ascensor –comentó Genzo, mirando de reojo a Ken con mala gana
-No vino a dormir anoche –comentó el jugador del Furano más abatido
-Entonces eso es fácil de explicar –se burló Makoto- Quizá encontró alguna "diversión femenina" que lo desestresara
-Makoto –lo regañó Taro- No te expreses así de Hikaru
-Pues donde sea que esté, ya debería de haberse dado cuenta que es tarde –concluyó Mamoru, comiendo un pedazo de pan tostado
Mientras en la habitación N°548 que correspondía a Ozora y Kojiro, la bebé balbuceaba feliz, jugando con el cabello que caía sobre la frente de Hikaru, quien seguía dormido, después de un tiempo de sentirse ignorada, y quizá mojada y hambrienta, comenzó a llorar, despertando al capitán del Furano.
-¿Ah? ¿qué hora es? ¿dónde estoy? –se preguntó Hikaru, abriendo poco a poco los ojos- ¡Ya recuerdo!
Se levantó rápidamente, miró su reloj y puso cara de espanto.
-¡Voy a llegar tarde!
Desesperado miraba alternativamente a la puerta y la bebé que seguía llorando.
-¡Qué problema! Voy a tener que conseguir pronto alguien que te cuide, ¿pero cómo? –analizaba el muchacho- Por lo pronto...
Tomó su celular y llamó al señor Mikami, argumentando tener un dolor horrible de estómago y que por favor lo disculpase por esa mañana de entrenamiento. El entrenador, algo extrañado porque el muchacho no era de faltar nunca, accedió a darle el permiso. Después de colgar, ya más sereno, Hikaru llamó a servicio de habitación para pedir su desayuno y un termo con agua hervida. Mientras el agua llegaba trataba de hacer callar a la niña, enseñándole su llavero y pidiéndole (hombres...¬¬) que se callara, pero obviamente no lo hacía. Entonces una idea se le ocurrió ¿no será que está mojada? Con algo de asco se puso a descubrirla y por el aroma se dio cuenta que la niña había dejado un regalito en su pañal.
-¡Ay, no! Voy a tener que cambiarla –se dijo el muchacho resignado
Se colocó un pañuelo a manera de barbijo y con la punta de los dedos fue sacándole el pañal sucio, que echó rápidamente en el basurero del baño. Caminaba de un lado a otro pensando si tenía que ser "precisamente él" el que le colocara otro pañal, en fin, no parecía tarea difícil, así que puso manos a la obra.
Tomó un pañal de la bolsa nueva y lo extendió sobre la cama, luego levantó a la niña de los brazos y la colocó sobre el pañal (digamos que hubiera sido más fácil colocar el pañal bajo la bebé, pero bueno...XD). Cuando terminó de pegar los soportes, muy contento por cierto, volvió a levantar a la bebé y el pañal se fue rápidamente al suelo.
-Vaya, creo que tendré que ajustarlo más fuerte –se dijo Hikaru, rascándose la cabeza luego de poner a la niña sobre la cama, que para ese entonces se había calmado y mas bien parecía divertida al ver las peripecias del muchacho
Nuevamente intentó colocarle el pañal, y luego de haberlo hecho notó que había algo que no estaba bien, ya que el pañal estaba muy abultado por adelante, fue entonces que se percató que el pañal se lo había puesto al revés. Corrigió su error algo avergonzado, aunque estaba totalmente solo, y dejó a la niña otra vez sobre la cama. La bebé jugaba distraída con el llavero de Hikaru.
-Será mejor ponerte algo más que un pañal –le dijo Matsuyama, yendo a buscar el bolso de compras del día anterior, y sacando un lindo enterizo celeste, que se lo puso con paciencia de madre- Bien, ahora a lavarte y peinarte
Se la llevó al baño y se puso a lavarle la carita, cuando tocaron a la puerta: era servicio de cuarto. Miró a la bebé asustado y la dejó en la tina ¬¬, mientras ella lo miraba con cara de interrogante. Salió y sin dejarla pasar, le agradeció a la camarera, le dio su propina y se dispuso a meter todo en el dormitorio cuando fue sorprendido por Aoi OOU.
-¡Hikaru! Pero qué sorpresa, mira que encontrarte aquí, no sabía que te habías mudado a la habitación de Ozora y Hyuga –comenzó a hablar sin parar el delantero japonés ante la desesperación del águila del norte- ¿No irás a desayunar? Mira que yo también me quedé dormido y recién estoy bajando al comedor ¿no quieres ir conmigo?
-Eh, no gracias Aoi, aun no voy a ir –respondió Hikaru, tratando de entrar
-Oh, ¿te sientes mal? No tienes cara de haber dormido bien, pero mírate, aun llevas la ropa de ayer ¿quieres que te acompañe? –se ofreció Aoi preocupado, tratando de entrar en la habitación
-¡NO! –lo detuvo Hikaru asustándolo- Digo...no gracias, de veras estoy bien, nos vemos luego
-¿Seguro?
-Sí, seguro, adiós –se despidió el defensor japonés, cerrando la puerta rápidamente, a tiempo ya que la bebé se puso a llorar
Fue a preparar rápidamente un biberón, la sacó de la tina y se puso alimentarla.
-Mira nada más en las apreturas que me pones –le habló con cariño, sonriendo, mientras ella agarraba el biberón con ambas manitos
Después de darle de comer, la niña volvió a ponerse a llorar. Hikaru revisó el pañal y notó que estaba limpio, desesperado no sabía qué hacer, así que la levantó, y mientras ponía las cosas poco a poco en su lugar, se la puso sobre el hombro (como costal de papas XD) y escuchó un "¡Burp!" que la tranquilizó.
-Así que era eso –pensó divertido
Era su turno para bañarse y cambiarse, pero mientras ¿dónde dejaría a la niña? Así que agarró a la niña y la puso nuevamente en la tina.
-Quédate quieta y calladita ¿sí? –le pidió, al tiempo que ella le sonreía por los gestos que hacía con las manos- Veamos...
Se acercó a ella y con "alegría" notó que ya tenía dos dientecitos en la mandíbula, así que fue por una tostada ¬¬ y se la alcanzó.
-Al menos chúpala mientras regreso...
Hikaru se fue rápidamente a su habitación, fijándose que nadie lo viera sacó ropa limpia, la suficiente para unos días, y la puso en un maletín. Salió como entró: sigilosamente, marchándose rápidamente dos habitaciones más allá, donde encontró a la bebé desmigajando la tostada muy divertida.
-Eewww, hiciste la tina un asco –le dijo Matsuyama, mirando el montón de migajitas alrededor de ella- Y yo que quería bañarme
La sacó y la colocó sobre la cama, pensando dónde colocarla mientras él se daba una buena ducha. Entonces se le ocurrió una "gran idea", la puso sobre la alfombra, sacó una de las sábanas de la cama y la amarró por uno de los extremos alrededor de la cintura de la bebé con mucho cuidado, después amarró el otro extremo a una de las patas de la cama OOU.
-Así no te lastimarás... –volvió a decirle, alcanzándole otra tostada con mermelada ¬¬
Más tranquilo, se fue a dar una ducha, digamos que creía tener todo el tiempo del mundo porque no se preocupó en apresurarse. Cuando salió, mientras tarareaba una canción y se secaba el cabello con una toalla, se quedó estupefacto al descubrir al recién llegado Kojiro Hyuga con cara de pocos amigos y la bebé en sus brazos, con la cara completamente embarrada de mermelada. OO
-¡Kojiro! –exclamó asustado, dejando caer la toalla
-¿Se puede saber qué significa esto? –preguntó Kojiro con el rostro severo- Llego a mi habitación y descubro a una pequeña niña amarrada a la cama, en el piso, completamente sucia
-No está completamente sucia –se defendió Hikaru, quitándosela de los brazos- Sólo tiene la cara manchada con mermelada
-¡¡Ése no es el punto Matsuyama! –se alteró Kojiro, asustando a la bebé- ¡Qué diablos haces en mi habitación y con una bebé!
-Me la encontré ayer –respondió Hikaru apenado, alcanzándole a la niña una cucharilla con mermelada para que se entretuviera chupándola
-¿Te la encontraste? –dijo Kojiro indignado- ¡No es una mascota como para que digas eso!
-Ya sé que no lo es, pero la encontré en el parque, abandonada, y decidí traerla conmigo
-¿Y por qué no la dejaste en una comisaría?
-Porque era muy tarde y hacía mucho frío
Kojiro no supo qué decir, miró alternativamente a su compañero y a la bebé, que lo miraba interesada sin quitarse la cucharilla de la boca. Agarró su maletín y lo metió dentro del clóset.
-Debes saber que cuidar un bebé no es fácil –comentó Kojiro casualmente, mientras Hikaru le limpiaba la carita a la niña con la sábana XD
-Y que lo digas –corroboró Hikaru, tratando de quitarle la cucharilla de la boca a la bebé, que la tenía cerrada con obstinación
-Sólo a ti se te ocurre hacerla de tutor improvisado –dijo el delantero japonés con una media sonrisa, viendo el intento vano de Hikaru, se acercó, agarró con una mano la mandíbula de la niña y con la otra cuidadosamente le quitó la cucharilla, dejando a su compañero asombrado (no le pongo "su amigo" porque bien sabemos que eso jamás llegaron a ser UU)
-¿Y tú cómo sabes de bebés? –preguntó curioso
-Con tres hermanos menores, dime si no debía de haber aprendido –respondió Kojiro tranquilamente
-Ah, había olvidado ése detalle
-Dámela, la tienes hecha una mugre, será mejor bañarla –volvió a criticar Kojiro, quitándose la chaqueta y tomando a la niña, dirigiéndose luego al baño, seguido por Matsuyama
Hizo que la tina se llene de agua tibia hasta la mitad, cerró el grifo. Desvistió a la niñita, se arrodilló sobre la losa del baño y la metió en la tina, bañándola con una ternura que nadie en él hubiera creído (ay, qué lindo...).
-A ver, pásame el jaboncillo –le pidió a Hikaru que no salía de su asombro
Mientras la bañaba, la pequeña disfrutaba del agua, chapoteando con los bracitos.
-¿Y cómo se llama? –preguntó Kojiro, sin interrumpir su labor
-¿Quién?
-Cómo que quién, la niña...
-Qué sé yo, ¿no te dije que me la encontré sola?
-¡No le pusiste un nombre! –se indignó el capitán del Toho
-¿Debía hacerlo? –se defendió Matsuyama
-Mínimamente, no es un cachorrito como para dejarla así como la encontraste
-Psss, no sé qué ponerle...
-En dos días jugamos contra los suecos –dijo Hyuga pensativo, enjuagándole la cabecita- Tú serás nuestro amuleto, serás el símbolo de nuestra victoria, serás...Shouri
-¿Shouri? No está mal
-Alcánzame una toalla –le pidió Kojiro ignorando su conformidad por el nombre y envolviendo luego a la niña con cuidado
La llevó nuevamente al dormitorio y la puso sobre la cama.
-Bien, ¿al menos tienes ropa con qué cambiarla? –preguntó Kojiro escéptico
-Ja, claro que sí –se indignó el águila del Norte- Aquí está
Le alcanzó el par de juegos de ropa de bebé celestes muy orgulloso, mientras su compañero lo miraba con asombro.
-¿No te percataste que es una niña?
-Ya lo sabía, pero éstos me gustaron mucho
-¡No es cosa de gustos! No puedes ponerle algo así a una NIÑA
-¿Y por qué no? No le veo lo malo, hoy en día todo es unisex
-Ay, mejor dame eso –refunfuñó Kojiro, vistiéndola luego de ponerle un pañal y peinarla con dos colitas con el poco cabello castaño oscuro que tenía (para agarrarle el cabello improvisó con unas liguitas, por si se lo preguntan)
-Ja, si no lo veo, no lo creo –opinó Hikaru, alzando a la niña entre sus brazos
-Qué, ¿pensaste en verdad que tras la mugre se ocultaba un varoncito? XD
-No, hablaba de ti –aclaró el norteño, logrando una mirada de furia de Kojiro- No me lo tomes a mal, pero jamás pensé que estarías tan preparado para ser papá
-Bah, ya te dije, lo aprendí con mis hermanos –respondió Kojiro, algo apenado por el comentario- Entonces ¿ya irás a dejarla?
-¿Tan pronto? Bromeas, inventé que estaba enfermo, así que no pienso aparecerme de pronto al entrenamiento, sería un mentiroso descubierto
-Bien, entonces yo ya me voy –concluyó el delantero japonés, acomodando un poco de ropa de juego en un maletín más pequeño- Espero que la cuides
-Kojiro, no se lo vayas a decir a nadie –le pidió Hikaru
-No te preocupes, no tendría por qué, de todos modos espero que al regresar te la hayas llevado
-Lo haré...y Kojiro –dudó Hikaru, sabiéndose orgulloso y más cuando se trataba de dirigirse al capitán del Toho- Gracias
-De nada –contestó el aludido secamente, sonriéndole a la niña y saliendo
-Vaya, de la que nos salvamos –le comentó Hikaru a la niña, que lo miraba con curiosidad