El prólogo, "Una despedida amarga", es un one shot que cuenta lo ocurrido en los dos años y medio de entrenamiento. Tras lo acontecido en esa época, Naruto y Jiraiya vuelven a la aldea. Y comienza esta historia.
Sólo me pertenece una chica muy especial que aparece en este capítulo. El resto es cosa de Kishimoto.

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Gracias por leer y por los reviews.

Capítulo 1: un nuevo comienzo

Habían pasado seis meses de la vuelta de Naruto a Konoha. En ese tiempo, llegó el esperado encuentro: tal y como había predicho el Uchiha, se volvieron a ver las caras después del inesperado choque, cuando el chico rubio entrenaba fuera de la villa. Aunque esto último sólo lo sabían Naruto y Jiraiya. Habían mantenido en secreto aquel cara a cara y la dolorosa pérdida de Sasame Fuuma. Ahora, la atención se centraba en Akatsuki y sus planes de ataque. El Kazekage estuvo envuelto en uno y, a partir de aquello, Konohagakure y Sunagakure reforzaron sus lazos. Y sus sistemas defensivos.

Pero, lo más importante en la Hoja era tener a Sasuke de vuelta. Sakura y Naruto lo habían salvado de la oscura mano de Orochimaru. Sin embargo, éste no apareció cuando su fiel Kabuto se enfrentó a Naruto, en un combate casi interminable. En aquel lugar, en aquel momento, una presencia pasó desapercibida para todos. Incluso para Jiraiya, quien acompañó a los dos pequeños shinobi, por si se presentaba el otro Sannin. Una semana más tarde regresaban a Konoha, después de abandonar el último escondrijo de Otogakure, la aldea oculta del Sonido.

Ahora, la vida de Sasuke se debatía en una cama del hospital.

– Naruto, lo conseguimos. Sasuke- kun… está a salvo. Su sello…- decía una alegre Sakura.
– Sí, Sakura-chan. Recuerda que te lo había prometido.- comentó el jounin sonriendo, para disimular lo que en realidad pensaba.
– Su sello ha desaparecido.- añadió Kakashi.- "Es extraño, ¿será que…?"– pensó, sorprendido.

Mientras, en el despacho de Tsunade, ella y el viejo pervertido hablaban sobre el estado del portador del Sharingan. A la Quinta le preocupaba, ya que nunca había sentido tal dificultad en el momento de reconocer a un herido. Jiraiya la miraba con seriedad.

– ¿Qué pasa, Tsunade?- preguntó el peliblanco, rompiendo el silencio que imperaba en la sala.
– Sasuke y ese sello. Creo que es algún tipo de maldición, la cual controla ahora su corazón… y su vida.- se levantó de su silla.- Sólo conozco a una persona capaz de salvarlo.- miró a Jiraiya.- Sabes quién es, ¿verdad?
– Sí, ¿se acordará de la aldea, después de tanto tiempo?
– Ojalá sea así. Por Sasuke y… por Naruto.
– Iré a buscarla. Dile a Naruto algo convincente.- señaló, mientras besaba a la Sannin suavemente en los labios.
– Ten cuidado.- el viejo asintió levemente y desapareció por la ventana.

~ o ~

Muy lejos de Konoha, en la aldea oculta del Hielo (Kōrigakure), en el extraño país del Eterno Invierno, una chica de largo y castaño cabello no paraba de entrenar. Hacía trizas grandes bloques de hielo, demostrando una gran fuerza y velocidad en sus movimientos. Una intensa nevada caía, pero ella insistía en su duro entrenamiento. Viendo que, el último de sus enemigos le duraba más de lo normal, se paró un momento mientras recordaba el sueño de la noche anterior.

"Algún día volveré y haré honor a mi padre."– pensó, dejando caer unas tímidas lágrimas. "¡Seré la primera…!"– fue interrumpida por una voz lejana.

– Natsu-chan, ven a comer. ¿No ves que está nevando demasiado?
– Ya voy, baa-chan. Sólo me queda uno.- empezó a golpear el hielo.
– Está bien, no tardes demasiado. Además, tengo que contarte mi última visión…- añadió la vieja, al tiempo que la chica paraba al escuchar eso.

Aumentó la velocidad, queriendo destruir con ansias aquel trozo helado.

– ¡Kage Bunshin no jutsu!- soltó la kunoichi.- Chicas, todas a la vez contra el hielo.- ordenó, sonriendo, mientras las réplicas destruían el objetivo.- Bien, ¡a comer ramen!

Antes de llegar a la pequeña casa, la chica de ojos claros se paró en seco. Se giró hacia la izquierda y sintió una presencia, que se confundía con la copiosa nieve.

"No puede ser. Así que mi sueño era una premonición"– pensó, sorprendida.

Mientras tanto, la vieja había salido fuera. Ya sabía qué iba a pasar. Se colocó al lado de la chica que había cuidado y entrenado durante quince años, mostrando signos de tristeza. Miró hacia ella y dijo: "ésta es nuestra despedida. Mi visión tiene que ver con esta persona…"

– Yijou… ¡Atchus! Odio la nieve.- dijo el extraño visitante.
– Ah, sigues igual que siempre… viejo pervertido. Eres incapaz de aguantar un poquito de nieve.- rió la chica.- Dime baa-chan, ¿a qué te refieres?- preguntó, mirando a la anciana.
– Pues a que debes volver a tu villa de origen, con este hombre. Durante estos años he estado cumpliendo la misión que me encomendó tu padre, cuando te enviaron lejos de aquel lugar. Ahora, me iré en paz. Sólo soy parte de un jutsu de tu querido progenitor.- en ese momento, la anciana empezó a desvanecerse, como si fuera magia, y las partículas se confundieron con la nieve.- Adiós, Natsukira.- murmuró antes de desaparecer.
– Adiós, baa-chan. Gracias por todo.- dijo, entre lágrimas, la joven.- Siempre he sabido que no eras real.- añadió, mirando al cielo.
"Qué gran hombre fue para realizar un jutsu así."– pensó Jiraiya.- Veo que me recuerdas aún, mocosa.- comentó, mientras la miraba atentamente.- ¡Ah, ¿de dónde han salido ésas…?!- gritó, ruborizado, cuando terminaba de examinarla.
– ¡Pervertido! Nunca cambiarás, viejo.- refunfuñó ella, tapándose.- Recuerda que me fui con siete años. Ahora tengo unos cuantos más, y soy una mujer.- añadió esbozando una sonrisa, orgullosa de su cuerpo.
– Lo siento.- repuso, disimulando.- Sorprende ver cómo te pareces a tu madre. La misma belleza, los mismos ojos y espero que el mismo poder. Necesito que vuelvas conmigo. Hay un chico que está grave, y tú eres la única que puede salvarlo.
– Iré.- contestó fríamente.- Ese chico no será…
– No, es el pequeño Uchiha. Él es su compañero, junto con la pequeña Haruno. Además, yo lo he estado entrenando durante mucho tiempo. Es muy fuerte y un gran chico.- expresó con alegría.

Entraron en la cabaña, para que Natsukira recogiera sus pocas pertenencias. Jiraiya la miraba, extrañado. Su respuesta había sido inmediata, sin dudas. ¿Acaso extrañaba tanto su villa? Tal vez, fuera por el recuerdo de su padre. Las malas noticias también habían llegado a sus oídos.

– ¿Por qué accediste tan rápido a venir conmigo?- preguntó el viejo, después de un rato sin decir una palabra.
– Porque sabía que esto iba a ocurrir hoy. Tengo muchas ganas de volver. Sobre todo por… ¡el ramen!- dijo, dejando a Jiraiya con los ojos como platos y la boca totalmente abierta, mientras ella se tocaba la nuca y sonreía.

"Quiero ver cómo has crecido…"– pensó ella, sonriendo internamente.

Salieron a toda velocidad rumbo a la aldea oculta de la Hoja. Mientras hablaban, recorriendo los diferentes tipos de sendas que se presentaban, la chica se puso la bandana de Konoha, guardada durante mucho tiempo, en la frente. Jiraiya la miró, con una sonrisa instalada en su boca.

Yoshi! Natsukira regresa a casa.- exclamó, levantando la mano.

"Se parecen mucho, estos dos. Veremos qué tal se llevan."– caviló el viejo ninja.

~ o ~

Un par de semanas más tarde, la villa seguía en una calma tensa. En el hospital, Tsunade se esforzaba en mantener a Sasuke en un estado de reposo, sin peligro. Pero, sus técnicas empezaban a flaquear, a no dar resultado. Esperaba con mucha paciencia el regreso de Jiraiya.

"Espero que venga con ella."– pensaba, mirando a aquel muchacho que había dado tantos problemas.

Naruto y Sakura iban a visitar diariamente a su compañero y amigo. Las misiones impuestas, normalmente, les impedían verse durante el día, hasta el momento en el que iban al edificio médico. Aprovechaban para profundizar en su relación. La pelirrosa no podía estar más radiante. Sí, Sasuke estaba de vuelta; pero, durante aquellos largos tres años, se había dado cuenta de lo que realmente sentía. Y de lo que le convenía, llegó a pensar.

Con Naruto se sentía llena, feliz.

– Naruto, ¿crees que Sasuke-kun se recuperará?
– Estoy seguro.- respondió, mirando a su amigo.- Es muy fuerte, Sakura-chan.
– Tienes razón.- la chica sonrió, mientras ponía sus manos en el pecho del rubio.
– Además, nos costó bastante traerlo de vuelta.- susurró.

"Te toca a ti, Sasuke."– pensó, en silencio.

La ojiverde lo besó de improviso, cambiando su rostro serio. Ambos se sonrieron.
Al mismo tiempo, en la puerta norte de la aldea, una extraña pareja entraba en la calle principal. Casi todo el mundo reconoció al peliblanco, pero… ¿quién era esa jovencita?

Diminutos copos de nieve comenzaron a caer: el preludio de un regreso esperado.

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