Aquí está el segundo drabble de Sueños. Se titula "Puertas que se abren" y en él, la protagonista, recuerda como aprendió a amar a los libros, a buscar sus respuestas y a creer de verdad. Porque cuando crees con todo tu corazón la verdad aparece delante de tus ojos.

Gracias por el review. El quién, el quienes, el como, el donde, y el porque... Todo eso se responderá sólo. Sueños és una historia HHr, de como una persona vivió una noche que canvió el decurso de la historia.

Puertas que se abren

Cuando era pequeña, tan pequeña que sus pies colgaban de su sillita verde, su padre le leía cuentos en la cama antes de dormir. Ella estaba enterrada entre mantas y cojines, envuelta por la calidez de la voz de su padre y el olor de esos libritos. Con sus ojos brillantes de emoción miraba a su padre mientras cada palabra la llevaba a mundos extraños y maravillosos, mundos donde la magia era posible con un suave golpe de varita.

Cada noche era igual. Ella escuchaba atenta y anhelante, sin abrir su boquita hasta que las palabras de su padre se perdían entre sus sueños y se quedaba dormida. Y ella sonreía con los ojos bien cerrados mientras soñaba. Entonces su padre le besaba en la frente y cerraba la luz.

Así fue noche tras noche hasta que la voz de la pequeña Hermione resonó en la habitación. Y su padre sonrió.

"Papá¿Quién era Merlín?"

"Toma este libro, hija. Allí hallarás tus respuestas."

Al día siguiente se sentó en su sillita verde con un viejo libro en su regazo. Su título era "Camelot" y las letras eran doradas. Le encantó. Pasó sus dedos por encima de la portada y notó contrastes, matices. Sonrió. Cuando lo abrió un olor que le acompañaría toda la vida la invadió. El olor a libros. Después sólo quedó leer, poco a poco, y hallar las respuestas.

Pregunta. Leer. Respuesta. Así fue a partir de esa noche. Y cada vez entraba más y más en el juego de los libros. Con su blanco y negro, con su tacto y con su olor te decían que más que la respuesta lo que importaba era el camino. El leer.

"Papá¿la magia existe?"

"¿Tú que crees?"

"No lo sé, en libros no pone..."

"No hija, no. Hay veces que uno tiene que creer. Sólo entonces hallará la respuesta"

Aún recuerda esa frase. Y la mano de su padre en su corazón. Estuvo una semana dándole vueltas, buscándole un sentido. Una de esas noches volvió a coger el primer libro que leyó, "Camelot", y recordó cuando era pequeña y la invadía esa sensación cuando la voz de su padre se confundía con sus sueños. Eran momentos mágicos, eran momentos que la hacían creer. Eso era lo que buscaba.

La magia existía, siempre había estado allí.

Semanas más tarde llegó una lechuza marrón pardo, era grande y majestuosa. Estaba parada en la verja del jardín, y llevaba una carta en la pata. Una carta escrita a mano, con una tinta que tenía destellos azulados, y las letras se alargaban de una forma muy curiosa. El papel tenía un tacto agradable, y su olor era especial. Su contenido era realmente mágico.

Existía. Dentro de ella.

Creer. Ese era el camino que le había enseñado su padre, camino que empezó a andar uno de los últimos días de su primer curso en ese increíble castillo. Allí estaba él, no la leyenda que salía en los libros, sino el niño que conoció en el tren escarlata. Era él quien estaba enfrente de una barrera de llamas, su mirada era tan decidida, pero era tan pequeño.

Y ella estaba allí, con él. Tenía miedo, pero él le enseñó a andar el camino. Le mostró la respuesta.

Él abrió las puertas.

Y a partir de ese día no hubo marcha atrás.

Ella cree en él.

En la verdadera magia.