Nota de la autora: Sábado, 14 de enero de 2006.
¡HOLA CÓMO ESTÁIS! Espero que genial. Yo muy feliz de seguir trabajando (aunque sea en Almería) y de volver con mis niños y niñas porque nos queremos mucho y nos llevamos muy bien.
Bueno, pues aquí estamos con una nueva historia, una en la que espero os reiréis mucho, yo me lo estoy pasando genial escribiéndola.
Tal y como os comenté en el epílogo de "Una Hermione para Recordar.", ésta será una historia cómica-romántica donde veréis a un Harry y una Hermione en situaciones nunca vistas en los libros. No sé si eso implicará que estén off of character, lo que sí sé es que os dará una visión más amplia de otras facetas de sus personalidades. Jijijijijijiji. Sin más que añadir por el momento, me despido. Nos vemos en mi segunda nota de autora, al final del cap. Un besazo a todos y todas. RAkAoMi. ;-)
Para los nuevos lectores o lectoras:
El encantamiento "Glueforte" y sus efectos, son de mi completa invención, en los libros no sale.
Me he leído los seis libros, pero este fic no tiene nada que ver con ese sexto libro ni tampoco contiene spoilers del mismo. ¿Ok? ;-)
Simbología:
Con guión y letra normal: diálogo de los personajes.
Con comillas y cursiva: pensamientos internos.
- Puntos: cambio de escena.
Música recomendada:
- Para este primer cap, os recomiendo el tema principal de "El cartero y Pablo Neruda." Porque empieza con una guitarra suave y luego tiene ritmo de tango para volver a la guitarra. Creo que es una música preciosa, animada, romántica, alegre y bonita donde las haya. (Os recomiendo que os bajéis cuanto antes esta genial banda sonora. Compositores: Itzhak Perlman y Luis Bacalov.) Seguro que os gustará. A mí es que me tiene enamoraíta desde hace varios años.
" Pegado a ti."
Cap.1.- " Estamos unidos."
Amanecía un día limpio y claro cuando Hermione Granger abrió los ojos. Le costó salir de la cama pues hacía un frío de muerte y las mantas calientes eran demasiado invitantes para abandonarlas, pero recordando que era viernes y el que al día siguiente tendría todo el tiempo del mundo para dormir y hacerse la remolona todo lo que quisiera, decidió asearse y vestirse rápidamente antes que volver a llegar tarde a clase por culpa de sus dos perezosos y dormilones mejores amigos.
"Fue una buena idea despertarme una hora antes. Bueno…vamos a por ellos."
Tras recogerse el largo y rizado cabello en una cola alta de caballo, ella partió rumbo a la habitación de los chicos.
Después de 7 años juntos, y siendo este su último año en Hogwarts, Hermione se sentía con la confianza suficiente como para tras llamar una vez, abrir la puerta. Lo hizo, pero tan pronto como puso un pie en el interior, un calcetín pestilente le dio en plena cara y un grito de Ron diciéndole…
- ¡QUÉ CREES QUE HACES!
Le indicó que había metido la pata. Ella salió rápidamente y cerró con un portazo, mientras recuperaba el aire tras el susto recibido y tiraba el calcetín al suelo.
- Joder.- masculló ella por lo bajo- No era mi intención pillarle en calzoncillos.
Decidió que sería mejor esperarles en la sala común, quizás allí podría estar lo suficientemente tranquila como para que nada ni nadie la asustase.
Cómodamente sentada en el amplio y largo sofá rojo, Hermione esperaba el inicio de la tormenta, una que sabía sería más que ruidosa, igual que el genio de ese amigo pelirrojo que siempre terminaba sacándola de quicio. Y fue en ese preciso instante, cuando más vueltas le daba al tema que el dueño de ese genio que tan bien conocía ella, hacía su aparición en la sala común de Gryffindor.
- ¡TE HE DICHO MILES DE VECES QUE LLAMES A LA PUERTA, HERMIONE!
- Lo hice.- respondió ella mirándose las uñas con total tranquilidad- no es mi culpa que estés sordo perdido.
- Argggg.
- Deja de hacer eso, te vas a hacer daño en la garganta.
- ¡Ese es mi problema, no el tuyo!
- Vale, pero luego no me digas que no me preocupo por ti.
- A veces no te soporto.
- Yo también te quiero apasionadamente, Ron.
- Anda y vete a la mierda.
- Lo dicho, te adoro con todo mi corazón.
Ron cruzó los brazos y se sentó mirándola enfurruñado. Ella levantó una ceja.
- ¿Qué?
- ¿Cómo que…Qué?. ¡Me has visto en ropa interior, Hermione, es que eso es normal para ti!
- ¿Sinceramente? No, pero...¿la verdad? No es la primera vez que veo a un hombre de esa guisa. Tengo un padre ¿sabes? Él también usa calzoncillos, le he visto miles de veces salir del baño con ellos puestos. ¿Qué más da que te haya visto a ti así? No voy a traumatizarme de por vida, te lo aseguro.
- ARggggggg.
- Si sigues gruñendo así, terminarás por echar espuma por la boca y entonces parecerá que tienes la rabia.
- ¡ Que me dejes!
- Pues bueno, tú mismo. Pero luego no te quejes.
- ¿Es que siempre tienes que decir tú la última palabra?
- No. Sólo quería dar mi opinión.
- ¡Pues yo ahora no quiero escucharla!
- Vale.
- ¡Eso mismo!
- ¿Y ahora quién es el último que habló, mm?
- ¡Hermionee!
- Ron, el color de tu piel está haciendo juego con tu pelo.
- Te lo juro Hermione Granger, un día de estos, me voy a enfadar de verdad y entonces…entonces…te voy a hacer algo tan…humillante…que me pedirás perdón de rodillas.
- Ron…- comentó ella ahora en tono serio- te estás pasando.
No sé por qué estás tan furioso, sólo te vi en calzoncillos y ni si quiera me quedé mirando, te ví de refilón, ¿entiendes?.
Pero no, tú te lo tienes que tomar a la tremenda, como siempre. Y a mí no me amenaces, ¿te enteras?
No se te ocurra amenazarme porque si se trata de quién puede joder más al otro, te diré que ésa soy yo. Y no es por presumir ni nada, pero te aseguro que ni en un millón de años…conseguirías ponerte a mi altura en cuanto a nivel de conocimientos mágicos se refiere. Así que no me amenaces, yo de ti…pediría disculpas por las amenazas porque si se te ocurre convertirte en otro Malfoy, vas a salir muy mal parado, te lo aseguro.
Ron la miró como si se hubiese dado un golpe en la cabeza.
- ¿Me estás amenazando?
- No, Ron, te estoy avisando, que es distinto. Hay un dicho muggle que dice "el que avisa no es traidor." Y tú ya estás avisado.
Siento mucho, de verdad que sí, que mi presencia en tu habitación te alterara tanto como para enfadarte tantísimo conmigo y amenazarme con una terrible venganza. Lo único que te diré es que, si se te ocurre aunque sea por una vez en tu vida, hacerme daño en serio, te vas a enterar de quién es Hermione Granger enfadada y puedo decirte con seguridad, que no te gustará. ¿Recuerdas a Umbrich?
- Sí…
- Yo fui quien la llevó ante los centauros, por si se te olvidó.
- No, lo recuerdo perfectamente.
- ¿Y bien?
- Perdona, es que estaba enfadado. En realidad no decía en serio lo de la venganza…
- Vale.
- Pero un día de estos…Hermione, te pillaré en bragas y ya verás lo bien que te sienta.
- Ron…eres más pesado que una vaca en brazos. Lo siento, ¿vale? LO-SI-EN-TO.
- Disculpas aceptadas, ¿ves cómo no era tan difícil?- Ron la miró sonriente. Ella le miró como si le fulminase.
En ese momento, el último componente del trío que faltaba aún por llegar, hizo su aparición con el pelo aún húmedo tras su ducha matutina.
- Buenos días.
- Serán para ti.- dijo Hermione con tono serio.
- ¿Ocurre algo?- preguntó Harry mirando a Ron y a Hermione como si estuviese en un partido de tennis.
- Sí. Esta señorita castaña aquí presente, se atrevió antes a entrar en NUESTRO dormitorio…
- Quería avisaros de que os levantarais, como llevo haciendo con éste… 7 años seguidos.
- Y no contenta con llamar a la puerta, una llamada que por cierto no se oyó…¡entró y me vio en ropa interior!
- Oh…
- ¡SÍ, OH!. ¿Ves Hermione, ves como no exagero?
- Paso de ti. No pienso disculparme más veces de las que ya lo he hecho.
- ¡DILE ALGO HARRY!
- A mí no me metas en esto, Ron. Ni si quiera la escuché entrar. Así que paso.
- ¡Gracias por tu apoyo!
- ¿Qué tenemos hoy?- preguntó el moreno para cambiar de tema.
- Encantamientos con Flichwick a primera hora. Luego…yo tengo Runas Antiguas y vosotros Adivinación si la memoria no me falla, y para terminar la mañana, doble clase de pociones con nuestro profesor favorito.
- Vaya mierda, menuda forma de terminar la mañana. Snape…ugh…
- Bueno, míralo por el lado positivo, Harry- dijo ella de nuevo- mañana será Sábado y podrás tirarte todo el día sin verle en clase.
- Pero sí en el castillo. ¿Es que ese hombre no tiene vida fuera de Hogwarts?
- Tengo hambre.- intervino Ron- ¿Nos vamos a desayunar?
- Si sigues comiendo así, Ron, te va a sentar mal.- dijo ella partiendo un poco de rosbeef.
En respuesta a eso, Ron se metió más carne en la boca, abriéndola para enseñársela a Hermione.
- Eres un asqueroso.
- Y tú una metomentodo- contestó él mientras masticaba a más no poder.
- A veces te odio cordialmente.
- Ídem.
- Vale ya, por favor. Lleváis media hora discutiendo, dejadlo ya. Además Ron…¿después de 7 años conociéndola todavía no te has dado cuenta que es inútil discutir con ella?
Hermione sonrió triunfante.
- Clafo- prounció el pelirrojo con la boca llena de pan- como tú nunca te peleaz con ella.
- Es que Harry me entiende, no como otros.- contestó la susodicha partiéndose tortitas con nata y chocolate.
- Cafne y toftitaz…menuda mezcla.- apuntó Ron mientras tragaba.
- ¿Nunca te han dicho que hablar con la boca llena es de mala educación?- preguntó ella totalmente seria.
- Muchaz vecez pefo me da igual.
- Ugh…no sé qué es peor, discutir contigo, o verte la comida mientras me hablas.
Ron le sacó la lengua, ella soltó una palabrota por lo bajo.
- ¿Hermione me pasas el zumo de calabaza por favor?
- Toma Harry.
- Gracias.
- De nada.- Ella le dedicó una brillante sonrisa, él miró a otra parte.
- ¡Já!- masculló Ron.- No cambiarás nunca Harry.
El moreno le miró de forma interrogante.
- Hay cosas que nunca cambian, como tu timidez. Jijiiijiiiiji.
- Ron…- pronunció el susodicho mirándole a modo de advertencia.
- ¿Qué, qué pasa?- preguntó Hermione, olvidando que estaba enfadada con Ron y centrando su atención en el pelirrojo, quien miraba a su mejor amigo con una expresión burlona en el rostro.
- Pasa que nuestro querido amigo, está enamorado. ¿No es así Harry?
- Cállate.
- ¡Harry, no me habías dicho nada. Es fantástico!
- ¿Tú crees?
- ¡Claro que sí. Enamorarse siempre es bueno.! Bueno venga, dime…¿quién es la afortunada?- preguntó Hermione con los ojitos brillantes de curiosidad.
- Pu…pues…ella…ella es…eh…se…sese…se llama…se llama…
- ¡Hola Harry, buenos días!- pronunció Ginny haciendo a un lado a Hermione y sentándose al lado del susodicho, quien la miró con el ceño fruncido al ver movida a Hermione de su sitio sin previo aviso.
- Hola Ron, hola Hermione. Buenos días a los tres.
- Hola Gin.- contestó su hermano.
- Harry…- comenzó la pelirroja con algo de timidez.
- ¿Sí?
- Me preguntaba si tú…si tú…bueno…es que mañana es Sábado y…hay salida a Hogsmeade y…bueno yo…quería saber si tú podrías…si querrías…esto…si te gustaría…¡venir conmigo, sí eso!
- Eh…claro. ¿Por qué no?
A Ginny se le iluminó el rostro.
- Iremos todos juntos, como siempre. ¿Verdad?- preguntó él mirando tanto a Ron como a Hermione.
- No, yo no puedo.- dijo el pelirrojo, queriendo echar un cable a su hermana pequeña.- tengo cosas que hacer.
- ¿Cómo qué?- preguntó Harry.
- Sé que va a sonar muy raro pero…tengo que estudiar.
- ¿Tienes fiebre?- preguntó Hermione.
- Me encuentro perfectamente, gracias.- respondió Ron con fastidio.
- ¿Y tú, Hermione?- preguntó de nuevo Harry.
- Yo no tengo nada que hacer.
- ¡Genial, entonces vendrás con nosotros!
Cuando Hermione miró la expresión desilusionada de Ginny, comprendió rápidamente lo que quería la pelirroja.
- Pero voy a quedarme en la biblioteca porque tengo que buscar información para un trabajo extra que le pedí a McGonagall.
- Oh.- dijo el moreno desilusionado.
- Es que eso hará que nuestra casa sume puntos, Harry. Y sabes bien que los necesitamos. Slythering está pegando fuerte este año y yo no quiero que se lleven la copa de la casa, mucho menos ahora que es nuestro último año aquí.
- Ya, claro. Lo entiendo.
- Pero podéis ir Ginny y tú solos, seguro que os lo pasáis bien.
A Ginny se le volvió a iluminar la cara de alegría al escuchar lo último dicho por Hermione. En recompensa, ella obsequió a la castaña con una brillante sonrisa indicándole con ello "pídeme lo que quieras a partir de ahora."
- ¡Lo pasaremos genial, Harry, ya lo verás. Conozco un montón de sitios chulísimos que seguro no has visitado nunca!
Harry no dijo nada, sólo miró a Hermione y luego a Ginny, agachando la cabeza.
- Entonces qué…¿te vienes conmigo?
- Vale, iré.- contestó él sin ningún atisbo de ilusión en su tono de voz.
- ¡Gracias!- Ella le besó sonoramente en la mejilla, para seguidamente levantarse y salir del Gran Comedor con una estúpida sonrisa en su rostro.
- Hey Harry…- empezó Hermione.
- ¿Qué?
- No pareces feliz. Tienes cara de funeral. ¿Te encuentras bien?
- No mucho.
- ¿Por qué. Te duele algo, quieres que te acompañe a la enfermería?
- No, no es nada, no te preocupes. ¿Me pasas las tostadas con mermelada? Gracias.
- Buenos días, alumnos y alumnas de séptimo.- dijo el profesor Flichwick a modo de saludo- bienvenidos a la primera clase del curso. Hoy vais a aprender a realizar el encantamiento "Glueforte". ¿Alguien sabe para qué sirve?
Como era habitual, Hermione fue la primera en levantar la mano.
- ¿Sí, señorita Granger?
- El encantamiento Glueforte se realiza con la intención de pegar algo. Es un encantamiento muy efectivo, capaz de pegar cualquier cosa a cualquier superficie. Su efecto dura una semana o toda la vida, dependiendo de las intenciones del mago o bruja que lo utilizó. Y es tal su efectividad, que si por ejemplo se usara para pegar los cimientos de una casa al suelo, ni si quiera un potente huracán podría levantar dichos cimientos.
- ¡MUY BIEN, SEÑORITA GRANGER, 10 PUNTOS PARA GRYFFINDOR!
Todos sus compañeros aplaudieron mientras los de Slythering la miraban con asco, pero ella les dedicó una brillante sonrisa indicando con ella a la casa de Draco Malfoy, que le importaba muy poco sus miradas ofensivas o las murmuraciones que ellos hacían por lo bajo.
- Tal y como ha dicho la señorita Granger, efectivamente, ese encantamiento se usa para pegar cosas. Normalmente durante una semana, pues sólo los magos y brujas más experimentados y expertos consiguen alargar su efecto durante toda una vida. Bien, en vuestros pupitres tenéis una bola de lana cada uno. Debéis hacerla flotar usando el Wingardium Leviosa y luego emplear el Glueforte para pegarlas a las dianas que están al fondo de la clase. ¿Comprendido?
- Sí señor.- contestaron todos.
- Os demostraré el movimiento para hacer el encantamiento. Observad mi mano. ¡Glueforte!
De inmediato, la bola quedó pegada a la pared que había al lado del pequeño profesor. Todos los alumnos aplaudieron entusiasmados.
- Podéis empezar a practicar ya.
Durante unos minutos, las bolas de lana de cada uno volaron gracias al Wingardium Leviosa para luego ser fijadas con el Glueforte en cada una de las dianas que había. Sólo faltaban por pegarse, la de Harry, Hermione y Malfoy. Este último, al ver cómo la bola de Hermione iba en cabeza, usó un hechizo para destruirla y luego reírse de forma burlona mientras la llamaba su apodo favorito, "sangre sucia."
Ella le miró de manera tosca, y sin decir ni una palabra, miró a Flichwick y luego apuntó a Draco, que se quedó en guardia esperando el hechizo que seguro le lanzaría ella, pues no era la primera vez que la Gryffindor le devolvía la jugada.
- ¡10 PUNTOS MENOS PARA SLYTHERING POR JUGAR SUCIO. LO HE VISTO TODO SEÑOR MALFOY!- pronunció el pequeño profesor desde el montoncito de libros sobre los que siempre se subía.
Todos los Gryffindors lanzaron vítores, mientras Hermione y Draco se miraban como si echaran fuego por los ojos.
- Continuaremos el próximo día.- pronunció Flichwick dando por terminada la clase.- podéis salir.
No habían andado mucho cuando Harry le preguntó a Hermione…
- ¿Por qué le apuntaste sin atacar?
- Sólo quería delatarle. No es mi estilo hechizar personas delante de profesores- y añadiendo en voz baja dijo- prefiero hacerlo cuando no haya testigos.
Harry soltó una carcajada.
- Creo que he sido una mala influencia para ti, señorita Granger.- comentó él en tono bromista.
- No, qué va, al contrario señor Potter. Quien ha sido la mala influencia he sido yo para ti. Si no fuese por mí y mis conocimientos, no habrías avanzado tanto en defensa y no serías lo peligroso que eres hoy día.
- Eso no es malo.
- Sí lo es cuando te metes en líos.
- Bueno…no es que los busque, es que me encuentran.
- Ya, claro…
Estaban a punto de llegar a la escalera que llevaba al aula de Adivinación, cuando la voz del Slythering seguida de un potente hechizo de ataque, hizo que tanto Harry, como Ron y Hermione, se agachasen justo a tiempo de que el hechizo les golpeara. Ellos se pusieron en pie, poniéndose en guardia y preparándose para combatir de un momento a otro.
- ¿Qué quieres, Malfoy?- preguntó Hermione de manera desafiante- ¿Pelear conmigo otra vez, qué pasa, que la última vez que te convertí en babosa no fue suficiente para ti?
- Di lo que quieras, sangre sucia, pero esta vez tus amigos no podrán hacer nada para ayudarte.- él sonrió con maldad pero eso no afectó a la castaña.
- ¡No la llames así!- gritó Ron, adelantándose a Hermione y Harry y apuntando tanto al rubio como a sus dos amigos, que estaban a cada lado de él.
- ¿Por qué? Es la verdad. Es lo que es ella, una mugrosa y asquerosa sangre sucia que jamás debió pisar este colegio.
- Malfoy te lo advierto…- masculló Ron.
- Advierte todo lo que quieras, cabeza de zanahoria, para lo que me importa tu opinión…
- Iros a clase.- dijo Hermione mirando a Harry y Ron.- Los dos, iros ya.
- ¿Te has vuelto loca?- preguntó Harry.
- No, esto es cosa mía. Vosotros no tenéis por qué meteros en líos por mi causa, así que iros a clase ahora, ya.
- No pienso hacerlo. Por muchas órdenes que nos des a mí o a Ron, no pensamos dejarte sola con ese indeseable. ¿Verdad Ron?
- Por supuesto.
- Oh…qué tierno…sus dos amiguitos protegiéndola del peligro. Creo que voy a llorar…
- Menos ironía Malfoy, si vas a hacer algo hazlo y si no, te sugiero que te des la vuelta y te marches por donde has venido.- dijo Hermione con decisión.
- Ya, claro. Más quisieras tú. ¡Expelliarmus!
En un instante, ella cayó al suelo, golpeándose la cabeza y llevándose una mano a la sien.
Cuando Ron y Harry la escucharon quejarse, se lanzaron varita en mano a por los tres Slythering. Los hechizos y las maldiciones volaban por todas partes, pero por fortuna, ni Harry ni Ron sufrieron daño, sólo Crabe y Goyle, quienes se vieron convertidos en caracol y babosa respectivamente.
Draco se quedó solo ante los dos Gryffindors, que se acercaban a él con pasos agigantados y con cara de todo menos amistosa.
Pero el rubio no se había dado por vencido, y haciendo un hechizo que ni Harry ni Ron conocían, desapareció durante un segundo para volver a aparecer corriendo en dirección a Hermione. Ron gritó algo para alertar a la prefecta, que seguía en el suelo algo mareada por el golpe.
Harry usó su garganta para algo mejor, pronunciar un hechizo que lanzó a Draco a unos pasos atrás de donde estaba ella. En menos de un minuto, él estaba ayudándola a levantarse del suelo.
- ¿Estás bien?- preguntó él preocupado al ver la sangre que caía por su frente.
- Sí, una caída no va a matarme. Sólo estoy algo mareada pero…por lo demás estoy perfectamente. Gracias por preocuparte. Eres un cielo.- Ella le besó en la mejilla, él apartó la mirada.
- ¡Sangre sucia!- gritó Malfoy poniéndose en pie- ¡Esto aún no ha terminado. ¡TALANTALLEGRA!
- ¡NO!- gritó Harry, poniéndose justo delante de ella y lanzando otro hechizo que le dio a Malfoy, volviéndole a tirar al suelo.
Él agarró a Hermione y se tiró al suelo con ella encima suya, justo antes de que el hechizo les diera a los dos. El hechizo se estrelló contra la pared, ellos suspiraron aliviados.
- ¿Estás bien?- preguntó ella aún en el pecho de Harry.
- Ajá…- fue todo lo que él musitó.
- Gracias otra vez.
Harry no dijo nada, parecía que se había quedado inmóvil de repente, sobre todo al ver cómo Hermione le acariciaba su cicatriz. Algo que no había hecho hasta ahora, 7 años después de conocerse.
- Eres un gran mago, Harry.
Pero Harry no contestó, estaba demasiado absorto en otra cosa que no fuese ella, su tacto y el tono dulce con el que le hablaba.
Fue entonces que Ron gritó…
- ¡Esta vez no Malfoy!- lanzando un hechizo que impactó en la barriga del rubio, que hizo a Hermione y Harry ponerles de nuevo alerta.
Ella se levantó y le dio la mano a él, ayudándole a ponerse en pie también. Cuando estuvieron de nuevo de cara al rubio, vieron que Ron estaba inconsciente en el suelo y al Slythering reírse de forma maliciosa.
- Creo que le ha lanzado el Desmaius.- comentó Hermione.
- Es posible.
- Bien, hasta aquí he llegado.
- Y yo también.
- ¿A la de tres, Harry?
- A la de tres, Hermione.
- 1…2…¡tres!.
- ¡LOCOMOTUS MORTIS!- gritaron los dos a la vez. En un instante, los pies de Draco se pegaron mágicamente y él cayó al suelo de boca, escupiendo sangre y lanzando unas palabrotas la mar de fuertes.
Cuando vio a dos pies enfundados en unos brillantes y bonitos zapatos negros, supo sin lugar a duda, quién tenía delante de él.
- ¿Y bien, has tenido suficiente por hoy?
- Sangre sucia…
- Error. Me llamo Hermione, ¿te enteras? Hermione. Aquí la única persona que tiene la sangre más que sucia, eres tú, Draco Malfoy. Pero no por tu linaje, sino porque tienes el corazón más podrido que un muerto.
- Cuando me levante te vas a enterar de quién soy yo.
- Inténtalo, sólo inténtalo.- musitó ella.- Y entonces veremos quién de los dos es más fuerte.
- Asquerosa…
- Otro insulto más, y seré yo quien te dejará la boca en tal estado que no serás capaz de volver a pronunciar una sola palabra en toda tu vida.- añadió Harry por primera vez desde que se acercó a ellos.
- Potter…tenías que ser tú…
- Vámonos Harry. Llegamos tarde a clase.
- Sí Potter, vete con tu asquerosa novia sangre sucia. Vete con ella, pero no creo que iréis a clase… ¿verdad? Iréis a hacer cosas propias de una mugrosa sangre sucia como ella. Cosas sucias, igual de sucio que su pelo, porque hasta eso lo tiene repugnante.
- ¿Serás hijo de puta?- gritó Harry a punto de patearle sin medida, pero Hermione le detuvo justo a tiempo.
- ¡No Harry, no, no merece la pena!
Harry obedeció, bajando la pierna y apoyándola en el suelo, mientras Malfoy se reía abiertamente.
- Qué patético, Potter, controlado y dominado por una sangre sucia. Es tan patético que hasta me da la risa…
- ¡CÁLLATE MALFOY!- gritó Hermione- ¡CÁLLATE DE UNA MALDITA VEZ. VÁMONOS HARRY!
Y agarrando a su mejor amigo de un brazo, tiró de él hasta que consiguió que se alejaran lo suficiente del rubio como para evitar que Harry o ella misma, le hiciesen algo de lo que quizás, luego se arrepintiesen.
Harry ayudó a Ron a ponerse en pie, pues acababa de despertar de su inconsciencia. Iban a salir de aquél lugar cuando el grito de advertencia que lanzó el pelirrojo diciendo…
- ¡CUIDADO HERMIONE!- provocó que ella se viese en el suelo sin poder moverse, pues Harry había caído encima de ella, y no sólo eso, sino que había recibido de pleno en la espalda, un potente hechizo que Draco había lanzado a la castaña sin que esta lo viera.
- Duele…- fue todo lo que dijo Harry al sentir que le ardía la espalda.
- Harry, ¿estás bien?- preguntó ella con los ojos llenos de preocupación.
- Sí. ¿Y tú?
- Sí pero no puedo mover las piernas.
- ¿Por qué?
- Porque estás encima.
- Perdona.
Ayudado por Ron, él se levantó. Iba a ayudarla a ella cuando escuchó el sonido de otro hechizo aproximándose a la castaña.
Sin dudarlo un segundo, Harry estiró el brazo y golpeó el hechizo como si su varita fuese un bate de béisbol. El hechizo tuvo efecto boomerang, volviendo a Draco, quien se tiró al suelo para evitarlo. Aún así, unas pocas chispas impactaron en la muñeca de Harry.
- ¿Estás bien, te duele?- preguntó Hermione tras levantarse.- Déjame verte la muñeca.
- No es nada, apenas me ha rozado.
Ella la miró concienzudamente.
- Parece estar bien.
Cuando ella se puso al lado de Harry, su muñeca tocó la de él, pero ella no se dio cuenta. Harry notó el contacto y en seguida miró al suelo, parecía de lo más interesante en aquél momento.
- Lo voy a patear hasta dejarle sin sentido.- pronunció Ron mirando en dirección a donde había caído el rubio.
- No por favor, ya basta por hoy. No creo que siga teniendo ganas de hacer nada más.- pronunció ella mientras veía a Crabe y Goyle llevarse a Draco Malfoy fuera de la vista del trío de Gryffindor.
- ¿Por qué eres tan noble, Hermione? Ese tío se merecía que le diésemos una paliza bestial.- comentó el pelirrojo.
- Más que nobleza de corazón, es sentido común, Ron. Si cualquiera de nosotros se hubiese acercado hasta allí para darle su merecido estaríamos en un gran lío. ¿Y la verdad? No me apetece nada. Necesitamos ganar puntos, no perderlos. Y ya hemos tenido mucha suerte de que ningún profesor nos haya visto atacarle. ¿No crees?
- A veces no te comprendo.- volvió a decir el pelirrojo.
- Lo sé, lo sé, es algo que siempre decís los chicos. Las chicas somos incomprensibles…¿mmm?
- Mucho.
- ¿Nos vamos a clase?
- Vale.
- Mierda, he perdido la hora de Runas Antiguas. Bueno…aún nos queda pociones, al menos podré ir a esa.
- Con nuestro querido Snape.- comentó Harry caminando al lado de ella y de Ron.
- Sí, el profesor al que todos adoramos.- pronunció ella con sarcasmo.
- Le echaré muchísimo de menos cuando terminemos el colegio.- finalizó Ron con ironía.
- Este…os veré en clase. ¿De acuerdo?
- ¿Dónde vas, Hermione?- preguntó Ron al ver cómo ella se giraba para tomar otra dirección.
- Es que tengo que ir al baño. ¿Vale? Os veo en clase.
Ante eso, ninguno de los dos dijo nada. Pero en el momento en que Hermione dio un paso alejándose de Harry y Ron, el moreno cayó al suelo y ella emitió un potente ¡Ay! Que indicaba que algo le dolía.
- Harry…¿estás bien?- preguntó Ron ayudándole a levantarse.
- Sí, no entiendo qué ha ocurrido.
- Mi muñeca…- dijo Hermione mirándosela con creciente asombro.
- No puede ser…- comentó Harry.
- Mi muñeca…está…unida…a la tuya, Harry. Por eso te caíste, yo tiré de ti sin darme cuenta.
- ¡Por las barbas de Merlín, estáis unidos!
- Se ve que sí…- comentó el moreno.
- La madre que parió a Malfoy y toda su estirpe. ¡Seguro que ha sido él!- comentó con rabia el pelirrojo- me pareció que hizo el movimiento del Glueforte la última vez que te atacó por la espalda, Hermione.
- Y entonces me dio a mí cuando le devolví el hechizo.- comentó Harry.
- ¡Sí, algunas chispas te tocaron la muñeca y por eso cuando Hermione se puso a tu lado, os pegasteis, ella tenía su muñeca junto a la tuya, yo lo ví!
- Pues yo no me di cuenta.- contestó Harry fingiendo un tono casual.
- Estarías pensando en otra cosa, como siempre.- añadió Ron.- Algo que tiene que ver con cierta chica que te gusta desde hace un año…
- Ron…
- ¿Qué Harry?
- Cállate, calladito estás más guapo.
- Lo que tu digas rompecorazones.
- Ron…- añadió Hermione esta vez- déjale en paz, ¿quieres? Él no es un rompecorazones, nunca lo ha sido. Haz el favor de dejar de meterte con él. Primero yo y luego Harry, menuda mañanita nos estás dando. No sé por qué disfrutas tanto haciéndonos rabiar.
- Es que ponéis unas caras enfurruñadas la mar de divertidas. Sobre todo tú, Hermione, por eso me encanta sacarte de quicio.
- Vete al cuerno cordialmente.
- Yo también te quiero, Hermione.
- ¿Nos vamos ya?- preguntó Harry para intentar cambiar de tema.
Echaron a andar al mismo tiempo, sólo que cuando Hermione intentó caminar hacia los baños, y Harry y Ron hacia la clase de pociones, ella volvió a quejarse del dolor de su muñeca, pues él había olvidado por un instante, que al estar unido a ella, debían andar al unísono y en la misma dirección.
Ella le miró furibunda, él tragó saliva.
- ¿Es que quieres partirme la muñeca en dos o qué?
- Nno…no, Hermione, perdona- balbuceó Harry.
- ¿Por qué caminaste en sentido contrario al mío?. ¡Sabías que quería ir al baño!
- Se…seme…olvidó, lo siento.
- ¡Pues no lo sientas tanto y acompáñame al servicio!
- Va…vale.
Ella echó a correr con Harry a su lado, mientras Ron les miraba desde la distancia como si estuviese viendo una escena surrealista, aunque algo sí lo era. Porque en todos los años que llevaban en Hogwarts, él nunca había visto a sus mejores amigos yendo juntos al baño, y no uno cualquiera, sino al de las chicas.
- Her…Hermione…- comentó Harry de forma cautelosa.
- ¿QUÉ?
- No pretenderás que yo…que yo…entre contigo en el…váter. ¿Verdad?
- ¡PUES SÍ, LO SIENTO PERO SINO ENTRAS CONMIGO CREO QUE EXPLOTARÉ!. ¿QUIERES ESO?
- Nno..no no, por supuesto que no.
- ¡Entonces deja de quejarte Harry!
Ella abrió la puerta que daba acceso al baño de las chicas y él la siguió, tomando aire tras su larga carrera.
Cuando vio a Hermione abrir la puerta del primer váter que ella tuvo a su alcance, Harry tragó saliva.
- No te preocupes.- dijo ella poniéndole contra la pared.- No te dolerá.
- ¿Eh?- y fue todo lo que él pudo preguntar antes de perder la consciencia tras el DESMAIUS que ella usó.
- No, si te parece, iba a hacer que me vieras haciendo pis.- comentó ella al inconsciente Harry.- Abráse visto…y luego dicen ellos que las raras somos nosotras.
Ella le puso sentado en el suelo, y como pudo, hizo sus necesidades. Cuando terminó de ajustarse las ropas, devolvió a Harry a la consciencia.
- De pie, Harry, tenemos que salir.- pronunció Hermione ayudándole a levantarse.
- Es como si hubiese dormido un año entero.- comentó él ya fuera del servicio y en dirección a la clase de pociones.
- Sin pesadillas, espero.
- Sí. Si llego a saber que con el desmaius me ahorraba las pesadillas de Voldemort, me habría tirado estos 7 años aplicándomelo por las noches.
- ¡Mira, allí está Ron, vamos!
Harry no tuvo que responder a eso, ella tiró de él y él sólo tuvo que seguirla. Una vez dentro de la clase, él y ella se sentaron juntos, lógicamente, y como Harry y Ron siempre se sentaban junto al otro en la clase de pociones, el hecho de que fuese esta vez, Hermione y no el pelirrojo, quien estuviese al lado de Harry, llamó la atención de Snape, quien no pudo resistirse a empezar con sus amables comentarios.
- ¿Nueva compañera, señor Potter. Qué pasó, usted y su inseparable amiguito dejaron de estar unidos!
- Harry no contestes, sólo intenta provocarte.- Añadió Hermione en un susurro.
- Bien, bien, para la poción de hoy…necesitaré un voluntario. Señor Potter, si es tan amable, venga aquí, a mi mesa, y tómese la poción que le tengo preparada. Estoy seguro que tanto usted como el resto de estudiantes aquí presentes, la encontrarán de lo más interesante.
- Mierda.- masculló Harry.
- No te preocupes Harry, yo iré contigo.- dijo ella en voz baja.
- Claro, estás pegada a mí, no tienes más remedio.- contestó él de igual forma.
- Señor Potter…es para hoy.
- Bueno…allá vamos.- dijeron los dos a la vez.
Con paso decidido, tanto Harry como Hermione se levantaron y comenzaron a acercarse a la mesa de Snape.
Continuará.
Nota de la autora:
Bueno qué…¿pinta o no pinta interesante? Jijiiiiiijiii. Yo creo que al menos, original sí es. No me digáis que no. Jijijijijiijijijiji.
¿Sabéis ya de qué chica está enamorado Harry desde hace un año? Mira que os he dado pistas al respecto…jijiiijiiii. Lo que aún no sabéis es si ella le corresponde o no. Pero ya lo averiguaréis a su debido momento. De todos modos, por lógica, si este fic está en la parte de la pareja Harry-Hermione, está claro que van a terminar juntándose. Elemental, querido Watson. Bueno, paso a otra cosa…
Ya sé que este primer cap no es muy divertido o desternillante, pero os aseguro que en los siguientes caps sí habrá situaciones que os producirán más de una sonrisa o incluso carcajada. Estos dos unidos…madre mía…jijijijijiiji.
Me comí mucho la cabeza pensando en qué parte del cuerpo debía pegarles y llegué a la conclusión de que la muñeca sería la más adecuada porque no les impide llevar una vida más o menos normal. ¿Verdad?
Aún así, les va a costar mucho trabajo hacer su vida diaria. Sobre todo a la hora de tomar apuntes, o incluso de comer. Ya que ellos tienen pegadas las muñecas de las manos con lo que hacen todo. Escribir, partir comida, incluso volar, en el caso de Harry.
Ya veréis ya, cuando a él le toque entrenar o jugar su primer partido. Eso va a ser genial…jijijijijijijijij.
Un beso y un abrazo. ¡Ah sí! Prometo que os contestaré por email a todos los que me dejasteis review en el epílogo de "Una Hermione para Recordar" pero dadme tiempo, por favor, porque de momento no lo he tenido. ¡Hasta pronto! RAkAoMi. ;-)