El oscuro camino a casa
Capítulo 4
Entró en la habitación, sonriendo al ver al rubio, quien dormía plácidamente en la cama.
Se acercó, colocando una pequeña nota en la mesita de noche. Para su dicha, había aprendido a escribir tiempo atrás. Daian le había enseñado.
Miró a su amigo.
-Gracias Daian, eres de verdad lo único valioso que me queda- susurró. Caminó hasta estar cerca del otro y besó la frente de éste.
Se apartó luego. Aún era temprano, las 7 de la mañana. Pero había decidido salir a caminar un rato. Quería aclarar su mente un poco. En realidad, tenía que pensar en lo que le había dicho su amigo la noche anterior.
Cambiar? Después de vender su cuerpo por tantos años… simplemente dejar de hacerlo y ya?
Suspiró, caminando fuera de la muy pequeña casa.
Salió en solo segundos. El viento le dio la bienvenida, rozando con sus manos invisibles el rostro del de ojos carmesí, quien sonrió al sentir la suave caricia.
Comenzó a caminar nuevamente, alejándose del lugar.
Los pensamientos volvieron a inundarlo.
Tal vez, debía cambiar. Tal vez eso era lo mejor…
Miró al cielo.
De pronto, a su mente se asomaron un par de ojos azules.
-Me pregunto… qué estará haciendo ahora…- susurró. Aquel joven que había visto en el parque de juegos aún estaba presente en su mente. No sabía por qué, sin embargo…
De nuevo suspiró. Demasiadas cosas en qué pensar…
Intentó poner su mente en blanco. La verdad, no quería inundarse de preocupaciones.
Alzó la mirada, y sonrió ligeramente. Había llegado al muelle.
Observó las aguas serenas del mar, las cuales se veían de verdad bellas en ese momento. Se perdió en el paisaje frente a él, haciendo un esfuerzo por ignorar a su mente de nuevo.
-Hermoso, no crees?- Se sobresaltó un poco al escuchar una fría voz a sus espaldas.
Se dio la vuelta, solo para quedarse congelado al ver al joven que había estado en su mente desde el día anterior.
El mismo joven de ojos azules estaba frente a él, mirándolo con profunda seriedad.
No hizo nada, simplemente siguió con su vista fija en el ojiazul. Y por alguna extraña razón… su corazón pareció acelerarse.
-Tú eres… tú estabas ayer en el parque de juegos, verdad?- preguntó al fin, saliendo de su ensoñación.
-Jaja es un honor que me recuerdes- contestó el CEO. –En realidad… soy el dueño de ese parque- agregó.
Yami abrió sus ojos en impresión.
-Enserio? Vaya… es… bueno… genial…- calló sus palabras. Por qué estaba nervioso?
Kaiba lo miró. No tenía intenciones de darle muchas vueltas al asunto. Después de todo, cuando de negocios se trataba, él siempre era muy directo.
-Pero no es por eso que estoy aquí. Ayer noté algo en ti… y por eso quiero hacerte una propuesta- le dijo. El de ojos carmesí alzó la mirada curioso.
-Y qué sería ese algo?- interrogó. Algo en él? A que se refería…?
-Bueno, es obvio que necesitas una pequeña ayuda con ese problema llamado 'drogas'- afirmó el ojiazul.
La sorpresa inundó a Yami en ese momento. Como sabía eso?
-Yo… no… yo no tengo problemas con eso-
-No tienes que mentir… tus brazos son la prueba perfecta. Pero no voy a juzgarte, solo quiero, como dije antes, proponerte algo… que por cierto estoy seguro será muy beneficioso para ti y tu… amigo- le dijo. Estaba usando el mismo tono que empleaba cuando hablaba de negocios.
Yami sonrió de pronto. Algo beneficioso? Y para Daian también?
-Dime que quieres proponerme- le dijo con emoción. Kaiba sonrió con sarcasmo, le había dado justo en el blanco.
-Muy fácil. Te quedarás en mi mansión por un mes, y yo te ayudaré a cambiar- afirmó. De nuevo una sonrisa se mostró en los labios del más bajo. Cambiar? Eso era lo que él quería!
-Y además… te daré una pequeña recompensa-
-Recompensa?- preguntó Yami.
-Dinero por supuesto- afirmó el ojiazul. El joven lo miró con sorpresa. No entendía en realidad por qué le estaba pasando eso… pero… era lo mejor que podía pasarle. Así que no iba a cuestionar.
Tenía mucha suerte.
-Que dices entonces?-
-Cuando tengo que ir a tu mansión?- preguntó con felicidad el joven. Kaiba sonrió nuevamente.
-Hoy mismo- le dijo. Yami lo miró por unos segundos, pero luego asintió.
-Solo tengo que decirle a Daian- susurró, su alegría ignorando por completo la sonrisa llena de burla del ojiazul.
-Vamos entonces… mi limosina nos espera- le dijo.
-Limosina?- preguntó el de ojos carmesí, por fin mirando el lujoso automóvil que los esperaba a solo unos metros de ahí. Sonrió por enésima vez. No podía creer que algo como esto de verdad le estuviera pasando.
-Muchas gracias…- se detuvo, mirando interrogante al ojiazul.
-Kaiba… Seto Kaiba- contestó el más alto.
-Yo soy Yami… y de verdad muchas gracias-
El CEO lo miró con semblante burlesco. Había sido más fácil de lo que había pensado. Al parecer, el joven era demasiado… inocente.
-"No, gracias a ti"- pensó. Sonrió para sí, acompañando al joven hasta donde estaba la limosina.
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-Yami, donde te metiste!- exclamó Daian, al ver al joven entrar.
-Te dejé una nota…-
-Lo sé, pero aún así estaba preocupado- le dijo el rubio. Yami sonrió ligeramente y se acercó, abrazando luego a su amigo.
-No vas a creer lo que pasó, Daian- susurró. Se alejó un poco. El rubio lo miró esta vez curioso.
-Para que estés tan feliz tuvo que haber sido algo de verdad bueno- afirmó. El aludido asintió. Miró luego hacia la puerta. El rubio entonces hizo lo mismo. Su mirada de inmediato se tornó seria al ver a cierto ojiazul ahí.
-Que haces aquí?- le preguntó con desconfianza. Aún recordaba la manera en la que el castaño había visto a Yami el día anterior.
-Él quiere ayudarme Daian. Voy a cambiar como tu querías!- le dijo con emoción el de ojos carmesí. El rubio lo miró con sorpresa. Pero pronto, su miraba volvió a mostrar desconfianza.
-Quédate aquí… voy a hablar con él- ordenó. Yami lo miró confundido, pero asintió de todas formas.
El rubio se acercó al ojiazul, indicando en silencio que lo siguiera.
Cuando ambos ya estuvieron afuera, el rubio habló.
-Qué es lo que de verdad quieres con Yami?- le preguntó con enojo, su lado protector mostrándose.
-Qué no te lo dijo ya?-
-Contesta y déjate de rodeos- le dijo el rubio.
-Creo que más claro no puede estar. Pero bueno, te explicaré paso por paso. Tu amigo se quedará en mi mansión por un mes, y yo lo ayudaré a dejar todos esos vicios- contestó el ojiazul. La verdad no le gustaba usar la palabra 'ayudar'. Él no quería ayudar al joven, simplemente lo estaba utilizando.
-Y por qué de pronto te interesa tanto ayudar a los necesitados?-
-Mis razones no son de tu incumbencia. Solo puedo decir que tu amigo está muy a gusto con todo esto. En el camino hacia acá no dejaba de hablar de lo feliz que ibas a estar cuando te enteraras- comentó Kaiba.
Daian se mordió el labio. Yami… había aceptado… por él. Suspiró luego. No podía hacer nada.
-Está bien. No me interpondré. Pero, quiero ir con él hoy- le dijo al ojiazul.
-Puedes ir cuando gustes. No tengo nada que ocultar. Además, a tu amigo le gustará verte seguido- afirmó el CEO. Daian asintió. Al menos esa invitación ya le daba un poco más de seguridad.
-Yami- llamó al joven luego, asomándose por la puerta.
El de ojos carmesí salió de inmediato, cargando una mochila en sus hombros.
El rubio suspiró. Su amigo de verdad estaba decidido.
-Nos vamos?- preguntó de pronto Kaiba. Daian asintió.
-Vamos Yami- le dijo. El aludido lo miró sorprendido.
-Tú vienes también?-
-Solo voy a dejarte- habló. Yami sonrió ligeramente y asintió luego.
Y así, los tres subieron a la lujosa limosina.
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-Es enorme- susurró Daian, mirando con admiración la mansión.
-Sí, y es muy bonita- habló Yami. Ambos caminaban por los pasillos del lujoso lugar, siguiendo al ojiazul, quien los encaminaba a la que sería la habitación de Yami por un mes.
Por fin, se detuvo frente a una de las muchas puertas y la abrió.
Ambos jóvenes se quedaron boquiabiertos al ver la muy hermosa y gigantesca habitación.
-Genial…- susurró Yami, entrando en ella, y observando cada detalle. Las paredes eran blancas. La cama era simplemente enorme. Al menos 5 personas podrían dormir cómodamente en ella. Una mesita de noche descansaba al lado de la cama y al final de la habitación, había una puerta, la cual era el camino a un baño, lujoso claro, tal vez demasiado lujoso.
-Ponte cómodo. Por hoy puedes descansar- habló Kaiba, mirando con frialdad a Yami, quien en ese momento le daba la espalda.
Y sin decir nada más, salió de la habitación.
Daian suspiró. Él ya debía irse también. Solo había venido a comprobar que Yami iba a estar bien durante el mes en el que se quedaría con el ojiazul. Y la verdad, después de ver esa habitación, había quedado más que convencido.
Aunque no sabía por qué el ojiazul había decidido de pronto hacer una obra de caridad. Y por eso, iba a venir constantemente a asegurarse que Yami estuviera a gusto.
-Yami, ya debo irme- avisó. Yami se dio la vuelta, mirando con sorpresa al rubio.
-Tan rápido? Pero acabamos de llegar- le dijo.
-Lo sé, pero tengo que ir a comprar algo de comida. Además, tienes que acostumbrarte. Desde hoy ya no me vas a ver muy seguido- habló.
-Sí… tienes razón- susurró con tristeza el más bajo. –Pero vas a venir a visitarme, verdad?-
-Por supuesto- le dijo su amigo, sonriéndole.
Yami lo abrazó con fuerza.
-Gracias- Besó la mejilla del rubio. –Vamos, te acompaño-
-Jeje mejor quédate aquí. No vaya a ser que luego no encuentres el camino de regreso- le dijo divertido el rubio.
-Ehh creo que estás en lo cierto… este lugar es enorme- comentó Yami. –Bueno, entonces… nos vemos…- le dijo.
El rubio besó la frente de Yami.
-Cuídate mucho, hermanito- le dijo. Yami asintió.
Y después de una breve sonrisa por parte del rubio, éste salió de la habitación, dejando a Yami solo… en la mansión que sería su hogar por un mes.
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Magi: ACTUALICE!! Por fin! n.n Solo este me faltaba de actualizar, y aquí está ToT
Les pido disculpas por la gran demora, y excusa no tengo Y.Y La verdad espero que recuerden que existía este fic T.T
De verdad, muchas gracias por sus reviews!
Oh, y por cierto, Joey y Yugi solo son amigos, no pareja n.n
Ja ne!