Volcán (1/12)

Clasificación > R

Parejas > Harry/Severus

Disclaimer >Los personajes de esta historia son propiedad de J.K. Rowling y la Warner Bros. Esto es puro entretenimiento y no me reporta beneficio económico alguno.

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Aquí les dejo una pequeña historia que espero les agrade : )

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VOLCAN

Capítulo I.

El frío de la montaña le cortaba las mejillas y mantenía totalmente entumecidos todos sus miembros, pero aún así se obligó a seguir avanzando. Sabía perfectamente que ninguno de los miembros de la pequeña caravana de 6 personas que iban delante de él se detendrían a auxiliarlo si caía rendido sobre la dura nieve. El último de sus compañeros de vez en cuando miraba sobre su hombro para verificar que aún estaba con ellos, pero no le dirigía la palabra y Harry sabía perfectamente el motivo. Todos le tenían pavor a su jefe y temían que si lo ayudaban en algún sentido, serían retados sin demora.

En situaciones como ésas, Harry siempre se preguntaba por qué toleraba todas las impertinencias y malos tratos de Severus Snape y su mente siempre le contestaba lo mismo: 'debes hacerlo para aprender' Pero a veces eran muy difícil acatar los mandatos de la razón y máxime cuando se está caminando bajo un aire tan helado que cortaba las mejillas, con una temperatura menor a los 0 grados y ante la expectativa de ser agredido sin parar por lo menos en una semana.

Se detuvo un momento para jalar aire y miró brevemente a su alrededor. El sol se ocultaba con rapidez y aún no llegaban al próximo campamento. Se estremeció al comprender que volverían a acampar en la ladera de la montaña y que pasaría otra noche en vela. Le ordenó a sus piernas seguir avanzando y sin querer tropezó con su compañero que se había detenido sin que se diera cuenta.

-Acamparemos aquí –escuchó decir a Severus con el característico tono de que no admitiría ninguna réplica y todos se deshicieron de sus pesadas mochilas.

Harry sabía que sus compañeros estaban igual de descontentos que él por volver a acampar en la montaña sin nada que los protegiera del aire y de la nieve, pero nadie cuestionó las órdenes recibidas.

-Debemos agradecerle a su compañero Potter que no hayamos podido llegar al siguiente campamento antes del anochecer –continuó Severus mordazmente mientras miraba a Harry con veneno en la mirada–. Si hubiera atendido a las indicaciones no habríamos tenido que repetir las mediciones y tampoco habríamos perdido dos horas preciosas de tiempo.

La mayoría vio con reproche al chico de cabellos negros que tuvo que morderse la lengua para no responderle a su jefe como se merecía. También captó la desesperada mirada de una chica que comenzó a temblar sin control mientras que le rogaba con los ojos que no la delatara. Ella había sido la que había cometido el error de que lo inculpaba Severus, pero decidió callar para no traerle problemas. Era relativamente nueva en el grupo de vulcanólogos y tenía grandes esperanzas de permanecer junto al hombre que conocía más que nadie a los volcanes en el mundo. Harry sabía perfectamente que había sido un error tan descomunal que Severus la habría despedido sin demora ni tardanza, es más, hasta habría sido capaz de abandonarla a su suerte en la montaña.

En cambio, al echarse la culpa él, recibiría toda la furia y reclamos por parte del hombre, pero podría seguir en ese grupo de élite al que todos querían pertenecer hasta que conocían la manera de trabajar de Severus Snape. Muchos había pasado por el grupo sin pena ni gloria al ser incapaces de soportar al hombre que los trataba con suma rudeza, pero no con el odio que le profesaba a Harry. Para el chico era un completo misterio el por qué de ese odio y aún más el hecho de que lo soportara a su lado a dos años de trabajar juntos. Severus había tenido pretextos de sobra para despedirlo casi desde el principio, pero aún lo mantenía bajo sus órdenes.

Harry levantó lo mejor que pudo su pequeña casa de campaña y se metió en ella sin siquiera pensar en ir a compartir con sus compañeros una taza de café caliente. No quería ver el desprecio en los ojos negros de Severus sintiéndose tan cansado… no soportaría su lengua venenosa más de dos minutos. Se metió en su saco de dormir y cuando ya estaba a punto de quedarse dormido, una fría corriente de aire le indicó que alguien había entrado a su refugio.

-Hola –lo saludó tímidamente la chica a la que había encubierto–. Te traje un poco de café.

-Gracias, pero no te hubieras molestado –le sonrió brevemente antes de tomar la taza que le ofrecía.

-No es molestia –se sentó frente a Harry mientras el chico bebía gustoso el ardiente líquido que lo calentó por dentro de inmediato–. De hecho es mi manera de pedirte perdón y… darte las gracias –agachó la cabeza–. No sé qué fue lo que me pasó, pero…

-Olvídalo –le guiñó un ojo con complicidad–. Pero debes tener más cuidado, esos instrumentos son delicados y…

Una nueva oleada de aire frío lo interrumpió y los dos chicos vieron el furibundo rostro de Severus en la puerta de la casa de campaña.

-¡Qué diablos está pasando aquí? –preguntó furioso el hombre–. ¡Saben perfectamente que no tolero este tipo de comportamiento entre los miembros de mi equipo!

-¡No estamos haciendo nada malo! –le contestó Harry indignado–. Ruth sólo me trajo una taza de café.

-Así es, Dr. Snape –la chica se había puesto mortalmente pálida.

-¡Fuera! –ordenó Severus casi echando espuma por la boca y la chica obedeció en el acto–. Esta actitud incorrecta irá a parar a su expediente, Sr. Potter –lo amenazó en cuanto estuvieron solos.

-¡Maldito! –murmuró Harry entre dientes en cuanto Severus se marchó–. ¡No sé qué diablos tiene contra mí!

Acabó su bebida caliente de un solo trago y se acomodó de nuevo en su frazada esperando el sueño, pero éste no llegó y el amanecer lo sorprendió sin haber podido cerrar de nuevo los ojos.

Una vez fuera, los penetrantes ojos negros de Severus siguieron a Ruth hasta su tienda y se mantuvo largos instantes soportando el aire frío de la montaña mientras se preguntaba si la chica se atrevería a volver al lado de Harry una vez que él entrara a su propia casa de campaña.

Qué se atreva a hacerlo y no verá un nuevo amanecer!' –pensó temblando de frío, pero sobre todo de celos.

Al chico de ojos verdes se le habían ocurrido mil y un razones para justificar el rencor que le profesaba su jefe, pero ninguna estaba ni cerca de la verdad pues bajo esa expresión de repudio y odio con que lo ofendía día a día, Severus Snape escondía el más grande y desesperado amor que jamás hubiera experimentado en su vida.

Nunca nadie lo había hecho sentirse así… tan enamorado… tan totalmente enloquecido por un par de esmeraldas que se escondían tras unas gafas redondas… tan vacío cuando no lo veía… tan enojado consigo mismo por no poder evitar que su corazón latiera anormalmente cada vez que una suave y melodiosa voz le recitaba una cifra y a él le parecía que le estaba dedicando la más hermosa poesía del universo. Pero de la mano a ese gran amor estaba la más profunda rabia al saber que jamás podría besar esos labios rojos ni acariciar esa piel blanca con la que soñaba noche a noche… que su lengua jamás podría delinear esa cicatriz en forma de rayo que el chico llevaba en la frente y que por absurdo que pareciera, era la que más sueños húmedos le había proporcionado durante esos dos años que había mantenido al chico a su lado.

Sufría al pensar que Harry podría pedir su cambio al ya no soportarlo y todos los días se juraba que moderaría su carácter, pero simplemente no podía… explotaba de celos cuando veía que otros se ahogaban en esas profundidades verdes que consideraba sólo suyas. Sabía que todos se apartaban de Harry para no tener problemas con él y fue por eso que enterarse de que Ruth estaba con su chico, lo tomó desprevenido y reaccionó de forma tan violenta y exagerada. Sabía que no soportaría ver que alguien más tocaba a su amor bajo sus narices y fue un verdadero milagro que no hubiera sacado a la chica de los cabellos. Estaba tan enojado con Ruth como con Harry por haberla admitido en su refugio y fue por eso que lo amenazó con ponerle ese injusto reporte, pero no lo haría porque sabía que el chico se pondría furioso y lo más seguro es que pidiera su cambio y eso era algo que Severus no podría soportar… sabía que no podría vivir sin Harry a su lado.

Después de 5 minutos a la intemperie y sabiendo que la chica se quedaría en su casa de campaña, Severus entró en la suya y aunque quiso, nunca pudo conciliar el sueño y se dedicó a evocar los labios rojos de Harry y repetir su nombre rodeado de suspiros.

La vista del hotel hizo que el cansado grupo caminara más deprisa ante la maravillosa expectativa de tomar un largo baño caliente y dormir en una cama decente después de soportar semana y media de incomodidades. Harry fue el primero en cruzar la entrada y se dirigió de inmediato a la recepción para pedir las llaves de su habitación.

-¿Es usted Harry Potter? –le preguntó la joven encargada con un marcado acento extranjero.

-Sí –le contestó Harry con cansancio.

-Tengo un mensaje urgente para usted –había ansiedad en su voz y le dio un pedazo de papel.

Severus ya había llegado con los otros integrantes del equipo y miró sobre el hombro de Harry tratando de leer lo que decía el papelito, pero el joven lo dobló antes de que pudiera hacerlo.

-¿Dónde la puedo encontrar? –preguntó Harry preocupado.

-Baje por esta calle tres cuadras, dobla a la derecha y luego camina por otras cuatro –le dijo la chica–. Es un edificio viejo y gris… no puede confundirlo.

-Gracias –le agradeció el chico antes de alejarse de la recepción–. ¿Puedo encargarte mis cosas? –le preguntó a Ruth que se sonrojó visiblemente ante su petición, pero aceptó.

Severus iba a preguntarle adonde iba, pero el chico salió del hotel antes de que pudiera abrir la boca. Estuvo a punto de salir corriendo tras él, pero necesitaba hacer muchas cosas antes de siquiera pensar en descansar un poco y mucho menos tenía tiempo para ir tras Harry. Sintiendo celos y curiosidad, Severus pidió una llamada de larga distancia a Inglaterra.

'Después averiguaré adonde se fue con tanta prisa' –pensó con resignación.

El edificio estaba exactamente donde le había dicho la chica de la recepción y Harry caminó deprisa al mostrador de información con el corazón latiéndole muy aprisa.

-Me informaron que Hermione Granger está hospitalizada aquí –le dijo sin aliento a una enfermera.

-Así es –la mujer lo miró con reproche–. Lo esperábamos antes, señor. Su esposa está muy mal –se levantó antes de que Harry pudiera sacarla de su error.

¡Hermione no era su esposa¡Era su amiga!

'Una amiga que no debería estar aquí en primer lugar' –razonó Harry mientras seguía a la mujer.

La enfermera caminaba deprisa delante de él sin darle oportunidad de preguntarle sobre la salud de Hermione y cruzaron una puerta que les dio acceso a un reducido cuarto con un lavamanos. En el lado contrario, había una gruesa puerta de cristal… todo ese lugar tenía un fuerte olor a desinfectante.

-Lávese muy bien las manos y póngase esto –la enfermera le puso sobre los brazos una bata y un cubre bocas–. Su esposa está en la cama 4 –se dio la vuelta y lo dejó solo.

Harry obedeció las instrucciones para luego buscar la cama que le habían dicho. Llegó a la correcta y se le fue el color cuando vio a su amiga. Se acercó a Hermione con el corazón en la garganta. La chica tenía los ojos cerrados y sus largas pestañas oscuras contrastaban terriblemente con un rostro totalmente demacrado. Sus labios no tenían color y por un terrible momento, Harry creyó que estaba muerta. Tomó una mano patéticamente delgada y se tranquilizó al sentir un poco de calor en ella.

Hermione abrió los ojos al sentir el contacto y trató de sonreír, pero no lo logró del todo.

-Harry –dijo en un murmullo–. Me alegra que vinieras.

-¿Qué te pasó? –una lágrima escapó de los ojos verdes–. Te ves horrible.

-Así me siento –cerró un momento los ojos sumamente fatigada–. La vida al fin me ha cobrado todo lo que le debía –abrió la boca para jalar aire–. Necesito que me ayudes, Harry.

-En lo que quieras, cariño –ya más lágrimas corrían por sus mejillas.

-No me queda mucho tiempo y necesito que…

-¡No digas eso! –le interrumpió el chico con el miedo enrollándose en sus entrañas.

No quería admitirlo, pero Hermione se veía tan mal que parecía un milagro que aún estuviera viva. Se preguntaba desesperadamente qué era lo que le había pasado. Era cierto, no la veía desde hacía un año, pero hablaban por teléfono por lo menos una vez al mes y jamás le dijo que estuviera enferma. Otra pregunta que se guardó para otro momento fue la de qué estaba haciendo ahí. Él le había dicho su itinerario de viaje como siempre lo hacía, pero jamás imaginó que lo seguiría hasta ese apartado lugar del planeta.

-No he dejado que la muerte me lleve porque necesitaba hablar contigo –siguió diciendo Hermione y apretó débilmente su mano–. Acabo de ser madre, Harry.

-¡Qué? –exclamó estupefacto–. ¡No sabía que estuvieras embarazada!

-Mi hijo… no tiene quién lo cuide… cuando yo… muera –comenzó a faltarle el aire–. ¿Lo puedes cuidar… por… mí?

-¡No, Hermione¡No! –la miró aterrado–. No vas a morir… vas a ver a tu hijo crecer y…

-No, Harry. Yo ya estoy en manos de Dios y… pronto… moriré –volvió a cerrar los ojos para recuperar el aliento–. Sé que no debería pedirte… esto… pero no tengo… a nadie a quien… recurrir –lo miró suplicante–. ¿Lo harás¿Cuidarás a… mi… hijo?

-Sabes que lo haré –besó su mano.

-Gracias –se derrumbó en la cama tan repentinamente que a Harry le dio un vuelco el corazón pensando que una vez que había dejado a su hijo en sus manos, había dejado que la muerte la llevara.

Pero no, Hermione aún estaba viva y volvió a abrir los ojos, pero esta vez su mirada se perdió en la nada.

-Yo… yo te he… ocultado muchas cosas, Harry –le dijo a su amigo que asintió con la cabeza–. Toma asiento… es una larga historia. Lamento mucho… no habértela… contado… antes.

Harry salió del cementerio con pasos pesados y los ojos ya cansados de tanto llorar. Quería creer que todo lo que había pasado durante los últimos días sólo había sido una horrible pesadilla y que para cuando volviera a su casa, podría llamar a Hermione y quejarse con ella amargamente del trato que le daba Severus, pero no podía… tenía que enfrentar el hecho de que su amiga estaba muerta y que había dejado a su cargo a su bebé recién nacido.

Recordó todo lo que había pasado mientras caminaba de vuelta al hospital donde lo esperaba el pequeño hijo de Hermione. Una confesión hecha en murmullos entrecortados que provocó una gran tristeza en el chico de cabellos negros… una precipitada y secreta boda para hacerlo legalmente padre del bebé y por último… un funeral en el que él fue el único asistente.

Harry no le dio ninguna explicación a Severus cuando le informó que se quedaría en ese lugar aún cuando éste se puso tan furioso que lo amenazó con despedirlo si no volvía con él a Inglaterra. El chico se encogió de hombros ante la furia del hombre… simplemente no podía abandonar a Hermione y a su hijo en esos momentos. Así que cuando Severus y sus compañeros dejaron Holanda, Harry se quedó con su amiga moribunda.

Una callada y quieta criatura fue puesta en sus brazos y Harry se preguntó entonces qué era lo que iban a hacer él y el pequeño Alexander Potter. Hermione le había dicho que quería que se llamara así y Harry la complació. Los miembros del hospital lo despidieron en la puerta y besaron al bebé amorosamente. Todos decían que jamás habían contemplado a un niño tan hermoso y veían a Harry con inmensa lástima al comprender que él no era el verdadero padre del pequeño. Se imaginaban que su esposa le había sido infiel pues el niño tenía unos hermosos ojos grises que obviamente no había heredado ni del padre ni de la madre. El escaso cabello que cubría la pequeña cabeza era tan rubio que se perdía en la cremosa piel blanca. Para ellos no se podían pedir más diferencias con el 'supuesto' padre que tenía cabellos tan negros como la noche y unos enormes ojos verdes.

Harry reconoció esas miradas, pero no le importó. Le había prometido a su amiga que iba a proteger a su hijo y estaba decidido a no hacer solamente eso… no se limitaría a brindarle techo y alimento… iba a quererlo como si fuera suyo.

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Como es la primera vez que publico aquí, espero que pueda verse la historia : )