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Letra Original "Come what may" extraída de la película Moulin Rouge


Epílogo

Suceda lo que suceda

Atenea, Shion y June estaban reunidos en la sala del Patriarca. La intempestiva y casi obligada audiencia que la amazona había solicitado los preocupó: la hora que era y con todo lo ocurrido días atrás. Tenían una escasa idea de lo que podría tratarse, pero no de aquella petición.

- ¿Estas segura¿Completamente segura de lo que estas pidiendo? –repitió Saori sin poder creerlo.- Es que… es que me parece tan, tan.. es que …

- Déjame ver si entendí: quieres renunciar a tu armadura ¿Es lo que deseas?

- Si Excelencia. No me considero digna de llevar la armadura del Camaleón: ni siquiera creo que deba estar en la Orden.

- Pero June…

- Hace unos días tenía claro lo que era y quien era, pero ahora… Ahora no sé cuál es mi lugar, a dónde pertenezco o lo que soy. Ni siquiera sé a qué nombre responder.

- Entiendo que estés confundida, todos lo estamos de hecho. Pero creo que tu decisión es impulsiva, resultado de todo lo que viviste.

- Esto no es solo por mi ¿Qué pasará si hay otra guerra? Ustedes lo vieron: cuando invoco mi cosmos, la armadura de Andrómeda responde a mi llamado. Y también lo hace al de Shun ¿Cómo puedo utilizar mi propia armadura, cuando a través de mi esta viviendo otra¿Cómo puedo ser una amazona si…?

- Si eres un avatar… -finalizó Shion.

- ¿A qué te refieres? –preguntó confundida Saori.

- Es casi como ocurre con Niké: el báculo que llevas en tu mano derecha. A través de este se ejecuta su poder, Nike en tu mano derecha te otorga la victoria… Y Andrómeda en la Tierra le otorga el poder a su propia armadura.

- Por más que yo lo desee, por más esfuerzos que haga jamás podré romper este lazo con la armadura de Andrómeda… Tanto ella como yo somos la misma persona, la misma entidad. En todo este tiempo jamás tuve algún problema porque mis recuerdos estaban dormidos en lo profundo de mi memoria, pero ahora han despertado, y mi cosmos finalmente está unido al de la armadura por la sangre que di para restaurarla para poder salir de la cueva.

- ¿En verdad no hay nada que podamos hacer? –preguntó casi en súplica Saori.

- No Atenea. Este fue el motivo por el que vine a la Tierra: a detener a Anfítrite, a evitar una guerra que por poco destruye a la humanidad. Y todo por lo que mi madre hizo hace miles de años. No puedo ser una amazona, no tengo nada que hacer aquí.

- No podrás ser una amazona, pero tampoco eres cualquier persona… Desciendes de un dios, eres la guardiana de una armadura… No puedes irte.

- Si esa es tu decisión, te apoyaremos –concluyó Shion.

- Pero…

- Escúchame Atenea. No podemos detener a nadie a la fuerza. Y mucho de lo que June dice es muy cierto: cómo enfrentará a un enemigo si su cosmos desaparece porque la armadura de Andrómeda es destruida… si su propia armadura no reacciona a su cosmos.

- Aún no estamos seguros de eso. Mu está trabajando en su reconstrucción, deberíamos esperar unos días.

- Traté de dar mi sangre para revivir al Camaleón, pero fue inútil. No me reconoce como su portadora. Mu la reparará de la forma tradicional, cuando el portador muere y debe esperar por un nuevo dueño.

- Debe haber otra forma de…

- Atenea, por favor –le dijo June tomando sus manos.- Sé que estás preocupada, y te agradezco todo lo que has hecho por mí, pero debes entender que mi misión ha terminado. Al fin habrá paz entre tu Santuario y el del Mar, ese ciclo de guerras se ha cerrado para siempre. Aquí ya no hay nada para mi…

- Pero Shun…

- No Atenea. No puedo estar a su lado: su lealtad es a ti. Al ganar su armadura lo hizo para pelear por todo lo que representas. Y así va a ser. No voy a quitarles a un Caballero, no vine a eso. Por eso renuncio a ser una amazona: falté a la regla principal y estoy dispuesta a afrontar las consecuencias. No puedo matarlo, así que este es el único camino que me queda. Solo quiero pedirles que mantengan en secreto lo que acabo de decirles. Y no te preocupes, no estoy abandonando mi deber ante la armadura, no puedo, pero no voy a ser un obstáculo para nadie.

- June…

- Haremos lo que nos pides. Nadie sabrá el verdadero motivo de tu renuncia a la orden.

- ¿Qué harás entonces?

- Encontrar mi propio camino: saber quien soy realmente. Debo encontrarme a mi misma.

- Sé que así será –dijo Shión tomando las manos de June.- Eres más fuerte de lo que crees. Si Albiore estuviera aquí, estaría orgulloso de ti.

- Gracias Patriarca. Gracias por todo, Atenea.

June se separó de ellos, y se encaminó a la puerta principal.

- ¿Cuándo te marchas? -preguntó Saori.

- Lo antes posible.

Ambos se miraron.

- ¡Espera June! –la detuvo Saori a la salida del salón.

- Dime.

- Deja que al menos te apoye. Es lo menos que puedo hacer por ti: si hay algún lugar a dónde quieras ir o si necesitas algo…

- Estaré bien.

- Entonces toma –dijo entregándole una carta.- En Japón Tatsumi te dará lo que necesites ¡y no me digas que no! No quiero que te falte nada. Te juro que no estaré vigilándote, pero al menos, haznos saber de vez en cuando que estas bien ¿de acuerdo?

- Gracias, Saori -le dijo abrazándola.

- Buena suerte –le dijo casi en susurro, mientras la veía alejarse.

Cabo Sunion

Una chica de cabellos rubios observa a los dos jóvenes que tiene frente a ella, sumidos en un cerrado partido de ajedrez.

- Deberías poner más atención en lo que haces, Sorrento.

- ¡Vamos! Sabes que estás ganando solo porque estás convaleciente. No sería justo ganarte en ese estado.

- ¿Ah si? –dijo divertido Julián.- Sabes que incluso te ganaría con los ojos cerrados.

- Me gustaría verlo.

- ¿Es eso un reto, amigo?

- Puede…

Tetis sonrió ligeramente. En eso alguien se detuvo a su lado.

- ¿Cómo ha estado Julián?

- Bastante mejor. Anfitrite lo visita todas las tardes ¿qué te parece?

- Ahora que Poseidón duerme nuevamente en él me parece lo más lógico. Solo así ambos podrán recuperarse: Julián hubiera muerto de no ser porque Poseidón absorbió ese golpe mortal.

- Pero quedó tan débil que solo podrá mantenerse en el cuerpo mortal de su reencarnación actual. ¿No intentarás controlarlo nuevamente, verdad? –Kanon vio a Tetis con cara de circunstancia, a lo que la nereida no pudo evitar reírse.- Es una broma general.

- Ya lo sabía –dijo muy dignamente.- Sabes, ahora que renuncie a la armadura de Géminis y que la de Dragón Marino me ha aceptado me pregunto ¿si te gustaría salir conmigo alguna vez? –Tetis le miró sorprendida.

- ¿Es una cita?

- Pues, si. Supongo.

- Lo pensaré –le dijo la nereida sonriendo y acercándose a la mesa en que estaban Julian y Sorrento.

Kanon los observo. Y pensar que hace unos meses se reunieron para planear la destrucción de la Tierra. Ahora eran amigos, y ya no había nada de qué preocuparse. Ahora entendía que su lugar estaba en ambos sitios, con Atenea y Poseidón. Que el corazón era tan grande como para pelear por dos personas, ese era su destino: era Géminis, y podía estar con ambos.

- ¡Ven Kanon! –le dijo Julián.- Juguemos en equipo: vamos a darles una lección a Sorrento y Tetis.

- ¡Ay por favor! Kanon no puede ni encontrar el camino a la casa de géminis ¡se pierde en su laberinto!

- ¡Hey! Ese fue un golpe bajo, pececito.

- Uy, la lagartija acuática sacó las garras…

- Tú lo has querido…

Desde el mar. Anfítrite miraba a las cuatro personas. Con Poseidón dormido, era su responsabilidad vigilar los mares y a sus criaturas. Al menos hasta que él estuviera listo, y regresara a su palacio bajo el mar, a su lado.

- Ya todo esta listo, mi señora –dijo Doris emergiendo a la superficie.

- A mi esposo le dará tanto gusto ver su palacio como el día en que llegamos a vivir juntos en el.

- Aún falta mucho tiempo para eso.

- Lo sé. Pero esperaremos, como siempre lo hemos hecho ¿verdad?

- Si, señora.

- Cuida bien a ese muchacho Poseidón, o te las verás conmigo.

Ambos desaparecieron en la profundidad del Océano.

Santuario de Atenea

- ¡No quiero que me ayuden! –replicó una vez más Máscara Mortal.

- ¡Ay vamos! No seas tan orgulloso ¿a quién no le gusta que lo apapachen de vez en cuando? –replicó Milo.

- No soy un oso para que me den "abracitos"¡Quítate!

- No seas tan enojón Cáncer, te vas a arrugar –le dijo Aioros.

- Mi compadre tiene razón, mira ¿por qué no aprendes de Shaka? El jamás se enoja, siempre coopera, deberías ser más como él –señaló Shura.

- Si, más estatua.

- ¡Te oí, Saga!

- ¡Hey, la comida ya llegó! –dijo Aldebarán, entrando a la casa de Géminis, la que tenía el salón más grande y la que usaban como sitio de reunión desde hacía unos días.

- ¿Y tu por qué estas tan contento? -preguntó Afrodita a Camus, que llegaba con Aldebarán.

- Porque mas va a ir siendo ¡ya empieza a hacer frío! –Replicó Dokho.- No sé que le ves de bueno, te enfermas, contraes gripe, te duele el cuerpo ¿ya les conté de aquella vez en que Shiryu y Sun-rei se enfermaron y yo…

- ¡YA NOS LO DIJISTE! –replicaron todos.

- ¿Oye Saga, Kanon no va a venir? –preguntó Mu, vigilando que Kiki no causara alguna travesura.

- No, hoy esta en casa de Julián. Ya saben, ahora es un general de nuevo, y pues, tiene deberes que cumplir en aquel santuario.

- No se habrán peleado ¿verdad?

- No, ya no –afirmó seguro.- Y bien ¡quién tiene hambre!

- ¡Que bueno, ya era hora! –Afirmó el niño lemuriano.- Me gustan estas reuniones, es más divertido estar en grupo que pelando ¿verdad señor Mu?

Todos los ahí reunidos se miraron.

- Si. Kiki. Es bueno que seamos amigos.

En otro sitio del Santuario.

Las heridas aún le dolían, por fortuna ya habían dejado de sangrar, y según Mu, estaban cicatrizando bastante rápido. Pero no era por ello por lo que se levantó. De pronto sintió que algo no estaba bien, y no estaría tranquilo hasta saber qué era.

Aprovechando la ausencia de Ikki, Shun salió de los sanatorios. Esos días no había visto a June para nada, y tenían tantas cosas de que hablar: enterarse de que ella era Andrómeda, su Andrómeda, entre todo lo demás. Pero era ella lo único que le preocupaba. Ahora estaba consciente de cuanto la amaba, y de qué era correspondido. Debía hablarle…

- ¡Shun! Qué haces fuera de la cama –le dijo Marín en una mezcla de regaño y preocupación.

- Ya me siento mejor, además, necesito hablar con June.

- Shun lo siento.

- ¿Qué cosa?

- No te lo dijeron. Ella ya no esta en el Santuario.

- ¡Cómo que no esta? Marín ¿qué paso, cómo lo sabes?

- Recién me enteré, a nadie le dijo que se marchaba. Atenea acaba de anunciarlo hace un par de horas.

- ¡Pero por qué! POR QUÉ NADIE ME DIJO NADA…

- Shun cálmate. Lo único que sabemos es que ella así lo pidió. Lo lamento Shun... ¡Shun!

La amazona llamo al santo, pero él no hizo caso. Se alejó lo más rápido que pudo. Estaba confundido ¿Por qué ella se marcho así, sin decirle nada, sin despedirse?

Never knew I could feel like this

Like I´ve never seen the sky before

I want to vanish inside your kiss

Every day I love more and more

El único sitio al que se le ocurrió ir fue a aquel lugar donde las nereidas los atacaron por primera vez. No supo por qué llego ahí o por qué escogió ese sitio. Solo sabía que necesitaba estar solo… Pero se topo con aquella mirada: ahí estaba June, sentada al borde del acantilado

- June...

- Sabía que vendrías aquí. Entonces ya todos deben estar enterados de que renuncié a la orden.

- ¿Cómo que renunciaste, por qué?

- Pensaba irme sin dar explicaciones, sin que nadie me viera, pero no puede. No pude irme sin decirte adiós.

- June, por favor.

- Me da gusto ver que ya estas mejor. Eso me tranquiliza... jamás quise hacerte daño.

- June ¿qué esta pasando? –preguntó acercándose a ella.- ¿Cómo que dejas la orden? No entiendo ¿Qué motivos puedes tener?

- No Shun –dijo ella separándose de él, justo en el momento que iba a sujetarla.- No hagas esto más difícil.

- ¿Por qué?

Listen to my heart, can you hear it sings

Telling me to give you everything

Seasons may change, winter to spring

But I love you until the end of time

- Tú mejor que nadie sabes lo que pasó realmente allá: yo tenía una misión que cumplir. Ahora, el Mar y la Tierra están en paz, y yo… Yo ahora sé quien soy, pero al enterarme de esta verdad he perdido todo lo que era.

- Sabes que no es cierto, me tienes a mí.

- Shun no digas esas cosas -le dijo evitando su mirada.

- ¿Que no diga qué? La verdad: la única que existe para ti y para mí al estar juntos. La que gritan nuestros corazones al vernos…

- Eso que crees sentir no es por ti, es por Perseo, por un recuerdo que vive en tu memoria.

- No June...

- No me llames de esa forma… no sé ya quién o qué soy. No sé cuál es camino, a dónde pertenezco. Ni siquiera estoy segura de si yo…

Come what may

I will love you until my dying day

- A mi no me queda la menor duda –le dijo acercándose a ella.

- No, por favor –trato de alejarse de él, pero Shun alcanzó a tomarla de la muñeca, quedando ambos frente a frente.

- Yo daría mi vida por ti sin dudarlo –dijo tomando el rostro de ella entre sus manos.- No estoy dispuesto a perderte, no de nuevo.

- Basta por favor ¡no lo hagas más difícil!

- ¿Por qué te niegas a aceptar que esto que sientes es verdad, lo único cierto en tu vida y en la mía? Sé cómo te sientes: yo también llegue a sentirme engañado, usado. Mi propio padre nos negó, a mí y a mi hermano, a todos nosotros. Nos obligó a ser guerreros, a creernos huérfanos. Y años después, un dios me hizo creer que sólo obtuve la vida para servirle como su cuerpo mortal… Yo también he sentido que vivía una mentira, que no importaba, que no era más que un peón. Pero todo cambió al darme cuenta de que hay una sola cosa que ellos no pueden ordenarme ni controlar… June, sé que te amo desde hace tiempo, que jamás me di cuenta antes, pero es una verdad que ya no puedo callar… Te amo –sin poderlo controlar, los ojos de June se humedecieron. Tomo las manos de Shun entre las suyas. June abrazó fuertemente a Shun, el santo correspondió a su gesto, pasando sus brazos alrededor de su cintura.

- Hace unos días –empezó a explicarle entre un ligero llanto- Mu trató de revivir la armadura del Camaleón. Pero fue imposible, no responde a mi cosmos; en cambio, la armadura de Andrómeda si lo hace ¿te das cuenta de lo que eso significa? No puedo ser más una amazona, no tengo un sitio dentro de la orden.

- Eso no me importa –le dijo al oído.- Yo estaré aquí para cuidarte…

Suddenly the world seems such a perfect place

Suddenly it moves with such a perfect grace

Suddenly my life doesn´t seem such a waste

But our world revolves around you

De pronto ella se soltó de su abrazo, dejando a Shun muy sorprendido. La amazona seguía viendo con lágrimas en los ojos.

- No, no puedes.

- ¿Por qué?

- Tu deber es estar al lado de Atenea… yo le juré que no te apartaría de su lado. Es a ella a la que debes proteger.

- Eso no me impide amarte.

- No puedes, no debes ¡ni siquiera deberías decirme todo esto! Tu eres un Caballero, y no debe haber para ti otra mujer que no sea Atenea… Para ello se crearon las mascaras, y por ello se creo la ley: tú y yo no podemos estar juntos.

- Sabes que a Saori eso no le importa, y que esa absurda ley dejó de tener validez ¡no hay nada que nos impida estar juntos!

And there´s no mountain too high

No river too wide

Sing out this song I´ll be there by your side

- Tal vez para ti. Pero para nosotras las cosas no han cambiado: no puedes pedir que de la noche a la mañana una creencia deje de tener efecto en las personas. Quizá Atenea nos haya otorgado esa libertad de amar, pero yo no puedo aceptarla ¡no si al hacerlo haré que dudes a quién debes proteger!

- Yo tengo muy claro mi sitio. Voy a pelear por Atenea, lo he jurado... pero tu, tu eres la única en mi corazón y en mi pensamiento. No estoy abandonando ni olvidando lo que soy, pero tú le has dado una razón a mi vida.

- Shun, por favor, tu no me amas… crees hacerlo, pero no lo haces por ti…

- ¿Lo hago por Perseo¿Por qué soy su reencarnación? No, June. Eso no tiene nada que ver. La misma Anfítrite nos lo dijo: mis hermanos y yo renacemos en cada ocasión como semidioses para poder defender a Atenea, para poder usar las armaduras divinas. Pero nosotros estamos aquí por una casualidad… nos reencontramos en esta era y en esta vida y pudimos ponerle fin a esta guerra, como tu misma lo dijiste… Y sabes tan bien como yo que lo que sentimos empezó mucho tiempo atrás, antes de saber la verdad…

- Shun, yo…

- ¿A qué le temes? –Dijo atrayéndola hacia él.- Si ambos somos reencarnaciones ¿por qué no seguir con nuestra historia¿Por qué no empezar una vez más? Sé que te amo por mi, no por lo que fui, sino por quien soy en este momento…

- Yo también te amo ¡en verdad que te amo!

Storm clouds may gather

And stars may collide

But I love you until the end of time

Se miraron un momento. Shun acariciaba tiernamente el rostro de June entre sus manos, ella se sentía en trance. Los rostros de ambos empezaron a acercarse…

- No puedo quedarme Shun -le dijo suavemente, apartando su rostro del suyo.- Todo lo que paso, yo estoy confundida… No estoy segura de quién soy, de lo que debo hacer… Como te dije, la armadura del Camaleón ya no responde a mi llamado…

- Pero la de Andrómeda si lo hace…

- No puedo quedarme hasta no saber cuál es mi camino. Espero me comprendas… necesito tiempo para mi, para entender, para encontrarme a mi misma.

- Déjame ir contigo entonces.

- Es algo que necesito hacer sola –entonces se separó de él, esta vez poniendo algunos pasos de distancia entre ambos.- Entiende por favor: yo era una guerrera, y ahora no sé… no quiero ser tratada como Atenea. No soy una diosa, no soy una armadura viva... no sé que soy…

come what may

I will love you,

- Te ayudaré, solo quiero estar contigo.

- Tú tienes una misión en este sitio… Por favor, si en verdad me amas tanto como dices sé que comprenderás.

- Nada de lo que haga o diga va a detenerte ¿verdad?

Suddenly the world seems such a perfect place

- Volveré cuando este lista. Lo prometo.

Come what may

I will love you until my dying day

- Pase lo que pase, te amare ahora y siempre.

- Yo también te amo… -ella se acercó a él, y le dio un beso muy cerca de sus labios.- Volveré cuando pueda estar junto a ti sin miedo, sin dudas…

- Cuídate mucho, Junny.

Se miraron por última vez, antes de que ella se alejara por el mismo camino por el que Shun llegó. La tarde estaba cayendo, y el viento se hacía mas helado, señal inequívoca de que el otoño se estaba acercando. La perdió de vista muy rápido, así que volteo la vista al mar, estaba calmado, sereno… no era el mismo de hace algunos días.

Se sentó a esperar a que terminara de anochecer. No estaba de ánimo para regresar… Sobre él, las primeras estrellas comenzaban a cubrir el cielo, y las primeras constelaciones a hacerse visibles. No noto que ella, Andrómeda, brillaba esa tarde con más intensidad.