Pánico. Sus brazos alzados, inmovilizados contra la pared por una sola de sus fuertes garras. Hirientes uñas afiladas arrancando finas líneas de escurridiza sangre que bajaba a esconderse entre sus mangas, retiradas al nivel del antebrazo.

Hiei no podía mover ni un solo músculo. Muslos impulsados por caderas elegantes se apretaban con firmeza y vehemencia contra su delgado abdomen; y esas largas piernas contra las suyas propias, impedían cualquier pataleo o movimiento brusco. Por más que intentara retorcerse, como insecto atrapado en la telaraña, sólo lograba que la trampa se cerrara más y más entorno a su cuerpo, ahogándole con su insistencia para llegar a lo más profundo de su garganta, mezclando fluidos y esencias, enlazando sus cuerpos como dos piezas de rompecabezas incompleto.

Su cerebro vacío de salidas posibles se alimentaba del miedo y la rabia que supuraban cada uno de sus poros junto al sudor febril. La excitación involuntaria y la pérdida de control en su cuerpo lo estaban volviendo loco.

"Escapa, escapa...¡Escapa!"

Sus dientes se cerraron entorno a los carnosos labios insaciables. El sabor metálico de la sangre fue la última sensación que el cuerpo extraño le entregó. Su puño libre no dudó en caer sobre la mejilla del youko, aplastándole contra el frío suelo. Hiei se apretó aún más contra la roca helada, cerrando los ojos, escuchando obsesivamente el ir y venir de su frenética respiración, para así obtener de nuevo el control sobre ella.

La translúcida luz del alba no era suficiente para vislumbrar los rasgos de la sombra tendida. La mirada extraviada y nerviosa del youkai paseó repetidas veces por la lánguida figura, buscando algún signo de vida en su compañero. Tras unos segundos de espera, el cuerpo del caído empezó a brillar con luz propia, caprichosa bruma plateada acariciándole, filtrándose entre sus finos cabellos e inmaculada túnica, traspasando su pecho y de allí, llegando a las extremidades, evaporándose en sus caudalosas venas.

Con ojos alucinados observó el koorime la transformación, de youko a inofensivo pelirrojo. Vio como el chico se llevaba una mano a la cabeza dolorida y se incorporaba con dificultad. Sus ojos se encontraron instintivamente, brillantes en la oscuridad. La confusión, seguida del bochorno, eran tan palpables como el olor a sangre en el ambiente. Hiei apartó el primero la mirada, incapaz de seguir aguantando tal herida a su orgullo y su dignidad. Se levantó y corrió a tal velocidad que Kurama, aturdido, no pudo seguirle.

El silencio envolvió al enajenado solitario como dura coraza de escarcha. La conciencia volvía lentamente a él, y con ella, todo sabía a culpa. ¡¿Qué había hecho! El kitsune se limpió el labio inferior y examinó sus manos, parpadeando, incrédulo. Luego se abrazó a sí mismo con ellas, retrocediendo, replegándose en sí mismo. No tardaron en asomar amargas lágrimas tardías para mojar su sucia piel. No había podido cumplir su propia voluntad. No había podido proteger a su amigo. No de sí mismo. Le había fallado. Había perdido su valiosa y costosa confianza. Había perdido completamente el control de la situación...

¿Por qué? ¿Cómo? ...¿Cómo pudo salir aquel monstruo amarrado en su interior? ¿Cuánto tiempo llevaba allí, al acecho, encerrado bajo llave? ¿Y el detonante...?

La última imagen que conservaba de su madre, llorosa y asustada, cruzaba constantemente sus retinas.

Se sentía débil e insignificante. La desesperanza ganaba terreno. Y todas aquellas sensaciones extrañas dolían, empozando su alma, quitándole energías. ¿Quién le protegería a él de ellas, si él mismo no se sentía capaz?

Hasta ahora, ser humano nunca le había traído tanto sufrimiento.

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El antiguo detective espiritual descansaba sus brazos cruzados sobre una de las tapias decorativas del jardín de Genkai. A lo lejos, las explosiones de luz, seguidas del estruendo de los truenos y la demolición de edificios, parecían repetirse millones de veces, para luego volver a empezar, apuntando y disparando a su cerebro. La punta de su deportiva derecha, que martilleaba con frecuencia el suelo a modo de antiestrés, estaba más y más sucia a cada minuto que transcurría. Desvió su mirada del cielo iluminado hacia el grupo.

Estaban sentados en el porche del templo. Kuwabara parecía dormitar, acomodado contra una columna, y las chicas conversaban en murmullos, observadas de cerca por Genkai y Shizuru, quienes fumaban tranquilamente. ¿Por qué nadie compartía su nerviosismo? ¡Debían hacer algo! ¡El enemigo destruía la ciudad a placer, y ellos no movían ni un dedo! ¡Ni remordimientos sentían! Aunque él tampoco se sentía demasiado culpable...y eso le asustaba.

¿Pero por qué no quería atacar Kurama? ¿Acaso sabía algo que ellos no?

-Kurama...Hiei...

Los dos demonios seguían allí abajo, y no habían tenido más noticias de ellos desde su último encuentro con el demonio de fuego...Le prometió que vendrían, que les alcanzarían más adelante...y Hiei era un hombre...un demonio de palabra. Confiaba ciegamente en ellos...pero empezaba a preocuparle su ausencia. No, definitivamente les debió suceder algo.

-Ya deberían haber llegado...-suspiró, dejando caer el mentón sobre sus brazos.

Kuwabara abrió un ojo y observó con detenimiento la figura encorvada de su amigo. Él también lo había notado...

-Tengo un mal presentimiento...debemos ir a buscarlos, Kuwabara.

Urameshi encaró al grupo con las manos en las caderas, y clavó sus ojos en el aludido con determinación. Kuwabara se incorporó inmediatamente.

-Yo también presiento algo...siento aquel extraño vacío en el estómago, y los escalofríos...como cuando hay espíritus cerca... ¡brrr, ahora mismo lo he sentido!

-¡Un momento! ¡No os precipitéis, chicos!- Intervino Keiko, frunciendo el ceño. No estaba dispuesta a perder a Yusuke de nuevo.-Recordad que estamos hablando de Hiei...

-Y de Kurama, el ladrón legendario...¿Qué podría ocurrirles?-prosiguió la peliazul, intentando mostrar su mejor cara, pese a las circunstancias.

-Las leyendas también sangran. También cometen errores.

-Y en el peor de los casos...mueren.

El auditorio femenino lanzó alguna que otra ligera exclamación de sorpresa, y dirigieron sus miradas anhelantes, en busca de alguna explicación, hacia el par de fumadoras. Su indiferencia, fingida o no, dejó claro que no pensaban retraerse de su dura exposición de los hechos.

Los ojos de Kazuma repararon como siempre lo habían hecho en la tristeza latente en la cara de su hermosa y querida Yukina. Sintió su sangre hervir con esa rabia tan conocida y tan mal disimulada, cuyo objetivo fue su hermana mayor, causante de todo el mal. No pudo evitar una ligera reprimenda a su hermana, aunque en el fondo sabía que ella tenía razón.

-¡Anda! ¡Gracias hermanita, tú siempre animando la fiesta!

Por sus palabras recibió dos sonrisas: una de afligida pero agradecida, gratificante como un regalo del cielo para él; y otra de maliciosa y cómplice, sin ningún recelo, por parte de Shizuru.

-Tienen razón...Vámonos, Kuwabara. Vamos ahora, ¡antes de que sea demasiado tarde!

El hasta ahora pasivo Yusuke Urameshi no pudo retener más la opresión en su pecho y la llamada imperiosa de su sangre, sedienta de adrenalina. Sin previo aviso se lanzó a correr escaleras abajo. Sus oídos no escuchaban ni el griterío ni los lamentos que su partida había causado. Lo que le ocupaba era mucho más importante. No había tiempo para explicaciones. Sólo esperaba escuchar pronto las largas zancadas de su amigo siguiéndole, compartiendo ese mismo presagio de peligro inminente.

Los héroes pueden cometer errores, cierto. Pero seguir su instinto era la mejor forma que conocía para evitarlos. O en todo caso...para minimizar sus consecuencias.

-No me falléis, chicos...

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"¿Volverás a mi...tras la traición?"

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Uolap, ¡Cuánto tiempo! n.n Como siempre me retrasé en la entrega del pedido XD ¡Dos meses! O.o No tengo perdón u.u Aighs...tanta vagancia no puede ser buena ni para el cuerpo ni para el alma... Pero bueno...aquí está. Cortito como siempre. Aunque no me acaba de satisfacer el resultado...Intenté describir el estado de Kurama pero no me salió como esperaba...no logro comprenderlo del todo...y se trata de mi propia historia XD En fin, ¡vamos a responder reviews! n.n

Maggie D: ¿De verdad he progresado? o.o ¡Yupi! XD Muchas gracias por tus palabras, son muy reconfortantes n.n Siempre lo han sido...Ay, que me entra la nostalgia xD Espero que te guste este capi, y no te calles los fallos que veas. ¡Nada de indulgencia! ¡Mano dura conmigo! XD ¡Nos vemos-leemos!

Rockergirl-sk: Sip, tienes toda la razón. Es muy complicado ponerse en el lugar de los personajes...y por eso siempre habrá algo de subjetividad por parte del autor...Pero eso es lo que hace la historia especial.

¿Se ha pasado mucho Kurama? XD En realidad no hubo casi nada de yaoi, sólo el intento frustrado...Pero quizás más adelante, ¿quién sabe? Aunque Kurama deberá esforzarse mucho más n.nU ¡La violencia no es buena! En cuanto a que no sufra...lo tiene difícil siendo yo la autora de la historia XD Pero todo llegará a buen puerto al final, como en los buenos cuentos de hadas, ya verás n.n Gracias por dejar review y no cansarte de esperar tanto n.nU ¡Nos vemos!

Shunforever: Gracias por seguir atenta a la historia n.n Espero que este capítulo también tenga de ese "sentimiento" n.n ¡Nos vemos!

DarkCryonic: Con sólo leer mi historia ya me das fuerzas para continuarla n.n Espero que eso no suene a responsabilidad xD La verdad es que saqué un poco de inspiración de tu fic...Sip, de la condenada debilidad de Kurama XD No sé si logré captar lo que tú intentabas decir...en todo caso la versioné. Dime que te pareció, aunque no seas buena dejando reviews...me basta con una pequeña apreciación n.n Gracias por leerme. Nos vemos!

x.kaoRi-kiTsuNe.x: Espero que sí hayas podido dormir desde mi última actualización xD Sería inhumano el no dormir durante tanto tiempo n.nU ¡Gracias por dejar review! ¡Espero que te guste este capi! Nos vemos!