Todos los personajes y la historia original son propiedad de Rumiko Takahashi, esto lo hago sin fines de lucro, solo por esparcimiento.
CUANDO RANMA SE VOLVIO UN CABALLERO
DOCEAVA PARTE
Se miraron a los ojos por un largo minuto, a pesar de los enormes esfuerzos que hacía el pobre Moose por contenerse, la expresión de Ranma era todo un poema.
Comenzaba a sentir un poquitín de miedo en las entrañas...
- Contéstame Moose... ¿Tu sabes de que se trata? – a cada segundo arreciaba la ira de Ranma– mejor que me lo digas...
- Es algo... – ocultó sus ojos bajo el espeso flequillo – no es... no sé que decirte, amigo..
- Mas vale que me digas toda la verdad, por que te juro que no soportaría otra mala nueva...
"Por Kami! ¿Qué puedo hacer? –pensó Moose – Si le digo, se pondrá como loco"... meditó un poco. No podía soltársela así como así. Akane había confiado en él, y no podía defraudarla. Además, aún cabía la posibilidad de que no fuera nada, entonces causaría un problemón sin sentido...
- Te voy a decir la verdad... –Moose se decantó por la mejor solución temporal – hay algo que Akane me confió, y debes entender que dí mi palabra, y no estoy en posición de romperla... solo una cosa te puedo asegurar: No es nada malo. No es nada que pueda estropear los planes... y de hecho, ni siquiera es una seguridad...
-Vaya –murmuró el de la trenza, impresionado - ¿me quieres decir que debo esperar a que ella me lo diga?
-Así es... y si la amas tanto como dices, Saotome, debes aprender a confiar en ella – se llevó el índice al puente de la nariz, como antaño, buscando acomodarse unas gafas inexistentes - ¿No lo crees?
-Bah! –pero el ojiazul sabía que tenía razón- esperaré. Supongo que no hay forma de que te saque la verdad. Y para que Akane me diga que ocurre, tendré que esperar el momento propicio...
-Sí. Me da gusto que lo entiendas, amigo mío –y por fin, Moose dejó de sudar.
Se levantó, y tras sonreírle y darle un breve abrazo de despedida al Ranma ( que no terminaba de acostumbrarse a esas costumbres chinas) se alejó a saltos vigorosos sobre los tejados.
Llegó al Neko.
Paseó la mirada, ya habituada a la oscuridad, por todo el lugar. ¿Cuántas cosas había vivido ahí?... no lo recordaba.
Pero sí tenía muy presente la imagen de su Shampoo caminando de aquí para allá entre las mesas... o corriendo por una orden urgente... o semidesnuda, por las noches, cuando bajaba por el solo afán de herirle...
Una silueta se dibujó a contraluz, en una ventana.
- ¿Quedarte ahí, ciego pato?- pero la voz de la chica sonaba sensual- mejor venir... Shampoo tener frío...
-¿Qué haces levantada?
-Ya decirte... Shampoo sentir frío en esa cama vacía... –se le aproximó, haciendo destacar el camisón abierto, extremadamente corto, que se había echado encima- no estar Moose... ¿dónde ir?
-Salí un momento a caminar –respondió él, disfrutando la visión de la mujer ante él- necesitaba pensar un poco...
-¿Sobre?
-Sobre nosotros, Shampoo –el muchacho cerró los ojos, preocupado- sobre tu bisabuela... ¿cómo lo va a tomar?
-Cuando bisabuela saber lo que pasar hoy, no poner resistencia. Moose verá...
-¿Le dirás? –el chico se asombró
- Por supuesto que Shampoo decirle...- le sonríe, obligándolo a meter las manos en dentro de su escasa vestimenta- pero ahora... Shampoo querer pelear de nuevo...
-Eso, Shampoo querida, no tienes que pedirlo...
Si existiera alguna cosa difícil de imaginar para cualquier comensal del restaurante al día siguiente, era el uso tan poco... ortodoxo... que recibieron todas y cada una de las siete mesas del lugar, así como la barra principal. De hecho, visto de otro modo, no darían muchas ganas de comer ahí... si se ponen a pensar en la "otra" utilidad de ciertos utensilios de cocina...
Pero de eso, nadie podía decir nada. Nadie sabía nada. Excepto un par de jóvenes chinos, que dieron rienda suelta a su imaginación esa noche.
El lunes posterior al baile, regresó Cologne. Aún conociendo la verdad de las cosas, se enfureció terriblemente al saber lo ocurrido. No. No quería a Moose. Quería que el poderoso Ranma Saótome fuera su yerno.
Tras agredir verbalmente a ambos jóvenes, y ordenar su separación, corrió a preparar un brebaje, para que el caballo salvaje cayera seducido por su nieta. Lo de la pureza...
Eso era fácil de fingir...
Shampoo lloraba. Y Moose pareció tomarlo todo con extrema calma. Conocía muy bien el camino a tomar. Sin importar lo que la vieja dijese, él se casaría con Shampoo a su debido tiempo.
-¡Te casarás con Akane Tendo, muchacho idiota! –gritaba por enésima vez, la anciana- ¡Te casarás con ella! ¡Aunque la estúpida de mi nieta se te entregara, tú debes apartar a esa violenta chica de nuestro Ranma!
-Ella no se me entregó, abuela –respondió Moose, sin altanería- yo la forcé. Ella me retó...
-¡CALLA!- Cologne parecía un oni enloquecido- ¡Jamás vuelvas a pronunciar tal aberración!
-Es la verdad –volvió a decir el muchacho
-¡NO! ¡Shampoo se te entregó!... eso no tiene nada de raro... pero no la has vencido... ella no es tuya...
Y la multicentenaria mujer, salió corriendo hacia la casa Tendo. Con el único deseo de confirmar el compromiso matrimonial de Moose y Akane.
Lentamente, después del baile, la vida tomaba su curso normal.
Los muchachos asistían a la escuela, Ranma y Moose se saludaban a escondidas. Ambos conocían la penosa situación, pero no tenían miedo. Era imposible sentirlo cuando estaban guardados bajo las protectoras alas de la fabulosa matriarca. De la increíble Nodoka.
Mientras tanto, la farsa del compromiso entre Moose y Akane debía de seguir. Cologne se aprestó a pedir la mano de Akane, a lo que ella aceptó, de bastante buen grado. Soun parecía confundido. Pero al ver los regalos presentados, a cual mas caro y estrafalariamente fino, decidió permitir el compromiso matrimonial.
Akane y Moose eran novios formales, ahora.
Por su parte, la gran Nodoka ideaba la nueva fase de su plan maestro. O más bien, le daba los toques finales.
Transcurrió una semana que se pasaba de normal. No gritos, no peleas, no encuentros. Shampoo perdió el brillo, y salía casi a diario con Ranma, que a pesar de sus repetidos intentos, apenas lograba arrancarle un par de sonrisas a la mujer.
Ese viernes, Moose y Akane tenían una cita.
La hora propuesta llegó, en el momento justo en que el guapo chino tocaba a la puerta de los Tendo.
-Buenas tardes, hermana Kasumi – saludó Moose, desde el dintel- buenas tardes hermana Nabiki...
-Bienvenido Moose-kun –dijo Kasumi, feliz de la vida, como siempre- pasa, por favor, Akane te espera...
-Hola Moose... – dijo Nabiki de paso
-Gracias...
Se introdujo en la casa. La muchacha lo esperaba, sonriente, en la sala. Habían quedado de ir a un parque de diversiones, así que vestían informales y cómodos.
Se besaron en las mejillas, y, tomados de la mano, salieron de la casa, tras despedirse de la familia. Mientras caminaban por la calle, serenos, Moose recordó el tema tan preocupante...
-Oye Akane –preguntó de golpe - ¿Aún nada?
-No Moose – se ruborizó con violencia- ya te dije... falta al menos otra semana...
-¿Y los síntomas?
-Bueno... –ella quedó pensativa- son muy extraños... vomito a cualquier hora, no solo en las mañanas. A veces estoy sensible a los olores, y a veces no...
- Lo que me quieres decir, es que en realidad, no hay nada seguro... –el muchacho al fin desplegó toda la blanca dentadura- creo que me estoy apresurando un poco...
-Así es, Musito... lo peor de todo es que me pones nerviosa –Akane se le colgó del brazo, riendo a carcajadas junto con él- Bueno... ¿Me compras un helado?
-Lo que gustes, preciosa!
Sin saberlo ellos, eran observados por Ranma y Shampoo, desde un punto oculto. Ranma sonrió para sí, al verlos tan alegres.
¡Cómo deseaba ver a la chinita feliz otra vez!
Pero sabía que, como estaban las cosas, tendría que sufrir un poco más.
Al menos si deseaba que el plan de su madre diera resultados perfectos...
-Shampoo... ¿quieres ir a tomar un refresco? –Ranma la tomó de los hombros, cariñoso- ¿Te apetece?
-No... Shampoo no tener ganas de nada...
-¿Sabes?... siempre creí que te alegraría ser mi prometida... –comentó él, despreocupado- además... bueno... insistías tanto...
-Ahhh! Ranma –curiosamente, desde el evento "pelea (já!) con pato" la muchacha no le llamaba Arien- Shampoo estar contenta...
-Pues no lo parece. – el chico de la trenza le tomó el mentón, obligándola a levantar el rostro- Shampoo, todo saldrá bien, ya lo verás... seremos muy felices...
-¿De verdad creerlo?- se le arrasaron los ojos en lágrimas- Shampoo dudar...
-No te preocupes tanto, hermosa, confía en mí – la abrazó, con una dulzura que supo, había aprendido de su buen amigo- ¿Confiarás en mí?
-Si... Ranma... Shampoo confiar en ti...
Y por primera vez en días, la hermosa mujer le sonrió desde el fondo del alma. Shampoo, muy a su pesar, tenía que reconocer que su corazón había perdido la coraza que le cubría. Sus sentimientos afloraban sobre la piel... tenía un amante, y además, acababa de ganar un amigo...
Media hora más tarde, Akane regresaba todo el helado consumido, ante los ojos asustados de su "prometido", que la tomaba por la cintura, presto a evitar que se cayera.
-¿Estás bien? –Moose sujetaba los negros cabellos de la chica- ¿Akane?... ¿Querida?...
-Si – una nueva arcada le impidió terminar de hablar- agh!
-Akane... seriamente creo que debemos ir a ver un médico –Moose no había podido convencerla- El doctor Tofú es de tu entera confianza ¿verdad?
-¡No!... digo sí... –Akane, pálida y decaída, se erguía de nuevo- no quiero... es decir... ¡Se lo dirá a Kasumi!...
-Tienes razón –Moose suspiró, derrotado, tendrían que esperar- eso arruinaría todo...
-Aunque obligaran a Ranma a casarse conmigo, dejaríamos el resto de los planes incompletos.
-Sí, en este caso... ¿qué hacemos con tu malestar?
-Dejémoslo así, ya se me pasó –Akane se lavaba en uno de esos bebederos de parque, que estaba cerca- ya me siento mucho mejor...
-Aún así, vamos a sentarnos un ratito –el muchacho la tomó por la cintura, y la guió hacia una banca, a la sombra- ¿Cómoda?
-¡Hai!... Arigato Moo-kun!
Ya de noche, y sin la oportunidad de verse con Ranma, los muchachos regresaron a la casa Tendo. Era muy doloroso para Akane no tener a su amor cerca, aunque fuese unos minutos, pero ambos sabían que Cologne los tenía vigilados estrechamente. Mejor así.
Además, si se encontraba con él, lo más seguro era que el potro quisiera... bueno... "quisiera". Y la verdad era que en esos días, ella no se encontraba para brincoteos, ni emociones fuertes. Puesto que si no estaba embarazada, era seguro que en una de esas quedaba... y si sí lo estaba...
Bueno...
Eso le quitaba las ganas a ella... de puros nervios.
Mientras tanto, en la casa Saotome, la señora preparaba la repentina boda de su hijo con la chinita, acompañada de una exultante Cologne, y una poco emocionada novia.
Afinaban todos los detalles de una recepción íntima. Pequeña. De todos modos, al ser la novia y su abuela, extranjeras, no tenían muchos a quienes invitar. Por su parte, Nodoka era relativamente nueva en la ciudad y se podía dar el lujo de no tener demasiados compromisos. En cuanto a Ranma...
Como casi todo el mundo intentaba matarlo, vencerlo, o al menos herirlo... pues tampoco contaba con demasiados invitados...
La boda sería para dentro de tres semanas.
o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o
Una semana despuésAkane arreglaba su habitación.
Por fin, las dos semanas del terror habían pasado. Ahora solo era cuestión de esperar. Un día. Máximo dos. Aunque dos, se le antojaban demasiados.
Moose le llamaba casi cada hora. La familia pensaba que estaba terriblemente ansioso por casarse con ella... que estaba profundamente enamorado...
Si supieran... (agregar suspiro de insatisfacción justo aquí)
He aquí la transcripción general de las primeras tres llamadas:
(ring ring!)
"- ¿Moshi moshi? –voz educada de Kasumi- residencia Tendo?
-Hermana Kasumi –la voz de Moose, al otro lado de la línea, sonaba amable- ¿Cómo estás?
-Muy bien gracias, hermano Moose- La muchacha miraba hacia la escalera- ¿Quieres hablar con Akane?
-Si, - el chico suspira- arigato gosai maz!
Lapsus de silencio, donde Moose solo alcanza a escuchar pasos leves y voces lejanas
-Moose –Akane ha tomado el teléfono, sospechosamente nerviosa- ¿Qué pasa?
-¡Akane! – joven terriblemente ansioso- ¿Cómo estás?
-Bien... –Akane tapa la bocina- ¿Pasa algo?
-Más bien... ¿ha pasado algo por allá?
-No, todavía no –la muchacha palidece – esperemos unas horas
-Bien, un beso... hasta luego –Moose bastante preocupado
Cuelgan ambas bocinas al mismo tiempo"
Ahora, disfruten ustedes de la transcripción literal de las otras 23 llamadas efectuadas a lo largo del día... (aclarando que había anochecido):
(Ring Ring!)
Kasumi entorna los ojos.
Nabiki lanza una imprecación nada adecuada en una dama... por décimo novena vez en el día.
-Akane! – Soun, fastidiado, la llama
-Voy! –la chica sale del baño, harta de todo
Levanta la bocina, mientras su rostro adopta una expresión de total resignación
-¿To... ? – la frase completa era "todavía no", no le dejaron terminar
-No, Moose, todavía no…
-¿Nada de nada?
-No
-Ok... te llamo luego...
-¡No! Onegai!... ya no me...
La comunicación se corta del otro lado sin previo aviso. Una gota enorme aflora en la nuca de la muchacha.Van a dormir, sin buenas noticias para ese asustado par.
Y llega otro amanecer, y se va de nuevo. Y otro más.
Ya han pasado cuatro días desde la fecha fijada. Nada de nada. Moose dejó de llamar a partir del tercero (Gracias a todos los Santos!).
o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o
Dos semanas después de la fecha cero... la boda de Ranma y Shampoo se encuentra a la vuelta de la esquina.
En el Neko:
-Orden de la mesa tres –Shampoo es un hervidero de actividad- ¡Pato!
-Ya la tengo...
-Abuela, ¿Por qué no poder decirle que tiene unos gustos asquerosos? –refiriéndose a la mencionada orden de la mesa tres- ¡Asqueroso!... ¿Quién comer Ramen sin mermelada de mandarina?
-¿Estás bien Shampoo?-Cologne se sentía muy molesta con las actuales actitudes rebeldes de la joven- ¡Basta de tonterías, y sigue cocinando!
-¿Mermelada de mandarina? –Moose rió- ¿Te has estado juntando con mi Akane?
-L a r g o - Shampoo parecía salida de alguna película de terror mal editada- p a t o...
-Uyyyy –el muchacho corrió, equilibrando las tres charolas de las órdenes restantes.
-Nieta, voy con la costurera... para ver los avances de tu ajuar –Cologne salió del local, huyendo del terrible mal humor de la china – vuelvo al atardecer...
- ¡Sí, claro! –solloza Shampoo, entre lágrimas - ¡Abuela irse!... ¡Abuela siempre irse cuando mas lleno estar! –más sollozos- ¡Shampoo sentirse muy estresada!... ¡A Abuela no importarle Shampoooooooo!
Y el llanto brotó, como fuente, mojando a varios de los comensales más cercanos. Moose tenía terminantemente prohibido acercarse a ella, como no fuera lo estrictamente necesario para tomar los platillos de los pedidos.
Así que tuvo que conformarse con contemplarla, en angustiado silencio. Cologne se acercó a la mujer, y golpeándola inmisericordemente en la lila cabeza, se puso a increparle...
-¡A callar! –pero la chica no paraba- ¿Es que quieres humillarte ante todos?... de todos modos, te casarás... ¡y se acabó la discusión!
Y girando hacia los parroquianos, les habló melosamente...
-Me disculpo, amables clientes... –sonríe afectadamente – por mi querida nieta... lo que pasa es que contraerá matrimonio en cinco días, y los nervios y la expectación por su boda la tienen muy alterada...
-Ah... –voces comprensivas por todas partes – pobre... la entiendo... (voces de mujer) ¡Que emoción!...
-Shampoo no estar nerviosa por...
Otro golpe preciso, la hizo callar. De nuevo el mar de lágrimas. Y se internó en la cocina para terminar de preparar los platillos.
Diez minutos después, una ráfaga lilácea se metía al sanitario de damas.
Tras regresar, entregó a regañadientes, y con la cara verdosa por el esfuerzo, los recién preparados platillos.
Poco más tarde, de nuevo la ráfaga lila hacia los baños.
-Shampoo no sentirse nada bien –la muchacha se tomaba el vientre con las manos- Querer ir a dormir un poco...
-Anda, Shampoo, yo me haré cargo –Moose le tocó la frente- no tienes fiebre, pero es probable que te estés enfermando apenas...
-Pero... aún haber gente esperando...
-Yo los atenderé –respondió el joven – además ya casi es hora de cerrar... ve a darte una ducha, y a dormirte... te sentará bien.
- Si – ojos cristalizados- ¡Gracias Moose!- y de nuevo el torrente lacrimógeno que lo empapaba todo...
Pero antes de llegar a las escaleras, una veloz visita (de nuevo) al sanitario... y una pálida y grisácea muchacha subía hacia su habitación, bajo la mirada preocupada del hombre que la amaba.
Al otro lado de Nerima, una chica de oscuros cabellos cortos, se servía un generoso platón de cereal con frutas... y cebolla finamente picada...
CONTINUARÁ...