Taking care of you

por Khira

#11. Mis verdaderos sentimientos

Al día siguiente en Shohoku todo son rumores y teorías acerca de lo ocurrido. Desde primera hora de la mañana hay dos limpiadoras en el gimnasio intentando borrar las manchas de sangre. La versión oficial que da el instituto es una refriega entre dos bandas de macarras que usaron el gimnasio como lugar de disputa. Pero los miembros del equipo de baloncesto no se la creen, y menos después de ver aparecer por la tarde a uno de sus novatos estrella con varios puntos en la frente. Sin embargo por muchas preguntas que le hacen el pelirrojo no suelta prenda, sólo al acabar el entrenamiento se reúne con Ryota, Ayako y Mitsui para contarles a grandes rasgos lo sucedido, ya que así se lo ha pedido el entrenador Anzai, la primera persona de la escuela con la que habló tras lo sucedido. Los tres escuchan asombrados el relato; Sakuragi es breve y conciso y por eso no les deja mucho para preguntar.

- Así que era su guardaespaldas… - murmura Ayako para sí.

- … - Miyagi y Mitsui no dicen nada, están aún impresionados.

- Y Rukawa cómo está? – pregunta la chica – Por qué no ha venido a clase? Le hirieron?

- Nada grave… - contesta Sakuragi. En realidad fue más grave la hipoglucemia, pero de eso prefiere no hablar si es lo que quiere Rukawa – Pero… está muy afectado…

- Es normal… Le atacan y luego matan a su guardaespaldas… - murmura Ryota al fin.

- Y va a haber un funeral o algo? – pregunta Ayako - Porque podríamos ir…

- No… - responde Hanamichi - Por lo visto se van a llevar su cuerpo a Alemania, su familia está allí… Es lo que me dijo el entrenador Anzai…

- El entrenador Anzai ha visto a Rukawa? – pregunta Mitsui.

- Ayer por la noche fue a su casa, pero el zorro estaba en cama, así que habló con su padre y luego me llamó…

Los cuatro amigos charlan unos minutos más sobre lo ocurrido. Luego Ryota, Mitsui y Ayako vuelven al gimnasio para recoger sus bolsas y marcharse a casa, sin dejar de comentar lo sucedido. Sakuragi después de despedirse empieza a caminar alejándose de Shohoku sin rumbo fijo.

Mientras camina el pelirrojo no deja de pensar en los hechos acaecidos tan recientemente, lo cual es más que lógico. Se culpa y le da rabia haber estado inconsciente en el momento crucial, se enteró de lo que pasó realmente porque se lo escuchó contar a Rukawa a la policía y a su padre.

Pero hay algo por lo que se siente aún más culpable: que a pesar de todo lo ocurrido, en lo que menos puede dejar de pensar es en el beso que a punto estuvo de darse con el zorro.

Tiene tantas ganas de verle y hablar con él sobre ello… Pero sabe que ahora no es el momento, y que tendrá que esperar.

xXx

En la casa de los Rukawa hay mucho silencio. Eso es algo habitual desde hace muchos años, la diferencia está en que esta vez el silencio es mucho más tenso y pesado. Kaede está en su habitación en pijama, sentado sobre la cama con las piernas cruzadas porque se ha cansado de estar tumbado. Al otro lado de la pared se escuchan ruidos, sabe que es su padre y que está empacando las cosas de Erik para mandárselas a su familia, tal y como le ha comentado cuando le ha traído algo de beber.

Es pensar en la familia de Erik y Rukawa se siente enfermo. No deja de pensar que el alemán estaría vivo de no haber aceptado cuidar de él. Si tuviera a sus padres enfrente… se moriría de la vergüenza.

Escucha pasos alejándose por el pasillo. Poco a poco se levanta de la cama y sin hacer ruido sale de su dormitorio, sabe que su padre le va a reñir si le encuentra levantado pero necesita estirar las piernas aunque sea unos minutos. Aún sabiendo que le va a doler lo que va a ver, entra en la que era la habitación de Erik, encontrándola completamente vacía. Vuelve a ser el frío cuarto de invitados que era antes de la aparición del chico castaño.

Suspira pesadamente, sintiendo su corazón doler por la tristeza, y vuelve a su propia habitación, la cual, a decir verdad, no es que esté mucho más decorada. Y no le gusta. Y como si quisiera arreglarlo en ese mismo momento, abre un cajón y saca las fotos del campeonato nacional, pensando en colgar algunas de la pared o incluso ponerle un marco a alguna. También podría ampliar alguna tipo póster… y para ello sólo se le ocurre una.

Mira detenidamente con una minúscula sonrisa la imagen de él y Sakuragi chocando las manos al final del partido contra el Sannoh, una instantánea preciosa que le pasó Ayako, captada por una amiga suya.

Sus mejillas enrojecen un poco al recordar como el pelirrojo y él casi se besaron en el gimnasio, antes de que la pesadilla comenzara. Recuerda también que su corazón se aceleró como nunca y que apenas podía respirar de la emoción.

Que se fijó físicamente en el pelirrojo la primera vez que lo vio era algo que tenía asumido, pero no pasó de ahí, mucho menos con la desastrosa relación que comenzaron. Pero en las últimas semanas se había producido un acercamiento entre ellos que la verdad le había hecho sentir muy bien.

Quizás Erik se había dado cuenta y por eso le dijo aquello…

Sea como sea, es hora de admitir que puede que anduviera errado…

xXx

Unos días después Sakuragi está parado frente a la puerta de la lujosa casa propiedad de los Rukawa, sin decidirse a entrar. Pero el zorro lleva ya mucho sin ir al instituto y necesita saber cómo está, entre él y Ayako han llamado por teléfono una docena de veces pero no han sacado nada en claro hablando con su padre; el señor Rukawa lo único que les ha insinuado es que su hijo se encuentra algo mejor.

Finalmente se decide y toca el timbre. La puerta del jardín se abre y lo atraviesa hasta llegar a la entrada principal de la casa, donde le espera la señora Ishizaka.

- Buenas tardes – saluda el pelirrojo – Soy Hanamichi Sakuragi, un amigo de Kaede. He venido a verle.

Ve la duda en los ojos de la mujer, pero finalmente esta se aparta para dejarle entrar.

- Está en el jardín trasero.

Le encuentra sentado en el porche, con un paquete de cigarrillos entre sus manos. Se sienta a su lado, Rukawa ni siquiera le mira pero ha advertido su presencia. Y se siente muy feliz de que el pelirrojo haya venido a verle.

- ¿Qué haces con eso? – pregunta Sakuragi para romper el hielo - ¿Acaso fumas?

- No – responde el zorro. Unos segundos después añade – Eran de Erik…

El pelirrojo nota perfectamente la tristeza en su voz, pero decide no dejarse llevar él también por ella.

- No me digas que vas a fumar sólo para recordarle…

- Claro que no – sonríe un poco a la vez que le mira – No soy tan idiota…

Sakuragi se queda embobado mirándole. Definitivamente el zorro tiene una hermosa sonrisa. Sin embargo, la siente un poco forzada.

- ¿Cómo estás…? – le pregunta con sincera preocupación.

La sonrisa de Rukawa se borra de inmediato, con lo que Sakuragi se arrepiente un poco de haberle preguntado. Kaede mira hacia el fondo del jardín y suspira.

- La verdad es que no lo sé…

- ¿Y… del bajón?

- Bien… Sólo necesitaba descansar.

- Oye Rukawa… ¿Por qué llevas en secreto lo de la diabetes? Eso es muy peligroso…

- El entrenador Anzai lo sabe…

- Pero el viejo no viene a todos los entrenamientos… Si te hubiera pasado algo un día que él no estuviera no habríamos sabido que hacer…

- Pues ya os lo habría explicado yo… No es para tanto, Hanamichi…

Sakuragi va a replicar de nuevo, pero se da cuenta de algo.

- Vaya… es la primera vez que me llamas por mi nombre… y ni siquiera me has llamado nunca por mi apellido… - añade al recordar que normalmente le llama 'idiota'.

- Siempre te llamo así… cuando pienso en ti – confiesa Rukawa a la vez que se sonroja un poco.

- ¿Eh…? – exclama el pelirrojo sin dar crédito a lo que acaba de escuchar.

Pero Rukawa ya no lo repite. Ambos se quedan sin saber que decir durante unos minutos.

- Oye Rukawa… - dice finalmente Sakuragi, haciendo de tripas corazón – Tú… ¿te enamoraste de Erik?

- Yo… creo que sí - la expresión serena de Kaede no cambia mientras le contesta - Pero cada vez que pienso en lo que me dijo en el gimnasio pienso que quizás tenía razón…

- Y… ¿qué te dijo? – pregunta curioso.

- Que estaba confundido y que mi corazón está ocupado desde hace tiempo…

- …

Sakuragi no se atreve a preguntarle quién ocupa su corazón. Pasea la vista por el jardín. La tranquilidad que les envuelve es casi mágica.

- Es un jardín precioso… - murmura el chico de ojos miel.

Kaede siente un doloroso pinchazo en el pecho al recordar que Erik dijo algo así la primera vez que se sentó con él en ese mismo porche, y sin embargo, esta vez siente que es capaz de explicar por qué a él no se lo parece, y sin embargo a la vez no se atreve a pedirle a su padre que toque una sola planta, ni que sea para poner una canasta, tal como sugirió su guardaespaldas.

- Lo diseñó mi madre… - dice con la voz rota y resentida.

Sakuragi le mira, sorprendido por ese tono de voz.

- ¿Dónde está ella? – pregunta.

- En Kyoto, creo. Se marchó de casa cuando yo tenía ocho años…

El pelirrojo se conforma de sobras con esa explicación, ya que lo cierto es que se esperaba un 'no te importa'. Pero sorprendentemente Rukawa continúa hablando. El chico moreno siente que debe sacarse ese dolor del pecho como sea de una vez por todas, y agradece la presencia de Sakuragi a su lado en ese momento.

- Mis padres tenían ambos mucho carácter y discutían a menudo, pero ese día ni siquiera se habían peleado¿sabes? No hubo gritos, ni insultos… simplemente mi madre hizo una maleta y salió por la puerta – cuenta Rukawa casi susurrando - Recuerdo que yo salí corriendo tras ella, pensando que quizás se iba de viaje, y antes de que se subiera a un taxi le pregunté cuando volvería. Ella no me contestó, sólo se agachó junto a mí y me acarició el pelo. Me sonrió, me dio un beso en la mejilla y me dijo adiós. Yo me quedé en la calle, viendo como el taxi se alejaba calle abajo, hasta que mi padre salió a buscarme. Tenía los ojos enrojecidos de haber estado llorando. Me pidió que por favor entrara en la casa, que si no iba a coger frío. Le pregunté por qué mamá se había ido y sólo me respondió 'Porque se ha enfadado conmigo'. Yo no dije nada pensando que las cosas se arreglarían pronto…

- ¿Y que pasó…? – pregunta Sakuragi animándole a continuar. Ha intuido que Rukawa necesita desahogarse con ese tema.

- No se arreglaron. Con el transcurrir de los días empecé a darme cuenta realmente de que mi madre no iba a volver. Y me enfadé. Y culpé a mi padre. Se lo echaba en cara constantemente. Le decía cosas horribles. Pero él no se enfadaba, simplemente bajaba la vista y se quedaba callado. Empezamos a distanciarnos mucho. Y pasó el tiempo. Mi madre nunca se puso en contacto conmigo, y yo, estúpido de mí, también culpaba a mi padre de eso. Y pasó el tiempo.

Cinco años después, cuando yo iba a Tomigaoka, en mi clase se organizó un viaje a Kyoto. Por aquella época yo ya había comenzado a buscar a mi madre por mi cuenta, pero aún no sabía muy bien por donde empezar. Y casualmente, me la encontré de camino al Santuario Heian.

Ella no me vio, ni siquiera giró la vista hacia el grupo de chicos con el que iba. Pero yo la vi perfectamente. Iba con un hombre y llevaba un carrito con un bebé dentro, de apenas unos meses, y a su lado caminaba un niño de unos cuatro años, con los mismos ojos azules que tenemos yo y mi madre. Esos niños eran mis hermanastros.

Me quedé congelado en el sitio. Recuerdo que apenas podía respirar de lo mucho que me dolía el pecho. En un instante lo había comprendido todo. Mi madre no había dejado a mi padre. Nos había dejado a ambos. Nos había abandonado y dejado atrás como simples recuerdos de los que uno se va olvidando poco a poco. Ella tenía una nueva familia. Y yo… yo ya no formaba parte de su vida.

Cuando Rukawa termina su corto relato, se queda callado mirándose las manos, estrujando sin querer el paquete de cigarrillos, haciendo todos los esfuerzos posibles por no echarse a llorar. Sakuragi lo nota, y antes de hablarle espera a que se calme.

- ¿Sabe tu padre que viste a tu madre en Kyoto? – pregunta al fin.

- No – Kaede inspira con fuerza y continua – Pero al volver del viaje le exigí que me contara la verdad de lo que había pasado entre ellos, que ya tenía edad para entender lo que fuera. Creo que me vio tan desquiciado que no se atrevió a decirme que no. Y me lo contó todo. Mi madre tenía un amante, un compañero de trabajo, y se quedó embarazada. Cuando se lo confesó a mi padre, ya había tomado su decisión, sin contar con nosotros. Les eligió a ellos.

Ahora sí, Rukawa no aguanta más y una lágrima se desliza por su mejilla. Sakuragi le pasa un brazo por los hombros y le hace recostarse un poco sobre su cuello. El corazón del pelirrojo se acelera un poco con ese contacto.

- Tranquilo… - susurra apretándole cariñosamente el brazo.

- Y lo peor de todo es… – otra lágrima recorre la mejilla del chico más bajo – Lo peor de todo es que en lugar de reconciliarme con mi padre y apoyarnos mutuamente, seguí comportándome igual de imbécil…

- ¿Y eso por qué? – pregunta Sakuragi con voz suave.

- No lo sé… Bueno, en realidad sí… Desde el momento en que vi a mi madre con esos niños dejé de culparle… pero empecé a culparme a mí. A pensar que mi madre nos dejó porque yo era un niño insoportable. Y me dolió tanto imaginarme a mi padre haciéndome lo mismo, que creí que si eso iba a pasar lo mejor sería sufrir cuanto antes…

Sakuragi parpadea confundido.

- Quieres decir que… ¿le estabas poniendo a prueba?

- Algo así…

- ¿Y a nosotros también?

- ¿Eh?

- ¿Por eso eres tan antipático¿Por eso no dejas que nadie se te acerque¿Porque tienes miedo de que luego te rechacen?

- … - Kaede no contesta pero la respuesta es evidente.

- Joder Rukawa… y luego me llamas a mí idiota…

Se quedan en silencio unos segundos, Rukawa aún con la mejilla apoyada en el cuello de Sakuragi, hasta que el pelirrojo habla de nuevo, decidido a continuar lo que estaban a punto de hacer en el gimnasio si esos tipos no les hubieran interrumpido.

- Pues sabes qué, no te ha funcionado en absoluto…

Y sin darle tiempo a Kaede de preguntarle que quiere decir con eso, Hanamichi le coge con suavidad pero también con firmeza de la otra mejilla y le planta un largo beso en los labios. El paquete de cigarrillos cae al suelo. Aprovechando que el chico de ojos azules aún no parece reaccionar, le sujeta un poco más fuerte y con la lengua hace fuerza entre sus labios para entrar, complacido al no notar resistencia.

Poco a poco Rukawa va respondiendo el beso, con más hambre incluso que el pelirrojo, quien deja caer su peso sobre el zorro, de manera que este queda tumbado de espalda en el suelo del porche con Sakuragi encima.

Se besan con ansias, sus manos recorren mutuamente sus cuerpos por encima de las camisetas, introduciéndose casi a la vez por debajo de la tela. Rukawa acaricia la espalda de Sakuragi mientras el pelirrojo a su vez le acaricia el pecho. Sus cuerpos están tan pegados que es imposible no notar la excitación de ambos.

El ruido de unos pasos les sobresaltan y Rukawa se incorpora a la vez que empuja a Sakuragi de encima suyo. Al momento la puerta de la cocina que estaba entreabierta se abre del todo y por ella el señor Rukawa sale al jardín. Se sorprende de ver a Kaede acompañado de un chico de su edad, pero mucho más al observar sus rostros ruborizados y sus respiraciones agitadas. Además que a Kaede se le nota que ha llorado.

- Hola… - saluda Kazuhiko - ¿Qué sucede?

- N-nada… Esto… te presento a Hanamichi Sakuragi, un compañero de equipo…

- G-gusto en conocerlo… - se apresura a decir Sakuragi.

- Igualmente… - murmura el hombre mirándolo inquisitivamente.

- ¿Qué haces aquí tan temprano? – pregunta su hijo.

- Quería invitarte a cenar fuera… - explica. Mira de nuevo al pelirrojo y añade – Si quieres, claro… Y puede venir tu amigo…

- Claro, papá… - Rukawa sonríe cálidamente.

Sakuragi se maravilla al observar tan hermosa sonrisa. Esta vez no se ve para nada forzada. Incluso el señor Rukawa, que aún no se ha acostumbrado a esas muestras de afecto por parte de su hijo.

- Muy bien, nos iremos dentro de un rato¿vale?

- Vale.

El señor Rukawa entra de nuevo en la cocina y les deja solos.

- ¿Hanamichi? – Rukawa le pasa una mano por delante de los ojos miel para que reaccione.

- Ehm… sí… esto… - balbucea Sakuragi – Hoy es muy temprano para aprovechar la cena y contarle a tu padre lo nuestro¿verdad?

- ¿Lo nuestro? – repite Rukawa cambiando su gesto a uno mucho más serio que no agrada al pelirrojo.

- Sí, b-bueno… yo creí… que después de esto… t-tú y yo… - tartamudea apenado.

Rukawa pone un dedo en los temblorosos labios de Sakuragi a la vez que sonríe de nuevo. En seguida lo retira y le da un suave beso.

- Más adelante¿vale? – su voz de pronto suena más apagada pero no deja de sonreír – Además, yo… necesito un poco de tiempo… Lo comprendes¿verdad?

Sakuragi le devuelve la sonrisa.

- Claro…

Mientras Sakuragi llama por teléfono a su casa para avisar de que cenará fuera, Rukawa se queda sentado en el porche mirando las estrellas que comienzan a salir. Se siente extraño, como en paz consigo mismo. Quizás es por haberle contado a alguien por fin lo que pasó con su madre… Lo cierto es que llevarlo como un secreto no le ha hecho nada bien, sino todo lo contrario, haciéndole sentir que era algo de lo que debía sentir vergüenza… Pero ahora ya no es lo mismo, ha decidido no volver a encerrarse en si mismo, no esconderse, y sobretodo, no desconfiar de las personas que le quieren.

Fin

© Khira. Palma de Mallorca, 5 de Diciembre de 2005.


N/A: Lo sé, se me dan mal los finales… pero bueno, espero que sea pasable. Sé que la historia ha sido más RuXOC que HanaXRu pero es que como ya dije me apetecía variar un poco. Los próximos ya serán 100 HanaRu (o SenRu). Veo que ahora se puede contestar a los reviews allí donde se dejan pero como sólo es a los logeados los seguiré contestando aquí por este cap:

Herms Malfoy: pues precisamente por eso, para traumatizarle… bueno, en parte.

Kaehana9: y yo también, la verdad, pero al final mucho no ha hecho.

Sol: lo sé, lo sé… pero que conste que yo es el primer OC bueno y co-protagonista que mato. En fin, ya te compensaré en otros fics.

Elena: que exagerada XD 'Corazón valiente' que es, algún culebrón chileno? Muchas gracias por tus reviews.

Abuelitnt: a mi también me dio penita T.T es el OC que más cariño le tenía. Nos vemos en otras historias!

Nikie: entonces conseguí que te cayera bien XD me alegro. Rukawa modo borde on debe ser de lo peor, pero aún así y todo… le adoro XDD

Miguel: mmm tienes mucha razón, por muy observador que Erik fuera yo he sido demasiado sutil con ese tema. No he entendido la segunda parte de tu review, lo de 'no entendi pq si bien Sakuragi estuvo cerca de Ru ultimamente como que no hay, no se no veo la conexion que va mas alla' Me lo podrías explicar¿

Caritadmanga: tú lo has dicho ahora le toca a Hana… el zorrito le da la oportunidad así que a ver si no la desaprovecha. Espero verte en otras historias y sino nos vemos en '6 meses'. Besos!

Mish1: yap… en eso no cambio XD

Balucita: me alegro que te gustara a pesar de lo triste. Muchas gracias por tus reviews.

Shingryu Inazuma: es que por muy bien que queden Ru y un OC, la mejor pareja siempre será HanaRu o

JHikaru: perdón T.T no lo volveré a hacer XD.

Sorry por no explayarme más con las respuestas, es que de verdad que últimamente voy un poco estresada, de hecho debería estar haciendo un trabajo y no terminando este fic, pero es que por la noche da mucha pereza ponerse con cosas de la facultad XD. Por cierto si los reviews de este capítulo los dejáis con login los podré contestar.

Muchas gracias por seguir el fic. Nos leemos en otras historias.

Besos desde Mallorca,

Khira