Este fic está siendo escrito por partes por NatyTuk y Lechuza Black, y no sabemos si os hará gracia, pero a nosotras si que nos la hace, que lo disfrutéis! xDDDDDDDD. Se nos ocurrió en uno de esos momentos de frikifan desesperadas en el msn mientras hablábamos sobre el asunto del arco, velo, etc etc etc... Es una mezcla del anime Full Metal Alchemist con Harry Potter por lo que sí, es una maldita paranoia xD. Para situaros, se desarrolla después de la serie, saltándonos la pelicula y presuponiendo que tiene un feliz final donde todos vuelven al mundo d ela alquimia contentos y felices (Y si no es así nos da igual porke no la hemos visto xD) Y obviamente, respecto a Harry Potter, inmediatamente después de que Sirius cayera por el velo.
Capítulo 1º: Roy Mustang
Cuando recuperó la consciencia se sentía terriblemente mareado. Tenía la sensación de que había pasado horas durmiendo, pero no sabía dónde, ni cómo ni por qué… en su mente, la vaga imagen de un arco de piedra… una risa triunfante… y después gritos y llanto. Abrió los ojos lentamente. Bueno, sólo uno. Por alguna razón era incapaz de abrir el ojo izquierdo. Con rapidez se llevó las manos a la cara en busca del problema, y soltó un tremendo alarido al toparse con la informe cicatriz que sustituía el lugar en el que debía estar. Rápidamente se incorporó despojándose de manera brusca de las sábanas oteando la habitación en busca de un espejo. Al otro lado de ésta, sobre una cómoda de madera encontró lo que buscaba. Se levantó atropelladamente y apoyándose sobre el mueble contempló su rostro desquiciado reflejado en el espejo.
Su ojo izquierdo… no estaba.
'AAAAARGGHHHH!'
El otro ojo… no era gris, sino negro.
'AAAAAAAAAAAAAAAAAARGHHHH!'
Su largo cabello negro… era corto.
'AAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGHHHHHHHHHHHHHHHH!'
"¿Qu.. qué diablos ocurre? Este.. ¡este no soy yo!" Permaneció largo rato mirando aquella imagen en el espejo. Definitivamente el hombre que le devolvía la mirada desde el otro lado no era Sirius Black. Tal vez podía encontrarse cierto parecido… pero definitivamente no era él! El sedoso flequillo negro le caía con gracilidad por el rostro, haciéndose más largo en la parte izquierda, ocultando la cicatriz que surcaba la cuenca ocular y la mejilla. El ojo derecho era rasgado y transmitía una impresión suspicaz. Además, aquel hombre se veía bastante más joven que Sirius, sin estar surcado por aquellas ligeras marcas que le había provocado la angustia de los trece años encerrado. No, no era él, era el cuerpo... de otra persona. No entendía nada ¿qué había pasado?
Caminó de un lago para otro por la habitación intentando recordar. Su mente estaba nublada. Recordaba haber salido de Grimmauld Place con otros miembros de la Orden del Fénix… sí… habían ido todos juntos… por… ¡Harry¡ ¡Estaba en peligro! Harry estaba en peligro y él estaba ahí, durmiendo tranquilamente. De pronto se acordó de todo. El departamento de misterios, mortífagos, Bellatrix Lestrange… ¡el velo! Había caído detrás de aquel arco y ahora estaba ahí. Bien. De acuerdo. No debe perder la calma. Lo único que hay que hacer es volver a encontrar ese arco… y regresar!
De acuerdo, si el velo lo había llevado hasta ese lugar era posible que lo que había detrás del velo fuera ese lugar. Abrió la puerta de la habitación para encontrarse en el pasillo de un pequeño apartamento. Al final de éste, una puerta entreabierta dejaba entrever una desordenada cocina. Sobre la encimera había restos de un sándwich sin terminar y una enorme pila de platos sobre el fregadero. ¿Quién vive aquí? ¿Un Troll? Se preguntaba mientras se disponía a abrir la puerta que lo conducía al salón. No era demasiado grande. Apenas un sofá, una mesita de madera y grandes estanterías repletas de viejos libros en cuyas tapas se distinguían extraños símbolos y montones de círculos. Se preguntó si serían libros de magia… De pronto prestó atención a algo al otro lado de la estancia. ¡Sí! ¡Cortinas! ¡Tal vez aquella era la salida! O la entrada… o lo que fuera! Rápidamente se acercó al lugar y levantó las blancas (bueno, en su día fueron blancas) cortinas para asomarse al otro lado.
'¿Harry?' Pronunció el animado con una voz que no era la suya. '¿Bella…?'
Tal vez haya que esperar un rato Se dijo a sí mismo, y permaneció allí, de pie, "escondido" tras las cortinas, esperando a que ocurriese… "algo".
…
…
…
…
Un cuarto de hora después…
Vale no, esto no es la entrada, ni la salida, ni NADA ningún sitio. El confundido Black decidió regresar a la habitación en la que había aparecido. ¡Tenía que regresar de algún modo!
Su cabeza daba vueltas, nada de esto tenia sentido… Miraba desesperado a los objetos esparcidos por la habitación en busca de algo que pudiera reconocer, pero no había mas que objetos extraños… objetos muggles. Notaba algo inusual en esos objetos, como en sí, los cacharros muggles son raros, no quería llegar a ninguna conclusión.
Tenía que salir de allí urgentemente, llevaba puesto una especie de pijama con llamas rojas (que cosa mas rara y hortera) así que necesitaba rápido algo para ponerse
Empezó a abrir cajones buscando ropa decente, y sólo encontró uniformes azules desordenados entre camisas y algunos pantalones. Le extrañó mucho que hubiese ropa tan rara, pero lo más raro fue, cuando, al abrir un cajón, encontró 60 pares de guantes, todos con el mismo signo extraño arriba. Rápidamente se puso un pantalón negro y una camisa blanca y salió desesperado a la calle.
Había mucha gente, el sol anunciaba que la mañana llevaba pocas horas. Caras amables de las diferentes tiendas le saludaban con cordialidad llamándole cosas como "Sr. Mustang", "Coronel" o algunas jóvenes apuestas que le decían la mano temblorosa le dedicaba a todos un saludo, para responder de alguna manera, pero no conocía a ninguna de estas personas, ni al tal Roy Mustang del que hablaban..
Se preguntó si todos serían muggles, no parecían magos. Se acercó a un pequeño niño que estaba jugando en la calle y muy lentamente se animó a hablar
'Niño'¡¡Su voz! ¿Qué pasaba con ella? Era diferente… ¡¡ no tenía su acento inglés!.- Disculpa, ¿sabes donde hay una lechucería?
El pequeño lo miró con una expresión de profundo desconcierto. Con las cejas arqueadas y con una exagerada mueca exclamó.
¿ Quééé? ¿Una lechu qué..?
Definitivamente, estaba en una ciudad muggle. Suspiró exasperado e hizo otro intento de descubrir más acerca de ese lugar.
Oye y eh… ¿qué lugar es este?
El niño lo contempló de arriba abajo, receloso.
¿Cómo que qué lugar es éste?
Sí, ya sabes… esta ciudad… ¿Cómo se llama?
Pues… ¡Ciudad Central! ¿Cómo va allamarse?
Eh… ya claro… - Definitivamente estaba perdido. ¿Ciudad Central? ¡En su vida había oído hablar de eso! Le hubiera gustado también preguntar a aquel niño en qué país se suponía que estaban, pero decidió que era mejor no hacer que lo encerraran en un psiquiátrico.
Se despidió del chico dándole las gracias con aquella extraña voz que no era la suya, en aquel extraño idioma que por alguna razón podía comprender, pero que estaba seguro de que no era inglés.
De pronto, una voz lo sacó de sus cavilaciones.
¡Coronel!- Al principio no se percató de que era a él a quien se dirigían. - ¡Coronel Mustang! … Eo… Coronel… Coronel… ¡ROY!
AARGH! – Sirius se volvió de pronto al escuchar el último "Roy" apenas a unos centímetros de su oído. Se encontró con un joven de ojos azules y cabello castaño claro. Iba vestido con el mismo uniforme azul que había encontrado en los cajones del apartamento.
¿En qué pensabas? ¡Llevo un buen rato llamándote! – Exclamó el hombre, encendiéndose un cigarrillo que sacó del bolsillo de su chaqueta. - ¿Vas al cuartel?
Yo eh… … ¿si?
¡Genial! Yo también… obviamente… claro… no es que quisiera faltar hoy a trabajar. – Se acompañó de una sonrisa poco convincente mientras intentaba disimular el sudor de su frente. – Bien… vayamos juntos. – Resolvió felizmente, poniéndole una mano en la espalda a Sirius y empujándole para seguir caminando hacia el "cuartel".
¿Quién eres?
Sirius se paró en seco. ¿Había sido su imaginación?
¿¡Quién eres?
No… una voz… ¡en su cabeza! Alguien le estaba hablando!
Sí, te estoy hablando YO! Coronel Roy Mustang, el Alquimista Flame! ¡QUÉ HACES EN MI CUERPO!
Sirius pegó un grito llevándose las manos a la cabeza y doblándose sobre sí mismo. ¿Qué estaba pasando? ¿Quién hablaba? Acaso… ese tal Roy Mustang… ¿era el dueño de ese cuerpo?
Todo alrededor de él se quedo en silencio. La gente miraba asustada a ese hombre que había gritado. Havoc estaba con los ojos abiertos, completamente asustado. Pero el que más asustado estaba era Sirius… con los ojos completamente abiertos y las manos en la cabeza, se balanceaba lentamente de atrás adelante susurrando cosas como: "¿Quién eres? ¿Qué haces ahí? Yo no sé nada..."
Havoc miraba desesperado al coronel, quien ahora parecía tener espasmos en el suelo. Se movía de manera extraña y se ponía a discutir en voz alta con… sigo mismo
"HEY! ¿QUÉ HACES TU EN MI CUERPO?"-Gritaba el coronel
"¿QUE QUÉ HAGO EN TU CUERPO? Y YO QUE SE! ESTA MAÑANA ME LEVANTE Y .. Y.. ERA TU!"
"TE EXIGO QUE SALGAS AHORA MISMO DE MI! NO PUEDES IR POR CON MI CUERPO? QUE HARE YO?"
"Y YO QUE QUIERES QUE HAGA? NO SE NI SIQUIERA DONDE ESTOY, NI QUE ESTOY HACIENDO NO CONOZCO A NADIE DE POR AQUÍ, EL TIO ESTE DEL CIGARRILLO ME ACABA DE CONFUNDIR CONTIGO Y YO NO SE NI QUIEN ES"
Si, definitivamente algo extraño estaba ocurriendo… Havoc pensó que lo mejor sería llevar a Roy a su casa, que estaba bastante cerca, y... y... y ¿qué mas? No podían quedarse ahí.
Co... Coronel… ¿Por qué... no vamos a su casa… a... allí, puede tomarse.. algo.
"TÚ.. EL QUE ESTA EN MI CUERPO.. HAVOC TIENE RAZON." Parecía más tranquilo, pero seguía gritando… como si no pudiera oírle... la... persona... a la que se estaba dirigiendo. "VAMOS A MI CASA... Y ME CONTARAS TODO" Y diciendo esto, hizo ademán de levantarse. Con torpeza levantó la mano izquierda para cogerse a Havoc. Cuando intentó levantar el pie derecho, el cuerpo entero tembló y calló de bruces contra el suelo.
"No.. NO PUEDO MOVER MI CUERPO!"
"QUERRAS DECIR QUE NO PUEDES MOVER EN-TE-RO TU CUERPO, PORQUE ESA MANO IZQUIERDA NO LA MOVI YO"
Los ojos de Havoc expresaban un temor intenso. No sabía si temía por la seguridad de su coronel, o por la suya propia por junto a él. Y ¿qué era esa extraña conversación que tenía consigo mismo?
'Co… Co… coronel.. venga.. yo.. yo le ayudo' Y diciendo esto Havoc se dispuso a levantarle como si se tratase de una persona discapacitada.
Muy lentamente se dirigieron a casa de Roy. Ambos andaban con paso inseguro. Havoc tenía la sensación de estar llevando a un enfermo moribundo.
Roy seguía con sus discusiones consigo mismo. Conversaciones que eran cada vez más extrañas, al menos, ya había bajado el volumen de su voz
'Oye… mm… ¿Roy? ' preguntó, haciendo hincapié en su nombre.
'¿Si?' era extraño oírle auto contestándose una pregunta.
'¿En... qué... idioma estamos hablando?'
'¿Qué tipo de pregunta era esa? ¿En que idioma? En japonés. ¿Tú que crees?'
Se empezó a reír de lo que acababa de decir, como si fuese una broma 'Sí, claro, hablo japonés. No… de verdad... porque… sé que esto no es inglés, el único idioma que domino. Pero japonés es demasiado... qué broma más mala.'
La mirada de Roy se oscureció, parecía estar mirando a alguien enfadado '¡Pues claro que no bromeo! ¿Cómo puede ser que no sepas que idioma hablas? A propósito, ¿cómo te llamas?'
El cerebro de Havoc optó por ignorar completamente lo que decía Roy. Estaba grave, habría bebido algo esta mañana… o... no habrá dormido… o... ¡¡Dios sabrá qué!
'¿Yo? Sirius Black. Y sí, me imagino lo que estarás pensando, soy de la importante familia de magos, toda mi reaaal familia es de sangre pura y tenemos magos desde antes de la época de los romanos y bla bla bla…'
Un haz de sorpresa se cruzo por su cara '¿Magos has dicho? Tú… ¿eres mago? Claro... ahora el que bromea eres tú. Los magos no existen, sólo las personas capaces de dominar la alquimia'.
De una patada, la puerta de la habitación Havoc ayudo a Roy a sentarse en la silla mas cercana y se dirigió a la otra punta de la habitación, donde colocó otra.
'A ver… tú eres Sirius ¿verdad? Mira... deberás hacer lo que yo te diga, estas en mi cuerpo y no puedes ir por ahí exhibiéndote de esa manera. Lo más importante ahora es que te pongas un par de guantes'
Havoc echaba exasperadas miradas desde el otro extremo, escuchando la conversación de Roy con… sigo mismo.
'¿Guante? Para qué quieres esos dichosos guantes?' La cara de Roy expresaba una intenta duda.
'¿Para qué? Para hacer fuego. Soy un alquimista, puedo manejar ese elemento a mi antojo'
Misteriosamente la cara de Roy tuvo una sonrisa maléfica y su respiración empezó a acelerarse.
'Ma...nejar... el fuego... ¿¿A TU ANTOJO? O sea... ¿¿¿¿A miiii antojoooo?'
Y como si hubiese recibido corriente, se levantó de la silla de un salto, dada a la espontaneidad del movimiento, callo de bruces contra el suelo.
'De acuerdo… el primer paso es aprender a Coordinarse.'