Tienes un e-mail
By Arashi

Advertencia: Se trata de un fan fic shonen ai, así que si eres intolerante al tema no lo leas, (JSN, Tamamo x Meisuke)
Nota: Este fic como todos los que escribo no sigue la misma línea como en el anime, la historia se desarrolla con situaciones y tiempos distintos a los de la línea temporal original

- El amor, ¿será tal difícil de encontrar de esa forma tan pura como la anhela el ser humano? -,esa era la pregunta que se hacía Meisuke mientras caminaba por la calle sin rumbo fijo, al llegar a su departamento después de varias horas de caminata se tumba a la cama cerrando los ojos y tratando de ya no pensar en aquello que le atormentaba cada día, los pensamientos que siempre le seguían le fastidiaban pero no había podido contestarse a sí mismo sobre el significado del amor y porque anhelaba tanto aquello que parecía imposible de introducirse en su vida, - Increíble, ¿acaso seré el hombre más fracasado del mundo? – comentaba Meisuke con enojo pero con burla a la vez, cierra sus ojos y poco después cae en un profundo sueño, en él, aquel hombre lograba recordar una etapa muy especial de su vida y sonríe plácidamente mientras pasan las horas; su sueño es interrumpido por el sonar del teléfono, se trataba de Kyoko, su única y querida sobrina que llamaba para invitarle al cine, no con mucho entusiasmo Meisuke acepta y quedan de verse al día siguiente por la tarde

Kyoko. Muchas gracias tío, eres genial
Meisuke. ¿Por qué no le dices de una vez a tú papá que sales con éste chico?
Hiroshi. Me llamo Hiroshi señor
Meisuke. Si eso, como te llames
Kyoko. Ni que no conocieras a tu cuñado, es muy celoso
Meisuke. Con mayor razón, si se entera que sales a escondidas con éste chico...
Hiroshi. Hiroshi señor
Meisuke. No me interrumpas niño, lo que quiero decir es que si hablas con él ahora es posible que se enoje mucho, pero deberá aceptarlo, y si se entera después se enfadará como no tienes idea
Kyoko. Pero en estos momentos papá cree que salgo solo contigo
Meisuke. Si, por mí no se va a enterar pero debes decírselo, siempre te digo lo mismo
Kyoko. Ya no seas metiche y déjanos solos, cuando terminemos ésta cita te llamo a tu celular y nos vamos juntos a mí casa
Meisuke. Por eso no quería venir, me desechas como basura
Kyoko. Eres mí tío favorito
Hiroshi. Si tío, que buena onda es usted
Meisuke. No me llames tío niño
Hiroshi. Me llamo Hiroshi, tío
Meisuke. Bonito novio te agarraste ¿eh Kyoko?
Kyoko. Ya no seas metiche tío, gracias por todo
Meisuke. De que niña, de que

Meisuke se despide con un guiño de ojo y metiendo sus manos en ambos bolsillos, su sobrina y su novio se toman de las manos y se retiran, Meisuke camina somnoliento y con la mirada perdida - Será un domingo largo - pensaba Meisuke mientras veía el resplandeciente sol de ese día; al ir caminando ve a lo lejos a una mujer cuyo rostro un letrero tapaba pero cuyas características físicas eran muy parecidas a un viejo amor que Meisuke aún recordaba tiernamente, emocionado corre hacia esa persona y con voz quebrantada pregunta si se trata de aquella mujer que él recordaba, con expresión de desilusión Meisuke escucha la negativa hacia esa pregunta y aquella joven que tanto se parecía a aquella mujer que Meisuke había amado se retira un poco molesta por la confusión, Meisuke mete nuevamente las manos a sus bolsillos y continúa caminando; casi al atardecer su celular suena tratándose de su sobrina que le informa que ya pueden regresar a casa de ella, con resignación Meisuke se dirige al lugar indicado y ambos parten a aquella casa, Meisuke tiene que regresar porque al día siguiente tiene que trabajar temprano, su sobrina le agradece dándole un beso en la mejilla

Al día siguiente Meisuke muy apurado llega corriendo a su trabajo, estaba con diez minutos de retraso porque se había quedado dormido por desvelarse pensando la noche anterior, al llegar a las oficinas su jefa muy enojada le recrimina por llegar a esa hora, sobre todo porque ese día ha llegado a las oficinas el nuevo socio de la compañía, ya que el socio mayoritario había decidido vender unas cuantas de sus acciones

Meisuke. Lo siento de verdad pero es que no pude llegar antes
Izuna. Ya no importa Meisuke, en unos minutos saldrán los socios de la sala de juntas y se presentará el nuevo socio, que por cierto, es un bombón
Meisuke. ¿Solamente piensas en eso?
Izuna. No seas tonto, pero es que así es, es un cuero
Meisuke. Nunca cambiarás

Las puertas de la sala de juntas se abren de par en par y los socios salen uno a uno, el nuevo socio se acerca a todos los escritorios hasta llegar a donde se encuentran Izuna y Meisuke

Tamamo. Nos saludamos nuevamente Izuna
Izuna. Si, ¿cómo te fue?
Tamamo. Muy bien, la junta me recibió muy bien
Izuna. Me alegra, mira, él es Meisuke Nueno
Tamamo. Hasta que llega, ¿siempre es tan incompetente?
Meisuke. ¿Disculpe?
Tamamo. Ésta mañana que me dieron el recorrido por las instalaciones solamente usted faltaba por llegar, ¿siempre es así de impuntual?
Meisuke. Claro que no señor...
Tamamo. Solo dime Tamamo, y que no se repita lo que acaba de hacer, ¿entendió?
Meisuke. Sí señor
Tamamo. Con permiso, Izuna, buen trabajo, gracias
Meisuke. ¿De que habla ese tipo?
Izuna. Antes de la junta presenté al nuevo socio el nuevo organigrama
Meisuke. ¿Nuevo organigrama?
Izuna. Si Meisuke, lo que pasa es que al integrarse un nuevo socio cambia la directiva de la compañía y hay reacomodos ¿entiendes?
Meisuke. ¿También yo?
Izuna. Si, de hecho, ya no estas a mi cargo, ahora Tamamo es tu jefe inmediato
Meisuke. ¡¡¿Qué!
Izuna. Baja la voz hombre
Meisuke. ¿Cómo pudiste?
Izuna. Lo siento, no pensé que ustedes llegarían a no entenderse
Meisuke. Acabas de firmar mi sentencia de muerte, ¿te das cuenta?
Izuna. Perdóname Meisuke, mejor trata de llevar la fiesta en paz
Meisuke. Pero si es un arrogante de primera ¿viste como me habló?
Izuna. Mejor trata de ser más eficiente
Meisuke. ¿Más eficiente, soy uno de tus mejores empleados, ¿acaso tuviste quejas de mí?
Izuna. Ninguna, pero él estudió mucho tiempo en Europa y por eso es demasiado exigente con los tiempos y esas cosas
Meisuke. Me importa un cacahuate eso
Izuna. Dejemos esto por la paz, toma una copia del organigrama e intégrate a tu nuevo escritorio fuera de su oficina
Meisuke. Que graciosa ¿eh?
Izuna. Ánimo muchacho

Meisuke tira el organigrama a la basura y se recarga en el escritorio, - solo esto me faltaba, un nuevo jefe que es un pedante, ¿por qué Dios mío, mi vida amorosa es un asco ¿por qué la laboral tiene que ser igual? -, pensaba y recriminaba Meisuke mientras mantenía su cabeza sobre el escritorio y tapándose el rostro, Tamamo pasa por ahí y al verlo en esa pose lo pica fuertemente, Meisuke se levanta exaltado y volteando a verlo después

Tamamo. Llegando tarde y durmiendo en horas de trabajo, eres un holgazán, ¿por qué no está tu nuevo escritorio ocupado por ti, anda, entre más pronto mejor
Meisuke. Sí señor, en seguida
Tamamo. A esta hora ya debías ocupar tu nuevo lugar, y quiero los papeles del caso Ortiz en regla para ésta tarde ¿comprendes?
Meisuke. Sí señor
Tamamo. Dudo que comprendas cuan importante es nuestro mercado Latino, pero quiero esos papeles listos antes de que te vayas
Meisuke. No se preocupe, los tendrá
Tamamo. Eso espero

Con actitud altanera Tamamo se retira y muy enojado Meisuke avienta la silla de su escritorio, estaba bastante molesto y confirmaba que aquel nuevo socio le caía muy mal y se hacía ver a sí mismo que jamás encajarían sus personalidades, por la tarde Meisuke tenía los papeles que Tamamo le había pedido ya listos, los entrega en sus manos y con una gran sonrisa intenta marcharse de esa oficina pero es detenido por Tamamo

Meisuke. Dígame
Tamamo. Mal
Meisuke. ¿Qué?
Tamamo. Yo quería estos papeles en hojas membreteadas de la compañía, quería el reporte a doble espacio y con la firma autorizada de Izuna ya que ella aún sigue siendo tu jefa hasta que se dé de alta en nómina lo contrario, además tuviste errores en la redacción
Meisuke. Admito lo de las hojas con membrete y la firma de Izuna pero ¿errores en la redacción, eso es imposible
Tamamo. ¿Me contradices igualado, ve esto y vuelve a decir eso de imposible, ve, ve, en tu redacción usaste modismos que no admito, deja te los subrayo para que corrijas todo
Meisuke. ¿Todo, pero si me tomó toda la tarde terminar y son para mañana temprano
Tamamo. Por eso, toma, son las llaves de mi oficina, los quiero temprano en mi escritorio mañana
Meisuke. ¿Pretende que no duerma por hacer esto?
Tamamo. Pero si vas a dormir un par de minutos, eso debiste pensar antes de hacer las cosas mal
Meisuke. Es usted...
Tamamo. ¿Un maldito, si, lo soy
Meisuke. Pero tendrá sus papeles temprano, le demostraré que no soy ningún incompetente
Tamamo. Lo dudo, pero inténtelo
Meisuke. Apueste que se equivoca
Tamamo. Ya veremos señor Nueno, ya veremos

Esa noche, Meisuke había trabajado con mucho empeño en aquellos papeles que según su nuevo jefe había echado a perder y mientras más avanzaba en su labor más pensaba en lo mucho que detestaba a aquel nuevo empresario; muy temprano en la madrugada Meisuke llegaba a la oficina con los papeles encargados por su jefe, mucho antes de que el mismo hallase llegado, las oficinas estaban solas, ningún empleado había llegado aún, solo Meisuke habitaba las instalaciones, dadas las 7:00 de la mañana llega Izuna y al pasar por la oficina de Tamamo se encuentra con Meisuke afuera de la misma sentado en su escritorio durmiendo plácidamente, con una tierna sonrisa Izuna se acerca a él y acaricia su cabello, aquella sensación despierta a Meisuke, con los ojos semiabiertos ve a Izuna y sonríe saludándola

Izuna. ¿Por qué estas aquí tan temprano y durmiendo?
Meisuke. Que bueno que llegas, esperaba verte antes que ese pesado de Tamamo llegara
Izuna. ¿Y eso por qué?
Meisuke. Necesito que me firmes unos papeles que ayer me hizo volver a hacer
Izuna. Comprendo, dámelos
Meisuke. Solo dos firmitas, aquí y aquí
Izuna. O.k., ¿entonces no dormiste en toda la noche?
Meisuke. Solo dos horas, no quería tomar ni un solo descanso con tal de terminar esto pronto para demostrarle a ese idiota que no soy ningún incompetente
Izuna. En verdad que han chocado ustedes dos
Meisuke. No solo eso, siento que el trata de burlarse de mí
Izuna. Tal vez solo piense que tienes futuro y por eso trata de exigirte más
Meisuke. Tonterías, ese pesado solamente quiere presumir de toda la educación que recibió en el extranjero, pero solamente demuestra que tiene malos modales ¿no lo crees así?
Izuna. A mí me parece sumamente educado, su forma de hablar es muy correcta
Meisuke. Que va
Izuna. Mejor vete a lavar esa cara para que no se note que no has dormido, traes unas ojeras, que bárbaro, yo te iré a preparar un café
Meisuke. Muchas gracias Izuna
Izuna. Para que son los amigos

Meisuke se levanta un poco tambaleante de su asiento y se dirige al cuarto de baño para enjuagarse la cara, al levantar la mirada ve en el espejo a Tamamo que se encuentra atrás de él, al verlo se sorprende y sin querer tapa un poco la salida de agua haciendo que ésta salga por todos lados mojando a Tamamo y a él mismo, Tamamo con gesto molesto grita a Meisuke

Tamamo. Eres un imbécil, me empapaste
Meisuke. Lo siento señor, no fue intencional
Tamamo. Eso no me importa, ¿ahora que hago?
Meisuke. ¿Puedo hacer algo?
Tamamo. Si, ¡desaparece de mí vista!
Meisuke. Pero es que...
Tamamo. Calla insolente, y espero que lo de ayer esté ya listo en mi oficina
Meisuke. Sí señor
Tamamo. Que empleado tan más sonso

Tamamo sale del cuarto de baño muy molesto y Meisuke se repite a sí mismo cuanto lo odia tirando a la vez patadas al aire bastante molesto, cuando logra tranquilizarse sale del cuarto de baño topándose seguidamente por alguien a quien desde hace tiempo sentía algo muy especial, al verla se sonroja bastante regalándole después una sonrisa, sonrisa que en lugar de ser contestada con otra solamente recibe un soberbio volteo de cara, muy triste regresa a su escritorio; a lo lejos Izuna había observado su cambiante estado de ánimo y decide ir a donde su amigo

Izuna. ¿Qué te pasa?
Meisuke. De nuevo lo hizo, me ignoró
Izuna. ¿Ritsuko?
Meisuke. Sí, ella
Izuna. Una mujer como ella no merece que te pongas así, tu necesitas de alguien que te quiera y te valore, alguien como...
Meisuke. ¿Alguien como quien?
Izuna. Olvídalo, solo recuerda que una mujer así no te conviene
Meisuke. Muchas gracias
Izuna. Oye, escuché que empapaste a Tamamo ¿qué pasó?
Meisuke. Ya ves que fui a lavarme la cara, cuando me di cuenta él estaba atrás de mí y me asusté, no lo esperaba, ¿a qué hora llegó?
Izuna. Un par de minutos cuando entraste al baño, después empezaron a llegar los empleados
Meisuke. Es un idiota, me gritó como si hallase sido con intención, pero créeme, disfrute verlo empapado
Izuna. Debió haber sido muy gracioso
Meisuke. Si, lo fue
Izuna. Regresaré a mí escritorio, suerte

Izuna se va y Meisuke vuelve a la pantalla de su computadora, enseguida es llamado por Tamamo para que fuese a su oficina, al llegar a ella ve en el escritorio una gran montaña de papeles que logran asustarlo, burlescamente Tamamo dice a Meisuke que quiere se revisen todos y cada uno de esos papeles, al escucharlo Meisuke se molesta bastante

Meisuke. ¿Esta usted loco, son demasiados
Tamamo. Y quiero que estén listos para mañana a medio día, vendrán por ellos
Meisuke. ¿Trata de fastidiarme?
Tamamo. Nada de eso, usted recibe dinero por su trabajo
Meisuke. Izuna no me daba tanto trabajo
Tamamo. Tonto, no me digas que no te diste cuenta nunca, y eso que fue tu jefa por casi tres años, me sorprendes
Meisuke. ¿De que habla?
Tamamo. Ella no te daba todo el trabajo para que lo hicieras tú, ella te ayudaba con muchas cosas, nunca hiciste un reporte de tus actividades diarias ¿o sí?
Meisuke. No, yo...
Tamamo. Eso es porque ella no quería que sus superiores se dieran cuenta de que se encontraba ayudándote en tú trabajo, pero éste siempre ha sido tu trabajo, ¿o acaso creías que ser el supervisor era tan fácil, que tonto
Meisuke. Eso es mentira, Izuna cree en mí, jamás me humillaría haciéndome favores de ese tipo
Tamamo. Confírmalo, ¿la mando llamar?
Meisuke. ¿Habrá represalias contra ella?
Tamamo. Si, la despediremos
Meisuke. ¿Cómo se atreve, usted es...
Tamamo. Justo, ella no debió ser tan indulgente con un pobre diablo como tú
Meisuke. Yo no soy ningún pobre diablo
Tamamo. Entonces ella es demasiado estúpida como para arriesgar su pellejo por el tuyo
Meisuke. ¡A ella no la insultes, eso no lo permitiré
Tamamo. Vaya, muy amigos, supongo
Meisuke. Casi hermanos, y por eso, si ella se va yo renuncio
Tamamo. ¿Es una amenaza, porque a mí no me importa, como ya te he dicho, eres un mentecato bueno para nada
Meisuke. Entonces delo por hecho, renuncio
Tamamo. Espere Meisuke
Meisuke. ¿Qué quiere?
Tamamo. Yo sé lo difícil que es estar desempleado, le daré a esa joven otra oportunidad
Meisuke. ¿Eso a cambio de qué?
Tamamo. De nada, no me ofendas
Meisuke. Me odias, por eso no creo que sea así de fácil
Tamamo. No te odio y además no me conoces bien, regresa a tu trabajo, y quiero que te des prisa con estos papeles
Meisuke. Esta bien, adiós
Tamamo. Suerte

Meisuke toma los papeles y se va muy molesto pensando en que Tamamo planea algo malo ya que sospechaba de esa repentina buena acción, al llegar a su escritorio y comenzar a revisar los papeles dados por su jefe, llega Izuna con un gesto de preocupación ya que se dio cuenta de que Tamamo había llamado a Meisuke y que éste al salir de su oficina lo había hecho muy molesto

Meisuke. ¿Por qué Izuna?
Izuna. ¿De qué me hablas?
Meisuke. Me ha dicho el señor Tamamo que tú has estado ayudándome con mi labor durante todo éste tiempo ¿cómo pudiste?
Izuna. Meisuke yo..
Meisuke. Ya no importa, solo quiero que sepas que estoy muy triste por saberlo, ¿acaso no me creías lo suficientemente capaz como para hacerlo yo solo?
Izuna. No es eso, simplemente quería ayudarte, tu estabas tan mal, tenías problemas en tu familia, aún estabas triste por lo de Minako y no tenías empleo, aquí había una vacante y yo te informé, el trabajo era demasiado y no quise agobiarte por lo que atravesabas, pero se volvió costumbre y continué haciéndolo
Meisuke. Perdón por reclamarte, ahora me convenzo más de que eres una linda persona, gracias
Izuna. No tienes que agradecer Meisuke
Meisuke. Por cierto, ese desgraciado de Tamamo quería despedirte por eso
Izuna. No puede ser yo... debo hablar con él
Meisuke. No te preocupes, yo ya lo hice
Izuna. Gracias Meisuke, te debo una
Meisuke. Bien, no es que te corra pero debo terminar esto para mañana al medio día, pero quiero apresurarme para terminarlo antes y demostrarle a ese infeliz que soy muy capaz
Izuna. Así se habla amigo, suerte
Meisuke. Gracias, la necesitaré

Izuna se retira y Meisuke comienza rápidamente con el encargo de su nuevo jefe. Por la tarde cuando ya todos en la oficina comenzaban a irse él aún continuaba trabajando arduamente, Tamamo sale de su oficina y lo ve trabajando muy duro y sonríe, no tanto por verlo trabajando como loco sino por la satisfacción que tenía de verlo así de interesado por tratar de retarlo. Tamamo era una persona que apreciaba mucho el esfuerzo de las personas y veía en Meisuke una gran aptitud para el trabajo, por eso se mostraba interesado en él.

Tamamo. ¿Apenas llevas eso?
Meisuke. ¿Apenas, he estado trabajando desde temprano
Tamamo. Por eso mismo, es poco para tantas horas, inepto
Meisuke. Mañana lo verás, incluso antes de la hora que los necesites los tendrás
Tamamo. Eso espero Meisuke, eso espero

Con gran soberbia Tamamo se mete las manos a los bolsillos y camina sonriente mientras Meisuke sin tomar mucha importancia de la actitud de su jefe vuelve al trabajo que desde temprano lo estaba agobiando. Y así, durante horas continuaba trabajando incluso sin ir a su casa y sin siquiera descansar un solo momento, así que a la mañana siguiente él ya había terminado con aquel encargo que con tanta malicia le había puesto Tamamo, eran ya las diez de la mañana y Tamamo aún no llegaba a la oficina, cosa que a Meisuke le extrañaba y a pesar de no querer admitirlo, le preocupaba; Izuna tampoco tenía alguna noticia de él. Alrededor de las once de la mañana Tamamo llegaba por fin a su oficina y al entrar no solamente estaba todo el trabajo hecho, sino también un pequeño adelanto del correspondiente al día siguiente, Tamamo se sorprende de lo que ve y sonríe discretamente, de repente la silla donde él siempre se sentaba da un pequeño giro y deja al descubierto a su ocupante, se trataba de Meisuke que se encontraba esperándolo desde hacía un par de minutos, él también sonríe pero a diferencia de Tamamo, sin nada de discreción.

Meisuke. ¿Y?
Tamamo. Debo admitir que hizo un buen trabajo, aunque ya no necesito esos papeles para el mediodía, sino hasta mañana por la mañana
Meisuke. Lo hiciste a propósito ¿no es cierto?
Tamamo. ¿De qué me hablas?
Meisuke. Usted me limitó el tiempo más de la cuenta para hacerme quedar en ridículo si no terminaba con esos papeles ¿verdad?
Tamamo. Me extraña esa suspicacia
Meisuke. ¿Pero sabe qué, ya no me importa, adelanté incluso mi trabajo de mañana, por lo tanto iré a descansar a mí casa, saldré temprano
Tamamo. ¿Y quién te está dando permiso?
Meisuke. Yo, con permiso

Meisuke se va sin dejar a Tamamo oportunidad de decir algo más y muy sonriente se despide de Izuna; casi al llegar a la salida de la empresa se topa con Ritsuko, la chica que con sus desprecios siempre lo lastimaba, él le sonríe amablemente pero ella le voltea la cara golpeando la suya con su larga cabellera, Meisuke se entristece y así camina por la calle, en su caminar recordando a Minako.

Hace cuatro años, cuando Meisuke se había mudado a una nueva colonia conoció a una chica muy bella de la cual se enamoraría al instante de ver aquellos ojos de peculiar color y ese cabello rubio de gran resplandor, aquella chica se había convertido desde el primer instante en su más grande anhelo; al pasar los meses su amor por ella crecía, pero hasta ese entonces ella solo podía pensar en él como un gran amigo. Meisuke estaba muy angustiado por aquella larga espera para que Minako lo quisiese por lo menos un poco de lo que él la quería, pero su espera no había sido tan larga, ya que Minako había logrado enamorarse de él. Una mañana por fin los sueños de Meisuke se habían logrado, Minako le había confesado su gran amor correspondiendo rápidamente él a su confesión y así, había comenzado para ellos lo que para Meisuke habría de marcarle por el resto de su vida. Un año más tarde a aquel suceso sin decir nada ni dar razón de sí, Minako desaparece cruelmente de la vida de Meisuke, él había quedado deshecho totalmente perdiendo incluso toda esperanza de amar, y aunque se sentía fuertemente atraído hacía Ritsuko, eso jamás se compararía a lo que había sentido o aún sentía por Minako.

Llegando a su departamento después de su caminata llena de recuerdos que lo lastimaban profundamente, Meisuke se tira en su cama cerrando sus ojos y decidiendo después que su largo sufrimiento debía terminar, que Minako era alguien del pasado, y aunque la había amado con todas las fuerzas de su corazón ya era justo el darse otra oportunidad, y aunque estaba consciente de su torpeza con las chicas eso no le impedía recurrir a otros métodos, con una sonrisa un poco floja fija su mirada hacia su computadora y decide prenderla, y mientras ésta se carga él va a la cocina y tranquilamente se prepara un café, cuando regresa se sienta frente a la pantalla y entra a la Internet, dudando al principio un poco, entrando a un chat no muy concurrido poniéndose el ridículo seudónimo de Nube, riendo un poco por aquel sobrenombre que hasta para él sonaba raro. Pasados varios minutos en los cuales nadie contestaba a sus mensajes decide salir de ahí hasta que uno de los alías llama su atención, "Merveilles" (maravillas), recordando en esa palabra a Minako, ella era maestra de francés, rápidamente Meisuke escoge el usuario y manda un saludo – Hola, ¿cómo estas? -, esperó por más de tres minutos y nadie contestó así que decide salir de ahí, pero a punto de hacerlo la contestación llega, - Estoy bien, gracias -, era una respuesta muy cortante pero para Meisuke era perfecta. Meisuke era un hombre sin popularidad con las chicas, en toda su vida, Minako había sido su único amor, su única pasión, su más grande recuerdo, y muy pronto, el olvido más importante de su vida.

Nube. Me gusta tu sobrenombre
Merveilles. El tuyo es raro
Nube. Lo sé, yo igual me reí de él
Merveilles. Perdona si la pregunta no es adecuada pero ¿qué edad tienes?
Nube. Para nada, tengo 25 años
Merveilles. Igual yo
Nube. ¿Tienes alguna actividad favorita?
Merveilles. Leer
Nube. ¿Solamente?
Merveilles. Soy de gustos simples, es todo
Nube. Igual yo
Merveilles. ¿Sabes, me gustaría seguir escribiendo pero debo irme
Nube. ¿Tan rápido?
Merveilles. Si, recordé algunas cosas que tenía que hacer
Nube. Oye pero, dame tu dirección de correo
Merveilles. Está bien

Ansioso por saber el correo de aquella persona Meisuke toma una lapicera y un pedazo de papel, anota cuidadosamente la dirección y posteriormente da la suya, segundos después sin dejar paso a una despedida el usuario sale de la charla. - Diablos, se me olvidó preguntar si era chica - dice Meisuke con cara pensativa, - No, que tonto, es obvio que sí, sino, no hubiese continuado hablando conmigo - continúa Meisuke riendo notoriamente. Él estaba muy interesado en esa persona, ya que era la primera vez que contestaban a sus mensajes en el chat, que aún por ese medio carecía de buena suerte. A la mañana siguiente llega como de costumbre a la empresa, saludando a Izuna y después yéndose a su escritorio para iniciar con su trabajo, en breves minutos llega Tamamo a su oficina sin saludar siquiera, y también en breve tiempo llama a Meisuke para que vaya a su oficina

Meisuke. ¿En que le puedo servir?
Tamamo. Un inepto como tú poco me sirve, pero ya que, trabajas aquí
Meisuke. Pensé que yo ya le había demostrado mi capacidad
Tamamo. No estas ni cerca chico, pero ya dejemos eso, ayer olvidé hacer unas cosas y no pude dormir bien, así que no estoy de humor
Meisuke. ¿Quiere una pastilla o algo?
Tamamo. No quieras hacerla ahora de enfermera, solo voy a dejarte a cargo de todo
Meisuke. ¿De todo?
Tamamo. ¿Acaso no tu mismo me estabas diciendo de tu gran capacidad?
Meisuke. Si, para hacer mi trabajo
Tamamo. ¿No se cree usted capaz de hacerlo?
Meisuke. Claro que soy capaz
Tamamo. ¿Entonces lo toma o lo deja?
Meisuke. Lo tomo
Tamamo. Mañana veré el desastre que haces, los demás socios están en un viaje de negocios, así que prácticamente estas solo, claro, a menos que tu siempre fiel amiga Izuna haga el trabajo por ti
Meisuke. Para nada señor, usted verá todo en orden
Tamamo. Eso espero, por tu propio bien

Tamamo camina hacia la puerta y la habré dirigiendo su mano al exterior dando señal a Meisuke de que salga por ahí, él se acomoda el saco y así lo hace, al cerrar la puerta Tamamo sonríe, realmente no estaba tan cansado, solamente trataba de retar a Meisuke como anteriormente lo había hecho. Tamamo elabora un memorando y lo manda por fax a todos los departamentos con la notificación de que Meisuke sería el encargado de todo durante una semana, y no un día como lo había dicho, su plan era irse de viaje por una semana para descansar, informándole después a Meisuke como si de un improvisto se tratase. Por la tarde, cuando los empleados comenzaban a retirarse Izuna se acerca a Meisuke dándole un fuerte abrazo y felicitándolo por su labor de ese día

Izuna. Todo estuvo muy bien Meisuke, definitivamente tienes habilidades directivas
Meisuke. No es para tanto, solo se trató de un día
Izuna. Hoy te noté algo extraño cuando llegaste en la mañana
Meisuke. ¿A que te refieres?
Izuna. Te note alegre, no sé
Meisuke. Ayer entré a un chat
Izuna. ¿Otra vez?
Meisuke. Tenía mucho sin hacerlo, y por fin alguien me contestó
Izuna. ¿No preguntaste como es ella?
Meisuke. Eso no importa mucho
Izuna. Y si es muy fea
Meisuke. No me importa, ¿sabes cual era su alias, Merveilles
Izuna Adivino, te gustó
Meisuke. Me recordó a Minako, ella hablaba muy bonito el francés, además, recuerdo su perfume perfectamente, se llamaba así, Merveilles
Izuna. Cuidado, eso de la correspondencia por Internet con alguien que no conoces no es muy confiable
Meisuke. Descuida, una vez que nos conozcamos mejor nos encontraremos en persona
Izuna. Amigo, ten cuidado
Meisuke. Lo tendré, gracias
Izuna. Bien, yo me retiro, ¿quieres un aventón?
Meisuke. Hoy quiero caminar, gracias

Ya cuando sale el último empleado Meisuke se retira a su departamento, al llegar lo primero que hace es prender su computadora, y en lo que se carga, tal cual pasó la noche anterior se prepara un café para posteriormente sentarse al frente de la pantalla y conectarse a la línea de la Internet, entra a revisar su correo y no encuentra mensaje nuevo alguno, los ánimos con los que había llegado a su departamento habían bajado casi por completo, él esperaba ver algún correo de la chica recién conocida y al no verlo la sensación de decepción era muy grande, y a punto de retirarse de la pantalla aparece una notificación de que ha recibido un correo nuevo. – Vaya, a ésta chica le gusta llegar justo a tiempo – piensa mientras sonríe. "Hola, soy Merveilles, del chat ¿me recuerdas, me gustaría que te conectases en éste momento, ¿puedes?", - claro que puedo – dice rápidamente Meisuke a la vez que se vuelve a sentar frente a la pantalla y al momento de conectarse a la charla rápida recibe un mensaje

Merveilles. Disculpa, lo que pasa es que apenas desempaqué
Nube. ¿Acabas de llegar a tu casa?
Merveilles. No, acabo más bien de llegar a mi hotel
Nube. ¿De vacaciones?
Merveilles. Me permití ese detalle
Nube. Que suerte, yo mañana tengo temprano que trabajar, a mí jefe le gusta la puntualidad
Merveilles. Yo también adoro la puntualidad, habla bien de ti, y a todo esto ¿en qué trabajas?
Nube. Eso no es importante, mejor háblame de ti
Merveilles. ¿Qué quieres saber?
Nube. Todo, que comes, que música te gusta, todo
Merveilles. Eres agradable ¿sabias?
Nube. ¿Me contarás entonces de ti?
Merveilles. Solo un poco, no es bueno hablar todo de una vez, se pierde el encanto
Nube. Vamos, entonces platícame lo que quieras
Merveilles. Bien, estudié la licenciatura de Negocios Internacionales en Dublín y regresé a Tokio para hacer una maestría
Nube. Eres inteligente
Merveilles. Un poco
Nube. ¿Modestia?
Merveilles. Nada de eso, las cosas como son ¿no?
Nube. Ciertamente
Merveilles. Nuevamente me dio mucho placer conversar pero necesito terminar de desempacar
Nube. Nuestras conversaciones siempre son fugaces ¿no?
Merveilles. Lo siento, te prometo mandarte un e-mail
Nube. Lo estaré esperando
Merveilles. Bien, entonces hasta luego Nube
Nube. Hasta luego

El usuario se desconecta y casi al instante Meisuke también lo hace, solo había entrado para poder platicar con aquella persona una vez más, y por primera vez en más de dos años había pasado más de un día sin pensar en Minako, como se había prometido así mismo, estaba decidido a olvidarla. Al día siguiente, preocupado Meisuke llega a la oficina cinco minutos después a la hora de entrada, sabía que Tamamo era sumamente cuidadoso en la puntualidad y estaba seguro de que recibiría una llamada de atención por aquella falta, pero esta vez la suerte estaba de su lado, Tamamo aún no había llegado, un poco confuso se acerca al escritorio de Izuna

Izuna. ¿Ya supiste?
Meisuke. ¿Qué cosa?
Izuna. Estas a cargo, una semana
Meisuke. ¿¿Qué?
Izuna. Ayer Tamamo mandó un memorando a todos los departamentos
Meisuke. Pero a mí no me avisó
Izuna. Ahí si ya no sé

Más preocupado que cuando recién llegaba, Meisuke se sienta en la silla de Izuna y permanece callado por varios segundos, - lo harás bien – decía Izuna a Meisuke mientras apoyaba su mano en el hombro de su amigo, - no estoy tan seguro – contestaba Meisuke con una cara de preocupación que ni él mismo podía con ella, minutos después suena el teléfono del escritorio de Meisuke y él rápidamente se dirige a contestarlo, se trataba de Tamamo

Tamamo. Hola
Meisuke. ¿Toda una semana?
Tamamo. Hoy me enteré que debía de viajar y acabo de llegar a Alabama
Meisuke. Pero es que...
Tamamo. Tranquilo, tu dijiste que eras capaz, demuéstralo
Meisuke. ¿Pero una semana?
Tamamo. Suerte
Meisuke. No espera...

Meisuke trataba de pedirle más explicaciones a Tamamo pero eso era imposible ya que su jefe cuelga sin dejarlo siquiera hablar, muy enojado avienta el teléfono y se dejar caer de golpe a su asiento, al verlo tan enojado Izuna se le acerca y nuevamente apoya su mano en el hombro de su amigo, Meisuke agradece pero luego entra a la oficina de Tamamo pidiendo un poco de privacidad, Izuna lo entiende y se va a su escritorio. Meisuke se sienta en el asiento de Tamamo y revisa algunas anotaciones que le había dejado un día antes, un poco enojado Meisuke se da cuenta que el supuesto viaje no era para nada un improvisto; ya un poco más tranquilo se toma un tiempo para mirar una de las paredes de aquella oficina, - Con que Licenciado en Negocios Internacionales, lo que me faltaba, estudió lo mismo que Merveilles – dice Meisuke con un tono de ironía y sin tomarle importancia, - éste idiota se cree mucho porque estudió en Europa, como lo detestó – pensaba Meisuke sin tomar interés por saber en que país de Europa había realizado sus estudios, momentos después suena el teléfono tratándose de un cliente muy importante a quien Meisuke atiende con propiedad abriéndose paso a que conocieran sus capacidades para los negocios.

Al llegar el atardecer, Izuna interrumpe los pensamientos de Meisuke para ofrecerle nuevamente un aventón, ésta vez Meisuke acepta pero pidiendo que se esperen hasta que todos los empleados hayan abandonado las instalaciones. Mientras Meisuke preparaba unos papales para el día posterior, Izuna le observaba fijamente hasta que Meisuke se da cuenta de aquella mirada y también voltea hacia ella como reacción

Meisuke. ¿Qué pasa?
Izuna. De que
Meisuke. ¿Por qué me mirabas?
Izuna. ¿Yo, claro que no
Meisuke. ¿Hay algo que quieras decirme?
Izuna. No... Mei, ¿qué harás saliendo?
Meisuke. Solo iré a mi departamento, prenderé mi computadora y esperaré noticias de ella
Izuna. ¿Sigues con eso?
Meisuke. ¿Te molesta?
Izuna. Me parece que le das más importancia de la que tiene
Meisuke. Nada de eso, llámame loco pero hay algo especial, no sé que es
Izuna. No la conoces, imagínate que sea una ruca de 80 años
Meisuke. Estas loca, le pediré su fotografía
Izuna. ¿Y crees ingenuamente que te dará una real?
Meisuke. Está bien, tal vez pueda mentir en ese sentido, pero su forma de expresarse no es la de una señora de 80 años
Izuna. Amigo, no me gustaría verte nuevamente sufriendo por alguien, te conozco desde preparatoria y no soportaría verte de nuevo así como pasó con Minako
Meisuke. Agradezco tu preocupación, pero yo no estoy enamorado de ésta chica
Izuna. ¿Y si te enamoras?
Meisuke. Entonces ya veré como hacer para que ella me quiera
Izuna. Justo como pasó con Minako
Meisuke. Es diferente
Izuna. ¿En qué lo es?
Meisuke. No lo sé, solo sé que es diferente

Meisuke estaba totalmente convencido en que su tragedia con Minako no se repetiría con nadie más. Izuna había guardado silencio, pero su mirada se había acentuado, Meisuke vuelve a notar aquella mirada pero ésta vez sin comentar nada más. Pasados unos segundos, con temblor en su mano derecha Izuna toma la mano izquierda de Meisuke y la aprieta con fuerza, él se asombra ante aquella acción y rápidamente contesta a aquella mirada penetrante, tratando de hacer un esfuerzo por hablar, Izuna dice a Meisuke palabras que nunca espero escuchar en ella

Izuna. Meisuke, quiero que sepas que... que yo... que tú, que tú eres lo más importante para mí
Meisuke. ¿Qué quieres decir?
Izuna. Que te quiero Mei, te quiero más de lo que siempre has sabido
Meisuke. Izuna yo no...
Izuna. Lo sé, tú a mí no
Meisuke. Yo también te quiero Izuna, pero no te amo
Izuna. Que tonta soy, por un momento pensé que tu podrías corresponderme
Meisuke. ¿Por qué nunca me lo dijiste?
Izuna. ¿Para qué, en tu corazón solo había espacio para Minako
Meisuke. Eso es mentira, siempre te he querido mucho y he pensado en ti
Izuna. Lo dices solo por hacerme sentir mejor
Meisuke. No es verdad, cuando aún estudiábamos, tú me gustabas mucho Izuna, pero nuestra relación siempre fue igual, solo éramos amigos y siempre lo seríamos, yo jamás creí que una chica como tú me hiciese caso, pero ha pasado mucho tiempo Izuna, ya no es igual, yo te olvidé
Izuna. ¿De verdad, te gustaba?
Meisuke. Y mucho
Izuna. Y si tal vez... si tú y yo nos diésemos una oportunidad y...
Meisuke. Lo siento Izuna, de verdad
Izuna. Si, lo sé
Meisuke. No me odies por favor
Izuna. Yo no te odio

Izuna baja la mirada y unas pequeñas lágrimas brotan de sus ojos y caen lentamente en su mano derecha, Meisuke intenta colocar su mano sobre la de Izuna pero ella rápidamente la retira y sin verlo a la cara sale corriendo, Meisuke intenta ir tras ella pero al levantarse de su asiento unos papeles que se encontraban en el escritorio caen al suelo por aquel movimiento y Meisuke se queda a acomodarlos, muy triste y serio por lo que acababa de pasar. Meisuke llega a su departamento después de haber terminado sus asuntos en la empresa y aún seguía pensando en Izuna, decide levantar la bocina del teléfono y hablarle pero ella jamás contesta, Meisuke se levanta de la cama por un vaso de agua y ve al pasar fijamente su computadora, con ansía la mira por mucho tiempo al regresar con su vaso lleno de agua y se acerca con la intención de prenderla pero decide no hacerlo, regresa a su cama y se acuesta cerrando sus ojos.