"¿Escribiendo con una intención especial?" -- Hiroyuki Takei
Pues este NO es mi primer fanfic.
Pero este en especial lo quise publicar. Ayer estaba viendo El último Samurai (la película) y me inspiré a hacer esto. Incluso hay partes que son parecidas, pues es que quería que tuviera esas impactantes escenas. La verdad no sé si les gustará, pero a mi en particular me encanta emprender este nuevo proyecto Y si, es un YohxAnnaxHao (Los amo a los tres, no puedo evitarlo!)
En el fic podrán ver cosas o características del Japón antiguo, y les explicaré a medida que la historia transcurra.
En fin, espero que les guste :3
- - - - - - - - - - - - - -
"Love Before Time"
-by Hanyan
Era una época muy difícil. Los samurais y familias tradicionales se negaban a adoptar formas y costumbres occidentales que el joven emperador proponía. Ahora la lucha era entre la tradición y lo extranjero.
La familia Kyouyama participaba activamente del lado del Emperador. Les parecía muy peligroso tener samurais en la región y debían ser eliminados. Dicha familia tenía conexiones con el Emperador, eran ricos y vivían cómodamente en Izumo.
Pero la joven Anna, hija de un aristocrático europeo y de una japonesa no estaba muy de acuerdo con ello. Intentó convencer a su familia, pero nada les haría cambiar de opinión. Se resignó, se dio cuenta de la verdad cuando asesinaron a su padre. Por ser mujer, no tenía permitido dar opinión alguna sobre el tema y participar en ello.
Hasta un buen día.
Anna le pidió a su primo, a quien trataba como un hermano mayor, que si podría acompañarlo a alguna batalla. Era peligroso y su primo, Ren, le negó su petición rotundamente. Su pequeña Anna no debía meterse en problemas, y en las batallas sólo luchaban hombres.
Al día siguiente estarían peleando en una provincia cercana. Los hombres de Ren, la mayor parte de los Kyouyama y hombres del Emperador japonés estaban preparados, con armas de fuego occidentales, e iban a luchar con unos hombres que sólo poseían una espada y todo su honor. Pero no lucharían con cualquier tipo de samurais.
Los Asakura eran una familia muy tradicional, apegada a su cultura y de una larga trayectoria. Era conocida por ser una de las mejores familias de samurais del país, aunque también eran los más crueles. Desde que el hijo mayor de los Asakura, junto con su hermano menor, tomó el poder de la familia, las luchas se intensificaron y las batallas eran continuas. Sorpresivamente, las espadas le ganaban a las armas de fuego.
Y Anna quería participar activamente en esto. Quería vengar la muerte de su parte en manos de los Asakura.
Alrededor de las 6am, Anna se vistió con un traje masculino y se escabulló entre los tantos pasillos de la mansión Kyouyama. En el patio trasero, estaban unos caballos listos para la guerra y tan despiertos y activos como la joven. Iba a montar en uno cuando la voz de su primo la asustó.
- Te dije que no vas a participar en esto.
Anna se dio la vuelta. Su primo Ren estaba sentado a las afueras de su habitación, meditando, y aún con los ojos cerrados se dio cuenta de lo que tramaba su prima.
- Esto ya es personal. Ellos mataron a mi padre y no se merecen la vida.-dijo Anna con una mirada de odio.
Era increíble. Recordaba como su prima, tan pequeña, estaba llena de inocencia. Jamás se imaginó que diría aquellas palabras.
Lo meditó por un momento, pero con una inusual calma, como si tuviera todo el día para pensar y meditar acerca del comportamiento que Anna había tomado desde que murió su tío.
- Puedes ir. Pero que los demás en esta casa no se enteren. Vas a quedarte a mi lado todo el tiempo y te mantendrás alejada de el sitio de batalla. Contigo irán 5 escoltas. Te advierto, esto es peligroso y las mujeres no deben participar en batallas. Pero yo sé que eres terca y de todas formas terminarás en esa batalla, aunque sea observándola de lejos. Tienes deseos de venganza, igual que yo, y eso no se duerme o acalla con facilidad. Además... tu no eres enteramente japonesa. Y las mujeres occidentales son algo diferentes, neh?
Anna sonrió. - Prometo no hacer nada y estar lejos de todo, Ren-san.
Los primeros rayos de sol aparecieron anunciando que la mañana comenzaba, mientras que Ren daba órdenes y organizaba a sus hombres, Anna se vestía y se preparaba. Ren tomó una de sus tantas armas de fuego, y se la entregó.
-Si vas a ir a una batalla, y aunque no participes en ella, el guerrero lleva consigo siempre un arma. - se la entregó. Era ligera como una pluma y hecha con finos detalles. No era muy larga, pero si perfecta para ella. - Ya lo sabes, mantente alejada de esto.
-Hai.
Ren y Anna salieron y montaron sus caballos. La familia Kyouyama aún no sabía que Anna iría a esa batalla. Ren ordenó a uno de sus sirvientes que dijera a la familia que Anna había salido de paseo y que no regresaría sino hasta que el sol estuviera tocando las montañas al oeste.
- - - - - - - - - - - - - -
- Mi señor, estamos listos.
El joven se levantó y recogió su largo cabello. Observó a su hermano, que miraba el exterior a través de una de las puertas corredizas. El día iba a ser tranquilo. Exceptuando la batalla que tendrían.
- Hoy no es un día para mancharlo de sangre, no crees, Aniki?- dijo el hermano menor, que no le gustaba el hecho de que su hermano luchara a cada rato con ejércitos. Aunque siempre obtenía la victoria, no le parecía bien que mataran a personas.
- Je. Hoy es el día perfecto para pisotear de nuevo a esos traidores de nuestro pais. -El mayor se dirigió a la puerta y observó el majestuoso árbol que estaba plantado en el jardín del frente. - Se acerca el verano.
- Esto no traerá nada bueno, aniki. Sólo pérdidas humanas y...
- Gloria. - El mayor seguía mirando el árbol, como si jamás hubiera visto uno. - Cuando regrese, haremos una fiesta y celebraremos todos, junto con mis hombres. Si es que Chichihue no te manda a enseñar a los jóvenes.
- ... ahhh. - el menor suspiró son fastidio.- Son agradables, pero siempre me persiguen al final de la clase para jugar, y me canso muy rápido con ellos.
- Creo que te quieren, Yoh-san.
El menor sonrió con inocencia. - Si, son niños, después de todo.
El otro hermano se colocó su armadura de samurai y tomó su katana. -¿No quieres venir? . Eres muy bueno peleando, sobre todo con Harusame y todo lo que aprendiste con el maestro Amidamaru-sama.
- No. Tengo algo pendiente con un amigo en Hokkaido.
- ¿Qué hizo Horokeu-san esta vez?
Yoh sonrió. - Se metió en un gran lío con unos comerciantes y no tiene dinero para pagarles lo que consumió en una fiesta.
Se hizo un silencio, que se rompió luego por las risas de los hermanos.
-Bien, nos vemos al atardecer, Yoh.
-Hasta el atardecer, Hao-san.
Hao se fue con sus hombres y empezó a organizar su ejército de samurais. Todos se veían llenos de energía y listos para el combate. Sonrió. Volvería a ser una victoria que merecía ser celebrada. Y de nuevo, los Asakura serían considerados los más poderosos.
- - - - - - - - - - - - - -
Ren llegó al Akai no Fukai, bosque donde se llevaría a cabo la batalla. Empezó a organizar a sus hombres y a prepararlos.
- ¡Primera división, estén preparados!
Todos los soldaros de la primera división formaron una franja y detrás de ellos estaban todo el ejército. Anna observaba alejada como Ren estaba delante de ellos, montado en su caballo y empezaba a dar nuevas órdenes.
- ¡Carguen!
Apenas la orden se dijo, los soldados cargaron sus armas. Después de ellos se hizo un incómodo silencio. Podían escuchar pasos de caballos y gritos particulares de los samurais acercándose. Ren frunció el ceño. Esta vez tendría que vencerlos.
A lo lejos, entre árboles, se vio. Una masa enorme de samurais a caballo y otros a pie estaban dirigiéndose hacia ellos.
- ¡Fuego!
Una increíble ráfaga de fuego fue dirigida directamente a los samurais. Unos cayeron muertos, pero la mayoría continuó su camino. Anna se asustó. No le gustaba esto, pero aún así se mantuvo a la espectativa. Pero con rapidez, los hombres del Asakura llegaron al lugar, y empezaron a atacarlos. Ren empezó a disparar y a ordenar que sus hombres dispararan a los samurais. Uno de ellos hirió por la espalda a Ren, y Anna, desesperada y preocupada por su primo se lanzó a buscarlo gritando su nombre, pero los sirvientes protectores de ella no se lo permitieron. Su señor les había dado la orden de que, sin importar lo que le pasara a él, no debían permitir que Anna entrara o participara en la pelea.
Ren tambaleó, pero siguió disparando y mató al samurai que lo había herido. Vio a todos lados y se dio cuenta de que muchos de sus hombres estaban muertos y otros habían huido. Había un grupo que se mantenía firme y batallaba ahora con los poderosos arqueros.
- - - - - - - - - - - - - -
El jefe de los Asakura avanzó con sus escoltas y observó la batalla. De nuevo ganarían ... pero... momento. ¿Más hombres? Observó a un lado que habían 5 hombres con caballos apartados de todo aquello. Estaba seguro que no eran de los suyos porque no tenían la insignia de los Asakura. Mandó a sus escoltas a atacarlos. No quería ningún hombre del Emperador y de los Kyouyama vivos.
Anna observaba la batalla mientras apretaba sus manos contra aquella arma, pero su angustia fue interrumpida cuando, cerca de ellos, estaban otro grupos de samurai. Los escoltas se ocuparon ahora de defender a la joven Kyouyama. Pero los samurais empezaron una dura batalla con cada uno de ellos.
Cayó el primero, siendo atravesado por una katana. Anna entró en pavor. Tomó su arma y, temblando, disparó a aquel samurai, el cual de inmediato cayó al suelo. Los demás soldados de los Asakura fueron directamente a atacar a la joven, pero los escoltas la protegieron. Varios cayeron del caballo y disparaban contra el enemigo, pero 3 más murieron. Anna se bajó del caballo y empezó a disparar, asustada, y uno de los hombres de Hao la atacó con su katana por el brazo. Kyouyama cayó al suelo, ensangrentada, y dándose cuenta de que no tenía más carga para su arma. Tomó una katana de los ya fallecidos samurais y empezó a pelear con torpeza, pero lista para atacar. Otro samurai le dio de nuevo, pero en su pierna. La joven cayó nuevamente.
El caballo del jefe Asakura se aproximó al lugar y vio que, sin fuerzas, la jovencita peleaba. Uno de sus hombres, notando que Anna estaba cansada, se acercó a ella y apuntó su espada contra su cuerpo. Anna lo miró desafiante, y el samurai bajó su espada hacia el cuerpo de la joven, pero antes de que terminara su cometido, el mayor de los Asakura dio una orden.
-Alto.
Fue directo, y con un tono de superioridad. El soldado se detuvo y se inclinó ante su jefe.
- Déjenla con vida. Nos servirá de algo. Gakkun, dile a los demás que se retiren. Esta batalla ya tuvo un resultado.
Y con esto, se marchó junto con sus propios escoltas. Los samurais que quedaron ahí ataron a la joven y la montaron en uno de los caballos que ahí quedaban. Otro grupo se marchó hacia donde la batalla de antes se había estado llevando a cabo.
- - - - - - - - - - - - - -
Ren se volvió a montar en su caballo. Quedaban muy pocos de sus hombres y los samurais se empezaron a retirar por alguna extraña razón. Al joven no le gustó esto. Empezó a recorrer el sitio de la pelea y de repente recordó haber escuchado la voz de su prima cuando lo hirieron en el brazo. Miró hacia donde debía estar, junto con los escoltas, pero no encontró nada.
- ¿Anna...?
Ren cabalgó hacia el lugar, y sintió que su corazón era estrujado con tanta fuerza que creyó morir por unos instantes.
Sus escoltas estaban muertos, y algunos sin una parte de su cuerpo. Los caballos se habían marchado, pero ningún rastro de su prima. La llamó y empezó a buscar a los alrededores, pero no había señal de ella. Aún con sus hombres cansados y algunos heridos, ordenó emprender una búsqueda de ella, pero no obtuvo los resultados que esperaba. Obviamente Anna había sido secuestrada.
- ¡MALDICIÓN! - gritó Ren lleno de rabia, mientras golpeaba un árbol cercano al suyo. Ese maldito Asakura se había llevado a su preciada prima. Un detestable sentimiento de culpa se apoderó del él.
- - - - - - - - - - - - - -
Abrió los ojos, y todavía seguía atada, pero esta vez sobre un caballo, y entre filas de samurais. Observó a un lado suyo y vio como le cortaban la cabeza a un samurai que había sido derrotado en la batalla, y que por verguenza, se castigó con la muerte. El acompañante, quien le cortó la cabeza, se inclinó ante el cuerpo y guardó la katana en su funda. Después no recordó más nada.
- - - - - - - - - - - - - -
Llegó al pequeño y humilde pueblo y todos se inclinaron ante él. Victoriosos, y con un rehén, los samurais desfilaron ante los demás, encabezados por su jefe, el mayor de los Asakura, quien sonreía con maldad. Se abrieron paso entre los angostos caminos hasta llegar a la mansión de los Asakura, la cual era majestuosa, muy tradicional y bien cuidada, donde los hermanos habían pasado toda su vida.
Hao desmontó su caballo y fue recibido por sus sirvientes, quienes se encargaron de quitarle su katana y su armadura, y guiarlo a una deliciosa fuente de aguas termales. Se hundió en un mar de sensaciones exquisitas. Si, se sentía bastante feliz y satisfecho. Pero su paz fue interrumpida cuando escuchó pasos de un lado a otro y veía a través del papel de arroz de las puertas corredizas a sus sirvientes entrando a una habitación contigua, llevando consigo a alguien inconsciente. Supuso que era la rehén, así que salió del agua y se colocó su yukata.
Entró a la casa y los sirvientes se inclinaron ante él. Hao caminó hacia la habitación y vio que una de sus sirvientas cosía las heridas de la joven. Hao miró al suelo y vio la ropa de la jovencita. Empezó a inspeccionarla y encontró un pequeño librillo, que contenía escritos sobre la joven. Hao se levantó, y así como entró, se fue, dejando a la sirvienta confundida.
Camino a su habitación mientras hojeaba el pequeño libro, y supo que la joven se llamaba Anna Kyouyama. Tenía una buena caligrafía, sus kanjis eran casi perfectos y al parecer también manejaba el romanji, varios de sus escritos estaban en inglés.
Lo guardó en su habitación y se cambió de ropa. Su hermano ya debía estar llegando y quería celebrar a lo grande. Se dirigió a la entrada de la mansión y efectivamente, ahí venía Yoh con sus escoltas y con Horokeu-san. Sonrió y el menor también lo hizo.
Saludó a su hermano y al visitante mientras bajaban de los caballos y sonreían.
- Supongo que la fiesta ya comenzó. -dijo Yoh sonriendo ante la sonrisa de victoria de su hermano.
- No, aún no, estaba esperándote.
- Fiesta? AHH! Dónde! Kami¿por qué no me dijeron? - Horokeu empezó a mirar a todos lados, feliz porque comería de gratis.
Los tres se dirigieron a una amplia habitación, donde estaba dispuesta una mesa con la comida ya servida. Todos se sentaron y Hao mandó a llamar a algunos de sus mejores hombres para que celebraran con ellos. Pero Yoh se levantó de la mesa alegando que tenía que cambiarse de ropa.
El mayor siguió a Yoh hasta que se perdió de vista. Yoh caminó hasta su habitación, pero se dio cuenta de que en una de las habitaciones de huéspedes salía una sirvienta y una vela había sido encendida.
- ¡Yoh-sama! - dijo la sirvienta inclinándose ante él. - Me alegra que esté aquí.
- A mi también. - sonrió. - Dime, quien está ahí?
- Ah, Hao-sama trajo de su batalla a una rehén. Ya me encargué de curar sus heridas pero... al parecer está despierta. Esa mujer a pesar de sus heridas, sigue despierta, Yoh-sama.
Yoh entró en la habitación y sintió como unos fríos ojos negros lo observaban con odio. Dio la orden para que la sirvienta se fuera del lugar y corrió la puerta a sus espaldas. Yoh se sentó al lado del futon.
- ¿Cómo te llamas? -preguntó el Asakura. Pero no recibió respuesta alguna, y sonrió con amabilidad. - ¿Los dioses te comieron la lengua?
Anna se incorporó y se quedó callada, desconfiando de la amabilidad del joven. Uno bastante parecido a él, que se suponía ser el jefe, había sido bastante duro. Lo miró a los ojos y no encontró más que una mirada llena de calidez.
- ...Anna.
- ¿Anna? Es un bonito nombre, pero raro. Yo soy Yoh y dime... ¿cómo están tus heridas? Ah, disculpa a mi hermano, es un poco duro, pero bueno.
Anna mantuvo silencio. El joven era bastante simpático y le transmitía tranquilidad. Pero el hermano era todo lo contrario. Iba a responder cuando la puerta se corrió de golpe. Hao miraba seriamente a su hermano y a la rehén.
- Yoh, Horokeu desea hablar contigo.
- ... Oh, Aa. Y con una sonrisa tranquila se despidió de la joven. Hao miró con seriedad a Anna y le dirigió una mirada fría.
- Kyouyama Anna ka?.
Anna se quedó callada. No le gustaba ese hombre, era muy duro y frío comparado con Yoh, pero se mantuvo seria.
-Será interesante conocer más de ti y usarte como carnada para que los Kyouyama vengan. Así los acabo a todos de una vez.
- A mi no me vas a usar.
Hao sonrió y sujetó el cuello de la joven, acercando su rostro al de ella. -En esta casa mando yo, y tendrás que hacer lo que yo te diga mientras seas mi rehén.
Se levantó y salió de la habitación con aires de superioridad. Anna se molestó, pero no pudo darle más vueltas al asunto porque un agudo dolor se apoderó de su brazo.
No, no iba a permitir que alguien la usara como objeto y que lastimaran a su familia.
- - - - - - - - - - - - - -
Owari?
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Notas: Pues sí, no sé como se me ocurrió esto. Si pudieron notar, la relación entre Ren y Anna es muy estrecha. Son primos muy cercanos y se tienen bastante afecto. Ah, ya se lo que piensan las fans del RxA, a mi me gusta, pero no creo que haya mucho. Y esto es un YohxAnnaxHao si empezaron a notarlo en esta parte final.
Como estoy de vacaciones, tendré tiempo de actualizar bastante. Pero sólo lo haré si de verdad quieren que continúe con esto. Háganme feliz y envíenme un review TT! de verdad quiero saber si les gusta y que me ayuden a decidir si esta historia será un YXA o un HXA, porque amo de sobremanera a estas dos parejas. De verdad apreciaría mucho sus comentarios.
De todas formas, no dejaré esto abandonado y pues ando bien animada con esto .
Disculpen algún error, lo traté de hacer lo más perfecto que pude XD
Si tienes algún comentario, escríbeme a mi e-mail :3
Sayonara!