Bueno, antes de nada lo típico: Nada de esto es mío, sino de JK Rowling, etc…
Una advertencia: este fic es slash, es decir, habrá relaciones hombre/hombre.
Bien, dicho lo cual, sólo decir que este fic está dedicado a todos aquellos que le encantó la pareja en mi mini serie de "Examen", pues son la pareja que más reviews ha tenido (así que me imagino que es la que más ha gustado)
S. Lestrange.
Capítulo I: Clase de Pociones
Los últimos retazos del sueño se diluyeron en la tenue luz de la mañana. A su alrededor sus compañeros de cuarto empezaban a despertarse. De forma automática, su mano descendió por el estomago hacia la cintura de su pijama. Bien, esa noche no se había manchado. Toda una mejora-
Desde que había comenzado su séptimo curso soñaba casi todas las noches con él. Sueños húmedos. Al principio se había sentido avergonzado y sucio, humillado por su propia mente que lo hacia fundirse en sus brazos todas las noches. Había temido que alguien lo descubriera. Después se había enfadado consigo mismo. ¿Cómo podía pensar esas cosas de otros chicos¿Cómo podía sentir aquello¡Y de él! Eso era lo peor. Si al menos fuera otro…
Pero después de dos meses suponía que lo empezaba a aceptar. Ya no saltaba cada vez que lo veía aparecer por un pasillo. Ya sólo se conformaba con no despertar mojado y poder guardar su pequeño secreto.
Si al menos fuera otro…
-¡Despierta Dormilón!- Algún desaprensivo, y futuro cadáver, descorrió las cortinas, dejando pasar la radiante luz del día. Gruñendo, se incorporó con desgana y se dirigió al cuarto de baño, milagrosamente libre.
- ¡No te da tiempo a ducharte! – Le gritaron mientras se marchaban rumbo a la Sala Común y al Gran Comedor.
- Te espero abajo.- Harry cerró la puerta a su espalda.
Por eso estaba libre el cuarto de baño. Iba a llegar tarde otra vez.
Abrió el grifo y formó un cuenco con las manos para poder mojarse la cara y ver si a si se espabilaba un poco. Con el cabello chorreando, se miró en el espejo.
Un joven pelirrojo de mirada cansada le devolvió la mirada. A sus diecisiete años, era el chico más alto de su clase y del colegio. Poseía una constitución fuerte, de hombros anchos, gracias a los entrenamientos de Quidditch, pero al estar bastante delgado no parecía una mole estilo Crabbe y Goyle.
Tenía un rostro de fuertes rasgos, muy varonil, aunque sus eternas pecas lo endulzaban, dándole un aire travieso por el que suspiraban muchas chicas, incluidas un par de rollos que tuvo al principio de curso cuando estaba en fase de negación.
Normalmente sus brillantes ojos azules corroboraban dicha impresión, al igual que si risa franca y sus gestos llenos de energía. Pero en el último mes se había ido apagando, volviéndose mas taciturno y melancólico.
Y todo por culpa de él.
Rozó con las yemas de los dedos el reflejo de un chico cansado y consumido.
Y ni siquiera tenía fuerzas para enfadarse.
Se vistió con desgana y se dirigió directamente hacia la clase de Pociones, sin pasarse por el Gran Comedor. Total, no tenía hambre. Gracias a ello llegó a la vez que algunos Slys, los primeros en llegar siempre.
Se sentó y escondió la cabeza entre sus brazos, deseando que empezara ya la clase, para poder estar ocupado y no pensar en él.
Ni siquiera se molestó en mirar haber si había llegado. Sabía perfectamente que llegaría el último, hablando con Blaise o huyendo de Parkinson. Un roce en su pelo lo hizo asomar un ojo por encima de los pliegues de la túnica. La impresión de verlo parado delante suya le secó la boca y le abrió un agujero en el estomago que se llenó al instante de mariposas revoloteantes.
- ¿Estás bien?
¿Eh¿Se estaba preocupando por él¿Se estaba preocupando por alguien¿Estaría teniendo alucinaciones? Contesta estúpido> Una voz en su cabeza lo regañó, al darse cuenta de que llevaba un buen rato mirándolo con los ojos abiertos sin contestar. Aunque como buen Malfoy disimulaba muy bien, empezaban a notarse los primeros síntomas de que se le acababa la paciencia.
- Sí.- la voz le sonó ronca, se aclaró la garganta a la vez que se erguía.
- Pues estas sentado en mi sitio.
Ves, eso tenía más lógica. Miró a su alrededor. En vez de sentarse en el primer o segundo asiento de la primera columna de pupitres, la que estaba pegada a la pared, se había sentado en la segunda columna, en su sitio.
- Lo… lo siento, no me he dado cuenta.
- Pues apar…
- Vaya, interesante cambio.- Sumidos en su conversación /discusión, no se había dado cuenta de que el profesor Snape había llegado.- Bueno, así podrá vigilar la irritante costumbre del Señor Weasley de vegetar en mi clase. Siéntese Señor Malfoy.
Ambos se quedaron mirándole absolutamente pasmados, sin saber a que atenerse. Ron no sabía si matarlo o comérselo a besos. Malfoy simplemente parecía en estado de shock.
- Señor Malfoy, siéntese.- repitió con voz dura.
El rubio pareció sacudirse el aturdimiento de encima y soltó sus cosas en la mesa donde se sentaba Ron, que no tuvo más remedio que hacerse a un lado para dejarle el sitio. Al mirar a su alrededor se dio cuenta de que había quedado al lado de una fila llena de Slytherins, separado de los Gryffindor por Malfoy.
Harry y Hermione lo miraron pasmados desde su sitio habitual. No pudo más que encogerse de hombros. Ahora no podía cambiarse de sitio sino quería que Snape lo matara. Aunque tampoco quería cambiarse siendo sincero consigo mismo.
- Espero que esta vez sepas hacer la poción, no quiero que baje mi nota por culpa tuya.
Claro, él estaba en excelentes condiciones para poder concentrarse en la poción.
- No te preocu…
- Bien.- Empezó a copiar los ingredientes que Snape acababa de poner en la pizarra.- Date prisa en copiar y ve a llenar el caldero de agua.
- De acuerdo.- musitó con voz débil. Intentó copiar lo más deprisa posible, ansioso de demostrarle que podía hacer algo bien. Mientras iba a por el agua, miró hacia sus amigos dirigiéndoles una tenue sonrisa. Lo miraban preocupados y con lástima.
No podía reprocharles nada. Parecía el esclavo de Malfoy. Se preguntó a sí mismo porqué permitía que lo tratará así. Vale, estaba bueno. Y su voz, incluso en ese tono cortante y despreciativo, le provocaba mariposas en el estómago. Pero no era suficiente razón.
¿Verdad?
Llenó el caldero con tres partes de agua como indicaban las instrucciones. Gracias a Dios sólo había que preparar una poción entre las dos personas. Por lo menos tendría una buena nota. Volvió hacia su pupitre con cuidado de no tirar el agua.
- Vaya, ya creía que te habías perdido. Ve a por los ojos de salamandra y a por las alas de escarabajo rojo, que están en el armario de los estudiantes.
- No hace falta que me hables así, no soy tan retrasado como Goyle.- le espetó, repentinamente furioso por su tono.
Consiguió que Draco alzara la mirada de su tarea, que ese momento consistía en cortar en finos pedazos una raíz, hacia su cara, bastante sorprendido. Se quedaron mirando unos segundos, en los que Ron se dio cuenta de que, aunque seguía siendo más alto que él, al menos no tenía que torcerse el cuello para mirarlo a los ojos. El rubio se apartó con tranquilidad el flequillo que amenazaba con taparle los ojos, pues ese día no llevaba la gomina que lo acompañaba desde la primera vez que pisó Hogwarts, por lo que los mechones rubios enmarcaban sus ojos color tormenta con libertad, pareciendo, extrañamente, mayor.
Increíblemente, el Slytherin se echó a reír justo cuando el pelirrojo pensaba que no podría aguantar ni un segundo más su mirada acerada. Sonrió ampliamente, por primera vez en mucho tiempo, e incluso se permitió una risilla baja.
- Muy bien, Weasley. Ahora sólo tienes que demostrármelo.- aunque su tono no era amistoso, al menos ya no era tan frío. Sintiéndose más ligero, se apresuró a llevarle los ingredientes que había pedido.
Se quedó junto a la mesa, hipnotizado por los hábiles movimientos destinados a cortar, triturar y separar los diversos ingredientes necesarios para la poción. Tenía unas manos tan bonitas, blancas, con dedos largos pero, sin embargo, tan fuertes. Al contrario que la mayoría de los chicos que él conocía, sus uñas estaban perfectamente cuidadas, y no mordidas y llenas de suciedad como las de sus compañeros.
- ¿Qué miras?
- ¿Eh?- Su pregunta lo sacó de su ensimismamiento con un sobresalto. ¿Qué que miraba¿Cómo le respondía a esa pregunta?- Yo…- miró a su alrededor en busca de inspiración.- me preguntaba en que podía ayudarte.- dijo sin mucha convicción.
- La verdad es que la poción deberíamos hacerla entre los dos porque se supone que a una persona sola no le da tiempo a preparar todos los ingredientes antes de echarlos. Pero como yo no soy una persona corriente puedo solo- el orgullo se palpaba en su voz. A Ron le parecería mucho más arrogante sino estuviera viendo que, efectivamente, no parecía necesitar ayuda.- Aunque el Profesor Snape se enfadará si ve que estoy haciendo yo sólo la poción así que lo mejor es que vayas cortando las raíces de Fendula en cuadraditos.
- Vale.- Alargo la mano para coger el cuchillo. Cuando lo tuvo en su poder, buscó con la mirada las raíces. Había unas cinco raíces diferentes delante suya, en perfecto orden. Su cara de confusión tuvo que ser bastante evidente, pues Malfoy alargó la mano, sin dejar lo que estaba haciendo en ningún momento, y le señaló las que eran.
- Gracias.- musitó con voz débil. Estaba comportándose como un estúpido, lo sabía.
- Psh... Ron! – Harry y Hermione intentaban llamar su atención disimuladamente desde su sitio. No hay que decir que fracasaron estrepitosamente, la mitad de la fila se volvió hacia ellos. Menos mal que Snape estaba ocupado intentando que Longbottom no volará la mazmorra con todos dentro.
- Creo que tus amigos te llaman.- Se burló Zabbini desde su pupitre, justo detrás suya.
- Me he dado cuenta.- le replicó en voz baja. Los miró interrogante. Cuando le hicieron una seña para que se acercará lo más posible, tuvo que estirarse por detrás de Malfoy ( no te pongas rojo, no te pongas rojo…>).
- ¿Qué?- susurró. Estaba tan cerca del rubio que podía oler su colonia, una mezcla de sándalo y menta. Y algo más que no supo reconocer. Refrescante y muy masculina. Sacudió la cabeza intentando concentrarse en lo que Harry le decía.
- … estás muy raro. ¿Qué te pasa?
- ¿A mi?- recordó la risa de antes, claro que sus amigos se habían extrañado, llevaba días sin reír y lo hacia con su enemigo jurado. Sin mencionar que había pasado por mil estados de vergüenza, alegría, enfado… en la hora que llevaban de clase.
- Sí. ¿Te ha hecho Malfoy algo?
Ojalá>
- No.- se le secó la boca pensando que a tan poca distancia seguro que él lo estaba escuchando todo.- No Harry, estoy bien. No ha pasado nada. Estamos haciendo la poción.
- Me tienes que dar las raíces en tres minutos.- se inmiscuyó el Slytherin en la conversación. Harry frunció el ceño con enojo en respuesta e hizo el intento de replicar.
- De acuerdo.- se volvió hacia su amigo que lo miraba sorprendido.- Tiene razón, es de lo único que me estoy ocupando.
Intentando ignorar la mirada traicionada que le dirigía el moreno, y las risillas de los de atrás, se irguió y terminó de cortar las raíces justo a tiempo para añadirlas como último ingrediente. Se volvió a mirar al resto de la clase mientras daba vueltas a la poción, Draco le había dejado remover, y se dio cuenta de que eran los únicos que habían terminado. Incluso a Hermione le faltaba aún un par de ingredientes.
Sonrió. Seguro que Snape no podía evitar esta vez darle una buena nota.
- ¿Ya han terminado¿Seguro que ha hecho algo Señor Weasley?
O quizá sí.
- No, Profesor Snape. Weasley me ha estado ayudando.- venga en serio, era imposible que lo defendiera. – en la medida de sus posibilidades, claro.- añadió el rubio con malicia.
Bueno, no era exactamente una defensa en toda regla pero ya era algo. El pelirrojo no pudo evitar mirarlo con sorpresa y agradecimiento.
Se estaba sonrojando… Respira, respira…
- Si usted lo dice…- Snape se dio por fin la vuelta en dirección a su escritorio. Respiró tranquilo.
- Gracias.- aún no se lo creía.
- No te confíes, no lo volveré a hacer.- metió con tranquilidad algo de la poción en un frasco. Lo miró de refilón mientras lo hacia, sonriendo ligeramente.- tienes suerte de que estemos en mi clase preferida y que me ablande cuando hago algo que me gusta.
A pesar del tono burlón le sonrió. ¿Cuántas veces había sonreído ya? Empezó a recoger sus cosas bastante alegre, repitiendo su respuesta en la mente, disfrutando de ella. Se detuvo. ¿Había notado un tono diferente al final? Por su mente pasaron algunas escenas producto de su hiperactiva mente. Seguro que se lo había imaginado.
Notó que algo se removía en… Joder. Se sentó con brusquedad. Eso no le podía pasar a él. No en medio de la clase de Pociones, a punto de sonar el cambio de clase. No cuando estaba al lado suya.
- No es que me importe, pero te has puesto pálido.- se había parado al lado suya después de dejar la poción etiquetada en el escritorio de Snape. Posó una de sus manos en su brazo, mientras que se inclinaba ligeramente hacia él, lo cual no le ayudó en nada.- si te tienes que poner enfermo no lo hagas hasta que salgamos, no quiero que piensen que te he envenenado.
Aunque el tono era bastante despreciativo, Ron pudo observar que visto de cerca parecía algo preocupado. Intentó tragar saliva. Tenía la garganta tan seca…
- Estoy bien.- su voz sonó ronca, del deseo contenido seguramente. Intentó disimular con una tos. Piensa en cosas desagradables. En Percy desnudo, por ejemplo. - Es que me he mareado un poco, como no he desayunado.- se inventó sobre la marcha. Abajo las cosas empezaron a calmarse.
- ¿Qué tú no has desayunado?- se burló un poco de él.- Si te comes hasta la mesa.
Le sonrió con desgana. Aún tenía la mano posada sobre su brazo, que empezaba a arder por el contacto. O al menos eso le parecía a él.
- Silencio.- la dura voz del profesor interrumpió la conversación. Malfoy retiró la mano con suavidad.- veo que la mayoría ya ha entregado la poción. Los que no lo hayan hecho que no se molesten ya.- les dirigió una fría mirada a los pobres desgraciados.- Recordad con quién estáis sentados pues permaneceréis con estas parejas el resto del mes.
Hubo algunos murmullos de descontento por el aula. Algunos Gryffindors miraron a Ron con lástima, pero en vez de encontrar alguna mueca disconforme o rabia en su rostro, parecía que el pelirrojo estaba muy ocupado mirando con fijeza su mesa.
- No quiero quejas. Además deberéis hacerme un trabajo sobre una poción del grupo de las Aldinas para dentro de una semana. Podéis iros.
REVIEWS!