Hola, este fanfic va a ser un poco extraño, por los sitios por los que pasa Sirius.
Espero que os guste y que me deis vuestra más sincera opinión.
Disclaimer: todos los personajes pertenecen a jk. Rowling. esto no lo hago más que por mi propia diversión y no para ganar dinero, que para eso me metía a cabaretera.
SNAPE WHITE
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-¡Hey¡HEYYYY¡¡¡Sacadme de aquí¿¿¿Es que no me oís? Maldita cortina, pesa demasiado¿Por qué no puedo apartarla¡¡¡Ayuda¿¿¿Hay alguien? Harry. ¡Harry¡¡¡¡REMUS!... no es momento para bromas, de verdad. ¡Por favor!
- Bueno, ya vale¿no? Deja de gritar como un poseso. Nadie te va a oír, y menos los del otro lado.
Sirius se dio la vuelta para encararse con quien le estaba hablando.
-¿Quién eres?
El otro sonrió,
- Me llamo Dumbledore.
Sirius abrió mucho los ojos y se acercó a él.
-¿Cómo?
- Dumbledore, sé que es un poco difícil de pronunciar, suena algo así como dambeldor... pero aunque sea feo, es mi nombre. Lo llevo con orgullo.
-¿Albus?
- No, Aberforth. Yo tenía un hermano pequeño que se llamaba Albus, pero hace mucho que no le veo, desde que caí aquí. ¿Le conoces?
"quién no conoce a ese hombre"
- Sí, es mi jefe... o algo parecido.
"Controlarme, sí que me controla. Él manda, yo obedezco, a lo perro que soy"
- Me gustaría saber cómo está. Hace 50 años que no le veo- dijo suspirando. ¿Está muy viejo?
- Bueno, se conserva bien. Toma muchos caramelos.
-Eso está bien.
"esto es surrealista"
- Oye, me encantaría seguir charlando contigo y todo eso, pero... ¡no podríamos salir de aquí de una maldita vez!
El otro borró la sonrisa y le lanzó una mirada que a Sirius le resultó familiar.
-¿Crees que soy estúpido o algo por el estilo? No¿sabes? yo es que estoy aquí desde hace 50 años porque me gusta jugar al escondite y todavía nadie me ha pillado en este lugar.
Sirius enmudeció. Mientras el otro hablaba, examinó a su compañero. Se parecía a Albus, pero como una versión mucho más joven (mucho, mucho más) tenía barbita castaña (que no pasaba de la barbilla), como su pelo, que le caía onduladamente por la espalda. Los ojos azules profundos y, por supuesto, la nariz aguileña.
" Quién iba a decir que el hermano mayor de Albus era tan varonil. Además, debe tener mi edad. ¿Cómo lo hará? Si fuera mayor que su hermano, debería tener la piel colgando hasta el suelo."
- Er... lo siento, no quería ofenderte- dijo por fin. - ¿no hay ningún modo de salir?
El otro pareció calmarse un poco.
- No lo sé. Nunca me he atrevido a adentrarme más en las sombras. No quiero perderme, todavía tengo la esperanza de que consiga salir por el mismo sitio por el que entré. Sin embargo, cada vez creo menos que eso vaya a pasar.
-¿ Has estado todo ese tiempo aquí sin ninguna compañía esperando a que se mueva la cortina?
-Sí. – Aberforth parecía avergonzado.- Hoy creía que sería el día, pero al moverse el velo, sólo has aparecido tú, y no me ha dado tiempo a salir.. No somos los primeros a quienes les ocurre esto, otros antes que tú cruzaron el velo. Al principio se quedaron conmigo, pero luego, se cansaron, y decidieron adentrarse en la sombra.
- ¿Ninguno ha vuelto?
- No
- ¿ Y cómo es que no sales tú?. Aun temiendo lo que pueda haber, no hay nada peor que estar encerrado sin moverte y en un sitio tan oscuro...
"que me lo digan a mí. Mi vida últimamente parece que va de encierro en encierro"
- Soy viejo, no tengo fuerza de voluntad para eso.
Sirius puso cara de sorpresa.
- ¿Viejo? Pero si no pareces más mayor que yo.
-El cuerpo es una cosa, la mente otra. En este sitio no envejeces, al contrario, cada día tu cuerpo se vuelve más joven. Ya lo verás. O mucho me equivoco, o vas a estar aquí mucho tiempo para descubrirlo.
-¡me niego! No quiero terminar hecho un pelele desinflado como tú. He luchado demasiado como para perder mi vida por una estúpida cortina. Si no puedo moverla, si lo único que puedo hacer es pudrirme o arriesgarme a morir de verdad, prefiero lo último. ¿Tú qué decides, te vienes conmigo o te quedas 50 años más, hasta que tu cuerpo sea un feto?
Aberforth le miró con tristeza. Le caía bien ese hombre impetuoso, pero no podía abandonar su puesto. Algún día puede que incluso su hermano le rescatara,... no iba arriesgarse, él no era así. Las teorías importantes tardan su tiempo en llevarse a término, y él tenía todo el tiempo del mundo.
-Me quedo.
Sirius se sintió impotente.
No le gustaba abandonar a nadie a su suerte. Sacó su varita.
"¿Por qué no se me había ocurrido antes?"
Y apuntó al velo.
-¡DiFFINDO!
Nada.
-¡SQUIRT!
Nada.
-¡WINGARDIUM LEVIOSA!
Nada.
Y así muchos hechizos, que no hicieron efecto.
Al final se acercó a la pesada tela y empezó a darle puñetazos y patadas. A descargar toda su frustración sobre ella.
Aberforth le miraba sentado desde el suelo.
- Es inútil, chico.
Sirius paró de pelear contra la cortina y le respondió:
- No, lo conseguiré. Recuerda mi nombre: me llamo Sirius Black, y voy a salir de aquí, aunque me quede sin aliento, aunque no pueda caminar más, aunque pierda mis manos, mis ojos o mi magia. Nada me detendrá. ¡Lumos! Adiós, ruina decadente. Yo no pienso quedarme hasta tener el cuerpo como el de un niño de diez años.
Y dicho esto, se adentró en la oscuridad, yendo precisamente hacia su núcleo.
No parecía que el hechizo de luz fuera muy efectivo, así que decidió seguir a ciegas, si había alguna salida, vería alguna luz entre toda esa espesa oscuridad que lo envolvía y sabría hacia donde dirigirse.
Aberforth volvió a sus pensamientos. Otro que se iba para no volver. En fin, él no podía hacer nada al respecto.
Vio como la silueta de Sirius se alejaba en la oscuridad hasta perderle totalmente de vista.
Pasó un rato largo, sin nada nuevo...
Repentinamente Aberforth levantó la cabeza. Se le habían erizado los pelos de la nuca.
Un grito había atravesado las tinieblas.
Sin duda a Sirius le había ocurrido algo.
Se arrebujó en su capa
Él no podía hacer nada...