Hello everyone! Sorry, tardé un poco en poner este fic, es que no tuve mucho tiempo para escribir últimamente, demasiadas materias -- En fin, quiero dedicarle este fic a la fan número uno de Hades y Perséfone, Core Blooddrinker, espero que a ella le guste, lo mismo que a ustedes.
Declaimer: Los personajes de Saint Seiya: Hades Saga no me pertenecen, son propiedad de Masami Kurumada y Shueishia.
NOTA IMPORTANTE: Las características físicas de los Espectros de Hades (a excepción de Hypnos y Thanatos) fueron tomadas de fan arts, ya que no tienen una versión televisiva aún y el manga es en blanco y negro -- Por lo cual, son imaginadas por ahora. Con esto aclarado, espero que disfruten de este fic!
Till The Bellflower Blooms Again
By Goddess Rhiannon
Capítulo 01"Distance is covering your way,
Tears your memory
I wish I could come back to you
Once again feel the rain
Falling inside me
Cleaning all that I've become..."
Era una mañana fría y lluviosa en el pueblo que residía al pié del Santuario, vemos que el mundo empieza a moverse al amanecer como siempre. En una de las tantas casas que son morada de personas comunes podemos apreciar que una familia comienza con su rutina habitual.
"¡Lilika despiértate ya!" Exclamó una joven de diecisiete años a su hermana gemela.
"Ya va..." respondió la otra, tapándose la cabeza nuevamente con la frazada. Sheryl suspiró, Lilika era más difícil de levantar que un oso en pleno invierno.
"¡Llegaremos tarde!" Dijo Sheryl y terminó de cepillarse su cabello rubio ceniza, lo llevaba a media espalda y atado en una coleta baja, eso evitaba que los mechones se le fueran a la cara, ya que tendía a ser un poquito ondulado, no tanto como el de su hermana. Se calzó unas gafas sobre sus ojos azules, tomó su bolso y bajó a desayunar. Lilika se desperezó cuan larga era y renuentemente se levantó; su cabello rubio dorado se desplegó sobre su espalda cuan largo era, le llegaba hasta la cintura. A diferencia de su hermana, no se lo ataba, solía tardarse bastante en arreglarse y quedar espléndida para sus muchos admiradores. Lilika sabía que con sus hermosos ojos azules como el cielo, su cabello dorado y su más que exuberante figura podía tener al hombre que quisiera.
Sheryl ya estaba por salir cuando Lilika agarra al vuelo una tostada, le dice adiós a sus padres y casi se lleva por delante a su hermana.
"¡Apresúrate o no llegaremos!" Exclamó Lili. Sheryl puso los ojos en blanco, si eso pasaba no iba a ser por su culpa, eso estaba claro. Ambas salieron casi corriendo a la calle, llegando justo dos minutos antes de que literalmente les cerraran las puertas en las narices.
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"¡Hola, Shery! ¿corriendo otra vez?" Preguntó Carolyn, la mejor amiga de Sheryl, una chica de pelo castaño oscuro y ojos café, se conocían desde jardín de infantes y siempre estaban juntas.
"¡Feh! Como siempre, todo porque 'su alteza real' no se levanta temprano y no sale ni a la esquina si no se produce como estrella de Hollywood para sus estúpidos admiradores; ojalá encontrara un hombre que la pusiera en vereda de una buena vez y no le permitiera hacer todas esas estupideces" Contestó Sheryl, muy ofuscada, que Lilika tuviera un novio estable era casi tan imposible como que el mar se secara y el desierto se convirtiera en selva en una noche. Caro sólo rió ante el largo discurso, era siempre lo mismo, Lilika era una chica estupenda, sólo pecaba de ser un poquito frívola, pero bueno, no serían hermanas si no discutieran primera cosa en la mañana.
"De seguro si ella se casara, tú la echarías de menos" Dijo Caro.
"Los dioses te oigan, sería la chica más feliz si eso pasara, y no, no extrañaría sus tonterías para nada" Contestó Shery, Carolyn puso los ojos en blanco y ambas entraron a su clase. Lili ya estaba sentada mirándose en su espejo portátil y tenía al menos cinco chicos babeando por ella, las chicas simplemente la adoraban y la seguían a todos lados y otras la detestaban y si pudieran hacerla caer en un pozo para que desapareciera de la faz de la Tierra no dudarían un segundo.
Luego de que las clases terminaron, ambas hermanas se separaron, Lili iba a casa con unas amigas mientras que Shery se quedaba en la biblioteca, quería consultar algunos libros antes de regresar.
"Oye, Shery, no te tardes o mamá estará caminando por las paredes, además está por llover ¿quieres mi paraguas?" Dijo Lili, ofreciéndole el suyo, Shery negó con la cabeza.
"No, gracias, no creo que llueva antes del anochecer, y no planeo quedarme tanto tiempo" Dijo su hermana, Lili se encogió de hombros y se despidió con una mano, correteando hacia tres chicas que la estaban esperando... además de su constante séquito de admiradores. La chica suspiró y movió la cabeza para un lado y el otro, su hermana no cambiaría nunca. Entró a la biblioteca, donde Caro la esperaba para consultar un par de ejercicios de matemáticas, algo que la pobre chica odiaba de veras.
"No fue muy honesto lo que hiciste en clase de gimnasia hoy. Lo de fingir una caída con una muy apropiada torcedura de tobillo para no hacer nada fue un truco muy sucio, algún día vas a tener problemas" Dijo su amiga, Shery le hizo una mueca y sacó su carpeta, sentándose al lado de ella.
"No te preocupes, tengo uno de los mejores promedios de la escuela ¿crees qué van a decirme algo por de vez en cuando tratar de no hacer ejercicio? Sabes que no soy buena para eso, soy muy torpe, es más creo que la profesora no se molesta mucho por que yo no juegue, ya que ella prefiere a las que sí saben jugar" Dijo Shery.
"¿De veras quieres ser bioquímica cuando termines el secundario? Piénsalo, tienes dotes de actriz... o mejor abogada" Dijo bromeando la Caro, Shery le sacó la lengua y procedió a empezar con la tarea.
Un verdadero infierno de tormenta se desató quince minutos después de que Carolyn se hubiera ido, Shery suspiró, a ella le encantaban los días de lluvia... pero no la idea de mojarse hasta el apellido. Tendría que haber aceptado el paraguas de Lilika, pero ya era demasiado tarde para lamentarse, la biblioteca cerraba a las ocho, hasta esa hora podía quedarse, ya que su casa estaba a ocho cuadras del colegio.
"Bueno, sólo estamos ustedes y yo" Dijo Shery mirando con cariño los cientos de libros que la observaban desde sus polvorientos lugares. Shery se dedicó a pasear su mirado por su área favorita: cuentos, novelas y mitología.
Siempre leía las mismas cosas, en especial las tragedias griegas y los autores y filósofos de la antigüedad, pero esta vez, cuando trató de sacar un pesado libro de Aristóteles, que estaba muy apretado en contra de otros más, logró que casi toda la fila de libros se le cayeran encima, con a consecuente pérdida del equilibrio por su parte. Shery era una visión muy cómica en ese momento, aunque ella no lo viera d esa forma. Estaba sentada en el suelo, con la ropa desarreglada, las gafas que colgaban de una de sus orejas y con un libro de sombrero en la cabeza, miró a su alrededor enfadada con su torpeza, siempre le pasaban esta clase de cosas a ella, parecía tener un imán para los accidentes. Suspiró resignada y se incorporó, quitándose el libro de la cabeza y poniéndolo en su lugar, así con todos. Cuando pensó que ya había terminado, un libro no muy gordo estaba debajo de la estantería, sólo una punta de la solapa se podía ver, Sheryl lo tomó y lo observó con curiosidad, nunca lo había visto antes, era un poco más grande que un libro pocket y su color alguna vez de un negro brillante, ahora se veía deslucido y algo ajado, tenía el título escrito en lo que alguna vez fueron letras góticas platinadas, ella lo llevó a la luz. Ya que mucha no había en donde estaba parada.
"Inframundi" leyó en voz alta, se sorprendió de encontrar algo acerca del Hades solamente, decidió que sería bueno echarle un vistazo más tarde, así que, con este en las manos, tomó su bolso y fue a pedirlo a la bibliotecaria.
"Quisiera llevarme este por favor" Pidió Shery, la señora, delgada en extremo y con cara de pocos amigos la miró desde detrás de sus gruesos lentes.
"Lo tienes que devolver en tres días" Le contestó, registrándolo en la computadora, la muchacha asintió y se retiró, la lluvia había dejado de caer.
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Shery agradeció que ya no lloviera, decidió que iría leyendo el libro mientras iba camino a su hogar, ya que la curiosidad, el peor rasgo que tenía, la estaba carcomiendo. Ya eran las ocho pasadas cinco minutos, y sabía que sus padres no se preocuparían, ya que más o menos en quince minutos estaría en casa. Empezó leyendo el prólogo, nada que no hubiera leído de otros libros, pasó a la historia, los cuentos mitológicos sobre el dios del inframundo, Hades, y su amada Perséfone. Estuvo entretenida por más de media hora, luego llegó a la parte en donde se detallaban algunos singulares personajes que vivían en el Hades, como el Can Cerberus, Caaronte, las Furias o Erinias, las Moiras, que precedían el destino de los mortales, etc. No se había dado cuenta que ya había pasado su casa hacía largo rato, había caminado sin ver hacia donde iba, ya que era un camino en línea recta. Pero como sabían bien todos en el pueblo, la mayoría de los caminos iban a desembocar a alguna parte del Santuario. Cuando Sheryl se dio cuenta, guardó el libro y resopló enojada consigo misma, hoy no era su día. Para rematar ese acertado pensamiento, empezó a llover a cántaros, por suerte su bolso era impermeable, pero ella no, así que corrió a refugiarse en una especie de glorieta con una tupida enredadera, que la protegía al menos un poco, era otoño, y ese día era bastante frío en particular, la pobre chica tiritaba al haberse mojado en cuestión de segundos, sacó el libro otra vez y lo miró enfadada, por su culpa estaba sin paraguas y lejos de su casa.
Shery no vio acercarse una extraña sombra por detrás suyo, era bastante grande y su sigilo al acercarse era comparable con al de un gato, por lo que Shery no se dio cuenta hasta que fue demasiado tarde y la sombra le tapó la boca y se la llevó, desapareciendo en la nada. El bolso había quedado olvidado en la glorieta...
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"¡Por qué no llega aún! Ya debería estar aquí" Exclamó muy preocupada la madre de las gemelas, el padre estuvo llamando a la escuela, a Carolyn, a quien fuera que la hubiera visto, pero nada, la bibliotecaria le había dicho que la había visto irse a las ocho menos cinco, hora de cierre del lugar. Lilika estaba muy preocupada, tenía ese extraño presentimiento de que algo le había ocurrido, pero no quería alarmar más a sus padres con eso.
"Saldré a buscarla" Dijo el padre, la madre enseguida fue por sus abrigos.
"Lili, quédate aquí por si llaman o ella regresa" Dijo la mujer, dándole un beso a su hija, ella asintió y los vio partir apresuradamente. Lilika miró la hora, las diez de la noche, que ella llegara a esas horas en un viernes era normal, además siempre mantenía a su familia informada en donde estaba, pero que Shery se escapara, lo que era muy poco probable, era una extrañeza.
La chica se paseó nerviosa de un lado a otro de su habitación, se sentía muy inquieta, había comenzado a llover otra vez, esperó hasta media hora y se hartó. Agarró su campera, paraguas en mano y salió ella también a buscarla.
Lili caminó primero hasta su escuela, pero luego empezó a trazar el camino que de seguro Sheryl habría tomado, pasó al lado de su casa y siguió, caminó y caminó, dejando que sus pies la llevaran. Llegó al parque por donde podía haber pasado su hermana. Suspiró preocupada, cuando se acercó a la glorieta, vio algo caído entre las plantas, se acercó y lo tomó.
"¡Esto es de Sheryl! ¡No puede ser, de seguro que alguien la raptó! Oh, no, que hago ahora, a mis padres les va a dar un ataque, en especial a papá, que no está muy bien del corazón que digamos" Pensó Lili, agitada, miró en derredor, cuando se dio cuenta que unos centímetros más adelante había huellas, primero dos pares, luego sólo un par, se alejaban hacia alguna parte, Lili juntó valor y las siguió.