Título: MALFOY VERSUS GRANGER
Capítulo 1: Reunión de Prefectos
Un nuevo año comenzaba en Hogwarts. El Sombrero había realizado ya la selección de alumnos de primer año, el Director había dado su discurso, y Ron Weasley devoraba con emoción los exquisitos manjares dispuestos sobre la mesa de Gryffindor en el gran comedor. Harry Potter, a su lado, estaba sumido en pensamientos oscuros en torno a pesadillas, la muerte de Sirius, funestas profecías y un siniestro velo negro desde el cual llegaban a su mente las voces de otro mundo… ¿De cual? Era precisamente lo que el quisiera saber. Sin pensarlo casi, sus ojos buscaron en la mesa de Ravenclaw hasta encontrarse con la graciosa jovencita de cabellos alborotados y expresión soñadora que leía distraídamente su ejemplar de "El Sofista", mientras llevaba una cuchara con pudín a su boca. Su presencia en la mesa coloreada de azul, era punto de deflexión de dos conversaciones bien distintas, sin participar ella de ninguna. Luna vivía en su propio mundo, pero era un mundo que quizás Harry compartiera en algún modo. El joven se sonrió al pensarlo.
- Harry…- silencio- Harry…- volvió a exclamar Hermione, trayendo a su amigo de regreso a la conversación de los Gryffindor.
- ¿Qué?- respondió como despertando de un sueño. Hermione le lanzó una mirada profunda, indagando en sus pensamientos, hasta que, atribuyendo aquella actitud a la muerte de Sirius Black, suspiró dolorosamente y colocó su mano en el rostro del chico. Palabras de consuelo no servirían de mucho en ese instante. Y ella lo sabía.- ¿Qué pasa, Hermione?
- Nada…- se puso de pie, tomando un par de libros que había traído consigo desde su hogar.
- ¿A dónde vas?- preguntó Harry.
- A la reunión de Prefectos…
- ¡¡Pegrrrro…- Ron tragó un pedazo de pollo que le impedía hablar.- Pero si faltan como dos horas para la reunión!- exclamó frunciendo el seño.
- Lo sé, pero quiero llegar antes para terminar este libro mientras estoy allá… Aquí hay mucho ruido y me desconcentro… - Ron movió reprovatoriamente la cabeza como si su amiga estuviera loca. Harry sonrió.- Te esperaré allá, Ron…- Este asintió sin cambiar su expresión, mientras engullía un trozo de pan. Harry volvió a sonreír, mientras su amiga caminaba hacia la salida del comedor algo avergonzada. Y es que solía sentirse así cada vez que le recordaban que era exageradamente comprometida con el estudio. Para gran parte de Hogwarts era la "Señorita-sabelotodo", calificativo que solía ir acompañado con un tono burlesco; y para el resto… Era "Sangre- Sucia- Granger"… Torció los labios con tristeza al pensarlo, mientras caminaba en dirección a la mazmorra de Snape, donde se realizaría la reunión ese día. Se detuvo ante la puerta y golpeó. Del otro lado no hubo respuesta.
-" ¡Claro!- pensó para sí misma.- ¿a quién más que a ti se le ocurriría llegar dos horas antes, Hermione?"- Dejó caer su frente sobre la puerta, dando cabezazos contra ella a modo de reprimenda, y giró la manilla para entrar. Grande fue su sorpresa al encontrarse del otro lado con la última persona que quería ver en ese momento (o en cualquier otro), sentado sobre un amplio sillón de la sala, leyendo despreocupadamente de un pequeño libro verde.
- ¡Granger!- exclamó torciendo los labios en una mueca sarcástica- ¡Ya había olvidado como luce una sangre sucia!- se mordió los labios sonriendo.
Hermione entornó los ojos, disimulando bien su furia y comenzó a retroceder. "Un momento, Hermione…."- habló su voz interior- "¿Por qué tienes que irte tu? ¡Eso es precisamente lo que el quiere, y tu le estas dando en el gusto!... Mejor quédate y lee tu libro tranquila. ¡Que se valla el!". Acto seguido, cerró la puerta y adelantó el paso hasta sentarse justo en el sillón frente a Malfoy. Abrió su libro, dispuesta a leer. El joven rubio le miró con incredulidad.
- ¿Qué haces?- preguntó notoriamente enojado.
- Leo… - respondió ella sarcástica.
- ¿Piensas quedarte conmigo a solas? ¿Y sin guardaespaldas?- Ella no respondió.- ¿Qué pretendes?
- Leer…- masculló cansada, sin levantar la vista del libro. Malfoy cerró el libro sobre sus piernas y se echó hacia atrás, poniendo las manos en su nuca. Examinaba acuciosamente a la joven frente a el como si se tratara de un animal de exhibición sumamente curioso.
- ¿En verdad piensas quedarte?- dijo incrédulo. Ella asintió con seguridad.
- Si no te gusta la idea de compartir el espacio con una sangre sucia, te recomiendo que te vallas… - exclamó desafiante.
- Yo llegué aquí primero... Eres tú quien debe irse…
- No… A mi no me afecta tu presencia en lo más mínimo… Me eres completamente indiferente…- Malfoy le sostuvo la mirada un momento, con incredulidad, y luego soltó una fría carcajada.
- Bien… Entonces solo nos ignoramos mutuamente, ¿no?
- Como quieras…- y volvió a sumirse en su lectura. Pasó un largo rato, en que Malfoy no le despegaba los ojos de encima, como intentando explicarse a si mismo porqué la joven se había quedado, cuando la reacción más lógica era dar la vuelta y marcharse. Hermione podía sentir esa mirada, impidiéndole concentrarse en su libro. Al fin el joven lanzó un largo suspiro y retomó su propia lectura. Ya tenía suficientes problemas en qué pensar como parta añadirle a estos la reciente locura de la sangre sucia.
- " a medida que se quiere aumentar la Sensibilidad se pierde la Especificidad, y viceversa…"- intentaba leer Hermione, aún pendiente de los movimientos de Malfoy. Su presencia ahí la tenía intranquila.- " por lo que ambos valores deben examinarse en conjunto…"- pensó que no había sido una buena idea quedarse ahí. Con él frente a ella, definitivamente no podía leer tranquila. Alzó la vista por encima del borde de su libro, intentando que el no lo notara. El joven parecía no tener problemas para concentrarse. Estaba sumido en su lectura. Una de sus piernas caía descuidadamente sobre la otra. Acomodaba el libro con una de sus manos, mientras el otro brazo se apoyaba elegantemente sobre el reborde del sillón. Hermione pensó que en verdad la forma de sentarse de Malfoy era muy distinta a la de Ron, quien siempre se dejaba caer como un saco de papas en los asientos de Hogwarts. Malfoy, en cambio, lo hacía con una dignidad propia de su apellido y posición.
No llevaba puesta la capa, y su uniforme lucía elegantemente dispuesto sobre su cuerpo, sin ninguna arruga, ninguna pelusa, ninguna mancha. La corbata en un nudo perfecto bajo su cuello blanco. Los labios rosados cerrados en una expresión entre seriedad y risa, tenían aquella forma estilizada de las estatuas griegas. Su nariz guardaba una perfecta proporción con su rostro, y la frente pálida era surcada por un mechón rebelde que escapaba al resto de su cabello rubio peinado hacia atrás. Sus pupilas grises daban la impresión de mercurio contenido en una esfera perfecta, y la maravillosa expresión de sus ojos, fijos en ella… ¡En Ella!... Hermione bajó la vista de regreso a su libro, con las mejillas rojas.
- ¿Qué estabas mirando, Granger?- sonrió. Sabía perfectamente que lo estaba mirando a él. Pero ella no respondió. Siguió pasando las páginas de su libro, ignorándolo. Draco exploró la expresión de su rostro. Tenía los labios rojos capturados en una mordida. Eran unos labios verdaderamente tentadores. Su cabello castaño alborotado contorneaba maravillosamente su cabeza. Un par de pecas graciosas dispuestas sobre su nariz, y los ojos avellana fijos en el libro. Pero no se movían. Draco estaba seguro de que la joven no estaba leyendo. Volvió a sonreír. Bajó con la vista por la capa de ella, que se abría hacia abajo, dejando ver sus piernas, que estaban tan estrechamente juntas que no permitían ver nada por debajo de su falda. Draco torció los labios en una mueca de decepción.
- ¿Qué miras?- preguntó enojada. Draco sonrió al saberse descubierto.
- Tus piernas…- Hermione las cubrió rápidamente con su capa y volvió a sumergirse un su lectura.- Draco se encogió de hombros.- ¡Ni que fueran tan bonitas!
- ¿Y entonces por qué las miras?
- Curiosidad…
- ¿De qué?- Se encogió de hombros. Ella intentó regresar a su lectura.
- ¿Qué lees?- preguntó al cavo de un rato. Hermione le analizó con la vista. Parecía ser una pregunta casual.
- Epidemiología Mágica… -contestó cortante. El asintió y siguió leyendo. Hermione lo analizó nuevamente. En verdad el joven era muy atractivo… Verdaderamente atractivo… No era de extrañar que la mitad del colegio suspirara por el en los pasillo (La otra mitad eran hombres). Definitivamente le venía ese título de "Príncipe de Slytherin" como le había llamado Lavander Brawn en una ocasión…. "¡¡¡Si tan solo no fuera tan desagradablemente malfoy!", exclamó para si.- ¿Y tu?...
- ¿Yo qué?
- ¿Qué lees?- Los labios del joven se arquearon en una sarcástica sonrisa.
- ¿En verdad quieres saberlo?- preguntó. Hermione asintió insegura.- "101 formas de insultar a una sangre sucia"- Hermione abrió los ojos con furia.
- ¡Imbécil!- gritó, caminando a la puerta enfurecida.
- ¡Al fin!- exclamó él riendo.- ¡Empezaba a creer que nunca te irías!- Hermione volvió a cerrar la puerta y lo encaró. Una extraña sonrisa se dibujó en el rostro de la joven.- ¿Qué? ¿No te ibas ya?
- No.- respondió ella volviendo a tomar asiento frente a él y dejando su capa sobre el sofá. Estaba decidida a no darle en el gusto. Draco dejó de reír.
- Granger…- separó sus piernas, apoyando ambos brazos sobre ellas e inclinándose hacia Hermione en tono amenazante.- Te advierto que haré lo que sea necesario sacarte de aquí…
- ¡Intentalo!- le desafió. Draco soltó un suspiro de cansancio.
- Bien… tú lo has querido…- Hermione le inspeccionó con la mirada, algo asustada, pero Draco no se movía, seguía con los ojos fijos en ella, en la misma posición, sin hacer nada. Llevó las manos a su falda, en busca de su varita, y se percató de que la había dejado en la capa. Intentó ir por ella, pero Draco, en un rápido movimiento cogió su muñeca y la jaló hacia sí. Hermione intentó soltarse, pero el era más fuerte y la cargó sobre su hombro, caminando en dirección a la puerta.- Te dije que… ¡AUCH!- gritó cuando una patada de la joven se incrustó en su estómago. El dolor le hizo tambalear y ambos cayeron sobre el piso. Hermione intentó correr en dirección a su capa, pero el la jaló por la falda hacia si, y cargo su cuerpo contra ella, aprisionándola contra el piso.- Escúchame, Granger…- dijo con voz entrecortada por su agitada respiración tras la pelea.- …Todo lo que quiero es que te vallas…
- ¡Suéltame!- alegó ella. Sus pulmones apretados le dificultaban la respiración.
- Te soltaré, si me prometes que tomarás tus cosas y te irás…
- ¡No!- alegó. No le daría en el gusto, no se mostraría débil frente a él.
- ¡Entonces, tendré que sacarte a la fuerza!- susurró en su oído. En verdad comenzaba a molestarle esa insistencia de la joven por quedarse. El todo lo que quería era estar solo, y resolver sus problemas en completa soledad… ¿Por qué tenía que venir ella a fastidiarlo? Pasó uno de sus brazos por la cintura de la joven, y puso el otro a la altura de su pecho, para inmovilizarle los brazos, y se levantó aprisionándola contra el.
- ¡Suéltame!- gritó ella pataleando por liberarse.
- Una vez que te saque de aquí…- Caminaba trabajosamente hacia la puerta. Hermione seguía pataleando, contra las piernas de el. Logró liberar uno de sus brazos y jaló el cabello del joven. Draco la soltó por el dolor. Ella corrió nuevamente hasta su capa. El volvió a intentar aprisionarla.- ¡Solo vete!
- ¡NO!- gritó, mordiendo la mano de él. Draco la sujetó por los hombros. Ella le golpeó la rodilla, haciéndolo tambalear, y ambos fueron a dar contra el piso en un golpe seco, cayendo el encima de ella. Sus respiraciones agitadas por la pelea a un misma altura, los ojos de mercurio de el fijos en los avellana de ella, intercambiando miradas furiosas.
- ¡Vete!
- ¡No!- comenzaron a tranquilizar sus respiraciones, y, de pronto, los ojos ella cambiaron la expresión. Acababa de darse cuenta de que los labios del joven estaban a solo centímetros de los suyos. Su respiración agitada golpeaba con violencia sobre los de ella. Algo en su estómago se removió. Draco analizó aquel cambio repentino en la expresión de la joven, hasta notar la inapropiada posición de su mano, capturando las caderas de la chica. Pero no la retiró. No hasta que ella se lo pidiera. Podía sentir el latido agitado del corazón de Hermione, golpeando con fuerza a la altura de los pechos de ella, que el aplastaba con el suyo. Un extraño escalofrío le recorrió el cuerpo. "Piensa, Draco, Piensa", se decía a si mismo, mientras intentaba normalizar su respiración. Acercó sus labios al oído de ella. Hermione se estremeció bajo su cuerpo.
- ¿Te irás ahora?- preguntó con sus labios rozando el lóbulo de sus orejas.
- No…- respondió con voz quebrada. Malfoy sonrió al percatarse de ello. Faltaba poco para convencerla. La mano que estaba puesta sobre su cadera se deslizó lentamente por su muslo, apretándolo contra el. Hermione abrió los ojos incrédula. El rostro de el se deslizó por su mejilla, hasta encontrar sus ojos. Rozó su nariz con la suya.
- ¿Y ahora?- Hermione no respondió. ¿La estaba amenazando?
- ¿Estás seguro de que quieres besar a una sangre sucia?- Draco la miró contrariado. "¿Besarla? ¡No!", pensó Draco para sí, " Esto era solo una amenaza…!". El aliento de Hermione seguía impactando sobre sus labios, generando un agradable cosquilleo.
- Si no te vas… ¡Te aseguro que lo haré!...- Hermione bufó bajo el… Por un lado, no quería ceder y mostrarse débil, pero por otro lado, el la besaría si no se iba… pero… ¿Sería tan malo que la besara?- ¿Te irás ahora?- sonrió acercándose peligrosamente. Hermione se tardó en responder, pero finalmente lo hizo.
- No.- Draco la miró contrariado. Eso no estaba resultando como debía. ¿Con qué más podía amenazarla? ¿Con violarla? No sonaría convincente.
- Bien… Tú lo has querido…- Se fue acercando lentamente, esperando que en cualquier momento ella lo detuviera. Pero no lo hacía. Definitivamente no parecía dispuesta a irse. Sus labios contactaron con los de ella. Hermione se estremeció, pero se contuvo. No cedería. Draco ladeó la cabeza y capturó el labio inferior de ella entre los suyos. La sensación era mucho más agradable de lo que ambos esperaban. Draco buscó los ojos de ella. Los tenía cerrados. Parecía estar… ¿Disfrutando? El joven detuvo el movimiento de sus labios, y recién entonces se dio cuenta de que ella también los movía. Por alguna razón irreal e incomprensible, Hermione Granger estaba correspondiendo su beso. Draco sonrió sin saber muy bien porqué, y siguió jugueteando con los labios de ella. Eran blandos y dulces. Separó los labios con su lengua, y ella se lo permitió. Recorrió el interior de la boca de ella, hasta encontrar su lengua. La sensación que ese contacto provocaba en Hermione era en verdad indescriptible. La mano de el que estaba sobre su muslo, ascendió por debajo de su falda, y la otra se ubicó bajo la nuca de la joven, alzando su cabeza contra la suya para aumentar la presión entre sus labios. La mano de Hermione que quedó libre se fue a ubicar sobre el cuello de el, acercándolo a su vez contra ella… Y justo cuando Draco comenzaba a descender por su cuello, la manilla de la puerta hizo un ruido sordo al girarse, trayendo a ambos de regreso a la realidad. Compartieron una mirada de espanto y se reincorporaron tan rápido como pudieron de regreso a sus asientos, justo cuando la puerta estuvo suficientemente abierta para mostrar la larga y oscura figura de Snape.
- Profesor…- le saludó Draco aparentando una tranquilidad que no tenía. Hermione se percató que los labios del joven lucían particularmente rojos, su cabello despeinado y la corbata del uniforme estaba torcida. Ella no debía lucir mucho mejor. Pasó la mano por sus cabellos despreocupadamente. La nariz ganchuda de Snape se detuvo sobre ella.
- Señorita Granger…
- ¿Si, Profesor Snape…?
- Le recomiendo que arregle su falda…- Hermione se cubrió de colores, al notar que esta no solo estaba torcida, sino que el fleco se había doblado de tal forma que dejaba al descubierto gran parte de su muslo. La arregló rápidamente, mientras Draco esgrimía una sonrisa. Snape volvió a lanzar una mirada preocupada a este, y luego salió por la puerta, tan lentamente como había entrado.
- ¿Dónde estábamos?- sonrió Draco con malicia. Hermione ignoró el comentario.
- Ya deben estar por llegar… - aclaró consultando en su reloj. Draco torció el labio en una mueca y tomó el libro verde otra vez. Hermione le miró con insistencia.
- ¿Qué pasa?
- Te dije que no me iría…- sonrió desafiante. Draco iba a responder algo, pero Ron apareció por la puerta, y tras el, comenzaron a llegar los distintos Prefectos.
Sobre qué se discutió durante la reunión, Hermione no tuvo la menor idea, pero si notó la poca atención que Draco ponía en las palabras de todos. Sus pensamientos parecían vagar por otros mundos. De pronto, sin decir nada, e interrumpiendo casi las palabras de Pansy Parkinson, se puso de pie.
- Señor Malfoy… ¿Qué ocurre?
- Tengo que salir…- respondió indiferente caminando hacia la puerta. Desde allá se detuvo, para clavar una sonriente mirada en Hermione.- Necesito una ducha muuuuy fría…- Acto seguido cerró la puerta, y las mejillas de la joven se tiñeron de rojo, mientras lo maldecía mentalmente.
- ¿Qué diablos le dio a ese?- preguntó Ron a la joven, mientras McGonagal seguía con las explicaciones de sus deberes. Ella se encogió de hombros. No sabía lo que le pasaba a Malfoy, pero sí lo que le iba a pasar cuando lo tuviera en frente: ¡Lo mataría!.
Hola: Solo decir que este es un Hermione-Draco de comienzo a fin! Ja, ja… Aunque puede que en algunos capítulos describa un poquito de las otras parejas! ¿Por qué se me ocurrió? Bueno… Tengo un Fic (HP y El Libro Prohibido) que partió siendo un Harry- Hermione, pero poquito a poco me fue gustando mas la pareja Hr-Dr, así que decidí dejarlos juntos (algo que me han criticado mucho). Lamentablemente, en ese fic, el personaje principal sigue siendo Harry, de modo que describir tan largamente como me gustaría la relación Hr-Dr, le quitaba protagonismo a Potter! Así que decidí darles su espacio en un nuevo fic… j eje je ¡! Espero que les guste! Dejen reviews please…. El próximo capítulo es mas sexy! Je j eje je… Alex.