Han pasado muchos años desde que publiqué la historia y antes que nada quisiera daros mil gracias por vuestros reviews y vuestro apoyo; cada vez que los leo me emociono :_D

La vida da muchas vueltas y mi vida personal ha cambiado mucho en comparación a cuando escribí este fic. Inuyasha ya ha terminado completamente, han aparecido OVAs, CD-Dramas, anime completo y mil cosas más… cuando escribí esto todavía estaban publicándolo en mi país y sólo habían salido algunas pelis, tuve que indagar en internet para buscar cosillas traducidas y esperar pacientemente a que trajeran el manga para poder saber el final.

Ahora que tengo cierta perspectiva puedo ver que estaba equivocada en algunas cosas como el brazo de Sesshomaru, como bien habéis comentado por aquí, (recuperado gracias la espada Bakusaiga) o que nunca hubo una revancha contra Inuyasha (cosa que, como buena admiradora de Sesshomaru, me hubiera encantado ver)… pero otras cosillas creo que las llevé bastante bien como el final de Kohaku (vivió y se convirtió en exterminador) o los sentimientos de Sesshomaru (aunque eso estaba clarísimo desde el principio para mí jejejeje)

Como ya he dicho más de una vez mi principal preocupación era que los personajes sobre los que escribo no siguieran con suficiente fidelidad el carácter que les había dado Rumiko, quizás me equivoqué al hacer que Sesshomaru fuera tan tan tan frío o quizás Rin debería haber tomado otro camino más cercano al humano… no lo sé, sólo puedo deciros que de verdad quise reflejar la personalidad que me transmitían y hacer un epílogo, un merecido final, en el que Sesshomaru y Rin fueran los verdaderos protagonistas.

En fin, sólo agradeceros una vez más la paciencia por haberme leído. Aún tengo pendiente la historia sobre Inu no Tiasho e Izayoi, no me olvido. Es algo que me tiene dando vueltas pero al ser personajes de los que se sabe tan poco es difícil.

De momento os dejo este pequeño relato, como leeréis no es una continuación de mi historia sino un momento en la vida de Rin en el que debe decidir si regresa con Sesshomaru o no y que está inspirada en el CD-Drama donde hacen un concurso de trabalenguas y el youkai "confiesa" su amor por la humana. Encontré la transcripción final en esta web y me encantó:

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Además me he basado en un doujinshi que encontré en youtube, me pareció precioso y muy adecuado además de que los dibujos me fascinaron por su calidad, ahí os lo dejo por si lo queréis ver (la canción, por cierto, preciosa también):

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A tod s los que me leéis gracias, es gracias a vosotros que me recordáis cuánto me gusta esta serie que marcó mi vida.

¡Un fuerte abrazo y hasta pronto!

Capítulo Extra

Habían pasado cuatro años desde que su señor la había dejado en la aldea a cargo de Kaede. Todos habían presionado para que le diera una oportunidad más a su raza que tanto la había fallado cuando era pequeña. No podía negar que había sido, en cierta manera, un acierto ya que había hecho amigos y había aprendido cosas que probablemente no hubiera podido conocer si hubiera estado vagabundeando. Kaede le había enseñado todo cuanto sabía de plantas, preparación de medicinas, rezos y conocimiento sobre youkais.

Al pensar en ello no pudo evitar recordar a Kagome, con la que tenía en común los sentimientos hacia los youkais, al venir de un mundo extraño estaba en la misma situación que ella y debía aprender todo de cero.

-Pero Rin sigue siendo una "niña".- murmuró para sí, dolida. Tenía trece años, hacía poco que se había convertido en mujer y aun así la seguían viendo como la pequeña Rin.

Eres muy joven todavía. No sabes lo que quieres.

Espera un poco más, el tiempo te dirá qué hacer.

Una niña pequeña como tú no es consciente de sí misma.

Continuamente tenía que escuchar comentarios de ese tipo, siempre dichos en tono cariñoso y paternalista, llenos de preocupación. Rin sólo podía bajar la cabeza y callar, no quería ofenderles.

Un largo suspiro se escapó entre sus labios. Alzó la vista hacia el cielo estival, el sol se estaba poniendo y todo parecía arder con los colores del atardecer. Los insectos cantaban y, a lo lejos, se oían los gritos de alborozo de los niños de la aldea mientras chapoteaban en el río. También le hubiera apetecido divertirse pero, en cambio, instó a Kaede a ir a refrescarse mientras ella acababa de desgranar unas vainas de semillas.

De pronto se alzó un cálido viento que sacudió las ramas de los árboles cercanos y revolvió sus cabellos. De inmediato se le aceleró el corazón, sólo una persona era la que podía provocarle esa reacción y, dejando la cesta a un lado, se levantó buscándole.

-Sesshomaru-sama.- Dijo en un susurro lleno de alegría, con una amplia sonrisa en los labios.

El youkai había aparecido a pocos metros de ella, exactamente con el mismo aspecto que siempre. Los ojos dorados destellaron, insinuando la alegría que nunca llegaría a sus labios. Jaken no se veía por ninguna parte así que ésta debía de ser una de "esas visitas".

-Rin.- la voz grave la sacudió hasta las entrañas, simplemente escucharle cambiaba su humor. Una sensación de seguridad la embargaba y hacía que supiera que todo estaba bien.

-Sesshomaru-sama.- volvió a decir mientras se acercaba.- Me alegra veros.-

-No estás en el río.- le dijo él serenamente. No le preguntaba, él no solía demostrar preocupación directa por lo que hacía.

-Le dije a Kaede que fuera mientras yo terminaba las tareas. Es muy anciana y necesitaba descansar.- le explicó sin dejar de sonreír.

El youkai la observó durante unos segundos en silencio, con expresión neutra, y luego su mano apareció de entre los pliegues de su ropa con un pequeño paquete en la mano.

-Oh.- dejó escapar al ver el paquete. Esas visitas solían comportar siempre algún presente, una muestra de la generosidad de su señor.- Muchas gracias, Sesshomaru-sama.-

No lo abrió de inmediato, en cambio, se quedó plantada ante él con cierta duda en los labios.

-¿Qué ocurre, Rin?- preguntó ronroneante su señor.

-Se-sesshomaru-sama… ya no debería considerarme como una niña.- le reveló, no sin cierta vergüenza. Los ojos del youkai se abrieron ligeramente, sorprendidos.- Ya no soy una niña, ya no soy una pequeña niña como antes.-

Avergonzada por sus palabras y su atrevimiento, bajó la cabeza y se aferró el vestido. No pensaba echarse atrás, quería que él lo supiera, necesitaba que al menos él la tomara en serio. Mantuvo la cabeza gacha, clavando la vista en el suelo mientras escuchaba cómo su señor se acercaba. Tras unos segundos de silencio en los que no supo qué hacer, levantó la mirada y, el ver a Sesshomaru-sama ante ella, tan cerca que podían tocarse, la sobresaltó.

A pesar de que había crecido todavía le sacaba mucha altura y en ese momento la observaba desde arriba, su expresión indescifrable. Le oyó suspirar levemente mientras se acercaba a ella todavía más, invadiendo su espacio personal e imponiéndole su presencia.

-¿Eso crees?- le dijo suavemente. –Quieres que te vea como a una adulta. ¿Eso quieres?.. Rin.- En ese instante fue muy consciente de él, siempre había sabido que su señor era hermoso pero nunca hasta entonces lo había "sentido" de verdad. Podía sentir en sus carnes por primera vez la sensación que debían sentir los demás al verle; era como estar en presencia de un animal bello y salvaje.

De pronto, Sesshomaru atrapó entre sus pálidos dedos uno de los oscuros mechones que le caían sobre los hombros. Aquel contacto, tan íntimo y extraño, la sobresaltó y le aceleró el corazón. Luego, sin poder salir de su asombro vio al youkai inclinarse hacia ella y besar suavemente el mechón. Las puntiagudas orejas despuntaban entre la melena de Sesshomaru-sama, tan cerca que sentía su calor… sólo pensar que estaban BESÁNDOLA, aunque sólo fuera su cabello, la alteró tanto que se tuvo que aferrarse con fuerza las ropas para que su señor no viera que temblaba de pies a cabeza. Su cara encendida como una tea, la sangre latiéndole furiosamente, la respiración contenida… jamás, en sus años de vida, había sentido nada similar. ¿Qué era eso? ¿Estaba enferma? ¿se estaría volviendo loca?

Todo acabó cuando el youkai se separó y, suavemente, colocó la mano sobre su cabeza. Rin cerró los ojos con fuerza, intentando controlar su corazón desbocado. Su presencia se apartó y entonces pudo volver a enfrentarle, escrutando su cara para buscar alguna respuesta en él.

-Lo pensaré.- musitó después de darle la espalda, ocultando su rostro.

Rin no pudo hablar. Las palabras estaban atragantadas en su garganta y sólo pudo tocarse la frente con el puño, como si con eso lograra comprender el sentido de lo que había ocurrido.

Apenas habían pasado unos minutos desde que Sesshomaru desapareció cuando las voces de Kaede y Kagome se oyeron al acercarse a la casa. Rin se obligó a moverse y sacudirse de encima el trance en el que había quedado. Su pie tocó un bulto en el suelo y al fijarse vio que era el regalo que su señor le había traído. Seguramente lo habría dejado caer por la sorpresa.

Lo limpió cuidadosamente del polvo y la tierra y, poco a poco, deshizo los lazos del envoltorio.

Un hermoso broche de plata en forma de flor de loto apareció entre los pliegues de la tela, dejándola pasmada.

-Vaya, vaya, eso sí que es hermoso.- la sobresaltó la anciana Kaede que se había acercado sin darse cuenta.

-¡Oh!- exclamó Kagome, a su vez.- Es precioso, Rin. ¿Te lo ha traído ahora?-

Estaba tan abrumada que sólo pudo asentir.

-Ese es un presente propio de una mujer, Rin.- le dijo Kaede.- Deberás cuidarlo bien.-

Rin asintió débilmente, aferrando el paquete entre los dedos y cerrando los ojos con fuerza. Kagome y la anciana se alejaron comentando sobre el regalo, dejándola a solas con todos aquellos nuevos sentimientos que un simple gesto de su señor había despertado en ella.

La distancia no es problema, nuestros corazones están unidos. Con el poder que da la confianza no tienes nada que teme. Sólo ese sentimiento ya debería llenarte el corazón. Por eso está bien que las cosas permanezcan como están. Tenemos tiempo de sobras. Escucha tu corazón a tu ritmo.

Las palabras que Sesshomaru pronunciara tiempo atrás acudieron a su memoria repentinamente, cargadas con un nuevo significado que hizo que volviera a enrojecer.

-No necesito esperar más. Es imposible que no escuche a mi corazón: Está gritando.- murmuró para sí misma, desalentada, deseando que el tiempo pasara más deprisa.

- FIN-

Bueno, pues eso es todo *^_^* espero que os haya gustado. No hay nada como ver y leer algo hermoso para inspirarse. ¡Muchísimas gracias a tod s por vuestro apoyo!

¡Hasta pronto!