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CAPÍTULO 8: Da ya think I´m sexy? II

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Yukie había pronunciado esa última frase imperturbable, como la cosa más natural del mundo. Ni siquiera había apartado la vista del vaso que estaba enjuagando.

Hiroshi optó por quedarse callado y quietecito mientras Yukie acababa de recoger. A saber qué clase de estupideces hubieran podido salir de su boca si la abría en aquel estado nervioso. De todas formas, la propuesta de la chica ya le había dejado sin palabras.

- Ala, esto ya está. ¿Nos vamos? – La respuesta fueron unos enérgicos movimientos afirmativos de cabeza por parte del guitarrista.

Yukie salió de detrás de la barra poniéndose una cazadora de cuero negro de esas que llevan los roqueros de pura raza. Hiro pudo ver que calzaba unas botas altas sin tacón pero que, aún así, era casi tan alta como él.

Como Hiro no había traído la moto por resultar imposible llevar en ella a Suguru y a Shuichi a la vez, tuvieron que coger un taxi. El chico rogó a los cielos que no le tocara uno de esos taxistas aficionados a darle a la sin hueso (1) que se dedicara a parlotear con ellos todo el camino y, definitivamente, el hecho de que le reconociera y empezara a pedirle "un autógrafo para mi hija" o una foto al finalizar del trayecto, sería más de lo que podría soportar en aquel momento. Bastante tenía ya con lo que tenía.

¿Qué estaba haciendo¿Se estaba llevando a una perfecta desconocida a casa? Sí, eso mismo estaba haciendo, pasándose por el arco del triunfo todas las leyes del sentido común. Si Seguchi le estuviera viendo. . . Uf, si su jefe, que siempre le decía que estaba muy contento de trabajar con él porque era una de las pocas personas sensatas que podían encontrarse en el negocio de la música, le viera meterse en un taxi con una chica a la que conocía desde hacía cinco horas escasas y dirigirse hacia su casa. . . Prefería no imaginarse lo que podría pasar.

¿Y si Yukie llevaba una cámara escondida en algún sitio y su objetivo era hacerle fotos deshonrosas? (Difícil, francamente, porque no llevaba bolso y son esa ropa tan ajustada se le tendría que notar) ¿Y si lo que pretendía la chica era pasar una noche loca con un Bad Luck y después irse de cabeza a todos los programas de cotilleo a contarlo? Para eso no le harían falta ni las fotos ni ningún tipo de prueba, que en esos programas sale cualquiera. ¿Y si en realidad había estado disimulando toda la noche y se trataba de una de esas fans cuya admiración acaba derivando en locura y le secuestraba en su propia casa, en plan Misery¿Y si no era una fan, como había estado diciendo hasta ese momento, pero su objetivo al querer que la llevara a casa era robarle objetos personales para subastarlos luego por Internet?

Estas y otras ideas disparatadas (Disparatadas, pero no por ello imposibles) se agolpaban en la cabeza de Hiro. Aún así, aunque sabía que lo que estaba haciendo era una locura, una imprudencia como una casa, no se decidía a negarse a que la chica le acompañara. Incluso en medio de sus temores, estaba seguro de que Yukie no era de esas.

Por suerte para el chico, sus plegarias fueron escuchadas. Después de preguntarle la dirección, el taxista puso en marcha la radio y fue conduciendo todo el camino como si sus dos pasajeros no estuvieran allí.

Hiro iba derecho como si se hubiera tragado el palo de una escoba. No se atrevía a decir nada, ni a mirar a Yukie, ni a respirar casi. Ella, por su parte, estaba la mar de relajada. Tampoco es que fuera muy prudente por su parte irse a casa de alguien que también era un perfecto desconocido, pero ella estaba allí, arrellanada en su parte del asiento como si se estuviera dirigiendo a su propia casa en compañía de un amigo de toda la vida.

- Te hubiera propuesto ir a mi casa, pero es que vivo en un apartamentucho de cuatro metros cuadrados lleno de trastos y con una cama que no merece ni que se le dé ese nombre. Sea como sea, seguro que la tuya es mucho más bonita.

"Glub" A Hiro no le llegaba la camisa al cuello. Estaba a punto de echarse a llorar de pura desesperación. ¿Por qué¿Por qué había dicho lo de la cama¿Qué pretendía? "¿Qué quieres de miiiiiiiiiiiiii? ToT"

- Hiro. . . – Hiroshi notó una mano posarse sobre la suya. Sería necesario girarse y mirarla.

- ¿Si-i? – Mierda, le había salido un gallo.

- ¿Es que no vas a darme ni siquiera un beso antes de llegar?

Muy al contrario de lo que cabría esperar, esas palabras tuvieron un efecto relajante. Qué demonios¿para qué seguir engañándose? Se trataba de pasarlo bien y olvidarse de todo lo demás, como hacia Yukie. ¿Por qué no permitirse hacer una locura por una vez en su vida, si era lo que realmente deseaba?

Decidió dejarse de tonterías y disfrutar el momento. Carpe Diem, como se suele decir. Y si luego resultaba que sus oscuros pensamientos eran acertados. . . Bueno, pues ya se preocuparía entonces.

Rodeó los hombros de Yukie con su brazo y la chica se acurrucó contra él, con una cara de absoluta felicidad.

- Claro que sí, Camarera. Puede que te dé incluso dos.

They catch a cab to his righ rise apartment.

At last he can tell exactly what his heart ment. (3)

Cuando el taxi llegó a su casa, Hiro llevaba pintalabios rojo hasta en las cejas.

Pese al entusiasmo que habían depositado en la tarea, fue necesario interrumpir el besuqueo para pagar al taxista (Que, por lo visto, debía de llevar a parejas cargadas de hormonas dando rienda suelta a sus instintos en el asiento de atrás todas las noches. Ni se había inmutado, el tío).

Cualquiera que les hubiera visto caminar hacia el portal hubiera pensado que se trataba de un par de borrachos. Hiro y Yukie iban abrazados el uno al otro, lo que provocara que fueran haciendo eses, riéndose como si de verdad fueran ebrios.

En el ascensor tuvieron que contenerse porque no iban solos. Les acompañaba un chico un poco mayor que ellos con aspecto de llegar también de una salida nocturna, sólo que él no había ligado. Tal vez fuera esa la razón de las miradas de odio que les dirigía. Los dos chicos se estuvieron quietecitos con la espalda apoyada en una de las paredes del ascensor, evitando mirarse para que no les entrara la risa. Por suerte para todos, el tercero en discordia se bajó dos pisos antes, así que pudieron volver a entregarse a su pasión tranquilamente.

Yukie, por lo visto, era de las del tipo juguetón, porque no paró de hacerle cosquillas a Hiro por debajo de la camiseta mientras él trataba de meter la llave en la cerradura.

- JUA JUA JUA. ¡Para ya, que tengo que abrir la puerta!

- Jijiji, no sabía que tuvieras tantas cosquillas.

Finalmente, la prueba de la puerta fue superada y consiguieron entrar en el piso. Hiro hizo una caballerosa y teatral reverencia para dejar paso a la chica.

- Bienvenida a mi humilde morada – Dijo, con la frente casi tocando el suelo.

Sin dejar de reír, Yukie hizo los honores, quitándose la cazadora mientras entraba. Hiro entró detrás de ella y encendió la luz. La condujo al salón y entonces fue cuando, por segunda vez, tuvo la oportunidad de ver a aquella chica tan difícil de impresionar con la boca abierta.

- ¡Oh, dios mío¡Pero que bonito! – Yukie miraba a su alrededor como si hubiera entrado en el Palacio de Buckinham.

La verdad es que el amigo Hiro se cuidaba bien. Cuando el dinero empezó a entrar, el guitarrista decidió que, antes de nada, lo invertiría en cosas de provecho, así que lo primero que hizo fue abandonar su minúsculo apartamento (Que ahora ocupaba Yûji por un módico precio) y mudarse a un ático, como siempre había deseado. No era un piso demasiado grande, porque para vivir sólo tampoco necesitaba una cosa exagerada, pero lo había decorado con buenos muebles y con bastante buen gusto.

No había cuadros ni obras de arte como en casa de Yuki, porque Hiro no entendía de eso. Decidió que ya invertiría en esas cosas cuando estuviera un poco más versado en la materia. En vez de eso, había adornado las paredes con posters de sus grupos favoritos cuidadosamente enmarcados, bonitas fotos en blanco y negro de artistas de Hollywood, como James Deen y Marlen Dietrich, y unas cuantas acuarelas que había pintado su propia madre como hobby y que a él le gustaban mucho. También había un jarrón de porcelana china que le había regalado Ayaka cuando se mudó.

Pero el punto fuerte era el salón, la habitación donde se encontraban en ese momento y la favorita de Hiro, lo que le había hecho decidirse por aquel piso. Una de las paredes del salón estaba completamente acristala, ofreciendo una panorámica fantástica de casi toda la ciudad y permitiendo que, durante el día, la habitación estuviera perfectamente iluminada. Ese gran ventanal, que a Hiro le encantaba, era el que había apuntalado, cubriéndolo con las persianas, durante el encierro al que se condenó durante su crisis amorosa.

A parte de su nuevo pisazo, los únicos caprichos que se había permitido Hiro (Que no había perdido la cabeza al ver inflarse la cuenta corriente, como les pasa a otros) fueron comprarse dos modelos de guitarra por las que suspiraba desde los quince años y cambiar su antigua moto por una Harley (Otro sueño hecho realidad).

Al chico le resultó divertida la reacción de Yukie al ver su casa, pero no le sorprendió ni hizo ningún comentario al respecto. No hacía tanto tiempo que él mismo hubiera se hubiera quedado también con la boca abierta al entrar en una casa como esa. Cogió la chaqueta de la mano de la chica, que la dejó ir sin darse cuenta de nada, tan ocupada estaba mirando a su alrededor, y fue a guardarla junto con la suya.

Le estaban entrando los nervios otra vez. ¿Y ahora qué? No sabía muy bien cómo abordar la cuestión. Estaba claro que habían ido allí a lo que habían ido, pero tampoco era cosa de proponer ir directamente al lío. ¿Qué se suponía que debía hacer? No se le ocurría ningún tema de conversación para sacar, y estaba seguro de que, dijera lo que dijera, se le notaría que estaba divagando, dándole vueltas al tema principal. Entonces se le ocurrió algo de lo que podría echar mano. ¿Verdad que lo que él había propuesto al salir del Vanilla era "ir a tomar la última copa"?

His heart is beating like a drum

´cos at last he´s got this girl home. (4)

- Bueno, em. . . ¿Qué te apetece tomar? Ejem – No pudo evitar que le saliera una tosecilla nerviosa – Me temo que no tengo mucho que ofrecerte. Aquí solo tengo unas cuantas cervezas y me parece que una botella de whisky, si es que no se la acabó mi hermano la última vez que vino. . .

- ¿Eh¿Qué me apetece? – Repitió Yukie, saliendo por fin de su ensoñación – Ah, pues me apetecería. . .

- ¿Siiiiiii¿Whisky o cerveza? – "Argh, mierda. ¿Por qué demonios me vuelve a temblar la voz? Claro, hace demasiado tiempo que no paso por esta tensión pre-coito T.T"

- No, no, deja estar el alcohol – Respondió ella, con su sonrisa socarrona – Lo que me apetecería es. . . – Yukie avanzó un paso hacia Hiro y descansó los brazos sobre sus hombros, rodeándole el cuello con ellos - . . . que me enseñaras tu cuarto.

"Relax, baby. Now we are alone." (5)

- UAAA¿qué estás haciendo?

- Pues llevarte a mi cuarto, por supuesto. Vuestros deseos son órdenes para mí. – Todos los nervios de Hiro volvieron a desaparecer. Reaccionó a la propuesta de Yukie como era habitual en él: De una manera espontánea y divertida. Cogió a la chica en brazos, con un movimiento tan rápido que ella no se dio cuenta de lo que hacía hasta que sus pies ya no tocaron el suelo, y puso rumbo a su habitación.

- Jajajaja. . .

Como Yukie estaba tan canija que pesaba menos que la ropa que llevaba puesta, Hiro no tuvo mayor dificultad para recorrer el pasillo que llevaba hasta el dormitorio que el hecho de que la luz estaba apagada. Un par de veces se dio contra la pared. Él, y la cabeza de Yukie.

- Ouch.

- Ui, perdona. Es que no veo. . .

- Hombre, ya me he imaginado que no lo habías hecho a propósito, jeje.

- Mira que lista. Anda, abre esta puerta. . . Eso es, y ahora, si eres tan amable de darle a ese interruptor de ahí. . . Bueno, pues aquí estamos.

- ¡Ala, que chulo! – Sin duda alguna, Yukie ya era demasiado mayor para decir eso de "que chulo", pero hay que disculpárselo. No sucede todos los días eso de entrar en la magnífica habitación de un piso "chulísimo" en los brazos del chico con el que llevas meses fantaseando. Especialmente si resulta que ese chico es un famoso y deseado guitarrista. Todavía más especialmente si hasta hace dos días ese chico tenía novia.

Describamos la habitación de Hiro, ya que es tan chula.

El dormitorio era más o menos la mitad de grande que el salón, lo cual no está nada mal. Las paredes estaban pintadas de color blanco nuclear y los muebles eran de madera lacada, negros, muy minimalistas. A parte del suelo de parqué, toda la habitación estaba decorada en blanco, negro y rojo oscuro.

La cama (De matrimonio. Que vayas a dormir sólo no implica que tengas que no puedas dormir ancho) no tenía cabecera, tan sólo una estructura de madera rodeando el colchón, y estaba colocada sobre una tarima que la elevaba más o menos un palmo por encima del nivel del suelo. Las sábanas y la colcha eran de color negro, muy sencillas, cubiertas por una manta roja. A cada lado de la cama había una pequeña mesita de noche y, sobre cada una de esas mesitas, un jarrón de cristal relleno con unas piedrecitas de cristal rojo que sujetaban unas ramas de cerezo (falsas, pero bien conseguidas), dándole al dormitorio un aire muy a lo zen. Sustituyendo a la cabecera, sobre la cama colgaba un lienzo de caligrafía japonesa bastante grande, enmarcado en rojo.

Enfrente de la cama había una cómoda alta, con muchos cajones y, encima, colgaban de la pared tres fotografías en blanco y negro de unas geishas cuyos labios y kimonos habían sido coloreados de rojo. Sobre esa cómoda, Hiro había colocado una colección de velas de cera roja, algunas de ellas clavadas en candelabros de hierro pintados de negro.

En la pared de la izquierda no había mucho que colocar porque casi toda estaba ocupada por otro gran ventanal que ofrecía también una bonita vista de la ciudad. Las cortinas que cubrían esa ventana eran del mismo color rojo oscuro que la manta, las velas y los demás complementos de la habitación. En cuanto a la pared opuesta, allí estaba la puerta por la que acaban de entrar Hiro y Yukie, y las puertas negras del armario empotrado.

- ¿Te gusta?

- Ya lo creo.

- Jeje, veo que tienes buen gusto – Hiro puso rumbo hacia la cama, pero por lo visto olvidó el detalle de la tarima porque tropezó con ella y cayó de bruces sobre la colcha, arrastrando a Yukie en la caída.

- JA JA JA JA. ¿Ves como no te convenía beber más?

- Oye, simpática – Protestó Hiro, pero sin poder disimular la risa – Estoy en plena posesión de mis facultades, para que lo sepas. Necesitarás algo más que tres cervezas para dejarme fuera de combate – Aprovechando el ambiente distendido, se tumbó él también en la cama, al lado de Yukie.

- ¿Ah, sí¿Y qué se necesita para dejarte a ti fuera de combate, Hiroshi-Nakano-de-Bad-Luck?

If you want my body and you think I´m sexy

Come on, sugar, let me know.

If you really need me, just reach out and touch me

Come on, honey, tell me so. (6)

Al plantear esa última pregunta, Yukie se había dejado caer suavemente sobre el colchón, acomodándose, colocando su mano izquierda tras la cabeza y utilizando la otra para apartar un mechón de pelo de delante de la cara de Hiro, al que miró con una expresión entre pícara y cariñosa.

Hiroshi, que como ya hemos dicho, se había tumbado también. Estaba de lado, con el codo sobre la almohada y la cabeza apoyada en una mano, dejándose mimar.

- Pues. . . Eso ahora depende más de ti que de mí, Camarera.

Yukie no necesitó que la animaran más. Lo de tomar la iniciativa no representaba ningún problema para ella, y como ya se había dado cuenta de que el chico era un poco timidillo, pues nada, ya se encargaría ella de poner la cosa en marcha. Agarró la camiseta de Hiro y le atrajo hacia sí para darle un beso lento y apasionado, rodeándole el cuello con ambos brazos.

Hiro no era virgen (7) Ya se había estrenado con sus dos últimas novias del instituto, a los 16 y a los 17 años, respectivamente. Y, en su momento, pensó de cada una de esas dos chicas que iban a ser el amor de su vida, que el chaval ya hemos visto que es muy enamoradizo. Por lo tanto, ya sabía lo que tenía que hacer.

Alargó la mano sin dejar de besar a Yukie hasta el interruptor que había cerca de la cama y apagó la luz. Después deslizó la misma mano por debajo de la camiseta de la camarera. . . para descubrir que no llevaba sujetador. Yukie tampoco es que se quedara parada, y tiró de la camiseta de Hiro hacia arriba hasta conseguir quitársela. Para eso el chico había tenido que dejar lo que estaba haciendo y ponerse de rodillas sobre la cama, pero ella le ahorró trabajo desprendiéndose acto seguido de su propia camiseta. Eso le permitió a Hiro volver inmediatamente a la tarea que había dejado a medias.

No lo pudo evitar, se acordó de Ayaka. No fue melancolía, ni restos de amor, ni deseo de estar haciendo lo que estaba haciendo con su ex-novia. Lo que pasaba era que las dos chicas tenían las tetas muy parecidas. Yukie tenía unos pechitos de niña a medio desarrollar, chiquitines y respingones, graciosos, lo cual le permitía moverse por la vida sin sujetador e ir tan campante, claro. Lo que Hiro estaba seguro de no haberse encontrado nunca en los pechos de Ayaka, de haber tenido la oportunidad de explorarlos, era el piercing que descubrió en el pezón izquierdo de Yukie. Al principio ese pequeño objeto metálico le desconcertó un poco. Tenía miedo de hacerle daño si lo acariciaba o lo lamía con demasiada brusquedad, pero enseguida vio que sus temores eran infundados (puesto que ella no se quejó en ningún momento), y acabó encontrándolo sumamente excitante.

Vale, habían llegado al complicado paso de desprenderse de los pantalones. Deshacerse de los de Yukie fue bastante complicado porque eran tan ajustados que parecían una segunda piel. Hiro, que se sentía bastante incómodo y se le estaba cortando el rollo, no paró de rezongar y de decir que si no se le gangrenaban las piernas llevando aquella cosa. Encima, ella no paraba de reírse de sus esfuerzos, y el chico se sentía ridículo demostrando aquella torpeza. Lo único bueno del asunto fue descubrir que los malditos pantalones escondían un minúsculo tanga negro, de esos que son poco más que un parche para el ojo. Una vez finalizada esta difícil operación, Yukie le tiró encima de la cama, todavía riendo y, sin ninguna ceremonia, formalidad ni intento de hacer que el proceso resultara al menos un poco romántico, le quitó los vaqueros como quien le quita la funda a una almohada, tirando al mismo tiempo de su ropa interior.

- Joder, Camarera ¿Sabes que eres un poco bestia?

- Verás, Guitarrista, yo soy de la opinión de que los momentos embarazosos es mejor quitárselos cuanto antes de delante – Contestó ella, mientras se quitaba el tanga. Acto seguido, se colocó de un salto a gatas sobre Hiro, que ya estaba desnudito - ¿No estás de acuerdo?

Hiro devolvió la sonrisa a la cara de geisha que tenía unos centímetros por encima de la suya. "Es que es tiene unas cosas. . ." Le rodeó la cintura con sus brazos, a lo que Yukie respondió acurrucándose suavemente encima de él. El guitarrista apartó ese mechón azul que tanto le gustaba de su frente y le dio un besito en los labios.

- Mmmmmm. . . Sí, estoy bastante de acuerdo.

Volvió a besarla, esta vez más intensamente, y Yukie acompañó el beso de un estrecho abrazo. Una cosa llevó a la otra. Hiro había rodado sobre sí mismo para colocarse encima de Yukie, y estaba a punto de comenzar. . . cuando recordó algo.

- Oh, vaya. . . ¡Mierda, qué fallo!

- ¿Qué pasa?

- Pues que. . . – "¡Joder, joder, joder¡Qué vergüenza¡Qué estúpido soy!" – Ejem, que se me ha olvidado que teníamos que pasar por una farmacia.

- Ah, eso. No te preocupes – Dijo ella, con su acostumbrada tranquilidad – Yo tengo uno o dos en el bolsillo de la chaqueta.

Era algo muy normal y comprensible que Hiro no tuviera preservativos en casa. ¿Para qué? Como no fuera a usarlos para fabricar globos de agua. . . Lo que no le parecía tan normal era llevarlos encima, como quien lleva pañuelos de papel. ¿Es que acaso Yukie tenía por costumbre eso de irse a casa de los clientes a echar un polvo? Intentó quitarse esa idea de la cabeza mientras, desnudo como estaba, iba al guardarropa donde había colgado la chaqueta a buscar los preservativos. Efectivamente, había dos en el bolsillo interior.

Cuando volvió a la habitación, se sentó en el borde de la cama, muy serio, dejó uno de los preservativos sobre la mesita de noche e intentó abrir el otro, pero no lo conseguía. Le temblaban las manos y no podía concentrarse.

- Oye. . . No te ofendas, pero. . .

- ¿Pero cómo es que llevo preservativos encima?

- Em. . . Sí – Confirmó, avergonzado. Se sentía como un carroza estrecho de miras.

- Hombre, pues por si me pasa algo como lo de hoy. Imagínate qué faena si no llego a llevarlos. Desgraciadamente, esto de conocer a un chico guapo que hace tiempo que me mola y poder ir a su casa no es algo que me ocurra con la frecuencia que a mí me gustaría. Lo cual me hace pensar. . . No estarán caducados¿verdad?

- JA JA JA JA – Le hizo tanta gracia la preocupación con la que Yukie le había preguntado eso último, y ahora se le hacía tan ridícula su propia preocupación, que no pudo evitar que se le escapara una carcajada – No, no lo están. Lo he mirado cuando venía.

-.-.-

They wake at dawn, ´cos all the birds are singing.

Two total strangers, but that ain´t what they´re thinking.

Outside it´s cold, misty and it´s raining.

They got each other. Neither one is complaining. (8)

Les despertó la luz que entraba por la ventana de la habitación. Hacía frío y no apetecía levantarse de la cama, así que se quedaron acurrucados debajo del edredón, hablando en susurros como si hubiera allí alguien que pudiera oírles y dándose besitos. De vez en cuando Yukie hacía uno de sus comentarios jocosos y conseguía que Hiro se riera entre dientes.

Se sentía tan bien después de los días tan malos que había pasado, que le hubiera gustado que aquella mañana durara para siempre, y así poder seguir acostado con aquel cuerpecito canijo entre sus brazos, sin tener que pensar en nada importante, simplemente sintiéndose tranquilo y bien. También le hubiera gustado hacerle el amor una vez más a Yukie pero. . . no les quedaban preservativos.

Se quedaron un buen rato en la cama haciendo el vago, simplemente disfrutando de aquella tranquilidad y del sonido de la lluvia tras el cristal, que tan relajante resulta, hasta que Yukie comentó que tenía un poco de hambre.

Hiro dijo que muy bien, que iría a preparar algo para desayunar, así que recogió sus vaqueros del suelo, se los puso (sin ropa interior debajo) y se fue a la cocina. Tenía pensado preparar café y tostadas con mermelada pero, mientras se hacían las tostadas y después de abrir todos los armarios en busca de algo para comer, se acordó de que acababa de pasar por una temporada en la que no le había apetecido ir a hacer la compra y que había estado comiendo fuera casi todos los días, solo y deprimido, mirando con mal disimulada envidia a la gente de las mesas de su alrededor, maldiciéndolos mentalmente por tener compañía y él no. Total, que no le quedaba café, ni leche ni mermelada.

- Oye, lo siento, pero no me queda leche ni café – Dijo, alzando la voz para que ella pudiera oírle desde el dormitorio.

- No te preocupes – Respondió la voz de Yukie – Me hago cargo. Ya sé que los músicos pasáis mucha hambre.

- Desde luego, cómo eres, Camarera. No me das tregua.

- JA JA JA.

He says "I´m sorry, but I´m out of milk and cofee"

"Never mind, sugar. We can watch the early movie"

Volvió a la habitación con una bandeja en las manos. A falta de café, había preparado té, y las tostadas las sirvió sólo con mantequilla. Yukie le esperaba tumbada encima de las mantas, con la cabeza en los pies de la cama, ojeando una de las revistas que Hiro tenía por la habitación.

- Ya estoy aquí.

- MMMMMMMM. Ñam, ñam¡

La chica hizo los honores a las tostadas y al té, de manera que a Hiro no le quedó ninguna duda sobre el hecho de que, si estaba tan delgada, no se debía a ningún trastorno alimenticio.

- ¿Quieres ducharte?

- Pues la verdad es que me encantaría, ñam, pero no tiene mucho sentido si luego tengo que volver a ponerme esa ropa maloliente.

Hiro no dijo nada, pero reconoció mentalmente que ella tenía mucha razón. No lo había notado hasta entonces porque su nariz se había acostumbrado tras pasar toda la noche en el dormitorio cerrado pero, después de volver de la cocina, sus fosas nasales fueron heridas por el pestazo a perro muerto que desprendían la ropa de Yukie, esparcida por el suelo. Sinceramente, lo raro era que no oliera peor, con las horas que había pasado ella en un local lleno de humo, sudando a mares y con todas las bebidas que le habían caído por encima.

- Je, sí. La verdad es que está para incinerarla. Por cierto, muac (besito en la espalda), no sabía que te interesara el teatro Kabukijeje – Dijo, refiriéndose a la revista que ella había estado ojeando (Esa no era de Hiro. Se la había dejado Yûji en una de sus visitas).

- Oh, bueno, es que yo intento leer un poco de todo.

- ¿Ah sí? Caramba, muac, eres una caja de sorpresas.

- Oye, que yo no soy ninguna iletrada¿vale? Yo tengo mis ansias de saber, mi culturilla y mis estudios.

- ¿Ah, sí¿Has ido a la universidad¿Qué has estudiado?

- Soy licenciada en Mitología Japonesa – Dijo ella, visiblemente orgullosa de sí misma.

- Ah, y eso. . . ¿para qué sirve? – Preguntó él, intentando no resultar impertinente, pero sin poder evitar que una gotita de sudor le resbalara por la sien.

- ¡Pues para ser camarera¡Está muy claro! – Esa fue la jovial respuesta de Yukie.

Hiro volvió a reírse con la salida de la chica y la abrazó, acompañando el gesto de besitos que repartió por sus hombros y la parte de atrás de su cuello. Mientras la chica ronroneaba en respuesta a los mimos, Hiro pensó que, si era licenciada, por fuerza tendría que tener, por lo menos, dos o tres años más que él. Eso le hizo sentirse absurdamente orgulloso de sí mismo, por lo de haber hecho el amor con una "mujer mayor".

- Venga, Camarera, vamos a ducharnos – Dijo, tirando del brazo de Yukie.

- Pero. . . es que. . .

- Naaaaaada, nada. Ya te prestaré algo.

-.-.-

Hiro observaba divertido la nueva imagen de Yukie. Así, sin el maquillaje y con el pelo húmedo, sin llevarlo de punta, casi parecía una persona distinta. Incluso parecía más joven. Con esa carilla de duende y su falta de formas, hubiera podido pasar por una inofensiva e inocente estudiante de instituto. "Cómo engañan las apariencias. . ."

- Bueno, sí. Creo que con esto al menos podré llegar hasta mi casa – Yukie inspeccionaba su imagen en uno de los espejos de cuerpo entero que escondían las puertas del armario. Llevaba unos vaqueros y una camiseta de Hiro que, por supuesto, le iban grandes, pero bueno, habían conseguido hacer un apaño con el cinturón para que no se le cayeran los vaqueros al caminar.

- Ya te he dicho que, si quieres, te llevo con la moto.

- Oh, es que ahora mismo no voy a casa. Primero tengo que pasar por la redacción de tooooooooodas las revistas del corazón de esta apestosa ciudad a contarles mi historia. ¿Qué te parece "La noche que pasé con un Bad Luck" como título? Tiene gancho¿verdad¡Oh, estoy segura de que será de lo más lucrativo! Jojojo – Dijo, dando un saltito de alegría.

- Ah, pues sí, es una gran idea – Contestó Hiro, sin tomarse nada de lo que acababa de decir en serio, por supuesto – Pero me siento en la obligación de advertirte que mi jefe es un mafioso. Pero un mafioso de los de verdad¿eh? Con su panda de asesinos a sueldo y todo. Y es muy posible que, si haces eso, mande liquidar a toda tu familia.

- Uf, pues entonces nada. Ya tengo bastante con escuchar a mi padre diciéndome cada vez que me llama que a ver cuándo me busco otro trabajo. Imagínate lo pesado que se pondría si encima le lleno la casa de sicarios.

- JA JA JA JA. Sí, es difícil tener a los padres contentos.

- Joder, pues tú nada, que eres una súper-estrella del mundo mundial. Figúrate yo, que no soy más que una humilde camarera.

- Aix, si yo te contara. . .

-.-.-

Se dieron un último beso en la puerta, a modo de despedida.

- ¿De verdad que no quieres que te acompañe? A mí no me importa.

- No, no, es mejor que no, créeme. Mis vecinos son todos unos cotillas de cuidado. Se ve que llevan una vida muy aburrida y por eso siempre andan intentando meterse en la de los demás. No te conviene aparecer por allí.

- Bueno. . . Como quieras. . . – Hombre, si era cierto lo que decía, la verdad es que sí, mejor no aparecer por allí.

- En fin. Adiós, Hiroshi-Nakano-de-Bad-Luck.

- Adiós, Camarera.

Y Yukie, con una mochila a la espalda que también le había prestado Hiro para que se llevara su ropa, empezó a bajar las escaleras dando alegres saltitos, porque decía que no le gustaba utilizar el ascensor para bajar.

No habían intercambiado los números de teléfono ni habían quedado en volver a verse. No era necesario. Él sabía dónde ir a buscarla en caso de querer volver a disfrutar de su compañía y ella también sabía dónde encontrarle. A los dos les había parecido mejor así, más divertido. De todas formas, tenían una excusa perfecta para volver a verse: la devolución de la ropa.

Hiro, todavía igual de contento que cuando se había despertado aquella mañana, cerró la puerta y se fue al salón a mirar un rato la tele. Pero, en realidad, no se dio cuenta de nada de lo que salía en la pantalla.

Con una sonrisa de plácida felicidad y un cigarro entre los dedos, estuvo pensando en lo bien que lo había pasado con Yukie, en lo contento que estaba de haberla conocido y en que, efectivamente, la vida continuaba.

Tal vez no acabara sintiendo por Yukie lo mismo que sentía por Ayaka. O tal vez sí que se acabara enamorando de ella, pero ella no de él. Tal vez tuviera que conocer a muchas chicas antes de volver a enamorarse.

¿Quién sabe? El caso es que ese había sido muy buen comienzo para empezar a seguir adelante. Un comienzo muy, muy bueno.

-.- fin -.-


(1) La lengua XD

(2) Misery es una novela de Stephen King en la que la fan perturbada de un escritor famoso le secuestra y le obliga a escribir para ella, utilizando como método de "persuasión" un serrucho con el que le va cortando los dedos, e incluso un pie, cuando él intenta escapar o si no le gusta lo que ha escrito.

(3) Cogen un taxi hasta su ático. Al fin puede expresar lo que quería decir su corazón.

(4) Su corazón late como un tambor / porque al fin tiene a esa chica en casa.

(5) "Relájate, cariño. Ahora estamos solos."

(6) "Si deseas mi cuerpo y crees que soy sexy / vamos, cariño, házmelo saber." / "Si de verdad me necesitas, tan sólo acércate y acaríciame. / Vamos, cielo, dímelo."

(7) Yo no tengo ni puñetera idea de si Hiro es o no virgen porque ni en el anime ni en lo que llevamos de manga han dicho nada al respecto, pero supongo que no. Seguro que a un chico tan majo y tan legal las niñas del instituto se lo rifaban.

(8) Se despiertan al amanecer, porque todos los pájaros están cantando. / Dos completos desconocidos, pero eso no es lo que ellos piensan. / Fuera hace frío, hay niebla y está lloviendo. / Se tienen el uno al otro. Ninguno se queja.

Bueno, pues esto ya está. Este sí que ha sido el último. Disculpad la tardanza, pero es que he estado muy, muy, pero que muy ocupada. A parte de que, como habréis podido observar, me ha quedado un capítulo larguillo.

Ejem, se me ha notado mucho que estoy buscando piso? Jejeje. . . Aix, es que está la cosa fatal, de verdad. Por eso me he permitido recrearme un poco haciendo de la casa de Hiro mi pisito ideal (suspirito).

Anniki: Me alegro mucho de que te haya gustado la chica. No, desde luego que no se corta un pelo, que para cortados, con Hiro nos sobra XD

Mochita-chan: Pues al final, ni felices para siempre ni catástrofe que los separe. He decidido que la cosa sólo fuera una diversión. Tampoco creo que hubiera sido muy coherente que Hiro se volviera a enamorar así, tan de sopetón. Aix, a ver si ahora que tengo un poco más de tiempo te puedo enviar el resto de textos. Besitos¡

Elanor: Sí, sí, sí, ya estuve bien atenta en que no se pareciera en nada a Ayaka. . . excepto en las tetas XDDDDD Bueno, espero que Yukie (Aix, que nombre tan curioso, qué casualidades tiene la vida. . .) te haya seguido cayendo bien.

Rikku-Tomoe: Efectivamente, es mucho más probable que la brillante deducción fuera obra de Suguru que no de Shu-chan. Al menos, así pasó en mi cabecita XD. Ala, guapa, que ya me ha vuelto la inspiración y la he agarrado por los pelos para que no se me vuelva a escapar.

Bien, esto llega a su fin. Qué tal un rw de despedida? Jijiji

Saludos a todos¡