SECRETO
por AndreaV
PARTE 9: NUNCA
Lex jugaba distraídamente con el vaso de escocés que tenía en la mano, la mirada perdida en el horizonte que lentamente pasaba del rojo del atardecer al negro de la noche. Hacía horas que había salido de la casa de los Kent y estaba seguro que Clark debía haber vuelto hace mucho. En CNN habían mostrado imágenes de su intervención en el motín carcelario en Colombia. Todo se había resuelto antes de las cuatro de la tarde (hora de Kansas). Ya eran pasadas las siete y Clark no daba señales de vida. Martha le había prometido a Lex que le diría a su hijo que él estaba en el castillo. Sin embargo, Lex estaba seguro que Jonathan lo había retenido. Posiblemente aún le estaba diciendo lo desgraciada que era su elección amorosa.
Lex se daba cuenta que había sido muy iluso de su parte el dejarse llevar por las fantasías de Clark. Pero cuando le había dicho que debían contarle la verdad a Jonathan y que, si éste no se oponía a la relación, podrían estar juntos, Lex no había podido resistirse. Era un sueño que había acariciado por demasiado tiempo. ¡Qué estúpido! Después de tantos rechazos, ya debería haber aprendido. En realidad, lo había hecho, pero cuando se trataba de Clark su lógica dejaba de funcionar.
Sin embargo, aún tenía una esperanza. Confiaba en Martha y en que ella convenciera a Jonathan (y a Clark) de que no había nada de malo en que al menos siguieran siendo amigos. Ahora que los Kent sabían que él conocía el secreto de Clark, la conclusión lógica era que lo mejor era tener a Lex Luthor de amigo que de enemigo. No es que él fuera a hacer algo para dañar al amor de su vida, pero si era la carta que tenía que jugar para conservarlo a su lado, lo iba a hacer. Al menos dejaría que el padre de Clark pensara en la posibilidad.
Lex bebió de una vez lo que quedaba escocés en su vaso, luego tomó la botella, se tiró en el sillón y se dispuso a emborracharse.
¡Dios! Sentía que la cabeza le iba a estallar. ¿Qué había pasado¿Lo había golpeado un mutante¿Lo había mandado a asesinar su padre nuevamente? No, eso no era posible, su padre estaba muerto. ¡Oh! Ya recordaba, se había tomado más de dos botellas de escocés y ahora tenía una resaca espantosa. Ni siquiera su increíble poder de curación la podían evitar.
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- Buenos días, bello durmiente. Hasta que decidiste despertar –dijo una voz junto a él. Lex saltó de la impresión y finalmente abrió los ojos. Era Clark. Acostado junto a él. En su cama.
- ¿Clark¿Qué haces aquí¿Qué hago yo aquí?
- Anoche te encontré dormido en la biblioteca, completamente borracho, así que te traje hasta tu habitación. No me atreví a dejarte solo.
Lex trató de incorporarse en la cama, pero sintió que todo le daba vueltas y volvió a recostarse.
- Pensé que no ibas a venir –dijo- Te esperé hasta tarde.
- Lo siento, cuando volvía de Colombia vi unos delfines que necesitaban mi ayuda. Y luego pasé varias horas conversando con mis padres.
- Sí, me imaginaba que algo así había pasado... menos los delfines, claro.
- Lamento haber tardado tanto, pero quería tener una conversación detallada con mi padre. Necesitaba ser totalmente honesto con él.
- Bueno, y ¿cuál es la sentencia? –preguntó Lex tratando de ser irónico.
Clark no respondió, sólo lo miró con dulzura, una sonrisa tratando de formarse en sus labios.
- ¿Bien? –insistió Lex
- ¿Cómo sabes que hay una sentencia? –replicó Clark en tono enigmático
- Clark, estamos hablando de tu padre. Siempre hay una sentencia cuando se trata de mí –añadió Lex, con los ojos cerrados porque la habitación le parecía demasiado brillante.
- Por supuesto. Lex Luthor siempre espera lo "mejor" de la gente –respondió Clark, burlándose un poco
Lex abrió los ojos y se incorporó, pese a que nuevamente sintió que el mundo daba vueltas aceleradamente a su alrededor.
- ¿Quieres decir que tu padre no amenazó con matarme? –preguntó con incredulidad
- Aunque te parezca increíble, no. No lo hizo –dijo Clark
- Clark...
- ¿Si?
- ¿Qué diablos dijo! –gritó Lex- Ya tengo un dolor de cabeza lo bastante fuerte como para que tú vengas y más encima juegues a las adivinanzas conmigo
- No es mi culpa que te hayas emborrachado –protestó Clark juguetonamente
- ¡CLARK KENT! –exclamó Lex, a segundos de perder totalmente la paciencia
- Esta bien, está bien... contigo no se puede guardar un poco de misterio –Clark se acomodó frente a Lex y sin despegar la mirada, le respondió con una sonrisa:- Mi padre dijo que no se oponía a que fueras mi novio, siempre y cuando me trataras bien, no me engañaras y no me compraras regalos muy caros.
Lex no dijo nada. Se quedó mirándolo como si no hubiera comprendido una palabra de lo que acababa de escuchar. Después de más de un minuto lo único que atinó a murmurar fue:
- ¿Qué?
Clark soltó una carcajada. Tomó el rostro de Lex entre sus manos y lo besó con dulzura. Luego, sin soltarlo, añadió:
- Me alegra que aún existan cosas que pueden sorprenderte. No te imaginas lo tierno que te ves cuando te desconciertas.
- Clark, por favor, no juegues conmigo –suplicó Lex- Dime que no es una broma...
- No es una broma
- Tu padre aceptó que seamos novios
- Así es, mi padre aceptó que seamos novios. Aunque mi madre no está totalmente convencida...
- ¿QUÉ?
- ¡Caíste! –rió Clark – Por supuesto que mamá está de acuerdo. Ella siempre ha tenido una debilidad por ti.
- ¡Oh, Clark! Eso fue cruel –se quejó Lex y, sin poder contenerse, abrazó a su novio y rompió a llorar.
Varias horas después, Lex y Clark yacían perezosamente sobre la cama, con el sol de la tarde bañando sus cuerpos desnudos. Satisfechos. Felices.
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- Es increíble lo rápido que el sexo puede quitar una resaca –dijo Lex sin poder borrar la sonrisa de su rostro
- ¿Rápido? Pensé que lo habíamos hecho todas esas veces porque no podías aliviar el dolor de cabeza –bromeó Clark
- ¿Yo dije eso?
- Mmmm... no lo sé. Tal vez lo imaginé. O tal vez estaba distraído besándote y tocándote.
- Es probable. A decir verdad, no recuerdo cuando se fue mi dolor de cabeza. Yo también estaba... distraído... en otras cosas.
Ambos rieron con ganas. Lex atrajo a Clark hacia su cuerpo hasta que quedaron frente a frente, muy juntos.
- Clark Jerome Kent¿quieres ser mi novio? –le preguntó con seriedad
- Pensé que ya lo era
- Nunca te lo pedí formalmente.
- ¡Oh! Sí, si quiero. Y tú, Alexander Jos...
- ¡Acepto!
- ¡LEX! No me dejaste terminar.
- Preferí aceptar antes que te arrepintieras –respondió Lex con los ojos vidriosos, trasluciendo más emoción de la que deseaba. Aún sorprendido de que esto estuviera pasando realmente.
- Nunca podría arrepentirme de estar contigo. No después de todo lo que hemos pasado.
- ¿Nunca?
- Nunca
FIN