N/A: Bueno, este fic es uno de mis regalones. Espero que este les guste… a mi me gustó mucho: fue uno de esos fics que me despertó a las dos de la madrugada y tuve que escribirlo o si no, no volvía a pegar ojo… bueno, cualquier crítica, opinión, ensalzamiento o amenaza de muerte ya saben donde clickear. Y sí, es cierto, sigo con mi súper mudanza de fics. Las respuestas a sus reviews están en mi profile.
Los derechos de autor están reservados. No soy dueña de nada ¿tengo cara de ser dueña de Inuyasha¿No? Eso pensé.
¡ESO ES MÍO!
Inuyasha se trepó arriba del pozo absolutamente decidido a arrastrar a Kagome hacia el periodo Sengoku lo antes posible. Su paciencia tenía un límite y ese límite duraba 3 días en cuanto a esperar a Kagome se refería. Que pena si la joven miko le había pedido y rogado por 5 días: ella se regresaba con él ese mismo día sin importar nada.
Se detuvo en cuanto puso pie fuera del santuario del pozo. Su nariz se movía nerviosamente. Olfateó el aire un par de veces y ojeó hacia el Árbol Sagrado sospechosamente… hacía SU árbol.
Algo estaba fuera de lugar.
Y nuestro querido y abrazable hanyou no estaba feliz al respecto.
Inuyasha echó un vistazo hacia el cuarto de Kagome y luego de regreso hacia su árbol. Al cabo de unos minutos, decidió ir hacia el último para ver qué andaba mal. En todo caso, lo que estaba a punto de hacer era una trivialidad, y definitivamente Kagome no iba a ir a ningún lado en el ínter tanto.
Se paró frente a su árbol y lo olfateó de nuevo, esta vez más profundamente. Este árbol era más viejo que el estaba en el periodo Sengoku, pero no por eso dejaba de ser SU árbol, SUYO propio, SU precioso árbol. ¡Algo en él estaba mal! Estaba poniéndose nervioso.
De repente… lo vio.
En un abrir y cerrar de ojos, estaba en el suelo, a cuatro patas con su nariz pegada en una marca de garras en la base del árbol ¡Esa Marca NO era Suya¡Esa Marca Pertenecía a OTRO perro! Inuyasha gruñó muy disgustado: siendo territorial como él solo, siempre tenía la precaución de marcar su árbol, tanto el que estaba en este tiempo, como el que estaba de regreso en su bosque. Esto se veía casi como un desafío, un desafío a su autoridad de macho-alfa. Gruñó de nuevo, enseñando los dientes esta vez… y su gruñido fue contestado con otro gruñido.
Inuyasha levantó la cabeza de la marca y miró hacia s derecha. Allí, un grande corpulento pastor alemán lo miraba con curiosidad, pero también con recelo. Siempre a 4 patas, el hanyou lo encaró, casi tocando su nariz con la del perro.
"¿Quién eres tú?"
"¡Grrrrr!"
"¿El perro de la casa¡HA¿Y Desde Cuando Se Puede Saber?"
"¡Grrrrr, Grrrrr, Grrrrr!"
"¿Desde hace tres días?… ¡Feh! Por si acaso: marcaste MI árbol como tuyo, pero el árbol ES MÍO ¿Entendiste?"
"¡Grrrrr!"
"El árbol ES MIO. NO es tuyo ¡Y YO LO DIGO!"
"¿Grrrrr, GRRR, Grrrrrrrr?"
"¿Como que quien soy¿No puedes olerlo¡Soy Lord Inuyasha!"
"Hmpf, mmmh. Woof."
":shock: ¿Me Estás Desafiando?"
"¿Mm? Hmpf, woof, woof. ¡Grrrrr!"
":impaciencia: ¡No Tientes Tu Suerte, Amiguito::desdeño: Ahora, si no te importa, hazte a un lado y sal de mi camino."
Inuyasha le dio la espalda al perro y procedió a marcar el árbol con sus garras en el mismo lugar donde estaba la marca del otro perro, pero poniendo especial énfasis en esta ocasión. Un gruñido amenazador llamó su atención por unos segundos, el perro saltó a la izquierda del hanyou. Inuyasha lo ignoró y luego de un minuto de silencio, el perro intentó empujar al hanyou con su cabeza, pero en vista que no logró nada, reanudó sus gruñidos y chasquidos de nuevo. Inuyasha volvió a encararlo enojado.
"¡Te Digo Que Este NO ES Tu Maldito Árbol¡Pasé 50 AÑOS de mi muerte en este árbol! ¡POR ESO ES MÍO!"
"¿Grrrrr? Woof, woof. Hmpf."
":desafiante:: No me voy a ningún lado hasta que…"
"¡GRRRR!"
"¡GRRR! Si Quieres Pelear::gruñido: ¡Pelearemos!"
x-x-x-x-x-x
Kagome se desperezó un poco y decidió que ya era tiempo de ir a la cocina por algo. Una vez allí miró la hora y suspiró algo decepcionada: conociendo la poca paciencia que Inuyasha tenía en cuanto a esperarla se refería… Kagome sentía que estaba algo retrasado. Era muy extraño que se estuviera tomando tanto tiempo en ir por ella y así arrastrarla hacia el pasado. Era tan usual que eso sucediera que en cierta forma, la joven miko se había acostumbrado y estaba inquieta por la inusual tardanza. Suspiró de nuevo y se dispuso a tomar un vaso de jugo de frutas.
Mientras bebía, un extraño sonido llegó a sus oídos. Era una mezcla entre ladridos, gruñidos y gemidos casi humanos, casi perrunos. Lo primero que se le vino a la cabeza fue que quizás el nuevo perro de Sota estaba persiguiendo de nuevo al obeso gato de la casa, Buyo… o quizás al cartero. Miró como quien no quiere la cosa a través de la ventana hacia el jardín, sin dejar de beber. Un borrón rojo, blanco, negro y café pasó rodando justo en ese momento, y siguió rodando por todo su campo visual. Kagome se atragantó y escupió lo que estaba bebiendo en ese momento: miró la escenita casi sin poder creer lo que veía.
¡Inuyasha estaba peleándose con el perro nuevo de Sota!… Bueno, cualquiera diría que estaban jugando como lo harían dos perros, pero aún así… Kagome agarró la escoba más cercana y salió corriendo hacia la pelea.
El hanyou y el perro aterrizaron uno frente al otro en 4 patas (esto quizás es natural en el perro, pero en el hanyou se veía extraño). Se miraron fijamente hacia los ojos, gruñendo y rugiendo, mostrándose los dientes. Ninguno de los tenía heridas, pero polvo, tierra, hojas y plantas los cubrían por completo.
"¡INUYASHA¡DETENTE AHORA MISMO!" Gritó Kagome de repente, blandiendo la escoba por sobre su cabeza cual valkiria wagneriana. Inuyasha la miró inocentemente.
"¿Qué¿Quién Es Ese?" Preguntó mientras apuntaba al perro.
"¡Ay No! Mira Lo Que Hiciste¡Pudiste Haberlo Matado, Grandísimo Abusivo!" Lo regañó Kagome, todavía sosteniendo la escoba en posición defensiva. Inuyasha miró hacia el perro: estaba jugando al muertito. La joven miko soltó la escoba. "¡OWW, Pobre Pequeño::mira hacia Inuyasha: ¡OSUWARI!"
THUD
"¡HEY! ¡YoNoLoLastiméEstáFinguiendo!"
":desdeño: ¡Si, claro, como no!" Gruño Kagome arrodillándose junto al perro, cambiando de inmediato su estado de ánimo. "¡OH, pobrecito mío¿Te lastimó ese tonto abusivo?"
El perro la miró con cara de 'Pobrecito Yo', y gimió para conseguir un mejor efecto. Kagome acarició su cabeza.
"No te preocupes, él no lo hará de nuevo." Le aseguró con la voz más dulce, tono que cambió en cuanto miró al hanyou. ":enojo: ¿Cierto, Inuyasha?" Preguntó muy enojada, mientras acariciaba las orejas del perro.
"¡Está Fingiendo!" Gruño Inuyasha, siempre desde el suelo. "¡NO lo lastimé!"
"¿Cómo puedes decir eso? Míralo: Apenas si se puede poner de pie. Inuyasha ¿Qué estabas pensando al pelearte con él¡ES MUCHO Más Pequeño Que Tu Por Amor Al Cielo!" Volvió a regañarlo Kagome, pero no se detuvo allí. "¡Y te Estabas Peleando Con él¡Debería Darte Vergüenza!"
Siempre con cara de borrego, el perro eligió ese momento para lamerle la mejilla a Kagome, gimiendo lastimeramente. Kagome le sonrió y volvió a acariciarle la cabeza en recompensa. Inuyasha, siendo en parte perro, interpretó el lamido como un beso, una falta de respeto hacia Kagome y como una clara señal de desafío a su autoridad. Como podrán imaginar, esto puso a Inuyasha como basilisco… y no ayudó en nada el que el perro le mirara con una despectiva y burlona sonrisa perruna cuando Kagome miró hacia otro lado. Inuyasha se puso de pie y se acercó muy enojado hacia Kagome.
"¿Qué Acaso No Ves Que Está Haciendo Eso A Propósito?" Dijo casi rojo de furia, apuntando al burlón e irrespetuoso perro.
Gran error. El perro abrió sus fauces y mordió la mano de Inuyasha, casi tragándola, y la masticó un poco, todo en un segundo.
La reacción de Kagome fue golpear al perro con fuerza en la nariz.
Esa reacción fue otro error, dado que el perro, debido al golpe de Kagome, gimió y mordió aún más fuerte a Inuyasha, enterrando sus dientes en la piel del hanyou, y con la obvia sanguinolenta consecuencia.
La reacción del pobre Inuyasha ante todo esto fue gemir involuntariamente, y saltar hacia atrás cuando sintió su mano libre. Allí se sentó en el suelo, cruzado de piernas, abrazando su mano y lamiendo la sangre.
"¡PERRO MALO, PERRO MALO! Eso estuvo muy mal ¿Lo sabías?" Regañó Kagome al perro, el cual gimió. "¡No me vengas con gemidos¡Ya sé que el tipo es insoportable, pero no se merece que lo mordieras así!"
Kagome se puso de pie y se arrodilló junto a Inuyasha, quien lamía sus heridas sin tomar en cuenta nada más. Kagome intentó chequear la mano del hanyou para ver que tan profunda era la mordida. El perro apareció segundos después y se sentó junto a ella como si nada.
"¡OH, pobrecito! No hagas eso o se te va a infectar." Dijo Kagome con una dulce voz, mientras intentaba ver la mano del hanyou. "Inuyasha, no hagas eso… déjame ver¡Por Kami¡Compórtate como hombre! Te estás portando igual que Shippo."
"¡HEY¡ESO DUELE!"
"Quédate quieto y no te dolerá. Vamos, déjame ver…"
"Woof."
Inuyasha le dio una mirada a Kagome, luego al perro y luego a su mano. La herida se iría en cosa de horas, pero… esta idea, esta respuesta mejor dicho, comenzó a hacerse sentir en su cabeza… quizás era su turno de poner cara de 'Ay, Pobrecito Yo'
"Bien." Dijo con timidez. "Puedes ver…"
Kagome mordió su labio cuando vio esta adorable expresión de niño lastimado en la cara de Inuyasha. Se sintió tan angustiada que incluso tuvo que reprimir una fuerte necesidad de abrazarlo y consolarlo. Se sacudió ese sentimiento de la cabeza y dirigió toda su atención hacia la herida de Inuyasha.
"Esta mordida está muy fea… mejor vamos adentro para lavarla. Además, el botiquín está adentro: esto necesitará algunos vendajes."
"Feh…"
Pese a su momentáneo regreso a la normalidad, Inuyasha se dejó guiar por Kagome. El perro los siguió curioso, murmurando cosas que sólo Inuyasha entendía, pero que ignoró.
"¡NO¡Tú NO Puedes Entrar A La Casa! Afuera." gruñó Kagome ante la tentativa del perro por entrar. Inuyasha, una vez dentro de la casa, miró por última vez al perro y le sacó la lengua con desdeño.
El hanyou siguió a Kagome al baño y la dejó curarle la herida, incluso cuando ardía y le dolía bastante. Curiosamente, se puso muy tranquilo, como disfrutando de los cuidados dispensados por Kagome, quien se puso a hablar hasta por los codos. Inuyasha la dejó hablar sin chistar en absoluto, gimiendo de cuando en cuando para ver qué efectos tenían esos gemidos.
Hay que decir que estaba impresionado con estos. La reacción de Kagome ante su cara de 'Ay, Pobrecito Yo' eran impresionantes: la chica se veía como a punto de saltar encima suyo para abrazarlo… sin importar lo que él mismo pudiera decir luego, eso no parecía una mala idea. Sonrió para sí mismo: eso le abría un mundo de posibilidades. Sólo necesitaba probar una cosa más… un beso en la mejilla (¡Ni de chiste la iba a lamer igual que el perro!)
"… que bueno que encontré estos vendajes. Probablemente mi mama los compró, ya que estamos encarando muchos peligros en el Sengoku. ¿Sabes? En mi colegio…"
Inuyasha reunió todo su valor, echó a un lado el orgullo y se inclinó un poco hacia Kagome, apuntando hacia su mejilla. Kagome siguió hablando, muy concentrada en curar la mano de Inuyasha como para saber que mismo estaba haciendo.
"… Entonces le dije a mi sensei que…"
Sólo un poquito más… y Kagome aún no se daba cuenta de nada…
"… pero no creo que me haya creído eso…
… Un poco más… prepare sus labios…
"… Lo lamento mucho, Inuyasha por esto, en serio: Rock, el perro, es muy tranquilo (tiene todas sus vacunas al día) y no sé por qué hizo lo que hizo… Oye ¿por qué estás tan callado de repen…?"
¡GASP!
"¡HMPF!"
"¡MMH!"
Mal momento para levantar la cabeza y mirar al hanyou… o bueno, desde otro punto de vista. En vez del beso en la mejilla al cual Inuyasha aspiraba, accidentalmente la besó en los labios cuando la joven miko levantó la cabeza para mirarlo. Ambos se enrojecieron hasta las orejas, y se miraron hacia los ojos por lo que pareció una eternidad, sin saber qué pensar o como reaccionar, apenas respirando. Se separaron y miraron hacia otro lado. Kagome terminó de vendar a Inuyasha, roja como tomate, muy calladita y con su corazón a mil por hora. Inuyasha por su parte, tan rojo como Kagome, descubrió cuan interesante era la pared del baño.
"Terminé."
"Gracias."
"De nada."
"…"
"…"
"Este… me voy a casa. Te veo… en dos días más."
"Bien. Cuídate."
Inuyasha salió de la casa corriendo, cruzó el patio y llegó hasta el santuario del pozo. Allí se detuvo a respirar y subió los escalones como un zombi, tocándose los labios sin poder creer lo que había hecho. El perro, que estaba echado muy cómodo en la entrada del santuario, resopló cuando Inuyasha llegó hasta la puerta.
"¡Grrrrr::gemido: Grrrrr, wuf, wuf. Woof ¿woof, Hmpf?" Dijo mirándolo a los ojos.
"No, no, no. ¡Ella es MÍA! ¿Entiendes?" Dijo mientras abría la puerta del santuario. "Y sí, volveré, como siempre, así que vete acostumbrando."
"¡Hmpf! Wuuf, wuuf. ¿Woof?" Le respondió y preguntó el perro de Nuevo, mientras dejaba descansar su cabeza entre sus patas.
"¡NO! Y sí: Si la cuido, siempre la cuido… me moriría si algo le pasa… :sonrisa traviesa:: Y otra vez sí :sonrojado:: Fue un buen beso."
"Hmpf. :ladrido:"
"Como sea. Eso no va a evitar que regrese para llevarla de vuelta a casa."
Inuyasha entró en el santuario sin hacer ningún otro comentario. Saltó al pozo y en cuanto regresó a su época, se dirigió a su árbol, escaló a su rama favorita y se acomodó. Pronto estaba soñando en el beso que le había dado a Kagome.
En cuanto a Kagome… regresó a su cuarto y se sentó en su cama, rozando sus labios, intentando poner algún orden a sus pensamientos…
"¡Ay Kami-Sama¿Por Qué Hace Estas Cosas?" Se quejó al aire.
Como ven, la vida le tiene reservadas muchas sorpresas a Kagome.
Fin.
Por
Misao-CG
PS: Disculpen si los personajes están fuera de personaje… pero esto es un fic, así que no debería haber problema.
Ahora si son tan amables, denle un clic al botón de 'submit review' y díganme que tal les pareció esto.
Hagan una Buena Obra hacienda a Misao-CG una chica feliz…