CAPITULO 15: ¡LIBERTAD!

Todo esto ha sido culpa de Camus, Milekha- dijo Igor- ¿y sabes quién es el siguiente? Tu padre...-

¡No!- dijo ella, recordando su sueño.

Camus no dijo nada. Tampoco se movió de su sitio. El rey Rustam accionó su pistola automática cuatro o cinco veces contra el caballero. Milekha gritó y se cubrió los ojos. Pero no le sucedió nada. Camus detuvo las balas en la palma de su mano y luego las dejó caer al suelo.

¿Qué sucedió?- preguntó el rey.

Tonto- dijo Camus sin cambiar la expresión furiosa de su rostro- creí que Igor ya te había advertido que no puedes vencer a un caballero con balas...-

Si podemos- dijo el rey Rustam, sonriendo y señalando a Irina- ya lo hicimos una vez, cuando esta chica anuló los movimientos del caballero...-

Irina, anula sus movimientos para que su alteza el rey de Ucrania pueda deshacerse de él...- ordenó Igor.

¡No lo hagas, Irina!- exclamó Milekha, forcejeando para soltarse del anciano- si lo haces, después matará a papá y a Alexéi...-

Hazlo ahora, Irina- la urgió Igor, alzando la voz más que Milekha- ¡es una orden!-

Irina pasó su vista de Igor a Milekha, luego a su padre y a su hermano menor, y luego a su esposo Vladimir, quien sacudió la cabeza.

No lo haré- dijo Irina, cruzando los brazos.

¿Qué dices?- gruñó Igor.

Que no lo haré, Igor- dijo Irina- no permitiré que le hagas daño a mi padre o a alguno de mis hermanos...-

Vladimir, ¿vas a permitir que tu esposa...?- comenzó Igor, volviéndose a su nieto. El hermano menor de Boris tomó la mano de su esposa.

Así es, abuelo- dijo Vladimir sin soltar a Irina- mi esposa está haciendo lo correcto...-

Pues vas a ver lo que les hago a ambos por traidores- dijo el rey Rustam, apuntando con su pistola ahora a Irina y Vladimir. Pero el rey de Ucrania no pudo accionar el gatillo, gracias al poder de Irina.

Maldición- exclamó Igor. Antes de que pudieran evitarlo, Igor sacó su propia pistola y apuntó al zar- ahora sí, los mataré a todos ustedes, y diré que fue el caballero quien...-

Ni siquiera pudo terminar su frase, porque Camus lo detuvo y lo separó de Milekha con un fuerte golpe en la cabeza.

Ahora sí te daré tu merecido, Igor- dijo Camus, tomando al anciano por el cuello y encendiendo su cosmo- a menos de que me des una buena razón para no dejarte congelado para siempre en un cubo de hielo...-

Igor miró la escena. Irina tenía los ojos cerrados, concentrada en bloquear los movimientos del rey de Ucrania. Vladimir la tomaba de la mano, con el entrecejo fruncido, sin intención alguna de acudir en ayuda de su abuelo. El zar Aleksandro y el zarevich Alexéi mantenían los brazos cruzados, visiblemente molestos. Milekha estaba de pie junto a Camus, a escasos centímetros de su hermana Irina. Igor desfiguró su rostro en una sonrisa.

Boris y Fredrick aún están libres, y tienen con ellos al príncipe Iván y a los tres amigos de Milekha...- dijo Igor- si no me dejas ir, los destruirán...-

Eso es lo que tú crees, Igor- dijo Iván, entrando a la habitación. Junto a él entraron Timofei, Zoia, Viktoria, las otras dos hermanas de Milekha y sus esposos y la zarina. Iván iba arrastrando a Fredrick, mientras que Timofei arrastraba a Boris. Los dos vencidos venían muy golpeados.

Tus planes fueron frustrados otra vez, Igor, como puedes ver- dijo Camus aún sin cambiar su expresión- acepta tranquilamente tu castigo...-

¡Por supuesto que no!- bramó Igor.

En un intento desesperado por librarse, Igor empujó a Milekha hacia Irina, haciendo que chocara una contra la otra. La hija mayor del zar rompiera su concentración y el rey Rustam se vio libre de su poder.

Ahora sí- dijo el rey, sin perder el tiempo, apuntando su pistola a la hija menor del zar- la primera en morir esta noche será la princesa Milekha...- y accionó el arma.

¡No!- gritaron el zar Aleksandro y Alexéi al mismo tiempo. El chico dio un paso adelante, sabiendo de antemano que sería muy tarde.

¡POLVO DE DIAMANTE!-

La bala del rey nunca llegó a su destino. La bala, junto con el cuerpo del rey Rustam, quedó atrapada dentro de un grueso bloque de hielo a escasos centímetros de su origen. El ataque helado también alcanzó a Igor, cuyos pies quedaron atrapados por el hielo. Todos pasaron su vista de Rustam a Camus.

Y ahora es tu turno- dijo Camus, volviéndose a Igor- pagarás lo que le hiciste a Milekha y a mi hermana...-

¡No lo hagas!- lloriqueó Igor, al verse perdido- no quise lastimar a nadie...-

Sí, claro- dijo Milekha con sarcasmo, cruzando los brazos- y yo soy la reina de Inglaterra...-

¡Pero no quiero morir!- exclamó Igor.

No morirás, Igor- intervino el zar Aleksandro- la muerte sería demasiado poco para ti...-

Pero...pero...- dijo Igor.

Fredrick Shalikov, Boris Balcov y tú irán a prisión de por vida, por la alta traición que cometieron- continuó el zar- y, si se recupera, el rey Rustam les hará compañía muy pronto...-

Pero...pero...- siguió balbuceando Igor. El zar lo ignoró.

¡Guardias!- exclamo el zar. Varios guardias entraron- suspendan las maniobras de defensa y dejen que los demás caballeros entren al palacio. Y llévense a estos tres traidores de aquí...-

Los guardias se inclinaron y obedecieron de inmediato. Milekha aprovechó para meterle el pie a Igor y hacerlo tropezar. Algo le dijo a Camus que la princesa había esperado mucho tiempo para eso... tal vez fue su sonrisa de satisfacción. Camus, por su parte, sentía verdaderas ganas de golpearlo, pero se contuvo. Ya había recibido su merecido. O mejor dicho, ya lo recibiría: pasaría el resto de sus días en prisión.

Una vez que Igor, Fredrick y Boris fueron retirados del salón, Irina y Vladimir se acercaron al resto de los presentes.

Padre, yo...- comenzó Irina tímidamente.

No es conmigo con quien debes disculparte, hija- la interrumpió el zar- sino con tu hermana menor, porque ella fue quien recibió todo el daño...-

Perdóname, Milekha- dijo Irina, volviéndose hacia su hermana menor, y abrazándola- no debí hacer lo que hice...-

Y a mí también- dijo Vladimir, inclinándose levemente frente a Milekha- no quise hacer daño... no tenía idea de lo que mi abuelo estaba planeando hacer-

No hay problema, hermanos- dijo Milekha con una sonrisa, correspondiendo al abrazo de su hermana mayor.

Falta un par de asuntos importantes que atender en este momento- dijo el zar Aleksandro- Iván, ya que eres mayor de edad, supongo que tú serás el nuevo rey de Ucrania. Por ello te sugiero que vuelvas cuanto antes a tu país, pues solo me queda una hija, pero ella no desea casarse contigo...-

Lo sé, señor- sonrió Iván, inclinándose levemente ante el zar. Luego se acercó a Milekha y la abrazó- gracias por todo, Milekha. Espero que seas muy feliz con quien elijas. Te prometo que siempre serás mi amiga-

Y tú siempre serás mi amigo, Iván- dijo Milekha, sonriendo- espero que seas un buen rey, y que encuentres a una reina a la que ames en verdad-

Gracias- sonrió Iván, y soltó rápidamente a Milekha, pues sintió que bajaba un poco la temperatura, y sabía muy bien que significaba eso. En ese momento llegaron a esa habitación Shion y los otros caballeros dorados: Saga, Máscara Mortal, Aioria y Milo.

El otro asunto que tenía que atender- continuó el zar- es que tengo que disculparme con los caballeros de Atena por haberlos juzgado por lo que Igor me dijo de ellos, y por todas las ofensas cometidas en mi nombre, y agradecerles por las atenciones que tuvieron con mi hija-

No hay nada que disculpar, señor- dijo Shion, inclinándose levemente- fue un placer haber ayudado-

¿Ah, no?- dijo Máscara Mortal en tono enfadado. Milo y Aioria no pudieron evitar sonreír al escuchar ese reclamo, que fue ignorado por el resto de los presentes.

Y por último- dijo el zar, volviéndose a Milekha- si no quieres casarte, ¿entonces qué es lo que quieres, hija?-

¡Libertad!- exclamó Milekha, como si hubiera estado esperando para pronunciar esa palabra desde el momento en que Igor había anunciado su boda con el príncipe Iván. El zar sonrió.

Está bien- dijo el zar- de hoy en delante, podrás elegir con quien casarte, adonde ir y que hacer...-

Milekha sonrió y abrazó a su padre.

¡Gracias, papá!- dijo Milekha.

¿Y qué planeas hacer con tu nuevo permiso, Mile?- preguntó Danushka.

Ahora que lo mencionas...- dijo Milekha con una mirada muy sospechosa.

Algo me dice que no me va a agradar la respuesta...- dijo la zarina. Aleksandro abrazó a su esposa.

Bueno, dinos que tienes en mente, hija- dijo el zar. Milekha sonrió antes de responder.

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Antes de volver al Santuario de Atena, Camus buscó a Milekha. Estaba de pie en la entrada de su habitación.

¡Hola, Camus!- exclamó ella al verlo.

¿Cómo estás?- preguntó el caballero

Bien, gracias a ustedes- respondió ella- oye, quiero agradecerte...por todo lo que hiciste por mí-

No tienes que agradecer- dijo Camus sin mirarla a los ojos, como si hubiera estado ensayando esa frase desde hacía tiempo- solo cumplía con mi deber...-

Tu deber- repitió Milekha, forzando una sonrisa. Detestaba esa palabra.

Bueno, me alegra que por fin consiguieras la libertad que tanto querías- dijo Camus- de verdad-

Te lo agradezco...- dijo Milekha.

Bien- dijo él, desviando la mirada- será mejor que me vaya... el jet está esperando...-

Claro- dijo Milekha.

Camus se dirigió a la puerta, y ella lo detuvo.

Espera- dijo ella- ¿puedo ir contigo?-

¿Qué dices?- dijo Camus, sorprendido.

Es que...- dijo Milekha- dejé a Angora en el Santuario...no puedo dejarla sola...-

Camus no pudo evitar sonreír, y esa sonrisa le pareció a la princesa la más dulce que haya visto.

Claro que puedes ir...por Angora- dijo Camus- pero creo que deberías avisarle a tu padre, sobre todo si crees tardar mucho tiempo...-

Milekha sonrió también y lo abrazó por la cintura.

Gracias, Camus- dijo ella.

Camus sintió sus mejillas calientes y rápidamente se separó.

Lo siento, Milekha- dijo Camus- no puedo hacer esto...-

Milekha se sintió un tanto herida por la actitud de Camus, y con un último "nos vemos luego" se dirigió hacia la salida de la habitación. Su inflexible corazón frío dejó de serlo por unos instantes.

"Al diablo el deber", pensó Camus.

¡Espera, Milekha!- exclamó el caballero de Acuario.

La princesa se detuvo y se volvió, sorprendida de haber sido llamada de esa manera y de ver a Camus acercándose. El caballero se inclinó un poco hacia ella. Milekha ya se imaginaba lo que ocurría, pero no se atrevió a moverse. Lentamente sintió como los labios del caballero hicieron contacto con los suyos. Sintió un cálido beso lleno de una extraña mezcla de ternura y pasión que nunca había sentido antes.

Cuando se separaron, ambos se miraron sonrojados.

No puedo creerlo- dijo Milekha.

¿Creer que?- preguntó Camus, confundido.

Tu beso... estaba lleno de calidez...- dijo ella.

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Dos meses después...

Me alegra que ya estés completamente recuperado- dijo Aldebarán palmeando la espalda de Mu con su especial fuerza.

Gracias, Alde- dijo Mu, apretando los dientes de dolor.

Había salido del hospital pocos días después del incidente, y se sentía aliviado de ello, pues odiaba la comida que servían ahí, las pocas horas de visita y sobre todo los regaños que Clara le dirigía por haberse fugado.

¿Y bien? ¿no nos van a contar?- dijo Marín, cruzando los brazos.

Claro que sí- dijo Lily con una sonrisa. Ella, las amazonas y Selene se sentaron en los escalones en la entrada de la casa de Aries.

Bueno, cuenta ya- dijo Melody, agitando las manos impaciente.

¿Recuerdan cuando volvimos de Rusia?- dijo Lily, y su audiencia asintió- Milekha volvió con Camus, y aunque a Saori no le agradó la idea al principio, tuvo que aceptar...-

¿Aceptar qué?- preguntó Selene.

Milekha se quedará con nosotras por un tiempo- dijo Lily- según creo, comenzará a entrenar como amazona...-

¿Qué dices?- exclamó Marín- ¡una de las princesas de Rusia, entrenando como amazona!-

Así es- dijo Lily- su familia vendrá a visitarla los fines de semana, menos Alexéi, porque tiene mucho que estudiar, ya saben, él será el próximo zar...-

¿Porqué no?- preguntó Selene- ¿qué no puede venir siquiera un fin de semana?-

No, porque sus salidas son muy limitadas- dijo Lily- y ya tiene a alguien más a quien visitar... de hecho, en París, Francia...-

¿Acaso hablas de Helene?- preguntó Melody, abriendo los ojos como platos. Lily asintió.

Vaya- dijo Marín- ¿y que opina Camus al respecto?-

Pues... al principio sintió verdaderas ganas de congelar al zarevich en un cubo de nieve, como hizo con el rey Rustam- explicó Lily- pero al final Milekha convenció que dejara en paz a su hermano...-

¿Dé que hablan, chicas?- preguntó Milekha, llegando a donde se encontraban.

Eh, de nada- dijo Melody rápidamente. Milekha les echó una mirada sospechosa, pero luego sonrió.

Chicas, se me acaba de ocurrir una gran idea- dijo Milekha- ¿quién quiere ir al centro comercial?-

¡Yo!- gritaron las cuatro al unísono, ya que a Selene se le había acabado el disgusto por los centros comerciales. Las cinco se levantaron y fueron a buscar a los chicos.

Ah, no- dijo Milo, después de escuchar la proposición de las chicas- ya fuimos hace dos días...-

Lo que no sabes, Milo- dijo Milekha- es que Saori dará una fiesta el viernes, y cada una de nosotras necesitamos comprar un vestido, ¿no, chicas?-

Todas asintieron.

¿Un vestido?- dijo Aioria- ¿qué no se supone que tú ya tienes muchos?-

Una nunca puede tener demasiados- dijo Milekha- además, todos están en San Petersburgo, y tardarán siglos en traerlos... es más fácil ir al centro comercial...-

Y nosotras no tenemos ninguno- dijo Melody.

¿Por qué no otro día?- dijo Touma, con la esperanza de que alguien las convenciera de lo contrario.

Oh, no- dijo Lily- hay que hacer las cosas con tiempo...-

Pero Mu aún se siente un poco mal- dijo Milo, con la esperanza de tocar una fibra sensible y hacerlas desistir en su idea.

Yo ya me siento bien, Milo, gracias- dijo Mu inocentemente.

¡Camus, di algo!- dijo Milo, desesperado.

Está bien, las acompañaremos- dijo Camus, mirando a Milekha y sonriendo- solo espero que en esa fiesta no me hagan bailar...-

Milo bufó, derrotado, y siguió a las chicas y a sus amigos al centro comercial.

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Si a los caballeros alguna vez les asustó la manera en que Marín hacía sus compras, no era nada comparado con la de Milekha. Milo se compadeció de Camus, pues era quien iba cargando todas las compras de la chica, y agradeció a todos los dioses que Selene fuera más tranquila.

Volvieron al Santuario, todos cargados de las compras de alguna de las chicas.

Prepárense, chicas- dijo Milekha- en dos días es viernes...-

Las chicas sonrieron. Los chicos no sabían si sonreír también o lamentarse por su suerte.

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La noche del viernes hubo una gran fiesta en el recinto principal. ¿La ocasión? No había ocasión, más bien, usaron el cumpleaños de Aioria como pretexto. Algunos de los caballeros, como Máscara Mortal y Afrodita, no asistieron por falta de parejas y prefirieron permanecer en sus casas.

Aioria fue con Marín, Touma con Melody, Milo con Selene, Saga con Clara, Mu con Lily y Camus con Milekha. Aioros había invitado a una chica que a Aioria le parecía conocida, pero no recordaba dónde la había visto. El resto de los caballeros dorados y de bronce bailaban con algunas de las amazonas, y Saori con Kanon, ya que Tetis aún estaba en la corte de Julián Solo. Timofei y Zoia, los dos amigos de Milekha, llegaron de visita y también estaban bailando.

Que fiesta más divertida- dijo Milekha, lanzándole a Camus una mirada significativa.

Si eso significa que tengo que bailar, ni lo pienses- dijo Camus cruzando los brazos.

No seas aguafiestas- dijo Milekha, acercándose a él y tomándolo de las manos- y no seas tan frío...-

Camus iba a volver a decir que no, pero al ver la cara de Milekha cambió de opinión. ¡Esos ojos de perrito a medio morir deberían estar prohibidos por la ley!

Está bien, está bien- dijo Camus, levantándose resignado.

¡Gracias, Camus!- exclamó ella, abrazándolo. Camus sonrió y la besó en los labios.

De nada, princesa...- dijo el caballero de Acuario- ya eres libre, ¿eres feliz?-

¡Claro que sí!- exclamó ella.

Mientras tanto, Milo y Aioria los observaban.

Me alegro de que todo este embrollo se haya solucionado por fin- murmuró Aioria.

¿Crees que luego de esto pase algo nuevo?- preguntó Milo- digo, ahora que hasta Camus tiene una chica...-

Estoy seguro de ello, amigo- dijo Aioria con seguridad.

¿Quién será la siguiente víctima?- preguntó Milo. Aioria se encogió de hombros. No hablaron más del asunto, y siguieron disfrutando de la fiesta.

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FIN

¡Holas! ¡Por fin acabé! No me maten, por favor (ojos de perrito a medio morir) Prometo no ser tan cruel en el próximo fic... (muajajaja... soy cruel, no tengo corazón ni sentimientos, los cambié por una bolsa de chicles... ¡y ya los mastiqué todos! Muajajajajaja...) ejem...

Bueno, espero de corazón que les haya gustado, quiero que sepan que cambié el final como mil veces... pero bueno. Por última vez decir que ese fic está dedicado especialmente a Atalanta de Esparta, espero que se cumplan sus expectativas y sus planes malévolos, y que su "dolor de cabeza" no le esté dando lata.

Por último, añadir que el próximo fic es AiorosxOC y ShuraxOC, está cortito, se los prometo. Lo comenzaré a publicar tal vez mañana o el miércoles.

De nuevo, espero que estén bien, muchos saludos, y se agradecen mucho los reviews!

Abby L. / Nona