Capítulo Nueve: En la Villa Volcánica

Era casi la hora del amanecer, en un frondoso bosque de Serdio. La niebla cubría como un manto al suelo. Hacía un poco de frío. Entre las brumas, una sombra sale, es alguien encapuchado con una túnica azul marino. Se sienta en una roca que se encuentra en el lugar. Mira a lo lejos. Del boscaje, dos seres aparecen, uno más alto que otro. La silueta que estaba descansando, se para al ver a los extraños al acercarse. Ellos aún dudan en acercársele, sin embargo se despejan sus pensamientos, cuando ella les habla:

–Es un placer volver a verte, mi estimado Godric. –Miró al más pequeño –Gusto en conocerte, joven Kon-Slambert. –Se retiró su capucha, era Rowena. –Los otros no tardarán en llegar.

Ellos se descubrieron el rostro. El joven ojidorado traía puesta una capa verde hoja, debajo de ésta, un traje oriental blanco con un pantalón negro, mientras su padre, una túnica roja. El chico se sorprendió por la belleza de la mujer y por el parecido con la raza winglie. Ella le esbozó una pequeña sonrisa, él le devolvió el gesto, algo apenado. De pronto el amuleto comenzó a brillar levemente, al mismo tiempo que a lo lejos un resplandor morado surgía entre las sombras. Godric sacó la varita, sin embargo, Rowena se lo impidió, y fue una suerte, porque los que se acercaban a ellos eran personas muy conocidas…

–Eh, Godric, podrías lastimar a alguien –mencionó una voz masculina.

–Zac, me quitaste las palabras de la boca –ahora era una mujer –bueno, Rowena, aquí esta el encargo. –Señaló en sus hombros y en los de su acompañante unos bultos –Max trae los báculos, amiga mía –se quitaron la capucha, eran Zacharías y Helga. Un chico rubio venía detrás de ellos, con algunas armas en sus manos, las cuales de metal blanco, cada una tomó una totalización diferente, una azul plateado, una marino oscuro y una verde hoja.

Mientras Godric y los demás adultos platicaban, el joven Mizuhara quedó viendo a la semi-winglie se acercaba a él. Le susurró:

–Muchas gracias por el favor, mí estimado Maximiliano. –el chico solo sonrió ante las palabras de la mujer. Un grito de sorpresa los interrumpió en ese momento.

– ¿Qué? no es posible –mencionaba sorprendida Helga, mirando al chico – ¿tu…tu hijo también?

–Tal como lo oyes Helga, Rei fue elegido por Driger. –el chico miró al joven rubio. Se encaminó hacia él.

–He escuchado que tú eres el protegido de Draciel. Mi nombre es Rei. –le extendió la mano, al mismo tiempo que sonreía.

–El mío es Max –le respondió el gesto y el saludo

De pronto a lo lejos unas luces surgieron entre la espesura del bosque, un resplandor rojo, blanco, azul. Los demás silenciaron, y se quedaron quietos, listos para atacar. En cambio, Rowena se dirigió hacia el lugar, hasta que unas siluetas salieron de ahí. Cuatro seres con capuchas de distintos colores. Terminaron su travesía hasta la misma Rowena, en donde se descubrieron el rostro. Los presentes, quedaron sorprendidos por el parentesco que tenía la mujer con los recién llegados, bueno al menos con tres de ellos.

–Rowena ¿son tus hijos? –comentó Helga, a lo que su amiga sólo asintió.

Los muchachos se quedaron estupefactos al ver de nuevo a Max, al mismo tiempo que el pecoso se sorprendió al reconocerlos como aquellos que habían llevado las armas a su madre. Rei se dio cuenta de las miradas de los chicos, por lo cual le preguntó a Max:

– ¿Ya los conocías?

–Sólo a simple vista, pero jamás creí que fueran familiares de Hiwatari. –comentó mientras los observaban que ellos hablaban en lengua winglie con su madre. Caminaron hacia ellos.

–Mis niños, les presento a Max Mizuhara y a Rei Kon-Slambert, sus nuevos compañeros de viaje. Chicos, mis hijos: Kai, Iris y Alan; y una acompañante, Hellena Wood¿cierto? –comentó esa pregunta a la joven pelinegra.

–Eh… mucho gusto –mencionó Kon, al mismo tiempo que los saludaba, por un momento se quedó viendo a los mellizos, anonadado por su inmenso parecido. Paró su vista a la joven bicolor. Ella lo miró extrañado.

– ¿Tengo algo en la cara, Kon, para que me estés observando fijamente?

–Eh… no… sólo veo cuando parecido hay entre ustedes dos…

–Si, como no –musitó Kai, con cierto enfado, se retiró de ahí, al igual que su hermana, quien a lo lejos observaba las facciones del pelinegro.

–Kai¿puedes explicarme por qué te pusiste celoso por la forma en que me miraba el chico? –le comentó en cierta forma entre burla y enfado.

–Celoso, de qué, vamos Iris….

–No es la primera vez, cuando he estado con Yuriy te pones de igual o de peor manera que hace unos momentos.

–Hum… solo son una alucinación tuya

–Si claro, cuando yo vuele por escoba (1), hermano. Además¿qué tiene de malo que me observe?

–Me parece que ya estás haciendo esa pregunta sólo para molestarme. –agregó, porque en el rostro de la chica se mostraba cierta malicia.

–Que comes que adivinas, Kai.

–Chistosa.

Un ruido que venía desde la maleza los interrumpió. Se oía a lo lejos un adulto regañando a otra persona. En ese momento se observaba a lo lejos tres siluetas. Dos de ellas vestían túnicas negras, mientras que el menor, lucía una camisa roja, con un pantalón azul marino, guantes y botines cafés. En efecto, eran Salazar y sus hijos. El saludo a sus viejos amigos, el joven Hitoshi imitó a su padre, pero mantenía una distancia de ellos, aún no confiaba en la semi-winglie. Por su parte, Takao se dirigió a los muchachos.

– ¿Siempre llegas tarde a todos tus asuntos importantes? –comentó el joven bicolor.

–Vamos viejo, no puedo creer que te molestes con cosas insignificantes –le puso la mano para estrechar con la del semi-winglie, pero él sólo se dirigió a otro sitio. –hum… es un tipo odioso¿cómo se llama el amargado?

–Kai Hiwatari –Respondió Rei –Con los chicos con los que está en este momento son sus hermanos, Iris y Alan, la muchacha de blanco es una acompañante. Mi nombre es Rei Kon-Slambert y el de él –señalando al pecoso –Es Max Mizuhara.

–Es un gusto conocerte… eh…. ¿Cuál es tu…?

–Takao Kinomiya. Max, Rei es un placer estar en el mismo equipo.

El trío platicó un poco, porque Rowena los llamó a cada uno, entregándole una espada a cada uno. A Alan y a Iris le dio un báculo, (los de color azul marino y claro, respectivamente). Por último se dirigió a Hellena.

–Este te pertenece, tómalo por haber aceptado acompañar a los elegidos, más tarde te servirá, con la ayuda de los otros dos. –La chica quedó confundida. La mujer se encaminó hacia sus amigos, en eso Salazar se le queda observando a la joven, con demasiada desconfianza, a pesar que es una Dragoon

–Rowena, no confío en la chica, pienso que les atraerá problemas.

–Hum, quizás si amigo mío, pero eso lo decidirá el tiempo.

–A propósito, tú sabías quienes eran los elegidos¿no es cierto?

–Por una parte, aunque no exactamente, en cada familia hubo más de una opción para los entes, por lo cuál había sido difícil para ellos elegir entre los chicos. –se alejó de él.

Ya estaba amaneciendo, esto indicaba el comienzo, pero a la vez la despedida de los padres con sus hijos. Salazar y Hitoshi los conduciría por el Pantano, sin embargo, el no sospechaba que tres personas los seguía, tan sigilosamente, entre los árboles. Debajo de una capa de invisibilidad.

–Oye, casi me pisas…

–Lo siento, pero no me di cuenta…

–Dejen de hablar, nos oirán, y Salazar es por seguro que nos quiera exterminar…

–Sí, pero ahí está Takao…

–Pero no debemos causarle problemas con su padre, sigámoslos con cuidado.

Por fin ya habían pasado el pantano, aunque el paisaje aun se conservaba igual. Si para Kai le era complicado estar con Wood, a veces soportándola cuando había pequeños roces de carácter entre ellos, no era nada al lado con la convivencia con Kinomiya. Hiwatari consideraba a Takao como un inmaduro, desubicado, irresponsable. Ah, pero el primero creía que el semi-winglie era un presumido, arrogante, amargado. Cada rato se les veía discutir, si es que Alan no los detenía con la ayuda de Rei, hubiera pasado a mayores.

–Jamás había visto a Kai de tan mal humor –le susurró Alan a su hermana, mientras el chico bicolor "echaba humo".

–Creerme que me harta esa bola de grasa, al igual que a él.

– ¿bola de grasa? Te refieres a Kinomiya¿cierto?

–Diste en el blanco.

–Pero ambos se tienen que resignar, hermanita. Para su desgracia el chico será nuestro compañero.

Decidieron acampar aquella noche a los límites del mismo pantano. Se volvieron a dividir la guardia. Quien comenzó la ronda, fue Kai, a pesar de que Iris deseaba tomar la primera guardia. Se mantenía expectante ante la noche cálida de aquella zona. A lo lejos, se podía observar la cadena montañosa, entre ellas, la Zona volcánica. De repente sintió el impulso de ir a ese lugar, su medalla brillaba con pequeña intensidad, tintineando en aquel oscuro sitio. Se alejó del campamento, iría solo al volcán. Sin embargo, dos de sus compañeras estaban despiertas.

– ¿A dónde crees que vaya Kai? –inquirió la pelinegra.

–No lo sé, aunque tengo el presentimiento que irá en busca del fénix. Despierta a mi hermano, Hellena y prepara tu báculo, sigámoslo de cerca.

Caminaba en aquel estrecho camino, difícil, puesto de un suelo blando comenzaba a endurecerse y ponerse desigual. No se rendiría tan fácilmente, continuaría hasta la Zona Lava. Entre tanto, su medallón cada vez brillaba con mayor intensidad. Mientras tanto, en el campamento…

–Iré a buscarlo, Alan.

–Pero, Iris… ¿no crees que será demasiado riesgo que vayan solas? Además –miró hacia la montaña de fuego –También es mi hermano…

–Pero necesitan que tú estés con ellos…

–Pero…

–Vamos, Iris… vayan ustedes tres –era Rei, quien se había despertado con los murmullos –entre más tiempo tarden en decidir quien va, menos será la posibilidad de alcanzarlo. Les mencionaré a los otros, y trataremos de hacer todo lo posible por seguirlos.

–Esmeralda se quedará aquí –comentó Hellena –para que pueda ayudarte, Rei.

–Debemos irnos, Kai ya debe estar dentro del volcán.

Se marcharon a toda prisa los tres, mientras el joven neko-jin se quedó en hacer la guardia que le correspondía en ese momento a Alan. Unos ruidos desviaron su atención, provenientes de unos arbustos. Se paró en seco, aguardando el momento en que la criatura (o criaturas) desearan salir de su escondite.

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El calor dentro de la misma cueva era abrasador, incluso para personas que hubieran vivido en los climas más inhóspitos. El joven bicolor sólo se guiaba con la luminiscencia de la joya. Estaba llegando al centro del mismo antro, donde la temperatura aumentaba más. Escogió un camino, que lo llevó a nada más que a un río de lava, donde rocas lisas grandes servían como puente para llegar al otro lado. Tomó ese sendero, hasta que encontró una bifurcación. Decidió tomar el camino de la derecha, que desviaba a otra cueva. Por su parte, la expedición que se había encargado de irlo a buscar al fin ya había llegado a la entrada.

–Este lugar no me gusta. –Comentó Iris. –Incluso el desierto en donde vivimos sería un paraíso comparado con este sitio.

–Tranquilízate, hermana. Ahora¿qué camino debemos tomar?

–Sigamos por este estrecho camino –expresó la bicolor, con su báculo, que se iluminaba al hallar cierto rastro de su gemelo.

– ¿Estás segura?

–Completamente. Confío en la magia de los entes, Alan.

– ¡Ay!

– ¿qué te pasó? –preguntaron al unísono los Hiwatari.

–No… no se preocupen por mí… sólo fue un dolor repentino de cabeza… bien sigamos.

Por su lado, el joven bicolor se halló ante una nueva cámara, pero al mismo tiempo a un callejón sin salida. Estaba a punto de regresarse, cuando unos ruidos extraños provenían de atrás de él. Viró hacia el origen del sonido, sin embargo no encontró nada. Le llamó una formación rara de piedra caliza, tenía cierta forma de algo… pero no recordaba que era…

– ¡Kai! –gritó desde la entrada su melliza.

–Iris, Alan, Wood ¿qué hacen aquí?

–Lo lógico hermano, a buscarte. –Comentó Alan. Fijó su vista en su hermana, quien quedó pasmada por la formación de rocas que su gemelo había visto – ¿Qué pasa, Iris?

–Esto… tiene forma… de un Virage. Tengo un mal…

– ¡AHH! –la pelinegra cayó de rodillas, tapándose la cara con ambas manos.

– ¿Qué le pasa?

–Debemos irnos de aquí –previno Hellena –el peligro, siento el peligro…

– ¿De qué…? –sin embargo su pregunta quedó en el aire, al escuchar crujidos detrás de ellos de rocas disparadas, mientras un ser siniestro de piel blanca, casi 6 metros de altura, ojos verde venenoso, con manos como tentáculos, lanzaba su respiración y los observaba con furia.

–Váyanse de aquí –expresó Alan, sin embargo aquel ser lo atrapó con una de sus tenazas, lo apretó con tal fuerza y lo aventó al suelo, que por fortuna, sólo lo dejó inconciente.

– ¡Alan!

–Calma Iris –le dijo su hermano gemelo, mientras le lanzaba una poción que produjo una gran ventisca – ¿recuerdas como se vencía un virage?

–Eh… sí… la cabeza es el punto más débil –Kai le lanzó ahora una de fuego, géiseres de fuego que salían del suelo y quemaban al monstruo –si le atacamos los brazos o el cuerpo, se regenerará…

–En… Entonces sa…sabemos que hacer…

–Hellena no estás en condiciones de pelear –Iris sacó otro hechizo, pero de luz –Deberías dejárnoslos a nosotros…

–No te preocupes, estaré bien.

Se dedicaron a atacar con báculos, flechas y espada a la cabeza. Sus golpes eran potentes del monstruo, pero pudieron resistir lo suficiente. Iris empezó por utilizar el poder de su dije, al igual que su mellizo. Por su parte la pelinegra se trasformó en dragoon. En ese momento, el Virage lanzó unas ondas ultrasonoras a los muchachos. A Hellena no le afectó, por la armadura dragonaria, pero a Kai y a Iris… especies de fantasmales calaveras azuladas rodearon al chico, le había entrado el pánico por aquel maleficio… por su lado, a su hermana la envolvieron luces amarillas, con ciertos signos de interrogación. Su mirada era perdida, no sabía a que atacar hasta que fijo su objetivo a Hellena…

– ¿Qué l-le p-pa-pasa a I-I-ris? –habló entrecortadamente Kai, al ver que su hermana atacaba a su compañera.

–Está confundida –gritó la pelinegra, esquivando un golpe de la bicolor, pero no el del virage. Cayó al suelo, mal herida, se destransformó.

– ¿Wood, es-estás b-bien?

–No… te preocupes… por mí… lanza una poción Purificadora de Mente a Iris, antes de que vuelva a atacar. –la chica se desplomó.

Se defendió del Virage, aunque su defensa ya estaba debilitada por el maleficio. Le echó la poción a su hermana, la cual se libró del conjuro. Desconcertada por lo sucedido, quedó unos momentos paralizada, sin embargo recordó al Virage. Ella atacó la cabeza del monstruo, además de sacar una piedra parecida a un diamante, el Rezo del Ángel. La echó al aire, al tiempo que murmuraba algo, desapareciendo la gema, pero apareciendo una estela blanca sobre Alan, dejando un rastro del color del arco iris, rodeándolo. El despertó, justo a tiempo para detener el ataque de la bestia con un saquito de color caqui con un aroma a frutas secas.

–Es una Sachet –les explicó a sus hermanos –lo detendrá por unos diez minutos. A los virages les afecta este aroma. –sacó de su bolsillo una Purificadora de Mente y se la dio a Kai. Se recuperó del efecto del miedo. Iris lanzó otra gema al aire, para que Hellena recuperara el conocimiento.

–Ataquen con todo la cabeza, esta es nuestra oportunidad. ¡Ahora!

Así lo hicieron, cada vez estaba debilitado aquel horrendo ser, pero pasó los diez minutos y recuperó la movilidad. Kai lanzó una Poción de Brisa Curativa, ayudando a recuperar la energía a sus compañeros y a si mismo. Hellena tomó una Rapsodia Solar (N. A.: esa poción amarilla que Rose le dio) para recuperar energía mágica para poder transformarse en dragoon.

– ¡Ráfaga de la Selva Negra!

La magia atacó todo aquel ser… ¡lo estaban venciendo! Con la ayuda de la magia de los talismanes en sus armas, pudieron debilitar la poderosa defensa del virage. Cayó al suelo, con lo que se sintió un ligero temblor en el lugar. Hellena volvió a su estado normal, mientras sus compañeros, aunque exhaustos, al menos en sus rostros se veía la satisfacción de acabar con ese problema. Se disponían a salir del lugar, cuando oyeron ruidos detrás de ellos… ¡el Virage tenía un poco de energía todavía! Se acercó a la joven pelinegra pero en ese momento, algo extraño pasó… de la frente de la chica emergía una luz verde agua, formándole una especie de penacho circular como en forma de escudo. El monstruo retrocedió, a la vez que se volvía a convertir en roca. Se derrumbó en la lava, dejando sólo su mano a la intemperie. La muchacha se desplomó.

–Debemos salir cuando antes de este lugar. –Mencionó Alan –No vaya a despertar de nuevo… – ¿Iris, qué haces?

–Eh… nada –estaba observando detenidamente a lo que quedaba del Virage –Tienes razón, debemos irnos.

Caminaron hacia la salida de la cueva, volviendo a la bifurcación. Iban a regresar por el camino que habían tomado, cuando vieron a los otros. Rei dirigía al grupo, mientras todos ingresaban al lugar. De repente vieron tres personas desconocidas para ellos: una muchacha de cabellos y ojos castaños; un chico de cabello marrón que cubría su rostro, con lentes sobre el pelo, el cual no dejaba ver sus ojos y un chiquillo pelirrojo de orbes verdes, con una cicatriz en forma de "X" en su frente. Discutía el niño con la chica.

–Chicos que bueno que los encontramos aquí –expresó Rei –Pero… ¿Qué les pasó? –preguntó al ver su estado y a Hellena ayudada por Alan. Ya había recuperado la conciencia, pero seguía un poco débil.

–No te preocupes, Kon –mencionó Iris –Lo bueno es que salimos a salvo de ese embrollo.

–Sí… ¿pero como se les ocurre dejarnos así como así? –cuestionó Takao con enfado

–Ya Takao, deja de vociferar –intervino la muchacha de cabellos castaños.

– ¿Quiénes son ustedes? –Preguntó Kai con indiferencia – ¿Y puedo saber que hacen aquí?

–Eh… yo… yo los dejé que vinieran con nosotros –respondió Rei –Takao me dijo que eran de confianza.

–Somos amigos de Takao –comentó el chico de cabellos marrón –Mi nombre es Kouiji, pero me pueden decir El Jefe. Ella es Hiromi y él es Daichi. Venimos para ayudarlos en todo lo posible.

–Bueno¿y cómo es que dieron con nuestro grupo? –dijo Alan

–Los seguimos desde Magrad –respondió Daichi –Debajo de la capa invisible del Jefe.

FB

–Al menos ya se separaron de Salazar y de Hitoshi… ¿podemos quitarnos la capa?

–Sí Jefe, es incómodo caminar así.

–Está bien. –Aparecieron en medio del camino. La chica aprovechó para respirar. –He visto que se dirigen a la zona volcánica…

– ¿sabes cuál es la razón, Kou?

–Lo ignoro, Daichi. Sigamos o nos perderemos.

Era de noche y le llevaban cierta ventaja el otro grupo. Acamparon cerca de los otros chicos, aunque sin fogata, para no llamar la atención. Sin embargo, a Daichi se le ocurrió ir a ver a los que seguían. Vio como se iba el trío en busca de un chico, mientras que el muchacho de los orbes dorados aguardó en el campamento. Sin querer, el pelirrojo cayó en el arbusto, provocando un ruidito que sobresaltó al neko-jin. Vio que sacó su varita de su bolsillo.

–Sal quien quiera que seas –mencionó pero no hubo respuesta – ¡Reducio! –El arbusto se encogió hasta ser una simple plantita – ¿Quién eres y que hacías ahí?

–Eh… yo…

¡Experlliarmus! –la varita de Rei fue a parar lejos de su alcance, era Kou, con su varita en su mano.

– ¡Ay¿Quién fue el gracioso que me lanzó su varita? –uno de sus compañeros se había despertado.

– ¿Takao? –comentaron los desconocidos.

–Eh… ¿Kou¿Daichi¿Qué hacen aquí? –mencionó con cierta pesadez.

– ¿Los conoces? –preguntó con el entrecejo fruncido Rei.

–Claro, son amigos míos…

Fin FB

–Eso es todo –concluyó el Jefe

–Pienso que deberíamos irnos –aludió Iris –la temperatura está aumentando, al menos que esté loca.

–Tienes razón –le afirmó su hermano mayor –además Hellena necesita descansar.

Tomaron el camino de la izquierda, subiendo por un peñasco de rocas volcánicas. Al salir se encontraron con otro sendero estrecho, pero no se veía lava a la vista. Saltaron de una pendiente a otra, por la proximidad de ambas. Se sentía de pronto un aire fresco proveniente del conducto de la derecha. Se encontraron con un camino semicircular, rodeando un lago de lava. Sintieron de pronto un temblor… mientras el magma ascendía peligrosamente… Un espíritu de fuego salió a su encuentro

– ¿Qué es eso? –cuestionó Takao

–Sea quien sea… no es Dranzer. –Respondió la chica pelinegra

Max y Rei comenzaron a enfrentarse a ese ser de fuego con la ayuda de Iris y de Alan, aunque estos últimos estaban debilitados por la batalla anterior. Por su parte, Takao creo un escudo con cual defenderse a los jóvenes restantes. Los dos guardianes veían con desesperación a sus compañeros.

–Hiromi, vete de aquí –expresó Takao –Kou, Daichi vayan con ella…

–Pero…

–Será mejor que obedezcan –ordenó Kai –llévense a Hellena –la miró por un momento, sacudió su cabeza –Estarán más seguros si sales con ellos fuera de la cueva –se dirigió a Takao

–Pero, Kai…

–Haz lo que te digo, Kinomiya.

No puso más reproche al bicolor. Salieron de ahí, mientras Kai se dirigía al ente de fuego, había tomado forma de una serpiente cobra. Los chicos no se podían acercar por la intensidad de las llamas que cubrían a su rival. Entonces sucedió algo inesperado… el dije del joven Hiwatari emitió un brillante resplandor rojo, al mismo tiempo que el de su hermana tintineaba una blanca luminosidad. Se oyó a lo lejos un canto sobrenatural, al mismo tiempo que una ráfaga de fuego embestía al espíritu. Era un ave inmensa de color carmesí, con armadura dorada, una joya verde en el pecho, las plumas de su cabeza eran de un amarrillo claro. Aterrizó a lado del semiwinglie, dejando al último sorprendido.

– ¿Dranzer? –preguntó, con lo que el ave asintió con su cabeza. Volvió a atacar a su enemigo.

–Será inútil que él lo venza… son del mismo elemento. –Argumentó Alan

–Eso lo veremos… –Expresó fríamente su hermano, empuñando su espada

–Espera Kai…

La serpiente lanzó una llamarada al chico, logró esquivarlo, pero no del todo, puesto lo alcanzó en el brazo izquierdo. Sin embargo, Kai no titubeó, se armó de valor, tomó su arma, llenándose de una luz roja, enfrentándose a la serpiente. El rubio pecoso no se quedó atrás, invocó la fuerza de su medallón. Congeló la cabeza de la criatura. Kai aprovechó esa oportunidad…

¡Sable de Fuego! –gritó, a la vez que Dranzer se fusionaba con su espada, dando al rival un golpe mortal, haciéndolo caer de nuevo a la lava.

El fénix se volvió corpóreo por unos instantes, contemplando a su elegido. Desapareció en una ráfaga de fuego que envolvió al ojirrojo, incrustándose dentro del dije, cambiando su forma simple a un amuleto de forma romboidal, llevando en el centro, un rubí con una pequeña pluma adentro, alrededor, flamas de oro rojizo, situados en cada ángulo del talismán. El chico sintió un leve mareo, con lo que se desplomó en el suelo.

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No supo como salió de ahí, pero cuando despertó era de noche y en otro sitio. Estaba recostado sobre una cosa blanda, al verlo detenidamente, estaba en una cama. Se hallaba en un cuarto de muros de piedra blanca, cuya luz sólo provenía de una lámpara de mano que estaba en una mesita de noche. Intentó levantarse, pero unas manos lo volvieron a tumbar. Observó quien había sido, pero no distinguía bien la silueta de la persona.

–Descansa Kai, si no, Iris se enfadará demasiado conmigo… –reconoció aquella voz femenina.

–Wood… –comentó con voz extenuada – ¿dónde estamos? Además… ¿no deberías estar reposando después de lo que te pasó?

–Eso fue hace 3 días, desde entonces has estado durmiendo. Te trajimos a este lugar. Shirley nos proporcionó lo necesario para tus cuidados. Además, nos permitió que nos alojáramos en el Templo…

–Hellena… –comentó, sin embargo la chica lo miró con mezcla de dulzura y de reproche, mientras le ponía un vendaje nuevo en su brazo. Se sintió incómodo al notar la vista de la joven.

–Descansa, por favor… tus mejillas están rojas… no quiero que empeores.

–Y tú también deberías dormir, Hellena. –Era Iris –Yo me ocuparé de mi hermano.

La chica se fue de la habitación, mientras su melliza ocupaba el lugar de la chica. Observó con detenimiento a Kai.

– ¿Por qué te sonrojaste¿Acaso te gusta Wood?

–Sólo es tu imaginación –rehusó la mirada de su hermana –Sabes que no me llevo bien con la chica.

–No me lo puedes esconder, Kai. Somos gemelos…

–…Pero no idénticos...

–Sólo porque eres chico...

–Además ¿cómo puedes estar segura de lo que siento?

–Intuición. Ahora intenta dormitar, ya casi te recuperas…

Cerró sus ojos de rubí, pensando lo que Iris le había dicho. "Qué tontería, como puede atraerme una chica como Wood, esa es una idea absurda, en qué pìensa Iris"


(1) Iris, como sus hermanos, jamás han utilizado escoba, puesto no la necesitan. Más tarde verán por qué.

Lechucería Hiwatari

¡Por fin actualizo! (K: Milagro) ¬¬ Muy gracioso, Kai. En fin, encontré un poco de inspiración después de este tiempo... además mi carrera no me permite que mi mente divague mucho... (K: más de lo que ya lo hace) ¬¬ Fingiré que no oí eso. Ahora los RR:

Yozora no Tenshi Es todo un honor que me hayas dejado los 9 RR, si bueno, el juego de LoD se basa mucho en la mitología, pero como tu dices, esa información será necesaria a lo largo de la historia. Bueno muchas gracias por las porras... (K: ella tiene razón en algo... tus historias son muy complejas) Un.n Eh... lo sé... pero eso de estar influenciada por JKR y JRRT... hace que me guste este tipo de narraciones, profundas con cierto misterio y aventura, añadiendo la magia y la mitología. Ah, mi fic en un libro... (K: no le subas el ego) ¡Kai, no eres la única que me ha propuesto eso... (K: el chico del ciber al que va, tmb le ha echado ánimos) claro que me encantaría... el problemita es que tendría que hacerle ciertos cambios... (K: para que no la demanden) tienes razón. Oh vamos... o/./o estoy roja de la pena... si tú escribes genial... bueno no me hago bolas... no aún... es que algunos si tomaran relevancia y otros no, (los dragoon sus apariciones son pasajeras en esto de la búsqueda... pero más tarde... quizás sean de gran importancia). De nuevo Spasiva por tus RR, ya estaremos en contacto. ¡Poka!

En fin nos leemos después.