La ceremonia de matrimonio fue distinta a todas las que Harry había visto, porque combinaba costumbres muggles con otras de los magos. Se reunieron en el jardín de los Weasley, que había sido especialmente adornado para la ocasión, siendo mágicamente agrandado.
La madre de Hermione estuvo llorando todo el tiempo, y la Sra Weasley tenía una expresión contraída que probablemente indicaba que estaba evitando hacer lo mismo. Hermione estaba preciosa con su vestido de margaritas, pero Harry apenas podía apartar la vista de Ginny.
"Al menos intenta cerrar un poco la boca", murmuró Fred a su lado, ahogando una risita.
Durante la fiesta Harry se reencontró con varios de sus antiguos compañeros del colegio. Un flash llamó su atención, y se dio vuelta para ver a Colin Creevey y su esposa, Luna Lovegood. Luna tenía un bebé rubio en sus brazos.
"Harry¿podría sacarte una foto sosteniendo a Neville?", preguntó Colin.
Harry sabía muy bien que no se vería precisamente feliz en esa foto. El nombre del bebé había despertado en él una serie de recuerdos, al aparecer el rostro de Neville Longbottom en su mente.
Harry y Nevillle siempre habían compartido una extraña conexión. Una profecía los había nombrado a ambos potenciales vencedores de Voldemort, pero Voldemort había elegido a Harry como su igual. Harry y Neville habían sido privados del amor de sus padres por Voldemort y sus mortífagos. Harry y Neville se habían enamorado de la misma chica, y ella había elegido a Harry. Pero fue Neville quien murió para salvarla. Y al salvar a Ginny, Neville también había salvado a Harry.
La voz de Hermione devolvió a Harry a la realidad. Era su turno de bailar con la novia, según alguna loca costumbre muggle que también había forzado a un sonrojado Ron a bailar con su flamante suegra..
La felicidad de Hermione era tan irresistible que Harry se encontró sonriendo otra vez.
"Aún recuerdo tu cara la noche que Ginny y yo los sorprendimos en aquel armario".
"Oh... parece que fue ayer", dijo Hermione sonriendo, "recuerdo que me enojé tanto con uds dos... por jugar con nosotros".
"Ya sabes cómo es Ginny... lo lleva en la sangre" rió Harry, mirando de reojo a Ginny que bailaba con Fred. A Hermione no se le escapó la expresión de su rostro.
"Nunca entenderé por qué uds dos siguen separados".
"Creo que está haciendo calor aquí", comentó Harry aflojándose el cuello.
"Harry Potter, no oses cambiarme de tema el día de mi boda."
"Nuestras vidas siguieron caminos distintos" , dijo Harry con tristeza.
"Pues ahora Ginny va a mudarse a Londres. Consiguió un puesto en San Mungo. Tal vez podrías ayudarla a conseguir departamento" y con eso Hermione lo obligó a dar una vuelta, quedando enfrentados con Fred y Ginny.
"¿Podría bailar con mi cuñado favorito?" preguntó Hermione. Y Harry no tuvo más opción que bailar con Ginny.
Después de los comentarios de la boda, y de burlarse del rostro aterrorizado de Ron al pensar que Harry se había olvidado los anillos, Harry se animó a aprovechar la información que le había pasado Hermione.
"Escuché que conseguiste trabajo en St Mungo"
"Si... pensaba que esa era la parte más difícil... pero resulta que lo más complicado es encontrar un buen lugar para vivir... lindo, barato y bien ubicado".
"Conozco a algunas personas... tal vez pueda ayudarte... podría ser tu agente inmobiliario" propuso Harry.
"No estoy segura de qué me estás proponiendo... espero que sea algo indecente... ¡decente!... (las orejas de Ginny empezaron a tomar el color de su cabello) pero te agradecería eternamente si me ayudas... los muggles de las muebliarias son inentendibles".
Harry la miró divertido, haciendo que ella se pusiera aún más roja.
"Está haciendo calor acá", dijo Ginny levantándose el cabello con una mano y haciéndose una cola.
Ginny apareció en la chimenea de Harry el martes a la mañana a la hora que habían acordado. Él estaba preparando el desayuno, y la invitó con un jugo de melón y frutilla.
"¿Sigue siendo tu favorito?", le preguntó.
Ginny asintió mientras tomaba el vaso.
"Los años te han cambiado Harry. Hasta se podría decir que te has vuelto ordenado".
"Ya sabes cómo es vivir solo", dijo Harry, "aprendes a la fuerza".
"¿Te parece que me veo lo suficientemente muggle?", preguntó Ginny.
"Tal vez si recortas un poco la falda", dijo Harry, y con un movimiento de su varita transformó la larga pollera de Ginny en una falda corta de moda.
"Así que también te has vuelto un atrevido", le reprochó ella sonriendo.
Cuando entraron a la primera inmobiliaria el agente los saludó entusiasmado.
"¡Recién casados! Me encanta atender a los enamorados".
Fue difícil determinar quién se puso más colorado.
"Oh no, nosotros no..." empezó Ginny.
"Somos amigos" continuó Harry "buscamos un apartamento pequeño, para una persona. Es fundamental que tenga chimenea."
Después de una semana de intensa búsqueda Harry comprendió que Ginny tenía razón, era particularmente difícil conseguir un buen lugar por un buen precio. Como Ginny recién empezaba, su sueldo no era muy alto, pero de todas formas quería vivir sola y no en la Madriguera.
Cuando Harry descubrió que una pintoresca casita de altos, en la misma cuadra en que vivía él, estaba disponible, negoció con el dueño que él pagaría la mitad del alquiler, siempre que cuando fuera a la tarde con Ginny, le dijese que el precio era la mitad y actuara como si nunca se hubieran visto.
A Ginny le encantó el lugar, pero en seguida comentó en voz baja a Harry "Jamás podría pagar un lugar así".
Cuando el dueño les dijo el precio Ginny tomó de la mano a Harry y lo llevó aparte.
"Este lugar cuesta el doble que eso... ¿crees que el dueño nos esté ocultando algo?"
Harry ya había pensado la excusa perfecta.
"Los vecinos dicen que acá mora un fantasma. Ningún habitante se ha quedado mucho tiempo".
Y de esa forma Harry consiguió que Ginny y él fuesen vecinos.
Tener a Ginny tan cerca le permitía ir a verla con cualquier excusa. Cuando se quedaba sin azúcar, cuando no recordaba el hechizo para limpiar tal mancha, cuando quería compañía para jugar al ajedrez. Pasaban la mayor parte de su tiempo libre juntos. Para la cena de fin de año de la oficina Harry invitó a Ginny, y le presentó a sus compañeros del Departamento de misterios, quienes inmediatamente empezaron a hacerles chistes sobre su particular relación de amistad.
Clotilde, una bruja que llevaba más de 30 años en el trabajo, disparó sin tapujos.
"Realmente me maravilla que Uds sean amigos. Por lo que he oído, antes eran mucho más que eso. Y ya saben lo que dicen... donde hubo fuego..."
Harry se atragantó con lo que estaba tomando, pero no dijo nada.
Cuando volvieron, Harry acompañó a Ginny a su casa, y ella lo invitó con un té de menta.
"Tus compañeros son muy divertidos. Debe ser porque nunca hablan del trabajo..." comentó Ginny.
Harry se sentía particularmente desinhibido después de todos los whisky de fuego que había tomado antes.
"Creo que nunca te conté por qué me dejó Karenina".
"Sí lo hiciste, Harry... porque creía que nunca te enamorarías de ella".
"Esa es una parte... creía que nunca me enamoraría de ella, porque ya estaba enamorado de otra mujer".
Ginny hizo un gesto extraño, arrugando la nariz como un gato, y dijo:
"Pues yo tampoco te he contado por qué me dejó Jean Pierre.¿Recuerdas esa tarjeta que me enviaste para mi último cumpleaños?"
Harry asintió.
"Esa fue su excusa. Me dijo que no podía competir con un recuerdo... que siempre estarías tú interponiéndote entre nosotros."
Ambos se quedaron mirando su tasa de té por unos momentos, en silencio.
"Ginny..."
"¿Mmm?"
"¿Crees que ellos tienen razón?"
Después de todo, Harry descubrió que no era el único que había bebido de más. Levantó la vista y vio el rostro de Ginny muy cerca, y sintió que ella le besaba la nariz. No necesitó nada más para abrazarla y besarla dulcemente en la boca.
"Te extrañé tanto, Ginny" le susurró después en el oído.
La mañana siguiente de esos besos apasionados y un tanto borrachos, Harry se despertó maravillosamente feliz. Preparó el desayuno para dos, lo puso en una bandeja, y fue a la casa de Ginny caminando, porque aparecerse con cosas de cristal nunca era una buena idea.
Harry tenía una llave (después de todo, él pagaba la mitad del alquiler), dos hechos que Ginny ignoraba. Encontró a Ginny profundamente dormida, con los brazos doblados en una posición extraña. No quiso despertarla, así que se sentó en una silla junto a la cama y se contentó con mirarla dormir. Más o menos tres cuartos de horas más tarde, Ginny hizo un ruido gracioso y abrió los ojos.
"Buenos días".
Ginny lo miró sorprendida.
"Te traje el desayuno", continuó Harry. "El último del año".
Ginny se sentó en su cama, aún mirándolo en silencio.
"Harry", dijo ella finalmente. "Anoche...¿acaso nosotros...?"
"Nos besamos", completó Harry, ofreciéndole un vaso de jugo de naranja.
Ginny bebió de una el contenido del vaso.
"¿Y ahora...dónde estamos?", preguntó al terminar.
"En tu dormitorio", contestó Harry.
"Eso ya lo sé", replicó Ginny alzando la vista al techo. "Me refiero a... a nosotros".
"Es cierto que anoche tal vez bebí demasiado, pero eso no me convierte en mentiroso. Te extrañado tanto Ginny", dijo Harry sentándose en el extremo de la cama. "Después que terminamos, me llevó mucho tiempo volver a tener una novia. La primera mujer que besé... sólo la besé porque tenía tu risa. Mi segunda novia tenía tus pecas. Y Karenina tenía tu sentido del humor. Siempre te buscaba a ti, sólo que no me daba cuenta".
"Nunca me dejarás olvidarte¿verdad?", dijo Ginny arrojándole una almohada. "Cuando estaba en cuarto año en Hogwarts, estaba tan segura de que sólo eras un amigo para mí. Pero después, en mi quinto año, empezamos a pasar más tiempo juntos, y comencé a conocer al verdadero Harry. Todavía te recuerdo llevando mis libros por media escuela. Hiciste que me enamorara de ti. Después nos separamos, y yo creí que por fin había dejado de quererte de esa forma...hasta que volvimos a encontrarnos dos meses atrás, y pensé que iba a tener un ataque al corazón sólo por la emoción de verte de nuevo".
"¿Es que no te has dado cuenta?", le preguntó Harry. "Nosotros nunca tuvimos un final...fue más bien como... una pausa".
"Pero necesitábamos esa pausa. Éramos tan solo unos niños jugando al amor. Necesitábamos crecer y entender tantas cosas.", Ginny suspiró antes de continuar. "¿Crees que sea verdad lo que dicen, que nunca olvidas el primer amor?"
Harry no le contestó, al menos con palabras. Sea acercó a ella, le acarició el rostro con toda la dulzura de la que era capaz, y le dio un beso suave en la boca.
"Entonces...hemos vuelto a ser nosotros", murmuró Ginny.
Los dos permanecieron en silencio, mirándose a los ojos y dándose tiempo para entender por completo qué significaba eso.
"Probablemente sea mejor que nos reservemos esto por un tiempo. Ya conoces a mi familia...", dijo Ginny después de un par de minutos.
"Apenas les digamos que hemos vuelto a estar juntos, empezarán a imaginar nombres para nuestros hijos", dijo Harry riendo.
Ginny se sonrojó levemente, pero entonces pareció notar algo.
"Dime una cosa... ¿cómo entraste aquí? Tengo el fuego apagado y puse el hechizo anti-aparición".
Y esta vez fue el turno de Harry de enrojecer.
Con los días Harry fue descubriendo que las cosas pocas veces pasan cómo se habían planificado.
Era el último martes de enero y Harry estaba preparándose para salir cuando una cabeza pelirroja, acompañada inmediatamente por una de melena castaña, aparecieron en su chimenea.
"¡HARRY!", gritaron al unísono.
"Ron, Hermione¡me asustaron¿Qué...?"
Fue interrumpido por una revista que salió volando de su chimenea y lo golpeó en la cabeza, llenándolo de cenizas. Harry sacudió las páginas y vio el último número de Corazón de Bruja, que mostraba en la portada una foto de página entera de Ginny y él abrazándose y besándose sentados en una plaza, con el titular en letras fosforescentes "Siempre se vuelve al primer amor".
"¿Cómo pudiste¡Diciendo que estabas muy bien solo!", exclamó Hermione.
"¡Te vi ayer y no me dijiste nada!", explotó Ron.
Harry empezó a balbucear, pero se sorprendió al ver aparecer una cabeza más en su chimenea.
"¡Mam�¡Ya estamos muy apretados!", gritó Ron.
La Sra Weasley no prestó atención a su hijo.
"¡Harry! Siempre esperé que esto pasara... ¡pero enterarme así!"
Finalmente Harry recobró la soltura y con su mejor tono diplomático explicó.
"Queríamos decirlo cuando estuviéramos todos juntos, en el cumpleaños de Charlie la semana que viene".
"¿Aquello arriba del sofá no es...?" , empezó Ron.
Harry se apresuró a dar un paso para taparle la vista del sofá donde Ginny había dejado su salto de cama. No quería verse forzado a dar explicaciones, especialmente frente a la Sra. Weasley.
"La verdad es que estoy bastante atrasado, así que les agradecería que me dejan usar mi chimenea."
"Los esperamos esta noche para cenar", dijo la cabeza de Hermione antes de desaparecer.
Cuando vio a Ginny durante el almuerzo, no necesitó explicarle que ya toda Inglaterra se había enterado de su relación, y que probablemente habían ofendido a la familia Weasley en pleno. Sin embargo, en el cumpleaños de Charlie descubrieron que todos los Weasley estaban demasiado contentos con la novedad como para acordarse de hacerse los ofendidos.
Harry y Ginny evitaron cometer el mismo error dos veces. Cinco minutos después de ponerse de acuerdo, enviaron mensajes simultáneos a sus familiares y amigos avisando que se casaban el mes entrante. De alguna forma, alguien más se enteró, y Corazón de Bruja sacó esa misma noche un número especial sobre la que se anunciaba como la boda del siglo.
Fin
Desearía poder decir que vivieron por siempre felices, pero eso no me toca a mí decidirlo.
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N.A: Gracias por leer! Espero que les haya gustado!