Debo aclarar que esta historia sigue en algunos puntos el final de Digimon 02 pero en otros puntos no, lo cual se irá viendo poco a poco conforme avance la trama. Lo único que quise hacer fue usar mi imaginación para idear un futuro lejano en el cual algunas de las parejas que yo (y quizá uno que otro fan) deseaba que existiera y a la mera hora nada de nada, se hicieran realidad aquí. Así que dejando atrás la palabrería y esperando que esto sea de su agrado, los dejo con el principio de lo que prometo será una historia que tendrá muchas cosas qué contar.
Capítulo I: Pasado Presente, Presente Pasado Y Futuro... Incierto.
La verdad era que estaban perdidas. Desde un principio sabían que podía pasarles algo como eso, pero no habían querido pensarlo antes. Ahora todo lo que habían hecho les daba vueltas en la cabeza, junto con lo que les pasaba en ese momento y lo que estaba por venir; de esto último, Destinymon esta vez no sabía nada de nada.
Destinymon, la digimon guardiana del destino. ¿Quién hubiera imaginado que terminaría así? Cuando cuatro años antes le había empezado a proporcionar su ayuda a la descendiente de Taichi Kamiya, no se paró a pensar mucho en las consecuencias. Sencillamente sabía que esa niña era la única que la escuchaba y por lo tanto, la única a la que podía haberle pedido aquel favor. Sin embargo, no dejaba de pensar que quiz�, si no lo hubiera hecho, ahora ella y la niña no estarían en aquella situación.
Mientras tanto, junto a ella, estaba una chica que próximamente iba a cumplir quince años, aunque no lo pareciera. Hacía cuatro años, cuando tenía once, empezó junto con sus amigos una aventura que ella recordaba como si hubiera sido ayer: la isla File, el continente Sarvar, las batallas en el mundo real... todo estaba bien grabado en su memoria. Como también estaba grabada la voz que le decía, desde el primer día de su aventura, todos los nuevos digimons que iban descubriendo ella y sus amigos. Al principio la voz le daba miedo, pero cuando comprendió que lo único que quería era ayudarla, le puso más atención. Luego, cuando pasaron tres años desde su primera aventura, todo cambió. La voz ya le había dicho quién era y porqué la ayudaba, pero quería pedirle un gran favor, uno que le costaría mucho trabajo decidir si hacerlo o no. Pero en eso la voz se equivocó. La chica accedió de inmediato, pues sabía porqué la voz se lo pedía. Y ahora, viendo las consecuencias de lo sucedido, se preguntaba seriamente si había hecho lo correcto.
¿Destinymon? –preguntó una voz seria, fría y grave frente a la digimon ¿Eres tú?
-Sí, Superior –respondió la digimon con su voz dulce, habitualmente segura, en ese momento temblorosa ¿Por qué me lo pregunta?
-Aquí quienes preguntamos somos nosotros –le dijo la voz seria –pero contestaré tu pregunta. Quise saber si eras tú porque simplemente no te reconozco.
El poseedor de la voz, un ser envuelto en una toga oscura y cuya cara estaba cubierta por una capucha, movió la cabeza de arriba abajo para observar a Destinymon detenidamente. Ciertamente, no parecía un digimon como los demás, puesto que parecía una adolescente humana de cabello corto y castaño oscuro, con alas, un antifaz, una especie de lanza y vestimenta extraña más que cualquier otra cosa. Ese aspecto era una de las tantas consecuencias de los actos que había hecho en los últimos cuatro años.
¿Y tú eres... –continuó la voz, dirigiéndose a la joven que estaba junto a Destinymon -...Taniko Kamiya, cierto¿La elegida del valor?
-Sí, señor –contestó la chica tímidamente.
Ahora su aspecto es muy parecido –observó la voz –seguro se debe a lo que hicieron.
Taniko Kamiya no pudo negar esas palabras, pues eran ciertas. Ella era una linda muchachita ojos castaño oscuro y cabello corto del mismo tono, cuyas puntas estaban algo onduladas. También era alta, delgada y en conjunto, muy bonita. Varios chicos de la secundaria Odaiba coincidían en que era una de las chicas más linda que conocían, y eso que no era la más bonita de la escuela. No, ese papel lo ocupaba la mejor amiga de Taniko, Yamako Ishida, bajista y vocalista de su propio grupo musical. Pero lo que más atraía de Taniko Kamiya, una vez que la conocías, era su torrente de cualidades. Ésa era una de las principales razones para que Destinymon le hubiera pedido ayuda.
-Muy bien, vamos a comenzar –indicó una voz seria y fría, pero aguda, como de mujer. Esta voz provenía de la figura a la derecha de la primera que había hablado –no tenemos todo el día.
-Bien dicho –dijo otra voz a la izquierda de la primera, igual de fría que la de sus compañeros y además, con un dejo de burla –además, no creo que tarde mucho.
-Está bien –acordó la voz del centro, la primera que había hablado –Destinymon, Taniko Kamiya¿saben la razón por la que han sido llamadas aquí?
Ambas asintieron.
-Se les acusa de haberse aliado de forma poco conveniente –continuó la voz –al parecer de los Superiores. ¿Quieren oír los detalles?
Ambas volvieron a asentir.
Hace cuatro años, en el verano del año 2102 –comenzó la voz seria y fría que parecía de mujer –fueron convocados los niños elegidos nuevamente. Para ahorrarse un poco de trabajo, o quizá porque así tenía que ser –ladeó la cabeza hacia Destinymon y prosiguió –el sistema trajo a los descendientes de los primeros niños elegidos de los que tenemos registros confiables. Los nombres de esos niños son Yamako Ishida, Saro Takenouchi, Koushouri Izumi, Martín Tachikawa, Joy Kido, Tukare Takaishi y Hakiri Kamiya, sin mencionar a Taniko Kamiya aquí presente.
Mak, Saro, Izzy, Martín, Joy, T.K. (aquí las iniciales pronunciadas en español, o sea, Te-Ka), Haki... Taniko reprimió una queja contra los seres que tenía enfrente¿por qué no los llamaban de la forma en la que los conocían todos? Pero sabía que era inútil. Se quedó callada, mientras la voz seguía con su discurso de los hechos.
-Desde el primer día que los niños humanos estuvieron aquí, Destinymon estuvo interviniendo en el curso de los eventos, al hablar con Taniko Kamiya acerca de los sucesos tan similares que había ocurrido hace poco más de un siglo –la voz se interrumpió y miró a Destinymon –Ésta es la primera acusación en tu contra, Destinymon. Se te acusa de interferir en el curso de los eventos¿cómo te declaras?
-Culpable –dijo la digimon con la cara en alto –pero sólo porque ésa es mi función. Tenía que hacer que esos niños cumplieran con la misión que se les había impuesto, puesto que tenía que pasar. Era su destino.
Hubo un momento de silencio luego del cual la voz que se oía de mujer habló.
-Por ese tecnicismo borraremos esa acusación –informó, lo que hizo que Destinymon sintiera un breve júbilo –pero aún no hemos terminado. Como recordarás, con los anteriores elegidos te comunicaste en una ocasión poseyendo a la portadora del emblema de la luz, Hikari Kamiya. Sin embargo, en esta ocasión no usaste al descendiente de Hikari Kamiya para comunicarte con los elegidos, sino que usaste a Taniko Kamiya¿correcto?
-Sí –contestó Destinymon en un susurro.
-Pero discutiremos ese detalle luego –prosiguió la voz –lo que se está haciendo ahora es recapitular los hechos. Bien, como decía, Destinymon intervenía en el curso de los eventos, pero eso no pasó a mayores. Los niños elegidos cumplieron su tarea, eliminando varios problemas del Digimundo, y volvieron al mundo real, de donde habían venido. Pero tres años después de eso, surgieron otros problemas que exigían traerlos de vuelta. Y no sólo a ellos, sino a aquellos que debían portar los D-3, descendientes de los anteriores, obviamente. Los nombres de los niños que se unieron a los que ya había son Deisuko Motomiya, Miyaki Inoue, Oiri Hida y al arreglarse el problema por el que éstos fueron llamados en primer lugar, también se les unió Keiko Ichijouji.
-Daisy, Yolek, Cobie, Kei... También a ellos Taniko tenía que ver y decirles que lamentaba mucho lo ocurrido, como quería decírselos a Mak, Saro, Izzy, Martín, Joy, T.K. y Haki. Pero para eso quizá tendría que esperar mucho tiempo.
-Al unirse estos nuevos elegidos a los que ya estaban, cometiste tu segundo error, Destinymon, el primero de tus verdaderos crímenes. Careciendo de un cuerpo físico, le pediste a Taniko Kamiya que te prestara el suyo, dado que te habías dado cuenta que era la única a la que podías poseer¿correcto?
-Sí –contestó la digimon, nuevamente en un susurro –le pedí a Tan...
¿A quién? –interrumpió la voz con dejo de burla.
-A Tan. Así la llamamos todos sus amigos.
-Aquí no vengas a hablarnos de amistad y demás sentimientos humanos –exigió la voz burlona –y cíñete a lo que te están preguntando.
-Destinymon deseaba quejarse, pero sabía que si lo hacía a ella y a Tan no les iría mejor.
-Si Taniko Kamiya no hubiera accedido a tu petición, esta depuración sólo te habría afectado a ti –le dijo la voz de la figura del centro –y lo sabes. Pero se les pidió a las dos que vinieran porque las dos están acusadas. Tanto tú, Destinymon, por haberle hecho semejante propuesta, como Taniko Kamiya de haberla aceptado.
Y ahí estaba, la verdadera acusación de aquellos seres. Destinymon le había pedido a Tan, poco antes de que aparecieran Daisy, Yolek y Cobie en escena (y sin saberlo, también Kei) que ya que ella no tenía un cuerpo propio (por una razón que Tan no sabía hasta aquel momento) que por favor le permitiera usar el suyo. Destinymon le había dicho que aunque siendo la guardiana del destino en el Digimundo, para ella eso no era suficiente. Quería hacer algo más por su mundo. Quería luchar cuerpo a cuerpo, como lo hacían los digimons de los niños elegidos, puesto que el Digimundo también era su mundo. Tan supo lo que ella quería decirle, pues a veces se había sentido igual: impotente para ayudar a aquellos a quienes quería. Así pues, sin pensarlo apenas, Tan aceptó la propuesta, no sin antes establecer algunas condiciones que Destinymon de inmediato concedió, contenta de que por fin tendría un cuerpo físico. Por lo tanto, se convirtieron en una sola persona, apareciendo Destinymon sólo cuando se le necesitaba y regresando al aspecto de Tan al estar en el mundo real. Era un proceso lleno de beneficios, pero también de cosas extrañas. En primer lugar, cada vez que los nuevos elegidos encontraban un digi-egg y se adueñaban de él, Destinymon se cubría con uno de los emblemas que además, le otorgaba una nueva digievolución desde su forma básica, Soulmon, a nueve formas nuevas: Couragemon, Friendshipmon, Lovemon, Knowledgemon, Puritymon, Sinceritymon, Hopemon, Lightmon, y Goodnessmon. En segunda, cuando Tan hacía su vida normal, parecía haberse hecho mucho más lista y dotada de lo que ya estaba, pues de ser buena estudiante y buena deportista, pasó a ser excelente estudiante y excelente deportista. A muchos les parecía que simplemente Tan estaba esforzándose más que antes, pero para sus amigos el cambio fue más que evidente. Y el cambio más drástico (que a sus amigos les extrañó más que todo lo demás) es que tanto Destinymon como Tan desaparecían a cada momento misteriosamente. Cuando Tan estaba en el Digimundo, no se encontraba a Destinymon y cuando Destinymon finalmente aparecía para prestar su ayuda, Tan se había esfumado. Ninguno sabía la razón de eso, salvo las únicas personas que habían descubierto el secreto: Mak y Kei. Mak lo descubrió poco antes de encontrar el digi-egg de la amistad, porque cuando quiso calmar a Destinymon de una bofetada (pues la digimon estaba fuera de control por no haber podido ayudar a que Agumon digievolucionara en MetalGreymon bajo las órdenes de la entonces malvada Kei) la mano de la digimon la detuvo, pero fue la voz de Tan quien le pidió que no lo hiciera. Y Kei la descubrió cuando era malvada, con un programa de computadora que le permitió ver a través del antifaz de Destinymon y le dejó ver la cara de Tan. Aparte de ellas, nadie más había descubierto su secreto y la verdad era que así había sido mejor.
-Así que al hacer eso, no sólo compartieron un cuerpo –siguió el ser con voz que parecía de mujer –sino que compartían una relación que únicamente es permitida entre niños elegidos y sus respectivos digimons. Ahora dígannos¿tienen algo que decir en su defensa?
Eso era precisamente lo que habían estado esperando. Sabiendo que era una oportunidad única, Tan fue la primera en tomar la palabra.
-Señores, debo admitir que al principio yo no sabía que lo que hacía estaba mal –comenzó, provocando un resoplido de la voz con dejo de burla –pero luego Destinymon me lo explicó todo, incluyendo lo que podía pasar si aceptaba. Pero aún así quise hacerlo, porque pensé que estaba ayudando a alguien que lo necesitaba. Y lo sigo pensando –puntualizó, con un aire rebelde poco habitual en ella.
-Las tres figuras encapuchadas se miraron entre sí, murmurando tan sutilmente entre ellos que ni Tan ni Destinymon supieron lo que dijeron. Luego, con un movimiento de cabeza, la figura central le indicó a Destinymon que era su turno para defenderse.
-Ustedes saben tan bien como yo la razón por la que se me negó un cuerpo –empezó, haciendo que Tan frunciera el entrecejo. ¿Qué a Destinymon se le había negado un cuerpo? –así que no voy a adentrarme en los detalles de ese asunto. Pero díganme¿cómo esperaban que un digimon como yo, cuya función es proteger, se quedara sin hacer nada al ver que unos inocentes niños iban a enfrentarse al mal en diversas formas? Lo único que quise hacer fue ayudar. Y no me arrepiento de ello.
Las figuras volvieron a susurrar. Esto era lo que decían y que Tan y Destinymon no podían escuchar.
-Son más parecidas de lo que pensábamos –dijo la voz de la figura del centro ¿cómo vamos a impedir que encuentren el emblema?
-La mejor forma es separándolas –dijo la voz que se escuchaba como de mujer –después de todo, eso es lo que representa el dichoso emblema.
-Pues yo tengo una idea muy buena –dijo la tercera voz –escúchenla bien.
La voz expuso su plan y las otras dos figuras estuvieron de acuerdo. Dejaron de murmurar y se volvieron hacia las dos que esperaban.
-Destinymon –dijo la figura de en medio –acérquese al estrado.
La digimon obedeció y se acercó.
-Hemos decidido una comprobación previa –dijo la voz que la había llamado –en la cual demostrará qué es capaz de hacer con tal de ayudar a los demás. Se le pide que en el plazo de una semana, encuentre entre los humanos a alguien que esté dispuesto a cambiar de lugar con Taniko Kamiya para ser desfragmentado, en caso de que en la sentencia final, ése sea el destino que les asignemos a usted y a la elegida del valor.
Destinymon palideció, algo que en ella apenas se notaba, y no dijo nada. La depuración de la que Tan y ella eran objeto era una cosa¿pero involucrar a alguien más? No supo qué contestar. Pero pensó en Tan y se dijo que valía la pena conseguir esa semana de plazo, aún cuando estaba convencida de que aunque encontrara a alguien con la característica que los Superiores pedían no involucraría a ese humano bajo ninguna circunstancia.
-De acuerdo. Acepto la comprobación.
Las tres figuras asintieron.
-Taniko Kamiya –llamó de nuevo la figura central –acérquese al estrado.
-Tan obedeció, mientras que Destinymon se alejaba hacia el sitio donde había estado durante toda la depuración.
-Taniko Kamiya, hemos decidido una comprobación previa –le informó la voz que la había llamado –en la cual demostrará qué es capaz de hacer con tal de ayudar a los demás. Se le pide que en el plazo de una semana, encuentre entre los digimons a alguno que esté dispuesto a cambiar de lugar con Destinymon para ser desfragmentado, en caso de que en la sentencia final, ése sea el destino que les asignemos a usted y a la guardiana del destino.
Era algo muy similar a lo que le habían dicho a Destinymon y también fue muy similar lo que Tan sintió, en comparación de la digimon, al escuchar aquello. ¿Cómo iba a ser capaz de meter a un digimon inocente en sus problemas? Pero al igual que Destinymon, ella no pensó en sí misma para responder, sino quien entonces era su compañera de juicio.
Muy bien –dijo –acepto la comprobación.
Dicho esto, Tan volvió a lado de Destinymon.
-Suponemos que se preguntarán cómo van a cumplir con sus comprobaciones previas –dijo la voz que parecía de mujer. Destinymon y Tan asintieron –pues bien, es algo muy simple. Ya que cada una de ustedes es experta en la vida y costumbres de la otra, durante la próxima semana cambiarán de lugar. A Destinymon se le dará un cuerpo físico provisional, mientras que a Taniko Kamiya se le darán copias de los poderes de Destinymon para esto. Es así como lo hemos decidido y si no les gusta, pueden decirlo y pasaremos al proceso de desfragmentación sin perder tiempo.
Ninguna de las dos habló, por lo que los Superiores interpretaron su silencio como un sí.
-Dicho esto, ya no hay más que hacer mas que cambiar sus mentes de cuerpo –sentenció la voz con un dejo de burla, levantando un largo báculo dorado ¡Cambio de mentes!
Del báculo salió un rayo de luz blanca que alcanzó a Tan y a Destinymon, luego de lo cual se miraron mutuamente. Aparentemente seguían siendo las mismas, pero no. Tanto Destinymon como Tan estaban muy sorprendidas de estar en un lugar pero al mismo tiempo, ver sus cuerpos frente a ellas.
-Vuelvan aquí en una semana exacta –ordenó la figura central –y ya veremos los resultados.
Acto seguido, el alto estrado y las figuras desaparecieron, dejando a Tan y a Destinymon en medio de una especie de selva. Estaban en la isla File.
-Sí que nos la pusieron difícil –dijo Tan, quien se sintió muy extraña hablándole a su propio cuerpo con una voz que no era la suya.
¿Pues qué te dijeron que hicieras? –quiso saber Destinymon.
-La chica titubeó, pero de todas formas se lo dijo. Destinymon frunció las delgadas cejas castañas de Tan.
-A mí me pidieron algo parecido –notó y le contó a Tan su propia comprobación. Tan, al oírla, se echó a reír.
¿De qué te ríes?
-De que la vas a tener difícil. No creo que haya alguien que quiera morir en mi lugar.
Lo dijo sin pensar, pero era la verdad. En el Digimundo, la desfragmrntación era lo mismo que la muerte.
-Pues conmigo es al revés –aseguró Destinymon –a veces creo que hay tantos digimons a los que les caigo bien que cualquiera lo haría, pero eso no importa. Tenemos una semana para ver qué podemos hacer, porque de ninguna forma voy a involucrar a otro humano en esto. Contigo fue suficiente.
Tan estuvo de acuerdo en eso. Destinymon se dirigió a un televisor cercano y lo encendió. Al instante se vio una imagen que ambas reconocieron: era de la habitación que Tan compartía con Haki.
-Nos veremos en una semana –dijo Destinymon, intentando sonreír.
Tan también lo intentó, pero mientras veía a Destinymon irse, se preguntó si ninguno de sus amigos notaría el cambio.
Mientras tanto, en el parque Digital (pronúncienlo en inglés, diyital) de Odaiba, un grupo de jóvenes se había reunido para conversar. Ahí estaba Mak, chica alta, rubia y delgada con unos ojos azules que hacían suspirar a cualquiera. A su lado estaba T.K., quien también era rubia y de ojos azules, sólo que ella usaba un gorro claro sobre su cabello corto peinado en dos coletas mientras que Mak lo llevaba suelto y modernamente peinado con las puntas hacia fuera. Cerca de ellas estaba Saro, chico de cabello y ojos castaños lo bastante apuesto para que sus amigos lo envidiaran por todas las chicas que atraía. Sentado a un lado de Saro, estaba Martín, también de ojos castaños pero con su cabello teñido de un atrevido color rojo con mechas doradas. Frente a estos cuatro, estaban sentados Daisy, Kei, Yolek e Izzy, en ese orden. Daisy tenía el cabello corto y castaño rojizo, al igual que sus ojos, pero no era tan presentable pues se veía parado en todas direcciones. Kei, por otro lado, tenía el cabello y los ojos oscuros, pero su cabello corto lucía más peinado que el de Daisy. Yolek tenía el violáceo cabello más largo de lo que es común en un muchacho, pero eso no parecía importarle pues lo ataba siempre con una liga roja. Tras su anteojos redondos se notaban unos ojos rojizos de brillo curioso, los que le permitían observar con detenimiento a su alrededor. Izzy, de cabello castaños y ojos negros, tenía apoyada la cabeza en las manos, muy pensativa y con la vista perdida. Entre este grupo y el anterior estaban Haki, de alborotado cabello castaño y ojos del mismo color que siempre traía colgando al cuello su cámara fotográfica digital; Cobie, de cabello castaño oscuro recogido en una corta cola de caballo y seria mirada verdosa; y Joy, alta y de corto cabello oscuro como el de Kei y ojos negros tapados parcialmente por sus anteojos delgados y ovalados.
-Muy bien –habló Mak ¿quién se lo dirá a Tan?
Nadie habló. Habían estado charlando toda la tarde a solas, aprovechando que Tan dijo que iba a estar muy ocupada con su trabajo de verano en una tienda departamental (aunque ya sabemos que eso no es cierto).
-Habrá que decírselo tarde o temprano –intervino Haki sin mucho ánimo –sino, Taniko no tendrá tiempo de hacerse a la idea.
Los demás asintieron en silencio. Haki era el único que llamaba a Tan por su nombre completo, así que no le extrañó a nadie.
-A mí me da pena con la superiora –repuso Kei, llamando a Tan como lo había hecho desde que se conocieron. Tan había estado una temporada en el colegio de Kei ayudando al equipo femenil de fútbol, al que pertenecía ésta, y allí se habían hecho buenas amigas. (Si alguien quiere usar sempai en vez de superiora, por mí no hay problema) –pero Haki tiene razón. Hay que decirle. Yo me sentiría muy mal en Berlín si me voy así nada más.
-Yo me sentiría igual en Londres –dijo Mak.
-Y yo en Ámsterdam –agregó Saro.
-Pues creo que cada uno siente lo mismo –comentó Izzy –es la verdad.
La verdad... La verdad era que a ninguno le hacía gracia la situación y lo curioso es que se la debían a las mismas personas a las que les debían su título de niños elegidos. Aquellos que fueron elegidos antes que ellos, en cuanto terminaron sus aventuras definitivamente, se separaron y cada uno se fue a distintos países del mundo, donde tuvieron a sus respectivos descendientes un siglo después. Como ya se oyó, Kei había nacido en Berlín, Alemania; Mak en Londres, Inglaterra y Saro en Ámsterdam, Holanda. Los demás venían de lugares igual de interesantes y variados y lo único que los unía realmente es que sus familias siempre habían crecido con el idioma y la cultura de Japón. Izzy era de El Cairo, Cobie de París, Yolek de Ottawa, Joy de Sydney, Daisy de Calcuta y Martín de Nueva York. Incluso Haki era de otra parte, de Hong Kong, ya que en realidad no era hermano de Tan, sino un primo lejano. Los padres de Tan lo habían adoptado cuando era casi un bebé, pues sus padres habían muerto en un accidente no tenía otros parientes que pudieran cuidarlo. T.K. estaba en las mismas, pues venía de Ginebra pero fue adoptada por los padres de Mak al desaparecer sus padres en un naufragio. Sus padres adoptivos se habían divorciado y ahora ella vivía con su madre.
-Antes de que cada uno regrese a sus países, hay que decirle a Tan –sentenció Daisy –sé que parece una locura que yo lo diga, pero creo que será lo mejor.
Todos miraron a Daisy con cierta sorpresa. Y es que ella era tan alegre y distraída como su antepasado Davis.
¿Porqué tuvo que pasar precisamente ahora? –se quejó Haki amargamente ¡Justo ahora cuando Taniko está tan rara... todos tenemos qué irnos!
¿Rara? –se extrañó Saro ¿A qué te refieres?
Mak hizo una leve mueca al ver el interés de Saro en la conversación ante la sola mención de Tan, pero se controló. Después de todo, hacía seis meses que ella y Saro habían terminado su relación, así que ¿para qué estropearlo todo sintiendo celos ridículos?
-Lo diré de forma que no les quede duda –dijo Haki, con el fin de ser breve –Taniko no ha sonreído durante la última semana.
Los chicos pusieron caras de sorpresa más notorias que cuando se le habían quedado viendo a Daisy. Para ellos, que Tan no sonriera era como si un eclipse durara una semana.
-Ya está –dijo Mak de improviso –yo seré la que le diga que nos vamos.
¿No debería decírselo cada uno por su lado? –se extrañó Cobie.
-Créanme, será mejor así –Mak se puso de pie –sé que no soportaría once noticias seguidas que traten de lo mismo. Será más fácil para ella aceptar nuestra partida si sabe todo de una vez –miró a Haki ¿sí o no, Haki?
El chico asintió, observando a Mak para ocultar que había estado mirando a T.K. durante los últimos minutos. Se notaba porqué Mak era la mejor amiga de Tan, a pesar de que no se parecían mucho. Mak conocía a su amiga a la perfección, incluso mejor que Haki.
-Yo estoy de acuerdo –soltó Martín, lo que provocó que sus amigos lo miraran con cierta sorpresa. Martín habían estado muy callado durante toda la reunión –La verdad agradezco que sea Mak quien se lo diga. Yo no tenía el valor para decirle a Tan que me iría otra vez.
-Será porque el valor no es tu especialidad –intentó bromear Daisy, pero no consiguió mas que sus compañeros sonrieran levemente, por lo que supo que había metido la pata. El valor era uno de sus emblemas, cierto, pero también era el de Tan.
-Si no les importa, tengo que irme –dijo Mak con impaciencia, mirando su reloj –tengo otra cosa qué hacer antes de que se haga más tarde. Entonces ya quedamos, yo hablaré con Tan. Así podrán despedirse de ella con calma.
Todos asintieron y Mak fue la primera en alejarse. Después de ella, cada uno de los niños elegidos se fue retirando a sus respectivas casas, sin saber cómo tomaría su amiga Tan, la única que realmente era de Japón, la noticia de que se quedaría sola.
Claro que no sabían que ella no iba a enterarse cuando se lo dijera Mak.
¿Qué tal¿Los dejé picados? Si dicen que sí, quiere decir que no soy tan mala escribiendo, pero si dicen que no... ¡Pues la verdad me da igual! Me estoy divirtiendo mucho y voy a seguirle hasta que termine de una manera satisfactoria. ¿Sugerencias¿Comentarios¿Quejas y/o inconformidades? Pues dejen sus comentarios (mejor conocidos como reviews) y ya veremos qué pasa después.