Corazones Prestados

by Lían

Historia dedicada a Patry (onee-chan)

Capítulo I: ¿Por qué es tan cruel el amor?


Amistad. ¿Conoces el verdadero significado de un amigo?

Ambición. ¿Qué harías para encontrar la libertad? ¿Para conseguir lo que deseas?

Familia. ¿Serias capaz de romper un lazo de sangre? ¿Sacrificarlo?

Traición. ¿O pensabas que jamás le darías la espalda a tus ideales?

Amor. ¿Hasta dónde llegarías por ese ser que amas?

Corazón. ¿Pensabas que no tenias?... Solo recuerda nunca prestarlo, puede que no te lo regresen...


-"¡Eres muy lento!"-una chica corría siendo iluminada por la luna que resplandecía con alegría.

-"¡Espérame por favor!"-la joven emprendió su camino de nuevo.

-"¡Demasiado lento!"-también había algunas estrellas por aquí y por allá que como si fueran diminutos faros aparecían y desaparecían en el cielo negro-azulado.

-"¡Te tengo!"-salió de atrás de alguno de los árboles sorprendiendo a la joven.

-"¡Me asustaste tonto!"-los brazos del joven rápidamente atrapan a la chica.

-"No te escaparas"-le dijo anhelante. La chica respiraba con agitación por haber corrido. Rápidamente sintió que el aire le faltaba, y eso era porque los labios del joven ya estaban saboreando los suyos...

La oscuridad que les proporciono una nube fue exquisita para los jóvenes. Un beso le siguió a otro que pronto tomaron una intensidad peligrosa.

El jardín, al parecer eso era... árboles se alzaban con intenciones de tocar el cielo ocasionando sombras espectrales.

Flores que soltaban su embriagante perfume al ambiente regalando una atmósfera exótica y excitante.

Brisas frías obligaban a los cuerpos a estar mas cerca que solamente separaban sus labios para llenar de aire sus pulmones.

-"No"-susurró las joven al sentir los labios bajar por su cuello. –"Para"-salió de sus labios acompañado de un suspiro.

-"¿Por qué?"-le dijo anhelante el chico.

-"Tengo sueño, mañana hay una reunión"-las manos del joven seguían impacientes.

-"No vayas"-empezó a jugar con la blusa de seda de la joven amenazando con quitársela.

-"Si como no, vámonos"-se quiso alejar del chico, pero una jaula formada por ese cuerpo lo impedía. –"Vamos"-puso sus manos en el pecho con intención de empujarlo, pero el chico fue mas hábil y la volvió a besar.

-"No te iras"-le susurró al oído besándolo suavemente.

-"Ya es tarde"-dijo agitada de nuevo. Ese joven era muy bueno con lo que hacia. –"Por favor"-suplico, porque sabía que si permanecía mas tiempo ahí no podría controlarse.

-"Eres muy mala"-le musito como si fuera un niño haciendo un puchero. –"Pero..."-suspiro resignado atrapando los labios de la joven regalándole un profundo beso. –"Vamos pequeña que sino no te vas a poder levantar"

-"Cállate"-el chico se alejó de ella tendiéndole la mano. Empezaron a caminar rumbo a lo que pronto tomó la forma de una gran mansión. –"Buenas noches"

-"¿Te acompaño a tu cuarto?"-le preguntó mientras se apreciaba el brillo en sus ojos ambarinos.

-"Si, y que tu madre nos descubra"-le susurro irónicamente, temiendo que las paredes escucharan su comentario, que se enteraran de esa relación prohibida ante los ojos de cualquiera, esa relación que no tenia nombre, pero que latía en los corazones de ambos.

-"Sabes que a mi no me importa, con todo el gusto del mundo me casaría contigo"-la chica sintió algo encogerse en su pecho por las palabras del joven.

-"Vamos a dormir"-se acercó al joven y le dio un calmado beso, acariciándose y deseosos de más, pero se detuvo y emprendió el camino a su habitación en la mansión.

-"Buenas noches mi querida Sakura"-susurró al aire y se perdió entre las sombras que cubrían con su manto secreto, los misterios de ese lugar.

Caminó hasta su habitación haciendo un ruido muy rechinante con la puerta, por lo que otra puerta, en el final del oscuro pasillo dejó salir una luz.

-"¿Xiao Lang, eres tu?"-la voz grave de un hombre se escuchó.

-"Si, no podía dormir y fui a tomar leche..."-le contestó sin más importancia mientras giraba la perilla de su puerta.

-"Te importaría venir un momento..."-el chico suspiró un tanto hastiado pero caminó rumbo a la puerta.

-"¿Qué te sucede?"-un hombre unos cuantos años mayor que él. Veintiséis años aproximadamente, cabello negro brillante y sedoso, ojos del mismo color que los del otro chico, de un ámbar inconfundible, ese era el color de ojos de la nueva generación de los Li: Shiefa Li, hermana mayor de seis, Fanren Li, la siguiente en la línea respecto a nacimientos, Feimei Li la mas alegre de todas, Fuutie Li la menor de las hermanas, Zhang Li, heredero de la dinastía Li, primer varón y por consiguiente próximo jefe del Ministerio. Y por ultimo Xiao Lang Li, el menor de la familia, de aire rebelde y bastante feliz de no tener la cantidad de obligaciones que su hermano mayor.

-"Dirás que soy estúpido pero, estoy bastante nervioso, tomar las riendas de la familia no es muy fácil"-susurro sentándose en la cama seguido de su hermano menor.

-"Estarás bien Zhang, naciste para eso, no se que hubiera hecho yo si estuviera en tu lugar"-le dijo sonriente el chico castaño mientras acompañaba a su hermano mayor, el orgullo de la familia Li, el hombre con la capacidad de guiar a la dinastía y el soltero más codiciado de toda China.

El castaño arrugó la frente al sentir la mano de su hermano revolver sus cabellos.

-"Tu siempre tan huraño Xiao... a veces me gustaría ser como tú"-el chico reaccionó ante el comentario levantando las cejas. –"No te miento, muchas veces te he envidiado, pero no puedo huir de mi destino, por lo que me convertiré en el jefe de la dinastía"-en su tono había tristeza implícita, que sólo se podía percibir si habías vivido toda tu vida con él.

-"No sé qué es lo que me puedes envidiar, si para los ojos de todos, tu eres perfecto"-se lo dijo honestamente.

-"Me haces reír. ¿Yo, perfecto?, si ni siquiera puedo conseguir una prometida"-

-"Sabes que puedes escoger a la mujer que tu quieras y ella lo será"-el chico mayor negó, mientras cerraba los ojos momentáneamente.

-"Eso no sirve de nada, me gustaría una esposa que me quisiera por lo que soy, no por lo que tengo"-

-"¡Ah!"-Xiao Lang estiró los brazos con pereza y regresó a mirar a su hermano. –"Las mujeres son bastante difíciles de tratar, pero de seguro conseguirás una, de no ser por tus estudios en Francia hace cinco años que habrías tomado el mando; y de seguro ya estarías casado"-en su tono había ese rin tintín que hacia su voz inconfundible. Sensual y grave.

-"Lo dices como si fuera fácil"-se acercó a la esquina de su habitación, que bien parecía todo un piso. Había cuatro puertas distribuidas, se acercó y abrió una, bajó con suma delicadeza un tablón y apareció un mini bar.

-"Nunca lo había visto"-le dijo sinuoso, acercándose mientras vertía liquido ambarino en un vaso.

-"A veces uno necesita alcohol para despejar su mente"-chocaron sus vasos y bebieron el contenido como dos grandes camaradas que eran.

-"Yo siempre creí que servia para todo lo contrario"-su hermano soltó una risa mostrando sus dientes, mordiéndose un poco el labio en el momento que el licor lo empezaba a recorrer.-"Fuerte ¿verdad?"-se sentaron, Xiao Lang en una silla y Zhang en su cama.

-"Sí"-pero sintió paz dentro de sí. Siempre se había hecho la misma pregunta ¿Qué sería de él, de no ser el hermano mayor? ¿De ser un trabajador normal o un vendedor? Haber nacido en otra cuna, una que no poseyera tantas responsabilidades, ni tantas obligaciones.-"Mi pequeño hermano, ya quisiera yo, regresar a tu edad. Veintitrés años, sin duda, esa es la mejor edad"-

-"No eres más que tres años mayor que yo, y a veces pienso que fui un relativo accidente, porque después de que tu nacieras ya no tenia sentido seguir teniendo hijos ¿no crees?"-bebió de un solo sorbo lo que contenía el vaso y lo depositó en el escritorio.

-"Yo creo que Madre pensó en no dejarme solo con cuatro hermanas, ¿te imaginas?, estaría loco..."-ambos rieron con alegría, sin duda sus hermanas mayores estaban un poco locas, aunque gracias al cielo ya estaban casadas.

-"Intento quitar la imagen de mi cabeza, tu corriendo con vestidos llenos de listones"-

-"¡Cállate!"-le dio un leve golpe en la cabeza haciendo mover su cabellera.

-"Todo maquillado y oliendo a niña"-su tono era burlón, fuera de formalidades. Justo como se tratarían un par de hermanos que crecieron siendo amigos. En esos momentos no creerían que Zhang Li era el heredero de una cantidad de dinero incalculable, que tenía que dirigir todas las industrias que vivían a las faldas de su familia. Que además de eso, tenían orígenes místicos y hechizantes. Parientes lejanos de un afamado brujo que había creado un libro de Magic Cards, que ahora pertenecía a cierta jovencita de ojos verdes que era invitada en la mansión principal.

El momento más importante había llegado, el día de mañana tomaría las riendas de toda la familia, dejando a la pobre Ieran Li, descansar un poco. Lo que no era necesario, porque la seria mujer se mantenía bella, a pesar de su ya avanzada edad.

-"Me gustaría pasar el resto de la noche burlándome del 'próximo jefe' pero yo sí debo dormir"-se rasco un poco la cabeza y se levantó moviendo la silla.

-"Aunque quiera, no podré hacerlo, descansa Xiao"-éste se detuvo y lo miró con una sonrisa.

-"Tu también, al menos, inténtalo..."-antes de salir por completo agarró un cojín cercano y se lo aventó a su hermano en la cara. –"Buenas noches"-y salió airoso, escuchando a su vez las risas de su hermano. Su hermano mayor.

Entró a la habitación que le habían asignado. Era invitada de honor en la mansión principal de los Li. Era principal porque a su alrededor tenía ocho mansiones más pequeñas, en las que vivían otros familiares. Eran como un caracol, que justo en su centro tenía la más grande de todas las edificaciones.

Se deshizo de los tacones con un fuerte movimiento de las piernas y buscó el apagador con su mano derecha. La luz eliminó todas las sombras del lugar, dejando a la vista la más refinada de las habitaciones, con todos los detalles cuidados; desde las cortinas blancas que eran mecidas por la brisa nocturna, hasta los retratos y paisajes que descansaban en las paredes de bello color beige.

Se desabotonó la camisa y entró a la puerta del armario en busca de su camisón.

Al salir, recorrió con la mirada su preciosa habitación, encontró a cierto peluche amarillo descansando sobre un cojín con migas por toda la boca. Sonrió quitándose el pantalón y metiendóse bajo sus cobijas en busca del calor, para pasar la noche, esas noches frías de otoño que se vivían año con año en Hong Kong.

-"Syaoran..."-salió de sus labios antes de dormir, y estuvo en sus pensamientos al levantarse.

Estiró los brazos perezosamente, abriendo los ojos con temor de recibir la luz que ya se infiltraba por su ventana, la cual, había dejado abierta a pesar del frío.

Sacó los pies de la cama, buscó sus pantuflas y las deslizó por sus pies para levantarse con rumbo al baño.

Un poco más despejada, sacó un par de prendas de su armario. Un traje sastre de color negro, falda corta y un saco de pequeños botones. Hurgó en sus cajones, sacando un juego de ropa interior y volvió a entrar al baño.

Se escuchó el agua de la regadera mientras cierta cosa voladora, revoloteaba de aquí a allá gritando el nombre de la bella joven castaña y oji-verde. Su delgado cuerpo ya era cubierto por las prendas, que solo exaltaban sus largas piernas y la esbeltez de su figura. Su cabello, cuidadosamente enrollado en una toalla, cayó en forma de cascada mojando al animalillo.

-"¡Date prisa!"-le inquirió el muñeco de nuevo.

-"Ya voy Kero..."-deslizó varias veces un cepillo, dándole brillo y forma. Abrió un maletín que estaba al alcance de su mano derecha y sacó otro más pequeño. Se puso una leve sombra verdosa sobre sus párpados, delineó sus ojos; solo faltaba un poco de brillo en sus labios y su maquillaje estaría completo. Así lo hizo y se levantó del taburete enfrente de su tocador.

De pronto, su altura aumentó, luciéndose en sus pies unos zapatos altos. Parecía una alta ejecutiva. No era eso exactamente, pero era una junta importante; alisó su saco y emprendió el viaje al salón más grande de toda la casa, el cual ya estaba arreglado desde días anteriores.

-"Buen día señorita Sakura"-le susurró un hombre mayor con traje de mayordomo, mientras le abría la puerta –"La están esperando"-Sakura le sonrió a Wei, si ese era su nombre. Entró, ocasionando con ello que todos se levantaran de sus asientos.

-"Siento haberlos hecho esperar"-se inclinó. Todos los hombres de la sala, siete en total, esperaron a que se sentara.

-"No se preocupe"-le dijo el mayor de ellos. Aclaró su voz, tosiendo un poco; como si se preparara a entrar en un tema muy difícil. –"Tal vez se le haya hecho muy raro nuestro llamado, espero no haber distorsionado ningún plan importante"-Sakura le negó con la cabeza sonriendo.

-"No se preocupe, mi carrera no deja mucho tiempo libre, pero pude conseguir un permiso por tres meses, sólo espero que sea suficiente para que atienda el asunto que los inquieta"-todos los hombres le sonrieron con afabilidad. Era una muy buena mujer.

-"Me temo que no será suficiente, bueno... si acepta, claro está"-se sorprendió, pero volvió a sonreír. Primero debía escuchar lo que tenían que decirle.

-"Para no hacer esto mas largo, entraremos a la discusión"-asintió y recorrió velozmente con su mirada a los interlocutores. Los siete hombres del Comité. No se podía calcular la edad de cada uno ya que su nivel mágico podría, incluso, hacerlos vivir cientos de años más de lo normal.

Oyó muchos halagos, lo que se le hizo muy extraño. Había escuchado decir a Syaoran claramente: 'Si te halagan mucho, es que quieren algo muy grande'

Dos horas después de haber entrado en ese gran salón, salió. Ya con una solución tomada, una solución muy difícil de afrontar, pero como ellos le habían dicho claramente:

-"Señorita Sakura, un clan necesita una mano firme que los guíe, son como una manada de ovejas, si el pastor no sabe conducir a su rebaño podría arriesgarse y perder todo lo que tiene. Y para que el pastor trabaje adecuadamente, debe estar seguro..."- Y lo que menos quería era perjudicar de esa forma todo un clan. Caminó despacio, intentando asimilar lo que acaba de escuchar, peor aun, lo que acaba de aceptar. La odiaría, la querría matar de seguro, pero le diría la verdad, ¿Sería ella quien se lo dijera? Le temblaban las manos de solo pensarlo, una fuerte punzada en su cabeza la hizo reaccionar. Casi inconscientemente había llegado a su habitación. Giró sobre sus talones emprendiendo la huida. ¡No estaba lista para hablar con él!

Corrigió su camino, ahora se dirigía a su habitación, dio la vuela en el último pasillo cuando algo impidió que siguiera caminando.

-"Cuidado por donde caminas preciosa"-¡Era su voz! Se acercó rápidamente a ella y la atrajo dentro de una habitación bastante estrecha, de seguro el armario para las personas de limpieza.

-"N-no... espera Syaoran"-intentó salir de nuevo, pero era muy poco el espacio si quiera para respirar.

-"Adoro cuando me llamas así, siento que estoy mas cerca de ti. Oír tantas veces Xiao Lang me tiene loco"-le dijo cerca de su oído sin soltar su cintura.

-"Pero si ese es tu nombre"-susurró intentando esconder su nerviosismo y que no se enfocara en ella.

-"Si, pero se oye mejor cuando una boca tan hermosa como la tuya lo pronuncia"-se agachó para buscar los labios de la joven y pudo divisar una sombra acechando sus ojos esmeraldas.-"¿Estas bien pequeña? ¿Pasó algo grave en la junta? ¿Te tienes que ir ya? Tendré que mudarme a Tokio"-empezó a jugar con su cabello, haciendo pequeños bucles entre sus dedos.

-"N-no... s-solo que..."

-"Te dijeron cosas que no debían. ¡Ah! Como me hacen rabiar, hablaré con Zhang de inmediato, verás que los pone en su lugar"-sintió que la joven agarró con fuerza su camisa y dudo mucho de su estado-"¿Estas bien Sakura?"-le preguntó de nuevo, pero ella negó. Se acercó al joven y lo besó.

Syaoran dudo por unos momentos, pero la calidez que desprendía la boca de su compañera lo guió, acercó más sus cuerpos, casi fundiéndose en uno, pero él la sentía triste, desolada... sin esa chispa que emanaba cada vez que estaban juntos, sin esa alegría.

¿Acaso extrañaba su casa?

Pero si solo llevaba ahí una semana y media.

La joven lo siguió besando, lentamente, como un suave vals...

¿Cómo iba a decírselo? se preguntó acariciando suavemente la nuca de su compañero.

¿Cómo lo iba a tomar?

Conociéndolo, como lo hacia, se volvería violento, refutaría la idea, pelearía hasta el cansancio.

¡La odiaría de por vida!

-"Estas cansada ¿verdad? No debieron haberte levantado tan temprano, iba a buscarte pero sólo me encontré al odioso del peluche amarillo roncando como oso"-debía haberse escuchado una risa por parte de la joven castaña, pero no, sólo había silencio y sus respiraciones chocando contra todo. –"Vamos, ve a descansar, me gustaría anunciar nuestro noviazgo en la cena, han empezado a acomodar todo para el cambio de poderes, y podrás estar libre hasta las cinco. Ve pequeña duerme unas horas, así estarás más hermosa"-

-"S-si"-

¿Qué iba a hacer?

¿Qué?

¿Había escuchado bien?

¡Iba a anunciar su noviazgo en la cena!

-"No creo que pongan objeción alguna, eres linda, poderosa, heredera del poder de Clow, además de todo una trabajadora ¡Eres perfecta!, me felicitaran por haberte tomado como pareja"-no vio alegría en los ojos de Sakura. No había nada ahí, era como si navegara en un par de lagunas verdes que se mantenían quietas y pasivas.

Syaoran se empezó a mover, para poder salir ambos de tan estrecho cuarto, pero ella le detuvo. Se aferró a su cuerpo como un náufrago lo hace a una tabla en altamar. Puso ambas manos en la cara del ambarino y lo miró fijamente. El castaño sintió un escalofrió recorrerle por la espalda y una punzada en el corazón.

Sakura no estaba bien.

Lo sabía, lo sentía, lo veía...

-"Te amo Syaoran, pase lo que pase... quería que supieras que te amo"-Xiao Lang la abrazó contento, nunca le había dicho tal cosa.

-"¡Yo también te amo dulzura!"-la abrazó levantándola levemente del suelo. Ella se negó a soltarlo durante unos minutos. Así, aferrada a su masculino cuerpo derramó una lágrima, solo una, lo suficiente para apaciguar su tristeza y le dio un suave beso en la mejilla.

-"Solo recuérdalo ¿si?"-él asintió sin entender mucho y apretó la cintura de la chica.

-"¿Cómo podría olvidarte?, con esa sonrisa diciéndome que me amas, ¡jamás te olvidaría!"-la joven sonrió tan sinceramente que creyó que ya estaba bien, pero lo mejor era dejarla descansar -"Ve, descansa y prepárate para dejar de escondernos, y por fin gritar por los pasillos lo que sentimos"

-"S-sí"-asintió tímidamente mientras salían despacio, intentando no tirar nada a su paso.

Todo a su alrededor giraba, sentía el vértigo hurgar en sus sentidos y asechar su mente. Cuando por fin estuvieron fuera del recóndito lugar, sus pies no le respondían adecuadamente haciendo que casi perdiera el equilibrio.

-"¿Estás enferma?"-ya lo estaba preocupando demás, lo mejor seria acompañarla.

-"N-no, solo... u-un poco mareada..."-su voz estaba a punto de quebrarse, el llanto iba a acechar sus ojos.

¡Ya no podía verlo a los ojos!

-"Te acompañó a tu habitación"-era una afirmación. Pasó su brazo por su espalda hasta que topó su cintura y la apoyó en su cuerpo.

-"No te preocupes Syaoran, puedo caminar"-era en momentos como ese en los que odiaba los zapatos altos, preferiría unos cómodos tenis, pero no sabia porque su mente divagaba en esos momentos.

-"Sí, sé que puedes caminar a la perfección, pero me gustaría acompañarte"-le guiñó un ojo y ella sintió otro puñal clavarse en su espalda.

-"No"-su pie volvió a trastabillar y el castaño la pegó más a su cuerpo, ya sin importarle que la servidumbre los viera y susurrara.

-"Ya pronto toda la casa sabrá, eso acelerara las cosas"-la saliva se trabó en su garganta. El sabor amargo le recorrió la boca. El chico les sonrió a las mucamas que se sonrojaron.

-"N-no hagas eso"-intentó mantener su paso hasta llegar al pasillo que conducía a su habitación.

-"Hemos llegado a sus aposentos mí querida princesa"-giró la perilla de la habitación de la joven y la ayudo a pasar.

-"G-gracias"-le impidió pasar con su propio cuerpo, recargó todo su peso en las puntas de sus pies y lo besó suavemente.

-"Te amo"- se contuvo de volverla a besar y no poder dejarla descansar por lo que dio unos pasos retrocediendo. Lo último que divisó fue la triste mirada que tenía su linda compañera, pero la confundió con una de cansancio. –"Descansa pequeña, descansa"-su sonrisa era jubilosa y reconfortante.

Sus pasos tenían pequeños saltitos, en su mirada había esa chispa que desprenden las personas enamoradas, rápidamente una canción se posó en sus labios y sin ninguna inhibición la susurró al viento, esperando que la noche cayera sobre ellos y poder darle a conocer al mundo sus sentimientos.

-"¿Qué te pasa hijo?"-se había topado a su madre antes de huir al jardín, su lugar preferido. Su escondite, su refugio.

-"Nada Madre, si me disculpa"-se inclinó respetuoso ante la matriarca del clan y dio media vuelta.

-"Usa ropa ceremonial esta noche, tenle respeto a Zhang"-le dijo en su tono neutro.

-"Lo se Madre, 'respeto al jefe del clan'"-siguió su camino.

-"No lo olvides"-tomó con delicadeza su vestido, levantándolo un poco. Desplegó su abanico.-"No lo olvides"-no se podría decir que no estaba orgullosa de su hijo menor, pero aun así era más importante Zhang, ya que él se ocuparía del porvenir de toda la familia y Xiao Lang solo administraría las ramas externas, así como el comercio de la materia prima que eran productores. Camino deslizándose, como toda una dama. Todos se inclinaban a su paso.

Antes de entrar al gran salón acomodó su peinado con delicadeza y volvió a plegar su abanico.

-"Buenas tardes señores"-Ieran Li se abrió paso y se sentó en la segunda silla. –"¿Ha tomado la decisión ya?"-

-"Si Señora, la Señorita Sakura nos ayudará"-se pudo haber visto un gesto de alivio en la inmaculada cara pálida de la señora, pero lo escondió de inmediato.

-"Con su permiso"-dio el ademán de levantarse.

-"Espere Señora, hay otro tema a tratar, hay un problema con las mansiones"-la Señora Ieran se volvió a sentar y los miró fijamente.

-"¿Qué es lo que pasa?"-un mechón incidente salió de su peinado, siendo acomodado en segundos por las blancas manos. Sin duda lo mejor era que su hijo Zhang llevara las riendas de la familia, ella ya estaba muy cansada para seguirlo haciendo. Criar a cuatro mujeres y dos hombres no es nada fácil, y prácticamente lo hizo sola, porque para su marido solo existían las finanzas y el clan. Asintió ante una pregunta formulada por uno de los ancianos y oyó el discurso sin escucharlo realmente. Estaba un poco impaciente por los sucesos que acontecerían esa noche.

-"¿Sakura? ¿Estás bien?"-al instante de haber cerrado su puerta cayó sobre sus piernas. Un sonido seco se escuchó mientras ella resbalaba por su puerta. –"¿Qué pasó?"-

-"Nada Kero"-puso ambas manos en su rostro y levantó sus rodillas abrazándose a ellas.-"¿Qué hice?"-el guardián del sol, no pudo escuchar esas palabras que rápidamente se convirtieron en sollozos y minutos después en un llanto desconsolado.-"¿Qué hice?"-se dijo repetidamente. Dejó que las lágrimas corrieran por sus mejillas, brillando por la luz de la mañana que entraba por su cortina.

Fugaces recuerdos corrieron por su mente, momentos compartidos con él...

¿Por qué le hacía esto?

¿Por qué lo iba a lastimar tanto si lo amaba aún más?

Sus manos recorrieron su cabeza y estrujaron su cabello con desesperación. Los minutos reposaron sobre sus hombros y se convirtieron en pesadísimas cargas que flagelaban su espalda.

Sus ojos lloraron como una noche de abrupta tormenta, se hundieron en su oscuridad y anhelaron, de igual manera, la luz del sol.

-"¿Por qué lo hice?"-esa pregunta sí tenía respuesta, y lo peor era que... esa respuesta jamás la aceptaría él. La odiaría, de eso ni duda había, pero, un par de suspiros se escaparon de su boca. Pero era lo mejor, si ella los rechazaba, jamás permitirían algún tipo de relación con él, lo mejor sería dejarlo así y vivir.

¿Vivir?

Bueno, si no era a su lado, nada seria vida, pero aunque a veces no era lo mejor, si era lo correcto.

Se levantó del suelo con un pesor tremendo. Como pudo se descalzó y se hundió en la cama. Su nariz detectó un aroma reconfortante y le llegó paz, rápidamente fue seducida por Morfeo e intentó asimilar que todo había sido una pesadilla, que todo eso en realidad no estaba pasando.

Su guardián no preguntó más, sabía a la perfección que cuando no le respondía, lo mejor era dejarla. Ella se desahogaba sola, eso había aprendido, ese era lo mejor. Se sentó en la cabecera de la cama y la observó dormir por varias horas, en las que el mismo nombre, el nombre de ese mocoso molesto se apoderaba de sus labios.

-"Syaoran..."-sus cabellos estaban revueltos sobre la almohada. Al parecer tenía una pesadilla porque su frente estaba envuelta en sudor. El traje sastre que seguía trayendo, no le permitía grandes movimientos, pero aun así no dejaba de repetir el nombre del chico.

Eran las tres treinta. El reloj de la sala hacia su rutinario tic tac, seguido por el enorme péndulo de color platinado. Su Madre quería hablar con él y la esperaba sentado en su sofá favorito.

-"Acompáñame Zhang"-el próximo líder del clan se inclinó ante su Madre y la siguió. –"¿Cómo te sientes?"-su tono era mas acogedor que de costumbre, a decir verdad estaba de muy buen humor.

-"Bien"-asintió mientras entraban al despacho privado.

-"Xiao Lang, ya nos está esperando"-le dijo como aviso.

El joven de mirada ámbar dejó que su Madre entrara para después cerrar la puerta tras de sí. Otra puerta estaba enfrente de ellos, y es que para llegar al despacho se tenían que abrir cuatro puertas. La segunda puerta, al igual que la tercera y la cuarta ya se encontraban abiertas. La mujer cerró los ojos unos segundos para después volverlos a abrir. –"Te he dicho mil veces que cierres las puertas Xiao Lang"-

-"No Madre, me lo has dicho un millón, pero aun así lo hago ¿no?"-Zhang miró a su hermano divertido y se sentó enfrente del escritorio donde su Madre ya se acomodaba.

-"¿Cómo estas Zhang?"-¿Cuántas veces le habían hecho esa pregunta ese día?, ¿Quién podría decirlo?, pero siempre contestaba lo mismo.

-"Bien Xiao..."-el castaño dejó su trago ante la mirada inquisitiva de su Madre, al parecer a él no le inmutaban sus escasos gestos.

-"Solo es un poco de coñac Madre, te aseguro que no moriré..."-la Señora no lo miro, era como si no lo hubiera escuchado.

-"Están aquí los dos, como únicos varones de este clan debemos hablar claramente de sus esposas"

-"Madre por favor"-interrumpió el castaño bastante hastiado de tocar ese tema. Ya lo había dicho una y otra vez.

¡No quería que le impusieran esposa!

-"Por primera vez Xiao Lang, escucha primero y después disputa"-se dejó caer pesadamente en el sillón de piel negra, le esperaba un largo discurso de valores morales y la importancia de la familia dentro del clan. Dicho y hecho, su madre les dijo lo mismo que hace años, que hace meses, que hace semanas... siempre lo mismo.

Eran ya las cuatro y quince cuando salía del despacho. No entendía la cantidad de sentimientos que revoloteaban por su cuerpo, pero el primero era furia.

¡Furia! ¡Roja y humeante furia que le cegaba la vista!

No se preocupó en saludar a los ancianos que lo reverenciaban, tampoco se detuvo a ayudar a la mucama que había tirado en el camino.

Solo tenía un objetivo.

Llegar con ella. Verla...

Parado frente a la puerta dudó unos momentos, no sabía si era correcto verla con tanto odio dentro de sí, pero no tendría otro momento, no habría más oportunidades...

Tocó con gran fuerza la puerta y sin permiso para entrar se introdujo en la habitación. De manera inmediata diviso al guardián que se elevó a su encuentro. Susurró palabras chinas, de un origen más antiguo que su familia.

-"¡Maldito!"-susurro Kero al verse envuelto en una pequeña burbuja que lo hizo perder el conocimiento.

Syaoran bloqueó la puerta de cualquier intruso y silenció el lugar. Nadie fuera de la habitación podría escucharlos, ni siquiera su poderosa madre, ni siquiera ella podía contra la furia de su hijo.

-"¡SAKURA!"-gritó fuera de sí, al verla dormida con una cara angelical su estómago se comprimió y la furia aumentó. Al ver que no despertaba no dudó en acercarse a la cama y apretujar el delgado cuerpo que poco a poco se desperezaba.

-"¿Qué pasa?"-susurro aún somnolienta. Al ver a la persona que la lastimaba por la presión de sus brazos, supo de manera inmediata que él, ya se había enterado.

-"¡¿QUÉ PASA?!"-le dijo totalmente fuera de sí. Es como si un demonio se hubiera apoderado de él. Esa era exactamente su pesadilla volviéndose realidad. –"¡DÍMELO TU!"-le exigió aumentando más la presión. Sakura hizo una mueca de dolor con lo que el chico comprendió y la dejó. Se levantó de la cama y empezó a caminar de un lado a otro estrujando su cabello con desesperación.

La joven castaña se sentó en la cama, totalmente despierta. Acomodó su falda como pudo y vio a su guardián inconsciente, flotando dentro de una burbuja.

-"¿Qué le hiciste?"-

-"¡No quería que me interrumpiera!"-no quería hablarle así, le dolía gritarle. Pero era lo único que podía hacer, lo único con coherencia. –"¡ESTOY ESPERANDO UNA RESPUESTA! ¡UNA RAZÓN!"-se volvió a acercar a ella y buscó una contestación en sus ojos, pero lo único que vio fueron esas lagunas verdes que tanto amaba.-"¡UNA RAZÓN, MALDITA SEA!"-Sakura supo de inmediato que su cuarto estaba bloqueado por lo que podrían hablar libremente.

-"Lo hice por ti"-lo miraba a los ojos, sin temor alguno en su mirada, pero por dentro temblaba de horror, al saber que lo podría perder en esos momentos.

-"¡¿POR MI?! ¡¿POR MI TE VENDISTE AL CLAN?!"-le volvió a gritar enfurecido. En su subconsciente quería asustarla, hacerla sufrir como él lo hacia. Sakura lo miro indignada.

-"¡Yo no me vendí!"-le dijo sollozante-"Tu sabes que sino aceptaba jamás podríamos estar juntos"-el chico soltó un soplido harto.

-"¡¿Y AHORA SÍ?! ¡¿YA PODREMOS ESTAR JUNTOS?!"-le inquirió ilógico. Sakura agachó su mirada unos momentos, para después ver el dolor en los ojos del joven.

-"L-lo siento"-

-"¿Desde hace cuanto lo sabes?"-le dijo ignorando su disculpa.

¡Lo había engañado como a un idiota!

-"Me lo dijeron esta mañana..."

-"¡HOY!"-gritó más encolerizado. Hundió sus puños en el colchón, intentando quitarse de encima todo el coraje que perforaba su corazón.

-"Si... para eso era la junta"-el chico reflexionó un poco.

-"¡¿POR QUÉ?!"-esa era la pregunta que se metía a su pecho como puñal.

-"Por ti, jamás permitiría que algo referente a tu clan te afectara"-lo vio ponerse de pie desesperado.

-"¡AL DIABLO CON EL CLAN SAKURA!"-la joven se sorprendió por la intensidad de las palabras del joven. –"¡TE AMO! ¡¿NO LO ENTIENDES?!"-le dio la espalda. Respiró en reiteradas ocasiones para intentar tranquilizarse, pero todo era inútil.

-"Claro que sí. Yo también te amo"-el joven giró de improviso.

-"¡¿SÍ?!"-le dijo inseguro e irónico. Se acerco a ella y volvió a apretar el costado de sus brazos.-"¡¿ENTONCES PORQUE TE VAS A CASAR CON ZHANG?! ¡CON MI HERMANO! ¡MI PROPIA SANGRE!"-las palabras rebotaron en los oídos de Sakura, metiéndosele en lo mas profundo del corazón.

-"Y-yo..."-ya no sentía el dolor que le ocasionaba el chico castaño con su presión, sentía dolor en su alma y un profundo vació en su corazón.

-"¡DÍMELO!"-la sacudió de tal forma que la chica no pudo evitar un grito de dolor.

-"Me lastimas Syaoran..."-el joven se percató de las lágrimas que fluían como dos ríos, por los ojos de la chica y la dejó en libertad. Sakura se frotó los brazos con dolor y empezó a sollozar de nuevo.-"Lo siento mucho, de verdad lo siento, pero no podía hacer nada... ellos sólo me dijeron que debía aceptar, que era necesario que la Card Master se casara con el heredero del poder de Clow... que..."-dejo de hablar al ver la mirada tan tierna y llena de arrepentimiento que expresaba el joven.-"Y-yo..."-el joven tomó el mentón de la castaña y lo levantó. Hundió sus labios en los de ella, besándola con desesperación, como si no hubiera mañana, y a decir verdad, no había mañana...

Al menos no para ellos.

Su manera de besar era reverenciosa, única y sublime.

-"Perdóname Sakura..."-le susurro arrepentido. Se perdió de nuevo en los hermosos ojos verdes de la joven, que si se lo proponía podrían enamorar al mismísimo demonio.-"No fue mi intención lastimarte... es solo que..."-su mirada se endureció, se torno fría y distante. La misma mirada que tuvo cuando lo conoció. Sakura cerro los ojos, intento guardar esa fría mirada en el mas alejado rincón de su mente y lo encaro de nuevo.

-"Está bien..."-aún seguían abrazados, ninguno quería soltarse.

-"¡Voy a hablar, voy a impedir tu boda Sakura!"-ahora su mirada era determinante. –"¡Absolutamente nadie te quitara de mi lado, ni siquiera mi hermano!"-la joven tembló inconscientemente, sabiendo que él jamás mentía.

Y nadie lo vencía.

-"P-pero, los ancianos, tu madre, tu hermano..."-lo dijo ya sin voz.

-"¡No importan Sakura! ¡Sólo importamos tu y yo, sólo eso!"-

-"No"-la volvió a besar. Pero había algo implícito en ese beso, la decisión y la determinación de que no la dejaría.

¡Nunca!

-"¡Ni siquiera mi hermano me alejara de ti Sakura, eres mía y siempre lo serás!"-un beso más marcó la firma de ese pacto. Sakura no huyó a las caricias que le propicio después de ese beso, tampoco negó las palabras de amor que se expresaban.

Sólo se dejó llevar hasta que las campanadas de su pequeño reloj cucú, demostraron que eran las cinco, la hora de la cena se acercaba. No tardarían en irla a buscar.

-"Jamás lo olvides Sakura, así estés a su lado, yo estaré en tu corazón."-esas palabras sin duda alguna, se guardarían de manera infinita en su mente.

Con dolor, los amantes se separaron esperando que la noche siguiera siendo su protectora y que las sombras de la mansión los mantuvieran en secreto para siempre. A pesar de los retos que eso implicara: pelear contra un clan entero, una lucha que parecía difícil, pero que no era imposible...

Continuara...


¿Qué les pareció?... Bien, no hay mucho que explicar, este es el regalo de aniversario que tengo preparado para todos ustedes... Además de que esta historia esta totalmente dedicada, osease TODA LA HISTORIA... a Patry-Padilla mi KERIDISISIMA ONEE-CHAN...

Espero que les guste... Yo prometí temas nuevos y este sin duda es uno... Se me olvidaba... este fic esta creado en honor de mi onee-chan sanguínea... Thiany... este es tu fic, tu idea y tu historia...

Un beso, y ya saben un review no le cae nada mal a Lyani...

Otro beso...

Bye...

4ever Lían.