Hola pues... despues de tanto timepo por fin vuelvo a colocar este loco fic, quiero agradecer y dedicarlo a la persona que admiro heheh girl magic del anime puyaaa gracias por tu apoyo, gracias a eso lo volví a colocar heheh solo espero por fin terminar este fic heheh ademas que... publicaré todos los días, espero y lo leas mujer.

ahhh y gracias por las personas que antes se tomaban la molestia de leer esta locura.

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N/a: Nostalgia me da releer mis notas de autor de hace mas de 10 años jajaja, pues no se si alguien leera esto pero por las dudas aviso que reemplazare cada capitulo de este fic por que lo ando reescribiendo. La razón? Me da vergüenza como esta escrito aunque con cariño recuerdo este mi primer fanfic.

Porque hago esto y no termino mis otras historias? Porque esta ya esta hecha, solo arreglare algunas cosas y agregare minimas (es mas fácil con algo ya hecho) jejeje. Gracias a quien desee leer.

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EL ORGULLO DE UN SHAMAN.

CAP 1 (reeditado) : El encuentro con la familia Tao

Sintió como cada musculo de su cuerpo se resistía al más leve movimiento. Su cabeza explotaría de un momento a otro debido al dolor punzante que la aquejaba; su vista comenzó a mejorar tras parpadeaba mas rápido.

Pudo percibir luego de unos segundo el piso de madera bajo ella y como su cuerpo sentía cierta resistencia al intentar tomar asiento con dificultad.

Miró una de sus manos en el piso y trató de sacudir los cabellos que obstruían su visión.

Movió su cuello como si buscase algo en especial y de pronto la visión de dos cuerpos tendidos sobre un charco de sangre la paralizó.

Su labio inferior comenzó a temblar y el horror estaba suprimiendo el dolor en su cuerpo.

"- ¿Mamá?... – murmuró incrédula acercándose y tocando aquellos cuerpos inertes - ¿Papá? – llamó casi indefensa cuando por fin las lágrimas acudieron a su rostro luego del shock.

"- ¡Ahí esta! – escuchó el rugido de un hombre cuando la puerta de esa pequeña habitación se había abierto de par en par mientras miraba horrorizado la escena. Un sujeto alto de cabellos y ojos oscuros que se dirigía a ella con desprecio - ¡Es ella! ¡Ella los asesinó!"

"- ¿Asesinó…? – repitió en medio de su estupor al volver su mirada a los cuerpos en el piso. Ahora las lágrimas bajaban sin poder controlarlas, sin mostrar alguna emoción en su rostro solo el horror de escuchar aquella acusación."

"- Eres un ser maligno… – dijo el sujeto con una mirada oscura y acusadora justo cuando otras personas llegaban tras él para mostrar la misma expresión una vez estudiaban la escenas - ¡Un ser despreciable!"

Aquella clase de miradas dirigidas a ella eran comunes, aun podía recordar como cada día tenía que vivir en aquella aldea con personas que la juzgaban por algo que no controlaba.

Ahora cada espectador de la escena agregaba una nueva emoción en su rostro… la de odio absoluto a ella.

Negó con su cabeza por primera vez temiendo por su vida. Intentó arrastrarse tratando de alejarse de ellos pero al hacerlo se topó contra una daga en el piso completamente ensangrentada lo cual la hizo gritar y arrastrarse mas lejos de los cuerpos.

Sentía su cuerpo temblar al mirar aquellos bultos en el piso, lo que le hacía murmurar sus nombres con dolor al ver que ya no se movían.

"- No cabe duda – dijo el hombre escupiendo con desprecio sin dejar de observarla – este pequeño monstruo acabó con ellos

"- Y-Yo no lo hice… - susurró con debilidad que luego fue tomando mayor volumen de voz a medida que se mezclaban con sus lágrimas - ¡Yo no hice nada!"

"- ¿Cómo pudiste Tamao? – dijo una de las ancianas tras aquel sujeto mientras la miraba con lastima y miedo – ellos te amaban… ellos no pensaban que los lastimarías, pero al final… solo eres un ser maligno."

Tamao le miró con dolor, aun podía recordar que esa anciana solía regalarle dulces cuando podía.

Tenían que creerle, ella no lastimaría a esas personas que tan gentilmente la habían acogido como hija…

"- Deberíamos deshacernos de ella – se escuchó entren la muchedumbre – debería terminar igual que ellos."

Palideció al escuchar aquellas palabras. El horror la embargó y de pronto comenzó a dudar de sus acciones… ¿lo habría hecho de verdad? ¿Por qué no podía recordar un hecho que seguramente sería el peor de su vida?

"-¡Alto! – se escuchó un gritó mientras varios de los espectadores se movían de lugar con cada empujón del recién llegado."

"- Miya… - murmuró el sujeto con recelo al ver a la joven mujer de cabellos castaños largos y mirada del mismo color."

"-¡No le harán daño a la pequeña Tamao! – gritó causando el estupor y el enojo de algunos de los presentes."

"- Siempre terminas protegiendo a este engendro – dijo el sujeto mirando a Tamao – tan ilusa y estúpida como esos dos ahora muertos ¿es que no puedes ver que esta situación no tiene arreglo?"

"- ¡No fui yo! – se defendió mirando a la mujer recién llegada y luego a los demás ahí"

"- ¡No mientas! – gritó el hombre fastidiado del lloriqueo de la pequeña.- Has sido tú."

"- P-Pero.. yo… - susurró mientras seguía llorando justo cuando la joven mujer se colocaba frente a ella como protegiéndola de los demás – señorita… - llamó Tamao cuando notó como ella retrocedía haciendo que siguiera sus pasos."

"- Pase lo que pase quédate atrás de mí – murmuró sin dejar de observar cada movimiento de las personas frente a ella."

Tamao no pudo evitar sentir temor, alivio y sorpresa al ver la vehemencia con que esa mujer la defendía. Recordó cada momento al lado de sus padres ahora arrojados en el piso muertos, y la mujer frente a ella que gentilmente le cuidaba.

Nunca había imaginado que ella le defendería hasta esos extremos.

"- ¡Tenemos que deshacernos de ella! – soltó de pronto el sujeto de ojos oscuros como si desafiara a Miya haciendo que la muchedumbre enardeciera."

Tamao retrocedió aún más, pero pudo sentir como Miya la tomaba del brazo jalándola hacía la ventana del pequeño cuarto.

Sin previo aviso abrió la ventana a la fuerza y saltó junto a ella tomándola de la parte superior del tronco.

Pudieron escuchar los gritos mientras se alejaban haciendo que Tamao derramase más lagrimas mientras miraba como la mujer la dejaba en el piso jalándola apresuradamente para mover sus piernas y huir.

"- ¿P-Por qué? ¿Por qué hace esto? – preguntó mientras aun corrían – La lastimaran…"

Tamao sabía que había cosas que no olvidaría en su vida y una de ellas fue la mirada dulce que aquella mujer le dirigió.

"- Sé que ellos no eran tus verdaderos padres… pero te amaban… y sabían tanto como yo que eres especial al ver cosas que otros no – Tamao escuchaba atenta cada palabra incluso cuando se adentraron a un bosque – Las personas temen lo que no pueden comprender, solo debes recordar que eres tan humana como ellos…"

"- Señorita Miya… - le llamo en medio de las lágrimas ante algo que siempre había temido y ahora ella confirmaba de la forma mas dulce… eres una de ellos."

"- Tan solo tienes nueve años y has pasado por mucho... quisiera mostrarte tanto… - exclamó con tristeza sorprendiéndola – debes tener cuidado ya que puedes lastimar a los que estén a tu lado."

"- Tengo miedo… - soltó echándose a llorar aun mas al ver la calidez en ella. Como deseaba huir y quedarse con esa mujer."

"- Pequeña, siempre has sido alguien muy dulce a pesar que casi no has recibido eso a cambio, solo recuerda, no todos los seres humanos son malvados."

¿Cómo no estar de acuerdo con ella ahora? Solo pudo ver imágenes en su cabeza de sus días felices al lado de sus padres y de ella ¿Cómo no creer en eso a pesar que eran perseguidas?

"- Bueno, ahora lo importante es saber donde podremos…"

"- ¡Ahí están! – el grito las alertó por lo que Miya miró con preocupación a la niña que aun tenia fuertemente tomada de su mano."

"- Corre – susurró."

"- ¿Vendrá conmigo? – preguntó con temor."

"- Tamao debes correr, no tenemos tiempo – dijo con mas dureza."

"- ¡L-La lastimaran!"

"- ¡Tienes que huir! – soltó empujándola un poco hacia unos arboles - ¡Corre!"

Tamao dudo solo un momento y entre lagrimas asintió corriendo adentrándose al bosque. No fue hasta que escuchó las voces de los aldeanos por lo que decidió ocultarse detrás de un tronco para que no escucharan sus pisadas al huir.

"- ¿Dónde esta ella? – preguntó el mismo hombre que le había mirado con odio.- No importa que estes aquí, nos encargaremos de esa escoria"

"- ¡Es solo un niña! – soltó – ese asesinato no ha sido su culpa, fueron esos espiritus que la posesionaron de nuevo ¡Ustedes lo saben!"

Tamao retrocedió con nauseas al analizar lo que aquella joven había dicho. Desde que podía recordar, había visto cosas que las otras personas no, ganándose desprecio y el temor de las personas pero… saber que algunas de ellas la habían aceptado y estar conciente que esa misma habilidad había sido la culpable de asesinar a sus seres queridos la enfermó aun mas.

No, debía haber un error se dijo asustada, ella no podía ser la causante de aquel mal, no ella

"- ¡Lo sabemos! – gritó furioso - ¿No entiendes eso? … si la dejamos libre los próximos seremos nosotros…"

Tamao notó como aquel hombre se acercaba a Miya con una navaja en mano haciéndola retroceder aun mas hasta que se topó a una rama haciendo ruido sobre su localización.

"- ¡Ahí esta!"

"- ¡Corre! – gritó Miya haciendo que la chica hiciese caso rápidamente."

En medio de la persecución pudo notar como Miya forcejeaba con aquel hombre corpulento hasta escuchar un grito desgarrador de parte de ella haciéndola cerrar sus ojos con fuerza y seguir huyendo solo hasta tropezar con una roca y caer en un sendero que la condujo directamente hacia el río.

Iba a morir, se dijo al pensar que era su ultimo pensamiento, solo podía maldecir su vida y llorar internamente por las personas que había lastimado.


La espada brilló con la luz de aquel atardecer mientras lo abanicaba tomando aquella hermosa arma de la empuñadura.

Lo hizo frente a un tronco haciendo que sus cabellos violáceos obstruyeran su visión.

"- Has mejorado mucho, querido hermano – escuchó la dulce voz conocida que lo ponía demasiado nervioso."

Giró para encontrarse con una joven esbelta quien portaba un abrigo oscuro de cuello mao que llegaba hasta sus rodillas mientras su cabello estaba finamente tomado por algunos ganchos. Sus ojos de un color verde oscuro le miraban con calidez y cariño.

"- No es para tanto– murmuró mirando hacia otra dirección al sentir de nuevo sus mejillas tibias y aquel cosquilleo extraño en su pecho."

"- No deberías ser tan modesto – sonrió tomando asiento en una de las rocas – es buen lugar para entrenar."

El chico miró a su alrededor, estaba de acuerdo con su hermana al ver el rió a un lado y el espacioso lugar oculto entre los árboles.

"- ¿Qué haces aquí? – preguntó con calma."

"- Mi padre me envió para poder evaluar tus adelantos, tú lo sabes – explico un poco fastidiada."

"- No es necesario que hagas tal cosa – murmuró tomando con fuerza la empuñadura y abanicando el arma nuevamente – soy más fuerte."

"- Eso lo sé – murmuró – pero sabes que de un momento a otro tendrás que volver a China, tendrás que demostrar que todo este viaje valió la pena – le miró con seriedad algo muy extraño en ella."

Observó a su hermosa hermana mientras esta mostraba una expresión preocupada haciendo que su garganta se aclarara incómodo. No le gustaba eso en ella.

"- ¿Dónde está tu guardaespaldas? ¿acaso mi padre no dejo que te acompañara?"

"- En el sótano… en su ataúd – explicó sonriendo sabiendo que su hermano había cambiado la conversación a propósito. Notó aquella mirada dorada de él sobre ella con cierta preocupación haciéndola sonreír. Su hermano en el fondo era una persona muy dulce - ¿Y que ha sido del tuyo?"

"- Decidí entrenar sin él – soltó mientras golpeaba con fuerza el tronco de un árbol hasta provocar una hendidura pronunciada."

"- Entonces… mi querido Ren Tao – llamó por su nombre completo – espero que estes sabedor que… - paró al notar un pequeño bulto que flotaba en el rio - ¿Qué es eso?"

Ren detuvo su entrenamiento al ver como su hermana se acercaba a la orilla haciendo que corriese para evitar cualquier percance a ella.

Se adelantó para poder visualizar mejor aquella masa.

"- ¿Es un cuerpo? – preguntó su hermana al notar como aquella cosa estaba cubierta por barro y algunas ramas - ¿Estará muerta? – murmuró colocándose de cuclillas e intentar tocarla."

"- ¡No te acerques! – dijo Ren rápidamente. Con la suerte en su familia no dudaba que podría tratarse de una trampa para hacerles algún daño."

"- No es necesario que te alteres, creo que es un niño – murmuró acercándose lo suficiente para apartar un poco de barro de su rostro y con ello revisando el pulso en su cuello – esta con vida."

"- Es un humano… - murmuró con demasiada frialdad."

"- Lo es… - murmuró Jun.

Ren Tao miró con detenimiento aquel cuerpo. Sabía muy bien que aquellas criaturas eran despreciables y asquerosas por lo que estudió a su hermana cuando sus ojos se ablandaban.

"- No – dijo tajante al creer leer entre líneas su expresión."

"- Ren… él esta…"

"- Es un humano – soltó."

"- ¿Lo dejaras aquí? ¿a su suerte?"

"- Por lo que veo no ha contado con demasiada suerte – notó el leve movimiento del torax de aquel cuerpo al respirar y como sus labios estaban casi azules debido al frió – me sorprende que siga vivo."

"- Es muy pequeño… de seguro ronda tu edad – exclamó intentando arrastrarlo de uno de los brazos hasta sacarlo del agua."

"- ¿Qué estás haciendo?"

"- Tiene que entrar en calor – murmuró al desabotonar su abrigo hasta que sintió la mano de Ren sobre su hombro."

Notó el leve movimiento al apartarla y como tomó el cuerpo de aquel niño con poca delicadeza hasta colocarlo sobre su hombro como un saco de papas.

"- ¿Lo ayudaras? – parpadeó incrédula haciendo que el chico desviase su mirada avergonzado."

"- Tú lo ayudaras – soltó – Yo solo lo cargaré… no es necesario que te quites el abrigo por una criatura que morirá pronto."

La joven de cabellos verdosos sonrió y miró a su hermano, en el fondo no podía dejar de pensar que era muy dulce, por lo menos con ella.

"- Puedo ayudarte."

"- No es necesario – exclamó – es muy flacucho."

Ella rió por lo bajo, Ren siempre intentaba ser más fuerte de lo que era en realidad. Algo que era cuestión de vida o de muerte demostrarlo en su familia… de lo contrario…

"- ¿Dónde quieres que lo arroje?"

"- ¿Arrojar? – parpadeó sin comprender – no, no Ren, debemos llevarlo a casa."

"- ¿De que estas hablando Jun? ¡No podemos hacer tal cosa!"

"- Ren… acabamos de encontrarlo flotando, muy probablemente muera… no podemos dejarlo aquí – susurró acercándose más, sabiendo que si jugaba bien con su rostro su pequeño hermano no se negaría."

Ren Tao volvió a sonrojarse desviando su mirada murmurando una maldición haciéndola reír

"- Vamos entonces…"

Camino un par de pasos y se volteó para poder ver de reojo como su hermana sonreía con encanto para él haciéndolo maldecir nuevamente.

"- ¡Vamos! – soltó casi con desesperación."


Su cuerpo se sentía pesado y aun mas dolorido que antes. ¿estaría muerta? Pensó para luego recordar que muchos espiritus le habían mencionado que no hay dolor en el otro mundo.

-Tamao

Se sorprendió al escuchar aquella suave voz llamándola.

- No todos son malvados… debes recordarlo.

"- ¿Miya?... ¡Miya! – exclamó de pronto sintiendo una presión en su pecho mientras su corazón latía con mas velocidad."

Comenzó a mover sus brazos y piernas haciendo que de un golpe abriese los ojos y tomase asiento sorprendiéndose de haber apartado una sabana sobre ella mientras reposaba en una cómoda cama

"- ¿Quién es Miya? – escuchó la pregunta a su lado haciendo que girase su cabeza poco a poco encontrándose con una hermosa joven de cabellos verdes que se extendía hasta sus hombros. No pudo evitar sentir sus mejillas tibias al sorprenderse de lo hermosa que era, una piel suave a la vista y facciones muy delicadas.

"- Que bueno que despertaste – sonrió con amabilidad haciendo que recogiese sus piernas acercandolas a su pecho."

Tamao se sorprendió y avergonzó del hecho de verse desnuda. Solo una venda cubría la parte superior de su antebrazo derecho al igual que la parte superior de ambos muslos.

"- M-Mi ropa – soltó llevándose la sabana a su pecho tratando de cubrirse."

"- Esta en mal estado – explicó- pero en estos momentos esta demasiado empapada – sonrió – fue una sorpresa que fueras una niña."

Tamao llevó la sabana hasta su nariz cubriendo sus mejillas con el gesto. Su cabello era muy corto, casi hasta al inicio de la nuca. No le extrañaba que usualmente le confundieran de género y más al portar cierta ropa de chico que en aquella aldea era lo único para ella.

"- ¿Qui- Quien es usted?- preguntó con voz temblorosa."

"- Mi nombre es Jun Tao – exclamó con suavidad tratando de no asustar mas a la nerviosa niña – te encontramos flotando en el río, estabas herida – explico."

A Tamao vinieron las imágenes que habían ocurrido unas horas antes. Llenas de angustia y temor por lo que se formó el extraño nudo en la garganta y el ardor de sus ojos que intentó ocultar entre las sabanas. ¿Cómo es que no había muerto? ¿contaba con tanta suerte?... miró su brazo derecho y sus muslos cubiertos por vendas por lo que su suerte no debía ser del todo tan mala.

"- Bueno – continuo la hermosa chica llamando su atención – no solo yo te encontré ahí, mi hermano fue quien realmente te trajo hasta tierra firme – dijo Jun mientras señalaba hacia el rincón de la habitación."

Tamao pudo ver la figura recargada en la pared notó a un chico que parecía no años mayor que ella de brazos cruzados y ojos dorados impresionantes en su opinión, sin embargo notó como su rostro se endurecía hacía ella haciéndola estremecerse de puro temor.

Ni siquiera se había dado cuenta que estaba ahí.

"- Su nombre es Ren Tao – informó Jun."

Tamao intentó cubrirse de nuevo con la sabana hasta la nariz al recordar que estaba desnuda y de seguro aquel chico la había observado.

"- Gracias… por haberme ayudado – dijo con timidez sin atreverse a mirar nuevamente al chico que ahora parecía molesto con su presencia."

"- No hay de que – respondió Jun - ¿No es verdad Ren?"

El mencionado prácticamente desvió su mirada con altanería como si no hubiese tenido mas opción que seguir ahí.

"- Bueno, lo mejor es que sigas descansando por unas horas mas."

"- Di-Disculpe… - interrumpió la chica con temblor en su voz – pero… lo mejor es que vaya ahora…"

"- ¿Irte? No pensaras en salir asi ¿verdad? – señaló la peliverde haciéndola ruborizar – Tu nombre – exigió."

"- Tamao… Tamamura – exclamó casi con una sombra en sus ojos al usar aquel apellido."

"- Muy bien Tamao – sonrió – lo mejor es que descanses por ahora – señaló poniéndose de pie sorprendiendo a la chica."

"- E-Espere…"

"- Descansa por ahora – repitió acercándose a la puerta seguida de aquel aterrador chico – podremos hablar después."

Cuando la puerta se cerró, sintió una corriente de frio que recorrió su columna haciendo que tomase las sabanas con mas fuerza cubriéndose hasta sus cabellos rosas que aun parecían estar sucios.

Sentía el escozor del barro en varias partes de su cuerpo. Se ruborizó al imaginar ser vista desnuda mientras cerraba sus ojos con fuerza para luego de algunos segundos abrirlos lentamente y fijarse en aquella habitación.

Era frívola y oscura, ningún color le adornaba a pesar de ver muebles lujosos, incluso era mas grande que la cabaña en la que había vivido toda su vida. Recordó de nuevo todo lo que paso y no pudo evitar un par de lagrimas.

Las palabras de Miya tomaban forma, en realidad no todos eran personas crueles y la prueba era esa encantadora mujer que le había ayudado.


"- ¿Por qué estás haciendo esto? – preguntó Ren una vez sentado en el sofá de aquella sala sin dejar de estudiar a su hermana."

"- Parece estar en problemas ¿No te parece? Es decir, el que estuviese flotando en ese río… además que su actitud parece el de un animal asustado."

Ren comenzó a fruncir el ceño, era bien sabido que a su hermana le intrigaban ciertas cosas de los humanos sin mencionar que le gustaba rescatar animales heridos ¿era acaso que relacionaba a la chiquilla con una mascota?

"- Es una humana – exclamó saliendo de sus pensamientos - si alguien de la familia se entera será peor para ella."

"- Lo sé, pero esta débil, además solo es una niña. No es amenaza."

"- ¿Te la quedaras? ¿es un nuevo juguete?"

Jun miró con cierta tristeza a su hermano . No era de extrañar que Ren pensanse lo peor de los humanos debido al odio infundado.

Ella no compartía aquella visión pero sabía que no podía expresarla libremente debido a su familia y sus represalias.

No podía evitar que aquella criatura le diese mucha pena; solo aquello movía sus sentimiento de compasión. No se consideraba un ser altruista pero no podía abandonar a esa niña.

"- Como quieras – respondió al ver que su hermana no respondía – aun así es una sucia humana."

"- Ren, no deberías hablar así."

"- Hermana, deberías velar por tu seguridad antes de la de un desconocido – respondió retirándose rápidamente de ahí.

Para cuando despertó se dio cuenta que ya había amanecido por lo que con timidez se puso de pie arrastrando la sabana y cubrir su cuerpo aun magullado.

Sintió como se le dificultaba mover sus extremidades pero debía admitir que la noche de sueño había sido de lo mas agradable.

Miró alrededor de la gran habitación tratando de encontrar algo para colocarse, pensó que su ropa debía estar ahí cerca. La necesitaba si deseaba salir de ahí.

Caminó lentamente alrededor tocando cada lampara y mueble con fascinación debido al fino acabado, se distrajo al ver el cuarto de baño de ese lugar mordiendo su labio inferior al sentir las ansias de tomar un baño rápidamente incluso jugar con burbujas en aquella tina tan amplia.

De pronto sus fantasías infantiles en las cuales se imaginaba en un castillo siendo ella una princesa hicieron su aparición para luego ser reemplazadas por tortuosas imágenes de sangre en el piso.

Ella no había nacido para eso, se dijo, había madurado demasiado rápido y estaba dispuesta a seguir así para permanecer con vida.

Sacudió su cabeza y caminó hacia la puerta de la habitación la cual abrió lentamente asomándose para ver hacia los lados aunque debido a la oscuridad no pudo divisar mas que un par de metros de derecha a izquierda.

Mordió su labios inferior en señal de ansiedad y se aventuró a la puerta frente a la suya tratando de girar el picaporte y ver lo que había en su interior.

"- ¿Qué haces aquí? – la voz profunda y fría de aquel chico la hizo paralizarse y tomar con mas fuerza la sabana que la envolvía tratando de cubrirse hasta los cabellos con ella. Se giró rápidamente después de eso sintiendo temor."

"- Y-Yo… Usted… - aclaró su garganta tratando de notarse cuerda – Bueno solo miraba lo grande que es la casa…y pues… buscaba mi ropa y... – miró el piso avergonzada por notar aquellos ojos dorados frívolos sobre ella. Ya había notado que el joven portaba una camisa blanca de cuello mao y unos pantaloncillos oscuros que llegaban hasta sus tobillos."

El silencio fue el dueño en ese momento. Tamao se sentía expuesta a pesar de la gran frasada sobre ella. Aquel chico no decía nada en lo absoluto, solo le miraba mientras ella trataba de buscar un lugar para huir.

Podía sentir aquella mirada dura sobre ella haciéndola jadear de pura ansiedad.

"- D-Disculpe… - exclamó poniéndose de pie sin dejar de mirar sus pies – quería… agradecerle por haberme salvado de…"

"- Yo no quise salvarte – respondió en un tono duro haciéndola estremecerse de puro pavor. Era un chico de lo mas extraño."

"- Bueno… yo…- Sin saber que hacer decidió dirigirse a la habitación por donde había salido pasando a su lado arrastrando la sabana."

De verdad sentía nauseas. Aquella expresión solo le recordaba a la gente de la aldea.

Sintió sus piernas débiles pero el peso de que algo era colocado sobre sus hombros le hizo gritar.

"- ¿Quieres callarte? – exclamó el chico con fastidio."

Tamao tapó su boca rápidamente y notó que él se encontraba sin camisa ahora sorprendiéndose de verla colocada sobre sus hombros.

"- Ponte esto – ordenó en un tono frívolo – deja de pasearte por aquí – murmuró alejándose de ahí."

Tamao no pudo dejar de verlo debido a la sorpresa de ese gesto. Calló de rodillas al piso sintiendo que estaba a punto de morir en un momento y en el otro estaba agradecida por un gesto que venia de la misma persona.

"- Veo que ya has hablado con mi hermano."

"- Señorita! – se volvió a ella con ganas de llorar, aliviada de ver a alguien con la que podía sentirse a salvo en ese momento."

"- ¿No crees que es aterrador? – preguntó riendo por lo bajo causando el rubor en ella."

"- Creo que me odia…- soltó con timidez mirándola como si confesarlo había sido un error."

"- Por favor no mal interpretes a mi hermano, resulta que nunca había estado tan cerca de un ser humano y…"

"- ¿De un ser humano? – repitió sin entender aquello."

"- No importa ahora – sonrió. - veo que ahora tienes algo que ponerte – señaló la camisa."

Tamao observó la prende y luego de varios segundos se la extendió a ella avergonzada.

"- Creo que el regalo era para ti – exclamó mirando el pasillo por donde aquel chico había desaparecido – si fuese tú, agradecería el gesto."

Tamao asintió agarrando la prenda junto a la sabana con cierta fuerza.

"- Entonces… ¿me dirás que fue lo que pasó contigo?"

"- Y-Yo…- permaneció unos segundos en silencio con el temor de revelar su verdadera naturaleza."

"- Deberíamos regresar a la habitación y buscar algo mas con que vestirte – llevo la mano a su barbilla mirándola pensativa."

"- Yo… debo irme de aquí…"

"- Vamos, no digas tales cosas ¿A dónde irías? Creo que incluso eres menor que mi hermano- sonrió con calidez haciendo que la chica sintiese una punzada en su pecho recordando ese extraño gesto hacia ella."

Sintió sus mejillas ruborizadas al ver a la hermosa chica dirigirse a ella de esa forma.

"- Puedes permanecer aquí por un tiempo – exclamó."

"- P-Pero…"

"- Por lo menos hasta que te recuperes totalmente ¿esta bien eso para ti?"

¿Quién podría rechazar tanta generosidad viniendo de un ambiente tan cruel? Se dijo cuando una mano de la joven era colocada en su hombro como un gesto de animo.

Sintió las irremediables ganas de llorar de nuevo y dejar de preocuparse por su seguridad un vez en su vida.

Asintió inclinando su cabeza para cubrir avergonzada las lagrimas silenciosas que ahora adornaban sus mejillas. Aquella mujer había sido su ángel.


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Continuara.